Capítulo 8 "Atrapados en la nieve"
Solo puedo decir que nada es lo que parece xd. Me gustó mucho escribir este capítulo.
.
POV. Normal
A causa de los recientes ataques de los cazadores de dragones, los jinetes fueron obligados a crear defensas más resistentes para tener un respaldo, además de intentar buscar alguna clase de armadura para los dragones, ya que, con el conocimiento de que sus enemigos tenían flechas con raíz de dragón y por las estadísticas de los resultados finales en las últimas batallas, debían ser más precavidos y astutos si querían ganar.
Hipo se encontraba probando una nueva y mejorada armadura para Chimuelo creada por Patapez, mientras el resto, salvo la rubia, creaba una serie de pruebas para saber qué tan efectivo era este nuevo método de protección. El resultado... un desastre; había mucho que innovar.
Astrid por su parte, había tenido que salir a un viaje de emergencia a Berk, pero para cuando cayó el anochecer, regresó a la orilla.
-Astrid... ya regresaste de Berk- mencionó el castaño con una tenue sonrisa en cuanto la vio.
-No, nunca llegué. Me encontré con Johan en el camino y tenemos noticias interesantes... Hipo, tenemos que hablar- añadió con cierto aire de preocupación.
-Claro, vamos a la casa club- concedió comenzando a hacerse ideas de que era lo que ocurría.
Después de un intercambio de palabras, donde la Hofferson les comunicó que Johan había visto a los cazadores, junto a Heather y Dagur comprando equipos de nieve, se llegó a la conclusión de que estaban buscando un colmillo del espectro de nieve.
Si lo conseguían, irían después a por ellos. Ya que, todos sabían que el diente era la llave para abrir el ojo del dragón.
Por tanto, Hipo como buen líder, no estaba dispuesto a que invadieran su hogar que tanto les costó construir. Así que decidió que todos irían a la mañana siguiente al hogar del espectro de nieve para evitar que los cazadores consiguieran lo que deseaban.
.
Durante el camino, Astrid escuchaba el fuerte latido de su corazón; era inevitable para ella, puesto que estaba escondiendo un secreto; un gran secreto que ni siquiera pudo contárselo al castaño.
Al estar en lo alto de la montaña del hogar del espectro de nieve, no tuvieron mucha suerte en encontrar a aquel animal, por lo que Hipo tomó una decisión rápida.
-Chicos, vayan armando el campamento para no morir de frío, mientras Astrid y yo iremos a explorar la isla.
-Con gusto- exclamó Patán con fastidio, al estar siendo abrazado por los gemelos.
Uno de ellos abrazándolo por delante y el otro por detrás. O como ellos se referían a tal acción "el emparedado Thorton".
Una vez estando en el cielo, Astrid e Hipo comenzaron a rodear la zona, en un intento por ver más allá de sus narices, a causa de la gran tormenta que azotó en la montaña.
-Es mejor separarnos para cubrir más terreno- sugirió la rubia- así nos tardaremos menos.
-No, debemos seguir juntos; es más seguro- ordenó el castaño inútilmente, ya que Astrid optó por volar lejos de él.
.
Astrid no podía parar de sentirse como la peor amiga en el mundo.
La verdad era que se había alejado de Hipo, porque fue a encontrarse con Heather. Así es; Heather jamás traicionó a los jinetes. Cuando estos se habían enterado de que los hermanos Berserker se habían unido a Ryker el día que fueron a rescatar a Tormenta y que habían sido capturados, en algún punto, la pelinegra logró hablar en privado con la rubia.
Allí le comentó que seguía de su lado, que había creado toda esta farsa para infiltrarse entre los cazadores y hallar la forma de derrotarlos desde adentro. Aquel día, Heather le pidió a la Hofferson que se uniera a su loco plan.
Y aunque Astrid se debatía entre la espada y la pared, aceptó. Ambas actuaron como si fueran enemigas delante del resto, mientras compartían información a escondidas. Luego la rubia les compartía a su equipo la investigación de Heather sin decir que ella era la informante. Claro ejemplo; lo que dijo sobre el espectro de nieve, había mencionado que quién le había dicho aquella información fue Johan, en vez de Heather.
Mientras Astrid iba por Hipo y el equipo después de hablar con la pelinegra, se cuestionaba a cada segundo si hacía lo correcto. Ella le suplicó a la jinete del látigo afilado que le contaran a Hipo sobre todo ese plan, pero esta se negó en rotundo. Afirmando que el castaño se preocuparía por su seguridad y que haría lo que fuera para sacarla de aquel lugar.
Astrid jamás le había mentido a Hipo y se sentía terrible haciéndolo justo ahora.
.
-Así que cuando vi la cueva desde el aire, pensé en la última vez que estuvimos aquí, el espectro nos encontró enseguida... ¿por qué no pasaría de nuevo?
La rubia se daba de golpes por dentro al soltar tremenda mentira, ya que a ella no se le ocurrió esa idea. Había sido una indicación de Heather para ir allá.
-Es una buena teoría- comentó Patapez al escucharla.
-Estoy de acuerdo- secundó el castaño seriamente- solo me pregunto porque viniste hasta aquí, si tú y yo estábamos buscando en dirección opuesta- agregó con tono interrogante.
-Pues, no sé; debo haberme perdido- soltó sin pensar.
- ¿Perdido? ¿Tú? por favor, dime la verdadera razón- respondió sin creerle en lo absoluto.
-Está bien, me emocioné con la búsqueda. Sabes cómo soy.
-Sí, lo sé. Pero es que no puedes irte tú sola, Astrid... confío en ti- dijo por último antes de adelantarse un poco.
-Está bien...- atinó a decir en un susurro, puesto que esa frase, no se la merecía para nada.
Él estaba confiando plenamente en su palabra, como para que ella estuviera mintiéndole. Así que, sintiéndose un poco cabizbaja, siguió avanzando.
.
Tras un enfrentamiento tanto con los cazadores como con Ryker, estos consiguieron atrapar a más de un espectro de nieve, a pesar de los intentos fallidos de Heather de estropear las jugadas de los cazadores. Pero como siempre, si los jinetes tenían la oportunidad de salvar a dragones, lo harían sin duda alguna.
Una vez que los gemelos lograron crear una avalancha de nieve, ocasionada por una explosión de su dragón, el resto de los jinetes se acercó para llevarse las jaulas que tenían encerrados a los espectros de nieve, lejos de los cazadores para ponerlos a salvo. Todos hicieron ese acto, menos Hipo.
-Yo voy por Ryker- sentenció antes de pedirle a Chimuelo que se acercara al hombre- parece que estás justo en el blanco- agregó seriamente.
A lo que este solo lo miró con indiferencia antes de que Heather llegara fugazmente a recogerlo junto a cizalladura.
-Heather...- pronunció el castaño con molestia.
-Lo siento Hipo, tengo que irme- gritó la pelinegra, alejándose a toda prisa.
A lo que Haddock no perdió tiempo para seguirle el paso. Y teniendo una gran agilidad, esquivó cada una de las flechas que le lanzó el cazador y en cuanto estas se le terminaron, habló.
-Ahora es mi turno- mencionó como señal para que Chimuelo disparara.
Pero, con lo que jamás contó fue que Astrid se le atravesaría junto a Tormenta. Entorpeciendo su tiro.
- ¡Astrid, cuidado! -exclamó molestó antes de volver a pisarle los talones a cizalladura.
- ¡Hipo, no! -gritó la rubia yendo tras él, pero al percibir que el siguiente tiró no fallaría, gritó lo único que haría que se detuviera- ¡Heather está con nosotros!
Hipo al escucharla, desvió el tiró y se frenó en seco antes de mirarla bastante enojado.
- ¿Qué acabas de decir?
.
Astrid les reveló detalladamente a todos el plan que había ideado con Heather desde la vez que fueron atrapados en el barco de los cazadores. El equipo pareció sorprendido por la noticia, pero de ahí en fuera, todos daban su opinión y se comportaban completamente normal.
Todos, excepto Hipo.
Cuando la rubia estaba explicando los hechos, le daba miradas de vez en cuando al castaño para incitarlo a decir algo, pero eso no ocurrió en ningún momento.
-Hipo ¿quieres decir algo? por favor- pidió al no soportar la tensión que existía entre ellos.
-Se supone que somos un equipo Astrid- exclamó el mencionado cerrando sus puños; evidente señal de que estaba molesto.
-Lo sé y debí habértelo dicho. En verdad quería decírtelo... en serio.
-Pero callaste- soltó tajante.
-Lo siento, pero sin Heather, los cazadores tendrían ahora la llave del ojo del dragón y los espectros de nieve no estarían seguros en otra isla- trató de explicar, mientras se acercaba a él.
-Eso no explica porque no me dejaste derribarlos a ella y Ryker. Podríamos haber capturado al jefe de los cazadores- insistió mirándola seriamente.
-Hipo... Ryker no es el jefe de los cazadores de dragones- reveló lentamente, haciendo que el castaño la mirara perplejo- según Heather, el verdadero líder es alguien llamado Viggo Grimborn.
-Tremendo nombre. Aterrador, pero tremendo- opinó Brutilda.
-Vive en las sombras... Heather aún no lo conoce, pero es nuestra mejor oportunidad de saber algo de él- siguió explicando la rubia, dejando de lado los comentarios de los demás.
Pero se sintió sumamente dolida al ver que Hipo le dio la espalda inclusive antes de que terminara de decir su oración.
El castaño miró a la luna un segundo para reflexionar sobre todo lo ocurrido.
-Espero que sepa lo que hace... por el bien de todo- mencionó girándose de nuevo hacía la Hofferson- vayan a dormir, no hay nada más que hablar por hoy.
Y dicho eso, salió de la casa club, montado en Chimuelo.
Astrid se quedó con las palabras en la boca, puesto que esperaba que Hipo y ella hicieran las paces. Pero al saber que él no quería verla, soltó un suspiro antes de ir a sentarse mientras los demás se retiraban a sus cabañas.
-No te angusties Astrid, puede que Hipo esté molesto ahora, pero se le pasará. No puede durar enojado con nadie, menos contigo- consoló Patapez tocándole el hombro.
-Me siento tan tonta Patapez, sé que debí decirle lo que pasaba, pero...
-Sentiste que era lo correcto- respondió comprendiendo su sentir- todos lo sabemos, también Hipo, solo dale hasta mañana...
-Supongo, gracias por el apoyo. Ve a descansar un poco- dijo con una ligera sonrisa.
El rubio le asintió a modo de despedida y después de eso, salió de la casa club.
Al quedarse sola, la Hofferson se permitió analizar todo lo que ocurrió en el día y mientras caminaba a su cabaña, vio al castaño a lo lejos.
Quiso acercársele para hablar, pero Patapez tenía razón... lo mejor era hablar al día siguiente. Así que no lo miró más, para después entrar a su cabaña.
.
Astrid pasó una noche terrible. El remordimiento no la había dejado dormir, tanto que, desde temprano se puso frente a la cabaña de Hipo, esperando a que este saliera para que pudieran hablar.
El primero en salir fue el Furia Nocturna; quién al verla se le acercó con alegría para saludarla. A lo que Astrid lo mimó con gusto.
-Chimuelo ¿dónde estás? -preguntó el castaño con una sonrisa antes de reparar en la presencia de la rubia.
-Buenos días Hipo- se atrevió a decir dejando de acariciar a Chimuelo para acercarse.
-Buen día Astrid- respondió antes de comenzar a caminar lejos de ella.
- ¡Hey, espera! ¿podemos hablar? -gritó sujetándolo del brazo.
- ¿De qué quieres hablar? creo que ayer quedaron las cosas claras.
-Hipo, no actúes así... sí, me equivoqué al no decirte lo que pasó; perdón... pero ¿qué quieres que haga para enmendar el daño?
-No tienes que hacer nada.
- ¿De qué hablas?
-No creíste que pudiera haber manejado la situación de otra manera; creíste más en las palabras de Heather. Bueno, las cosas ya se hicieron así y solo nos queda saber las consecuencias de sus acciones- dijo alzándose de hombros.
Astrid lo miró con una mueca, como no creyendo lo que acababa de escuchar.
- ¿Qué dices? confío en ti plenamente- aseguró comenzando a alzar la voz.
-Pero yo por ahora no puedo.
-Auch, que estupidez- soltó al aire en un susurro.
- ¿Qué dijiste? -preguntó frunciendo el ceño.
-No creo que te importe ya lo que tenga que decir- dijo dando por finalizada la conversación.
Astrid decidió caminar rápidamente para que el castaño no dijera palabra alguna y al estar en la zona boscosa de la orilla, sintió como su corazón se había quebrado... Hipo jamás le había hablado tan fríamente y al escucharlo tan indiferente, no pudo evitar sentir como sus ojos se cristalizaban.
¿Y ahora que hacía? no tenía ganas de nada; así que simplemente se sentó recargada contra un árbol a esperar que las horas pasaran.
Para cuando empezó a tener hambre, caminó a la casa club. No tenía esperanzas de encontrar comida ya, pero al menos esperaba que hubiera una manzana. Al entrar, el lugar se encontraba vacío, pero al acercarse a la mesa, notó que los chicos le habían dejado un plato de comida.
Sonrió ligeramente ante ese gesto y mientras degustaba sus alimentos, pensó en la pelea con el castaño y después de un momento, golpeó la mesa con fuerza.
-Esto es absurdo ¿qué más esperaba que hiciera? -maldijo por lo bajo.
Dicho eso, tomó una decisión. Le daría una semana al castaño para que arreglaran las cosas, de lo contrario, tomaría medidas más drásticas.
.
Habían trascurrido 2 días desde que Hipo y Astrid no se dirigían la palabra. Desde el primer momento, la pandilla supo que los chicos habían discutido, ya que siempre se les veía juntos y ahora ni para las horas de comida coincidían.
Astrid les había externado superficialmente que había ocurrido, pues su molestia se notaba bastante; sentía que toda la pelea era una estupidez y no lo soportaba. Mientras que Hipo se había limitado a decir que no pasaba nada.
Por suerte para todos, en esos días todo estaba en calma; no había enemigos que enfrentar ni dragones que rescatar. Agradecían a los dioses por ello, ya que tenían que hacer que su líder y segunda al mando se reconciliaran.
Así que después de una decisión unánime, Patapez fue a hablar con Haddock.
-Hola Hipo ¿ocupado? -preguntó el jinete del Gronckle a modo de saludo.
-Algo así, pero ¿qué necesitas Patapez? -respondió el mencionado sin despegar la vista del ojo del dragón.
- ¿Hasta cuando vas a estar enojado con Astrid? ¿No ves que se la está pasando fatal? -soltó de golpe, lo que provocó que su amigo dejara de hacer sus cosas para mirarlo con el ceño fruncido.
-Traicionó mi confianza, simplemente estoy tomando distancia para poder asimilar y aceptar las cosas- reveló de brazos cruzados.
-Lo siento por decirte esto Hipo, pero estás siendo un tonto. Ella lo hizo por creer que era lo correcto, nadie es perfecto; todos nos equivocamos...
-De verdad quiero disculparme, pero... algo dentro de mí no me lo permite- confesó soltando un pesado suspiro- durante mucho tiempo no tuve apoyo de nadie; nadie confiaba en mí y, al experimentar algo como esto de Astrid específicamente, me hirió mucho, aunque no lo aparente. Sé que estoy siendo un tonto e inmaduro, pero no puedo evitar que me duela.
-Pues qué lástima que el suceso de hace 2 días esté ganando por sobre lo que sientes por Astrid. Ella fue la primera en creer en ti; dejó que su padre dejara de considerarla su hija por seguir tus ideas, arriesga la vida por ti a cada minuto y ¿tú simplemente le dejas de hablar porque te ocultó un secreto que ni siquiera te concierne a ti directamente?
Haddock lo miró con los ojos abiertos de par en par. Que estúpido que era; él tenía razón... ¿cómo podía estar haciéndole eso a su mejor amiga? ¿seguiría siéndolo después de todo este caos?
-Dioses... ¿qué estoy haciendo? -se lamentó cubriéndose el rostro con frustración.
-Discúlpate en cuanto llegue de su entrenamiento y ya. Por mientras, vamos a comer- mencionó el rubio saliendo de la cabaña.
El líder asintió antes de seguirlo a la casa club. Hipo sentía la comida muy pesada, no podía digerir un bocado más, así que simplemente esperó a que la rubia cruzara la puerta para hablar con ella.
-¡¡Patapez!! -gritó la Hofferson llegando en Tormenta, antes de bajarse de un brinco.
-¡¡Dioses!! ¿¡Qué te pasó Astrid!? -exclamó el mencionado en un grito ahogado al ver como la rubia sangraba de un brazo.
-Ahjj, un estúpido movimiento con el hacha me hizo este corte- exclamó molesta- necesito que me prestes el ungüento que usas para las heridas, por favor.
-Claro, claro... voy por él ¿no quieres ayuda?
-No, estoy bien. Gracias- respondió dándole media sonrisa mientras se hacía un torniquete para evitar que más sangre brotara.
Hipo se había quedado en estado de shock al verla herida y solo atinó a acercársele, con la intención de tocar su mano, pero Astrid al ver sus intenciones, le dio un ligero manotazo.
- ¿Qué quieres? no me diriges la palabra por 2 días y ahora te me quieres acercar así como así- soltó molesta.
-Astrid, no hagas esto, déjame ayudarte- pidió queriendo acercarse otra vez, pero esta se lo impidió.
-Puedo hacerlo sola, no te necesito- soltó tajante antes de que Patapez le diera el ungüento.
-Vamos Astrid, deja de actuar con inmadurez y permíteme ayudarte- soltó sin pensar antes de que todos en el lugar soltaran un grito ahogado.
-Creo que nuestro querido Hipo estará muerto para la tarde- mencionó en un murmullo Brutacio.
- ¿Tendremos que preparar una fosa para enterrar su cuerpo? -secundó Brutilda antes de que la rubia hablara.
- ¿¡¡Inmadura yo!!? ¡Mira quién habla! -gritó furiosa- te golpearía de no ser por el respeto que te tengo, pero el que está mal eres tú; dejar que una estúpida pelea, nos llevara a esto. Déjame recordarte que hace unos años peleamos por el mismo tema y cuando te disculpaste, yo no me comporté como tú; lo dejé pasar. Ahora vienes y me llamas inmadura ... ¿sabes qué? ya me cansé. Me quedé estos días por el equipo, pero ya no aguanto más... si tú y yo no vamos a solucionar esto ¿qué caso tiene que esté aquí?
- ¿Qué estás diciendo Astrid? -preguntó Patapez aterrado por lo que fuera a decir.
-Lo siento chicos, de verdad lo siento, pero... renuncio a los jinetes de dragones, mañana mismo regresaré a Berk.
Dicho eso, se dio media vuelta ante la atónita mirada del castaño.
- ¿Qué demonios hiciste Hipo? -exclamó Patán con molestia- has ahuyentado a mi futura esposa.
-Yo...- atinó a decir el líder antes de correr tras la rubia.
No. Ella no podía irse; no podía estar sin ella.
-¡¡Astrid!! por favor quédate, no te vayas ¡¡perdóname!! -gritó con desesperación mientras observaba cómo la chica se subía en Tormenta y desaparecía de su vista- ¡¡Astrid!!
.
De pronto, el ambiente se tornó borroso y oscuro, lo que le ocasionó al castaño un sobresalto y que se despertara de golpe, dando un fuerte grito. El corazón le latía con fuerza, transpiraba y su respiración estaba demasiado agitada... se talló los ojos antes de ubicar en donde estaba.
¿Qué había sido todo eso? una maldita pesadilla.
No perdió tiempo para dejar la cama y salir de su cabaña sin calzado y totalmente despeinado; sin importarle que luciera fatal. Solo quería llegar a un lugar; la cabaña de Astrid.
Al llegar, tocó con desesperación a su puerta.
-Ya voy, ya voy. No toquen tan desesperados o les cortaré el cuello con mi hacha- pidió la Hofferson molesta abriendo la puerta y topándoselo muy de cerca- ¿Hipo? -agregó extrañada.
-Astrid... yo- intentó decir antes de desviar la vista, notando que su brazo estaba sangrando- ¿¡qué te pasó!?
-Ahh ¿esto? salí a entrenar con mi hacha y en un mal movimiento, me corté. No es nada; fue estúpido- dijo alzándose de hombros mientras se adentraba a su cabaña para tomar asiento y proseguir con la curación de su brazo- tuve que despertar a Patapez para que me prestara su ungüento.
-Pero, dioses ¡te puedes desangrar! déjame ayudarte, por favor -exclamó tomándola de la mano con delicadeza para que fuera él quién terminara la curación.
-No seas exagerado- atinó a decir rodando los ojos, pero dejando que limpiara su herida- oye ¿estás bien? estás muy alterado, descalzo y despeinado... ¿puedo ayudarte?
-Yo, no lo sé... dime ¿qué pasó ayer? -preguntó con temor.
- ¿Ayer? ¿Qué no recuerdas que te fuiste a tu cabaña enojado conmigo porque no te conté lo de Heather? -respondió alzando una ceja.
- ¿Fue ayer? uff, que alivio- dijo en una risa nerviosa, lo que provocó que la Hofferson lo mirara más confundida que antes si era posible- lo siento mucho Astrid, yo solo...
- ¿Por qué te estás disculpando? eso me corresponde a mí. Perdón por lo que pasó en las montañas, me sentí terrible traicionando tu confianza; no pude siquiera dormir y creo que por eso tontamente me corté al estar vagando en mis pensamientos de saber que estás molesto. De verdad lo siento Hipo, sé que una vez tuvimos un altercado parecido en el pasado y precisamente por Heather... por favor perdóname, siempre estás para mí, me escuchas; jamás me abandonas... ves por mí antes que por ti; eres mi mejor amigo- sinceró sintiendo un fuerte dolor en el pecho.
El castaño suspiró lentamente antes de externar como se sentía.
-Admito que ayer estaba muy molesto contigo; la verdad me sentí herido y traicionado...
-Lo sé y por eso me siento terrible- interrumpió dándole un abrazo- por favor perdóname.
-Tranquila Astrid, mírame- pidió separándola del abrazo para verla a los ojos. Al hacerlo, añadió- a pesar de haberme sentido así, sé que no lo hiciste con la intención de dañarme o querer traicionarme. Ahora que todo ha pasado, puedo entender porque hiciste las cosas de esa forma... quizá habría hecho lo mismo que tú, debido a las ideas que tengo a veces. Pero, lo más importante que debo decirte es que, por lo que vale nuestra amistad, así como tú, es mejor dejar esto en el olvido. Te perdono.
- ¿Lo estás diciendo en serio? no lo merezco... fui terrible- dijo agachando la mirada.
-Te lo estoy diciendo en serio As, calma; deja pasar el asunto- comentó sujetándole el mentón con cariño.
-Gracias Hipo, de verdad gracias- sinceró sonriéndole, además de soltar un suspiro de alivio.
-Solo prométeme una cosa As...
-Claro, dime de que se trata.
-Que no me guardarás más secretos de ese tipo o del que sea, por favor; confía en que sabré que hacer o incluso, si te parece, tomamos la decisión juntos; como un equipo- pidió mientras le vendaba el brazo con cuidado; dando por finalizada la curación.
-Tenlo por seguro Hipo- aseguró abrazándolo nuevamente- mi lealtad y confianza están depositadas completamente en ti y así será siempre; nadie está por encima.
-Cuidado con tu brazo, Astrid. No quiero que te lastimes más- pidió con ligera preocupación mientras le devolvía el gesto con gusto- y ya sabes, tú también tienes mi confianza plenamente.
-No soy un pétalo de rosa Haddock, ya estoy bien; ¡deja de ser tan paranoico! has curado y vendado mi brazo, ya no corro peligro -exclamó risueña separándose del abrazo para darle una diminuta sonrisa.
- ¡Y tú deja de ser tan terca Hofferson! has que mi acelerado corazón se tranquilice al menos por 5 minutos; prométeme que no harás esfuerzo con el hacha por al menos una semana -exclamó de vuelta en el mismo tono.
-Una semana es mucho, jefe. Menos tiempo; necesito entrenar.
-Una semana, y es mi última palabra- dijo con seriedad fingida.
-Claro Hipo, lo que digas- respondió con burla, dejando a entender que claramente no haría caso a tal instrucción.
-Anda, mejor vamos a hacer otras cosas.
- ¿Cómo qué?
- ¿Me ayudas a evaluar una nueva estrategia que se me ocurrió ayer en la noche? necesito la aprobación de la mejor- pidió con una sonrisa más amplia.
-De acuerdo, solo porque me lo pediste de bonita manera- accedió revolviéndole el cabello más de lo que ya lo tenía.
Con dicha plática, quedó más que demostrado que ninguna pelea que pudieran tener, podría ser más fuerte que el lazo tan estrecho que habían formado a lo largo del tiempo. Nada podría separarlos. Juntos eran más fuertes, eso lo sabían muy bien, por eso mismo, debían aprender de sus errores para continuar como hasta el momento; siendo un equipo imparable.
.
.
¿No creyeron que iba a poner una pelea real entre el Hiccstrid o sí? jaja, solo que necesitaba meter un poco más de drama de lo normal.
Pregunta de siempre ¿qué capítulo sigue? como pista diré que es de los capítulos más queridos y que causó muchos infartos.
Nos vemos pronto :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top