Laberinto mental
Era otro día, donde ella aún paseaba por los laberintos de mi mente, buscando la salida, la que no quería que encontrase, sino sentiría que saldría de mi vida para siempre.
Pensé un poco ¿Qué podía hacer? Se me ocurrió mandarle un mensaje de texto que decía:
«Hola, no he podido dejar de pensar en ti desde aquel día. De alguna manera te quedaste plasmada en mi vida. Eres increíble. Quisiera saber si podemos vernos hoy, necesito preguntarte algo.»
Ella recibió el mensaje y sabía a lo que yo hacía referencia. Muy pronto, quizá, seríamos novios.
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