❤️07❤️

-¡Ya te dije que no lo haré! -gritó el pelirrojo desde su cama, lanzando una de sus almohadas hacia Seokjin, quien la esquivó con agilidad.

-¿¡Pero qué te cuesta!? -Seokjin se subió a la cama y comenzó a golpearle las piernas con sus puños, haciendo un berrinche.

-¡Esfuerzo y dignidad! -respondió Yoongi, alejándose un poco para que Seokjin se detuviera-. No voy a ayudarte a calmar tu calentura. Solo lo viste una vez, ¿qué te pasa?

-Atracción a primera vista, amigo mío -dijo Seokjin, sonriendo de manera pícara-. Así que necesitas ayudarme a ir a su casa.

-¿Desde cuándo pides ayuda, eh? -Yoongi levantó una ceja, sintiéndose divertido y exasperado al mismo tiempo mientras se sentaba en el borde de la cama.

-Desde que la persona que me gusta es el tío de tu novio -sus palabras provocaron que Yoongi soltase una risa nerviosa para no estallar de frustración.

Desde que regresaron de la heladería, Seokjin no había dejado de insistirle para que lo ayudara a acercarse a Namjoon. Habían pasado solo un día desde que lo vio, pero la repentina y desesperada atracción que sentía lo estaba volviendo loco.

-Con más razón no te ayudaré -declaró Yoongi, cruzando los brazos con firmeza-. No permitiré que arruines mi relación con Hoseok, especialmente porque ni siquiera ha comenzado.

-¿Y pretendes que siga tu ejemplo? -Seokjin lo miró incrédulo, señalándolo con un dedo-. No, querido, yo quiero a Namjoon y tú me ayudarás a conseguirlo.

-No puedes obligarme.

-Oh, claro que puedo. Tengo muchas maneras de conseguir lo que quiero -hizo una pausa, levantándose de la cama y dirigiéndose al espejo para alisar su despeinado cabello-. ¿Qué pasaría si arreglo una cita para tu "pequeño"? Apuesto a que muchos se interesarían en alguien tan lindo como Hoseok.

Desde el espejo, Seokjin observó el rostro de Yoongi, que se tornó completamente serio. Sus labios se fruncieron y su ceño se arrugó con descontento.

-No te atrevas a involucrarlo en esto -sentenció con tono grave, lo que provocó que Seokjin se girara hacia él, esbozando una sonrisa desafiadora.

-Entonces ayúdame. Solo necesitas pactar una cita con Seok y todo irá como la seda -Seokjin se acomodó en la silla del escritorio, disfrutando del resoplido de frustración que escapó de los labios de Yoongi.

-Ustedes solo me traen problemas -Yoongi echó su cabello hacia atrás, cerrando los ojos por un momento para recuperar la calma.

-Por lo menos yo no me estoy robando a tu tía con palabras lisonjeras para que me mime -Seokjin contraatacó, recordando cómo desde que Jungkook llegó, este pasaba más tiempo en la cocina con la tía de Yoongi que en cualquier otra parte.

Yoongi se pasó la mano por el cabello, sintiendo la presión de la situación en que lo estaba poniendo. Sabía que ayudar a Seokjin podría complicar las cosas. La atracción que él sentía por Namjoon era intensa y, aunque no quería involucrarse en esos dramas, no podía evitar ceder ante la petición de su amigo.

-Los dos son un dolor de cabeza para mí -dijo Yoongi, acercándose a la mesita de noche para beber un sorbo de agua. Un silencio cómodo llenó la habitación durante unos momentos, como si el aire estuviera cargado de pensamientos no dichos.

-Es increíble, ¿no crees? -interrumpió el castaño, mirando a Yoongi con el ceño fruncido-. Encontrar a alguien tan parecido a él... debe ser muy confuso, ¿cierto?

Yoongi dejó el vaso en la mesa, cruzando los brazos sobre su pecho y apoyándose ligeramente en el mueble. Jin era el único de sus amigos que había tenido la oportunidad de conocer a Hoseok, aunque su relación no había sido cercana en el pasado. Estaban en diferentes salones y, debido a su vínculo con Hoseok, Yoongi no había tenido muchas ocasiones de interactuar con él. Sin embargo, todo cambió cuando Hoseok se marchó y Jin se convirtió en su mentor al entrar a la universidad. Eso hizo que su amistad empezara a florecer.

-Al principio lo fue -admitió Yoongi, recordando la confusión que había sentido al verlo por primera vez-. Se ven tan similares que mi primer impulso fue acercarme y besarlo. Quería abrazarlo como no logré hacerlo antes. Pero pude controlarme -Jin iba a interrumpirlo, pero Yoongi levantó una mano para detenerlo-. No lo estoy utilizando como un reemplazo, si es lo que vas a decir. Me gusta él, no porque se parezca a Hobi, sino por quién es realmente. Créeme, son muy diferentes cuando los comparas detenidamente.

Jin se encogió de hombros, con una expresión que indicaba que no estaba del todo convencido.

-Tú sabrás. Solo no le hagas daño. Se nota a simple vista que es sensible -le advirtió, con un tono serio.

-Tampoco tengo intenciones de hacerle daño. Quiero que seamos más cercanos con el tiempo, que podamos ser más que amigos sin forzarlo... eso sería maravilloso -sonrió, perdido en sus pensamientos.

Mientras Jin lo miraba con asombro, no podía evitar sentir incredulidad. ¿Cómo era posible que ese chico, que siempre parecía estar en peleas y tenía un carácter de perro rabioso, estuviera deseando algo tan dulce y sincero cuando siempre se limitaba a desobedecer y no se acercaba a nadie? Ni siquiera él se atrevería a expresar esos sentimientos en voz alta.

-Nunca pensé que escucharía esas palabras tan cursis salir de tu boca -dijo Jin, aún sorprendido, llamando la atención de Yoongi.

-Prefiero ser cursi a ser como tú -replicó, señalándolo con su dedo-. Si arruinas mi imagen con el tío de Hoseok, me las pagarás.

-Descuida -respondió Jin, levantándose y dirigiéndose hacia la puerta-. Cuando termine mi trabajo, tú serás su otro sobrino favorito -le guiñó un ojo antes de salir de la habitación.

-Egocéntrico -murmuró Yoongi, dejándose caer en la cama y cubriendo su rostro con el antebrazo, sintiendo una mezcla de frustración y diversión.

La habitación se sumió en un silencio profundo, donde solo podía oír el eco de sus propios pensamientos. Sin embargo, había una cosa que resonaba con fuerza en su mente: Hoseok.

-Lo extraño... -musitó para sí mismo, sintiendo un vacío en el pecho. Deseaba ver su sonrisa, las mejillas sonrojadas y los cabellos dorados que a menudo caían sobre su rostro. Quería pasar más tiempo con él, conocerlo cada vez mejor.

De repente, una idea brillante le cruzó la mente. Se sentó de golpe en la cama, con una gran emoción reflejándose su rostro. Alcanzó su teléfono y marcó el número de Hoseok. No tardó en escuchar la voz familiar al otro lado de la línea.

-¡Hola, hyung! -empezó con alegría.

-Hola, Seokie -saludó también, feliz de por fin oír su voz, sintiendo cómo cada músculos de su cuerpo se relajaba con ese dulce sonido-. ¿Estás libre ahora?

-Am... bueno... tan libre no estoy -dijo con inseguridad, cosa que confundió a Yoongi.

-¿Pasó algo? ¿Estás bien? ¿Tienes algún problema? -interrogó con rapidez, preocupado.

-No es nada malo. Solo que al taller de mi tío le llegó un encargo para hoy y necesita mucha ayuda, así que Jimin y yo nos ofrecimos a ayudarlo -explicó-. Siento mucho que no podamos salir juntos hoy -se escuchó algo de desilusión en su voz.

-Yo puedo ayudarlos -se apresuró a responder, a lo que Hoseok emitió un "¿Eh?" por la confusión-. Nosotros podemos ir a ayudarlos, así terminaremos más rápido y podremos salir en la noche, ¿te parece?

No supo en qué momento se le ocurrió eso, pero poco le importó. Los tres eran estudiantes de arquitectura, así que no sería tan difícil ayudar a crear joyas.... ¿o sí?

-¡Es perfecto, hyung! -respondió-. Muchas gracias por ofrecerte, pero, ¿crees que ellos acepten?

-Créeme, pequeño, ellos lo aceptarán -aseguró, y aunque no lo hicieran, buscaría una manera de convencerlos.

-Está bien. Ya sabes dónde es el lugar, cuando estén aquí me llaman.

-Vale, nos vemos allí -colgó con una sonrisa, para luego levantarse-. ¡Jin, hoy es tu día de suerte, idiota! -le gritó bajando las escaleras.

Al llegar a la planta baja, los reunió a ambos en la sala y les explicó lo que harían durante el día.

-Acepto -dijo el castaño, esbozando una media sonrisa mientras cruzaba las piernas con una actitud despreocupada.

-Claro que no -intervino el pelinegro, su voz firme mientras fruncía el ceño-. ¿Por qué debería trabajar para que ustedes dos estén cerca de quienes les gustan? -los señaló a ambos, y su tono dejaba entrever un ligero enfado.

El castaño, con una sonrisa pícara, le puso la mano en el hombro.

-Piensa en el lado positivo. Aprenderás algo más que comer y ejercitarte -concluyó, dejando escapar una risa burlona.

Kook, cruzado de brazos y con el ceño aún fruncido, no parecía divertirse. El comentario del castaño lo había ofendido más de lo que quería admitir.

-Vamos, Kook, no va a ser tan malo -intervino el pelirrojo, buscando calmar la situación-. Si lo haces, prometo no gritarte ni golpearte cuando me estreses de ahora en adelante.

El pelinegro soltó una carcajada llena de incredulidad.

-Eso no te lo crees ni tú, Min. Mejor dime que me comprarás lo que quiera durante un mes, y puede que lo considere -replicó Kook, intentando mantener su postura desafiante, aunque una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios.

Yoongi rodó los ojos, resignado al sacrificio que tendría que hacer para que su amigo los acompañara. En su mente, una voz susurraba: «Haces esto por Hoseok... Acéptalo para estar cerca de Hoseok.»

Finalmente, tras un momento de reflexión, Yoongi dio un profundo suspiro.

-Lo haré -dijo con firmeza, sorprendiendo a ambos con su decisión. Nunca imaginaron que cedería ante aquella petición-. Pero tenemos que irnos, ahora.

Sin esperar respuesta, se levantó y subió a su cuarto en busca de una prenda más cómoda. La puerta se cerró tras él, y un silencio momentáneo se apoderó de la sala.

-No pensé que diría que sí -murmuró el pelinegro, mirando al vacío con una mezcla de incredulidad y satisfacción.

-Ese es el poder del amor, musculitos -dijo el pelirrojo, palmeando el hombro del castaño antes de levantarse-. El poder del amor -repitió con un tono juguetón, alejándose mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Ahora todos se dirigían hacia el taller de joyas de Kim Namjoon, dueño de una nueva fábrica de cristales y artículos relacionados. Aunque su tienda había sido inaugurada recientemente y no muchos la conocían, su joyería era reconocida como la mejor del pueblo. Además, recibía pedidos de la ciudad e incluso de otras provincias. Por eso se rumoraba que había un encargo especial que necesitaba atención urgente.

Al llegar a las afueras de la hermosa tienda, con sus ventanales de cristal y detalles en blanco y dorado, un sonriente Hoseok salió a su encuentro, luciendo un delantal azul oscuro que acentuaba su delgada y curvada figura.

-Hola, hyung's -saludó, haciendo una leve reverencia con la cabeza hacia los acompañantes de Yoongi y luego dirigiendo su atención al propio-. Muchas gracias por querer ayudarnos hoy.

Todos respondieron con una pequeña sonrisa, sintiéndose bienvenidos.

-No es nada, pequeño -comenzó Jungkook, ganándose una mirada amenazadora del pelirrojo, que decidió ignorar.

-Seok -lo llamó Yoongi-, ¿qué tal si entramos ya?

El rubio asintió, abriendo la puerta y guiándolos hacia el interior. Jin fue el primero en cruzar el umbral, seguido por los demás. A medida que se adentraban en la tienda, la belleza del lugar se hacía cada vez más evidente. Era completamente diferente a las demás tiendas del pueblo; aunque las otras también eran encantadoras y acogedoras, esta tenía un aire de sofisticación y arte que la hacía destacar.

Finalmente, llegaron a la parte trasera, donde se encontraba el taller ocupado por Namjoon. Este se veía completamente concentrado, cortando una de las piedras con una máquina especializada, protegido por unas gafas de seguridad y guantes.

Al notar su presencia, Namjoon se detuvo, se quitó las gafas y guantes negros para pasarse la mano por el cabello, que se había pegado a su frente por las pequeñas gotas de sudor que brillaban bajo la luz.

-¿Son tus amigos, Min? -preguntó, señalando a los recién llegados. Yoongi asintió, preparándose para hacer las presentaciones.

-Este es Jeon Jungkook y él es Kim Seokjin. Los tres tenemos la misma edad y estamos en la misma universidad -explicó, mientras Namjoon extendía su mano para estrechar la del pelinegro primero y luego la del castaño.

Sin embargo, Jin lo miraba detenidamente, una media sonrisa en su rostro. Se concentraba en lo ajustado que le quedaba el delantal a Namjoon, cómo sus mangas estaban remangadas hasta los codos y las pequeñas gotas de sudor que aún perlaban su frente. La mezcla de concentración y atractivo del chico lo atrapaba de tal manera que no se daba cuenta de que lo estaban llamando.

-¿Él está bien? -preguntó Namjoon a Yoongi, recuperando su mano lentamente; estaba cansada de permanecer en el aire.

-¡Lo estoy! -se apresuró a responder Jin, tomando rápidamente la mano del mayor antes de que la retirara por completo-. Solo estaba pensando en algunas cosas, pero estoy bien, señor Kim.

Namjoon asintió levemente, recuperando su mano con una sonrisa amable.

-Entonces, es un gusto conocerlos. De verdad aprecio mucho que quieran ayudarme. Este encargo fue sorpresivo así que no tuve tiempo de avisarle a mis otros trabajadores que ya tenían planes, y solo pueden venir en la noche -explicó-. Así que no los presionaré, Hoseok y Jimin les explicarán lo que deben hacer, y si quieren consultar algo no duden en venir a mi.

Todos asintieron, comprendiendo cada palabra que había compartido. Con determinación, ellos siguieron a Hoseok hasta la otra sala para comenzar a prepararse. Sin embargo, Jin se quedó atrás, una pequeña duda asomándose en su mente.

-Señor Kim -lo llamó con una suave voz.

-¿Sí? -preguntó Namjoon, mirándolo con curiosidad, pues aún no se había marchado.

-Y si... -el castaño se acercó un poco más a la mesa, su mirada fija en el mayor, que se movía desde su pecho hasta sus labios-. Yo quisiera aprender otras cosas... -dijo, dejando escapar una media sonrisa traviesa.

La expresión de Namjoon se tornó confundida y curiosa por lo que Jin trataba de decir.

-¿Usted estaría dispuesto a enseñarme? -continuó, su voz apenas un susurro, cargada de una intención que el contrario no podía ignorar.

El ceño del mayor se frunció levemente. Las palabras del chico parecían estar llenas de insinuaciones que no lograba descifrar del todo. ¿Acaso él estaba sugiriendo algo más? La duda se apoderó de su mente mientras trataba de interpretar la profundidad de ese momento. Había algo en la forma en que lo miraba que lo intrigaba, y a juzgar por su sonrisa, no sería nada bueno lo que se avecinaba.

¡gracias por leer people!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top