Capitulo ST 34
Me tarde, lo se, lo siento. Culpo a mi recaída con la operación y las pastillas para el dolor que dan sueño =S
!Que lo disfruten!
Capítulo 34
Holly:
Mamá y tía Mary no dejaban de hablar del desfile de modas, yo también estaba emocionada por ir, aunque sea de espectadora. Fui a la academia a ver si podía hacer algo, pero como era de esperarse, fue un rotundo no. Muchas veces odiaba de la idea que tenían las academias de modelaje, o incluso las de actuación. Estaba segura que esto era lo que quería seguir, pero el mantenerme en forma, no dejar de ejercitar por mucho tiempo, tener que practicar durante horas para que me digan "No puede estar" porque tengo un par de hematomas que se podrían quitar con una buena capa de maquillaje.
-Era una falda a cuadros muy bonita -escuche a Mary decir.
-Sí, en tonos azules y verdes, una preciosidad.
Intentaba imaginarme como era la ropa que describían haber visto el año pasado, no lo recordaba a la perfección porque yo era parte del desfile. Ese día fue uno de los mejores días de mi vida. Finalmente pude desfilar con tacones súper altos y usar una de las capas brillantes que tanto me gustaba. ¡Maldita vida! Fue en el único que pude estar, después de eso Adam se encargó de hacerme mierda siempre que podía.
Me levanté al baño para despabilarme un poco, un vacío algo feo se estaba formando en mi pecho. Basura en plena luz del día. Me sentía mal y ni sabía porque. Colocando un poco de agua en mis manos, las sacudí para quitar el exceso y ponerlo de regreso en mi cara. Ahora me sentía mucho mejor, necesitaba despabilar la mente.
Antes de llegar a la mesa vi a mi madre abrir los ojos como platos viendo a Mary, soltó un grito de emoción abalanzándose a sus brazos. Las dos se notaban sorprendidas, bastante para ser verdad. Me acerque notando que ninguna me prestaba atención.
-Estoy tan feliz por él, es su sueño -dijo mamá negando con la cabeza -. Harvard ¡Vaya! ¿Quién iba a...? ¡Holly!
Me quede viendo sorprendida que parar de hablar en cuanto estaba lo suficiente mente cerca. No entendí de quien hablaban, pero por la reacción de ambas y la sonrisa que conservan en su rostro era obvio que estaban muy felices.
- ¿De quién hablan? -pregunté tomando mi té chai.
-Nadie en especial -dijo mamá intentando evitar la sonrisa que tenía en el rostro.
- ¡Vamos! No van a tomarme de idiota ¿O sí?
-Todo a su tiempo, no es nuestra historia para contarte, bebe. Ya te enteras del propio protagonista de la historia.
¡Bah! Pero eso sí que no me gusta. Odiaba quedarme con la duda de muchas cosas, no era justo, lo odiaba. Después de insistir un poco más, darme cuenta que no me dirían nada, decidí dejarlo pasar ¡Que les den! No estoy de humor para que no me digan las cosas. Hace cinco minutos todo estaba perfecto.
Cuando terminamos nuestra "ya no tan buena" reunión de mujeres, nos encaminamos a casa. Recosté mi cabeza en el vidrio viendo pasar los arboles de toda la avenida. Londres era un lugar hermoso, lleno de naturaleza y de casas antiguas. Realmente no me gustaría vivir en ningún otro lugar, amaba estar aquí.
En ese momento, antes de entrar a la mansión, me entro un mensaje. Me puse como loca al ver que era de Louis. Lo extrañe todo el día. Ahora que empezaba las prácticas en el laboratorio sabía que no estaría para mí todo el tiempo. Medicina es una carrera demasiado difícil, requiere de mucho estudio y dedicación.
Butter: Bebe ¿Te puedes arreglar para ir a cenar esta noche? Tengo que hablarte.
El corazón se me paro ¿Algo estaba mal? ¿Iba a cortarme?
Yo: ¿Esta algo mal?
Butter: No, princesa. Solo tenemos que hablar. Te quiero, bebe.
Respire un poco al ver el mensaje de texto. Realmente, si fuera tan malo, no hubiera utilizado princesa y bebe en un mismo mensaje. Me tomé el estómago pensando lo peor ¿Por qué tenía que esperar lo peor siempre? ¡Dios!
- ¿Has hablado con Junior? -preguntó Mary aparcando el carro.
-Quiere que vayamos a cenar esta noche, dijo que tiene que... hablar conmigo. Espero que no sea algo malo -dije con toda honestidad. Estaba muy nerviosa para no contarlo.
-Oh no cariño -dijo Mary abriendo su puerta para bajar del automóvil -. No es nada malo, es algo bueno, algo que requiere de una decisión y mucho apoyo.
Me quede viendo a la Mary, con su piel morena clara, sus ojos oscuros y sus labios carnosos. Esta mujer seria algún día mi suegra y quería... Oh. Por. Dios. ¡Louis va a comprometerse conmigo! ¿Por qué no lo pensé antes? ¡Dios! Estaba tan segura que iba a cortarme y lo único que quería era arreglar las cosas, quería que fuéramos uno solo. ¿Cómo no lo pensé antes? ¡Voy a comprometerme!
-Tengo que arreglarme ¿Qué voy a ponerme? ¡Ah! -dando media vuelta salí corriendo a la casa sin decir nada más. Tenía que encontrar algo muy lindo para la cena. ¡Voy a comprometerme!
Después de verme diez veces en el espejo, decidí que así estaba bien. Me puse un vestido largo, uno que reflejaba formalidad informal, una mezcla rara. Era de tela, color hueso, con el escote bien pronunciado. Me coloque collares largos, aretes cortos, pulseras, zapatos dorados a juego con la joyería y me recogí el cabello en risos altos. Me sentía guapa, volvía a ser yo a pesar de todo. Adam me bajo el autoestima que tenía, pero Lou se ha encargado de subírmelo en cada segundo de mi vida.
Le mande un mensaje a Lou para avisarle que estaba lista. Cuando salí de mi habitación, camine al cuarto de Rees, modelándole un poco mi ropa. Mi hermano decía groserías acera de mi escote, pero lo ignore. Estaba demasiado emocionada para explicar que por el escote compre este vestido. No le mencione nada a Rees del compromiso, de seguro ya lo sabe, quiero que Louis crea que no me lo imaginaba. No quiero arruinar la sorpresa.
-Estas hermosa, Sisi.
-Gracias -dije dando media vuelta.
-Te puedo decir algo -dijo tendiéndome su mano inmovilizada -. Te diga lo que te diga Lou, intenta apoyarlo. No será fácil para él.
¡Oh Dios! Sí iba a comprometerme. Esto no sería fácil para él porque nunca se hubiera imaginado en comprometerse. Sé que lo hizo con Tammy, pero no la quería como me quiere a mí. ¡No puedo creerlo! Mi niña interior está gritando por todos lados, subiéndose a mesas y camas, brincando como loca. Nunca, ni siquiera con Adam sentí esta emoción.
-No te preocupes, es algo que nos tiene tensos a los dos. Feliz noche nalguitas paradas y sexis. Te veo mañana y te cuento como me fue -dándole un beso en la cabeza, salí a la entrada. El aire pego directo en mi piel, pero tenía un chal dorado con negó que contrastaba con todo. Lou estaba afuera, en su deportivo, esperándome.
- ¡Wow, Hol! Ahora me siento mal a donde te voy a llevar, no esperaba que aparecieras luciendo como una princesa.
¡Santa mierda! Lo logre, logre la impresión que quería darle. Guiñándole un ojo, me subí al deportivo. Acomodándome en el sillón, me coloque el cinturón de seguridad y espere a que él hiciera lo mismo. Sin decir nada más, nos encaminamos al restaurante. De los alta voces salía una música hermosa instrumental, para nada el tipo que a Louis le gustaba escuchar. Su rock pesado estaba en el pasado. Podía sentir como todo encajaba en su lugar. Me sentía feliz.
-Me gusta esa camisa -dije revisando lo que tenía puesto, a pesar que pensé que él día que se comprometiera, Louis iba a estar mucho más elegante. Pero viéndolo con esa camisa negra en forma de V, los vaqueros ajustados y el cabello alborotado, me indicaba que esto era más informal de lo que me imagine.
Pensé en que haríamos al salir de aquí ¿Qué habrá planeado? Irnos a un hotel y estar solos los dos, o quizá la familia estaría esperando por nosotros para celebrar con champagne y fresas con chocolate. Estaba que no encontraba estabilidad. Nervios ¡Malditos nervios! Estaban matándome.
Cuando finalmente llegamos a un restaurante de sushi, me sentí algo confundida. No era tan elegante como esperaba para el día del compromiso. De igual manera, me encantaba el sushi, por lo que no alegue. Nos sentamos en la mesa de un reservado, no estaba la mesa lista, por lo que esperamos cinco minutos. Otra cosa que me dejaba confundida, de haber estado listo para pedir mi mano, mínimo hubiera llamado a alguien para arreglar un par de cosas. Entre más tiempo pasaba, más me decepcionaba. Louis no estaba siendo nada romántico para pedir mi mano, me imaginaba algo más... como una típica historia dramática de Disney. Bueno quizá no tan Disney, eso sí que es miel al mil, se conocen y ese mismo día se casan, no, definitivamente me quedo con la historia dramática de un libro o una película.
-Princesa, te vez nerviosa ¿Está todo bien?
Me removí una vez más en mi asiento. Claro que estaba muriendo de nervios, más que nervios, estaba confundida, malditamente confundida. Retorciendo mis manos en el regazo, levanté la mirada para ver esos ojos grises que tanto me enloquecían. ¡Mi Dios Ingles! Este hombre era toda una poesía. Se veía increíble con ese pelo todo revuelto.
-No, amor ¿Querías hablarme? -Entre más rápido... mejor.
- ¡Ah, sí! Nena pero no ahora, comamos primero.
¡NO! Quiero saberlo ya ¿Qué tan difícil puede ser? Esto es una tortura china en todo su esplendor. Que pesadilla. Revisamos el menú por varios minutos para acabar pidiendo un barco de sushi, me pegaría la comida de mi vida. Normalmente, una mujer nerviosa pierde el apetito, pues a mí no, estaba a punto de comerme treinta y cinco rollos de ser posible. ¡Malditos nervios!
- ¿Cómo te fue en el laboratorio? -pregunté para distraerme.
-Mejor, solo el tema de la sangre, de verdad intento que no me afecte, solo no sé qué va a pasar el día que de verdad vea algo abierto a sangre fría. Va a ser mi fin.
-No te entiendo, odias la sangre pero quieres ser médico ¿Por qué? -de verdad que a veces no lo entendía.
-Quiero salvar vidas -dijo bajando la vista a su mantel chino.
-Yo te voy a ayudar -dije a pesar que no lo entendía. Sé que quiere ayudar, desde pequeño lo ha querido pero hay otras formas de hacerlo -, aun así no entiendo tu locura por ser médico, puedes ser alguna otra cosa, como...
-Es por mi padre, Hol -Louis abrió los ojos sorprendido de haberlo dicho ¡Jesús! Estaba hablando de Lui. Casi nunca lo hacía.
-Perdón -no me quedaba más que pedir disculpas, tenía que dejar de presionarlo.
Me encantaba que Louis quisiera ser médico por su padre, no lo sabía hasta ahora que esa era la razón. De pequeño, se escapaba a hospitales a visitar gente con cáncer. Nunca entendí bien porque, hasta que mamá nos explicó a Rees y a mí la causa de la muerte del Lui Montgomery. Escuche maravillas de ese hombre, que me hizo añorar haberlo conocido.
-Solo no dejo de pensar en él últimamente, me gustaría que estuviera aquí, sabes... Creo que a él le gustaría que fueras mi agapi.
Mi cuerpo completo se tensó ¡Un indicio! En ese momento me dejo de importar el lugar, lo informal de la comida, me importaba una mierda todo. Lo único que importaba en este momento era él y yo, nada más. Le sonreí al tiempo que él mesero nos interrumpió colocando el barco en su posición. ¡Madre santa! Esta cosa es enorme. Instantáneamente la boca se me hizo agua.
Sin mencionar nada más, nos metimos a una plática de los rollos más ricos. Hablamos del salmón, de las huevas de pescado y el atún crudo, esto estaba más que rico. Por unos segundos olvide que estaba a punto de comprometerme, ignore el hecho que Lou estaba pensando en su padre y en que le gustaría que estuviera aquí, ignore todo, menos a él... y el sushi, por supuesto.
Al menos dos horas pasaron entre risas, degustaciones y adivinanzas. Nos dio por jugar "prueba este rollo" uno cerraba los ojos y el otro le introducía un rollito de sushi, teníamos que adivinar cuál de las tres opciones que colocábamos antes. Algo absurdo, porque perdí más de la mitad de las veces, estaba segura que este hombre estaba haciendo trampa.
Ya no podía comer más, seguramente él tampoco, porque incluso alejo su plato de él. Me acerque un poco para tomar su mano por encima de la mesa. Soltando un suspiro pronuncie un "Gracias por la cena, amor" estaba cansada y ya quería el siguiente paso, necesitaba saber que estaba a punto de pasar. Mi emoción, corazón y cabeza no podían más.
-Nena, tenemos que hablar y esto no es fácil para mí - ¡Alguien que me agarre confesada! Estoy que muero.
-Lo se bebe, pero tienes que confiar en mí -interrumpí. "Diablos Holly, quédate callada" Me recordó mi subconsciente.
-Antes que tú y yo empezáramos esta locura, yo tenía sueños... con salir de este lugar, de viajar, vivir fuera, alejarme de esta maldita elite. No me encontraba y no quería encontrarme en este lugar -soltó un suspiro -. Aplique a Harvard hace casi un año, no tuve respuesta por lo que pensé que era caso fallido. Las clases volverán a comenzar en poco y... mandaron la carta ayer.
¿Harvard? Un momento ¿Aplicación? Creo que estamos teniendo un colapso mental en estos momentos. Louis está hablando una cantidad de muladas. No puede estar con esas cosas aquí, no el día que nos vamos a comprometer. ¡Diablos estoy confundida!
-Me aceptaron Holly, me aceptaron en Harvard.
Algo sigue sin cuadrar en mi cabeza ¿Estamos hablando de Harvard? ¿Eso queda en estados unidos? Negué con la cabeza.
- ¿Qué?
-Harvard es una universidad en Estados Unidos, es una de las mejores universidades, no es que no esté conforme con Cambridge, me encanta estar allí, pero quería viajar, vivir mejor por un tiempo. No sé qué hacer, es una decisión difícil. Quiero que tomemos esta oportunidad para pensar en nuestro futuro...
¡Aquí va! Dios todo ese discurso para pedirme que sea su agapi, para que nos casemos en algún futuro, para que formalicemos. Mi emoción es demasiada, no sé qué hacer con tanta información. La noche parecía ser la más perfecta del mundo.
- ¿Qué necesitas de mí? -dije sonriendo como una loca.
-Qué me ayudes a decidir Hol. Solo no sé qué hacer, irme a América y dejar todo o quedarme aquí he ir a Cambridge.
- ¿¡Irte!? ¿Qué? -grite ¿Dónde está el... "quiero pasar el resto de la eternidad contigo, se mi agapi"?
-Nena necesito que esta sea una decisión de los dos para que funcione, no pienso dejarte.
- ¿Quieres irte a vivir a América, como en Estados Unidos de América?
-No lo sé solo... yo, no. No lo sé, lo había dado por un rotundo no hace unos días, pero cuando la carta llego pensé en ir y probar, es un mundo distinto, quiero explorar, salir, vivir un poco más. Podríamos hacerlo juntos.
Me aclare la garganta unos segundos antes de verlo. Esto tenía que ser una broma ¿Irse a Harvard? ¡Diablos no! No quiero perderlo, pensé que esta noche se trataba de una propuesta de ser mi agapi, no podía ver mi vida fuera de Londres, amaba este lugar. ¡Ni loca! ¿A el que le pasa con todas estas cosas?
Me di la vuelta para llamar al mesero. Este llego corriendo al segundo.
-La cuenta por favor -le dije con amabilidad.
- ¿No vas a querer postre? -preguntó Lou frunciendo el ceño.
-Quiero ir a casa, por favor -dije al borde de las lágrimas.
¿Cómo quiere que reaccione? Esto está mal, entiendo que quiera irse, pero no puede dejarme aquí, no cuando yo estoy completamente enamorada de él, no cuando mi vida se ha vuelto suya. Podría superar estar sin él pero lo amaba demasiado.
-Bebe ¿Qué pasa? -acerco su silla para quedar justo al lado mío.
-Te quieres ir, eso está bien, lo entiendo. Pero no puedes dejarme aquí, Lou... te... yo, ammm -tenía que decirlo de una vez por todas -. ¡Te amo! ¿Está bien? Te amo como una estúpida, no quiero que me dejes, me aterra una vida sin ti. Pero me vienes con tus sueños y que es lo que quieres. No voy a impedírtelo, esa es tu vida. Solo... llévame a casa.
-Pero Hol, yo quiero que tú te...
-Por favor, este no es el lugar.
Louis asintió con la cabeza no muy seguro si acceder o no. El mesero trajo la cuenta, Louis coloco su dedo en el aparatito que escaneaba la huella digital para debitar el dinero de su cuenta. Estaba perdida en mis pensamientos, perdida en cómo diablos me arregle y me emocione tanto en algo que yo solita invente. Eso me pasa por creer en cuentos de hadas ¡Maldición!
Salimos del restaurante, caminamos hasta el deportivo y cuando estaba a segundos de subirnos solté el suspiro y la frase que no debí decir.
-Esta noche no es lo que esperaba -dije limpiando la lagrima que resbalaba por mi mejilla.
- ¿Qué esperabas, princesa? -dijo acercándose a mí. Tenía intenciones de abrazarme, pero veía su resistencia por darme mi espacio.
-Pensé que al terminar la noche tendría un agapi, no un...novio que quiere alejarse de mí he irse a Harvard.
Los ojos de Louis se abrieron al igual que su boca. Estaba segura que la mandíbula estaba tocando el suelo. Me encogí de hombros antes de dar media vuelta y caminar a mi lado del vehículo. Louis se subió junto a mí, prendió el automóvil y sin decir una sola palabra, regresamos a casa.
De poco me limpiaba las malditas lágrimas traicioneras del demonio, salían involuntaria mente y las odiaba. Sabía que él las notaba pero ya no importaban. Quería ir a casa. ¿Cómo diablos se me ocurrió pensar que esta noche se trata de una pedida de mano? ¡Pero que estúpida!
Finalmente entramos a la mansión. Lou tomó el camino a la entrada de mi casa, no se quedaría, por lo que no fuimos a parquearlo del lado de su casa. Esta noche él tenía que ir a su habitación y yo a la mía a pensar mucho. Si él quería irse, por mi estaba bien. Pero yo no me iría a ningún lugar.
Sin decir adiós, comencé a subir las escaleras, hasta que Louis me tomo del brazo para darme la vuelta.
- ¿Creías que iba a proponerte esta noche?
-Bueno yo...
- ¿De dónde diablos sacaste eso Hol?
Me quede viendo su reacción, aquí la enojada se supone soy yo, no él.
-Que no te importe campeón, ya me voy. Hablamos mañana -respondí liberando mi mano.
- ¡No! -dijo con un tono de voz que jamás había escuchado en él -. Vamos a hablar ahora, como la maldita gente. Vas a escucharme y vas a madurar, ya tienes dieciocho años Holly Marie. Quería que tomáramos la decisión juntos, si querías o no ir conmigo. No voy a dejarte ¡Maldita sea! ¿Cómo puedes incluso pensarlo? Te amo demasiado para dejarte, es solo que... era algo que quería antes de conocerte. No sé si quiera irme o no, pero necesitaba hablarlo contigo, que como pareja decidiéramos que era lo mejor.
¡Vaya! verlo de ese modo me excitaba un tanto. Era increíblemente sexy, aun así, no podía dejar de pensar en que quería irse. Si se quedaba aquí, no cumpliría su sueño, no quería arruinar sus ilusiones.
-Yo amo Londres, Lou. Quiero estudiar arte dramático, mi vida está aquí, mi hermano, mi familia... solo... lo lamento.
-Eso es un me quedo en Londres -dijo levantando una ceja.
-Eso es exactamente lo que es. Pero no voy a tirar tus sueños a la mierda. Son TUS sueños, Lou, no los dejes solo por estar a mi lado. Si lo que quieres es irte, vete. No voy a detenerte.
-No lo entiendes Hol, no es quiera o no porque son mis sueños. Mi mayor sueño es pasar mi vida junto a ti, casarnos algún día, tener hijos... tenerte cada amanecer a la par mía. Son sueños que quiero compartir contigo, sin ti, ir a Harvard, cambiarme de país, vivir una vida nueva... nada vale si no estamos juntos.
- ¿Tenerme cada amanecer? -pregunté sonriendo. Eso me hacía pensar en mamá y papá con sus atardeceres.
Louis se acercó, tomándome de la cintura para acercarme a él. Mis brazos lo rodearon por el cuello, más que una costumbre, era un instinto tenerlo cerca.
-Cada amanecer del resto de mi vida. Quiero que mi día comience contigo, quiero asegurarme que cada vez que abras esos ojitos divinos, sea yo lo primero que veas. Te amo desesperadamente.
-Bésame -rogué. Necesitaba sentirlo.
Acercándome más a él, deje que sus labios me llevaran al cielo de los besos. Su lengua invadía mis labios como una tormenta de emociones, me tomaba con la misma desesperación que yo lo hacía. Nos necesitábamos como el pez necesita al agua, como un niño necesita a su madre. Necesitábamos más.
Esa noche no discutimos más de Harvard y a la mañana que Louis se fue al laboratorio, no menciono nada. Tenía que pensarlo bien ahora que ya entendía un poco más las cosas. Irme no era una opción, no mientras estuviera en el Royal. Me faltaba este año para terminar, luego tenía mis planes ya hechos.
Prendiendo mi portátil, decidí investigar antes de darle una decisión. No iba a dejar que él dejara sus sueños, pero yo también tenía algunos que cumplir por mi parte. Respire hondo antes de entre a mi búsqueda.
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