Pintame Un Corazón
- No entiendo porqué has tenido que contárselo a Alya.
Me siento molesta con Rose. Durante mucho tiempo mi amor por Nathaniel ha sido un secreto. Y cuando por fin me animo a confiar en alguien, lo primero que hace es correr a contárselo a otras personas. No estoy segura de que me guste la idea de que sea el cotilleo de la clase ahora.
- Porque uno, ella te puede terminar de confirmar de que Marinette no siente nada por Nath y dos, es una gran investigadora y con la información que ha conseguido sobre él podemos organizar un plan de reconquista.
- Puedes estar tranquila Sabrina, jamás le revelaré a nadie la exclusiva de que estas loca por cierto chico de clase... - noto que me pongo colorada, y Alya me guiña un ojo cómplice, creo que es sincera.
- ¿Por eso me habeis hecho venir aquí? ¿al museo del Louvre? - contemplo el edificio que se levanta ante mi - ¿Tiene relación con Nath?
- Todos los martes y los viernes por la tarde, Nathaniel viene a dibujar aqui. - declara Alya muy orgullosa de si misma - ¿No lo sabías?
- Claro que no, ¿quien se sabe de memoria el horario del chico que le gusta y sabe dónde encontrarle siempre y hasta el más mínimo detalle de su vida? - les pregunto por si ponen en duda que no le quiero realmente.
Ellas se miran entre sí y se sonríen. No entiendo porqué.
Paseamos por las salas de arte, Alya y Rose buscan a Nathaniel e ignoran totalmente los cuadros que nos rodean. Yo me permito unos segundos para deleitarme con lo que me rodea.
Me siento extraña. Es la primera vez que hago algo así. Me refiero a salir con alguien más de clase.
De acuerdo que esto no se puede considerar una tarde de chicas. No vamos a mirar tiendas, ni a una cafetería... Pero es lo más cerca que he estado nunca de formar parte de un grupo de amigas. Y me gusta.
Finalmente encontramos a Nathaniel. Se encuentra en una sala grande, con su blog de dibujos, inspirándose frente a un bello cuadro.
Siento un cosquilleo que me recorre el cuerpo mientras le miró. Su concentración es total. Y su pasión admirable. El tiempo para mí se ha detenido, y todo a mi alrededor se desvanece. Sólo existe él.
De repente noto un impacto en la espalda. Alya me ha dado un empujón que me lanza hacia Nathaniel.
- Con Marinette suele funcionar... - la oigo decir a Rose.
El equilibrio me falla y voy dando traspiés hasta que me caigo muy cerca de donde él se haya. El ruido que he hecho en mi caída le hace girarse y me mira confundido.
- ¿Sabrina? ¿Te encuentras bien? - me pregunta mientras corre a ayudarme a levantarme.
Miro de reojo a Rose y a Alya que me hacen un gesto de despedida y se marchan corriendo. Menuda jugada más vergonzosa se les ha ocurrido. Todos los visitantes del museo me están mirando. Ya las cogeré, ya.
Nath me tiende la mano para levantarme del suelo. Y yo siento un salto en el estómago al cogerla.
- ¿Qué haces aquí? - me pregunta mirando a su alrededor, extrañado de que esté sola.
- He venido... buscando a mi padre. Si. Me dijo que igual se pasaba por aquí... a ayudar a los vigilantes con la seguridad. ¿Y tú? ¿Has venido a pintar?
- Si, me gusta venir a inspirarme. Aquí hay obras tan increíbles. Yo jamás llegaré a estar a la altura de estos artistas.
- No digas eso. Tú siempre has tenido mucho talento.
Su sonrisa de agradecimiento es lo más bonito que se encuentra en este lugar en este momento.
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