Capitulo ST 16
Capítulo 16
Holly:
Me acosté en la cama, viendo la Smart TV. Esa cosa que papá acaba de comprar para mí. Casi nunca la usaba, solo veía ciertas películas viejas y una que otra nueva. Hoy no tenía ganas de nada. Quería ver una película de amor, una de esas que no existen. Quería meterme a pensar en cosas hermosas. Tenía que olvidarme de los gritos de Adam, de mi actitud de loca compulsiva y de esa moto, maldita sea la hora en que decidí subirme a ella. Después de una mañana espectacular en la playa, Adam decidió que quería que tuviéramos sexo. Nunca fue un problema, siempre fue divertido y lleno de placer. Me gustaba lo que hacíamos. Ese era el problema, me gustaba en pasado, no en presente. Cuando estábamos a punto de hacerlo mi cuerpo, mi mente y mi alma, salieron corriendo.
Ese fue el momento en el que tomé la moto de cuatro rudas para tener un poco de espacio. De seguro Adam se daría cuenta que algo estaba mal, me preguntaría y no sabría mentirle, nunca supe cómo hacerlo. Cuando terminar de arrancar, Adam agarro la parte trasera provocando que cuando acelerara la moto derrapara llenándolo todo de arena y polvo. Cuando gire la cabeza para verlo rascarse la cara por todo lo que le había tirado me sentí mal, al dar la vuelta para ayudarlo perdí el control en una montañita que no había visto. Agarrándome bien, di vueltas quemándome con el motor en la pierna. Adam y unas cuantas personas más, se acercaron a ayudarme. La pierna me dolía, tenía una bombita donde me el calor me pego.
Esa noche antes de irme a casa, le confesé a Adam que algo estaba cambiando. Me amenazó con no poder dejarlo si no quería que algo malo me pasara. Sabía que Adam no podía hacerme nada, no ahora. Aun así, empaque mis cosas y regrese a casa. Necesitaba tiempo lejos de él. No había sido su culpa el accidente, pero si fue su culpa que regresara.
Alguien tocó a mi puerta, no estaba de humor para nada, solo para ver películas. Mamá entro con una porción extra grande de Nutella. Sinceramente esto y películas era lo único que necesitaba. Dejando que me sobara la pierna con un ungüento milagroso, el calor de la quemadura fue bajando poco a poco, tapo la herida con una gaza y se tiró en la cama para ver la película que había elegido, nos adentramos en una de las viejas favorita de mi madre. Llena de romanísimo. Casi no hablamos durante la película, solo opiniones de que pasaría en la película. Si él se quedaría con ella o no, era trampa porque mamá la había visto millones de veces.
—Adam decidió no regresar contigo —dijo mamá finalmente. Sabía que no había venido a consentirme, tenía preguntas que tenía que contestar.
—No, no vino. Las vacaciones aun no terminan, no había razón para que regresara.
—Cariño, tú eras razón para regresar. Si tu decisión era volver a casa, el debió venir contigo. No sé si tienen algún tipo de problema, espero que no sea de ese modo, se lo mucho que duelen y se lo poco comunicativa que eres, en cierto punto, eres igual a mí.
—Gracias, mamá pero no, no tenemos problemas.
—Pareciera que sí. No veo la misma chispa mágica que veía antes —mi madre me veía con sus ojos de inspección. No quería que me viera con esos ojos.
— ¡Mamá los tiempos han cambiado! No son como solían ser. No tengo problemas y él puede quedarse en el maldito Cádiz si quiere. Solo… no quiero hablar de eso.
Mi respiración estaba agitada. Nunca le había hablado de ese modo a mi madre, últimamente mi humor, mi fuerza de mantenerme callada se estaba volviendo mínima. Estaba a la defensiva todo el tiempo. No quería saber de nada ni de nadie.
—Lo siento —dije al ver que mamá no decía nada, sorprendida de mi arrebato.
—Está bien, te entiendo. Solo necesito que sepas que estoy para lo que necesites. Tampoco sé que está pasando contigo pero necesito que arregles esa cabeza tan loca que tienes.
—No es eso, solo… bueno, si tengo muchas cosas en la cabeza.
—Como sea —dijo poniéndose de pie al tiempo que revisaba su teléfono —. Alguien te busca. También me parece rara esa visita. No voy a preguntar más, cuando sea tiempo tú me contaras.
— ¿Quién esta abajo? —pregunté sabiendo que no había nadie en Londres. Nadie de mi grupo al menos.
—Baja y descúbrelo. Solo una cosa más —me tiro un sostén —. No quiero que tus pequeñas estén revotando por toda la planta baja.
Con una sonrisa en la cara, estaba a segundos de quítame la blusa cuando recordé que tenía los chupones que Adam solía darme para no ponerme escote. Tomando una blusa más tapada y el sostén, fui directo al baño antes de decirle a mamá que mis “pequeñas” no eran tan pequeñas.
Al salir de la habitación, baje lo más rápido posible esas escaleras. Tenía demasiada curiosidad de que iba a encontrar. No sabía a quién esperar. Ayer había hablado con Louis y también con Rees. Mi hermano me contó sus planes para hoy, irían a hacer kitesurfing y a bucear. Cosas que si estuviera en un estado mejor de ánimo, les pediría miles de fotografías. Quería vivir esa experiencia con ellos.
— ¿Dejaste a mi hijo solo en esa isla? —la voz de mi padre me dejo estatica al otro lado.
—No quiso regresar. Además ya está grande, se quedó con Charlie y Maurice. Solo son tres días, prometo que está en buenas manos — ¡Louis! Su voz me tenso toda la piel ¡Mierda! ¿Qué diablos hace aquí?
—Bueno, es bueno que te enfermaras, a Holly le caerá bien tener a alguien aquí. ¿Algún plan?
Escuche la risa de Lou antes que le contestara a mi padre. Abrí un poco la puerta para verlos sentados en los sillones cafés. Papá tenía un vaso de wisky en las manos, Lou en cambio una botella de agua pura. Su camisa blanca de botones se marcaba perfectamente en su cuerpo. Maldito perfecto cuerpo que tanto me gustaba.
—Estoy enfermo del estómago, por lo que no puedo estar muy lejos del baño. Pensaba invitarla a ver una película aquí en casa. El teatro que montaste en la sala de juegos es demasiado genial, Will.
—Tienes que ver la nueva película de Blood True circuit, está muy buena, más con los efectos amplificados y el maldito sonido que emiten esos alta voces.
Negué con la cabeza. Tema débil de papá… su sala de juegos. Él y Rees trabajaban mucho en mantenerla siempre moderna y activa. Era el lugar donde hacían interacción padre e hijo. Cuando ya estaba cansada de espiarlos, entre sin avisar que lo haría. Lou fue el primero en pararse para verme con esos ojos enormes gises que tenía. Iguales a los de su padre.
—Hola —dije sorprendida.
— ¡Hey, Sisi! ¿Cómo vas?
—Bien… ¿papá, como vas con tu discurso? —Tenía que aliviar un poco la tensión —. Lo leí por ti, es muy bueno. Le agregue unas cuantas frases populistas, ya sé que no te gustan pero…
—Sé que quedaran perfectas. Siempre le agregas el toque a mis discursos.
—No sabía que te ayudaba con los discursos, Will —dijo Lou con una sonrisa en la cara.
—Mi chiquita siempre me ayuda en todo lo que necesito, a este viejo se le olvida a veces como explicarle a la gente lo que quiero para que el mundo sea mejor.
Vi la cara de Louis extenderse exageradamente. Con una doble toma, primero a papá, luego a mí. Asintiendo con la cabeza, se metieron una vez más en el tema del discurso, Louis estudiaba medicina para no seguir los pasos políticos, no era muy su habilidad, o no le gustaba. Tampoco me lo imaginaba como mi padre, negociando con gente muy importante acerca de los problemas para combatir la pobreza, la desnutrición y la negociación entre países en guerra.
—Bueno jóvenes, los dejo para que puedan platicar. Yo iré a convencer a tu madre que vayamos a la iglesia de San Paul a ver el atardecer mientras comemos un helado o café frio. Amo pasar tiempo con esa mujer.
Poniéndose de pie, lo acompañamos como el protocolo manda. Dándole un beso en la mejilla, papá salió de la habitación dejándome a solas con Louis. Mi cuerpo ya estaba hiperventilando todo lo que podía, estaba tensa por tenerlo aquí en casa.
— ¿Vemos una película? —preguntó acercándose a mí.
— ¿Por qué estás aquí? —no podía contestarle eso si no me daba una explicación antes.
—Porque tú me lo pediste, en cierto sentido. Te gustaría tenerme aquí, y estoy aquí. Así de sencillo. Necesitaba verte, Hol.
— ¿Regresaste por mí? No entiendo ¿Por qué harías eso? —Acercándose más, Lou tomó mi cara con las dos manos atrayéndome a él.
— ¿Puedo besarte?
Asintiendo con la cabeza, sin mover mis manos, deje que sus manos me acercaran a sus labios. La sensación húmeda que tanto extrañaba. El beso fue rápido, suave he increíble. Dejándome con ganas de más. Me intente acercar una vez más para recibirlo pero un golpe en la puerta nos separó de inmediato.
—Lo siento —dijo mamá interrumpiendo —, no quería interrumpir. Quería preguntarles si querían pedir algo de comer para la película, no he ido de compras por lo que estamos escasos de comida.
—Sin problema, Abbi, yo iré a comprar algo de comer para la película. Será divertido ir a traer lo que más nos gusta.
No tenía ni una puta idea de cómo estaba mi cara, de seguro roja como un tomate ¿Por qué entro justo en ese momento? De seguro nos vio, no hubiera pedido perdón de ser de otro modo. ¡Dios mío! Qué problema.
—Bueno, sigan en lo suyo. Nosotros nos iremos a dar una vuelta con tu padre, cenaremos fuera. Pórtense bien y… si no van a portarse bien al menos usen protección.
— ¡Mama! —grité sin pensar.
—Tía Abby, es mi prima. ¿Cómo se te ocurre decir algo parecido?
—Además estoy comprometida y Louis… —lo vi por unos segundos antes de pronunciar estas palabras que tanto dolían —también lo está. Es como mi hermano.
—He, tranquilos. Solo decía —se encogió de hombros con una gran sonrisa en la cara. Dando media vuelta, desapareció por la puerta de entrada. Esto había sido demasiado vergonzoso.
Me acerque a la ventana para corroborar que el carro de papá saliera fuera de la mansión. No podíamos ser tan descuidados. Cuando di media vuelta para ver a Louis otra vez, este se estaba cubriendo la cara, riendo en voz baja. Era contagiosa, por lo que no pude evitar soltar una carcajada de regreso. Sentándome junto a él, deje que levantara mi pierna para colocarme ahorcajadas sobre él. Nuestros ojos se encontraron unos segundos antes que me volviera a besar. Esta vez, su lengua invadió mi boca llevándome hasta la locura más grande. Me retorcí en sus brazos asegurándome que no me soltara.
Sus manos bajaban y subían por mi espalda. Reclamando mi cuerpo y mí ser. Cuando nos separamos unos centímetros en busca de aire, acomode mi pierna de manera que no me doliera la amolla junto a la rodilla derecha. La cara que hice no le gustó mucho a Louis, por lo que me sentó junto a él. Sus manos invadieron mi cuerpo, metiendo su mano debajo de mi pijama. Sentirlo en su totalidad era todo lo que necesitaba. Inspecciono unos segundos la quemadura que ahora estaba tapada con una gaza. La descubrió unos segundos corroborando que fuera una quemadura de motor real. Comencé a narrar la historia de lo que había pasado. No esquive ningún detalle, tenía que ser muy sincera con Louis si quería que esto funcionara.
— ¡Dios no quiero saber! —grito cuando dije que quería tener sexo. Aun así termine la historia aunque no quisiera saberla. Necesitaba que entendiera que esta vez no me había pegado.
—Eso es todo, Lou, no pasó nada.
— ¿No te acostaste con él?
—No, no pude —dije avergonzada.
—Eso es tremendamente bueno, ven —dijo poniéndose de pie —. Vamos a comprar comida y luego a ver la película.
—Pensé que tendríamos sexo. Mis padres no están, seria de aprovechar que…
—Lo sé, pero por ahora, solo quiero ir a comprar comida. También pasar por la farmacia, necesito condones.
Me tape la boca para contener la risa. No tenía sentido, Lou sabía que tomaba la píldora, podíamos hacer absolutamente todo sin el riesgo de quedar embarazada. Encogiéndome de hombros le di esa mirada de “tiene que ser una broma” cuando no sonrió de regreso caí en la cuenta. Los condones no eran para usarlos conmigo.
—Oh, mierda. Pensé que… bueno, no sabía que verías a Tammy más tarde —decirlo en voz alta era mucho más doloroso que solo pensarlo.
— ¿Qué? no, Hol ¿Qué diablos estas diciendo? Tía Abby dijo que usara protección, eso es exactamente lo que iba a hacer.
—Pero tomo la píldora —dije observándolo muy seria.
—Sí, bueno, tu madre fue la que lo dijo, no yo —dándome un beso en los labios ayudo a que me pusiera de pie —. Necesito darte de comer, ver una película y abrazarte mucho en este tiempo.
— ¿Por qué? —pregunté sin poder creérmelo. Esto no era como nuestros encuentros de siempre. Este tenía algo muy íntimo dentro.
—Decidí que esto es más que sexo, Hol. Estoy sintiendo alguna mierda por ti que no sé cómo arreglar. En cuanto sepa que hacer, voy a consentirte en escondidas del mundo. No puedo mandar a mi Agapi a la mierda de un día para otro, como tú tampoco puedes hacerlo. Vamos a lograrlo, pero por ahora, solo queda ir a comer.
— ¿Estás diciendo que me quieres? —dije sin dejar de verlo.
—Estoy diciendo que te quiero, te necesito y que voy a luchar por ti. Antes de ser impulsivos y salir gritándole al mundo que nos queremos, vamos a tener que hacerlo poco a poco.
—Yo sigo con Adam y tú con Tammy hasta que sepamos cómo decirle al mundo ¿Asi es?
—Exactamente. Ahora ¿Comida Tailandesa?
—No —dije firme cruzándome de brazos —. Comida Mexicana. Quiero enchiladas, tacos y con nachos con queso.
Tomándome de la cara, Louis volvió a besar mis labios antes de sacarme de la casa con mi ropa de dormir. Tomados de las manos, caminamos al deportivo que se abría al mencionar la palabra “Lou” maldición con la tecnología de ahora. Esperaba que cuando me regalaran mi primer carro, fuera una nave de esas. Me encantaban.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top