Capítulo 1. Descubrimiento
Cuando Jonathan había conocido a Damian en su mente pensó que era un chico completamente egocéntrico, frío y peligroso, que con su sola mirada podría cortar en mil pedazos lo que cruzara por su visión, desgarrar el alma de quien sea que moleste su vida.
Pero mientras más fue conociéndolo se dio cuenta de algunas cosas en él y también en quienes lo rodean.
Se es sabido por todo el mundo la frialdad del caballero de la noche, su porte intimidante y desconfiado de todo a su alrededor era de sus características más destacables.
Ahondado a ello el que sea un Alfa de primera clase lo convertía en alguien sumamente aterrador. Acarreando un pasado doloroso y por ello teniendo problemas para expresar sus verdaderos pensamientos y emociones.
La dinámica entre Batman y Robin o de Bruce Wayne y Damian Wayne era — para Jonathan — algo sumamente confuso.
Su padre Clark Kent conocido como Superman, el hombre de acero también es un Alfa de clase alta algo peculiar al resto. Amable, noble y protector de lo correcto y el bienestar del otro, se ganó el cariño de las personas incluso estando renuentes por el hecho de ser un Alfa, siempre pensando que estos y más en el caso de un alienígena "invasor" de su planeta, podría ser sumamente agresivo y para nada confiable.
Pero eso rápidamente se borró de la mente de las personas al ver su actuar y Jonathan siempre admiro eso de su padre, lo cariñoso que podría llegar a ser pese a pertenecer a una casta estereotipada como rudos y de poco tacto.
Te hacía sentir querido bajo su manto, como un cachorro siendo cuidado y calentado en su nido.
Por lo que ver la dicotomía de la relación padre e hijo de los murciélagos y los kryptonianos fue en un principio algo extraño para él.
Porque cuando veía la relación del cuarto portador del manto de Robin con su hermano mayor, Dick Grayson, un Beta de segunda clase y el siempre fiel mayordomo de la familia Alfred Pennyworth también como Beta pero de primer nivel hacía preguntarse a Jon como el señor Wayne no veía a través de la mascara de su hijo.
Porque sí, Jonathan logró ver más allá de la cubierta que escondía los verdaderos pensamientos y deseos de su compañero y amigo. Cuando Jon ve a Damian sin sus máscaras puede ver a un cachorro herido, uno que ha sufrido incontables sucesos en su corta vida que a cualquiera lo volvería loco el solo pensarlo.
No era conocedor de todo su pasado, pero con solo ver sus ojos podrías darte cuenta de todo el sufrimiento que carga, uno que espera liberar con el pasar del tiempo con ayuda de quién más debería apoyarlo. El jefe de su manada, su padre.
Pero éste a pesar de los años que llevan juntos cuando su madre lo dejó en su custodia ha sido renuente a ver la realidad de su hijo.
Para cuando Damian debutó para la sorpresa de algunos como un Alfa de primer nivel pudo notar algunas ocasiones dolor en su semblante. El jamás escogió una vida como la que tuvo y desea que nadie jamás tenga que pasar por algo similar, es un niño necesitado de cariño aún cuando su máscara llena de orgullo lo niegue.
Característico a su casta, el porte del menor era elegante, confiado y decidido en sus cosas, algo que dejo maravillado al joven híbrido.
¿Como es capaz de afrontar la vida con tanta fortaleza y determinación, cuando cualquiera hubiese tirado la toalla hace años?
Eso no lo sabía Jonathan, pero si había algo con certeza en su mente y corazón era que deseaba la felicidad de su mejor amigo en aquél momento, que estaría con él para brindarle aquéllo que su corazón más desea.
Damian en un inicio pensó que la actitud de Jonathan era irritante, bastante similar en algunas cosas a como actuaba Richard con él pero con el pasar del tiempo descubrió la razón del porqué de su actuar.
¿Tan evidente era? ¿Acaso era un libro abierto para que cualquiera pudiese leerlo?
De ser así su propio padre debería darse cuenta de ello, cosa que no sucede.
Nunca deseó tener la vida que tuvo, sufrir las torturas diarias a las que era sometido por quien debía cuidarlo y protegerlo. Para cuando llegó a la vida de su padre siempre esperó muy dentro de sí tener aquél calor que tanto deseaba, sentirse cuidado como el pequeño cachorro de la manada que era.
Asi que cuando estaba con Jonathan ese vacío era llenado, se sentía tan cálido y protegido como siempre había deseado, recibiéndolo de alguien que desde su perspectiva no estaba obligado a hacerlo, aquello era deber de la familia y aún con ello allí estaba él.
Por eso cuando Damian descubrió que sería un Alfa la sorpresa fue muy grande, ya que según le había contado su madre cuando fue engendrado su ADN fue alterado ya que ella deseaba un Omega y su propio cuerpo hacía entender que lo era, pequeño y tierno, algo moldeado y tocado por sus entrenamientos o torturas por sus años en la liga de los asesinos.
Incluso antes de llegar a ser conocedor de su casta, el joven Wayne fue cautivado por la bondad que desprendía el hijo único del hombre de acero, al saber que era un Alfa una pregunta surcó su mente. ¿Que casta va a ser su amigo? Cada kryptoniano del que se tiene conocimiento han sido Alfas poderosos por lo que consideraba que ellos solo fuesen Alfas, de cualquier forma, a Damian poco podría importarle ello, si Jonathan Samuel Kent resultase ser Omega, Beta o Alfa el joven Damian se prometió a si mismo algún día estar a su lado.
Nunca le interesó seguir los estereotipos de la sociedad, solo sabía que si estaba a gusto con alguien seguiría a su lado pese a la casta que pueda tener.
Pese a todo, desea estar al lado de Jonathan.
Aún si su padre lo prohíbe o su el mismo Superman está en contra de ello, buscaría darle la felicidad y paz que Superboy le trajo a su vida.
Era algo irónico para Robin, ¿Como un pequeño de 10 años fue capaz de ver a través de él mientras que su padre con toda su experiencia y conocimiento es ignorante de ello? Una duda que posiblemente siempre va a tener.
Lo único claro en la mente de ambos era una sola cosa.
Deseaban estar al lado del otro.
A sus 16 años, cualquiera que viese a Damian Wayne podría caer a sus pies por atractivo y porte tan elegante y sofisticado propio de su família, Betas, Omegas e incluso algunos Alfas son atraídos a él. Su aroma era sumamente atrayente, una sensación de deseo y peligro generaba cuando entraba en las fosas nasales de quien lo inhalara.
Como algo ya rutinario con el pasar de los años desde que se conocieron, Damian y Jonathan patrullaban en las noches entre la Metrópolis y Gotham. En algunas ocasiones cuando tuvieron que salvar rehenes la admiración de Superboy a su compañero se acrecentaba todavía más.
Una sensación de satisfacción y felicidad se formaba en su corazón al ver los cambios y progresos de su amigo. Podía notar que algo de aquella oscuridad y soledad que sentía el petirrojo se había desvanecido.
Su actitud y personalidad seguía siendo aquella arrogante y tosca para el resto del mundo, pero el kryptoniano podía notar la diferencia entre su porte actual y el que tenía cuando apenas se habían conocido.
Y eso solo pudo generar en él un sentimiento más allá de la propia amistad y desea que algún día Damian pueda sentir lo mismo por él.
Sentados en la azotea de un edificio, Superboy y Robin visualizan la ciudad y todos a su alrededor. En un momento dado, Superboy comienza a inundarlo un malestar en su cuerpo, una punzada de dolor tortura su cabeza y abdomen sin razón aparente y esto puede notarlo Robin.
—Vete a casa Superboy, dejaremos el patrullaje por hoy. —Damian analizaba las expresiones de su compañero y decidió que lo mejor para él era descansar aún cuando le es extraño que un kryptoniano se enferme.
—Pero... yo puedo ayudarte aún. —a paso lento intenta acercarse a Robin pero unas punzadas de dolor en su abdomen lo hacen detenerse alertando a su compañero. —Ugh, duele..
—Es mejor que descanses Jonnyboy, en éstas condiciones no es prudente que patrulles. —este toca su cabello para retirarse de aquél lugar usando su pistola gancho, sin percatarse en lo que provocó en él menor.
Superboy lo medita unos segundos y tratando de soportar el dolor y malestar emprende vuelo a su casa cuestionándose internamente que le estaba pasando, su respiración se estaba haciendo mucho más fuerte, como si el aire no llegase a sus pulmones.
Para cuando llegó al departamento para su sorpresa sus padres se encontraban allí los cuales lo miraron desconcertados por su aparición.
—¿Sucede algo Jon? —Clark se levanta de su lugar y se acerca a su hijo percatándose en la dificultad del menor para respirar, pone su mano en el hombro del menor causando en él un escalofrío que sale desde la base de su espina dorsal. —¿Que tienes?
Pero antes de que pudiese responder a la interrogante Jonathan se desploma al suelo, si no es por la rápida maniobra de Clark quien lo agarra en sus brazos. Lois corre al lado de su esposo para ver que es lo que le sucede a su pequeño.
Una mano de la Omega se posa en el rostro del menor. —Está ardiendo, pero, ¿Porque?
—No lo se pero tenemos que averiguarlo.
En un rápido movimiento el hombre de acero se prepara y junto a su esposa e hijo en brazos salen volando rumbo al lugar donde podrían hallar respuestas, su fortaleza de la soledad. Al llegar allí coloca a Jonathan rápidamente en una camilla donde varias máquinas comienzan a analizar su cuerpo, su ropa se humedece a una gran velocidad del sudor que desprende.
En un momento dado el híbrido comienza a abrir los ojos viéndose rodeado de algunas máquinas y a sus padres con un semblante de preocupación, Clark intenta acercarse nuevamente a él pero es detenido por una voz conocida por los tres.
—Ten cuidado Kal, sería mejor que no lo toques por el momento. —un hombre apareció junto a ellos, su herida en su ojo izquierdo y sus ropas fácilmente delatan su nombre para quienes lo conocen.
—Jor-El... —sin obedecer a sus palabras, Clark toca el hombro de su hijo. Está preocupado por él, esto es demasiado extraño ya que hace años el no se enfermaba.
Aquél tacto desató justo lo que Jor-El intentaba evitar, de un momento a otro todo el lugar se vio envuelto de un sonido proveniente de la boca del menor, un gemido. Su pantalón rápidamente se humedeció de dos líquidos mientras algo se liberaba de él.
Como una bofetada poderosa, loa presentes fueron inundados por una gran cantidad de feromonas desprendidas del cuerpo de Jonathan, un aroma tan dulce y atrayente como ningún otro que hubiesen sentido antes.
Incluso para ellos que son su família y no deberían verse afectados por el, les fue difícil no quedar cautivados con aquélla fragancia.
Fue en ese instante que tanto Lois como Clark comprendieron lo que sucedía con su hijo y las palabras de Jor-El los alertaba mucho más.
—Jamás esperé que mi nieto fuese un Omega.
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