°28°


La semana había empezado bien para Oikawa y Hinata, pero como toda convivencia, los pequeños desacuerdos comenzaron a acumularse. El punto de quiebre llegó un viernes por la noche cuando Oikawa, agotado tras un largo entrenamiento, hizo un comentario aparentemente inofensivo sobre la energía interminable de Hinata.

Oikawa (frunciendo el ceño): Chibi-chan, ¿alguna vez puedes quedarte quieto por cinco minutos? Estoy cansado.

Hinata (ofendido): ¡Siempre estás diciendo eso! Si te molesto tanto, ¿por qué me pediste que viviera contigo?

La discusión escaló rápidamente. Los dos terminaron yéndose a dormir en silencio, sin resolver el problema.

El sábado fue peor. Ninguno hablaba con el otro. Hinata se levantó temprano y preparó el desayuno, pero no llamó a Oikawa para que comiera. Oikawa, por su parte, ignoró el plato servido y salió de casa sin decir una palabra.

Oikawa (cogiendo su chaqueta): Saldré un rato.

Hinata (sin mirarlo): Haz lo que quieras.

El portazo resonó en el apartamento, dejando a Hinata solo.

Oikawa llegó al gimnasio donde sabía que Iwaizumi estaría entrenando.

Iwaizumi (deteniendo su rutina): ¿Qué haces aquí tan temprano?

Oikawa (suspirando mientras se dejaba caer en el banco): Estoy peleado con Chibi.

Iwaizumi (levantando una ceja): ¿Peleando? Pensé que ustedes dos eran pura miel y azúcar.

Oikawa: ¡Lo éramos! Pero ahora... (hace un gesto frustrado) ni siquiera sé cómo empezó.

Iwaizumi suspiró y se sentó junto a él.

Iwaizumi: Mira, las peleas son normales. Pero si estás aquí quejándote en lugar de arreglar las cosas, estás haciendo mal. ¿Hablaste con él?

Oikawa (cruzándose de brazos): No.

Iwaizumi: Pues empieza por ahí. Hinata es una persona simple, Oikawa. No quiere complicaciones, solo quiere sentir que lo escuchas.

Mientras tanto, Hinata, frustrado y con ganas de desahogarse, tomó su teléfono y llamó a Kenma.

Kenma (contestando con voz tranquila): ¿Shoyo? ¿Qué pasa?

Hinata (suspirando): Kenma... Oikawa y yo peleamos.

Kenma: ¿Qué pasó?

Hinata le explicó todo, desde el comentario de Oikawa hasta la tensión acumulada. Kenma escuchó en silencio, y cuando Hinata terminó, le dio un consejo directo.

Kenma: Shoyo, ustedes dos son buenos juntos. Pero necesitas decirle cómo te sientes. Si sigues guardándotelo, esto solo empeorará.

Hinata (con voz tímida): ¿Y si no quiere escucharme?

Kenma (con suavidad): Claro que lo hará. Oikawa te adora, Shoyo. Solo necesita que se lo recuerdes y si no razone yo hago que razone si?

Esa noche, Oikawa regresó al apartamento con una pequeña bolsa de papel. Dentro había un pastel de naranja, el favorito de Hinata. Lo encontró sentado en el sofá, con los ojos fijos en la televisión pero sin prestar atención al programa.

Oikawa (aclarando la garganta): Shoyo.

Hinata lo miró, pero no dijo nada.

Oikawa: Lamento lo que dije. No quise hacerte sentir que me molestas.

Hinata bajó la mirada, pero Oikawa se acercó y le ofreció la bolsa.

Oikawa: Compré esto para ti.

Hinata tomó la bolsa, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Hinata: Yo también lo siento. Sé que a veces soy demasiado... pero no quiero que pienses que no valoro lo que haces por mí.

Oikawa se sentó a su lado y lo abrazó.

Oikawa (susurrando): Prometamos no volver a dormirnos peleados, ¿de acuerdo?

Hinata asintió, y por primera vez en días, sonrieron juntos y se dieron un tierno beso.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top