Tranquilidad necesaria
Si algo había que Quasimodo era más que capaz de hacer aparte de las artesanías de madera con la maqueta que tenia del pueblo de París, era su clara habilidad de cuidar de las campanas del campanario de la catedral.
Notre Dame ha sido su hogar durante toda su vida, y aun si el pueblo ya lo aceptaba y lo veía como uno más entre las personas, eso no cambiaba el hecho de que aquel campanario era, es, y siempre va a seguir siendo su hogar, lo cual nunca iba a cambiar por nada del mundo.
-Veo que nunca dejas de lado la determinación por cuidar de este lugar muchacho, eso parece que jamás va a cambiar para nadie. -dijo Laverne al ver al joven con una sonrisa y cruzada de brazos.
Al escuchar las palabras de su amiga gárgola, el joven campanero no pudo evitar que una leve sonrisa se le formara en su propio rostro, la verdad es que no es algo en lo que ella se equivocara, para nada.
Reconocía que, si bien le daba gusto el que la gente ya lo aceptara, no significaba que fuera a irse del campanario, este siempre había sido su hogar desde que su vida se cruzo con la de Frollo, aunque este intento someter su vida y lo logro hasta ciertas medidas, al menos era libre.
Y que el ambiente dentro del campanario ahora era mucho más soportable, ahora que al menos llegaba a recibir visitas de vez en cuando.
-¿Y donde están Victor y Hugo? -pregunto Quasimodo al percatarse de la ausencia de sus otros amigos de piedra.
-Descansando, anoche estuvimos con los juegos de cartas mientras tu dormías, y basta decir que el resultado acabo siendo muy obvio, jejejeje. -dijo Laverne con lo ultimo mientras se reía con gracia.
Al escuchar la burla de parte de la gárgola, el joven campanero no pudo evitar que una ligera risa se saliera de su boca, a pesar de como es que llegaba a ponerse en ocasiones, Laverne si qué sabía como hacer que alguien llegue a dejar salir una risa, por más pequeña que llegue a ser esa misma risa.
-Por cierto Quasi, ¿ya estas totalmente seguro de que es lo que vas a hacer con respecto a Esmeralda? -pregunto Laverne cambiando al tema del que ella aun buscaba hablar.
Aunque bueno, no es como que las risas en general pueda durar por siempre.
Al terminar de escuchar esa pregunta, no hacia falta decir que Quasimodo estaba con muchas cosas para decir al respecto del tema de Esmeralda, y la verdad no es como que tampoco ganara algo si lo llegaba a ocultar, y al estar con una de sus mayores confidentes, sin duda no había nada que ocultar.
Por lo que sin más, el campanero pelirrojo da un gran salto y, mientras iba en dirección hacia el piso, el comienza a agarrarse por algunas de las vigas en el camino para poder asegurar de que no hubiera un accidente al momento de dar con el piso.
Al final, es gracias a su agilidad que el jorobado logra caer bien con los pies sobre el suelo de madera, por un lado ya se le mostraba algo cansado, pero a la vez también se le notaba algo ansioso por lo que claramente aun se mostraba algo inquieto.
-La verdad es que hay mucho en lo que se que se debe tomar en cuenta Laverne, y es que no se trata solo de lo que yo siento por ella, se trata de que es lo que puede pasar si no se como tratar bien con ello, porque se que tanto Esmeralda como ella, no seriamos los únicos acabaríamos afectados. -termino de decir Quasimodo al mismo tiempo en que se sobaba el brazo con claro nervios en la expresión de su rostro.
Al escuchar las palabras que el joven campanero acababa de usar como respuesta, la vieja gárgola solamente se mantenía callada, sabía que el hecho de que algo se llegase a dar entre el joven pelirrojo y Esmeralda, si las cosas no se llegaban a dar bien.
Pues tomando en cuenta a Zephyr, el hijo de ella y el difunto Febo, estaba claro que había mucho en lo que se tenia que pensar.
Y ahora, quizás solo quedaba rezar porque las cosas pudieran acabar mejor, aunque no parezca algo que fuese infalible por completo en el menor de los casos.
Estaba por hablar, estaba por decirle que aun con todo no debía de darse por vencido, pero..
-Quasi, ¿estas aquí? -se escucho a una voz femenina que fue la que hizo aquella pregunta.
Quasimodo por su parte, no tardo mucho aquella voz, no pudo evitar el dejar salir un suspiro de frustración, pues ya empezaba a pensar en como iban a acabar las cosas.
Aun así, al final no paso mucho para que pudiera ver que se trataba de la misma Esmeralda, pero no se encontraba sola.
El campanero notaba que, en los brazos de la pelinegra estaba dormido el pequeño Zephyr, pro dentro pensaba que el niño sin duda era muy tierno en especial ahora que se encontraba dormido, no cabía duda de que en cuanto a apariencia era la viva imagen de su difunto padre, pero en personalidad puede que ahí se parezca sin duda a su mama.
-Oh, Esmeralda, no esperaba que vinieras aquí hoy, pero me da mucho gusto verte el día de hoy. -dijo Quasimodo mientras se rascaba la nuca debido a los nervios.
-Lo mismo digo, perdón si últimamente no he podido el venir a verte, pero... -decía Esmeralda hasta que se queda callada durante unos momentos, al mismo tiempo que la expresión de su rostro se comenzaba a tornar deprimida. -Ya sabes, con todo lo que ha pasado, necesitaba darme un tiempo a solas, conmigo y mi hijo. -termino de decir mientras veía ahora a su hijo que tenia en sus brazos.
Con ver la expresión en el rostro de la pelinegra, el campanero tenia más que claro como es que aun le afectaba el no tener a Febo con ella y con Zephyr, y la verdad es que estaba claro que tras el modo en el que lo perdió, no es de extrañar que la pobre aun siga tratando de luchar por seguir adelante.
El la iba a ayudar con eso, fuera como fuera, aun si no fuera estando yendo de la mano como en su momento lo soñó, como aun lo sigue soñando.
-Bueno, sea como sea el caso, es bueno que pudieras venir con Zephyr, la verdad es que ya tenia pensado en ir a verlos en estos días, pero claramente se me adelantaron. -dijo Quasimodo mientras le acariciaba la cabeza a Zephyr con cariño.
-Si, no fue precisamente la decisión más sencilla, pero se que no valía la pena que me encerrara dentro de mi propia autocompasión, se que no es lo que Febo hubiera querido para mi, y mucho menos es lo que quiero para mi. -dijo Esmeralda decidida con sus palabras.
Con escuchar lo que su amiga decía hasta el momento, Quasimodo se sentía alegre con escucharla, algo que nunca ha dudado de Esmeralda desde el día en que la conoció, era la voluntad que ella tenia para afrontar lo que el mundo decidiera lanzarle, y ahora mismo sabía que el mundo le tiro algo realmente grande.
Le tiro lo más deprimente de la realidad, el hecho de que... a veces la vida quita más de lo que da.
-Y tu, ¿como lo has llevado? -pregunto Esmeralda al ver algo preocupada al campanero.
Esa pregunta tomo un poco por sorpresa al jorobado joven, pues era consciente de que si bien a el también le ha pesado la muerte de Febo, y aun le continuaba pesando por ser un amigo al que termino perdiendo, sabía que el dolor de la pelinegra por ello era mucho más grande que el suyo propio, y más por lo que su amigo dejo atrás.
Pero aun con eso, no iba a dudar en responderle.
-Siendo honesto, la verdad es que a mi aun me cuesta creer que en serio ya no este, es decir cuando lo conocí pensé que el era alguien que podía sobreponerse de cualquier cosa. -decía Quasimodo con una sonrisa nostálgica en el rostro, pero poco a poco dicha sonrisa comienza a decaer. -Pero recuerdo que aun cuando nos sobreponemos de las cosas más duras que nos lanza la vida, eso no cambia el hecho de que somos seres humanos, y como tal somos vulnerables a muchas cosas, no solo lo fisco. -termino de decir mientras se llevaba una mano hacia la zona de su pecho.
Para ser más preciso, la zona donde estaba su corazón, uno en el que tenia muchas cosas guardadas, muchas emociones que parecía que siempre se mantenían ahí.
Y que el... trataba de afrontar tanto como le fuera posible.
-Es parte de nuestra naturaleza Quasi, es la naturaleza de todo ser humano existente, muchas veces queremos luchar contra la corriente de la vida, cuando sentimos que todavía tenemos algo que dar, pero a veces la corriente puede ser más fuerte de lo que creemos... y al final te termina arrastrando -termino de decir Esmeradla cuando siente que una lagrima se comenzaba a formar en uno de sus ojos.
Las gárgolas por su parte, estaban escondidas y escuchaban la platica que tenían el campanero y la chica, la profundidad con la que ambos hablaban con respecto a lo que era la vida en si, al como puede llegar a ser cuando uno trata de vivir tanto como le sea posible, de como sobreponerse a lo que el mundo les quiera hacer para ponerlos a prueba.
Algo que a ellos más de una vez les ha toado ver en todo el tiempo que conocen a Quasimodo, notaban que el muchacho hasta el momento, ha pasado por toda clase de altos y bajos, siendo ahora cuando el siente que las cosas vuelven a dar un enorme bajón ante la muerte de Febo,
El dolor y el efecto todavía estaban ahí, y el tiempo para sanarlo iba a ser algo largo, y aun así, no había garantía de nada.
-Quasimodo, ¿que crees que vaya a pasar ahora? -pregunto Esmeralda al ver directamente al mencionado.
En lugar de responder, el campanero se queda callado durante unos momentos, pensaba bien que decir, era en momentos así que el ver el cielo desde el campanario era algo que le ayudaba a pensar.
Veía el cielo y, si bien ahora mismo no tenia un tono tan azulado como del que el disfruta de ver cada que sale a disfrutar del aire fresco, sin duda sentía cierto aire de tranquilidad.
Una tranquilidad que el necesitaba... ahora más que nunca.
-La verdad es que no lo se, creo que en momentos como este es cuando más hay que recordar lo bueno que hemos vivido y lo que vamos a vivir, porque cuando vivimos, no solo lo hacemos por nosotros mismos. -decía Quasimodo mientras se acercaba para luego estar frente a frente con la pelinegra, y comenzó a acariciar levemente la cabeza del pequeño Zephyr. -También lo hacemos por las personas que ya no están a nuestro lado, así como los que aun están con nosotros, porque al disfrutar de estar con ellos, es que sabemos que siempre hay por lo que vale la pena seguir viviendo... como yo lo tengo también. -termino de decir mientras miraba directo a los ojos de la joven.
Esmeralda por su parte, se quedo callada ante lo que su amigo le había dicho, pero al mismo tiempo, algo de calidez dentro de su ser empezaba a florecer.
Una calidez con la que ahora mismo, sentía que necesitaba más que nunca.
Y aunque ya no tuviera a Febo, aun tenia a su hijo, a sus amigos del pueblo y, por supuesto, tenia a Quasimodo.
Eso es lo que necesitaba ahora, y agradecía que así fuera.
...
Y Fin.
Bueno, hasta aquí llega el capitulo, espero les guste.
Ya era momento de dar un avance verdadero en el enfoque verdadero de la historia, ya quiero ver que es lo que puede seguir.
Siendo honesto, no veo mucha duración para esta historia, máximo duraría creo 10 capítulos, si no es que poco más, pero habrá que ver como se desarrolla todo.
Los invito a que dejen sus votos si les gusta el capitulo, además de que también los invito a que escriban su opiniones sobre el capitulo en los comentarios, nos vemos mañana.
Que lo disfruten.
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