Epílogo [2]

Sonic.

Amy: ¡Sonic, llegaremos tarde!. —Escuché su melódica voz llamarme desde la planta baja.

Acomodé el moño de un pequeño erizo cobalto, cuyo nombre era Maurice, originalmente quería llamarlo Sonic Jr., a Amy no le pareció y 'Maurice' fue lo más cercano.

Sonic: Listo, campeón. —Pronuncié mirándonos al espejo.

Bajamos las escaleras, ahí estaba el resto de mi familia. Mi esposa, mi hija y mis hermanos. Éstos últimos venían de visita.

Sonia: Cada vez se te notan más los años. —Rió abrazándome.

Sonic: Cidi viz si ti nitin mís lis iñis. —Imité burlesco de forma infantil.

Me separé. Manic me saludó con un estrechón de manos y una palmada en la espalda.

Sonic: ¿Qué clase de nudo de corbata es ése?. —Reí al ver el atado tan peculiar de mi hermano.— Déjame darte una mano. —La amarré debidamente.

Manic: Gracias, bro. —Guiñó el ojo al verse en el reflejo del televisor.

Sonia: Le coquetea a la pantalla porque es la única con la que tiene esperanzas. —Bufoneó cruelmente.

Me acerqué a mi ahora esposa, tenía en brazos a mi hija menor, Summer.

Sonic: Hola, preciosa. —Vocalicé haciéndole mimos a la bebé. La cargué.— Repite conmigo, pa-pá. —Balbuceó.— No, no, amor, papá, paaa-pá. —Ella sólo rió. Suspiré ante la derrota y sonreí.— ¿Todos listos?.

Amy: Amanda se ha ido a cepillar los dientes.

Amanda: ¡Lista!. —Bajó las escaleras. Caminó hacia nosotros y dio una vuelta, reluciendo su vestido.— ¿Qué tal?.

Sonic: Toda una princesa. —Sonreí. Era mi otra hija. La primera en nacer, siendo mayor que Maurice por cuestión de minutos.

Maurice: Una princesa muy fea.

Amy: ¡Maurice!. —Regañó. Yo por mi parte sólo me reí.

Abandonamos el interior de la casa. Le entregué la bebé a Amy y cerré la puerta con llave.

Sonic: Suban al auto, hora de irnos. —Presioné el botón del control. Posteriormente abrí la puerta del conductor e inserté las llaves.

Amy abordó al lugar del copiloto, no sin antes haber colocado a la bebé en la silla que le habíamos conseguido para cuando saliera con nosotros en auto, sus tíos irían a su lado, cuidando que nada le pase. Mientras que Maurice y Amanda en los asientos de más atrás.

Arranqué. Íbamos hacia una reunión que organizó nada más y nada menos que el mismísimo Miles Prower, mi mejor amigo, Tails.

Desde aquel suceso con los Halcones, se percató de que una pasión despertó en él. La química. Medio por el cual conoció al Alcalde, quien también fue parte fundamental para llevar a cabo esta reunión.

Apenas me acerqué al lugar noté gente de la prensa. Era de esperarse. Un hombre me llamó con señas, era un estacionamiento exclusivo para los invitados. Estacioné el vehículo y salí con mi familia, fuimos escoltados por 4 sujetos, quienes nos ayudaron para pasar entre la prensa. ¿Con que esto es lo que sienten los famosos, eh?.

Al entrar encontré a Tails, lo abracé y le di dos palmadas en la espalda. Ya está por rebasarme en tamaño.

Sonic: ¿Así que pasaste de químico a organizador de fiestas?. —Bufoneé. Me siguió en mis risas.

Ambos niños saludaron a mi colega —Tío.— Pronunciaron con alegría abrazando sus piernas.

Sonic: No pensé ver a tantos periodistas allá afuera.

Tails: Tranquilo, sólo hay 4 acreditaciones aquí dentro. Hablando de eso, quieren hacerte un par de entrevistas, ¿no habrá problema?.

Sonic: Nah. ¿La prensa estará aquí todo el evento?.

Tails: No, sólo un rato. Conociendo a los invitados no faltará el que se ponga borracho, no creo que sea una buena imagen que mostrar. —Reí.

Sonic: ¿No quieres venir?. —Cuestioné a mi esposa.

Amy: No, alguien tiene que cuidar a los niños.

Sonic: Bien, nos vemos en un rato.

El tiempo se pasó rápido. Tal y como Tails lo dijo, los medios sólo se quedaron para tomar nota de lo que le concierne, entrevistas, discursos y una premiación por parte de las autoridades hacia nosotros.

En cuanto se marcharon, bueno, podría decirse que la fiesta comenzó. Realmente que estaba siendo una de mis mejores noches, me había reencontrado con unas cuantas amistades.

Sonic: ¡Hey, Sall!. —Saludé. Ella me abrazó y me besó la mejilla a modo de saludo.

Sally: Sonic, tanto tiempo. —Me sonrió. Detrás de ella había algo que captó mi atención. Una pequeña ardilla idéntica a ella.

Sonic: ¿Es tu...?.

Sally: Oh, sí, es mi hija. Sonia Arcorn. ¿Tú tienes niños?. —Reí presumido. Con la ayuda de mi vista, busqué por toda la estructura a mis hijos, estaban paseando, deleitándose con la finez y elegancia que ofrecía el lugar.

Emití un chiflido. Ellos miraron donde provenía el sonido. Hice ademanes para que se acercaran.

Sonic: Aquí los tienes. Maurice y Amanda, mellizos. Y tengo una más, se llama Summer, es una bebé.

Sally: Son igualitos a ti y a Amy. —Obvió.

Sonic: ¡Qué astuta deducción! Ya sabes, padres, cromosomas, etcétera, etcétera. ¿Cursaste en Harvard?. —Dialogué sarcástico. Creando así, una mueca de disgusto en ella, cuya temporalidad fue casi inapreciable, pues ésta pasó a ser una sonrisa acompañada al son de una carcajada.— ¿Y su hermanita? ¿Summer?.

Maurice: Eh...

Amanda: ¡No me mires a mí! Se suponía que Maurice la vigilaría mientras mamá hablaba con sus amigas.

Maurice: ¡Amanda! Dijiste que no se lo dirías.

Sonic: ¡¿La perdieron?!.

Amanda: Justo la estábamos buscando.

Sally: Y el premio del padre del año es para... No, para ti no.

Sonic: Hablamos luego. —Me marché con ambos menores.

Maurice: Tch. Soplona.

Amanda: Mentiroso.

Maurice: Habladora.

Amanda: Despistado.

Maurice: Miedosa.

Amanda: Irresponsable.

Ninguno de los dos quiso hablarme, temían a que los regañara, y tenía razones para hacerlo. Sin embargo, no lo hice, era primordial concentrarme en la niña.

Sonic: ¿Último lugar en el que la vieron?. —Se miraron entre sí.

Maurice: Afuera de los baños.

Sonic: ¿Se puede saber el por qué?.

Maurice: Quise hacer pis y la dejé afuera esperándome. —Excusó.

Sonic: ¿Y Amanda que estaba haciendo?.

Amanda: Hay un buffet, tenía que aprovechar. —Justificó nerviosa.

Sonic: Esto no puede estar pasándome.

Amy estallará en cólera, me va a matar. ¡Pero la culpa no es mía! Es de los niños... Momento... ¡La culpa es de ella! Dijo que se encargaría de los niños justo antes de que me fuera a la entrevista, ella es la mala madre. Pero ahora que lo pienso, yo tampoco estuve al pendiente de mis propios hijos... ¡Soy un mal padre!... ¡Somos unos malos padres!.

Maurice: ¡Por allá!. —Señaló la planta de arriba. Un erizo verde en silla de ruedas cargando a mi niña, estaba rodeado de tipas.

¡Scourge hijo de puta!. —Maldije en mi cabeza. La sola presencia de mis hijos me hacían absterme de las vulgaridades en voz alta.

Sonic: Vamos.

Subimos hasta allí. Me coloqué detrás de él. Hice señas para que las chicas se marcharan, gesticularon una mueca frustrada y dieron la vuelta, dejando a Scourge totalmente confundido.

Scourge: ¿A dónde van?.

La bebé me miró, rió y estiró sus manos hacia mí.

Scourge: ¿Qué te causa tanta gracia, bola de pelo?. —Interrogó divertido.

Sonic: La paliza que te dará su padre, seguro. —Volteó a hacia mí.

Scourge: ¡Sonic! Viejo amigo.

Sonic: Mi hija. —Señalé indicando que me la entregara.

Scourge: Oh, eh. ¿Es tu hija? Perdón, no lo sabía. La encontré en la entrada de los baños de hombres.

Sonic: Ah, eso... Fue un pequeño despiste. —Amanda le dio un codazo a su hermano.

Scourge: Ya veo. ¿Me dejas cargarla un rato? Es una ternura. —¿Ha dicho ternura?.

Sonic: ¿Para qué la quieres y por qué?. —Pregunté evidenciando lo obvio.

Scourge: ¿El ternura me delató?. —Asentí con la cabeza ya aburrido de tanta charla.— Bien, me divorcié de Fiona hace un año y quería saber si ella aún sentía algo por mí.

Sonic: ¿Y qué tiene que ver Summer con tu crisis amorosa?.

Scourge: Le mentiría con que ella es mi hija, y dependiendo de como se lo tome es la respuesta.

Sonic: Ajá, genio. ¿Y cómo le explicas que algo púrpura haya venido de algo verde?.

Scourge: ¿Es púrpura?. —Miró con confusión a la pequeña.

Sonic: Morado, púrpura, violeta, no lo sé. No se me dan bien los colores.

Scourge: ¿Eres daltónico?.

Sonic: Nunca dije éso.

Amanda: En realidad es lavanda.

Sonic: Amanda, no estás ayudando a Papito. —Dije con un acento amistoso y burlesco a la vez.

Scourge: Fiona está ahí. —Comentó al mirar a su ex pareja caminar a la barra libre.

Miré como colocó una mano en la rueda de su silla, se disponía a ir a ejecutar su plan. ¡Ah no! Eso no. Me adelanté, ubicándome frente a él, obstruyendo el paso de tal forma.

Sonic: Dámela. —Demandé.

Scourge: Pero-. —Suplicó hasta ser interrumpido.

Sonic: Ahora. —Reiteré. Él no tuvo de otra más que regresarme a mi pequeña. La cargué en brazos delicadamente.— Tranquila, chiquilla, esa cucaracha no te volverá a utilizar.

Scourge: ¿Cucaracha?.

Sonic: Sí, bueno, te amputaron una pierna. —Me miró interrogante. Aún no entendía mi broma cruel.— Olvidalo. —Reí de mi propio chiste.

Scourge: ¿Y ahora qué hago?.

Sonic: Ir a hablar con tu ex. —No puse atención, pues estaba mirando sonreír a la bebé.

Scourge: ¿Sin... ¿Cómo se llama?.

Sonic: Summer.

Scourge: Ok. ¿Sin Summer?.

Sonic: ¡Exactamente! Sin Summer. —Afirmé.

Scourge: Bien.

Lo miré marcharse hacia ella y cómo justo a mitad del camino regresaba conmigo.

Scourge: ¿Me prestas a tu esposa al menos?.

Sonic: Para nada. —Después de una mueca de fastidio, dio media vuelta.— Suerte, rómpete una pierna... No lo tomes tan literal, ya es suficiente con que estés falto de una. —Reí. Él retomó su misión, acercarse.— Bueno niños, vámonos antes de que sean testigos de una bofetada y/u otra muestra de violencia por parte de una ex pareja. Lo vivirán en la adolescencia, excepto Amanda y Summer, ustedes no tendrán novio.

Maurice: ¿Entonces yo sí?.

Sonic: Si tu madre la aprueba. —Reí ante el "no" que seguramente le esperaba. Amy era igual de protectora que yo.

Me los llevé lejos de allí. Mi esposa estaba platicando con Tails y su hoy prometida, Cream. La chica que me ayudó con lo de las celdas. Llegué con ellos, saludé a la conejita. La pasamos entre risa y risa. Exceptuando algunos chistes de Tails, claro.

Tails: Entonces ella le dice -Dime algo romántico-. Y él responde -Teluro Americio Oxígeno-. —El rió a carcajadas. Los demás reímos obligatoriamente.— ¿Estuvo bueno, no?.

—Ni un poco. —Alguien se unió a la conversación. Era Silver.

Sonic: ¡Caraemarihuana!. —Solté amistosamente. Sonreí y lo abracé. Tenía tiempo sin verlo.

Silver: No nos vemos en años y ¿me recibes con "Caraemarihuana"?. —Me quedé en silencio. ¿Será hora de madurar y dejar esa estúpida broma en el pasado?.— ¡Era justo lo que necesitaba! Nadie me había llamado así en un rato, comenzaba a extrañarlo. —Probablemente no.— Quiero presentarles a mi niña consentida, Silvana. —Presentó a su hija. Parecía de la edad de Amanda y Maurice.

Blaze: ¿Quieres dejar de llamarla así?. —Hizo presencia al llegar y ubicarse al lado de su hija.— Su nombre es Bianca. —Una gatita de ojos dorados.

Tails: ¿Por qué el nombre?.

Silver: Eh... Su tez es blanca y Bianca significa blanca. Fin de la historia.

Sonic: ¿Y ya? Pudiste haberte roto un poco más la cabeza.

Amy: Te recuerdo que tú le pusiste el nombre a "Summer" únicamente porque nació en verano.

Sonic: En el altar tú me juraste lealtad, esto cuenta como traición. —Reclamé bufón.

Horas y horas pasaron, mis hijos mayores convivieron con la de Silver. Tal parece que serán muy buenos amigos.

El resto de la noche consistió en bebidas, baile y risas. Scourge se la pasó hablando con su chica, creo que le fue bien, quizá más adelante puedan volver a retomar su relación.

Ya era tarde. Los niños pedían un descanso, Amy y yo optamos por irnos. Claro, no sin antes despedirnos de nuestros amigos, les dimos nuestra dirección para que así pudiesen visitarnos.

Llegamos a casa, tanto Maurice como Amanda estaban en el limbo, justo por caer en un sueño profundo. Cargué a Amanda, tomándola en mis brazos, mientras que Maurice se abrazaba de mi espalda.

Sonic: No crean que son igual de livianos que una pluma. —Aquejé. No hubo respuesta por parte de ellos, estaban agotados.

Los dejé en su respectiva cama, se cambiaron la vestimenta. Los cobijé y besé la frente de cada uno, mamá solía hacerlo conmigo, y a causa de eso, bueno... Lo hice desde el día que vinieron al mundo.

Salí de su habitación. Y al recorrer el pasillo para llegar a la mía, me topé con una bellísima escena. Se trataba de Amy, cantándole una canción a Summer, mientras que mecía la cuna al compás de la melodía. Me recargué en el marco de la puerta, y sólo la observé, sonriendo como un infante en Navidad. Ojalá tuviera un léxico más rico para poder describir lo que siento al ver este tipo de cosas.

Desde el nacimiento de los dos primeros, ella siempre supo qué hacer. Era eso a lo que llamaban "instinto maternal", algo que me parecía increíble y a la vez envidiable, quiero decir, yo desarrollé el "instinto paternal" hasta el día en que Amy enfermó, requirió reposo, tuve que hacer el papel de padre y madre.

Reí. Pues recordé el diálogo que tuve con ella ese día.

Amy: El doctor dijo que sólo será una semana.

Sonic: ¿Tanto? Sin ti no sé que hacer. —Lamenté tomando su mano.

Amy: Awww.

Sonic: No quiero matar el momento, pero es literal. ¡No sé hacer nada! ¡No tengo ni idea de cómo cuidar un bebé! Ahora imagina 2.

Ella dejó de mover la cuna, ya no era necesario, había conseguido que la bebé conciliara el sueño.

Amy caminó hacia mí y me apartó del lugar, cerró la puerta con lentitud y cautela. Colocó su dedo índice sobre sus labios indicándome guardar silencio absoluto.

Caminamos a nuestra pieza. Me retiré el saco, dejándolo colgado en el perchero en cuanto llegamos a nuestro destino. Me lancé a la cama, cubrí mi rostro con una almohada y suspiré agotado.

Sonic: Estoy muerto de sueño. —Escuché el seguro de la puerta. Me dio curiosidad y aparté la almohada de mi cara. Mi esposa se posicionó sobre mí.— El sueño puede esperar. —Hablé divertido. Me besó con lujuria, cuyo juego seguí.

Sus delicadas manos desnudas fueron a mis mejillas para profundizar más el beso. Mis dedos recorrieron su espalda una y otra vez hasta encontrar el cierre de aquel vestido suyo, bajándolo en el momento.

Desde el primer instante en el que la vi vestida de tal forma y el cómo la prenda remarcaba sus curvas, deseé despojarla del mismo para hacerla mía una vez más y llevarla hasta el extremo.

Un brassier con encaje rojo hizo presencia, me extrañó. Pues normalmente ella no suele vestir así.

Sonic: ¿Lo tenías preparado?. —Cuestioné con galanura. Me senté en la orilla de la cama con ella sobre mí.

Amy: Puede. —Su tono de voz pasó a ser uno provocativo, sus dedos jugaban en mi pecho.

Sonic: Me fascinas. —Dije para posteriormente retomar el beso.

Bajé el vestido en su totalidad. Sus bragas venían en juego con su bra, ambos con un encaje rojo finamente delgado. Desabroché la prenda íntima que sostenía sus pechos, ella se pegó más a mi cuerpo, podía sentir sus pezones a través de mi camisa.

Me quité los guantes por detrás de su espalda, mis manos se deslizaron hasta su trasero, acariciando y apretando cada glúteo. Mi extremidad derecha se escabulló dentro de su pantaleta, introduje en ella dos de mis dedos, índice y medio. Suspiró. Comencé a rotarlos en su interior, a la par que los sacaba y metía.

Ella rodeó sus brazos en mi cuello, quedando su boca a un lado de mi rostro, hundiéndose en mi hombro para ahogar sus gemidos. Me molestaba que contuviera sus ansias, mas no protesté; sabía que era por los niños.

Aparté mis dedos de su zona. Deslicé la última prenda que me impedía verla totalmente desnuda. Estaba deseoso de decirle adiós a los preliminares, y saludar al tan anhelado coito.

Sus besos se desplazaron por mis comisuras, bajó mi pantalón y ropa interior. Sentí su cálida lengua probar mi miembro, era tenaz y decidida, me encontraba en un panorama desconocido, donde el placer era la primera prioridad.

Sus labios bajaban y subían con un ritmo constante, gemí y suspiré en más de una ocasión. ¿Y cómo no hacerlo si esto se sentía tan bien?.
Desabotoné mi camisa y retiré mi corbata. Al hacerlo, una idea perversa se proyectó en mi mente. Dejé mi corbata a un lado, mientras que la camisa había sido arrojada al suelo de la habitación.

Su boca recorría toda mi virilidad, desde lo más profundo de su cavidad bucal hasta volver a sus labios en la punta de mi intimidad. Arqueé la espalda intentando contener la respiración.

Sonic: A-Amy. —Avisé.

Solté un gemido grave. Aquel líquido blanquecino salió de mi miembro, siendo ella quien lo recibiese.

Envolví la corbata en mi mano y parte del antebrazo. Tomé sus brazos, acomodándolos alrededor de mi cuello, ella hizo el resto al entrelazarlos. Sus piernas pasaron a rodear mi cadera. La llevé cargando hasta el tocador con espejo que teníamos frente a la cama, dejando que nuestras intimidades se rozaran en el traslado.

Hice que se sentara en éste y la penetré bruscamente. Soltó un sonoro grito. La besé para callarla, su respiración era agitada e irregular al igual que la mía.

Posé mis manos a los costados, recargando mi peso en el mueble de madera. Moví la cadera con vaivenes rápidos, justo como le encantaba a ella. Lo comprobé al notar como sus manos iban a mi espalda, rasguñándola en el acto. Sentí sus piernas tensarse en torno a mí.

Se separó de mis labios, me miró con ojos brillosos. Desaceleré mis embestidas y separé nuestras intimidades; la llevé a la cama y amarré su muñeca con la corbata.

Amy: ¿Qué planeas?. —Su respiración seguía siendo ajetreada.

Sonic: Te gustará. —Aseguré pasando la prenda por detrás de la cabecera de la cama, aprovechando su diseño. Finalmente até su muñeca izquierda.

Ahora yo estaba sobre ella. Acaricié su cintura lentamente, le miré deseoso y entré en ella. Uniendo nuestros cuerpos de nueva cuenta. Me movía frenéticamente, ella mordía sus labios para que el sonido no fuera escuchado. Imité su acción, realmente que me exitaba el verla así. Entregándose a mí, sólo a mí.

Sus caderas seguían mi ritmo, empujándolas contra mi sexo. Si que sabe cómo ponerme loco.

Hice mis vaivenes lo más rápido y fuerte que podía. Ella hizo puños con sus manos y levantaba su cadera.

Amy: Y-Ya no aguanto. —Suplicó. Yo por mi parte sonreí orgulloso de lo que oía.

No me detuve, una explosión de fluidos se dio en la habitación. Mojando mi miembro. Alcancé a deshacer el nudo de su mano derecha. A penas la liberé del amarre, presioné en círculos su punto más sensible, aquel botón carnoso de su zona íntima. No pasó mucho para que me agotara y posteriormente me viniera dentro.

Suspiré saliendo de ella. Me recosté a su lado y nos cubrí con las sábanas.

Sonic: ¿Segunda ronda?.

Amy: Para nada, estoy exhausta. —Reí.

La abracé, posicioné mi nariz entre sus púas, olfateando aquel olor que emanaba casi por naturaleza. Cerramos nuestros ojos y un llanto resonó por toda la casa.

—Summer. —Pronunciamos los dos con algo de fastidio.

Amy: Sonic. —Pidió.

Sonic: Está bien, está bien. Yo voy. —Me paré de la cama para vestirme.

Hice una parada en la cocina y preparé un biberón. Sonreí nostálgico al ver el cielo estrellado por la ventana, cumplí la promesa de llevarla a un Observatorio, fue justamente ese día cuando le propuse matrimonio.

Caminé hasta el cuarto de la bebé. Ahí estaba ella, llorando y moviéndose en su cuna.

Sonic: Hola. —Su rostro cambió al verme.— ¿Hambre?. —La cargué fuera de la cuna.

Melphiles siempre creció con rencor, nunca aprendió a superar los hechos, mucho menos a reconocer sus errores.

Le di el biberón.

Shadow iba por un buen camino, confiando en sus amistades y guiándose por sus sentimientos, sin embargo, se dejó influenciar. Era lógico que buscara apoyo con Melphiles, pues fue por medio de la muerte de María como logró convencerlo.

Summer terminó su comida. La coloqué sobre mi hombro y le di unas cuantas palmaditas hasta escuchar un eructo por parte de ella.

Sonic: Listo. —La volví a recostar en su cuna. Me sonrió.

Shadow creía que el amor era una distracción. Pues el destino le había hecho una mala jugada.

Mecí su cuna hasta que se durmió.

En lo personal...

Creo que más que una distracción...

El amor es una motivación.

Fin del epílogo.

Gracias por leer.

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