Capítulo 27
*
—Él contó otra cosa muy diferente —dice, después de contarle los sucesos.
—Apuesto a que sí.
—Bueno, tengo que irme. Le prometí a Chuck ayudarle con unas cosas —sacude sus pantalones.
Insisto en que mi blusa le queda mejor que a mí.
—Nos vemos en la cena —sonrío poco.
—Sí. Adiós.
Me cae bien. Y pensar que en un principio la quería desollar por haber puesto los ojos en Thomas. Bien dicen que una buena amistad comienza con un: antes me caias mal.
Veo hacia el riachuelo, tan quieto y tranquilo. ¡Vamos a dibujar!.
Líneas, líneas, líneas, lineas. Que llueva la creatividad bebé. Lo que puede llegar hacer el aburrimiento con unas personas.
Cierta mano agarra la mía haciendo que rallé mi preciosos dibujo de las líneas que se supone que es el río.
—¡Hijo de la...! —suelto el lápiz. Giro para ver al garlopo de mi hermano riéndose.
—Lindo dibujo.
—Lindi dibiji —imitó su voz.
Arrancó la hoja, la hago bolita. Espero pacientemente a que se acomode, cuando está por hablar agarró la bolita de papel y se la meto a la boca.
—Tragate tus bromas —le digo.
—¡¿Estas loca?! Pude haber muerto por asfixia —protesta.
—Tomalo como una venganza por arruinar mi dibujo —aclaró —. Y para tu información, jamás dejaría que murieras por asfixia.
Arroja la bolita de papel tan lejos como puede. No me conviene hacer otro dibujo mientras este Shank este cerca. Dejo de lado el bloc y lo miro esperando a que diga que es lo que quiere.
—¿Por qué me miras así? —inquiere ceñudo.
—Dime de una vez lo que quieres —demandó.
Apuesto a que quiere saber lo que hable con Alby.
—¿Qué te dijo Alby?
¡Lo sabía!
Cuento todo con lujo de detalles. Newt escucha atento cada cosa que le digo. No comprendo que tiene que ver Teresa y la sala de mapas en todo esto. También quiero saber qué es lo que vio sobre mi, pero me da miedo que le dé un ataque como la última vez.
Es raro que Newt este callado, él es del tipo de persona que siempre tiene algo que contar. Tiene la vista clavada en el suelo como si fuera de lo más interesante.
—¿Estás bien? —pregunto.
Toco su hombro, se sobresalta y me ve confundido.
—Perdón, ¿qué decías? —cierra los ojos un segundo
—¿Estás bien? —repito mi pregunta anterior.
—Sí, nada más estaba pensando —hace un intento de sonrisa.
—Éso debió dolerte —confieso. Riendo un poco.
—JA JA. Muy graciosa, hermanita —ríe falsamente. Toma un puñado de hojas secas y me las echa sobre la cabeza—. Tengo que irme. Alby no tarda en despertar.
Newt se pone de pie sacudiendo las hojas que se le pegaron al pantalón. Suspiro con cansancio, acaba de entrarme un sueño tan sabroso que podría despertar de aquí a otros tres años más.
—Eres un idiota —quito la basura de mi cabeza.
Newt frunce el ceño.
—Más respeto, niña. Soy tu hermano mayor —adopta su pose de líder.
—Sí, ajá, lo que tú digas —pongo los ojos en blanco.
—Angie —pronuncia mi nombre como una advertencia.
—Ya no diré groserías, ¿ok? —digo. Es tan molesto.
Sonríe satisfecho y se va. Sigo con mis dibujos. En verdad necesito dormir un momento, guardo mis cosas, me pongo de pie dispuesta a irme a dormir mínimo dos horas en mi cabaña cuando alguien cubre mis ojos. Por inercia toco las manos del que me cubre los ojos.
—Newt, déjame —amenazo.
Mueve mi cabeza de un lado a otro, indicando que no es quien creo. Mencionó a todos mis conocidos y él sigue negando.
—¿Acaso serás el larcho de cabello negro y lindos ojos claros?
—¡Exacto! —exclama Thomas—. ¿Qué haces? ¿A dónde vas, bonita?
—Iba a mi cabaña, tengo mucho sueño —finjo bostezar.
Pasa un brazo por mi cintura mientras caminamos hacia el claro.
—Newt me pidió algo —rompe el silencio. Espero a que continúe—. Me pidió que le contará si algo se me hacia conocido aquí, le dije que Teresa se me hacia terriblemente familiar.
—Ajá, ¿qué más?
De nuevo se queda callado, dudando. Por favor, ni que sea tan malo, Teresa se le hace conocida y ¡ya!, ni que sea cosa de otro mundo.
—Quiere que hable con ella. Que le haga unas preguntas para ver si ambos recordamos algo. También menciono que Alby te advirtió de ella, quiere que la mantenga vigilada —confiesa.
Ok, aquí es cuando una novia celosa le prohibiría que lo hiciera aún cuando solamente dijera que es por "trabajo". Yo no soy tan celosa, por lo tanto, tomare esto sólo como una especie de beneficio para todos, todavía tengo que tener mis precauciones.
—¿Sientes algo cuando la vez? —empiezo con el interrogatorio.
—Además de curiosidad; no —responde serio.
—¿Crees que es linda?
—Pasable.
—Si no yo estuviera aquí y me refiero al jamás haber llegado al Área, ¿saldrías con ella?
—Quizás, no lo sé, ni la conozco lo suficiente. ¿Eso a que viene al caso? —pregunta desconcertado.
—¿Te gusta? —resalto esta pregunta.
—¡No! —espeta. Toma mi cara entre sus manos y acaricia mis mejillas—. Escucha, Princesa, ella no me interesa en lo más mínimo, ¿si?. Solamente le haré un favor a tu hermano pero si no estas de acuerdo le digo que busque a alguien más. Si piensas que ella y yo vamos a...
—No seas tonto —le interrumpo antes de que termine su oración. Lo que menos quiero ahora es que diga en voz alta la loca idea que se formo en mi mente—. Confió en ti, quiero pensar que no me dejarías por ella simplemente porque te da curiosidad.
—Jamás —afirma, besando mi frente—. Te vez linda cuando me celas.
—No estoy celandote —protesto.
Menea la cabeza, burlándose de mi estado de negación.
—Sólo si quiero que tengas una cosa bien en claro —levanto mi dedo indice—: no voy a prohibirte nada, habla con ella, sean uña y mugre si quieres; pero solamente te doy una oportunidad, si la hechas a perder ya no habrá otra.
—Bien.
Sin más me toma entre sus brazos, camina conmigo encima. ¿Que esta pasando?
—¿A donde me llevas? —sonrío.
—A un lugar privado donde pueda demostrarte lo mucho que te quiero y que te saques de la cabeza esa idea de que te voy a camiar por Teresa.
Confió en el más que en Newt. La que sigue sin darme mala espina es Teresa, un pan de Dios y todo, pero las personas esconden muchos cosas detrás de sus inocentes rostros. Siento como una prensión en el pecho, como un presentimiento o no sé. Estoy volviéndome loca, maldición. Paranoica es la palabra correcta.
Pasamos cerca de la cocina. El estruendo de cosas cayendo hacen que nos sobresaltemos.
—¿Sarten estará bien? —dudo.
—¿Que Sarten no es el que esta allá?
Me fijo sobre su hombro para ver a donde él. Sarten esta en la Huerta recolectando verduras y algunas frutas. Entonces hay más ratas aparte de mí que vienen a robarle la comida, y él diciendo que yo soy la que me como todo. Ya quiero ver su cara cuando le diga que hay más saqueadores.
Entro sigilosamente, quiero ver bien quien es antes de irle con el comunicado. Las quejas se escuchan apenas. Creo saber quien es, quienes mejor dicho. Una idea maliciosa se me ocurre.
—¡Allí viene Sarten! —grito a todo pulmón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top