Capítulo 3

*

Me encontraba en una habitación color blanco, una chica de unos 12 años estaba enfrente de mi... esperen un momento, era yo.

El chico de aspecto asiático entró y se sentó a mi lado en la cama.

-¿que te dijo la Ministra?- cuestioné

-me tengo que ir.

-tardé o temprano pasaría- miré mis zapatos-. Para eso es que están aquí.

-lo siento- pasó su brazo por mis hombros.

-cuida de él por mi ¿si?- lo abracé.

-pequeña...- me abrazó más fuerte-. Sabes que él te quiere mucho, en alguna parte todavía tiene recuerdos tuyos.

-no mientas, no me recuerda y no lo hará más- deshice el abrazo y volví a mirar mis zapatos-. Al igual que tú, en un par de horas ni siquiera sabrás que existo y olvidaras este momento.

-no lo voy hacer- afirmó-. Eres mi mejor amiga ¿cómo olvidaría esta cara de mapache?

Le di codazo suave y ambos reímos. Nos pusimos de pie y lo acompañé hasta la puerta del quirófano.

-te quiero- lo volví a abrazar.

-y yo a ti- me abraza más fuerte.

La yo del sueño comenzó a sollozar. Al parecer se conocían de hace tiempo, ¿quiere decir que el asiático y yo nos conocíamos? O sólo mi cerebro estaba jugando conmigo.

-no llores, pareces niña- bromeó.

-soy una niña, cara de zorrillo- le saqué la lengua.

Unos médicos salieron del quirófano, les dijeron algo y el asiático se volteó a mirarme. Beso mi frente y entró al quirófano.

(Fin del Sueño)

Me desperté con los llorosos, me limpié las lagrimas y miré a mi derecha, ahí estaba Thomas profundamente dormido, tenía la boca levemente abierta, era tan gracioso. Por como veía era muy temprano, el sol todavía no salía y las puertas del Laberinto seguían cerradas.

A lo lejos veo que alguien se dirige a las puertas, es el chico asiático, ¿por que habré soñado con él?

Me puse mis botas y fui a dar un paseo. Conocería éste lugar por mi cuenta. Caminé hacia la huerta, tomé una manzana y seguí caminando. En el matadero había un perro, el cual comenzó a gruñirme.

-shhhh, tranquilo- me acerqué lento-. Eso es, que bonito perro.

Le empecé a acariciar la cabeza y después la barriga. Al parecer le gustó, se durmió y yo seguí con mi recorrido. Había algunas cabañas no muchas y al lado de estás estaban las hamacas. Al parecer alguien se levantó.

Le sonreí. Voy a la cocina de Sarten, la cual estaba muy sucia; los platos de anoche estaban por todas partes y botellas tiradas, ¿que acaso nunca limpian?

Recogí cada botella y las coloqué en un lugar específico, junte cada plato y las sobras las junte en un plato y se las llevé a los cerdos, limpié cada plato y los puse en la mesa. Ya que quedó limpio todo, me preparé un sándwich. Me apoyo en la pared y antes de darle la primer mordida Sarten hace acto de presencia.

-lo puedo explicar- muerdo mi sándwich.

-¿ah sí? Yo lo veo claro, ¿quién te dio permiso de meter mano en mi cocina?

-pues... -salí corriendo.

Sarten me siguió hasta la puerta, después volvió adentro. Me fui a sentar en la entrada del bosque, recargue mi espalda en uno de los árboles y saboree mi sándwich.

Ya estaba más amanecido así que todos estaban despiertos. Algunos me dedicaban una sonrisa o un buenos días, otros sólo me ignoraban.

-buen dia

-hola- saludó a Thomas.

-¿que haces?

-descanso, Sarten tenía la cocina muy sucia- cruzó mis piernas.

-¿Sarten sabe que estuviste en su cocina?- sonrió

-me encontró cuando estaba comiéndose un sándwich.

Thomas rio por lo bajo y negó.

-odia que entren a su cocina. La regla de oro; nunca entres a esa cocina.

-nota mental, nunca entrar a la cocina de Sarten- sonrió.

Thomas me miró y volvió a reír. Escuché un chillido horrible, enseguida cubri mis oídos y al parecer soy la única ya que todos seguían como si nada. Las puertas se comenzaron a abrir.

-tranquila te acostumbras- arranca un poco de pasto.

-ya no escucho nada

-dramática- entrecierra los ojos-. Vamos a desayunar.

Caminamos hasta la cocina -ya limpia- de Sarten. Hacíamos fila para recibir lo que parecía huevo con tocino.

-aquí tienes- me entrega mi plato y al ver que soy yo, su cara cambia a una de decepción.

-gracias- sonrió inocente.

-ahora te odia- susurra Thomas.

Nos vamos a una mesa donde estaban Newt, Alby, Cejas Locas, el encargado del matadero, Chuck y los Doc. Desayunamos en silencio.

Después del desayuno, fui a ayudar a Newt y Thomas en la huerta. Era fácil sólo había que ir por; fertilizante, traer tierra, acarrear agua, cortar manzanas y las demás frutas, sacar las zanahorias y cebollas... lo admito era difícil.

-no pensé que una chica aguantará tanto- dice Newt.

-y aún no ves nada- sonrió.

-¿por qué no vas al matadero?- sugirió Thomas.

-Thomas, no mataré animalitos inocentes, ¿me viste cara de asesina?

Ya los había alimentado en la mañana. Corté unas cuantas uvas y me las comí tranquilamente, Newt me regaño así que le lancé una uva y le golpee el ojo. Thomas risa discreta, se comenzó a reír y le lance otro uva.

Digo risa discreta porque su risa se escucha a kilómetros. Ambos abrieron la boca sorprendidos, era hora de irme.

-¡ya verás!- dijeron los dos al unismo.

Comenzaron a perseguirme por todo el Claro. Les gritaba que me dejarán en paz y ellos sólo decían que no hasta que se vengaran. Corrí como loca, si me alcanzaban era mi fin. 

Me encontré con Chuck y me escondió detrás de él, pero ellos no paraban de correr. Dejé a Chuck y seguí corriendo, me escondi detrás de una cabaña y los chicos aparecieron uno a cada lado y se empezaron a acercarse lento; cuando estaban muy cerca querían atraparme pero me agaché y pase por abajo de los pies de Newt y salí corriendo. Ellos al tratar de atraparme se abrazaron por error.

-¡me las pagarás pequeña!- gritó Thomas.

Seguí corriendo y por ir volteando para atrás choque con Alby.

-¿Qué tienes, Ángela?- me tomó por los hombros.

-Alby... -tomé aire, ya que estaba muy agitada- me quieren... atrapar.

Me escondía detrás de él cuando miré a Newt acercarse.

-¿Newt que está pasando?- cuestionó Alby confundido.

-déjame atraparla- respondió Newt.

-no, Alby me quieren matar- exclamó  entre risas.

-¿por que?- se giró para mirarme.

-pues sólo por que les lance una uva- sonrió como si fuera inocente.

Miré sobre el hombro de Alby, Newt sonreía de oreja a oreja y cuando menos lo esperé unos brazos me tomaron de la cintura y me llevaron lejos de Alby. Trataba de voltear par a ver quien era, pero con escuchar su risa mi duda fue respondida, Thomas me hizo girar hasta que el mismo perdió el equilibrio y ambos caímos.

-te dije que me las pagarías, Angelito. Falta la venganza de Newt- me sujetó del brazo.

Levantó la cabeza y ahí viene Newt. Intentó que Thomas me suelte, le suplicó y en un acto de desesperación, le pellizco la mano para que me soltara. Fue demasiado tarde, Newt se subió arriba de mi.

-esta es mi venganza- dijo malévolo.

Empezó a hacerme cosquillas, pataleaba y daba manotazos pero no dejaba de hacerme cosquillas, se me ocurrió la magnífica idea de pedirle ayuda a los dos neandertales que tenía a un lado, me ignoraron y siguieron riéndose de mí. 

-¡quítate!... por favor- suplique.

Newt dejó de hacerme cosquillas y me ayudo a levantarme. Sacudi mi pantalón y mi cabello.

-maldito neandertal cabeza de rábano- le dije a Newt.

-me has ofendido- colocó su mano en su pecho.

-váyanse al demonio, ambos. Por su culpa casi me hago pipi- los tres rieron.

-¿estas enojada, Ángela?- pregunta Thomas.

En vez de responderle le mostré mi dedo de en medio. Volvió a reír. Me encaminó hacia otro lado, no les iba a volver a hablar en toda su existencia.

Sólo me aleje uno cuantos pasos, Thomas me sujetó de los brazos y Newt de las piernas. Alby se fue sin decirles nada y yo estaba siendo llevaba a ala fuerza al bosque. Hice intentos de que me soltaran, todos en vano.

Llegamos a un riachuelo. Se detuvieron y ya sabía lo que venía.

-Ni se les ocurra...- no pude terminar mi amenaza.

Me tiraron al río así como si nada. Esto es bullying. Ellos reían como si fuera lo más gracioso del mundo. El río es profundo y se nadar, pero los quería asustar un poco.

-¡idiotas, no sé nadar!- chapoteo e intentó mantenerme flotando.

Dejé de moverme y me comencé a hundir. Tomé todo el aire que pude, ya quería ver sus caras.

-¡¿guey que hicimos?!- exclama Thomas asustado.

-tenemos que sacarla.

Los dos se lanzaron al agua. Thomas me sujetó de la cintura y me arrastró  hacia afuera. Me dejó en la orilla y me miraban preocupados.

-¿ahora que?- preguntó-. Fue tu culpa.

-¡¿mi culpa?! Sabes que nada bueno sale de mi cabeza, tambien fue tu culpa por seguirme el juego.- se excusa Newt- Tommy, hay que darle respiración de boca a boca.

-¡¡ESTOY VIVA!!- gritó-. sólo era broma.

-maldita Larcha, me asustaste- Newt se pasó las manos por la cara.

-eso es para que no me vuelvan a lanzar así, me vieron cara de costal ¿o qué?- lo empujó.

-bueno, gracias a nuestra estimada tenemos la ropa mojada y si no la ponemos a secar nos vamos enfermar- informa Tommy.

-ahí tenemos una gran piedra, podemos dejar la ropa para que se seque- sugirió Newt.

Acto seguido se quitó la camiseta y los pantalones, quedando en calzoncillos. Genial, si alguien viene y nos encuentra así, va a pensar mal. Me volteé a ver a Thomas y él también se puso de pie y se quitó la camiseta y los pantalones. ¡Santa virgen de la papaya! Su abdomen estaba comenzando a marcarse y literal me quedé embobada mirándole. Dejaron su ropa sobre la gran piedra.

-Bien, Angie, siges tú -dice Newt.

-creo que me quieren ver en ropa interior- levanto una ceja.

-no queremos que te enfermes. No hay muchos medicamentos aquí, así que has caso- habló Thomas.

-hazlo- comentó ansioso.

-maldito miertero- murmuró- ¡No vean!

Fui a la roca y me deshice de mi ropa, quedando en ropa interior. Cuando me volteó Newt y Thomas apartaron la vista. Estos mierteros me estaban mirando, par de pervertidos.

-vez no era tan difícil, ven siéntate con nosotros- Newt palmeó el suelo.

-me voy a sentar aquí, tu ponte al lado de Thomas.

Newt se movió quedando al lado de Thomas y yo me senté a su lado. Pasaron unas horas y la ropa continuaba húmeda. Hablábamos de tonterías, estrategias para asaltar la cocina o posibles bromas.

-estoy aburrido- Thomas se deja caer de espaldas y extiende los brazos.

-yo igual- decimos Newt y yo al mismo tiempo.

En un impulsó, empujó a Newt al agua. Thomas se ríe. Newt tenía que haber salido desde hace varios segundos, pasan 20 segundos y no salía, me puse en cuatro patas y con un brazo movía el agua en busca de Newt pero nada. Thomas ya se empezaba a  preocupar y me ayudó a buscarlo, no lo encontrábamos. Unos brazos salieron disparados del agua y me jalaron hacia adentro.

-Newt, no vuelvas a asustar así- lo empujó.

-lo siento- se disculpó-, solo te quería hacer una broma.

-pues que broma de mal gusto- lo abracé.

En verdad pensé que lo había ahogado, si algo le pasaba no lo perdonaría en un millón de años. Llevaba aquí un día y él y Thomas son los únicos que se esforzaron para hacerme sentir bien.

-no pensé que te preocuparas tanto por mi, -pasa sus brazos por mi espalda- nadie lo hace. No le importó a nadie.

-pues a mí si. Me preocupas, ambos me preocupan, los quiero a los dos.  Son lo único que tengo en este lugar, son mis amigos.

Newt acariciaba mi cabello. Mi corazón estaba muy acelerado, me asusté mucho.

-Thomas ven.

-¿yo? ¿para qué?- pregunta confundido.

-Thomas ven, todavía que te voy a dar un abrazo- lo miré mal.

Tommy se acercó y los abracé a los dos al mismo tiempo, podría decirse que son mi nueva familia.

Después de eso nos quedamos un rato jugando en el agua como jiños pequeños. Ya que estabamos bien secos, nos pusimos la ropa y caminábamos al Claro.

-estoy tan cansada- arrastró loa pies-. Me quedaré aquí.

Me acosté  en el pasto al salir el bosque, y Thomas y Newt se recostaron uno de cada lado, mirabamos al cielo casi oscuro.

-los quiero- besé la mejilla de cada uno y volví a mirar al cielo.

Mis ojos empezaban a cerrarse, pero antes de quedarme dormida los chicos me dieron un beso en la mejilla cada uno, Thomas en la derecha y Newt en la izquierda y me dijeron 《también te queremos》. Sonrió y después me quedé  profundamente dormida.

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