°T.2° °3°

Un día normal en Brasil, Oikawa había terminado de dar sus clases de volleyball a adolescentes y niños pequeños. Estaba recogiendo algunos balones cuando escuchó una voz familiar llamándolo.

Hinata: ¡Oikawa! ¡Vamos a comer algo, terminaste tarde hoy!

Oikawa: (sonriendo) Lo sé, lo sé, estos niños tienen energía infinita. Me recuerdan un poco a ti.

Hinata: (cruza los brazos fingiendo molestia) Oye, yo no era tan revoltoso.

Oikawa: ¡Por favor! Si eras un terremoto con patas cuando jugabas en la Aoba.

Hinata: (riendo) Bueno, tal vez un poquito.

Mientras conversaban, una de las estudiantes de Oikawa se acercó. Era una chica de 17 años llamada Isabela, quien siempre había mostrado un interés extraño por Oikawa.

Isabela: (sonriendo dulcemente) Oikawa-sensei, me podría ayudar con mis saques? Aún no me salen bien.

Oikawa: (incómodo) Oh, bueno, hoy ya terminé las clases, pero la próxima sesión puedo darte algunos consejos.

Isabela: ¡Por favor! No tomará mucho tiempo. No quiero que me regañe por hacerlo mal.

Hinata: (alzando una ceja) Él nunca regaña a nadie por eso, siempre es paciente.

Isabela: (mirando a Hinata) Ah, eres su amigo, ¿verdad?

Hinata: (estrechando la mano de Oikawa) No, soy su novio.

Oikawa sintió una gota de sudor recorrer su frente, conociendo a Hinata sabía que no le gustaban estas situaciones.

Isabela: (frunce el ceño) ¡Oh! Bueno... eso no cambia nada, yo solo quiero aprender.

Hinata: (se cruza de brazos) Seguro...

Oikawa trató de cortar la tensión con una risa nerviosa.

Oikawa: Chibi, no seas tan dramático. Isabela, te ayudaré luego, pero ahora voy a comer con mi novio.

Hinata, todavía con una expresión celosa, decidió hacer algo inesperado. Se giró hacia Oikawa y sin previo aviso le sujetó el rostro para darle un beso en los labios, un beso largo y firme que sorprendió tanto a Oikawa como a Isabela.

Oikawa: (con los ojos bien abiertos) ¿H-Hinata? Hinata: (sonriendo travieso) Ahora sí, ya vámonos, mi amor.

Isabela se quedó en shock, mientras que Oikawa se llevó una mano a la boca, sorprendido pero divertido.

Oikawa: No tenías que hacer eso, pero debo admitir que fue lindo.

Hinata: (cruza los brazos) Mmm, si no lo hacía, esa chica seguiría insistiendo.

Oikawa: ¡Oh, mi pequeño Shoyo celoso! Es adorable. Hinata: (mirando a otro lado sonrojado) No estaba celoso, solo marcando mi territorio. Oikawa: ¡Ja! ¡Eso es básicamente celos!

Mientras caminaban hacia su restaurante favorito, Oikawa no podía evitar sonreír. Amaba ver ese lado protector y decidido de Hinata. Sabía que la vida con él nunca sería aburrida.

Pero lo que no sabían era que pronto tendrían una sorpresa que cambiaría el rumbo de su estadía en Brasil...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top