Capitulo ST 13
Capitulo trece
Holly:
-No contestaste el teléfono anoche -Adam estaba sentado en una de las sillas frente a la piscina. Su cabello era un escándalo matutino y definitivamente estaba molesto.
No le gustaba que no le contestara el teléfono. Lamentablemente ayer había estado demasiado ocupada en la sala de masajes de mamá y tía Mary. Salirme de casa no era el problema y encontrarnos en el punto de unión de la casa era mucho más fácil de lo que hubiera imaginado. Pasamos horas besándonos, tocándonos, hablando de cosas tan sencillas que nunca dijimos. Intentábamos no pensar en cómo solía ser nuestra vida antes que esta relación empezara. Todo parecía color de rosas ayer. Nunca antes alguien me había hecho sentir lo que Louis me hacía sentir en ese momento. La manera en que sus dedos me tomaban con delicadeza. Muchas veces durante el sexo, me pidió que no fuera tan agresiva. Supongo que las malas costumbres de cómo me trata Adam tampoco con normales en el sexo. Cuando terminamos, no tenía marcas ni en el pecho, ni en los brazos. Otra gran novedad.
-Lo siento cariño -dije viéndolo a los ojos. Era tan fácil mentirle.
- ¿Te quedas hoy en mi apartamento? -preguntó jalándome a su regazo.
¡Ni de loca! Quise gritar. Claro que dándole un beso en los labios pensando en cómo me sabían de diferentes a los de Louis. Le explique qué mamá tenía planes de ver una película en casa. Toda la familia antes que mi hermano se fuera mañana en la mañana. Tenía unos planes muy distintos para esta noche, una vez más, no incluían a Adam. Tampoco me emociono la idea de ver a Tammy por el jardín hace una hora. Eso quería decir que estaba con Louis. Esa chica me estaba empezando a caer como leche cortada.
Sonreí al recordar la cara de Louis ayer que le contaba acerca de Adam. Fruncía el ceño haciendo gestos de asco. Disculpándome con Adam, salí corriendo al baño de los vestidores para mandarle un mensaje. Ya teníamos cambiados los nombres. Palabras claves y casi la mitad de nuestro secreto planeado. Realmente fue una noche constructiva. Mentir acerca de nosotros se estaba volviendo muy fácil. Fue demasiado gracioso ver a Louis ponerme un nombre que me identificara. El nombre de él fue mucho más difícil que el mío. Todo era acerca de comida, dulce y deliciosa.
Yo: Espero que cada vez que la leas pienses en mí.
Primera palabra clave leer era igual a besar. Amaba esto de jugar a lo secreto. Se volvía mucho más excitante. Ayer cuando escogíamos una palabra, la probábamos mientras nos besábamos. Si sonaba bien, quedaba si no, nos besábamos otro montón antes de escoger otra. Leer fue su palabra, se negó a cambiarla.
Butter: Lo que más extraño es cada vez que me lee no se siente igual. Necesito su lengua escarbando hasta la última letra de cada página. Eso solo lo sabes hacer tu. Nadie lee como tú.
Yo: tentación nivel ¡ QUIERO LEERLO!
Butter: hasta la última página, princesa.
Guarde el teléfono sonriendo como estúpida. Ya de seguro este idiota va a pensar que él es el que me hace sonreír como loca. Si realmente pudiera elegir, Adam ya no estaría en mi vida. Algo no se sentía correcto al estar con él. Pero tampoco podía dejarlo. Algo me ataba a él, no solo el hecho que fuera mi Agapi, quería hacerlo pagar por todas las traiciones que me había hecho a lo largo de estos tres años. Conocía cada una de los deslices con Andria. Pero no solo eso, era el miedo que sentía de alejarme y que me pegara, o me buscara y me hiciera pagar por dejarlo mal ante la elite. Lo conocía bien, y sabía que sería de ese modo.
Por otro lado, me asustaba muchísimo el tener que quedarme sola. Sabía que nadie me reclamaría, nadie pediría mi mano sabiendo que estaba muy comprometida con Adam. De todos modos, si lograra tener una carta, de cualquier persona, no la quisiera. Solo había una que me interesaba y estaba segura jamás llegaría. Ya estaba comprometido.
Cuando Adam finalmente se había ido de casa. Corrí a bañarme. Tenía que estar lista para hoy en la noche. Nos juntaríamos a cenar en nuestro nuevo escondite. Realmente la sala de masajes era toda una odisea. La cama de mamá y tía Mary eran muy cómodas. Sin mencionar el aroma tan natural que desprendía del sauna o el jacuzzi. Arreglando mi cabello, colocando un poco de maquillaje, un vestido pegado, tacones blancos y la bolsa a juego. Me gustaba el aspecto arreglada pero no exagerada. Diciéndole a mamá que dormiría en la casa de Beth, corrí hasta nuestro lugar secreto. Ahí estaba Louis, con las luces apagadas. Todo el lugar iluminado con velas. Cerca de la mesita de entrada, había montado un pequeño banquete de comida China. Nadie podría decir que había alguien dentro a menos que se acercaran demasiado.
Louis estaba sentado, sin camisa -como era la nueva costumbre- en el suelo con todos los cojines. Tenía una cerveza en la mano con su brazo descansando en la rodilla. Tenía esa mirada en sus ojos que decían mil palabras sin decir absolutamente nada. Quería besarlo desesperadamente. Sentándome junto a él, me acerque para atraerlo a mí. Este se alejó dándome una botellita de enjuague bucal. En un principio ese leve movimiento me dejo perdida, hasta que comprendí lo que me estaba dando.
-No quiero gérmenes de Adam -dijo sin apartar la sonrisa de su rostro.
-Yo tampoco quiero los de Tammy -dije a la defensiva.
Louis se acercó tirándome el aliento. Un aliento fresco con aroma a menta. Cerré los ojos disfrutando de todo su aroma. No solo era la menta, claro está, era él. Quitándole el enjuague de la mano, me encamine al baño. Destapando la botellita, me empine el líquido azul mezclándolo en mi boca. Después de unos segundos, ese momento cuando la lengua te empieza a picar por el alcohol, escupí el resto en el lavamanos. Limpiándome la boca con la toallita, salí de regreso a donde estaba Lou, aun con la botella en la mano. No le había dado ni un trago, lo cual era extraño.
- ¿No vas a tomarte tu cerveza? -pregunté señalando la botella.
-No, seria asqueroso con el sabor a enjuague bucal. Ven aquí. Tampoco vamos a comer ahora que tenemos menta en la boca. Entonces se me ocurre que puedo besarte y hacerte el amor hasta que esta sensación se nos pase, luego podemos cenar ¿Te parece?
No tenía que decirlo dos veces. En un segundo ya estaba en su regazo, besándolo como si mi vida dependiera de esto. Lo tomaba del pelo guiando su boca a mis pechos. La camisa y el sostén fueron lo primero en desaparecer. Me removí impaciente por su tacto. Era extraño como mi mente se desconectaba del mundo exterior concentrándose en solo Lou. Mi mundo se volvía vacío y al mismo tiempo lleno por esa sensación de necesidad que tenía por él. Sus manos subían y bajaban en mi espalda mientras sus labios reclamaban todo mi ser.
Un golpe en la puerta me saco de mi éxtasis que estaba sintiendo. Lou fue mucho más rápido en reaccionar indicándome que me metiera bajo la mesa. Hice lo que me decía quedándome completamente estatica. La mesa era baja y con los cojines que había puesto no se veía nada. Lou se acomodó esperando a que la persona fuera lograra abrir la puerta, en menos de lo que esperaba. Lou estaba ayudando al ser extraño del otro lado.
- ¡Mierda! -escuche la voz de Rees.
-Lo lamento. Ya está ocupado.
-Tienes que estar jodiendome ¿Velas y comida china? No sabía que a Tammy le gustaba toda esa mierda.
-Charlotte -saludo Louis. Era obvio que estaba intentando desviar la conversación. Un minuto ¿Charlotte? ¿Quién diablos es ella? Mierda, tengo que tener una seria platica con mi hermano. Ya se está pasando a todas las de la lista, eso no me gusta para nada. Era igual a mi hermano, celosa con las mujeres que salía. Que pasada, debíamos aprender a aceptar las relaciones del otro.
-Hola, Lou. Lamentamos interrumpir. Quizá sea mejor...
-Dale, está la casa del árbol -la interrumpió Rees -. A Holly le encanta estar ahí metida, pero esta vez está en la casa de ese idiota de Adam, no me creo que este con Beth. La vi hace una hora en BarQ. Nos vemos mañana.
-Mándale saludos a Tammy, hacen una pareja demasiado linda. Son tan tiernos juntos. ¡Dios mío! La manera en que la miras es tan... rematico. Dale un beso de mi parte.
Cuando Louis cerró la puerta salí muy molesta por tres cosas. Uno, mi casa del árbol tendría fluidos vaginales de una tal Charlotte y sudor de mi hermano. ¡Asqueroso! Segundo, odiaba la idea de tener que ocultarme debajo de una mesa y tercero y más importante ¡¿Linda pareja?! Sinceramente antes no odiaba tanto a Tammy, pero estos celos que poco a poco se formaban en mi interior eran demasiado desagradables.
- ¿Estas bien? -preguntó Lou ayudándome a salir.
¿Cómo diablos iba a responderle? No, Lou, odio a Tammy. Odio lo que estoy sintiendo por ella y más aún, odio tener que ocultarme. Esto estaba siendo difícil, eso que solo teníamos dos días con esta mentira. Sonriendo decidí ignorar el dolor que se acumulaba en mi corazón. Me puse de pie para quedar a centímetros de su cara. Jalándolo del cuello, hice que nuestros labios se encontraran. Lo bese de una manera bastante erótica. Necesitaba sentirlo y olvidarme de todo el resto del mundo. Esto estaba siendo demasiado para mi sistema. Tenía que olvidarme de esta sensación.
Louis:
Camine al baño a limpiarme. Holly estaba acostada cerca de la mesa, aun con la respiración acelerada. Le tire una toallita para que se limpiara ya que la muy haragana no quiso levantarse. No iba a culparla, estaba demasiado prendida que perdimos la noción del tiempo. Dos horas después, definitivamente necesitábamos comer algo. Estaba orgulloso de haber pedido la comida que no se calienta, los taquitos chinos, el sushi, el salmón, todo era para comer con los dedos, ninguna porquería que se pudiera arruinar si no estaba caliente o la necesidad de usar un microondas.
Caminando de regreso a la salita principal, me senté junto a Holly ayudando a limpiarla. Ella parecía sentirse bastante cómoda conmigo, abrió sus piernas sin ninguna vergüenza dejando que limpiara todos los restos de lo que acabábamos de hacer. Estaba tan húmeda que daban ganas de seguir excitándola. Era demasiado, lo sabía. Pero al mismo tiempo la necesitaba, era como una adicción. Una vez empezabas, no podías parar de tocarla, sentirla, quererla, desearla. Holly Hamilton se estaba convirtiendo en mi adicción.
- ¿Comida? -sugerí para quitarme los pensamientos de más sexo. Teníamos que parar un poco.
-Sí, muero del hambre -dijo sentándose delante de mí. La falta de ropa definitivamente sería un pequeño problema. Intente concentrarme en los palitos chinos tomando un rollo de sushi antes de metérselo en la boca. Holly obedeció a mis órdenes saboreando el trozo de arroz con salmón. Tomé uno observando como lo disfrutaba ella. Esto parecía tan normal. Si no fuera por la falta de ropa, las velas y el sexo que acabamos de tener, esto parecería como en los tiempos que éramos niños ayudándola a comer, bañarse, cambiarse o estudiar para un examen de matemática. Nuestras vidas lucían tan normales juntos, que era difícil imaginarse algo distinto.
-Me encanta la comida China -dijo con la boca llena -. Es tan... increíble.
-Sé que es de tus favoritas, Hol -sus labios me dieron esa sonrisa de medio lado que tanto me gusta antes de concentrarse en el taquito que tenía en las manos. Dejando caer su cabeza en mí pecho soltó un suspiro que me hizo temer a lo que podía decir. Chupando la grasa que le quedo en los dedos, se quedó perdida en el espacio.
No había dicho absolutamente nada, pero conocía muy bien a Holly. Estaba molesta por el comentario de Charlotte. No quería admitirlo, quizá jamás lo admitiría, pero sabía que era de ese modo. Yo me sentía de la misma manera con Adam. Vaya si no odiaba a ese idiota. Quería matarlo cada vez que la besaba. Incluso me pase horas viéndolos caminar por el jardín. La manera en que la hacía reír, en que la que tomaba su mano. Lo odiaba con todo mí ser.
Besando su cabello, decidí adentrarme a la sensación de tenerla cerca. Mañana me marcharía a Mykonos y tendría que dejarla. Algo muy dentro de mí se estaba formando y eso no era nada bueno. Quería a Holly, es más, amaba a Holly desde pequeños. Creímos juntos, era como mi hermana pequeña. La defendí muchísimas veces, la moleste otras tantas, en fin, era difícil de explicar. Verla ahora, después de las pequeñas cosas que nos estaban uniendo de una manera tan distinta, las cosas definitivamente era diferentes.
Holly había destapado cosas en mi forma de verla que jamás pensé en ver. El día que la vi vulnerable, el día que me beso, el día que me hizo desearla, por todas esas pequeñas cosas que me hicieron cambiar la forma de verla, las amaba y odiaba al mismo tiempo. ¿Cuántas veces no maldije ese primer beso? ¿Cuántas veces me arrepentí de lo bien que se sentía? No era la sensación que concebía con el resto de mujeres de este mundo. No era ni de cerca nada de eso. Era diferente, inexplicable.
Dándole un beso en la frente a Holly, deje los palillos en la mesa antes de darle la vuelta para verla. Inmediatamente se acomodó en mi regazo envolviendo sus piernas alrededor mi cadera. Definitivamente todo parecía tan normal. Era como si hubiéramos estado destinados a estar juntos. Todo en nosotros casaba perfectamente. ¡Que mierda! Éramos perfectos juntos y no podíamos disfrutarlo libremente.
-No entiendo que estás haciendo conmigo, Hol -dije viéndola fijamente a esos ojos azules.
-Lo mismo me pregunto yo, señor Montgomery ¿Qué estás haciendo conmigo?
-Estamos muy jodidos, señorita, muy jodidos.
Hola a todas y todos... Hace mucho que no les dejaba un mensajito por aquí. Primero, quiero agradecerles a todos por leer y por ser pacientes con los capítulos, segundo, agradecería millones si votaran si les está gustando y como siempre los comentarios que tanto amo y tercero y último... si han disfrutado de mis novelas... ayúdenme a promoverlas.
Siempre dije que no iba a pedir nada a mis lectoras, ya solo con el hecho de tomarse el tiempo y leerme es más de lo que puedo pedir, pero quiero crecer y lograr que mucha más gente logre leer mis historias que están hechas para todos ustedes. Por eso les pido ayuda.
Se les quiere y MIL GRACIAS
@NikyMoli
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