Capítulo ST 25

Capítulo 25

Louis:

La vibración de mi teléfono me saco de mi sueño profundo, un sueño muy agradable con Holly gimiendo mi nombre. Mi erección dentro de mi ropa interior podía decir que tan bueno era. Hace dos días que no la tenía en mi cama, o en el sillón, o en su cama, de igual manera mi cuerpo la estaba reclamando. Sentirla, tocarla ¡Dios! Voy a tener que darme una ducha extremadamente fría o llamarla para que venga a desayunar conmigo y de paso pedirle ayuda con mi pequeño problema.

Busqué mi teléfono celular, tocando debajo de la almohada donde normalmente lo colocaba. Las imágenes del sueño seguían viniendo, una y otra vez. Muy buenas ¿Por qué tenía que despertar en el mejor momento? Finalmente encontré el móvil, aun vibrando. Me sorprendió ver inmensamente que era Rees. Sabía lo que le había pasado ayer, Holly me conto como llego a casa, molesto. Normalmente acudiría a mí, pero su maldito enojo no lo dejo pensar con claridad y paro en la habitación de su hermana pegando de gritos. Tomando el teléfono, conteste al insistente.

- ¿Estas bien? -pregunté después del respectivo saludo.

-No lo sé, no sé cómo asimilar las cosas. No somos nada, no teníamos nada formal ¿Entonces porque duele tanto? Se supone era una maldita relación abierta, nada que nos comprometiera. Tú sabes que no quiero formalidad. Me quitarían mi alma libre.

-Quítate esa estupidez de la cabeza, puedes tener un alma libre y estar con alguien al mismo tiempo -respondí restregándome los ojos.

Lo único bueno de estar despierto a las ocho de la mañana era poder hablar con mi mejor amigo, tenía más de dos semanas sin poder hablarle, dos semanas en las que me ignoro por no haberle dicho lo de Holly. Algún día tendría que pedirle perdón.

-Sigue sin funcionar. Es cierto que hace tres meses le pedí que fuera una relación abierta enfocada solo en sexo, como la tuya y la de Tammy, ella accedió, pero Tammy jamás fue de fácil con otras chicas ¿Por qué ella sí?

Era fácil responder esa pregunta, una que incluso él ya sabía la respuesta. Tammy era la hija de Blake y Blake planeo ese matrimonio desde que nací. No sabía porque eran tan diferentes Will y Blake, Will tomó el roll de papá, lo cual agradecí y Blake tomó la actitud de ser mi sobreprotector dentro de la elite, no dejaba que nadie me viera de menos solo porque mi madre era una mortal, algo que a mí jamás me importo. Vivir bajo las leyes de la elite me daba igual.

-Porque sabes que Blake crio a Tammy para que fuera mía, toda la vida le metieron en su cabecita que tenía que serme fiel a mí y solo a mí. Yo era su destino.

- ¿Alguna vez la engañaste a ella con mi hermana? -preguntó pensativo.

-Sí, lo hice -dije intentando no mentirle nunca más.

- ¿Cómo tuviste el valor de hacerlo? -preguntó una tonalidad más baja de lo que me gustaría escuchar -. Ese sentimiento es muy doloroso ¿No pensaron en Adam ni en Tammy?

No quería ir ahí, no quería hablarle de como su hermana me hacía olvidar el resto del mundo, de cómo mi vida dependía de ella y de nadie más, me gustaría que entendiera todo, pero era casi imposible. Hol aún se negaba a que su familia supiera nuestro gran secreto, eso era lo que más me enojaba, sentía como si aún cubriera a ese imbécil. Me enojaba de una manera bárbara todo esto.

- ¿Un par de wiskis hoy? -dije como sugerencia -. Creo que te mereces una buena explicación y además necesitas hablar, sé que esto de Charlotte te está consumiendo tienes tres meses saliendo con ella pero ya no sabes cómo manejarte.

-Pero vamos sin mi hermana -aclaro -, no sé cómo explicarle que su hermanito esta sufriendo de amor y eso es una mierda.

Solté una carcajada. Sabía que Rees sufría por este amor. Charlotte lo quería, había estado detrás de él durante casi un año, no fue hasta ahora que Rees realmente la vio. Curioso que ahora todo diera vuelta. Suspire antes de aceptar la salida, necesitábamos hablar. Después que mi amigo me hablara de su entreno en el gimnasio y me diera detalles de las nuevas mierdas que se estaba metiendo para formar un cuerpo de gran impresión, decidió decir la única mierda que tenía que decir desde el principio.

-Debería de bajar a ver cómo va Holly, no sé cómo se va a tomar las cosas Adam con toda esta separación. El imbécil se veía demasiado molesto.

Un minuto ¿Qué? ¿Adam? ¿Dónde?

- ¿Perdón? -pregunté algo confuso.

-Adam esta abajo, se enteró de tu rollo con Holly y se vino directo. Su papá hablo ayer con papá por teléfono, Holly no lo sabe aún, pero...

-Mierda Rees, no la dejes sola baja las malditas escaleras.

-Pero...

No termine de escuchar a Rees. Tiré el teléfono a la mierda y aun con pantalón de pijama y sin camisa, salí lo más rápido que pude. Necesitaba protegerla. Necesitaba estar ahí para ella ¡Maldición! ¿Por qué diablos no me llamo? Esto era de suma importancia, le encargue que no lo viera sola. No podía... no... no quería ni pensar en que él hijo de puta fuera a tocarle un pelo. Como lo hiciera, juraba por mi vida que se arrepentiría de toda esta mierda. Lo tendría de rodillas en hielo.

Pasando las piscinas, inhale y exhale todo lo que pude para no llegar directo a ponerlo en coma. Tenía que ver que todo estuviera bien. Frente a la casa de Holly, no toque, entre directo caminando a la gran sala donde normalmente recibían invitados. Al abrir la puerta me quede pálido al ver lo que mis ojos veían. Esto no podía ser cierto. Mis ojos viajaron de Adam a Holly y mi corazón se rompió en fracción de segundos.

Holly:

Bajando las escaleras una a una, encontré la entrada de la gran sala. Mi corazón palpitaba demasiado y sentía que mi corazón se saldría del pecho. Al pobre condenado solo le faltaba tener alas para salir volando a la mierda. Varias imágenes de caricaturas de domingo llegaron a mi mente, cuando los dibujos animados caían muertos en una escena dramática, algo así me sentía. Era como un puñal en el corazón. Podía imaginarme tendida en el piso con sangra roja como de vampiro, la lengua de fuera un par de X en los ojos. Sí, me sentía toda una caricatura.

Abriendo la puerta me quede quieta al ver a mamá, papá y los señores Lexington, en la esquina de la ventana, estaba Adam, viendo la gran piscina. Su mirada era decaída, como si le hubiéramos dado la peor noticia del mundo. Ese día veía otra vez lo vulnerable de ese chico, ese hombre que por alguna razón que no entendía, empezó a perder el rumbo de su vida. Él no era malo, solo necesitaba ayuda.

-Cariño -dijo mamá captando la atención de todos. La mirada de Adam cayó sobre la mía. Sus ojos eran vacíos y llenos de dolor. Estaba sufriendo. Podía verlo. ¡Diablos! Reamente era una muy mala persona.

-Diablos Hol -susurro papá - ¿No podías ponerte al menos un sudadero?

-Lo siento -dije avergonzada -, pensé que solo era Adam. Rees no menciono nada de esto.

-Esto es más serio de lo que te imaginas Hol -mamá me hizo señas para que me sentara junto a ella -. La familia Lexington quiere una explicación de porqué has decidido romper el compromiso. Están... desconcertados.

No podía decirles que su hijo era un total idiota que me faltaba el respeto, eso solo ocasionaría unos problemas mucho más grandes de los que ya tenía. Además tenía miedo que no fueran a creerme. ¡De seguro no me creen!

-Ya no me siento de la misma manera, eso es todo -respondí en lugar de lo que realmente quería decir.

-Rumores dicen que tú y el joven Montgomery tienen una relación desde hace tres meses ¿Es cierto? -el señor Lexington tiraba las palabras con desprecio, pronunciando cada acusación más marcada que otras.

Levanté la vista para ver a Adam, sus ojos perdidos en los míos, rogando solo con ese gesto que todo fuera falso. Podía verlo quebrarse por dentro. Tomándome el pecho asentí con la cabeza, no aparte la mirada de él, necesitaba que entendiera porque hacia esto. Nunca fueron tres meses, solo uno y una semana pero todos en este lugar no tenían que saberlo.

-No fueron tres meses, es algo que recién paso -dije con la necesidad de aclararle a mis padres más que a cualquiera de los demás.

- ¡Que descaro! -grito Lessa -. Esto es muy bajo para su hija, Will. Debiste criarla bien para que no fuera una cualquiera.

Papá levanto la mano para hacerla callar, en un nanosegundo ya estaba con la cara tensa, enojado por el comentario de esta mujer. Conocía que los Lexington tenían una reputación muy digna de elegancia y de valores bien puestos, algo que nunca entendí cuando su hijo comenzó a pegarme.

- ¿Tengo que recordarte con quien te acostabas a la edad de dieciséis? Porque estoy más que seguro que ni a tu hijo, ni a tu marido les interesara saber que abrías las piernas con toda facilidad. Incluso mentías cuando uno no quería penetrarte -volteando a ver a mamá dijo con una risa en la cara -. ¿Te acuerdas cuando invento que yo y...?

-Ya entendimos -dijo molesta -, y eso no es verdad William. Madura.

-Lo siento Less, pero eso es algo que no he podido hacer. Madurar no está en mis raíces. Además estoy demasiado viejo para madurar.

-Demasiado bueno para volverte viejo, cariño -dijo mamá colgándose de su brazo.

Vi a Lessa poner los ojos en blanco sabiendo exactamente lo que pensaba. Tiene que tener en la cabeza toda la miel que mis padres manejan siempre. Soltando un suspiro, me acerque a Adam. Desde que entre a este lugar él no había dicho ni una palabra, podía ver en sus ojos el sufrimiento que le causaba esta situación, el daño que le había hecho. Pero ¡Por Dios! Él me había engañado con Andria un par de buenas veces sin mencionar que me levantaba la mano, golpeaba fuerte, gritaba y faltaba el respeto de todas las maneras posibles. Era un grandísimo imbécil que necesitaba ayuda. Nunca fue capaz de pedirla, nunca, ni una vez, ni siquiera por mí.

-Tú sabes muy bien porque no va a funcionar esto -importándome poco que mamá y papá estuvieran en la parte trasera, escuchando todo -. Tienes problemas graves que tienes que resolver. Habla con tus padres, pídeles ayuda.

- ¿De qué diablos está hablando? -preguntó el señor Lexington.

-No tengo ni a menor idea -respondió Adam acercándose a mí. En su mirada podía ver que estaba empezando a enojarse. Era obvio, no le gustaba que dijera todo esto frente a ellos.

-Si sabes de lo que estoy hablando -dando media vuelta me enfrente a sus padres. Tenían que saber la verdad -. Su hijo ha estado un tanto violento.

Nunca en mi vida había estado hablando tan en serio como hoy, en lugar de ver la preocupación en los ojos de todos, vi burla, sonrisas y en menos de lo que pensé, todos estaban soltando una carcajada. No podía creerlo ¿Qué acaso conté un chiste y no me fije?

-Adam es un chico con muchos valores, señorita, no puedo creer que insinúes que te ha faltado el respeto de alguna manera. Si quieres ocultar tu mal comportamiento y tu facilidad para ir de hombre en hombre, solo tenías que mandar la carta y decir que te habías vuelto puta.

- ¡¿Qué?! -el grito de papá me sorprendió pero lo que me dejo estatica con la boca abierta fue la reacción de mamá. La vi lanzar su palma a la cara de Lessa. Esto no era nada bueno. Un momento de silencio invadió todo el lugar. Nadie dijo nada, nadie se movió, incluso la mosca que pasaba volando enfrente se detuvo a medio camino. ¡Dios! Esto se salió de control.

-Los tres -papá señalo a la puerta -. Fuera de mi casa ¡Ahora!

Los Lexington sin decir absolutamente nada, se pusieron de pie caminando a la puerta. Adam se detuvo unos segundos cerca de mí. Sus ojos me recorrieron un segundo antes de arrojarse al suelo, envolver sus manos en mis caderas y tirarse a llorar. Su cabeza descansaba en mi estómago, sus brazos subían y bajaban mientras su cuerpo convulsionaba de tanto sollozo. Instintivamente llevé mis manos a su cabello, haciéndolo reposar en mis manos.

-No me hagas esto bebe, no me dejes. Por favor no me dejes, sabes que te necesito, sabes que no se vivir sin ti. Bebe -sorbiendo las lágrimas me agarro con más fuerza -, te amo.

-No hagas esto, por favor -una parte de mi lo odiaba, pero otra muy grande lo estimaba bastante. Lo había querido durante tres años, tres años en los que creí amarlo con desesperación, donde no creí que mi mundo pudiera girar sin él. Pero me di cuenta que después de lo que sentía por Lou, él era solo una ilusión.

Con Adam no sentía las contracciones de emoción al verlo como lo hacía con Louis, tampoco sentía mi mundo girar y parar al mismo tiempo, tampoco como todo cobraba vida. Lou era capaz de hacer que mi vida dependiera y no dependiera de él. Adam me volvía débil, Lou me volvía fuerte. No podía estar con él, no podía regresar a algo que no era bueno para mí. Aun así sentía debilidad por él.

-No hermosa, escúchame, la he cagado, tú también pero eso no quiere decir que no luchemos por este amor -poniéndose de pie tomó mi rostro con las dos manos. Plantándome sus labios en los míos me dejo sin palabras. No respondí al beso que intento mezclar, no abrí los labios para darle acceso. No podía hacer esto, mucho menos darle falsas esperanzas. Lo empuje lo más que pude.

Un gruñido capto nuestra atención. Louis estaba parado en la puerta cerca de mamá. Sus pantalones de pijama negros colgaban de sus caderas, su pecho agitado y la falta de camisa me tenían hipnotizada que no pensé en lo que acababa de pasar. Sonriendo de oreja a oreja estaba a segundos de empezar a caminar a sus brazos, como una posesa. Adam me freno, acercándome a él.

-No te pertenece, es mía -dijo con un hilo de pánico en su voz. Lou no dejaba de verme con la boca descolocada de su lugar.

-Lou -susurre cuando el pánico se apodero de mí. Su cara se veía traicionada, dolida, llena de pánico. Negó con la cabeza antes de salir de la habitación. No me di cuenta en el momento que empecé a correr, los brazos de Adam me rodearon para evitar que lo siguiera pero dándole una patada en los testículos fue suficiente para alejarlo.

- ¡Déjame tranquila! NO TE PERTENEZCO, IDIOTA.

Antes de que alguien más me detuviera, vi a Lou caminar a la habitación de Rees. La cabeza baja y los hombros tensos. Lo alcance en una fracción de segundos. Lo tomé de los hombros escalando arriba de él. Tomé su cara y lo bese demostrando que estos labios le pertenecían. Yo le pertenecía. ¡Dios mío amaba todo de él! Desde la vena más profunda de mí ser.

-Yo te pertenezco -dije antes de empezar a rogar.

-Y yo a ti, princesa. Pero ahora solo necesito un poco de... espacio. Solo deja que me calme antes de romperle la cara a ese imbécil.

-No me dejes. No así.

-Por favor, Hol. Dame espacio. Lo vi todo para entender que no querías besarlo. Aun así duele como el infierno que lo hiciera él. Déjame un momento de paz, de tranquilidad. Te lo ruego Hol.

Bajándome de sus caderas. Me quede parada, viéndolo alejarse por el pasillo camino a la habitación de Rees. Tenía que darle lo que me pedía. Maldito Adam ¿Qué acaso siempre va a joder mi vida?

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