Capítulo 17 "Cuestión familiar"

A ver, tengo muchas cosas que decir.

Primero que nada, tras volver a ver este capítulo, descubrí que no tenía muchos momentos Hiccstrid, pero como ya había dicho que hablaría de este, tuve que improvisar xd (como siempre). Así que se incluyeron algunas referencias al capítulo "doble traición" y, sobre todo, se colocó un momento hot 7u7.

No lo considero un lemon como tal, pero para que no se quedaran con las ganas de leer algo así en este libro (que tantas veces me lo pidieron), aquí está UwU.

Así que ya saben, cuando vean este simbolito (🔥) ustedes decidirán si leen esa parte de la historia o no y se siguen con lo demás.

El resto de noticias se las daré al final del capítulo. Mientras tanto, disfruten de su lectura. 

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POV. Normal

Astrid era sin duda la primera en querer que la guerra contra los voladores, cazadores y demás enemigos terminara para tener un merecido descanso, así como para el resto de su equipo. Pero tras los últimos acontecimientos, todavía se veía lejana esa realidad.

Después de que su relación con Hipo estuviera mejor que nunca, juntos siguieron ideando y planeando sus siguientes estrategias para estar prevenidos, donde, uno de los principales puntos que destacaron fue el recordar que Johan el mercader, aquel hombre en el que Berk había confiado por muchísimos años, reveló que, jamás estuvo de su lado.

Siempre movió las piezas a su conveniencia por varias islas para asegurar su confianza, guardando la compostura en todo momento y fingiendo el lado al que pertenecía, pero, como dicen, nada es lo que parece y todo termina revelándose al final del día.

Pero fuera como fuera, el que Johan se convirtiera en su enemigo desde hacía un tiempo, pasaba a un segundo plano. La traición sin duda impactaba y dejaba un resentimiento en todos porque siempre le dieron la bienvenida a su hogar, pero así eran las cosas. Existían solo dos clases de personas en el mundo; las buenas y las malas.

Así que, la pelea contra los voladores, Krogan y ahora Johan, seguiría hasta vencer; eso se lo habían propuesto todos los jinetes, pues no estaban dispuestos a que lastimaran a un dragón más.

Al mismo tiempo, mientras Haddock organizaba un nuevo ataque contra los voladores y cazadores de dragones, increíblemente se sentía extraño todavía, debido a que días atrás, Viggo le había pedido ayuda, pues, el resto de adversarios ya no le veían utilidad de mantener una alianza con él y buscaban quitárselo del camino.

Y pese a que Hipo confió en él para intentar obtener las lentes del ojo del dragón que Krogan y Johan poseían, el plan no salió como esperaban y en un momento quedó acorralado. Pero, ni siquiera tuvo tiempo de procesar su maniobra de escape, ya que Viggo se había sacrificado para que él escapara del lugar donde primeramente le pidió entrar para cobrar aquella venganza en esa peculiar alianza; así era, ahora Grimborn se encontraba descansando en el Valhalla.

-Yo creo que se fue tranquilo, Hipo. Siguió siendo él mismo hasta el final; pero lograste que cambiara sus ideales, vivió toda su vida matando dragones y terminó venerándolos como uno más de nosotros. Hipo, siéntete bien con eso y pese a todo lo que ocurrió en el pasado y lo que ocasionó, permitió que te volviera a ver- le mencionó Astrid dándole un abrazo cuando le contó aquella noticia con lujo de detalle.

-Lo cual es irónico, porque estuvo dispuesto a alejarte de mi lado meses atrás por no querer darle el ojo del dragón, pero sí, creo que esa fue su manera de mostrarme su respeto; aprendimos mucho de él y sin duda, fue un digno adversario- le respondió este en un susurro mientras la estrujaba en sus brazos.

-Las cosas cambian, las personas cambian; nada está escrito... y el hecho de haber crecido de alguna manera, no justifica que siempre han de comportarse así. Me alegra que haya cambiado de parecer. El pasado siempre estará para aprender, pero lo que importa es mirar hacia el futuro, nada más a partir de ahora. Juntos, como un equipo.

-Siempre.

Así que, volviendo al presente, cuando el equipo se encontró con los barcos y voladores, se separaron en grupos para comenzar una nueva batalla. La Hofferson con una sonrisa, empleó su nueva estrategia, la cual consistía en atraer a unos cuantos enemigos para llevarlos a las nubes con Tormenta, de tal modo que quedarían indefensos y ahí es donde Hipo terminaría haciéndoles frente junto a Chimuelo y un potente disparo que los separaría de los Cola Quemantes.

-Ay, nunca me canso de ver esto- festejó la rubia acercándose a su novio cuando vio el resultado positivo de su estrategia.

-Dos voladores menos y dos dragones libres- celebró igualmente- pero por favor, no los provoques tanto la próxima vez. No quiero que te disparen antes de que pueda cubrirte.

-Mi prometido sobreprotector salió a flote- susurró dándole una mirada divertida- recuerda, son gajes del oficio.

-Astrid... sabes a lo que me refiero.

-Está bien, te lo prometo. No haré que se enfurezcan tanto a la próxima.

-Gracias- dijo en un suspiro más calmado.

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Para cuando terminó la batalla, los jinetes se acercaron a ayudar a un Cola Quemante hembra que sufrió de un golpe considerable, provocado por la caída de un árbol y mientras Patapez e Hipo evaluaban sus signos vitales, descubrieron pequeños trozos de ámbar en todo su cuerpo. Aquello asustó a Astrid muchísimo.

Pues consideraba que talvez los voladores habían descubierto el hogar de un viejo amigo; Garf; un dragón Canto Mortal. Astrid tiempo atrás, en una de las tanta aventuras y misiones que tenían, estuvo a su lado después de haber sido herido, esperando a que partiera a otra vida, pero, milagrosamente se recuperó y se hizo muy amigo tanto de Tormenta como de ella. Y de tan encariñada que estaba con él, en otra ocasión se aseguró de conseguirle un hogar seguro.

Era por ello que temía a que le hicieran algo malo, así que, sin pensarlo dos veces, echó a correr hacia Tormenta para dirigirse a su hábitat.

- ¡Astrid, espera! -gritó Hipo inútilmente para tratar de detenerla.

Pero conocía muy bien a su novia, sabía que no le haría cambiar de parecer, así que mejor la alcanzó, al igual que el resto de jinetes, a excepción de Patapez, quién se encargó de llevar al Cola Quemante a la orilla del dragón para que se recuperara.

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Al llegar al hogar de Garf, la rubia inmediatamente fue a buscarlo y lo primero que hizo al verlo, fue darle un abrazo, además de brindarle uno que otro mimo, mientras los demás jinetes determinaban que, dado a que no habían tomado preso a Garf, debían tener consigo otro Canto Mortal para atraer a los Cola Quemantes y de esa forma aprisionarlos con el ataque de ámbar.

Eso resolvía la incógnita de que los voladores siempre tuvieran dragones de reserva para hacerles frente en los combates.

Así que, para intentar llevarles la ventaja, de tal forma que tanto consiguieran liberar a los dragones, como para que convivieran con Garf por petición de la Hofferson al verlo tan solito en esa isla, el líder ordenó que regresaran a la orilla.

-Awww, mira a Garf ¿podemos llevarlo? -pidió la rubia con cierta ternura a su novio, ya que, él era quién tenía la última palabra. No iba a desafiarlo.

-Astrid, me estás matando- le respondió este en un suspiro, pues no le gustaba decirle que no a algo- no, no es posible. Está más a salvo aquí y lo sabes.

-Ay, pero está solo, anda; sé que no eres malo- insistió en un puchero mientras el dragón se le acercaba para recibir una caricia.

-Y a salvo, se queda y fin de la historia, Astrid- determinó seriamente y frunciendo el ceño.

Pero, aquel juego de palabras fueron un completo error. Pues Astrid lo penetró con la mirada después de escucharlo, tanto que, sintió un escalofrío recorrer su espalda y sucedió lo de siempre.

Perdió.

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-Fin de la historia ehh, así se hace Hipo- se dijo a sí mismo por lo bajo una vez que estuvieron en la orilla junto a Garf y con su novia sonriéndole victoriosamente.

Muy en el fondo sabía que jamás podría ganarle en una discusión realmente, pero, con tal de hacerla feliz, no le importaba que se saliera a veces con la suya.

O que el resto pensara que le daba preferencia, no era eso. Solo que, las peticiones de Astrid no dañaban a nadie, no eran egoístas, eran sencillas y por eso accedía casi siempre; además que, la gran mayoría de sus peticiones eran únicamente para él, que se cuidara y que no hiciera cosas estúpidas, puesto que no quería perderlo.

Así que ¿cómo negarle algo a la mujer que lo cuidaba más que sí mismo?

Que claro, eso no significaba que le diría siempre que sí, él conocía los límites, así como ella. Sabía que en unas cosas él tendría una decisión firme y ella, siendo fiel a él y sus ideales, no daría objeciones.

- ¿Alguna vez has ganado una discusión con ella? -preguntó Brutacio por lo bajo a su gemela mientras observaban a la pareja.

-Es un ejercicio inútil, pero que te puedo decir yo que no hayamos visto justo ahora con Hipo- le respondió esta rodando los ojos.

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Cuando dieron con el posible lugar donde mantenían cautivo al otro Canto Mortal, Astrid con toda la emoción y actitud, pidió que se fueran enseguida, pero antes de que pudiera dar un paso, su novio la interceptó para dejarle algo en claro.

-Bueno Astrid, pero esta vez evidentemente Garf se quedará aquí; no podemos arriesgarnos a que Krogan tenga otro Canto Mortal ¿verdad?

Pero Astrid como única respuesta, se cruzó de brazos, además de verle con el ceño fruncido.

-As, no está entrenado.

Misma respuesta por parte de la rubia.

-No va a estar solo, Patapez se quedará con él, así que...- trató de explicar con una sonrisa nerviosa, pero la rubia no dio su brazo a torcer.

Lo que significaba una sola cosa, había perdido de nuevo.

Haddock suspiró frustradamente y con la mirada llena de derrota, preparó la silla de montar de Chimuelo. Pero antes de partir, sintió a alguien poniéndose detrás de él, además de taparle los ojos.

-Eres el mejor hombre del Midgard ¿lo sabías? -le susurró la rubia coquetamente al oído.

Hipo como respuesta, gruñó por lo bajo, pues aún no se reponía nuevamente de la derrota que tuvo.

-Te lo recompensaré bien, te lo prometo. Y, sé que te gustará, además, hace mucho que no estamos en plan íntimo- aseguró besándole lentamente el lóbulo de la oreja, además de estrujarlo en un abrazo.

-Siempre te sales con la tuya- sinceró rodando los ojos- pero de acuerdo.

-Yo siempre- soltó dándole un beso de piquito y uno en la mejilla antes de alejarse para montar a Tormenta.

Y a pesar de que Hipo mantenía una expresión seria en el rostro, por dentro, sonreía al pensar en que aquella recompensa no le caería mal si lo analizaba a fondo.

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Pero, eso se convirtió en algo secundario para el castaño al ver que, aquella decisión tuvo un alto costo.

Había tenido razón al mencionar que Garf al no estar entrenado, podía hacer movimientos inesperados y que no estaban dentro del plan de rescate. Y eso, fue precisamente lo que aconteció. Para cuando los jinetes se acercaron al lugar donde estaban ubicados los voladores y cazadores, Garf decidió ayudar al dragón de su misma especie al escuchar su llamada de auxilio. Y, desgraciadamente lo capturaron en el intento.

Y pese a que los jinetes trataron de ayudarlo, terminaron acorralados y atrapados en una cueva para evitar que los encerraran en alguna celda enemiga; pero, a fin de cuentas, era lo mismo. No podían escaparse y reorganizarse para algún plan B.

Mientras todo esto pasaba, Patapez al darse cuenta que el Cola Quemante había recuperado su fuerza, le siguió de cerca para asegurarse que estaría bien. Y tras unas horas de vuelo sigiloso, logró llegar al sitio de los voladores y cazadores. Donde se percató de que su equipo se encontraba atrapado en una cueva, además de que descubrió la razón principal por la cual el Cola Quemante se dirigió hasta allí; había un criadero.

Así es, los voladores y cazadores de dragones habían aprovechado la situación de que allí se encontraba el nido de la especie indefenso para sacarle provecho, obligando a que los dragones trabajaran para ellos con tal de no lastimar a sus huevos.

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Patapez optó por retirarse de la escena para llevar a cabo una nueva estrategia, así que, mientras este regresaba, dentro de la cueva, Hipo consiguió liberar a Garf. Y aunque a Astrid le alegró que estuviera bien, se sentía culpable; demasiado.

Pues, de no haber desafiado a Hipo a que desistiera de su decisión, él habría implementado otra estrategia y posiblemente no estaría en esa posición. Sino todo lo contrario; en casa y a salvo.

Desanimada fue a sentarse en una esquina de la cueva mientras veía distraídamente como los gemelos adornaban el lugar como si ya fuera su nueva casa y a Patán escribir un capítulo más en su libro que inició desde que empezaron aquella misión; donde estaba relatando las "injusticias y malas ideas" y demás cosas que pasaban dentro del equipo.

Hipo al observar lo pensativa que estaba su novia, fue a sentarse a su lado. Y sin importarle que los demás observaban, la tomó de la mano, para después besar lentamente su mejilla.

-Todo esto es mi culpa Hipo, si no te hubiera obligado a traer a Garf...- intentó decir afligida.

-Tú no me obligaste, fue mi decisión- le aseguró tomándola del mentón para que le mirara a los ojos y no ocultara la mirada detrás de su flequillo.

-Gracias por intentar hacerme sentir mejor, pero no. Todo esto es mi culpa y de nadie más. Asumo mi responsabilidad, así como las consecuencias que trae consigo.

-No Astrid, yo soy el líder y las decisiones recaen en mí.

-Babe, por favor- susurró tomándolo de las manos sutilmente- sé que accediste a esto por ser yo, no me puedes decir que no la gran mayoría de las veces; soy totalmente consciente de ello. Y te pido una disculpa, quizá me aprovecho un poco de eso; del que tengas un corazón tan noble. No tomas la decisión pensando en que soy tu segunda al mando, sino tu prometida- se lamentó ocultando el rostro en su hombro para dejarle ver lo avergonzada que estaba por sus acciones.

-Mi lady, escúchame. Yo siempre seré así; nadie cambiará mi manera de verle el lado bueno a todo y a todos; créeme que mucho menos me duele en lo absoluto serlo contigo; yo solo quiero verte feliz y lo que pides siempre es demasiado sencillo y que no perjudica a nada. Además, no te aprovechas de mí, soy consciente de todo a lo que accedo y, al contrario, siempre estás para lo que necesito; ves por mí más de lo que yo mismo hago, me proteges y me haces poner los pies sobre la tierra, así que, no te aprovechas. Además, todos cometemos errores alguna vez y nadie debería juzgarte tan duro por eso, ni siquiera tú. Así que, descuida; lo que debemos hacer ahora es salir de aquí y nada más.

Después de meditar sus palabras, la Hofferson soltó un suspiro de alivio.

-Tienes razón, lo que importa es que debemos salir de aquí. Te amo Hipo, gracias por liberarme de esta presión sobre mis hombros y en general, por estar para mí cuando más te necesito- musitó atrapando sus labios para darle un profundo beso que desde luego el chico disfrutó.

-Yo también te amo Astrid- le aseguró con cariño- pero si te sientes culpable todavía, con esa recompensa que me prometiste hace rato podría bastar para perdonarte- añadió en broma.

-Mmmm de acuerdo jefe, pagaré mi deuda más tarde. Pero no quiera aprovecharse de la situación- le prometió pícaramente antes de besar su mejilla.

-No podría hacer eso, más que gozar hasta donde lo considere justo- regresó mirándola de la misma manera, haciendo que esta se sonrojara ligeramente mientras le sonreía al imaginar hasta donde quedaría satisfecho Haddock para que la "perdonara".

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Para cuando menos se lo esperaron, Patapez finalmente llegó al rescate junto al dragón Destroza Cavernas, quién les fue de mucha utilidad para hacer otra salida ajena a la entrada de la cueva. Eso les permitió llevar la delantera para ahuyentar a los voladores y cazadores, así como para liberar al otro Canto Mortal y demás Cola Quemantes.

Por no mencionar que después de la evidente victoria, los jinetes les ayudaron a los dragones a llevarse los huevos a otro sitio más seguro. Para que sus enemigos ya no pudieran usar a su favor el nido.

Garf se hizo amigo rápidamente del otro Canto Mortal, por lo que, tras despedirse de Astrid y Tormenta, se alejó junto a su nuevo compañero de aventura.

La Hofferson estuvo a punto de derramar una lágrima de la felicidad al ver que Garf no estaría solo nunca más y después de escuchar a su novio decir "valió la pena arriesgarse tanto para ver que ahora todos los dragones están bien", corrió a refugiarse en sus brazos.

-Gracias Hipo, gracias- le susurró con cariño mientras este la abrazaba de vuelta.

-No fue nada Astrid, créeme que no lo fue- musitó antes de besarla en la cabeza- pero tengo curiosidad ¿por qué insistías tanto para que Garf estuviera con alguien a pesar de no mostrar que estaba afligido?

-Porque nadie quiere estar solo, sé lo que se siente y sé que tú también. Nadie más que tú podrías entender mi postura y por eso quería que tuviera a alguien. A veces, el pasar tanto tiempo a solas contigo mismo, te lleva a tener pensamientos muy extraños y, no le deseo eso a nadie, ni siquiera a algún dragón- sinceró separándose del abrazo.

-Ya, claro que entiendo y no puedo estar más orgulloso de ti por lo que hiciste. Sabes, cada vez noto que nos complementamos más... yo siempre veo lo bueno en la gente y tú siempre haces lo necesario para ayudarles.

-Estoy de acuerdo; seguimos siendo un gran equipo. Espero que, para cuando llegue el momento de estar al mando de Berk, sigamos así.

-Sí, yo también- dijo sintiéndose algo extraño por ese último comentario por parte de su novia, pues todavía no le gustaba la idea de ser jefe.

- ¿Pasa algo?

-No, nada. Solo que, retomando mi punto anterior, ya que siempre ayudas a los demás ¿por qué no me ayudas pagando tu recompensa?

-Volvamos a casa y te la doy- aseguró en un susurro coqueto.

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Al regresar a la orilla, se dirigieron a la casa club para almorzar algo posteriormente a tan tremenda batalla. Y después de leer el libro de Patán, la mayoría le felicitó por su excelente trabajo, además de mencionarle que talvez podría vender en el futuro algunas copias.

Así que, con ese rato de convivencia en completa calma, todos se dirigieron a descansar.

Bueno, todos, menos aquella parejita que corrió a la cabaña de la chica.

-Me encargué de tener listo un mecanismo que, al primero que quiera abrir la puerta o siquiera tocarla, saldrá disparado y aterrizará en la fosa de jabalíes de los gemelos- susurró abrazándolo tiernamente- el jefe no está disponible por lo que resta del día ¿de acuerdo?

-Más que de acuerdo. Por mí mejor.

-Excelente, pues jefe, aquí está mi pago por habernos metido en un lío el día de hoy- advirtió antes derribarlo, dejando que cayera en su cama.

Rápidamente se posicionó sobre él y con agilidad, se deshizo de sus botas antes de comenzar a desabrocharle la armadura a Hipo.

-Oye, espera ¿qué tan lejos quieres llegar? -susurró apenas, pero sin impedir que Astrid le terminara de retirar la armadura, dejándolo únicamente con su camisa.

-Hasta donde nadie se entere que rompimos un poquito las reglas... ¿aceptas?

-Ay Thor, espero poder detenerme a tiempo, acepto.

Y dicho eso, Haddock inmediatamente se retiró la bota y con algo de dificultad, la prótesis. Para después quitarle la falda de picos a su bonita rubia.

(🔥) Para cuando tuvieron menos prendas, comenzó la guerra de besos. Pero, no era una rápida, sino todo lo contrario; lo suficientemente lenta para disfrutar de la sensación de sus labios.

La chica soltó un suspiro cuando Hipo la hizo girar para quedar debajo de él y de esta manera poder tener mejor acceso a su cuello. Sintió un camino de besos húmedos recorrer toda su clavícula, además de las tímidas caricias a sus muslos.

-Tócame... -musitó esta en su oído.

-As, no creo que... ¿estás segura? -preguntó alzando la mirada para acariciarle las mejillas con dedicación.

-Vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas. No me digas que no quieres... o bueno, no, tienes razón; ahí voy otra vez a convencerte de hacer algo- dijo agitando la cabeza antes de cubrirse los ojos con las manos.

-Oye, no digas eso. Yo fui el primero en decirte que no veo la hora en que seamos uno, no malinterpretes las cosas Mi lady- aseguró tomando sus manos para ver su rostro- yo lo decía porque no quería presionarte, pero dado a que claramente quieres ir al siguiente nivel, yo también.

Dicho eso, volvió a besarla. Y mientras Astrid le devolvía el beso gustosa, Haddock lentamente metió las manos bajo su blusa, pero siguió sin animarse a tocarla plenamente.

-Está bien, hazlo- confirmó guiando sus manos a sus pechos que aún permanecían cubiertos de un vendaje para sujetarlos.

Le ayudó a deshacerse del vendaje y al quedar expuestos, la rubia soltó un jadeo al sentir la calidez de las manos de su novio.

Así que, antes de dejarlo seguir tocándole los pechos, en un movimiento rápido le quitó la camisa. Se deleitó con la imagen del abdomen del sonrojado castaño y antes de que este pudiera hacer algo, hizo que ambos se sentaran en la cama, además de deshacerse de su blusa.

Estando semidesnudos frente al otro, no se quitaron la mirada de encima y a pesar de sentir como sus corazones palpitaban nerviosamente, se contemplaron de arriba a abajo con cierto toque de lujuria.

-Si antes ya estaba enamorado de ti, imagínate ahora...- soltó de repente el castaño tomándola por el mentón para después besarla.

Astrid se abrazó a su cuello, además de rodearle la cadera con las piernas.

Se sonrieron entre el beso mientras con más libertad exploraban el cuerpo del otro. Rodaron en la cama y soltaron uno que otro jadeo al disfrutar cada vez más de las caricias, pero para cuando Hipo depositó unos cuentos besos en su pecho izquierdo, se detuvo.

- ¿Qué pasa Babe?

-Debemos parar- dijo sin más separándose un poco de ella para recostarse en la cama- perdón, ya no puedo más.

Ante dichas palabras, la Hofferson bajó la mirada para ver que cerca de la entrepierna del castaño había un bulto. Ahora todo tenía sentido; le asintió dándole una sonrisa para que no se preocupara y mientras esperaba a que se relajara nuevamente, optó por deshacerse su trenza (🔥).

-Sabes, nunca te habías visto tan hermosa- halagó el chico una vez que Astrid se soltó el cabello.

Causando el sonrojo inmediato de la rubia.

-Puedo reconocer que tengo el cuerpo bien marcado debido a mis entrenamientos, pero también está lleno de cicatrices... no creo que eso resulte muy atractivo de ver, pero gracias por tu sinceridad- respondió dándole media sonrisa antes de que este la jalara y pegara a su cuerpo.

-Pues a mí me parecen bonitas cada una de ellas- sinceró con una sonrisa- por no mencionar este bonito lunar que tienes aquí- añadió señalando a su pecho izquierdo.

-Si tú hablas de mi lunar, entonces yo hablaré de todas las pequitas que tienes en la espalda- susurró cerca de sus labios a la vez que se recostaba en su pecho.

-Si gustas, de cualquier forma, lo único que más me importa es estar así contigo. Y justo ahora, me tiene sin cuidados si nos atrapan estando en esta posición- confesó acariciándole la espalda con la yema de los dedos.

-Podríamos decirles que estábamos ensayando para nuestra boda y los días que nos deparan por delante- mencionó risueña, provocando que este se contagiara.

-Sí, supongo. A ver si salimos vivos.

-Yo digo que sí, pero por ahora a relajarnos y disfrutar de esto ¿te parece?

Como respuesta, él atrapó sus labios, además de abrazarla con fuerza. Y tras estar un par de minutos en un silencio reconfortable donde únicamente permanecían en los brazos del otro dándose uno que otro roce inocente por el cuerpo, terminaron por quedarse dormidos.

Después de todo, habían tenido un largo día y alcanzaron el mejor descanso posible al estar donde siempre habían pertenecido; junto al otro. 

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Y así es como concluimos el penúltimo capítulo de este libro que me llena de recuerdos preciosos.

Pues bueno, creo que no hace falta preguntar cual será el último capítulo del cual hablaré. Creo que es bastante obvio, pero aún así dejaré que ustedes respondan... ¿cuál será?

Sigamos con las noticias. Para aquellos que me siguen, se habrán enterado que estoy por publicar una nueva historia. En exclusiva, les presento a:

"EL ARTE DE AMAR" ambientado en época vikinga, la cual se publicará muy pronto (en unos días). Espero les guste mucho este nuevo proyecto, pues vienen muchos más. Por último, en estos días también actualizaré "ESPÍRITU INDOMABLE", así que, tendrán mucho que leer esta semana de mi parte.

Sin más que decir, ¡nos vemos pronto para el capítulo final! ;)

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