Capítulo 16 "Mi amore ala"

Han presenciado un milagro... actualicé un poco más temprano xd.

Este párrafo sirve para darle un buen golpe a nuestro querido Hipo, porque en verdad se pasó de despistado e hizo sufrir a la pobre Astrid. Y, como me gusta el drama 7u7, habrá mucho aquí; disfrútenlo. 

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POV. Normal

El día inició bastante bien, y Astrid agradecía cuando tenían en la orilla un día como ese, donde no debían estar preparados para defender su hogar de algún ataque.

Hipo únicamente había pedido ayuda a todo el equipo para que resolvieran el modo de deshacerse de algunos metales que habían estado acumulando debido a los constantes enfrentamientos de las últimas semanas y con Patapez negándose a que fueran arrojados al mar, los gemelos dieron una brillante idea.

Llevarle el metal al Ala Acorazada; aquel dragón con el que se toparon alguna vez Astrid, Hipo y Patán camino a una boda que jamás se llevó a cabo entre un Hofferson y un Jorgenson.

Así que, una vez hecho el plan, estaban a nada de organizarse para alzar vuelo, cuando de repente, arribó al lugar el dragón Triple Ataque, quién llevaba consigo a Dagur y Mala.

- ¡Hermano! -exclamó el pelirrojo con emoción yendo hacia el castaño.

- ¿Dagur? ¿Mala? ¿Una flecha? -preguntó el mencionado al ver que el Berserker tenía incrustada una flecha en el hombro.

- ¿Están bien chicos? -preguntó Patapez al pensar que estaban sufriendo una emboscada.

-Mejor que nunca.

-Tenemos un anuncio muy importante que decirles, Hipo Haddock- mencionó Mala tomando a Dagur del brazo.

-Acabo de terminar las pruebas para rey de los Defensores del Ala y lo logré- informó Dagur con voz cantarina.

-Nos vamos a casar- completó Mala con felicidad.

Aquella noticia les cayó como un balde de agua fría a todos los jinetes, pues claramente no pensaron que aquellos dos pudieran llevarse bien, ya que previamente cuando se conocieron, solo habían tenido intenciones de odiarse y batirse a un duelo a muerte; no a enamorarse y planear una vida juntos.

Así que, digerir la noticia, les llevaría al menos unos minutos.

-Ahora, si alguien pudiera quitarme esto antes de la ceremonia, se lo agradecería mucho- mencionó Dagur refiriéndose a la flecha- no quiero asustar a la familia política.

Pasaron unos segundos donde nadie dijo nada, pues la situación cada vez les resultaba más extraña e inimaginable.

-Uhm ¿pasa algo? porque mi brazo comienza a sentir el dolor- insistió Dagur.

-Ehh, vamos adentro, yo te quito la flecha- respondió Astrid aún algo sorprendida.

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Al estar en la cabaña principal, la rubia con mucho cuidado le retiró la flecha al Berserker para después ponerle un vendaje.

-Quien diría que tienes un tacto sutil- le comentó el pelirrojo- hasta parece que no eres letal.

-Si quieres te golpeo para que recuerdes mi fuerza- le devolvió la Hofferson en broma antes de dejar que Mala se sentara a su lado.

Para cuando todos se alejaron de la nueva pareja, no pudieron evitar asombrarse al ver los apodos que tenían para el otro, así como el comportamiento que mostraban sin ninguna vergüenza.

- ¡Esquimal!

- ¡Mariposa!

Patapez hasta cierto punto empezó a encontrarle el lado romántico a la situación, a Patán le causó náuseas y a Hipo le estaba causando incomodidad, pero a Astrid, después de la impresión, le causó dudas, muchas dudas... ¿eso es lo que se supone hacen las parejas de enamorados? porque no se parecía en nada a lo que hacían Hipo y ella.

- ¿Saben que necesitan? organizadores para su boda- mencionó Brutilda.

-Ofrecemos nuestros servicios a los futuros reyes de los Defensores del Ala- terminó de decir Brutacio.

El futuro matrimonio les interrogó sobre si tenían experiencia con ese tipo de eventos, pero al descubrir que no era así, simplemente se siguieron dando muestras de afecto.

- ¿Sería un insulto si vomito por todas partes? -preguntó el pelinegro asqueado.

-Bueno, a mí me parece algo lindo. Prueba de que el verdadero amor no tiene límites ¿no es cierto? -preguntó el rubio hacia la pareja más joven.

Quiénes únicamente se miraron a los ojos sin saber que responder, puesto que jamás pensaron en hacer eso. Era algo fuera de su zona de confort.

-Oye y como es que ustedes no usan nombres tontos o se frotan con la barba- soltó burlonamente Patán.

-Porque no hay barba, Patán- atinó a decir Haddock.

-Dejen de actuar- cortó de nuevo Jorgenson- es obvio Hipo como se ve el verdadero amor- añadió señalando a Dagur y Mala, quiénes se estaban comiendo a besos- no te ofendas, pero ustedes parecen más amigos que otra cosa.

-Ok, escucha. Astrid y yo tenemos una relación diferente- aseguró el castaño tomando por el hombro a la rubia- basada en años de amistad. Por tanto, hacemos cosas diferentes.

La Hofferson se quedó inconforme con aquella respuesta, pero como ni siquiera ella misma entendía todo lo que pasaba por su mente, solo pudo responder algo sencillo una vez que miró a Mala y Dagur por última vez.

-Claro, años de amistad...

La rubia al no soportar ver aquellas muestras de afecto por más tiempo, ya que le estaban confundiendo demasiado, decidió irse para evitar estropear el momento de la pareja.

-Ehh, yo tengo que hacer unas cosas, los veo más tarde. Felicidades por su compromiso Mala, Dagur; espero que su boda sea espectacular- mencionó con media sonrisa estando ya en la puerta.

-Gracias Astrid Hofferson- respondió Mala, quién no paraba de irradiar felicidad.

-Sí, gracias rubia- agregó el pelirrojo antes de que esta les asintiera y finalmente se retirara del lugar.

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Al estar recostada en su cama, se permitió pensar en la conversación previa... "parecen más amigos que otra cosa", "tenemos una relación distinta", "el verdadero amor no tiene límites", "basada en años de amistad".

Todas esas frases resonaban en su cabeza y eran una verdadera tortura, pues no quería dudar de cómo era su relación. Pero lo peor de todo era que, sabía muy bien que Hipo y ella no tenían desde hacía un rato tiempo a solas como pareja.

La conversación que tuvieron alguna vez cuando fueron a una isla para buscar algo que necesitaba Hipo, pareciera que quedó atrás, pues al enfocarse nuevamente en sus actividades y roles en la orilla, los momentos en plan romántico habían disminuido considerablemente y, aunque ella fuera una chica ruda, por supuesto que quería amor; y pensaba que no tenía porque pedirlo si Hipo estaba a su lado diariamente y a todas horas.

Claro que disfrutaba que le llenaran la cara de besos, abrazaran; dijeran palabras bonitas al oído y, sintió una punzada horrible en el corazón al darle la razón a Patán. Hipo y ella volvieron a actuar más como mejores amigos que como una pareja. Y el ver a Dagur y Mala mostrar tan fácilmente su amor al mundo, le confundió.

Sacudió la cabeza, talvez estaba exagerando. El gorjeo de Tormenta, quién permanecía a su lado, la despertó de su ensoñación y al dirigir la mirada a la derecha, lo vio. Su collar de compromiso.

Se puso de pie para colocárselo con cariño, pues sin duda alguna ese día fue bastante bonito, además de las palabras que Hipo le dedicó. Debía aferrarse a esa idea, talvez por el estrés de todos los eventos de los días pasados, no habían tenido tiempo para descansar y por supuesto que no quería presionar a Hipo.

Así que, cuando escuchó que tocaron a su puerta, con una sonrisa fue a atender, pues pensaba que era Haddock. Pero no, eran los gemelos.

Lo bueno fue que, lo que querían se resolvió rápido y una vez que los Thorston se alejaron, donde antes de retirarse, Brutacio le expresó que su collar estaba lindo, ahora sí que se acercó Hipo junto a Chimuelo.

Astrid teniendo la intención de que su prometido viera su collar para recibir algún cumplido lindo, se aseguró de moverse para que el collar fuera más notorio, donde el Furia Nocturna lo detectó al instante, pues se quedó hipnotizado por el movimiento.

-Hola ¿puedes creer todo esto de la boda? nunca había visto a Dagur tan emocionado por algo... bueno, talvez excepto por matarme- mencionó el castaño con gracia.

Astrid rio ante eso; los viejos tiempos sí que eran un caos.

-Sí, parece que no pueden quitarse los ojos de encima- respondió con media sonrisa mientras miraba su collar.

-Sí, no es broma- respondió ignorante de la indirecta de la rubia- ¿quieres ir a entregar un poco de restos de metal?

-Sí, claro...- respondió con decepción al ver que mejor Brutacio notó que traía su collar que su propio novio.

Pero no, no debía hacerse ideas; no podía estar insegura de su relación.

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Al llegar al hogar del Ala Acorazada, donde además de ir Astrid e Hipo, se le sumaron Patán, Patapez y Dagur.

- ¿Por qué Hipo? ¿Por qué tengo que estar lejos de mi amada? es como si me sacaran el corazón del pecho- dramatizó el pelirrojo.

-Eso es hermoso Dagur, casi poético- consoló Patapez.

Astrid rodó los ojos fastidiada, pues escuchar cuanto amor sentía Dagur por Mala, le provocaba dudar más, ya que no estaba segura de si Hipo podría decir algo parecido. Pero probablemente no; si se tuvieran que alejar por unas horas, no pasaría nada.

-Hola, oye ¿todo bien? -preguntó Haddock al detectar cierta molestia en su novia.

La rubia sintiendo ese rayo de esperanza, se giró para saber si finalmente podrían hablar en privado sobre la situación.

Pero, Dagur demandó la atención del castaño y este indudablemente se la dio, dejando a una rubia de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

-Hipo; hermano. Sé que esta pregunta podría ser impactante, pero...- mencionó antes de arrodillarse y tomar su mano- ¿me harías el honor de ser mi padrino? antes de que contestes, sé que no te merezco, pero no puedo imaginarme ese momento glorioso sin ti a mi lado.

-Dagur, no sé qué decir- soltó incómodo.

-Di que sí- amenazó.

-Claro, claro- atinó a decir antes de ser estrujado en un abrazo.

Mientras tanto, Astrid seguía cruzada de brazos, sintiéndose completamente ignorada.

-Hipo ni siquiera ha elegido a un padrino para su boda- le mencionó Patán burlonamente, causando la ira de la chica.

Quién, inmediatamente le golpeó las costillas, además de torcerle el brazo y ponerlo contra el suelo.

-Una palabra más y estás muerto- amenazó antes de que escucharan el rugido de un dragón.

-Es el Ala Acorazada, escóndanse- ordenó el líder.

Y tras esperar unos cuantos minutos, el dragón apareció para tomar el metal. Ante el panorama, la rubia vio su última oportunidad para que el castaño al menos notara el collar, ya que una plática a solas, la veía imposible.

-Hipo ¿has notado algo? ¿hay algo que te parezca diferente? -le preguntó con cierto nerviosismo poniéndose frente a él.

El mencionado pareció pensarlo detenidamente antes de cambiar su semblante a uno sorprendido.

-Sí, como pude no verlo- exclamó con obviedad.

La Hofferson al escucharlo, sonrió y soltó un suspiro de alivio al pensar que finalmente lo había notado.

-Justo frente a mi cara todo el tiempo... una lente del ojo del dragón; el Ala Acorazada lleva una en la espalda- aseguró con confianza.

Y, en ese momento, Astrid sintió dolor; su corazón se había quebrado en mil pedazos, porque al parecer Hipo no parecía interesado en ella como antes. Podía ver un pequeño objeto a metros de distancia sobre un dragón, pero no podía ver que, a menos de 10 centímetros, estaba portando el collar que daba a entender a todo el mundo que estaban comprometidos.

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-Increíble ¿cómo viste la lente Hipo? -preguntó Patapez emocionado.

-Por supuesto que lo vio, Hipo nunca se perdería de algo tan importante como eso- respondió la Hofferson malhumorada, pues claramente estaba enojada con su supuesto prometido.

El chico alzó una ceja sin entender el comentario, pero optó por ir por la lente del ojo del dragón, ya después le preguntaría si estaba todo bien, ya que la notaba algo extraña desde que llegaron.

-No te mueras antes de mi boda- pidió Dagur al castaño antes de darle un golpe para que se acercara al dragón.

¿¡Era en serio!? pensó Astrid furiosa por dentro al ver a unos voladores llegar para lanzar un ataque al poco rato, provocando que todos los jinetes tuvieran que salir y hacerles frente mientras el Ala Acorazada escapaba del lugar. Ahora ni siquiera tenía tiempo para estar molesta y dejar que Hipo se las arreglara completamente solo; no, tenía que cubrirle la espalda.

Pero por suerte, no hubo pelea. Sin embargo, la rubia concluyó que aquellos hombres solo estaban patrullando y que irían con Krogan cuanto antes para darle el informe de lo que habían visto, por lo que el líder de los jinetes dio una orden clara y precisa.

-Tan pronto como Krogan sepa que estamos aquí, querrá saber la razón. Por lo que debemos buscar al Ala Acorazada y quitarle la lente antes de que ellos lleguen.

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¿Qué más daba buscar la maldita lente del ojo del dragón? pensó Astrid cabizbaja caminando hasta el frente de todo el equipo junto a Tormenta, pues todo lo que habían estado construyendo Hipo y ella, estaba comenzando a desaparecer en su cabeza. Y entre más lo pensaba, más se molestaba con él.

Y solo hasta ese momento, Haddock pareció darse cuenta de que algo verdaderamente malo le pasaba a su novia y que no solo era su imaginación, debido a que la vio caminar abrazándose a sí misma y a paso lento. Así que, decidió correr para alcanzarla.

El resto mientras tanto, optaron por darles su espacio, pues también lograron percibir que algo inusual ocurría.

-Hola ¿hay algo de lo que quieras hablar? -preguntó él con una sonrisa, acompañada de ese toque de inocencia.

-Si no lo sabes, no te lo diré yo- le respondió tajante, haciendo que este dejara de sonreír al escuchar el tono molesto de su voz.

- ¿Viste eso? el clásico modo pasivo-agresivo- susurró Dagur a Patán.

-Debería renunciar antes de que sea demasiado tarde- devolvió el pelinegro.

-Escucha Astrid, si no me dices que sucede ¿cómo se supone que ayude? -insistió Hipo sin saber que hacer.

¡¡Basta!! eso ya era demasiado, pensó Astrid antes de detenerse en seco y mirar furiosa a Hipo, algo que claramente le desconcertó, pues hacía años que no le miraba así. Ya que recordaba perfectamente que la última vez que le vio con aquellos ojos asesinos fue cuando le había ganado el derecho a matar un dragón, en los entrenamientos que daba Bocón antes de que cambiara las cosas haciéndose amigo de un dragón.

Y sumándole al grito de frustración que soltó la chica, Haddock dio un paso atrás.

-Y es demasiado tarde- mencionó Patán por lo bajo.

-Hipo, he usado este collar de compromiso todo el día ¿acaso te diste cuenta? -soltó finalmente mostrándole con enojo el medallón- ¡no! porque no importa; por supuesto que no.

Ante dicha revelación, el chico finalmente bajó la mirada, donde vio el collar que le regaló.

-Wow, ehh, no, te queda... te queda genial- atinó a decir porque evidentemente no lo había visto.

- ¿En serio? ¿Esa es tu única respuesta? -reclamó rodando los ojos y fastidiada de la situación.

-No, no. Es decir, sí- dijo rascándose la nuca- claro que te queda lindo, pero ¿qué te gustaría que te dijera?

-Ese es el problema, no tendría porque decírtelo ¿tienes idea de cómo se siente?

-Astrid, solo porque no noté el medallón enseguida no significa que no me importe. No sé, supongo que cuando se trata de accesorios no soy alguien que se dé cuenta- intentó arreglar acercándose a ella.

-Ahh bueno, pero no tienes problema para ver la lente en el Ala Acorazada ¿y sabes por qué? porque es un dragón- mencionó esquivando su mirada- está más que claro que son prioridad para ti.

-Astrid...- nombró afligido, debido a que eso no era cierto, pero no encontraba las palabras para expresárselo.

Pues no creyó que algo malo estuviera pasando en su relación, sino todo lo contrario, que estaban en un buen momento.

-Es como si fuera invisible para ti- agregó dolida dándole la espalda.

-Yo vi el medallón enseguida, nunca es tarde para que lo dejes y estés conmigo- intervino Patán, provocando una mirada furiosa que hizo que el chico se arrepintiera de lo que dijo.

-Solo en algo voy a darle la razón a ese cabeza de carnero, parecemos más amigos que pareja y cómo te dije, claramente tienes otras prioridades. Dagur y Mala se conocieron hace solo unos meses y no soportan estar separados... tú y yo nos conocemos de toda la vida y nunca me había sentido tan alejada de ti como en este momento, es como si fuésemos extraños- lamentó quitándose el collar y a pesar de sentir dolor en el pecho, se lo arrojó sin miramientos.

Le miró decepcionada, contraria a la mirada de dolor que le invadió a él, pues tras escuchar sus palabras, se quebró por dentro.

No podía creer lo que estaba pasando, las manos le temblaban mientras sujetaba sin fuerzas el medallón que con tanto amor le había regalado a Astrid... y la pregunta inevitable llegó a su cabeza ¿acaso se había terminado lo suyo? porque no podía permitirlo, la amaba.

-No, Astrid, por favor déjame explicar...

-No hay nada que explicar, las cosas están más que claras. Me siento incluso peor al saber que Brutacio notó el collar de inmediato, pero tú no. Cuando se supone que representa algo importante, ya que me lo diste porque quieres un futuro conmigo y, te fue indiferente- añadió sintiendo como la voz amenazaba con quebrársele.

Hipo por otra parte no sabía que decir, solo quería abrazarla y pedirle perdón. Pero al querer dar un paso al frente, esta retrocedió enseguida, provocando de esta manera que una lágrima rodara por su mejilla, no obstante, la secó discretamente antes de recuperar la compostura.

-Mejor concéntrate y ve por la lente antes de que los voladores regresen- respondió fríamente antes de mirar al resto- perdón por lo que acaban de ver, no era asunto suyo.

Después de eso, se alejó del castaño, quién sentía que ni siquiera podía respirar. Pero agitó la cabeza al saber que en algo tenía razón la Hofferson, tenían que recuperar la lente para ir a casa y estar a salvo.

Hipo intentó acercarse al dragón, pero no estaba totalmente concentrado, por lo que todos los jinetes tuvieron que volver a perseguir al Ala Acorazada, sin embargo, las cosas no salieron bien. Krogan y los voladores llegaron para llevárselo, pero antes de que pudieran hacerlo, Haddock pidió que lo protegieran después de que fue herido y con ello, tuvieron que esconderse mientras sus enemigos trataban de hacerlos a un lado para obtener la lente.

Se escondieron debajo de una estructura de rocas, pero estaban demasiado expuestos. Estar ahí solo le serviría para pensar un mejor plan antes de recibir un ataque directo.

Dagur e Hipo se mantuvieron al frente, así como el resto de dragones mientras Astrid y Patapez evaluaban el daño que había sufrido el Ala Acorazada.

El castaño siempre tenía un plan, siempre, pero en ese momento su mente estaba en blanco, y a pesar de que trató de mirar a todas partes para inspirarse, no tuvo ideas.

Así que fue rápidamente con Patapez y Astrid para saber cómo estaba el dragón, con la intención de ver si de esa manera se le ocurría algo.

-Está muy débil...-le aseguró el chico.

-Intenta lo que sea para que esté bien, por favor.

-A la orden Hipo.

-Astrid, no sé qué hacer- susurró discretamente a la rubia después de hablar con Patapez.

-Eres Hipo Haddock, algo se te ocurrirá- le mencionó únicamente sin intención de siquiera verlo a los ojos mientras vigilaba al Ala Acorazada- siempre lo haces.

Eso se sintió como una puñalada directa al corazón. No, no podía concentrarse en lo absoluto y, toda su confianza ya se había venido abajo. Ya estaban acorralados y él sabía muy bien porque no podía pensar en nada, la necesitaba a ella.

Necesitaba su confianza y apoyo... no podía hacerlo sin ella, pero la había regado. Astrid estaba furiosa con él y ni siquiera sabía si seguían en una relación. Nada le importaba ahora, solo quería estar con Astrid mientras la escuchaba decir que estaban bien y que eran un equipo.

Así que, resignado regresó al frente y tan solo unos minutos después, cayó la noche.

-Hipo, en cualquier momento estaremos muertos si no hacemos algo rápido- mencionó Dagur antes de que los voladores atacaran una vez más.

-Hipo, el dragón no puede volar; no va a lograrlo- añadió Patapez.

-Tenemos que salir de aquí ¡vamos Hipo! -suplicó Patán mientras se ocultaba lo más que podía de los ataques.

Haddock al escuchar todos los comentarios exigiéndole un plan para salvarlos, se sintió atrapado; no podía hacerlo y más por la presión que sentía en el corazón al pensar que su relación estaba fracturada. Así que, miró a Astrid, esperando a que ella le devolviera la mirada para hacerle saber que la necesitaba más que nunca, ya que jamás se sintió tan solo con en ese instante.

La chica al no escuchar una respuesta por parte del castaño a las súplicas del resto, le miró por el rabillo del ojo y, fue en ese momento donde lo notó. Este le imploraba con la mirada que le brindara aquello que siempre le había dado; confianza y seguridad en que su plan podría funcionar.

Astrid sabía que la necesitaba, pero en su corazón aún había dolor, sin embargo, lo amaba y se prometió estar siempre para él sin importar las circunstancias. Así que, soltando un gran suspiro, se dio la vuelta para caminar hacia él. Olvidándose por al menos un momento de su enojo.

Y al tenerlo de frente, le sujetó la mano con fuerza, además de mostrarle una pequeña sonrisa.

-Estoy contigo hasta el final- le susurró.

-Lo sé y siempre te agradeceré por eso- devolvió mostrándole una mirada agradecida, además de dejar de sentir que sus manos temblaban.

-Puedes hacerlo Hipo, confío en ti.

Eso era lo que necesitaba. Así que, con aquella confianza recuperada, una idea llegó rápidamente a su cabeza.

-Ok, esto es lo que haremos.

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Al final, para salvar la vida del Ala Acorazada, Dagur tuvo que entretener a Krogan, pero Hipo al ver que el pelirrojo podría morir en ese enfrentamiento, optó por darle la lente a su enemigo. Pensaba que siempre era mejor que su gente estuviera a salvo, y quizá después se le devolvería aquella acción por algo que fuera beneficioso.

Regresaron a la orilla después de eso junto al Ala Acorazada para que pudiera sanar sus heridas antes de que volviera a su hábitat. Y debido a que llegaron a altas horas de la madrugada, optaron por irse a descansar y dejar el resto de las actividades para el día siguiente.

Al dirigirse a sus cabañas, Hipo y Astrid conectaron miradas por un segundo, sin embargo, ella únicamente le sonrió de lado antes de retirarse. Este entendió perfectamente su acción; había aún una ligera molestia, pero jamás estaría lo suficientemente enojada como para no apoyarlo.

Durante la noche, la rubia pensó en todo lo que había pasado en la tarde y concluyó que quizá sí había exagerado las cosas, Hipo y ella habían pasado otra clase de vivencias y, no tenía porque compararse con otra pareja. Solamente había resentido un poco que no hubieran tenido tiempo para estar solos y que, no notara el collar. Pero, sabía bien que no podía enojarse con él por siempre.

Así que, a la mañana siguiente, caminó a la cabaña central junto a los demás, pero se quedó en la puerta a escuchar como Dagur expresaba su amor por Mala y el como la había extrañado mientras estuvieron separados.

La rubia sonrió de lado al ver que aquella pareja sin duda estaría bien en el futuro, y de tan concentrada que estaba viendo la situación, no notó cuando Hipo se le acercó, además de tomar su mano.

-Necesito hablar contigo- pidió en un susurro, a lo que esta sencillamente se dejó guiar fuera de la cabaña para que pudieran hablar en privado.

-No digas nada, he sido una tonta; exageré las cosas. Discúlpame por lo que dije- le aseguró de inmediato avergonzada de lo que ocurrió, pero sin soltar su mano.

-No, no es cierto; yo te pido perdón. Debí haber visto ese collar enseguida, porque es algo que me importa muchísimo. Pero, no solo es eso, estaba seguro de tenerte, lo estaba y me di cuenta hoy. No hubiera podido hacer nada de esto sin ti Astrid... ni los jinetes de dragón ni la orilla; siempre estás ahí para mí y siempre quiero estar ahí para ti- sinceró mientras sacaba el collar de compromiso de uno de sus bolsillos- te amo Astrid Hofferson; con todo lo que tengo y siempre te amaré.

Al escuchar aquellas palabras tan bonitas, fue inevitable que un sonrojo se apareciera en las mejillas de la Hofferson, además de escuchar cómo su corazón latía con fuerza.

-Sé que me amas- dijo mientras le ayudaba a ponerse el collar con cariño- y no tenemos que ser como ellos. Porque nuestra relación es diferente y...

Sin embargo, Astrid no fue capaz de seguir hablando, puesto que el castaño la había tomado por la cintura con una mano, mientras que con la otra de la mejilla para poder besarla apasionadamente.

Un beso que sin duda le correspondió, puesto que llevaban un tiempo sin que tuvieran tal contacto. Y al dejarse llevar, Astrid terminó acariciándole la mejilla mientras que él, abrazándola con fuerza de la cintura.

Al separarse, se sonrieron como los enamorados que eran antes de escuchar un carraspeo. Cierto, que no estaban solos. Pero una vez que el resto se retiró del lugar para darles privacidad, estos se fundieron en un abrazo reconfortante.

- ¿Podrías darme solo 5 minutos y regreso? -musitó este cerca de su oído- no me tardo.

-Seguro- devolvió separándose del abrazo.

Hipo corrió de prisa a atender un asunto que dejó pendiente con Patapez y debido a que era temprano y sin nada en la lista de planes por hacer, Astrid miró a los dragones.

-Vamos a la parte baja de la orilla para que jueguen en el agua.

Dicho eso, se montó en Chimuelo para alzar vuelo y Tormenta voló a su lado. Al llegar a la playa, la chica se sentó en la arena mientras los dragones comenzaban a corretearse.

Tomó el collar entre sus manos y casi de inmediato, se perdió en sus pensamientos. Ciertamente tenía que hablar de algunas cosas más con Hipo, pues no todo estaba resuelto.

Así que esperó pacientemente hasta que escuchó el sonido de su pierna de metal acercándose.

-Podrías haberme dicho que planeabas escapar y que tendría que recorrer media isla a pie porque te robaste a mi dragón- le mencionó su novio con humor sentándose a su lado- ¿estamos bien? -añadió preocupado.

-Claro, es solo que quisiera saber si vamos en la misma dirección... sé que me amas y yo te amo, pero si nuestros caminos dejan de coincidir, encuentro difícil que podamos seguir siendo una pareja sin discutir. No voy a mentirte que al ver a Dagur y Mala de esa manera me puso triste. Sé perfectamente que nosotros jamás nos besaríamos frente a todos; porque no es lo nuestro, pero es que ni siquiera me llamas Mi lady desde hace tiempo y eso inevitablemente me llevó a pensar el porque no nos comportábamos como ellos- sinceró con la cabeza gacha- Hipo, puedo parecer la chica más ruda de todo el archipiélago, pero me tienes tontamente enamorada y es evidente que quiero recibir muestras de afecto.

Hipo la observó de manera culpable, pues sabía que, por sus acciones, le había hecho daño al grado que dudó de lo que significaba su relación y eso no estaba bien, no podía permitirlo nunca más.

-Perdóname, no fui consciente de lo que pasó. Mi camino sigue siendo el mismo que conoces, hacer aquello que me apasiona, pero teniéndote a mi lado. Porque, Astrid, hoy me di cuenta de que además de jamás dar por sentado que te tengo, tampoco podría seguir sin ti. Tú eres mi fuerza para que todos los días me ponga en pie, eres aquella que me trasmite la seguridad que a veces no tengo y sí, tienes toda la razón... el que primero hubiéramos sido mejores amigos y después pareja, afectó en cierta manera a que tomara una rutina monótona. Estoy tan acostumbrado a hablar contigo todos los días de lo que sea que, olvidé por un momento tratarte como mi prometida y el amor de mi vida; perdóname Mi lady. Te prometo que jamás ocurrirá de nuevo; todos los días voy a conquistarte como si fuera la primera vez que te veo, porque debes saber que tú me enamoras diariamente únicamente con tu sonrisa- aseguró antes de pegarla a su cuerpo en un abrazo.

-Entonces sí que puedes ser cursi ¿verdad? -preguntó con diversión.

-Cursi pero no meloso- aseguró risueño- entonces...

-Estamos bien Babe- le aseguró mientras acomodaba la cabeza sobre su pecho.

-Sabes, jamás había tenido tanto miedo- confesó por lo bajo- no hubiera sabido que hacer si decidías ya no estar conmigo, de verdad que no. Y creo que se notó bastante al no haber podido pensar en una solución rápida para el ataque de los voladores.

-Pero no pasará; siempre estaré contigo porque tú eres mi hogar- aseguró alzando la cabeza para poder besarlo- pero necesito que tengamos de nuevo tiempo juntos como pareja.

-Desde luego que sí- confirmó antes de abrazarla con más fuerza, además de besarle el cuello.

-Te extrañé- dijo en un suspiro.

-Y yo a ti, no sabes cuánto... cuando logremos finalmente deshacernos de Krogan, te prometo que nos tomaremos un buen rato libre de ser líder y segunda al mando para poder escaparnos y ser solo nosotros.

-Gracias.

-Ambos lo necesitamos... por cierto, ya que Dagur me amenazó con que fuera su padrino de bodas, quiero que seas mi acompañante en su ceremonia.

-Pero...

-Me da igual que solo pueden estar acompañados en la ceremonia aquellos que ya están casados. Mejor, para que todos sepan que nuestras vidas son una sola- le cortó con calma- y descuida, yo ya elegí padrino para nuestra boda, ya lo tengo todo planeado.

-Estás hecho de sorpresas- reveló con una sonrisa- está bien señor misterio, acepto la invitación.

-Perfecto, ahora si me disculpas, tengo que sorprenderte con unos besos- dijo antes de terminar el espacio entre ambos.

Astrid no se opuso a aquello, por lo que únicamente rodeó su cuello con ayuda de sus brazos para disfrutar mejor de los mimos que estaba recibiendo.

Sí, nadie dijo que estar en una relación era cosa fácil, pero, mientras los 2 corazones siguieran latiendo con la misma fuerza al mirar al otro como desde el día en que todo inició, no pasaría nada y eso lo sabían muy bien aquellos amantes que estaban comiéndose a besos.

Los cuales terminaron recostados sobre la arena, él encima de ella mientras seguían manteniendo aquel contacto de sus labios y solo hasta que la falta de aire se presentó, se separaron unos milímetros para susurrarse la misma frase que los hizo sonreír y sentirse más cerca del otro.

-Te amo... 

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¿Qué si disfruté escribir este capítulo UwU? claro que sí, es de mis favoritos. Espero que también les haya gustado.

¿Cuál creen que será el penúltimo capítulo que tocaré en este libro?

Creo que no me queda nada más que decir por ahora, nos vemos pronto ;)

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