No conozco a muchas chicas que usen reloj, pero tú eres una de ellas, y me encanta.

Eres puntual, sé que detestas hacer esperar a la gente y que te hagan esperar. ¿Sabes qué otras cosas puedo decir de ti? Que usas tu cabello como escudo, porque jamás lo atas o lo apartas lo suficiente. ¿Algo más? Eres detallista y te gusta hacer sentir bien a la gente. Te he oído decirle a tus amigas que te gustan sus suéters o la forma de sus cejas.

Algunos de tus cumplidos son raros, pero mentiría si dijera que no muero por saber qué rarezas dirías sobre mí.

Acabas de ponerte de pie. Hoy he llegado tarde y conseguí asiento al fondo. Te veo caminar en mi dirección y aprovecho que tus ojos están sobre tu teléfono para mirarte.

Esos jeans te quedan geniales. Adoro la curva de tus muslos. El pañuelo alrededor de tu cuello está atado como si fueras toda una profesional haciendo nudos. Si quieres atar a alguien a una cama, me ofrezco como voluntario.

Tienes que pasar entre dos bancos que están demasiado juntos, así que te pones de lado y uno de los chicos tiene un vistazo en primer plano de tu jardín trasero.

Dios, jamás me pregunté si tenías novio...

Espero que no. Me sentiría culpable fantaseando con alguien que no está disponible.

Pasas frente a mí. Tus ojos dejan la pantalla y van de camino a encontrarse con los míos, pero como acto reflejo alejo la vista.

Idiota, idiota, idiota.

Suspiro frustrado en cuanto te marchas.