Una difícil decisión
Cuando Simón fue alejado de Isabelle miró sus manos con horror, él la había golpeado, había golpeado a una mujer, y no a cualquier mujer, se había atrevido a golpear a la mujer a la que había jurado proteger con su vida, el había dañado a su Izzy.
Intentó decir algo pero le costaba articular palabra alguna, estaba muy arrepentido, jamás en la vida imaginó que dañaría a la mujer que más amaba, se acercó a ella suplicando —Perdóname..., Izzy, por favor..., perdóname — y ella no dudó en hacerlo, corrió a sus brazos a pesar de que sus padres le ordenaron no se acercara.
Ambos estaban bajo mucho estrés, las cosas que ambos hicieron, el daño que hicieron, se les estaba regresando y con intereses, y quién más culpable se sentía era Simon por no haberle puesto un alto a Isabelle y a su familia, por haberse quedado callado viendo como destruían a su hijo, aunque en ese momento desconocía esa verdad debió de intervenir, no porque se tratara de su hijo, si no porque era lo correcto defender a un niño cuando es atacado por un grupo de adultos furiosos, ahora no podía hacer nada, su hijo estaba a punto de ser arrestado a pesar de estar convaleciente luego de la cirugía, le iban a colocar esposas para atarlo a la cama y no pudiera escapar, no podía evitarse, aún cuando Robert trataba de pedir favores a sus conocidos. —Quisiera ayudarte Robert, pero el niño está acusado de atentar contra la seguridad del Estado. Además no entiendo porque tú urgencia en salvarlo, es un delincuente, tú mismo me lo dijiste, deja que le den el castigo que se merece. Le hará bien pasar un tiempo en la correccional de menores...
Robert tenía el celular en altavoz para que Jace pudiera escuchar y apoyar su pedido, cuando de pronto fueron interrumpidos por Isabelle — Lo siento, es mi culpa, yo ocasioné todo esto. Por mi culpa mi hijo está... — la pelinegra se deshizo en llanto, hace muchos años que no se mostraba tan vulnerable frente a sus padres y hermano.
Vieron a los policías salir dando órdenes para que busquen en todo el edificio y que verifiquen en las cámaras de seguridad. No entendieron porque de esa orden, cuando de pronto un sentimiento de pérdida los atacó, Simón e Isabelle corrieron hacia la sala donde hace no más de treinta minutos había estado Gideon y no lo vieron, había desaparecido. Por más que corrieron por todo el hospital no pudieron encontrarlo.
Al día siguiente se llevó a cabo el funeral de Patrick, solo los amigos más cercanos asistieron y cuando lo estaban sepultanto llegó Max junto a Rafael, Lily solo los miró sin decir nada, después de todo Max era amigo de su chico, pero cuando a los minutos Isabelle hizo acto de presencia no se quedó de brazos cruzados, se acercó a ella a pasos agigantados y se le fue encima golpeándola con todas sus fuerzas, Lily quería que Isabelle sintiera el máximo dolor físico, ya que jamás sentiría el mismo dolor que ella, Lily amaba a ese rubio extrovertido como si fuera su hijo y gracias a Isabelle lo había perdido para siempre.
— ...asesina, ¿por qué no estás tras las rejas? Deberías estar encerrada como la asesina que eres..., ....algún día pagarás por ello, largo de aquí, vete, desaparece o enserio te mataré.
Isabelle no se movió ni un solo centímetro y aún con el labio partido y sangrando pregunto — ¿Dónde está Gideon?
— Afortunadamente muy lejos de ti, en un lugar donde no podrás alcanzarlo para hacerle más daño, un lugar donde podrá recuperarse de todo lo que le hiciste, tu maldita loca, no solo lo dejaste postrado en una cama, si no que también mataste a su prometido, convertiste el día más feliz de su vida en una pesadilla.
— ¿Su prometido? — balbuceo Isabelle sin comprender.
— Ese día Patrick le pidió que se casará con él, estaban celebrando su compromiso y tenías que arruinarlo todo con tu odio hacia mi niño, ¿qué te hizo él para que te ensañaras de esa forma?. ¿El que hubiese callado sobre Alexander merecía ese odio tan extremo?, quiero que desaparezcan de nuestras vidas. No vuelvas a mostrarte ante mi porque no me contendré, no vuelvas a buscar a mi familia porque te mataré Isabelle Lightwood, es una promesa.
Con un movimiento de su mano los guardaespaldas se acercaron rápidamente y arrastraron a la pelinegra a la salida del cementerio, Max y Rafe al ver que su tía era maltratada corrieron para ayudarla.
— Ya basta chicos, Tyler por favor suelta a mi tía — el enorme hombre de color solo miró a Max e hizo lo que le pidió.
—Si la jefa pregunta, la lanzamos a la calle como la basura que es — ordenó a sus hombres y luego se retiró con los puños apretados, ellos también lamentaban la pérdida de Patrick, pero no podían tomar venganza sin órdenes de su señora.
Rafael permanecía en silencio sumido en sus pensamientos, ajeno a todo lo que Max hablaba con Isabelle. La palabra prometidos se escuchaba en su mente una y otra vez, la furia instalándose en su corazón, ahora no podía seguir negándolo, lo amaba, Rafael Lightwood había perdido la batalla y se había enamorado de Gideon Smith, lo amaba y por cobarde lo había perdido. Si su padre estuviera despierto le daría un coscorrón por haber tratado de huir del amor.
Una semana pasó desde la desaparición de la familia Stevenson, Simón estaba desesperado buscando a su hijo hasta debajo de las piedras mientras en el laboratorio los doctores a cargo de Alec estudiaban exhaustivamente el último material que llegó a sus manos.
— ¿Como va, para cuando me dirán si es factible una cirugía?
— Aún hay mucho por estudiar Magnus, debes tener paciencia no podemos hacer esto de la noche a la mañana, entiéndelo por favor.
— No puedo entenderlo, Camille ya aplicó está técnica con éxito, no puedo entender por qué ustedes..., mi esposo esta inerte en una cama, quiero ver sus ojos, escuchar su voz, quiero...
— Lo sabemos Sr. Lightwood, pero no es fácil, por años ella a estudiando estas nuevas técnicas y nosotros llevamos unas cuantas semanas, si sólo operamos sin estar 100% preparados podríamos matarlo o dejarlo con severas consecuencias por una mala práctica, tiene que entender y darnos más tiempo.
Desde aquella conversación pasaron seis meses y ahora le habían dicho a Magnus que la tan ansiada cirugía se realizaría, pero era una decisión difícil de tomar y más cuando tenía un arrugado papel en sus manos, era la autorización para operarlo pero había unas líneas que no le gustaban "En caso de fallecimiento el cuerpo médico no se hacía responsable" ¿Cómo firmar esa autorización? parecía que los doctores no pondrían todo su empeño en salvar a su esposo si se presentará alguna complicación, estaba en silencio al igual que toda la familia, a su lado sus hijos le habían pedido que no firmé, que buscará a Camille para que sea ella quien lo operara ¿qué hacer? era la más difícil decisión de toda su vida.
Respiro profundamente, se levantó y salió a caminar, los doctores fueron claros con él, la región donde se encontraba la lesión era delicada, tanto que un pequeño error lo mataría y si sobrevivía había una posibilidad muy alta de que estuviese condenado a una cama o una silla de ruedas, necesitaba de un milagro.
Máx se escabullo de la sala y se conectó a Facebook una vez más, llevaba meses haciéndolo con la esperanza de que Gideon se conectara, tenía una cuenta que nadie más que el sabía, como todos los anteriores días tampoco tuvo suerte, le escribió una vez más contándole que su padre podría ser operado y luego preguntándole si estaba bien y que por favor se comunicara con él.
Magnus regreso a las dos horas con una decisión, firmaría la autorización, aunque estaba aterrado pensó en su esposo condenado a esa cama de por vida, no podía ni siquiera imaginar a su esposo dormido para siempre asi que si había una posibilidad por pequeña que fuese la tomaría.en.
La cirugía comenzó de inmediato y pasaron varias horas con la incertidumbre de no saber nada de lo que estaba pasando al interior de las cuatro paredes frente a la sala de espera. Ya era muy tarde y aún no terminaban, Catarina estaba en sala como enfermera viendo que todo se realizará con el mayor cuidado posible, cuando de pronto uno de los doctores se apartó rápidamente.
— Demonios, no contemplamos esta posibilidad.
— ¿Que es lo que pasa doctor? — la siempre serena Catarina estaba asustada de escuchar algo desalentador.
— No..., no se que hacer, nos topamos con algo inesperado y no se como proceder
En ese momento en la sala de espera Magnus dejo de respirar, era el mismo dolor desgarrador, el mismo presentimiento de aquella vez hace cinco años, la misma angustia que sintió cuando por breves segundos perdió a su amado.
En sala de cirugía el sonido ensordecedor del aparato que monitoreaba los signos vitales avisaba de que la vida de Alexander se había extinguido. Catarina actuó de inmediato y empezó a hacer compresiones toráxicas — No te rindas Alec, tienes que luchar... el idiota de Magnus te necesita, tus hijos te necesitan, tu familia también..., incluso yo, no nos dejes, lucha, lucha por tu vida...
Seguía dándole RCP cuando nuevamente su corazón latió, respiró aliviada pero cuando vio a los doctores ellos estaban quietos sin hacer nada.
— ¿Pero que creen que hacen? sigan con la cirugía
— No estábamos preparados para esto, si lo tocamos podríamos matarlo...
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