❤️ Destellos en la Oscuridad ❤️

Las luces del museo parpadeaban suavemente, iluminando los lienzos que llenaban la galería. La sala estaba abarrotada; una mezcla de voces emocionadas y susurros curiosos se extendía por todo el espacio. Forth, de pie junto a su obra principal, "Love", sentía el calor de la multitud que se arremolinaba a su alrededor.

La exposición era un sueño hecho realidad. Después de años perfeccionando su habilidad para "sentir" los colores a través de los olores y texturas, finalmente, el mundo podía ver su arte. Aunque él no podía ver las expresiones de admiración, sentía la energía positiva que emanaba de los asistentes.

—Hijo, lo lograste —susurró Tee, tomando suavemente la mano de Forth— Estamos tan orgullosos de ti.

—Gracias, papi... —respondió Forth, esbozando una sonrisa cálida mientras escuchaba a su padre contener las lágrimas de emoción.

Desde su adopción, Tee y Tae siempre habían estado a su lado, alentándolo a seguir sus sueños. Hoy, en esta exposición, no sólo celebraban su arte, sino también su resiliencia, su capacidad de transformar su ceguera en una fuerza creativa única.

Mientras los invitados exploraban la galería, Forth se mantuvo cerca de sus padres, saludando a los curiosos que se acercaban a felicitarlo. Sin embargo, pronto sintió la necesidad de escapar del bullicio. Los elogios eran abrumadores y, aunque apreciaba el apoyo, deseaba un momento de calma.

—Voy a dar un paseo —les dijo a Tee y Tae. Los dos hombres asintieron, sabiendo que su hijo necesitaba un respiro.

Forth decidió dirigirse al arcade cercano, un lugar que había sido su refugio desde la adolescencia. Aunque no podía disfrutar de los juegos como los demás, le encantaba la sinfonía de sonidos: los pitidos de las máquinas, las risas de los jugadores y la vibrante música de fondo. Para él, cada visita era una experiencia sensorial.

Al llegar, dejó que su bastón blanco lo guiara por el lugar familiar hasta una máquina en la esquina, donde solía sentarse solo a escuchar el torbellino de emociones a su alrededor. El aroma a algodón de azúcar y palomitas le envolvió, recordándole los días despreocupados de su juventud.

Fue en ese momento cuando lo escuchó: una risa que cortó el ruido del arcade como una flecha directa a su corazón. Era una risa profunda, suave, con un toque de melancolía que resonaba en lo más profundo de su ser. Sin saber por qué, Forth sintió que su corazón se aceleraba. Esa risa... había algo en ella que le resultaba familiar.

Al girar su cabeza hacia la fuente del sonido, Forth se quedó inmóvil. Aunque no podía ver a la persona que reía, se concentró en sus otros sentidos. El olor a sándalo y un ligero toque dulce flotaron en el aire, acercándose más a él.

—¿Te gusta este juego? —preguntó la voz, que resultó ser de un hombre.

Forth se giró hacia el sonido, su corazón latiendo con fuerza. Había algo en esa voz que le atraía, como si fuera un eco lejano de un recuerdo perdido.

—No puedo ver, así que no juego —respondió Forth, esbozando una pequeña sonrisa.

Hubo un silencio breve antes de que el desconocido hablara de nuevo.

— Lo siento — La dulce y suave voz  que estaba hablando cerca hizo que Forth recordará a una persona especial que conocía hace muchos años — No sabía que eras... Ciego — otro breve momento silencioso se apoderó del lugar.

—¿Pero vienes aquí solo a escuchar? Eso es... interesante.

Forth asintió lentamente. No sabía por qué, pero sentía una conexión inmediata con este hombre. Era como si cada palabra que decía estuviera teñida de una emoción que no podía describir. Pero aún más extraño era cómo su aroma parecía envolverlo, trayendo consigo una sensación de paz y, al mismo tiempo, una chispa de inquietud.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el hombre.

—Forth. ¿Y tú? —respondió, extendiendo la mano.

—Beam — para Forth el nombre era lindo y cálido con los ratos del sol que salen cada mañana.  

Otro silencio se apoderó del lugar ya que Forth podía recodar solo que no tan claramente el nombre que le dijo esa persona especial hace muchos años.

—Oye, estas bien? Dije algo mal - Forth negó con la cabeza.

—No, solo recordé a una persona que estoy buscando desde hace mucho tiempo — Beam coloco la mano sobre la de Forth.

Cuando sus manos se encontraron, Forth sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. No era la primera vez que alguien le estrechaba la mano, pero nunca antes había experimentado una sensación tan intensa. Había algo en la calidez de la piel de Beam, en la forma en que su voz bajaba de tono al pronunciar su nombre, que hacía que Forth quisiera quedarse allí, a su lado, para siempre.

—Dime a quien buscas? quizás conozca a esa persona —Forth negó fervientemente con la cabeza y solto una risita.

—No creo que puedas ayudarme, debido que lo único que recuerdo es su sonrisa — Durante mucho tiempo no se emitió palabra alguna, pero Forth sintió que su mano era acaricida por Beam, haciendo revolotear su corazón.

—Será difícil encontrar a esa persona si solo recuerdas su sonrisa, pero si estas destinado a estar con esa persona el destino los unirá de nuevo — dijo con una voz suave y acariciando las dos manos de Forth.

—Gracias, eso le pido al cielo que me permita encontrarme con él al menos una vez en mi vida.

Después de estar un tiempo sentados uno al otro Beam lo guió hacia una de las máquinas de pinball, describiendo el juego para Forth con una paciencia que sorprendió al propio Forth. Mientras escuchaba las instrucciones, no pudo evitar pensar en lo extraño que era sentirse tan atraído por alguien a quien no podía ver. Sin embargo, había algo en la manera en que Beam hablaba, en la risa que escapaba de sus labios, que le hacía querer saber más.

—Eres increíble —le dijo Beam de repente— No sé cómo lo haces, pero parece que puedes ver más allá de lo que cualquiera de nosotros puede.

Forth sintió que sus mejillas se ruborizaban. ¿Cómo era posible que alguien que acababa de conocer pudiera entenderlo de esa manera?

—No veo con los ojos, pero... hay otras formas de ver el mundo —respondió Forth, sintiendo que aquellas palabras no eran suficientes para describir lo que sentía en ese momento.

Pasaron la siguiente hora conversando. Beam le contaba sobre su amor por los videojuegos y cómo había pasado incontables noches en arcades como ese. Forth, por su parte, compartió cómo sus pinturas eran su forma de expresar las emociones que no podía ver, pero que sentía profundamente.

Antes de despedirse, Beam tomó la mano de Forth una vez más.

—Me alegra haberte conocido, Forth. Quizá algún día puedas enseñarme a "ver" el mundo como tú lo haces.

Forth sonrió, aunque un nudo de emoción se formó en su garganta.

—Me encantaría, Beam. Tal vez... nos encontremos de nuevo.

Antes que Beam partiera Forth se armo de valor para preguntarle una duda que lo perseguía —Beam, si tu fueras mi persona especial serías capaz de amar a una persona ciega como yo?.

—Ya te lo dije Forth en este mundo no hay una persona que no te pueda amar, eres el ser más increíble que he conocido en mi vida. Si yo fuera esa persona te amaría con todo mi corazón y mi alma - El corazón de Forth se alegró al escuchar esa respuesta y sonrio por lo feliz que estaba. 

Mientras Beam se alejaba, Forth se quedó allí, inmóvil, intentando asimilar lo que acababa de suceder. Aunque no podía ver, había algo en ese hombre que iluminaba su mundo oscuro de una forma que nunca antes había experimentado. Beam se había ido, pero el aroma a sándalo y la calidez de su voz seguían rodeándolo como un abrazo que no deseaba soltar.

Sin saberlo, ese encuentro había cambiado la vida de ambos. Para Forth, Beam era como un destello en la oscuridad, una chispa que encendía algo profundo en su interior. Para Beam, Forth era un misterio fascinante, una persona que lo atraía sin razón aparente, más allá de lo tangible.

En ese instante, Forth supo que su vida nunca sería la misma.

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