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Hinata Shouyou estaba practicando sin descanso, como siempre. Se encontraba en la cancha vacía, solo con su determinación y el sonido de sus zapatillas deslizándose sobre el piso. En ese momento, se encontraba concentrado en mejorar su técnica.

Hinata repetía una y otra vez el salto, con el cuerpo cargado de energía, mientras se imaginaba a sí mismo en un partido real. Se veía a sí mismo desafiando a los mejores, acelerando hacia el balón, la mano extendida, y al momento de impactarlo, sentía la adrenalina recorrer todo su cuerpo. El aire se volvía más denso mientras ensayaba las maniobras una vez tras otra, como si el tiempo se estirara, y con cada intento sentía que mejoraba, aunque no lo suficiente.

De repente, la puerta de la cancha se abrió, interrumpiendo su concentración. Hinata miró hacia la entrada, y ahí estaban, sus compañeros de equipo: Kageyama, Yamaguchi, Tsukishima, Nishinoya, Tanaka, y el resto de la familia Karasuno. Todos entraron en la cancha con caras serias.

Kageyama, con su habitual expresión de indiferencia, fue el primero en hablar:

— ¿Ya terminaste de jugar solo, Hinata? — le preguntó, mirando cómo Hinata aún se preparaba para otro intento de salto.

Hinata, sudado y con una sonrisa de satisfacción, respondió con entusiasmo.

— ¡Aún no, pero ya casi! Estoy mejorando mi salto, Kageyama! (para que no digan que no lo doy todo en la cancha)

Tanaka, que estaba al fondo, interrumpió con un tono de seriedad 

— ¿No se supone que tenemos un partido contra el equipo de Shiratorizawa? ¿No deberías estar más concentrado en eso que en tus saltos locos?

Hinata se giró rápidamente, y vio a Tanaka al parecer todos del karasuno decían que el era el único que no se esforzaba pero en realidad el era que lo daba todo.

— ¡¡No puedo perder el tiempo, Tanaka ¡¡Tengo que mejorar!! 

El grupo comenzó a reunirse, con Nishinoya y Yamaguchi charlando sobre el siguiente partido. Tsukishima, en su estilo habitual, comentó que el equipo de Shiratorizawa era muy fuerte, pero que la diferencia radicaba en las ganas y el trabajo en equipo. A pesar de las bromas, Hinata sabía que ese encuentro contra Shiratorizawa iba a ser uno de los más importantes de la temporada. Sentía la presión, pero también la emoción de enfrentarse a un rival tan formidable. Quería seguir mejorando,queria ser respetado y sabía que cada paso lo acercaba más a su objetivo.

Entonces, Kageyama lanzó la siguiente frase, como si fuese un reto más que una observación.

— Hay que ganar! y esta vez no falles boke- lo dijo en tono serio-

Hinata, con una gran sonrisa, asintió. La meta estaba clara: vencer a Shiratorizawa, y para eso, necesitaban estar listos.

El entrenamiento se convirtió en algo más que simples saltos y movimientos. Era una preparación para un desafío mayor, y con cada momento que pasaba en esa cancha, Hinata sentía cómo su sueño de llegar a lo más alto se volvía más real.

La tarde ya comenzaba a oscurecer cuando el gimnasio de Karasuno se llenaba con las últimas luces del día. El equipo había terminado el entrenamiento y, como siempre, Kageyama y Hinata se quedaron un poco más para encargarse de la limpieza del lugar. Mientras barrían y guardaban las cosas, el ambiente era tranquilo, casi silencioso, solo interrumpido por el ruido de las escobas y el eco de los balones.

— Creo que ya terminamos. — dijo Kageyama, dejando la escoba a un lado y estirándose un poco, y comenzando a irse sin esperar a su pareja -Me voy yo solo no quiero que me acompañes.

— ¡Sí! mañana nos vemos!— respondió Hinata, mostrando su entusiasmo habitual mientras dejaba la escoba en su lugar.

Con todo listo, Hinata se fue a la salida del gimnasio. Pero cuando Hinata estaba por cruzar la puerta del gimnasio, escuchó una voz conocida, llena de burla y confianza.

— ¡Oye, chibi-chan! — la voz resonó en el pasillo, y Hinata giró rápidamente, reconociendo a la perfección la familiaridad de la broma.

Ahí estaba él, Oikawa Tooru, con esa sonrisa arrogante que siempre lo acompañaba, y a su lado, el tranquilo Iwaizumi Hajime, quien solo observaba en silencio, como de costumbre.

Hinata se quedó quieto por un momento, mirando a Oikawa. No era la primera vez que se encontraban.

— ¡Oikawa, gran rey! — Hinata respondió, usando su propio toque de humor y un brillo en los ojos.

Hinata no le tenia odio a Oikawa los demás del karasuno si.

Oikawa soltó una risa, encantado con la respuesta de Hinata.

— ¡Vaya, chibi-chan! saliendo tarde — dijo Oikawa, disfrutando el momento que estaba con Hinata — Pero ya sabes, Karasuno y Shiratorizawa... Si ganan talvez se enfrentaran con la Aoba 

Hinata asintió rápidamente, una sonrisa confiada en su rostro, lo que le encanto a Oikawa

— ¡Por supuesto! ¡Voy a dar todo lo que tengo! — dijo, sintiendo cómo la emoción del próximo encuentro comenzaba a llenar su pecho.

Iwaizumi, que ya estaba algo cansado de la charla, dio un suave golpe en el brazo de Oikawa para que comenzaran a irse.

— Vamos, Oikawa. Se esta haciendo tarde y se seguro Hinata esta cansado — dijo Iwaizumi con su tono habitual, algo serio pero sin faltarles respeto.

Oikawa lanzó una última mirada a Hinata, sin perder su sonrisa confiada.

— Nos vemos en la cancha, chibi-chan.— añadió Oikawa, comenzando a alejarse junto a Iwaizumi.

Hinata los observó mientras se iban, con el corazón lleno de energía. A pesar de las bromas, de las bromas del karasuno o eso creía, sabía que el próximo encuentro sería crucial. Pero no le tenía miedo. Al contrario, le motivaba aún más.

Con una última mirada al cielo, Hinata comenzó a caminar hacia su casa, pensando en todo lo que tenía que mejorar. El partido contra Shiratorizawa se acercaba, y él iba a estar listo, sin importar en lo que pensaban los demas.

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Espero que les haya gustado, no se olviden de votar, bueno sin nada mas que decir hasta la proxima bye!

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