Capítulo ST 35
Capítulo 35
Louis:
Me senté en el sofá, atrayendo el cuerpo diminuto de Holly. Mi pequeña estaba con unos pantalones de tela grises, una blusa blanca de maga tres cuartos y su cabello recogido en una trenza sencilla. Me encantaba ver como se veía tan natural en ropa tan de elite. Intente imaginarla en Boston, con ropa mucho más informal, más relajada, más ella. La imagine riendo, tomando Starbucks, caminando con tranquilidad sin tener la mirada de todos encima. La imagine como mía, toda mía.
-Así que ya te decidiste por cuál de las dos -pregunté viendo los formularios que tenía que llenar.
-Sí, creo. Aplico a los dos y vemos como me va. No es como que llene todos los requisitos para entrar a Lumindier, aunque es mi favorita -dijo observando la larga lista de requisitos.
-Para mí llenas todos -dije apretándola un poco más a mi pecho.
-Eso es porque estás enamorado, tontito -me dio un beso en la mejilla y esperamos a que sus padres bajaran y la mía apareciera en algún lugar recóndito de esta casa.
Tomamos la decisión de irnos a América por una sencilla razón, mi sueño. Sabía que Holly estaba bien, no necesitaba alejarse de la élite, amaba esto de ser el centro de atención, las veladas, las fiestas, los desfiles de modas. Intente explicarle que vendríamos de visita seguido y que prometía no alejarla de todo este mundo más de lo necesario, en cuanto me graduara, regresaríamos aquí. Tampoco imaginaba haciendo mi vida fuera de Londres, solo quería vivir un poco la experiencia de salir y conocer.
Cuando finalmente William, Abbi y mama entraron los a la sala familiar, nos sentamos un poco más rectos para una plática que significaba el futuro de nuestra relación. Tomando la mano de Holly, para darle seguridad, explique, que como ya sabían, había sido aceptado en Harvard, que era un sueño que tenía de años atrás y que estaba dispuesto a irme a sacar mis estudios a América. Para toda esta conversación, Abbi no dejaba de ver a su hija, que estaba nerviosa, como era de esperarse. Cuando finalmente cerré la boca de mi explicación de lo que quería y a donde quería llegar, todas las miradas cayeron en Holly. No iba a ser yo quien digiera su decisión, era suya, de nadie más.
-Yo me voy con él -dijo segura de sí misma, de la manera en que lo dijo, se me hincho el pecho de orgullo. Tenía tanto de no verla tan bien que era increíble estar ahora así.
-Imagino que sí, pero no has terminado tus estudios y como ya sabes, no es como las escuelas en Estados Unidos, son muy distintas Hol, no es como si puedas hacer equivalencias como Louis -dijo Will.
-Lo sé, pensaba terminar este año y aplicar a un par de escuelas de arte dramático en Boston, hay un par que me llamaron mucho la atención.
Abbi se sentó mucho más cerca de la orilla del sofá viendo a su hija con atención, su cabello negro resaltaba sus ojos claros, una mezcla rara, totalmente fascinante, algo que sus hijos heredaron de ella, solo que con los ojos de William. Me gustaba ese exotismo. Abbi tomó la otra mano de su hija, esta me soltó de inmediato para acercarse a su madre. No quería dejarla ir, pero era algo íntimo para ellas este momento.
- ¿Qué pasa con Guildhall? Ha sido tu sueño desde que tenías diez años, has hecho todo para estar lista y lograr entrar ¿Estas segura que dejarías todo eso?
Vi los ojos de Holly llenarse de lágrimas asintiendo con la cabeza, mi corazón se rompió centímetro a centímetro al ver su inseguridad. Intentaba no recordarle Guildhall, sabía que era su punto débil y odiaba a Abbi por hacerlo. Pero al mismo tiempo entendía perfectamente que no podía no decirle, era su madre y tenía que ponerle todo en la mesa para que ella tomara la mejor decisión.
-Lo amo -fue lo único que salió de su boca.
-Lo sé, pero yo también te amo y quiero que lo que hagas, lo hagas sin sacrificar nada. Hay relaciones a larga distancia, lo irías a visitar y él podría venir también. Tú sacarías tus estudios y él también. Los dos cumplen sus sueños y cuando sea tiempo, estarán juntos. No quiero que des más de lo que tu corazón esté dispuesto.
-Lo pensé, sé que lo lograríamos pero tú sabes, mamá, tú bien sabes que no puedo. ¿Tú te hubieras separado de mi padre de esa manera? -Abbi no respondió, solo se quedó observándola. Claro que no lo hubiera hecho, todos conocíamos lo profundo del amor de estos dos.
- ¿Cuál es tu punto? -preguntó William sobando la espalda de Abbi. Esto era duro para ellos al igual que lo era para nosotros. Estaban dejando ir a su hija, a un mundo lejano que no conocía. Holly nunca había salido de Europa, no conocía nada más.
-Estoy dispuesta a dejar mi sueño de toda mi vida, estoy dispuesta a dejar de verme en el espejo he imaginarme en Guildhall, estoy dispuesta a todo por él -me señalo con su pequeño dedo gordo. Mi corazón se hizo una mierda más grande al ver sus ojos completamente destrozados, estaba dejando mucho por mí y lo sabía -. Terminare mis clases en The Royal, luego veré donde me han aceptado y me iré. No hay discusión, hemos visto apartamentos para vivir ahí.
-Holly... -empezó a decir Abbi pero ella levanto su mano para que no siguiera.
-Ustedes me enseñaron a luchar por amor, ustedes, solo ustedes. Así que no vengan a pedirme que tire a la basura lo único bueno que me ha pasado en la vida. Lo amo, lo amo tanto que estoy dispuesta cambiar de sueños por él. Tendremos nuevos sueños, pero estos serán juntos, siempre juntos.
-Siempre Tú -susurre a su oído. Sabía que se lo decía para recalcar que no había nadie más en el mundo al que yo quisiera tanto como a ella.
Después de explicarle los planes completos, en los que ya fui yo el que hablo. Les enseñe la ubicación del apartamento, les explique los costos y como viviríamos en nuestro nuevo hogar. Era pequeño, nada a lo que estábamos acostumbrados, pero no necesitábamos más.
- ¿Un mes de prueba? -preguntó William cuando les comente el mes de prueba.
-Si me dan un mes en Cambridge si quiero regresar, un mes si no me adapto a Harvard. Tomare ese mes y a partir de eso veremos qué hacer. Solo tenemos que tener todo puesto sobre la mesa.
-Eso me parece más sensato -dijo William recostándose en el sillón -. Bueno, tienen mi apoyo y el de Abbi.
Abbi se giró con los ojos abiertos como platos, claro que William había hablado por ella. Quizá ahora no entendiera nada de esto, era su madre y las madres eran más meticulosas, pero iba a cuidar a su princesa, la adoraría y la trataría mejor que nada en el mundo.
-Abbi -dije para calmarla un poco -, daría mi vida por ella, voy a cuidarla como la cosa más preciada del mundo. Es mi princesa, mi pequeña, mi vida... estoy enamorado y pienso hacerla feliz hasta el último día de mi vida.
La sonrisa de todos en la habitación se estrechó mucho más de lo que ya estaba. Abbi se relajó notablemente asintiendo con la cabeza. Holly apretó mi mano, como si dijera que ella también me amaba. Nada podía salir mal, no cuando nuestros corazones estaban de nuestro lado. Soñaríamos en grande, lograríamos lo imposible.
-Me voy la otra semana ¿Me cuidaran a mi pequeña en estos días? -pregunté atrayéndola a mi cuerpo.
-Le pondremos a Rees como guardaespaldas, bueno, cuando se recupere del todo.
Como si lo hubiéramos llamado, Rees bajo corriendo las escaleras pasando frente a nosotros con los pantalones desabrochados y la camisa ausente de su cuerpo. Verlo de ese modo me hizo reír, el idiota estaba más marcado que yo. Se quedó parado en la entrada a la sala, él ya sabía absolutamente todo, se lo comentamos antes de hablar con nuestros padres, él siempre iba primero que nadie en nuestras vidas.
- ¿Ya terminaron? -preguntó agitado.
-Sí ¿Por qué? -pregunté preocupado.
-Lou, necesito que me lleves a Brainfild -dijo señalando la puerta.
Brainfild era de los campos de motocross más transitados en las afueras de Londres a unos veinte minutos del centro, a treinta de casa. Me quede observándolo unos segundos, él no podía montar moto ni de loco. Aún estaba medio tieso he inmovilizado. Negué con la cabeza a punto de decirle que subiera a guardar reposo cuando William hablo.
-Ni por una mierda jovencito, te subes a esa habitación. Te queda una semana de reposo ¿En qué diablos estás pensando? Te acabas de caer de una moto, no vamos a llevarte a Brainfild solo porque tu parte extrema quiere ir...
-No voy a ir a montar, me quedo claro que son seis meses sin montar una o correr, no soy idiota papá. Necesito recuperarme si quiero patearle el culo a Brat para esta temporada que viene. Sé que me quitara el título, tengo que ir.
-No, de ninguna manera -dijo Abbi levantándose -. De regreso a la cama.
-Por favor -Rees sonaba desesperado. Nunca lo había visto de esa manera.
Después de que Abbi lo subiera, la vi bajar para irse con William a una reunión en la elite central. Despidiéndome de Holly, me fui con mi madre de regreso a casa. Tenía que ir al laboratorio en el turno nocturno y no terminaría hasta tarde. Colocándome mi pantalón verde y la camisa en cuello V con el logo del laboratorio de prácticas, camine a mi deportivo. Debí decir algo, decirles que regresaran a casa. Pero sabía que Rees estaba desesperado por alguna razón de ir a Brainfild y Holly con su debilidad iba a llevarlo.
Observe como lo ayudaba a subirse al automóvil rosa. Me encantaría verlos llegar a ese lugar con un carro como ese, llamaría totalmente la atención. Reí para mis adentros. Definitivamente estos dos eran inseparables.
Holly:
-A no, no hasta adentro Hol -dijo mi hermano tomándome la mano.
- ¿Cómo qué no? ¿Qué tiene de malo?
No entendía porque no quería que nos adentráramos más en el parqueo, entre menos caminara sería mejor. Pero al contrario de eso, Rees quería que aparcara súper lejos. Negando con la cabeza, me adentre al parqueo más cercano que encontré. Las personas nos observan con ojos saltones. Definitivamente mi coche estaba llamando la atención de más.
- ¡Mierda! Oficialmente dejare de ser Rees "Race" Hamilton. Este coche es una desgracia ¿No pudiste elegir blanco o negro?
Le di un puñetazo en el brazo, ignorando que aun todo su cuerpo le dolía. No entendia bien porque veníamos a la clasificación de primera categoría si el no podría asistir. Se preparó durante meses para esto y ahora estaba todo en el olvido. Sentía lastima por mi hermano, pero el solo se buscó conducir como degenerado.
Lo observe bajarse al mil y después tomarse el brazo en signo de dolor, a veces lo creía un idiota por todas las cosas que hacia sin pensar. Con toda tranquilidad, cerré el auto y me acerque a ayudarlo. Caminamos durante unos diez minutos en los que mi hermano solo observaba todo a su alrededor. Como si buscara algo o a alguien. Después de lo que pareció ser una eternidad, muchas personas se empezaban a acercar a él a pedir fotografías y reclamar autógrafos los cuales no podía dar por el inmovilizador.
De pronto vi a mi hermano sonreír al ver a una pequeña con cabello rojo, la reconocí de inmediato. Era la chica que hizo que Rees enseñara todo el culo en el hospital. Me quede observando como la veía, de pies a cabeza. Ella se acercaba con un top verde, el estómago descubierto y unos vaqueros de cintura baja. ¡Vaya mierda! Esa mujer tenía el estómago marcado a un nivel de modelo. No como esas fisiculturistas exageradas. Sus pechos eran mínimo una copa C y los tatuajes en uno de sus brazos era todo un arte. En un principio me pareció grotesco, pero luego, comencé a entender el arte en el blanco y negro y los pequeños rasgos de color que sobresalían en ese brazo. Cuando la tuve un poco más cerca, me di cuenta que eran tatuajes pequeños, no completamente tatuado aunque de lejos eso aparentaba.
- ¿Qué haces aquí? -preguntó ignorando a la gente que reclamaba fotografías.
-Vine a ver a Kim -dijo indiferente - ¿Quieres también una fotografía?
-No, ni loca.
La chica se cruzó de brazos como si retara a mi hermano a un duelo de antipatía. Nunca en mi vida había visto a Rees actuar de la manera en que se estaba comportando con ella, como si fuera su peor enemiga. Encogiéndose de hombros soltó una carcajada.
-Sí, ya tienes una. Se me olvido que hace unos meses hasta hiciste cola para conocerme.
- ¡Cállate imbécil! Fue por una apuesta. No es como si de verdad quería conocerte.
Las personas a nuestro alrededor se pararon a observarlos. Vi como el pervertido bajaba a cada oportunidad a verle las tetas a esa mujer. ¡Dios mío! Lo traje a ver a una mujer. Era un gran mentiroso, me dijo que era para ver a sus amigos correr, le creí y ahora estoy aquí parada viendo como la reta a ella a un duelo de inmadureces ¡Genial!
-Sí claro ¿Me disculpas? Tengo a ciertas chicas que atender -dijo tomando a una de ellas por la cintura. Esta se recostó en su hombro como toda una buena fanática.
Aun no me podía creer ¿Dónde está mi hermano? Él no es como todos estos motociclistas, él tenía valores de elite. Respetuoso, sobre todo con las mujeres. Alguien me tomó de la cintura, pegue un grito que llamo la atención de Rees que en un segundo estaba a mi lado. Me di media vuelta para ver Kim.
-Holly Molly -dijo entusiasmado -. Como me alegra de que trajeras a Race, lo voy a extrañar en el campo de batalla. No será tan intensa la carrera sin él.
-Como sea, este idiota tiene que guardar reposo ¿No es asi Race? -dije imitando la voz de Kim -. No sé si vino por ti, o por la pelirroja que está ahí -señale a la chica.
-Si bueno -lo vi ponerse rojo, no pude evitarlo pero vi a la chica sonreír un poco ante mi comentario. Negando con la cabeza, vi a mi hermano compartir unos tipos de la carrera con Kim. Saqué mi celular un poco aburrida y le mande un mensaje de texto a Lou.
Yo: Te quiero.
Butter: espero no le pase nada a tu hermano por llevarlo a la carrera.
Yo: ¿Tu como sabes eso?
Butter: Te puse un chip de rastreo...
Me quede observando el teléfono estatica ¿Pero qué mierdas? Estaba a segundos de llamarlo muy molesta cuando recibí otro texto.
Butter: Broma, no tienes ningún chip. Te vi salir en tu carro de la mansión con Rees, no soy estúpido. Me hubiera encantado verlo llegar a esas carreras con un carro rosa.
Yo: solo te diré que lo disfruto bastante.
Después de una eternidad, vi a mi hermano bastante cansado. Logré convencerlo de regresar. Cuando íbamos de camino al carro. Vimos a la pequeña pelirroja colgada del brazo de Brat. Sabía que él era el competidor más fuerte de Rees, se odiaban. Sus ojos se fijaron en la pequeña, antes de seguir su camino un tanto desafiante.
No entendía bien que estaba pasando, pero esto, cada vez se ponía mucho más interesante.
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