°22°
Un día como cualquier otro, Hinata y Oikawa salían a comer, paseando tranquilamente por los pasillos de la preparatoria Aoba Johsai. La atmósfera era relajada, con estudiantes caminando y charlando. Mientras avanzaban, ambos notaron a un grupo de chicas acercándose rápidamente. Hinata suspiró, creyendo que serían las fans de Oikawa otra vez. Sin embargo, para su sorpresa, esta vez no eran para él.
Chica 1: –¡Hinata-kun! ¡Eres increíble! Me encanta cómo juegas. ¡Tu energía en la cancha es inigualable!
Chica 2: –Sí, sí. Además, ¡eres tan adorable!
Hinata, desconcertado, intentó responder con una sonrisa nerviosa mientras más chicas se acercaban, algunas incluso entregándole pequeños regalos y notas decoradas. Una de ellas sacó una lonchera cuidadosamente preparada y se la ofreció con una sonrisa tímida.
Chica 3: –Esto lo hice especialmente para ti, Hinata-kun. Espero que te guste.
Mientras tanto, Oikawa observaba toda la escena desde unos pasos atrás, cruzado de brazos. Su sonrisa habitual se había torcido ligeramente en una mueca de celos.
Oikawa (pensando): –Oh, claro. Ahora resulta que el chibi-chan es el centro de atención.
Decidido a intervenir, Oikawa se abrió paso entre las fans, apartándolas de manera no muy sutil.
Oikawa: –Muy bien, muy bien. ¡Ya es suficiente! Hinata está ocupado.
Las chicas lo miraron confundidas, pero él no les dio tiempo de replicar. Se acercó rápidamente a Hinata, lo rodeó con un brazo y lo atrajo hacia él. Pero, en lugar de un beso como esperaba Hinata, Oikawa se inclinó y le dio una mordida suave en el cuello.
Hinata: –¡Ah! –soltó un pequeño gemido involuntario, llevándose una mano al cuello mientras se sonrojaba intensamente.
Las chicas, atónitas por la escena, se quedaron sin palabras.
Oikawa (con una sonrisa triunfal): –Es mío. ¿Entendido?
Sin más que decir, las fans se retiraron apresuradamente, murmurando entre ellas, dejando a Hinata rojo como un tomate.
Hinata: –Oi... Oikawa, eso fue demasiado.
Oikawa, aún sosteniéndolo de la cintura, sonrió pícaramente.
Oikawa: –Vamos, chibi-chan. Es hora de almorzar.
Hinata (suspirando): –Está bien... pero no vuelvas a hacer eso frente a todos.
La pareja se dirigió al comedor, donde disfrutaron de un almuerzo tranquilo. La conversación giró en torno a los entrenamientos y las próximas prácticas, hasta que Hinata, con una mezcla de timidez y valentía, decidió mencionar algo que había estado pensando.
Hinata: –Oikawa, ¿crees que... podamos entrenar más en las sincronizaciones? Siento que todavía puedo mejorar mucho.
Oikawa: –Por supuesto, chibi-chan. Siempre estoy dispuesto a ayudarte a ser el mejor.
Las palabras de Oikawa hicieron sonreír a Hinata, quien respondió con entusiasmo.
Después del almuerzo, decidieron dar un paseo por el parque cercano, disfrutando del aire fresco. Mientras caminaban, se encontraron con algunos compañeros del equipo de la Aoba, que los saludaron con bromas.
Compañero 1: –Oikawa, ¿cómo es que siempre terminas rodeado de fans?
Compañero 2: –No digas eso. Ahora es Hinata quien roba la atención.
Oikawa: –Pues claro. Mi chibi-chan es irresistible.
Hinata: –¡O-Oikawa, cállate! –exclamó, tratando de ocultar su sonrojo.
El grupo rió animadamente antes de despedirse, dejando a Oikawa y Hinata continuar su paseo. El ambiente entre ellos era cálido y relajado, con pequeñas conversaciones que fortalecían su conexión. Sin darse cuenta, habían terminado el día como había comenzado: juntos y felices, disfrutando de la compañía mutua.
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