Muchas risas y una pequeña gran sanción
Todo gran mago empezó no siendo más que nosotros, simples aprendices, si ellos pudieron, ¿por qué no nostros?
(Harry Potter y la Orden del Fénix)
Remus no podía estar más contento aquella Navidad. Había tenido dos regalos aparte del espantoso de su tía, pero sinceramente él ya sabia lo que le esperaba y estaba preparado, o eso creía. Algo más animado de lo normal, cogió sus cosas y se dió una ducha rápida. El pequeño Lupin tardaba más que el resto, pues debía vestirse dentro del baño. Sin embargo, sus compañeros se paseaban como si nada.
Ya vestido con el uniforme del colegio, se colocó bien la bufanda y bajo al gran comedor. Se fijó en que mucha gente se había quedado allí por Navidad, entre ellos Severus Snape. Remus frunció el ceño. Le daba lástima el chico pues Sirius, James y Peter la tenían tomada con él y descargaban sus peores bromas en él aunque el niño también se los hacia pagar. Si, era obvio, pensó Remus, acumulaban demasiado odio entre ellos. El licántropo podía olerlo. Sumido en sus pensamientos no se dió cuenta de cómo tres presencias se deslizaban y lo adelantaban, rumbo al gran comedor.
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-Va a ser épico - sentenció James, orgulloso cuando Remus se había ido al comedor. Sirius asintió enérgicamente para darle la razón. Peter parecía algo contrariado.
-Pero, ¿cómo vamos a entrar allí sin que no vean? - demandó algo confuso. James compuso una sonrisa y se dirigió a su baúl. Se inclinó y empezó a buscar entre aquel amasijo de cosas. Sirius lo observaba con curiosidad por encima del hombro. Entonces el joven Potter, sacó una tela. Parecía fundirse con el entorno y era "fluida". Sirius lo miró, entre incrédulo y maravillado. Peter lo miraba sin entender.
-Amigos, he aquí el existo de todas mis travesuras - anunció con mal disimulado orgullo. Sirius se acercó y se la quitó de las manos. La observó con los ojos brillantes.
-¿De donde la has sacado? - preguntó emocionado.
- Me la dio mi padre cuando mi madre me pilló preparando una broma - explicó este. James la cogió y se la puso sobre los hombros. Inmediatamente desapareció, dejando solo su cabeza flotando. Peter soltó un grito excitado.
-¡Es una capa de invisibilidad! - gritó, emocionado. James asintió. Los tres intercambiaron una mirada cómplice. A continuación cogieron todo lo necesario para su broma. La habitación se convirtió en un hervidero de cosas y voces. Finalmente recolectaron todas las cosas y se metieron bajo la capa. Los tapaba a la perfección pues eran bastante bajitos y delgados, a excepción de Peter. Con los ojos llenos de emoción y picardía salieron furtivamente de la habitación.
Fue más difícil de lo que pensaron en llegar al comedor, pues debían tener cuidado con la gente. En una ocasión, Sirius chocó agrede con Snape, y vio como el chico pegaba un salto y corría al gran comedor. Los bromistas aguantaron una risa. Fueron pegados a la pared, para no chocar con nadie. Finalmente llegaron al comedor. Estaba más vacío de lo normal pero había bastante gente que se quedaba en Navidad. Sirius vio como Remus tomaba asiento en una esquina oscura. Lo observó un rato, hasta que Peter le dio un codazo y señaló uno de los árboles. El niño asintió y los tres se escabulleron hacia el árbol. Sirius y James murmuraron a la vez el hechizo, mientras Peter vertía una buena cantidad de líquido rosa. Al final habían optado por ponerlo hasta las dos o tres semanas. Repitieron el proceso con todos los árboles.
-Salgamos del comedor para no levantar sospechas - susurró Sirius con una sonrisa traviesa. Sus amigos asintieron. James movió la varita y los árboles empezaron a moverse lentamente. Los chicos se apresuraron a salir, se escondieron en una esquina guardaron la capa y entraron.
Caminaban con aire inocente, como si no supieran lo que iba a pasar. El primer árbol que se movió fue el de detrás de Dumbledore y la profesora McGonagall. Ambos fueron recibidos por el líquido rosa. El comedor se quedó en silencio, y todas las miradas se dirigieron a los bromistas de Gryffindor, que miraban a todas partes, poniendo cara de inocentes e intentando no reír. Entonces los árboles se movieron. Empezaron a vomitar el líquido sobre la cabeza de la gente. Los chicos rieron a carcajadas viendo cómo sus compañeros huían de los árboles. Todos estaban cubiertos de pringe y los profesores intentaban desencantar los árboles con una buena cantidad de líquido en el pelo.
Entonces un árbol empezó a perseguir a una chica de segundo año. Esta huyó aterrada y el árbol tras ella. La muchacha cayó al suelo y casi muere aplastada bajo el árbol por no ser de que todos empezaron a aturdir al árbol y sacaron a la chica. Cuando todo acabó, la gente reía del pelo de sus compañeros. Los chicos también estaban cubiertos del pringe, pero no le importaba demasiado. Sirius busco a Remus con la mirada y vio que el chico seguía perfectamente limpio. Desconcertado miró a sus amigos, los cuales parecían igual de sorprendidos que él, pero no le dieron más importancia. Entonces la profesora McGonagall se les acercó, con un violento tic en la mejilla y el pelo lleno del pringe. James y Sirius no se dejaron asustar demasiado, pues la habían visto así demasiadas veces. Peter retrocedió, asustado.
-¡Potter, Black y Petigrew! - bramó, furiosa.
-¿Si profesora McGonagall? - le preguntó Sirius, con voz y cara de no saber cómo había pasado todo aquello.
Minerva McGonagall conocía demasiado bien a sus alumnos, especialmente a ellos tres y sabía perfectamente que lo habían hecho. Les echo una bronca tremenda, diciendo que podrían a ver aplastado a alguien o herirlo. Los chicos hicieron como siempre, hacerse los inocentes y dejar de escuchar para solo replicar. Al final le quitaron sesenta y cinco puntos a Gryffindor, más ayudar al conserje a limpiar por la tarde durante toda la Navidad. Ellos protestaron pero se resignaron a asumir el castigo.
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