Capítulo 18
*
Ha transcurrido una semana desde el incidente con Peter; una semana que no hablo con Thomas. Lo extraño, soy capaz de lanzarme a sus brazos con el simple hecho de que se pare enfrente mio y haga un puchero... con sólo éso.
Metí la pata y lo reconozco, lo amo. No se en que momento lo capte, pero lo hice y la verdad tengo que gritárselo a medio mundo, decírselo a él y si después quiere seguir así, sin hablarme, lo entendería ¡porque yo me lo busque!
No tenia que haber dejado a Peter allí; si no se quería ir me hubiera ido yo. Pero el hubiera no existe y ahora tengo que vivir con el hecho de que no quiere hablarme. Cada que lo veo tengo que sonreír como si nada me pasará.
-Eso solo te pasa a ti -me digo a mi misma.
Ya que no tengo nada que hacer, voy a la cocina por algo dulce. Algo que me amine. Por un momento pienso que Sarten esta dentro, pero al asomarme me encuentro con que Newt, Chuck, Winston, Minho y... Thomas, ya están robando comida. Mi lado malvado quiere asustarlos.
Soy terrible.
-¡Ahí viene Sarten! -grito alarmada.
Todos se congelan en su sitio. Minho se atreve a mirar hacia la puerta.
-JA JA, eres tan graciosa, Ángela.
-¿Creyeron que podían venir y robarle al garlopo de Sarten sin que yo me enterara? -muevo una manzana entre mis manos.
-Te busque por todas partes -dice Chuck.
-Soy muy escurridiza, debes buscar mejor si un día de estos piensas sorprenderme, Chuck -alboroto sus cabellos rizados.
Ignorando mi presencia continúan tomando todo lo que sus pegajosas manos les permiten. Tengo flojera de buscar las cosas por mi cuenta, cada uno tiene un montoncito de comida; paso por cada montón y sigilosamente agarro algo.
En un santiamén tengo mi propia montaña de comida.
-¡Listo! -me subo a la alacena, mordisqueando la roja y jugosa manzana. Winston ve la montaña a mi lado, observa asombrado.
-¿Cómo hiciste para juntar todo eso en unos minutos?
-Tengo mis métodos -respondo con una sonrisa torcida.
Newt busca algo desesperado, levanta todas las cosas. Diablos.
-¿Quien de ustedes tomo mis frutos secos? -nos amenaza con la mirada.
Me encojo de hombros. Los demás se dan cuenta que les faltan cosas. Todas las miradas, excepto la de Thomas (a él no le robe nada) se vuelven en mi dirección. Newt cerca la mano para tomar la bolsa de frutos secos, antes de que si quiera pueda rozarla con sus dedos le doy un manotazo.
-¡Éso es mio!
-¡Estas bien guey! Yo las tome de la alacena, así que aleja tus manos de mi comida -amenazo.
Nos retamos con la mirada. Si aprecia su mano será mejor que no toque la montaña. Thomas se hace el que no nota mi presencia, habla con Chuck y Winston e intenta disimular que voltea fugazmente en mi dirección.
-Antes de que los hermanos se maten, ¿qué te parece si vigilas que Sarten no venga, Angie? -propone Winston.
-Esta bien -acepto, fulminando a mi hermano-. Sé cada cosa que tome, si algo falta se arrepentirán.
Salgo, poniéndome al lado de la puerta. ¿Si lo llamo por telepatía, me responderá? Desde aquel día no ha intentado nada para hablarme. Comienzo a pensar que de verdad no le importo.
"¿Crees que podamos hablar después? ". Le transmito todo el arrepentimiento que puedo, quiero que le quede claro que deje de lado el orgullo. En lo que responde veo hacia el cielo. No hay un día que no este soleado aquí, no cae ni una gota de lluvia o al menos un rayo. Volteo a mi izquierda, ni señales de Sarten, sólo de una persona que se acerca corriendo a la cocina. Un momento... ¿ése que se acerca es Sarten?.
Efectivamente, ¡es Sarten!
-¡Sarten viene para acá! -exclamo, tomando la comida que mis brazos pueden soportar-. ¡¡Rápido!!
-¡¡Deja de presionar, mujer!! -habla entre dientes Winston, desesperado.
Toman lo que pueden, salimos a toda prisa. La mayoría corremos en dirección opuesta a Sarten, menos Thomas que, por alguna razón, corre hacia él. Lo jalo de la camiseta para que corra hacia acá y no para allá.
Rodeamos casi toda el Área para poder escapar de Sarten. Al pasar por los corrales, Ronco se nos echa encima. Por más que adore a ese perro, no me podía quedar a jugar. Para no ser un Corredor, Sarten tiene mucha resistencia. Parece un toro al que le muestran un paño rojo.
Llegamos al bosque. Nos adentramos en el hasta que llegamos al muro. Las piernas me duelen y el pecho me arde de por tanto correr, necesito correr más en el Laberinto o a este paso Sarten me atrapara la próxima vez.
-Casi nos atrapa -dice entre jadeos Chuck-. ¿Creen que nos haya reconocido?
-Por supuesto que no. Tu diminuta figura y tus rizos definidos son difíciles de reconocer, Chucky -respondo.
-Minho ya te pego la maña de usar el sarcasmo -reprocha Newt.
-Soy una buena influencia -se defiende el chino.
-Coman de una vez -ordeno, dando por terminada la absurda pelea-, o sino me comeré todo yo sola.
Se miran entre si, comen a toda prisa. ¿De verdad piensan que me comeré toda la comida yo sola? Apenas y si puedo comer dos sándwiches sin tener que desabrochar mi pantalón para que pueda beber el agua ¿Piensan que soy un monstruo devora comida o qué?
Las triviales charlas no pueden faltar en nuestras reuniones. Son fundamentales. Puede faltar cualquier cosa, menos un tema de conversación.
-¿Thomas, el gato te comió la lengua? -pregunta Minho diveetido-. No has dicho nada en todo este tiempo.
Thomas sonríe sin ganas.
"Respondiendo a tu pregunta... tal vez luego". Responde en mi cabeza, esta desganado. Siento como mi corazón se encoge al escuchar su voz y verlo alejarse de nosotros.
-¿Las cosas entre ustedes siguen mal? -inquiere Newt, haciendo una mueca.
Miro mis botas. Quiero ir tras él, pero por alguna extraña razón sigo aquí sentada.
-Ángela... -elevo una ceja en respuesta-. Thomas te extraña, mucho. Nunca escuchaste esto de mi, pero en verdad la esta pasando mal y no sabe como decírtelo. Dice que se siente estúpido.
¿Él? ¿estúpido?
¿Por qué se que se tendría que sentir estúpido? La estúpida aquí soy yo. ¡Dios!, soy una tonta.
Tengo que ir por mis cosas para ir al Laberinto. Peter se volvió algo así como un señor de las sombras, cuando lo veo pasear por el Claro, esta en la entrada del bosque, atrás de la Finca o en cualquier lugar remoto donde no de el sol. El Señor de las sombras.
Camino arrastrando los pies. Llévame ahora Dios. Abre la tierra y has que me trague de una vez.
Levanto la vista al cielo, ojala pudiera solo desaparecer. Busco a Thomas con la mirada, en lugar de encontrar sus bellos ojos cafés; un chico moreno montan feliz me observa de brazos cruzados. Hora de irme.
Doy media vuelta. Encontraré otra forma de llegar a mi cabaña sin que él me vea. Sigilosa como Ninja.
-¡Ángel, ven aquí! -demanda. No soy tan sigilosa después de todo. Paro en seco y sonrió lo más inocente posible-. ¿Quiénes entraron a mí cocina? Te reconocí a ti, Newt y Chuck.
Le dije a ese mocoso que sería fácil de reconocer. Obviamente me reconoció a mí, ningún otro Larcho tiene una figura tan delgada como la mía y ninguno se peina una trenza. Todos aquí son de hombros anchos o bajitos, a su lado yo parezco una ramita.
Retrocedo despacio antes de echarme a correr en dirección a mi cabaña. Tomo mis cosas lo más rápido que puedo, Sartén puede interceptarme en la puerta en cualquier momento, soy un blanco fácil aquí. Dejo abierta la puerta mientras salgo disparada hacia Minho y Thomas que me esperan frente a las puertas.
-Sarten me reconocio -me detengo para tomar aire-. Tú, maldito chino, ni siquiera fuiste visto. Tampoco Winston y tú -señalo a Thomas con un movimiento de cabeza.
-Eso es bueno -responde sonriendo Minho. Su sonrisa es burlesca.
-¡Para mi no! -digo-. Me pondrá a limpiar en la noche, ¿sabes cómo queda la cocina después de la cena? Es como si los Penitentes se rebolcaran en lodo.
Thomas va adelante. Lo seguimos pisandole los talones. Discretamente mis ojos bajan hasta su trasero. Nunca había notado lo abultado que es, tiene mejor trasero que yo.
-Los ojos al frente, Señorita -reprende Minho.
¡Me descubrieron!
Un color carmesí pinta mis mejillas. Que vergüenza, me descubrieron mirando el trasero de mi novio ¡y lo peor es que es mucho mejor que el mio!. ¿Desde cuándo los hombres tienen mejor trasero que las mujeres? ¿será año bisiesto?
Es tan difícil hacer mapas, cada maldita noche cambia el estúpido Laberinto. Hay días que me dan ganas de tirar la toalla y mejor quedarme con Newt en la Huerta. La única razón por la que no lo hago tiene nombre, Thomas, si no es porque él también viene yo estaría ahorita peleando con Zart para que vaya por fertilizante al bosque.
-¡Thomas! -Minho le hace señas para que se acerque.
-¿Comeremos ya? -pregunto esperanzada. Hace horas que no pruebo ni un solo bocado.
-¿Tienes hambre? -los ojos de mi amigo se abren asombrados-. No has comido nada desde hace apenas treinta minutos.
¡Ah, caray! Yo sentí como si pasarán horas. En lo que ellos trazan su mapa, yo busco por lo menos una manzana para resistir un poco más. No, no, no, no. ¡Mi comida!
-¿Sucede algo?
-¡No tengo comida! -digo alterada. Apunto de tener un colapso.
Debe quedar algo. No puede ser posible que me haya terminado todo lo que Sartén me dio, era comida como para cinco.
Un par de botas sucias se detienen frente a mí. Levanto la vista encontrandome con Thomas frente a mí ofreciendome lo que parece ser un sándwich.
-Ten.
Lo miro por unos segundos. Sonrío sin separar los labios, tomó el sándwich haciendo que nuestras manos se toquen por un segundo.
-Gracias -murmuro.
De nuevo pongo la mochila en mis hombros. En el camino se como el emparedado. Puedo correr y comer al mismo tiempo. Minho ríe por mi cara de placer cada que mastico, es inevitable no sentir hambre después de correr tanto.
La Sección 1 es nuestra parada. Otra vez. Debe haber algo que ignoramos, una cosa de lo más insignificante, porque no es posible que Minho tenga conocimiento de cada patrón, cada pasillo de éste Laberinto y no halla encontrado la salida aún. Es una tarea frustrante, no entiendo cómo la soporta.
Antes de cruzar las puertas, me sujetan por el codo. Me detengo y observo la mano que me sostiene.
-Ángel, hablemos ahora -sus ojos me suplican que no lo rechace.
-Sí -respondo al instante. Dando un paso hacia él-. ¿Te parece el bosque en diez minutos?
-Bien -asiente.
Casi sin querer hacerlo, me alejo para ir a dejar mis cosas. "¿Tienes hambre? Sartén preparo tarta de manzana" ya no suena distante, al contrario; esta feliz. De nuevo es el Thomas que conozco. "Preguntar éso es como preguntar si Chuck siempre tuvo esa cara que te hace querer apretarle los cachetes".
"Tomare eso como un sí". En mi cabeza retumba su carcajada, haciendo que sonría más.
-¿Y esa sonrisa? -Alby aparece en mi camino, con una sonrisa cómplice
-Pronto lo sabrás -doy saltitos hacia el bosque. Mi nivel de estupidez no tiene límites.
Paso por su lado. Días atrás el bosque me parecía tenebroso, oscuro y siniestro; como si tuviera ojos los cuales me acechaban. Ahora es sólo un bosque común y corriente en el cual suelo venir con mi hermano y amigos... más seguido con el mejor amigo de mi hermano.
Recuerdo el primer día que llegue aquí: Newt me lanzó al río y después me dijo que me quitará la ropa. En ése entonces me parecía un chico demasiado guapo; ahora me parece el guey más feo de por aquí, me da risa sólo de recordar ése día. Apuesto a que él le da vergüenza.
Por mis pies pasa un escarabajo metalico y juraría que vi en su espalda la palabra CRUEL con letras verdes. Antes los había visto, casi no les preste atención.
Lo persigo en un intento de atraparlo. Tropiezo con una enorme raíz y el estúpido escarabajo aprocecha para verderse de vista por el tronco de un árbol.
¿A dónde te fuiste?. Pienso. La sensación de ser observada vuelve, miro en todas direcciones. Por un momento pensé que sería Thomas o Newt intentando asustarme de nuevo, pero no es así, ninguno de ellos está por aquí. Newt sigue en la huerta y gracias a la telepatía puedo saber que Tommy sigue en la cocina intentando conseguirme la rebanada de tarta.
Una rama se rompe en algún lado. Giro frenética a todos lados. Si es otra vez Gally ahora si lo mato.
-¿Quién anda ahí? -pregunto.
En respuesta obtuve otra rama rota. Seré tan estúpida, como si el que sea que este intentando algo me fuera a contestar.
-¿Newt? Si eres tú, cerebro de pájaro, voy a ser que desees no volver a intentar nada contra mí -amenazo, con voz temblorosa.
Nada.
-¿Minho?
Nombró a cada uno de los conocidos, esperando que sea uno de ellos, salga y se burle de mi cara. Jamás pasa eso, intento seguir el sonido de las pisadas. Nadie me responde, esta es una broma de muy mal gusto.
Me detengo en seco al ver lo que tengo frente a mi.
Estoy en el cementerio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top