Yo Nunca Te Olvide

Una estridente sirena suena por todo el edificio. Es tan potente que hace retumbar las paredes. Nathaniel y yo nos miramos sin saber qué es lo que sucede. A continuación, un aviso de peligro resuena por los altavoces, haciendo que de la sorpresa pasemos a estar en alerta.

"Alerta akuma. Se ruega que abandonen el edificio, mientras Ladybug y Chatnoir resuelven la situación."

Nathaniel se guarda su cuaderno y sus materiales de dibujo en su mochila, y tras echarsela al hombro, me toma por sorpresa de la mano y juntos corremos hacia la salida.

- Vamos - me dice mientras nos guía a través de las salas del museo - Nosotros ya hemos sufrido las consecuencias de una akumatización. Lo mejor será que nos alejemos lo más posible.

Mi corazón me late con tanta fuerza que creo que se saldrá del pecho. Aprieto mi mano contra la suya, porque tengo miedo que algo nos separe, y me dejo llevar.

Una vez en el exterior del museo, no nos detenemos y seguimos corriendo por las calles alejándonos todo lo que podemos del Louvre.
Como un flash, veo un destello rojo atravesando el cielo. No dudo que fuera Ladybug.

Finalmente, Nathaniel mira hacia atrás por encima de su hombro y se detiene. Los dos estamos sin aliento y nos apoyamos en una pared para recuperarnos. Allí permanecemos un rato hasta que nuestras respiraciones se relajan. Entonces, de mutuo acuerdo, empezamos a andar despacio, dirigiéndonos hacia el parque. Por el camino no hablamos de demasiadas cosas. Aunque no es necesario, es como si hubiéramos vuelto a la infancia, cuando quedábamos para jugar o para darnos apoyo el uno al otro si algo triste nos había ocurrido.

Pero hay algo que no está bien, algo ocurre. Cuando me doy cuenta de qué es, creo que me voy morir ahí mismo.

- Ooye, Nath... ¿Te has dado cuenta de que... ya sabes? - noto que mi cara estalla de lo colorada que estoy.

- ¿Qué sucede? ¿Te has olvidado el bolso o algo así? - su cara es de no entender qué le quiero decir.

- ¡No! ¡La mano! - él baja la cabeza y mira nuestras manos aún cogidas - Vamos cogidos de la mano desde que salimos del Louvre.

- Anda, no me había fijado. ¿Te molesta?

Niego con la cabeza y él me da un pequeño apretón cariñoso, mientras seguimos andando y delante de nosotros aparece el parque.

- Echaba de menos esto - suspiro mientras permanecemos sentados en un banco uno junto al otro - Parece que han pasado mil años desde la última vez que tú y yo pasamos un rato a solas.

- Si - la actitud de Nath se ha vuelto sería y distante de repente.

- Sé que es culpa mía - siento que debo disculparme de alguna forma por el abandono de nuestra amistad - porque siempre estoy con Chloé... Y parece que no tengo tiempo para nadie más...

En ese momento, y como si la hubiera invocado  al pronunciar su nombre, mi móvil suena con una llamada. Es Chloé.
Aunque me levanto alejándome unos pasos y  tapo el auricular, su voz regañandome por no haber ido todavía a su casa para hacer "juntas" los deberes llega hasta Nath que tuerce las cejas en un gesto de desagrado.

Cuando terminamos de hablar, mejor dicho, cuando terminó de asegurarle que ya voy para allá y que no nos retrasaremos en la entrega de los proyectos porque yo me encargaré de recuperar el tiempo, rompo a llorar desconsoladamente.
Nathaniel no se esperaba esa reacción por mi parte y se levanta del banco. Palabras torpes de consuelo salen de sus labios, pero lo cierto es que no sabe qué me sucede exactamente y porqué estoy así. Le miró a los ojos y él se aproxima a mí.

- ¡Realmente mereces que Marinette se enamore de ti! - le gritó entre sollozos.

- ¿A qué te refieres? - el pobre está perdido.

- Yo te quiero, ¿sabes? Te quiero desde que éramos niños. Pero no te merezco. Por ayudar a una niña caprichosa y mimada, me he vuelto mala persona, la ayudo a hacer daño a otros y nunca recibo un gracias por hacer todo su trabajo. Tú en cambio eres muy buena persona, y sé que te gusta Marinette... Lógico, es todo lo opuesto a mi. Sigue intentandolo con ella, seguro que algún día te corresponde. Adiós, Nath...

Nathaniel me escucha y su cara refleja sorpresa. Bien, no era la forma en que pensaba revelarle mis sentimientos, pero ya está hecho. Deseo que sea feliz, y mientras yo me mantenga unida a Chloé conmigo no podrá serlo.

Me doy la vuelta y me dispongo a marcharme mientras me seco con la mano las lágrimas. Aqui quedará muerto mi amor por él. En el parque donde pasamos tantas horas de niños.
Una mano me obliga a girarme y unos brazos me envuelven en un fuerte abrazo.

- Yo también te quiero - susurra en mi oído - Está tarde me he dado cuenta de que cuando estoy contigo me siento completo, me siento capaz de todo. Creí que Marinette era la chica que necesitaba para ocupar el vacio de mi corazón, pero no era así. Solo puedo estar contigo.

¿Cuánto tiempo permanecimos abrazados en aquel lugar? ¿Minutos? ¿Horas? No lo sé con certeza, pero de lo que estoy segura es de que no habría en París una sola pareja más feliz que nosotros.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top