Capitulo 17
*
Dormir en el suelo no es una idea muy buena. El dolor de cuello esta matandome. Fui con Jeff para ver si mis manos estaban mejor, y lo están, solamente están algo coloradas. Cambió mi vendaje y dijo que me daría una paletita por ser una buena paciente si es que tuviera paletas.
Entre a mi cabaña. La cama estaba deshecha desde ayer, tengo ropa tirada y no me queda mucha limpia, uno de estos días tendré que ir a lavar. Arregle mi cabello como de costumbre, cambie mi blusa y me coloqué mi peto.
Tengo treinta minutos de sobra antes de que Minho me busque para irnos. Tiempo suficiente para asaltar la cocina.
Newt aparece a mi lado.
-Buenos días -pasa un brazo por mis hombros.
-Hola -paso uno por su cintura.
-Esto no me incumbe, sé que son problemas entre ustedes dos, pero...
-Pero de todas formas te vas a meter -termino la frase por él.
-Angie, hable con Tommy y me dijo que de verdad se siente mal.
-Newt, te quiero, pero por favor no abogues por él. Si es tan hombre como para pelearse con Peter; que sea igual y venga hablar conmigo.
-Esta bien -acepta. Asiento dando por terminada la conversación-. Tal vez le haya dicho esta mañana que lo extrañas y querías hablar con él.
-¡¿Hiciste qué?! -grito entre furiosa y atónita. Lo mató.
Corro tras el por todo el Claro. Como se atrevió a decirle eso a Thomas, ¿dónde quedó mi dignidad, mi cartucho de mujer?
Estúpido me exhibiste.
El único lugar donde encontró para refugiarse fue la cocina, y sí que le funcionó. Al verlo entrar corriendo y al escucharme gritarle majaderías, miraron en nuestra dirección. Esto no quita el hecho de que lo voy a matar cuando regrese.
Como una persona decente me acerco a la cocina para tomar mi plato con huevos revueltos y tocino. Antes de llegar a la mesa notó que hay alguien más, esta de espaldas a mí.
Eres una persona madura. Repito una y otra vez.
El lugar disponible que hay es al lado de Chuck, que está al lado de Thomas. Que bueno que el niño está entre nosotros, así no le entierro el tenedor en la pierna por ser un Garlopos.
-¿Por qué corrían como locos? -pregunta Winston divertido.
-Mi hermana está loca, empezó a corretearme de la nada.
-¡No estoy loca! -ok eso sí sonó como una loca. Humedesco mis labios-. Lo que pasa es que le iba a dar una lección por meter las narices donde no lo llaman.
-Ángela, me das miedo -confiesa Alby.
-Da más miedo que un Penitente -agrega Minho.
-Uno muy grande y enojado -dice Chuck.
-awww -digo, suspirando conmovida por esas bellas palabras-. También los quiero, Shanks.
Desayunar no nos tomó más de quince minutos. El deber llamaba y había que aprovechar hasta el último segundo.
Como de costumbre, Minho y yo tonteabamos de camino a las puertas del lado norte. Thomas nos seguía a distancia prudente, no le he dirigido la palabra ni lo he escuchado hablar en todo el este tiempo.
"Quiero hablar contigo". Escucho su voz dentro de mi cabeza. Suena como un susurro, por poco y le pregunto a Minho si escucho algo.
"Si no lo has notado, estoy MUY ocupada en este preciso momento, Thomas". Le transmito todo la indiferencia, que le quede claro que no quiero hablar con él. No caeré tan fácil, no señor.
Voy adelante y ellos atrás. El patrón es fácil esta vez.
Izquierda.
Derecha.
Derecha.
Izquierda.
Recto.
Derecha.
Minho se encarga de dejar el rastro de lianas. Es frustrante sentir la mirada de Thomas siempre puesta en mí, puedo sentir tiene su vista clavada en mi espalda. A veces sientes la necesidad de mirar en una dirección y descubres que alguien te observa, pues eso me está pasando ahora mismo. He visto por encima de mi hombros tres veces y su constante mirada sigue puesta en mi.
Descansamos cada cierto tiempo para poder trazar el camino, beber un poco de agua y recuperar el aliento. Cada día mi condición mejora notablemente.
-Que camino tan confuso -comenta Minho. Intentando aligerar el ambiente.
Ninguno dice nada. Es incómodo todo. Hasta resulta gracioso, uno tiene la cara de arrepentido mezclada con ojos de cachorro mojado; otro parece estar mudo y tiene cara de pocos amigos... Y por último esta el que no le queda más que hacer chistes para no estar tan incómodo.
Thomas abre la boca para decir algo, las palabras parecen quedarse agotadas en su garganta y se arrepiente de abrir la boca. Lo miro expectante, esperando a ver que es la gran cosa que dirá; sin cambiar mi cara de pocos amigos, claro.
Minho lo salva, interrumpiendo su patético acto del habla.
-Te lo robare un segundo -sujeta a Thomas por los hombros, arrastrandolo lejos. Sonrie tanto que sus ojos se cierran y ahora parece tener ojos con forma de arroz.
-Les daré espacio. Estaré del otro lado -informo.
El asiático asiente. Troto hasta perderme al dar vuelta a la esquina. Lo que sea que ellos vayan hablar me intriga, me pego a la pared y agudizó mi oído.
-¿Por qué no le hablas? -dice Minho-. Ve con ella y arreglen sus problemas. Tú la extrañas, la quieres y le horas amor eterno y toda esa garlopa. Newt te dijo que ella también te extraña.
De verdad voy a matarte Newtie. Obvio que lo extraño, pero no lo admitire y tampoco se lo diré.
-¡No es tan fácil! Quiso explicarme las cosas y yo me hice de oídos sordos. En su momento si llegue a creer lo que Peter dijo, estaba enojado. Me sentí traicionado... -confiesa Thomas, con la voz rota- Quiero arreglar esto y no sé cómo, ¡ni siquiera por dónde empezar!
-¿Qué tal con un "lo lamento, fui un tonto"? Apuesto a que ella te perdonará.
-Sí, después de patear mi entrepierna -sentencia irónico.
Que bien me conoce.
-¡Ve el lado bueno! -exclama Minho-, estará contigo otra vez.
-Lo pensaré -dice Thomas.
Y con eso sé que la conversación acabo. Tengo que actuar como si no hubiera escuchado nada. Me alejo del borde, apoyo mi espalda en la pared y cruzó los brazos sobre el pecho. Intento parecer despreocupada, suspiro y veo al otro lado del pasillo.
-Andando -Minho pasa corriendo frente a mi. Sólo él.
Veo en la dirección en la que vino. Thomas viene trotando, esperando a que yo vaya primero. Ignorando la tímida sonrisa que me dedica corro tras de Minho.
Veinte minutos antes de que las puertas se cierren nosotros ya estamos posando el verde césped del Claro. Me dijo a mi cabaña para dejar mi mochila y después ir por algo de comer.
Sartén esta como sabueso cuidando su cocina. No hay manera de que entre allí y salga con las manos llenas de comida.
-Conozco esa mirada.
-¿Así? -asiente en forma de respuesta-. ¿Qué estoy pensando?
-Piensas robarle a Sartén -responde. Se sienta a mi lado, cruzando las piernas y mirando en la misma dirección que yo-. Él no se irá hasta después de la cena.
-Bueno, al menos lo intente -frunso los labios.
Guardamos silencio. Estoy por ponerme de pie cuando vuelve hablar:
-Hay setenta Larchos, te aseguro que a más de uno le pasó por la mente besarte. Si no lo hicieron es por Newt lo respetan mucho. -sus ojos inspeccionan mi rostro-. Con todo respeto, Angie, eres hermosa.
Sonrío poco ante su cumplido. Que deje los rodeos y vaya al grano de una vez.
-¿A dónde quieres llegar con eso, Alby? -lo miró con cansancio. En verdad se empeñan en que hable con él.
-Solo digo que te pongas en el lugar de Thomas. ¿Cómo crees que se siente sabiendo que te tiene aquí rodeada de setenta larchos? Los celos deben estar siempre activos en él.
Intento ponerme en su lugar. Un laberinto con setenta chicas y un Thomas, así todo hermoso con esa carita preciosa que tiene. Desollo a cualquiera que se le acerque.
-Poniéndolo de ése modo... -guardo silencio.
-Piensa en éso la próxima vez. No es que este de su lado, pero tiene derecho a ponerse de esa forma.
Pienso a fondo lo que acaba de decirme. Existe una posibilidad de que yo vaya y hable con él... una muy mínima. Mi orgullo es grande, ¿saben?
Este dolor que siento en el pecho, ¿Así se siente la culpa?
-Debo ir a la Finca -se pone de pie-. Si te interesa, Thomas está cerca de tu cabaña. Parece un acosador.
Ahogo una risa.
Alby se va, dejándome mil cosas en las que pensar. Abrazo mis piernas y apoyo mi frente en mis rodillas.
Ángela, eres la peor persona del mundo.
Alguien garraspea, devolviendome a la realidad. Newt trae consigo un sándwich y un vaso con agua, acompañado de una cálida sonrisa.
Acepto las cosas. Parto el sándwich a la mitad, le doy una parte. Comemos en silencio, observando como todos terminan sus trabajos.
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