Capítulo 15 "Inicio de la destrucción"

Bueno, para este capítulo tengo que dejar en claro algunos puntos. El primero es que, pese al título que coloqué, también abarcaré superficialmente otros 2 capítulos; conforme lean, sabrán a cuales me refiero. Pero en esencia hablaré sobre "inicio de la destrucción".

Esto me lleva a mi segundo punto, todo mundo sabe que aquí es cuando el Hiccstrid va en búsqueda de una planta, y muchos especulaban que hicieron más que eso (incluida yo xd), así que habrá una escena un tanto "hot", pero no lo suficiente como para poner alguna advertencia, como siempre acostumbro hacerlo en mis demás historias. No es un Lemon como tal, pero espero lo disfruten.

.

POV. Normal

¿No crees que Astrid y tú son muy diferentes en cuanto al carácter? no era la primera vez que Hipo escuchaba esa clase de pregunta sobre su prometida y él, pero no era un tema que le quitara el sueño realmente.

Amaba a Astrid por quien era y, por nada en el mundo cambiaría su forma de ser; era preciosa y más que perfecta en todos los sentidos.

Además, no era como que siempre estuviera a la defensiva, el castaño sabía de sobra que su lady podía ser tierna, delicada y romántica, solo era cuestión de que la gente aprendiera a conocerla. Pero, no todos contaban con esa suerte, especialmente Patán, pues aún recordaba cómo días atrás este hizo enfurecer a su prometida al grado que tuvo que huir de la orilla del dragón para salvar su vida.

≈Flashback≈

- ¡¡Patán!! ¿Cuántas veces tenemos que pasar por lo mismo? lo que es mío, es mío y de nadie más- gritó la rubia furiosa mientras encaraba al jinete del pesadilla monstruosa al haber cometido un error.

- ¡Eres una mandona! ¡¡Todo tiene que ser siempre a tu manera!! -contraatacó el pelinegro.

Mientras ocurría aquella discusión dentro de la cabaña del chico, los gemelos se encontraban al exterior de esta, pegados a la puerta, atentos a todo lo que se estaban gritando, pues aquellos dos vikingos eran un caos cuando discutían; eso jamás cambió pese a los años.

- ¿Cómo se supone que lo sabría? ¿Sabes cuantas hachas hay en la isla? -se defendió Jorgenson alzándose de hombros.

-Solo una de ellas tiene mis iniciales, oíste bien, una- recalcó la Hofferson mostrándole de forma molesta su hacha, la cual tenía grabado su nombre- ya es bastante molesto que la uses sin preguntar, pero la usaste para limpiar las sucias garras de tu dragón... ¿sabes cuanta mugre asquerosa hay ahí?

-Obviamente sé que hay muchas porquerías- respondió de manera desvergonzada, ocasionando la ira de la chica.

Quién, ya no tuvo más paciencia y sintiendo como apretaba los dientes debido a su enojo, se abalanzó sobre el pelinegro para ponerlo contra el piso y comenzar a golpearlo con fuerza.

Mientras tanto, fuera de la cabaña, los gemelos cerraron los ojos al escuchar el fuerte impacto de Patán contra el suelo.

-Parece que no va a sobrevivir por mucho tiempo- comentó Brutacio mirando a su hermana.

- ¿En cuánto crees que se desmaye? -preguntó esta con emoción.

-Apuesto por menos de 30 segundos- aseguró su gemelo antes de que Hipo y Heather se acercaran a donde ellos- Hipo ¿cómo has estado? -añadió con tranquilidad pese a los duros golpes que se escuchaban en la cabaña.

El líder de los jinetes al escuchar todo ese escándalo, se bajó de Chimuelo, poniendo mucha atención a los gritos de enojo de su rubia.

- ¿Patán tomó su hacha de nuevo? -preguntó Haddock al imaginar que pasaba, pues no era la primera vez que el pelinegro tomaba las cosas de Astrid sin su permiso.

-Sí y Mi lady no está complacida con ese cabeza de carnero- aseguró Brutacio con calma.

- ¿Creen que tarden? quiero despedirme de Astrid antes de regresar a la isla Berserker- mencionó de repente Heather antes de que todos escucharan un nuevo grito proveniente de la Hofferson.

- ¿¡De verdad acabas de decirme eso!? -gritó la rubia con furia mientras observaba a Patán.

-Sí, por favor no me golpees más; mañana amaneceré con moretones- suplicó el chico estando de rodillas.

Astrid no dijo más y salió de la cabaña abriendo la puerta de golpe y maldiciendo por lo bajo, ignorando a todos los que se habían acumulado en la entrada.

Al verla tan furiosa, Heather decidió seguirla mientras que los gemelos e Hipo entraron a ver a Patán.

- ¿Qué fue lo que le dijiste? -preguntó Brutilda.

El pelinegro se puso de pie para susurrarle al oído las palabras que le dijo a la Hofferson y la chica Thorston no se lo pudo creer.

-Como no, claro que no dijiste eso- soltó con gracia, pero al ver que Patán le asentía, la chica se dirigió a Hipo para repetirle lo que el pelinegro soltó de golpe.

Haddock al escucharlo, se asombró y temió por la vida de Patán, pues decirle a Astrid: "deberías relajarte y dejar de ser tan mandona e histérica; no entiendo como Hipo te soporta con ese carácter", no era cualquier cosa.

-Ok, esto puede ser un problema- atinó a decir antes de escuchar mucho ruido en la cabaña de su prometida.

Corrió a la puerta y al ver lo que estaba haciendo su lady, tenía que advertir a Jorgenson.

- ¿Qué está haciendo? -preguntó este con temor al ver que Astrid estaba arrojando armas fuera de su cabaña.

-Está buscando algo, como una maza. Está bien, esto es lo que tienes que hacer, tienes que subir a tu dragón y alejarte de aquí- aconsejó mirándolo de frente.

-No le tengo miedo a tu prometida- dijo con voz temblorosa.

-Estás loco ¿acaso quieres morir? -preguntó Brutacio una vez que su gemela le dijo aquellas palabras que tenían molesta a la Hofferson.

-Créeme, es mejor que te vayas- insistió el castaño, a lo que el chico asintió antes de salir de ahí.

Haddock conocía a la rubia mejor que nadie y sabía que ese tipo de comentarios realmente le afectaban y despertaban en ella un enojo incontrolable. Así que, para que ella pudiera calmarse, debía tener lejos a Patán.

-Buena suerte Hipo- mencionó Brutacio saliendo de la cabaña junto a su hermana.

- ¿Por qué?

-Porque claramente tú vas a lidiar con Astrid- completó Brutilda al señalar que Heather se estaba retirando de la orilla.

Hipo suspiró y aunque sabía que su novia tenía un fuerte carácter, no había razón para volcarse contra él. Caminó lentamente hasta su cabaña y al ver que esta seguía buscando su maza, se acercó con cuidado.

- ¿Astrid?

-No es momento Hipo, tengo que reventarle la cara a Patán, ya me cansé de sus palabras y falta de respeto por mis cosas- soltó la chica tomando finalmente la maza y estando dispuesta a ir a la salida.

Pero Haddock realizó un movimiento arriesgado tomándola de la cintura para aprisionarla contra la pared.

- ¿Qué haces? muévete, no impedirás que lo mate- demandó con el ceño fruncido.

-Vamos Mi lady, no puedo permitir que lo hagas; siendo el líder no puedo dejar que mi equipo quede a la mitad.

-Pero...

-Sé lo que te dijo, lo sé. Pero sabes cómo es él, As, tú eres más inteligente y ambos sabemos perfectamente que sus palabras no son ciertas. Yo conozco lo más humano de Astrid Hofferson y eres una mujer extraordinaria, además de las más respetables y valientes por siempre luchar por lo correcto y dar todo por quienes ama- susurró tiernamente tomándola del mentón.

-La gente no siempre dice eso.

-Las demás personas no importan, mientras tú sepas quién eres, el resto es secundario. Por favor, vamos a cenar en calma.

-De acuerdo, lo dejaré vivir, pero más le vale no aparecerse frente a mí- accedió de mala gana rodando los ojos.

-Le he dicho que se fuera de la orilla por un rato- aseguró con una sonrisa.

-Sin duda eres el mejor- mencionó con gracia dándole un beso de piquito.

≈Fin del flashback≈

Después de eso, las cosas se solucionaron entre Patán y ella, además que, a raíz de aquel suceso, se hicieron de nuevos aliados, las Doncellas Aladas.

Todo ocurría por una razón e Hipo confirmó que, aunque la gente opinara cosas de su relación, lo que importaba era lo que ellos sentían y, tal era el enamoramiento por el que estaba atravesando que, quiso pasar todavía más tiempo con Astrid que con nadie más.

Cuando se lo propuso, esta aceptó de inmediato, debido a que pensaba de igual manera; eran una pareja que estaban comprometidos, necesitaban pasar más tiempo a solas.

Por ello, aunque fue de manera inconsciente, se alejaron un poco del resto del equipo. Pero no podían culparlos, estaban enamorados... y una de las cosas que más empezaron a hacer fue a entrenar.

Aunque Hipo sabía de sobra que Astrid era mejor que él, no quiso rendirse. Así que, en una mañana mientras se llevaba a cabo un combate entre la pareja, teniendo de espectadores a Chimuelo, Tormenta, los gemelos y Gallina, Patapez se paseó por toda la isla buscando a su líder, debido a que Johan solicitaba su presencia.

Cuando el chico rubio llegó a la arena donde Hipo y Astrid tenían su combate, pudo ver cuanto había mejorado el castaño en su técnica, bueno, eso y que Astrid no estaba aplicando tanta fuerza como para dañarlo de gravedad.

- ¿Te parece que sea empate? -preguntó la rubia a su novio teniendo una sonrisa a mitad del enfrentamiento.

-Nunca en tu vida, te tengo justo donde...- intentó responder el castaño de manera burlona, pero su prometida fue mucho más rápida.

Ya que, esta ágilmente alzó su hacha para que él se desequilibrara y antes de que pudiera alzar su espada, lo tomó de su armadura para derribarlo. La pelea terminó con él en el suelo y con ella apuntándole al pecho con su arma de manera victoriosa.

-Sigue participando Haddock, algún día lo lograrás- mencionó a modo de burla cariñosa.

-Lo tomaré en cuenta Hofferson- respondió en el mismo tono antes de aceptar su mano para ponerse de pie.

Pero, de tan atrapados que estaban por la mirada del otro, no notaron jamás cuando Gallina dio un brinco, cayendo en la espalda de Hipo.

Y después de que Patapez le informara a su líder sobre que Johan lo esperaba, Astrid fue con él. Nada extraño para el resto.

Resultaba ser que Hipo le había pedido a Johan un aceite especial para un "proyecto secreto" como Astrid le había llamado, puesto que ni ella sabía que cosa estaba haciendo. Y aunque su novio no le había dado las especificaciones, aceptó acompañarlo sin problemas a la isla que Johan le indicó que podría encontrar dicho aceite proveniente de una planta, pues le fue imposible conseguirlo por su parte.

.

Para cuando la pareja dejó la orilla, durante el viaje estuvieron lanzándose miradas cómplices hasta que dieron con la isla que necesitaban.

-Johan no mencionó cuanto aceite se obtiene por planta, el proceso de extracción puede ser difícil ¿tú qué piensas? -mencionó el castaño una vez que encontró lo que necesitaba.

-Mmmm, eso suena a una pregunta para Patapez o los gemelos, ya que probablemente tienen un primo tercero con el nombre de la planta- respondió la rubia en broma, provocando la risa del chico.

Acto seguido, caminaron hasta estar frente al otro y, al contemplar cómo sus dragones se habían envuelto en un juego, una idea cruzó por sus cabezas.

- ¿Crees que debimos quedarnos en la isla? -preguntaron al mismo tiempo, algo que les volvió a causar gracia.

- ¿Realmente hacemos eso que dicen? ¿Los ignoramos y no somos parte del equipo? -preguntó él con curiosidad.

-No, es decir, no he ignorado a Patán más de lo que hago normalmente- dijo sin más alzándose de hombros.

-Solo quiero estar seguro- dijo en un suspiro mientras la abrazaba tiernamente por la cintura- porque eso es algo que realmente no quiero hacer. Pero, a la vez, pasar tiempo contigo es importante.

Astrid al escuchar aquellas palabras, se arrojó sobre sus brazos.

- ¿A qué se debió eso? -preguntó con cariño, pues aquel abrazo lo tomó desprevenido.

-Solo por ser tú; me encanta lo sensible que eres.

-No le digas eso a Estoico- comentó con humor.

-Creo que lo sabe, de hecho, todos los saben. Eso es lo que te hace un gran amigo, un gran líder y... un gran novio- confesó con una sonrisa enamorada, provocando que este le sonriera agradecido por tal halago, ya que, en ocasiones, no veía que ser sensible fuera algo bueno- oye, pero si quieres volver...

-No, no; es que están bien- respondió abruptamente tomándola de las manos, pues claramente estaba pasando un momento increíble, como para que llegara a su fin; era demasiado pronto- no serán tantos los problemas en los que puedan meterse. Y bueno, mientras estamos aquí ¿qué te parece un vuelo a la luz de la luna? -preguntó haciéndola girar sobre su propio eje tomándola de una mano, para que quedara pegada a él, dándole la espalda y así poder hablarle al oído.

Astrid sonrió con dicha pregunta antes de darse la vuelta para quedar de frente.

-Pensé que nunca lo preguntarías- musitó pícaramente antes de tomarlo de su armadura y tirarlo al suelo- vámonos.

Y mientras Haddock se ponía en pie, su novia ya lo esperaba montada en Tormenta. Rápidamente se subió en Chimuelo y sin más emprendieron vuelo.

La isla en la que se encontraban era sin duda acogedora y teniendo la luz de la luna iluminando toda la vegetación, así como al océano, le daba un aire todavía más romántico.

Para cuando consideraron que los dragones debían descansar, Hipo y Astrid descendieron y como no querían regresar a la orilla del dragón, decidieron acampar.

Así que mientras la Hofferson encendía la fogata, el chico levantó un campamento sencillo.

-Oye Mi lady...

- ¿Sí? -preguntó distraídamente.

- ¿Por qué siempre me preocupo o estreso por cómo están los demás?

La chica al escucharlo, se giró para verlo.

-Porque tú eres así, siempre ves por el bienestar de los demás. Es como lo nuestro, yo soy más de ver primero por los intereses de quienes más me importan, junto con los míos. En un segundo plano están lo de terceras personas. Por ello, quizá yo no he notado que haya habido una separación con el equipo; porque me siento bien y al no afectar a nadie de los jinetes con mis acciones, no veo el problema. En cambio, tú no, siempre piensas en lo que el otro quiere, por eso respondiste a las inquietudes de los chicos en la mañana. Pero como te dije, el ser empático y entender todos los puntos de vista, es lo que te hace ser quién eres; una increíble persona.

Tras aquellas palabras, fue inevitable que un rubor se asomara por las mejillas del castaño.

-Bueno, es que yo...-trató de decir torpemente.

-No digas nada Babe, te conozco bien; no intentes disculparte por nuevamente abundar en el tema y te repito, si no te sientes del todo en calma al dejar a los chicos solos, podemos irnos- aseguró tomando sus manos.

-No, es que, pese a que todo lo que dices es verdad, también quiero tiempo para poder hacer mis cosas. Es decir, tiempo para seguir inventando, plasmar en escritos los descubrimientos de los nuevos dragones con Patapez, volar con Chimuelo, pero, sobre todo, pasar tiempo con la persona que más amo en el mundo. Tú me haces sentir feliz Astrid y me haces ver que nada es lo suficientemente malo si estás conmigo; estando contigo, los problemas se van y, no sé si sea egoísta, pero quiero disfrutar de eso un rato más- explicó soltando un suspiro.

-No es egoísta pedir algo así, tomando en cuenta todo lo que haces por los chicos. Además, también debes vivir tu vida, salir de la rutina y bueno, dado a que nosotros estamos experimentando esta nueva etapa de nuestras vidas, nadie tendría porque juzgar el tiempo que pasamos juntos; somos una pareja de prometidos enamorados después de todo. Aunque, no seamos como el resto; tenemos responsabilidades y no podemos deshacernos de ellas... talvez, ahora que estamos diciendo todo esto, deberíamos organizar mejor nuestra rutina para que tú estés tranquilo.

- ¿Estás de acuerdo con eso?

-Si a ti te hace estar en calma, a mí también. Puedo aceptar que es posible que estos días pasáramos más tiempo juntos de lo habitual y por ello los chicos lo resintieron. Podemos acomodar los tiempos de tal forma que nuestras actividades sean como antes, pero también los chicos deben saber y respetar nuestro tiempo como pareja. De cualquier manera, si tenemos días agitados, te visitaré en la noche- agregó pícaramente.

-Yo digo que también podríamos escaparnos de vez en cuando, así como ahora, no hay nada de malo ¿verdad? -devolvió en el mismo tono.

-Para nada, cumplimos con nuestras tareas, tú siendo líder y yo la segunda al mando, nos divertimos con los chicos, con nuestros dragones, hacemos actividades en solitario y, organizamos citas entre nosotros...

-Perfecto, bueno, debido a que en este momento no hay trabajo, solo diré que tengo unas intensas ganas de besarte- aseguró tomándola por la cintura.

-Hazlo, no voy a detenerte si lo haces- prometió humedeciendo sus labios.

Con dicha señal, Haddock atacó los labios de su prometida. Astrid suspiró entre el beso y rodeó su cuello con ayuda de sus brazos.

Y, debido a que comenzaron a dejarse llevar, terminaron recostados sobre el césped, quedando él encima de ella. Astrid empezó a jugar con el broche de la armadura de Hipo y cuando logró desabrocharla, se la quitó con lentitud, dejándolo con su camisa roja. Hipo, no queriendo quedarse atrás, se acercó a su cuello para depositar ligeros besos húmedos mientras empujaba la falda de picos de Astrid por sus piernas para deshacerse de ella.

Cuando la prenda dejó el cuerpo de la chica, esta enredó las piernas en la cintura de su prometido para que estuvieran más cerca uno del otro. Las manos curiosas de ambos vikingos recorrieron tímidamente el cuerpo del otro por encima de las telas, pues pese a sentir un deseo inmenso por continuar a más, sabían que no podían hacerlo.

Y a pesar del jadeo que ambos emitieron cuando él tocó parte de sus glúteos y pecho y ella tocara su cadera baja y entrepierna, fue señal para detenerse con lo que estaban haciendo.

-Quisiera seguir, pero...

-Lo sé Hipo, nos meteríamos en muchos problemas si seguimos- respondió la rubia con una sonrisa comprensible- habrá que esperar a la boda- agregó burlonamente haciéndose a un lado y poniéndose de pie.

- ¿No quieres casarte ya?

- ¿Hipo Haddock queriendo casarse para hacerme suya? -preguntó fingiendo sorpresa.

El rostro del chico enrojeció inmediatamente al escucharla y mientras Astrid reía por su reacción, este fue a esconderse en una manta que había traído consigo.

-Claro que me quiero casar, pero primero a resolver muchas cosas; no estamos listos y lo sabes- le recordó la chica acercándose a él para darle un beso de buenas noches.

-Lo sé, créeme que lo sé- respondió con una sonrisa correspondiéndole al beso.

-Pero si quieres, podemos dormir abrazados.

-Más que perfecto.

.

Aquella noche, la pareja durmió con una sonrisa teniéndose en los brazos del otro sin saber el caos que habrían de enfrentar al día siguiente.

Para cuando comenzaron a acercarse a la orilla del dragón, pudieron ver a lo lejos a los jinetes en problemas; al parecer, unos Cola Quemantes habían invadido su hogar, pero, no porque fuera su voluntad, sino porque estaban siendo montados por voladores enemigos.

El equipo al ver a Hipo y Astrid les reprocharon el no haber llegado a tiempo, a pesar de las disculpas del castaño, pero, no tenía caso ponerse a discutir sobre eso, lo que importaba ahora era salvar a los dragones y acabar con el incendio provocado a las cabañas.

Pero, las cosas estaban siendo un poco más difíciles al llevar la desventaja. Para poder pensar un mejor plan, Hipo les pidió a los chicos retirarse de la orilla y una vez estando en un punto escondido y cerca de la orilla, Patán no desaprovechó la oportunidad para recriminarle a Haddock el no haber llegado a tiempo. Y más porque Patapez se había quedado en la isla sin su dragón.

-Vamos a encontrar a Patapez, nena, no te preocupes- aseguró el líder al Gronckle, quién estaba preocupada por su jinete.

- ¿Y cómo vas a hacerlo? esos voladores están por todas partes y están entrenados, pero eso tú no lo sabes porque no estuviste aquí- soltó Patán con enfado.

-Quieres dejarlo en paz- mencionó Astrid molesta, pues vio que las palabras del pelinegro habían afectado a su novio, ya que claramente se culpaba por lo que pasó.

-No Astrid, déjalo. Debí haberme ido, prácticamente nos rogaron porque nos quedáramos- lamentó el jinete del Furia Nocturna.

-Pero ya estamos aquí- cortó la Hofferson antes de mirar a Patán- necesito hablar contigo.

-Tengo mejores cosas que hacer Astrid- soltó el pelinegro.

-No te estoy preguntando- pronunció mirándolo de tal modo que Jorgenson sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Así que terminó accediendo a la plática. Los chicos se alejaron de los ojos curiosos y cuando estuvieron a una distancia prudente, Astrid habló.

-Deja de ser duro con él, hasta donde recuerdo, es humano y se puede equivocar. Así como tú lo has hecho e Hipo en ningún momento te lo ha recriminado, al contrario, te ha apoyado. ¿No crees que él también a veces quiere un espacio para respirar de todo? ayer quiso hacer eso y no puedes culparlo así por lo que pasó, tan solo ve su cara, está asumiendo toda la culpa de algo que no puede controlar. Sí, no fue bueno que nos fuéramos precisamente por estas fechas, pero tampoco permitiré que lo crucifiques de tal manera- soltó seriamente cruzada de brazos.

-Bien, solo no olviden que necesitamos de todo el equipo para que esto funcione y que los enemigos no hagan esto de nuevo- mencionó por lo bajo.

-Lo sabemos.

Después de eso, cada uno se fue por su parte.

-No quiero que te culpes por esto, si quieres cúlpame a mí- susurró Astrid al castaño.

-No Astrid, fue mi error- aseguró Hipo inmediatamente.

-Ya te dije que no, no puedes tener siempre el control de las cosas, el pasado no puede cambiarse, tan solo el futuro y ambos sabemos qué haremos hasta lo imposible por recuperar nuestro hogar ¿hecho?

-Hecho.

.

Por desgracia, pese a que se deshicieron de algunos enemigos, tuvieron que abandonar la orilla e irse a refugiar a la aldea de los Defensores del Ala, lo bueno fue que habían conseguido que Patapez escapara y se fuera con ellos.

Y por suerte, el chico rubio había logrado recuperar el proyecto secreto de Hipo, el cual había resultado ser el inicio de un nuevo ojo del dragón.

Para la mañana siguiente tuvieron que enfrentarse a nuevos desafíos. Primeramente, tuvieron que huir de la aldea de los Defensores del Ala e ir a Berk, donde Hipo escuchó constantemente que, en momentos difíciles, se tomaban decisiones difíciles. Esto quería decir que a pesar que los Cola Quemantes estaban siendo manipulados por esos voladores, si se llegaba el momento, debían tomar una decisión para salvaguardar la vida de su gente.

Algo que Hipo no estaba de acuerdo e inclusive llegó a tener una pequeña discusión con Astrid respecto a esto.

- ¿Quieres hablar sobre el tema que atormenta a todos? -preguntó ella.

-La verdad no- respondió él desganado.

-Pues yo sí.

-Astrid, no es culpa de los Cola Quemantes- lamentó con frustración.

-Lo sabemos Hipo, pero eso no cambia el hecho que está pasando. Nos sacaron de la orilla, nos han perseguido; no importa si son los dragones o los voladores- sinceró ante la atónita mirada que este le lanzó- mira, tampoco quiero lastimar a nadie, pero debemos tomar una decisión por el bienestar de nuestra gente.

-Estás sonando como mi padre. Y de hecho tienes razón- comentó antes de dirigirse a Chimuelo.

-Ok, cuando regresemos...

-Cuando tú regreses- cortó de inmediato.

- ¿Qué?

-Escuché todo lo que mi papá y tú dicen y sí, tiene sentido. Tienes el espíritu de un guerrero para esto, Astrid, yo no lo tengo y no puedo estar a cargo de algo en lo que no creo- sinceró queriendo tomar vuelo, pero la rubia lo impidió.

-Es una locura ¿a dónde vas?

-A tratar de encontrar otra solución.

- ¿Y qué si no puedes?

Dicho eso, no le respondió de vuelta, sencillamente se fue. Astrid lo vio irse, pero no lo detuvo, pues al fin y al cabo, tenía razón, en eso él y ella siempre serían diferentes. Habría que ver que resultaba mejor al final y solo rogó porque no le pasara nada.

Y mientras Hipo encontraba respuestas en una isla que era hogar de los Cola Quemantes, Astrid y Estoico unieron fuerzas para dirigir el ataque a los enemigos, con la intención de recuperar la orilla.

.

Al final, fue una combinación de ambos factores lo que les trajo la victoria, ya que el plan de Hipo sirvió para liberar a los Cola Quemantes de los voladores y el plan de Estoico y Astrid sirvió para recuperar la orilla.

Aunque, una vez que ya habían recuperado la orilla del dragón, Astrid y Estoico siguieron al líder de los voladores para tratar de detenerle. Mientras todo esto pasó, descubrieron que el líder era Krogan; aquel hombre que alguna vez secuestró a Hipo cuando ofrecieron una recompensa por él.

Krogan logró perder de vista al jefe de Berk, pero no a la chica Hofferson y cuando esta vio que tenía una única oportunidad de derribarlo, se frenó en seco al descubrir al acompañante del hombre, quién le sonrió maliciosamente.

No podía ser; eso era imposible... ¿cómo era que Viggo seguía con vida?

Astrid se quedó a mitad del océano completamente pasmada mientras sus enemigos escapaban de ser capturados. Y aunque la chica trató de volver a encontrarlos, no lo consiguió. Para cuando regresó a la orilla del dragón, el sol había salido y nuevamente se podía respirar tranquilidad.

- ¡Astrid! me tenías preocupado ¿dónde estabas? -preguntó Hipo acercándose a ella en cuanto vio a Tormenta aterrizar frente a él.

-Tenemos que hablar; debes prepararte para esto- atinó a decir mientras se encaminaba a la cabaña que usaban como base central todos los jinetes.

Haddock la siguió de inmediato y mientras llegaban al lugar, se les unieron el resto de jinetes y Estoico. Para cuando todos prestaban atención a la rubia, esta suspiró antes de soltar tremenda noticia.

-No hay manera de suavizar lo que diré... Viggo está vivo y tiene el ojo del dragón.

Todos entraron en estado de shock por dicha revelación y solo tras unos momentos, pudieron ser capaces de procesar la información. Aunque ello no significó poder dar una solución, más que estar alerta, aunque, Hipo reveló que el ojo del dragón 2 estaba casi terminado; todos rezaron porque eso pudiera ayudarles en las próximas peleas.

Habían sido días muy agotadores, así que, después de aquella charla, todos optaron por irse a descansar. Astrid caminó tranquilamente hasta llegar a su cabaña y al ver que estaba hecha un desastre, suspiró antes de ponerse a acomodar el lugar.

-Hola.

La Hofferson volteó al escuchar aquella voz, sonrió levemente y prosiguió con su trabajo.

-Hola Hipo ¿qué pasa?

-Nada, solo estaba patrullando toda la orilla para identificar los daños.

-Solo hay por aquí un montón de escombros y un techo algo dañado.

- ¿Estás molesta por algo?

- ¿Qué? no, no estoy enojada, solo disgustada- sinceró mirándolo de frente.

-Lamento haber reaccionado de esa manera cuando nos separamos, es que yo...

-No estoy disgustada por ese punto; sabemos perfectamente que en eso somos muy diferentes; demasiado. Lo mencionaste, yo soy una guerrera y tú un pacifista... no vamos a tener la misma perspectiva y eso no tiene nada de malo, después de todo, la estrategia de ambos funcionó para vencer ¿no? -interrumpió gentilmente.

-Sí, supongo que sí. No podemos cambiar quienes somos, tan solo debemos aprender a unir los ideales de ambos para trabajar en conjunto... pero ¿entonces a que se debe el disgusto? 

-Sabes bien a que me refiero- dijo sin más poniendo las manos en la cintura- pareciera que nuestra conversación en aquella isla se borró de tu cabeza en cuanto los chicos te reprocharon el no haber estado aquí unos minutos antes del ataque.

-No lo olvidé, es solo que tenían razón... nos apartamos mucho y debemos cambiar eso por el bien de todos.

Al escuchar dichas palabras, Astrid frunció el ceño, pues no estaba de acuerdo. Sin embargo, no fue capaz de decir nada, porque el chico lo hizo primero.

-No obstante, no voy a cambiar los momentos que tengo a tu lado solo porque ellos no acepten que las cosas ya no serán las mismas... estamos comprometidos y deben respetar que tú eres de mis mayores prioridades y es evidente que quiero estar a solas contigo. Para cuando les dije a los chicos que tenían razón, principalmente lo hice porque ese no era el momento para hablar del tema, después lo haré y, en realidad ya habíamos aclarado las cosas tú y yo, que buscaríamos ese equilibrio entre todas nuestras responsabilidades ¿o no? -susurró mientras tiernamente le acariciaba la mejilla.

-Tienes razón, en eso habíamos quedado y ese no era el momento para hablar del asunto. En fin, aprendimos que cuando hay muchos peligros alrededor, el líder y su segunda al mando no pueden escaparse a tener una cita romántica porque el resto entra en caos y destrucción- respondió en broma.

Haddock rio por su comentario antes de darle un beso de piquito.

-Nunca cambies Mi lady.

-Solo prométeme que para cuando seas jefe de Berk vas a tener en reglamento que un día a la semana no te molestarán en lo absoluto para tenerte para mí solita- pidió abrazándolo por el cuello.

- ¿Es una amenaza? -preguntó con una sonrisa mientras la abrazaba por la cintura.

-No, es una orden- dijo sin más antes de besarlo lentamente.

-Solo si aceptas no levantarte al alba para permanecer más tiempo acurrucados en la cama.

-Que astuto, Babe- soltó con diversión- de acuerdo, así será... ahora, vete que el censo para dragones que le prometiste a Patapez se atrasará más.

- ¿Qué? ¿Justo ahora?

-Dijiste que retomáramos nuestras actividades- mencionó burlonamente alzándose de hombros- mientras ustedes dos se desaparecen por unas horas, yo me aseguraré que los gemelos no rompan nada.

-Era más atractiva la idea de quedarnos aquí a conversar.

-Lo siento, tendrás que esperar al anochecer para conversar conmigo; búscame en la arena de entrenamiento y no sé, quizá nos divirtamos un poco- soltó coquetamente acercándose con la intención de besarlo, pero a último momento, optar por hacerse para atrás e ir a la salida.

- ¡Eso no es justo! -exclamó el castaño "indignado" por no recibir su beso.

-La vida siempre es injusta, jefe. Nos vemos más tarde.

-Pagarás esto más tarde- aseguró amenazándola a modo de broma.

-Quiero ver que lo intentes- comentó la rubia con una gran sonrisa antes de marcharse.

Claramente la pareja seguía atravesando nuevos retos, además que no podían dejar de lado sus responsabilidades, pero, eso no era indicativo de que debían actuar a la inversa de lo que una pareja de enamorados representaba; para nada; cuestión de perspectiva y equilibrio en sus vidas era lo único que necesitaban manejar para mantenerse a flote y seguir con normalidad.

Además, Hipo y Astrid sabían muy bien que, siempre lograban hacerse espacios para tener tiempos a solas con el otro, inclusive sin que el resto se enterara; después de todo, lo hacían desde que eran mejores amigos. Nada tenía que cambiar con respecto a su relación, pues la llama del amor dentro de ellos crecía cada vez más, como para no pasar el mayor tiempo posible de su vida junto a la persona que más amaban.

.

.

Espero hayan disfrutado la actualización, pues debo decir que entramos a la recta final; estamos en los últimos one shots de este libro, muchas gracias por todo el apoyo que siguen recibiendo <3.

Como siempre, la pregunta es ¿qué capítulo seguirá? ...una pista; muchos esperan ese capítulo xd.

En fin, nos vemos pronto ;) 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top