Capítulo 29
*
Unos leves ronquidos provocan mi despertar. Primero son leves y silenciosos, pero después se vuelve todo un huracán podría ser absorbida por éste guey. En la silla Newt duerme pacíficamente con los brazos cruzados sobre su pecho, sus piernas estiradas y un surco de baba que va a parar a su hombro. Dormido sobre un catre está Minho, que es el productor de los ronquidos de oso. A un lado de mi esta Thomas, abrazandome delicadamente, apenas y me toca.
Recuerdo los sucesos anteriores, la cara del chico se veía demacrada por la picadura. De no ser por Gally y Peter estaría muerta ahora... un momento, ¿por qué sigo viva si me apuñalaron tres veces consecutivas en distintas partes del cuerpo?
¿A caso estoy soñando o es que este es mi espíritu que viene a despedirse antes de partirtir?
Newt se despierta alarmado, su respiración es acelerada y entrecortada. Pasa la vista por la habitación para luego reparar en mi persona. Sus ojos se iluminan, juraría que lo escuché sollozar.
-Hermanita... -su voz se quiebra. Aleja el brazo de Thomas el cual despierta al instante, ambos me ven como si no fuese real y la cuestión de que mi alma vino a despedirse vuelve asaltarme.
-Ángel... -mi novio pronuncia mi nombre cariñosamente.
Mi hermano toma mi mano con sutileza como si fuera a romperse, acaricia el dorso de ésta mientras sus ojos siguen analizando mi rostro. Thomas se bajo ya de la cama, salió como rayo por la puerta.
-Nos diste un jodido susto a todos -argumenta Newt, limpiando sus lágrimas.
-¿Qué... -aclaro mi garganta. Mi voz es demasiado ronca- qué paso?
-Despertaste, es lo que importa -una sonrisa torcida aparece en su rostro, pero no le llega hasta los ojos. Continúa llorando en silencio.
-¿Qué fue lo que pasó? -insisto.
Suspira antes de responder.
-Oliver te apuñaló en el abdomen y en la pierna. A él lo picaron, lo curioso es que no es Corredor, le ayudaba a Zart en la huerta.
-Se veía muy mal -digo, recordando la escalofriante apariencia de Oliver.
-Lo picaron hace días. El chico le había dicho a Zart que se sentia un tanto mal así que pidió descanso unos días -informa-. Lo vieron entrar aquí y después ya no supieron nada de él.
Hago en ademán de acomodarme en la cama, un dolor en el lado izquierdo de mi abdomen me detiene a inicio de la acción. Newt ofrece su ayuda y cuidadosamente logro apoyar bien la espalda contra la pared. La ropa que traía puesta fue sustituida por una camiseta grande, una cobija cubre lo que la camiseta no puede.
-¿Cuánto tiempo he estado aquí? -subo más la cobija, me siento prácticamente desnuda.
-Una semana -responde luego de un silencio prolongado. Vuelve a sujetar mi mano cuando mi rostro se deforma por la sorpresa, siete días inconciente... pudieron haber pensado cualquier cosa, inclusive enterarme viva. De nuevo, Newt responde las preguntas que aún no hago-. Cuando Gally te trajo cargando pensamos que habías muerto, Jeff dijo que tenías pulso todavía, débil, pero lo tenías, éso nos dio algo de esperanza. Se arriesgaron suturando la herida solamente, aquí no hay los materiales suficientes para operar como es debido. Te mantuvimos en observación para ver que no murieras.
La voz se le quiebra al final. Su mirada se cristaliza, quiere parecer fuerte, intenta con todas sus fuerzas no llorar frente a la hermana que casi pierde, es derrotado por un sonoro sollozo. Las lágrimas también cristalizan mis ojos, odio verlo llorar.
-Tan sólo el pensar que... que tú podías... -cubre sus ojos con la mano libre. Ya que tiene una de mis manos atrapada entre la suya, doy un tirón para que se acerque. Nos abrazos y el rompe en llanto en mi hombro-. Te quiero mucho.
-Y yo a ti -susurro contra su oído.
Una figura se remueve en el piso, levanta la cabeza y sus ojos alargados me analizan. Minho se pone de pie acercándose entre una guerra de llorar o no, mi hermano es un poco más sensible que él.
-¿Y qué dijiste? Ahora tendré un estorbo menos en el Laberinto.
Espero que me siga la broma pero en cambio resibo una mala mirada de su parte. Comprendo que no es tiempo de bromas ahora.
-No eres un estorbo -aclara.
Newt se hace a un lado permitiendo que está vez ser estrechada por el asiático. Thomas llega con los Docs detrás suyos, los tres tienen unas sonrisas que no se si sus ojos están iluminados de felicidad, o al igual que mi hermano cristalinos por las lágrimas.
Ellos hacen su trabajo revisando los puntos, mi pulso y demás cosas aburridas a las que espero paciente para poder irme de una maldita vez. Chuck aparece en la entrada con una enorme sonrisa, es retenido por Thomas quien le dice que aguarda a que Jeff y Clint terminen. Me sorprende el ver a Gally aquí, pero es más asombroso ver que por una vez él y Thomas no están intentando matarse, incluso me atrevo a decir que están llegando a una tregua silenciosa. Le debo la vida a este garlopo.
-Estás mejor, Angie -anuncia Clint.
-¿Quiere decir que ya puedo irme?
Hago el intento de bajar de la cama, prácticamente todos los presentes se me echaron encima para que volviera a sentarme. Dramáticos.
-Ni de chiste -argumenta Jeff-. Te quedarás otros dos días, luego veremos.
-Nada de ir al Laberinto o hacer muchos esfuerzos -agrega Clint.
-Bien -me resigno y hago a la idea de que seré una inútil por un par de días. Al menos hasta que mi recuperación concluya del todo.
Minho se despide para irse al Laberinto, agregando que luego volverá. Newt se retira para dejarme con Thomas a solas. En mi pierna hay una enorme cicatriz, recordatorio de aquel día tan horrendo.
Chuck ahora si se acerca para abrazarme.
-Ángel, estaba preocupado. Cuando Gally dijo que Oliver te atacó casi me muero, un minuto antes nosotros estábamos ahí y no vimos a ninguno de los dos.
-Es porque soy sigilosa, enano -alboroto su cabello rizado-. Vi que estabas reemplazandome por Teresa. Eres mi enano y no te pienso compartir, sólo yo puedo acompañarte hacer travesuras.
-Jamás te remplasaria. Eres mi mejor amiga -aclara.
-Ejem. ¿disculpa? -Thomas finge aclarar su garganta. Levanta las cejas ofendido por el comentario de Chuck.
-Tú no cuentas. Ella es mi mejor amiga mujer; tu eres mi mejor amigo hombre -sentencia.
-Así está mejor.
Observo a ambos chicos. La estancia aquí sin ellos y sin los otros dos larchos sería tan tediosa. Gally da tres pasos dentro de la habitación, dejo de reír. Quizás no me caiga del todo bien, es decir, su actitud pedante me resulta odiosa y todo pero le debo una, ¡y grande!
-Es aquí cuando te agradezco por salvar mi pellejo -digo. Lentamente me recargo en la pared.
-Y se supone que es aquí cuando digo que no es nada -dice. Su semblante ya está fruncido de esa forma que hace que sus cejas sean el doble de graciosas.
-Si hay un buen corazón detrás de ese semblante malvado y ceño fruncido -objeto.
-Me caes mejor que él -replica, señalando a Thomas con un movimiento de cabeza.
Contengo una carcajada al ver la cara de Thomas. Invito a Gally a quedarse un rato, declina mi invitación con la excusa de que tiene que supervisar a los otros constructores. Le vuelvo a dar las gracias antes de que cierre la puerta detrás suyo. Chuck toma la propuesta que Gally rechazo, cuanta mil historias que parecen sacadas de cuentos. Thomas finge escucharlas todas, sus ojos están puestos en mi temiendo que vaya a irme, lastima que no tengo a donde ir.
Inconsienteme paso la yema de mis dedos por la cicatriz en mi torso. Debo adivinar que a Oliver lo desterraron pues en ningún momento se ha escuchado algún grito suyo, en el caso de que lo hayan comenzado a tratar contra la picadura avanzada. Sus ojos llenos de locura, las cejas saltonas y su piel pálida, y él diciendo que están aquí porque los traicione. ¿En que forma es qué los traicione? es imposible. También estoy aquí, para que los traicionaria -en caso de que lo haya hecho- y después vendría yo también. Es ilógico.
Chuck continúa hablando por horas. No tiene otra cosa que hacer. Cuanta hasta el último suceso en los siete días que estuve incapacitada. Todas las mañanas Sartén preparaba un super desayuno para mi en caso de que despertará, Winston guardó un pollo para que yo lo mate después y Zart me está guardando mi cubeta para ir por fertilizante al bosque. Me acongoja el hecho pasaron un mal rato estos siete días, todos ellos con las esperanzas de que despertará. Ver a mi hermano de ésa forma, a Minho... hasta Gally se preocupó.
-Sino es por Peter, Oliver en verdad me hubiera matado -termino con mi relato de lo sucedido esa noche.
-¿Peter? -exclama Chuck incrédulo.
-No crees que es mucha coincidencia que Peter haya estado allí en el momento justo. ¡No me malinterpretes! Le agradezco de corazón que te haya salvado, pero se me hace muy sospechoso -dice Thomas.
-Quizás -le doy el beneficio de la duda.
-¿Ángela? -Teresa asoma la cabeza por la puerta. Le dedicó una sonrisa-. Hay alguien que quiere saber cómo estás.
Abre de lleno la puerta dejando ver a Peter a sus espaldas. Veo a Thomas esperando su reacción, una parte de mi cree que se lanzará a golpearlo de nuevo por lo que hizo semanas atrás. En lugar de éso nada más permanece sentado expectante a los movimientos del que se volvió su nuevo nemesis.
-Hola -saluda tímido el chico que una vez me cayó bien.
-¿Cómo sabías que Angie estaría detrás de la Finca a esa hora? -pregunta sin rodeos.
-La seguí -confiesa. Thomas se pone tenso a mi lado. Debo decir que no me sorprende esta confesión, ya llevaba días dando cuenta de la constante presencia de Peter a donde sea que fuese-. No te lo tomes a mal, lo hice y lo hacía antes porque quería disculparme por lo sucedido en la cabaña -aclara, admitiendo que me seguía-, en realidad estoy arreoentido. He querido hacer las pases con ambos, con todos en realidad.
-Y... -Teresa hace un ademán para que continúe.
-Lo lamento.
Sus disculpas son sinceras. Le creo al menos, por la cabeza de Thomas vaya a saber que está pasando pero yo si le creo.
-Disculpa aceptada -hablo luego de un silencio incómodo. Extiendo mi mano, Peter lo piensa un momento-. De alguna forma debo agradecerte que me hayas quitado de encima a Oliver.
Tuerce la comisura izquierda en una tímida sonrisa. Estrecha mi mano, este gesto tiene dos motivos, agradecimiento y tregua. Pobre de él que ahora tendrá que aguantar mi irritante presencia constante. Sólo hay que ver que es lo que Thomas hará, golpearlo espero que no.
Mueve la silla al levantarse, le hace frente y Peter no se intimida pero tampoco adopta una actitud de alfa pecho peludo.
-No acepto tu disculpa -dice, su semblante está inexpresivo aunque puedo ver una pequeña pizca de enojo en sus ojos-. Ahora te agradezco que hayas ayudado a Ángel; sin embargo no significa que vayamos a ser amigos.
-Con que dejes de intentar golpearme me conformo.
Oficialmente tenemos una tregua los tres. Quiero una cámara para tomarles una foto a estos dos. Peter acaba de volverse un conocido, desaparece de mi lista de personas que odio, lo transfiero a la conocidos, justo entre Gally y Teresa.
-Debo volver al matadero, o Winston me desollara.
-Diviértete matando pollos -sacudo la mano en de forma despedida.
-Recuperate pronto. Adiós -devuelve el saludo.
Me quedo mirando en dirección a la puerta después de que él se fue. Teresa sigue aquí, observo todo desde una esquina de la habitación junto a Chuck. Acabo de darme cuenta que trae otra de mis blusas, al igual que uno de mis pantalones, ¿quién rayos le presta mis cosas?
-Asustaste a muchos, Angie. -ella nota la insistente mirada sobre su ropa-. Newt dijo que podía tomar algo de tu ropa. La otra ya está limpia, la lave y la deje justo de donde la tomé.
-Esa blusa te queda bien -comento.
Sonríe por el halago. No paso por alto que el pantalón le queda un tanto flojo. Cada cierto tiempo se lo sube. No es culpa mía que sea el puro hueso, habemos personas que si tenemos carne en las piernas.
《Angelito...》 la voz de Thomas suena a una advertencia. 《Si continúas mirándola así la vas a poner incomoda》.
《Me importan tres pepinos. Esta usando mi ropa, ¡luce las blusas mejor que yo!》.
《Eso no es cierto》.
《¡Oye! Sus ojos están arriba》 protesto.
-¿Qué está pasando? -Teresa ríe nerviosa.
-¿Qué pasa de qué? -arrugo el entrecejo.
-Bueno, tú y Thomas están mirándose y haciéndose gestos como si estuvieran hablando pero no mueven los labios.
-Es una manía de ellos. Así son de raritos los dos -comenta Chuck.
Eso es mejor que tratar de explicarle que tenemos telepatía. Trato de que mi sonrisa no luzca tan falsa, asiento a la teoría de Chuck, Thomas hace lo mismo.
-Chuck y yo tenemos que ir a terminar de limpiar algunas cosas. Los dejamos solos.
-¿Cuáles cosas? Ya limpiamos todo -protesta el más chico de toda el Área.
-Mentiroso, falto un lugar para limpiar. Muévete -lo saca a rastras del cuarto. A la mitad del pasillo escucho que Chuck exclama y ríe frenético.
Por fin nos quedamos solos. Palmeo el lado libre de la pequeña cama, capta la señal, llena el espacio vacío. Apoya la cabeza sobre la palma de su mano, observando detenidamente mi facciones. No puedo hacer mucho para ponerme en una posición cómoda, tanto mi brazo como pierna duelen al igual que mi pecho, sólo puedo estar boca arriba o sentada. Removieron las suturas pues habían hecho su trabajo de cerrar a la perfección las heridas, dejaron nada más una cicatriz en su lugar. Casi me llevo todo el día darme cuenta que la camiseta pertenece a Winston, él es el larcho de menos estatura aquí -antes que Chuck claro- y si hubiera usado una de Newt o Thomas hubiera enseñado más de la cuenta a los Docs.
-¿Te pasa algo? -pregunto.
-Siento que lo que te paso fue mi culpa, tenía que haber ido contigo.
-Ni tú ni nadie sabía lo que iba a pasar, Tommy -tomo su mano.
-Aun así, se supone que debo cuidarte -entrelaza nuestros dedos.
-Eres mi novio, no mi guardaespaldas personal.
-Me prometí a mi mismo que jamás iba dejar que algo malo te pasará. Ahora me doy cuenta que no puedo cumplir con lo que prometo -suspira derrotado.
-Escucha, no es culpa tuya ni mía ni de nadie salvo de las personas que crearon los Penitentes, nos pusieron aquí e hicieron que pícaran a Oliver -hago el mayor esfuerzo para quedar frente a él, tomo su rostro con mis manos para que me vea a la cara y vea lo en serio que estoy hablando-. ¿Entiendes eso? No-es-tu-culpa.
Coloca una de sus manos sobre una mía. Su mirada ya no tiene ese peculiar brillo curioso que la caracteriza, algo más opaca todo eso. Preciona sus labios en mi frente.
-Ven aquí -rodea mis hombros atrayendome a su cuerpo. Acomodo mi cabeza en su hombro y lo rodeo por la cintura-. Lo siento mucho.
-No tengo nada que perdonarte -susurro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top