Capitulo ST 27
Capítulo 27
Holly:
Los días pasaron, para mi sorpresa, Louis mejoraba su actitud cada día. Nuestro amor crecía y todo parecía estar saliendo a la perfección. Los rumores de nosotros se corrieron en toda la élite en menos de lo que pensaba, la gente ya estaba hablando de mí. Era de esperarse, Rees lo había dicho, mi reputación se iba a jugar sucio. Quizá si les hubiera explicado, o si la gente supiera que Adam me pegaba, todo sería más fácil. La gente juzga sin saber los verdaderos trasfondos, criticamos por la gordura de alguien, criticamos si alguien es flaco como un palo, criticamos el mal genio y las lágrimas de otros, criticamos todo sin saber el trasfondo de las situaciones. Estaba cansada de eso y esperaba no ser como todas las personas que critican sin saber. Quizá hace algún tiempo fui así, pero no más, no podía ser esa chica.
Acomodando mi cabello, observe como caían las ondas de mi cabello, le había agregado unas mechas rubias, necesitaba jugar un poco antes del gran paso. Se acercaba el desfile de verano y este si no podía perdérmelo, él mes pasado fue todo un fracaso gracias a Adam, pero este mes no había escusa. Podría lucir increíble gracias al duro entrenamiento que Louis hacía todas las mañanas, por querer estar junto a él, me levantaba cada mañana a correr y a ejercitarme como loca a la par de las dos bestias. Rees parecía estar mejor con la decisión de Louis como mi pareja. Aun no entregábamos ninguna carta a la elite, no era para exagerar, necesitábamos tiempo para conocernos por más enamorados que estuviéramos. Tiempo, todo era a base de tiempo.
Me alise el vestido blanco de encaje que me puse para la ocasión, amaba ir a las fiestas que daban el comité de elite, eran elegantes, perfectas para lucir formal sin exagerar. El vestido era pegado sin tirantes, caía por todo mi cuerpo hasta llegar a mis tobillos, los zapatos de tacón de aguja eran brillantes, unas perlas sencillas adornaban mis orejas y en conjunto mi muñeca derecha.
Retocándome el crayón de labios, di una última mirada a mi aspecto. Me encantaba. Esta seria nuestra primera aparición en público con Louis como mi pareja, estaba nerviosa, ya sabía lo que decían y la verdad, no me importaba.
Tomé mi cartera a juego con los zapatos, era un conjunto lindo. Estaba orgullosa de cómo me veía, me sentía linda, hace mucho que no lograba verme en ese espejo y sonreírle, esta vez me sentía segura. Nadie podía bajarme de la bendita nube a la que me había subido, era como está volando una estupidez así.
- ¡Santa mierda! -mi hermano negaba con la cabeza viéndome de arriba abajo, observe que Lou estaba concentrado en un juego en su dispositivo, interesante, ni siquiera se fijó en mí hasta que Rees hablo.
-Esa boca... ¡Mierda! -dijo viéndome finalmente, su mirada me recorría de arriba a abajo.
- ¿Qué decías de la boca? -pregunté de regreso.
-No es justo, no sabía que mi mujer iba a bajar viéndose como una maldita princesa de hielo o algo parecido -acercándome a su cuerpo, beso la coronilla de mi cabeza -. Te vez preciosa.
Inhalando el aroma que desprendía de él, menta con algún otro ingrediente cítrico, era hipnótico, bastante rico. Sumergí mi cara en su cuello perdiéndome en ese delicioso aroma. Era tan mágico. Louis levantó mi cara con su dedo pulgar, obligándome a que lo volteara a ver, sus ojos se engancharon con los míos y en menos de lo que pensé, estaba besándolo. Un beso suave y delicioso.
-No quiero mandar a la mierda el lindo maquillaje, princesa, por lo que no más que esto.
No quise argumentar, tenía razón, si lo besaba iba a mancharme la cara entera. Dándole la mano, caminamos a la salida donde estaba el automóvil de Lou y la moto de Rees. Los dos iban vestidos con trajes formales, saco y camisa negra, la única diferencia era que Lou tenía colocada la camisa a la perfección y Rees no.
-No -dijo Lou viendo a Rees a los ojos -, si piensas tomar, no.
-No voy a tomar, no tanto al menos. Pero quiero ir en mi moto, sabes lo mucho que disfruto de ella.
A Lou siempre le aterraba la moto de mi hermano, por mi parte me daba igual, Rees sabia manejarla como un profesional. Nada de que asustarse, era bueno, siempre tenía el control. Desde los catorce que practica motocross, era su mayor vicio, más que las mujeres. Dándole un beso en la mejilla a Lou lo jale de regreso al vehículo despidiendo a mi hermano.
- ¡Nos vemos en la fiesta Re!
Subiéndonos al deportivo de Lou, vi como mi novio veía a mi hermano alejarse, con el ceño fruncido arranco el carro, podía sentir que estaba tenso, algo le molestaba. Tomando su mano, empecé a trazar pequeños círculos en su palma de la mano al tiempo que tarareaba la canción que salía del alta voces. Poco a poco se relajó y en menos de lo que esperábamos, estábamos frente al gran salón de elite. Vi como todo su cuerpo encontraba la tranquilidad al ver la moto de mi hermano parqueada en las afueras, realmente se preocupaba por él, eso era lindo.
Siempre había sido Adam contra estas dos bestias, pero ahora podía sentir lo que era que tu novio fuera aceptado por tu familia, era la mejor sensación del mundo, felicidad pura.
-No puedo esperar a que me quites el vestido -susurre a su oído. Lou me dio esa mirada de sorpresa donde sus ojos grises se abren demasiado.
- ¡Eres una pequeña caliente! -dándome un beso en los labios agrego -. Quizá no te lo quite hasta la segunda ronda.
Oh. Por. Dios.
Necesito que alguien me quite la imagen de Lou tomándome con fuerzas contra la pared, el vestido arremangado a la cintura, y nuestros eternos jadeos inundando todo el lugar. Esto era demasiado sexy.
-Delicioso, quiero que me des lo más duro y profundo que puedas.
- ¡Mierda! -dijo Louis acercando mi boca a la de él -. Me encanta cuando me hablas sucio, pequeña.
-Solo recuerda -dije tentándolo un poco -, con la misma boca que te beso, con la misma te la chupo.
Aguantando la risa, camine a la entrada de la puerta principal. Lou no se movió de lugar, estaba demasiado sorprendido. Cuando logro reaccionar, llego corriendo a mi lado. Tomados de la mano, me llevo directo al gran salón. Estaba adornado con colores cristal, dorado y negro, parecía un cuento oscuro. Caminamos a la mesa donde ya estaba mi hermano con varios amigos de Lou, no eran con los que estaba acostumbrada a estar, mis amigos estaban al otro lado del salón con Adam. No podía ir con ellos ni de loca.
- ¿Quieres que te traiga algo de beber? -preguntó Lou a mi oído, su aliento a menta me cautivo de inmediato, el hombre me encantaba.
-Un Sour Apple Martini -conteste sonriendo de oreja a oreja. Lou asintió antes de salir camino a la barra.
Las amigas de los chicos susurraban de cómo se comportaba Louis, era toda una novedad que estuviera tan atento. En cierto momento, Tammy llego a la mesa, iba sola con un vestido impresionante, la chica se veía linda. Intente que no me intimidara y al cabo del tiempo, me acople a ella. Al sexto Martini, mi necesidad de ir al baño me llamaba como loca. ¡Necesito usarlo con urgencia!
-Regreso pronto, tu novia está a punto de hacerse pipi frente a tus amigos -dije besando sus labios.
-No tardes, pequeña -susurro antes de regresar a su plática con Rees.
No quise interrumpir más, estaban metidos en una conversación bastante "importante", hablaban acerca de un nuevo modelo de dispositivo que saldría en dos semanas, una tecnología mucho más alta. Yo ya estaba aburrida de querer tener el mejor teléfono celular, siempre querían más. Para ser sincera, yo era feliz con mi teléfono, sacaba llamadas, recibía mensaje, tenía mis redes sociales y una excelente cámara. No necesitaba nada más.
Pase saludando a un par de personas en mi camino al baño, no quería parar a saludar a nadie pero la educación iba antes que la necesidad. Para mi pésima suerte, al llegar, había tres personas adelante mío. Odiaba que este lugar solo tuviera dos retretes, con la cantidad de personas que asistían a este tipo de fiestas, ya hubieran ampliado esta área, sin mencionar que las mujeres nos tardamos años dentro del baño haciendo solo Dios sabe qué. Considero que la mitad de nosotras, sentadas en la taza revisamos todas las redes sociales y contestando mensajes haciendo esto mil veces más tardado.
Quince minutos más tarde, finalmente logre entrar, tardándome lo menos posible, revise mi maquillaje y coloqué un poco más de lipstick. Me gustaba mi aspecto, aún seguía con el pelo impecable a pesar de las 3 horas que teníamos en esta fiesta. Quería regresar rápido para bailar un poco más con Louis, era nuestro momento íntimo, como nuestros cuerpos se comunicaban sin palabras, perfectos en todos los sentidos.
Regresando por el pasillo, me encontré a Adam recostado en la pared, la cabeza caída, los ojos rojos -supongo que el alcohol tenía que ver con eso - los brazos cruzados y un pie recostado en la pared. Iba a ignorarlo, pero la mirada melancólica en su cara me hizo parar. Adam estaba a segundos de ponerse a llorar.
-No sería correcto pedirte cinco minutos, pero los necesito ¿Podemos hablar? -la voz de Adam estaba rota. Mi mayor temor era este, él me necesitaba y yo lo deje ¡Dios lo deje! ¿Pero en que estaba pensando?
- ¿Salimos? -pregunté señalando la puerta principal.
-No quiero que estés sola conmigo, bebe, prefiero estar aquí, cerca de la gente -mi corazón se encogió, sabía cuál era su problema, podía controlarlo de ser necesario.
-No, vamos -dije tomando su mano. Sacándolo de la casa, me senté en una banquita que estaba a tres pasos de la puerta, era una banca vieja de manera. Adam se quedó de pie, viéndome con esos ojos rojos, definitivamente había tomado de más.
Nos quedamos así durante un momento, diciendo mil cosas con la mirada, cosas que nunca dijimos, cosas que debimos decir. Me sentí muy mal por haberlo dejado, en un pasado le había tenido cariño, ahora sabía que nuestra relación era más por costumbre que amor, aun así, no podía abandonarlo.
-Creo que debes de hablar esto con tus padres, sabes que necesitas ayuda, tienes que contarles, Ads -dije captando su atención -. Algún día va a ser peor, puedes perder el control con otra persona, parar en la cárcel y no quiero eso, tú no quieres eso, tienes que luchar.
-Solo no encuentro las palabras cuando estoy con ellos, reconocer que tengo problemas de personalidad es desquiciado, bebe. Me aterra.
Hace mucho que lo sabíamos, Adam tenia serios problemas de trastornos de personalidad, no es que me pegara por que quisiera, es solo que no podía detenerse una vez empezaba. Cuando todo comenzó, él investigo, yo investigue y en lugar de pedir ayuda, buscamos ayuda en internet, videos caseros de cómo controlar esto, pero su problema era mucho más fuerte de lo que pensamos, un par de niños jamás lograrían cambiar esto.
-Tu madre entenderá.
-No seas estúpida Hol, ella no entenderá. ¿No sabes que es ser imperfecto ante mis padres? Ellos trabajaron su culo para que fuera el mejor partido que la elite pudiera tener, desde pequeño me crían como un Dios intocable, mi madre que es una mierda, se encargó de destruir mi vida. Si su hijo perfecto le resulta con esta puta enfermedad, de seguro le da un paro.
-No creo que sea de ese modo, tienes que armarte de valor y luchar ¡Carajo! Tú sabes que puedes hacerlo. Tienes que hacer lo mejor...
-No tienes ni idea de lo que hablas -me interrumpió Adam -. No tienes ni una puta idea, Hol. Encima de, me dejas ¡por tu primo!
-No es mi primo -dije señalándolo con toda tranquilidad.
-No me importa Hol, el imbécil parece tu hermano. Solo respóndeme una cosa -asintiendo con la cabeza, escuche a lo que tenía que decirme - ¿Me engañaste... con él?
Su voz en esta última frase se cortó por completo, levantó la vista dejando ver las lágrimas que se formaban ¡Dios mío lo quebré! Una parte de mi rogaba que ya no mintiera, que fuera sincera, una parte muy desesperada de mí rogaba que lo dejara ir por completo. Porque no quería ser una gran imbécil decidí irme por la verdad.
¡Diablos! Espero que él infierno sea cómodo, porque ahí es a donde voy a ir a parar.
-Sí, te engañe con él. Lo siento.
Los ojos de Adam se abrieron repentinamente, la furia se apoderaba de ellos, pero algo más fuerte se le planto en el color miel, tristeza, Adam estaba quebrándose por dentro, podía sentirlo, podía verlo.
-Lo siento -susurre sintiéndome muy mal.
- ¿Solo lo besaste o también....?
Sabía a lo que se refería y él no podía darme ninguna explicación, ninguna coherente. Asintiendo con la cabeza me di cuenta que mi boca se movía y sin poder detenerme dije,
-Lo siento, solo paso.
- ¡¿Te acostaste con él?! ¡Mierda Hol! -la tristeza desapareció totalmente, el color miel era un café oscuro de pupilas dilatadas. Eso no era bueno, me estaba viendo de la misma manera en que me veía antes de un ataque.
Poniéndome de pie, decidí que era hora de correr, necesitaba alejarme de él antes que...
Me tomé la mandíbula después de sentir el ardor que se extendió por toda mi boca. No fue la palma de la mano como era norma, esta vez fue un puño. ¡Maldita sea! No dejándome de la situación, levanté mi palma estrellándola en su cara, la sorpresa de esta reacción lo tomo desprevenido. ¡Ups! Esto no traería nada bueno.
Justo al momento de empezar a correr, Adam me tomó del pelo arrastrándome por toda la entrada. Perdí el balance por estos malditos tacones, sus manos siguieron jalando de mi cabello. No sabía qué hacer, estaba empezando a sentir pánico, antes que un grito surgiera de mi garganta, Adam la tapo la boca, diciendo palabras amenazadoras al oído. Este no era él, Adam se había ido una vez más. Pegue patadas intentando defenderme, pero el diablo estrello su puño en mi mandíbula. Dolor, mucho dolor.
Tapando mí cara como pude evite uno de los golpes que venía directo a mi ojo. ¡Dios! Este hombre va a dejarme marcada. Soltándome de su agarre, pegue justo en su espinilla con fuerza. Zafándome de sus intensas manos, corrí dentro de la mansión. No pude llegar lejos, las manos de la bestia mayor me tomaron del pelo estrellando su rodilla en mi cara, dolor, mucho dolor.
-Por favor, déjame -rogué - ¡Ayuda!
-Eres una perra -estrellando mi cara contra la madera, escuche ciertos gritos que me alertaron que alguien nos había visto. Ahora solo tenía que rezar porque alguien lo apartara de mi lado -. ¡Me engañaste!
Un golpe más, ya apenas si sentía dolor. Me sentía húmeda de la cara, como si estuviera sudando. Las gotas me resbalaban de la frente hasta el cuello perdiéndose en mi vestido. Mi respiración era bastante irregular, seguramente estoy perdiendo la conciencia, porque difícilmente logro enfocar algo. Tirándome contra el suelo una vez más, escuche como algo en mí se quebraba, huesos. Voy a morir, no hay vuelta atrás.
-Por favor -susurre contra el suelo, sintiendo como mi vida se me iba. Todo me dolía, no podía moverme. Sus manos me levantaron de un tirón. Sus manos rodearon mi cuello, estrangulándome. Mis pulmones quemaban, exigían el aire que no les llegaba. Aire ¡Necesito aire!
- ¿Dime donde se encuentra Leila escondida? -Adam gritaba desesperado. No tenía una puta idea quien era Leila, pero sabía que en sus peores episodios gritaba su nombre. Era como una especie de amiga imaginaria, supongo -. Voy a matarte Barouck.
Sí, Adam tenía serios problemas, pero más problemas tenía yo, no podía respirar y la capa negra se apoderaba de mí. Dejándome llevar por la oscuridad, me sumergí en un momento oscuro y horrible.
-¡Holly! -escuche a lo lejos. Alguien me llamaba, alguien venía a mi rescate, pero nada importaba, estaba perdiendo la conciencia.
No respiraba, no sentía, todo era tranquilidad. Estaba volando en un cielo donde el dolor era imaginario. No sentía nada, nada en absoluto.
Pequeño adelanto....
Capitulo ST 28
Rees:
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