Introducción.
Sentado en un columpio mientras movía sus pies haciendo figuras en el suelo, estaba Jose Miguel Canela Rivera, un niño de 6 años realmente lindo, cabello negro cortado de manera escolar y unos hermosos ojos cafés adornados con unas largas pestañas, sus cejas eran gruesas y oscuras. Su piel era blanca, no pálida solo blanca. Tenia la mirada perdida en las figuras que hacia en la tierra.
—Miren nada más que tenemos aquí.
Levanto su vista al oír una voz conocida. Él era un vecino suyo, bravucón y busca pleitos. Solo 4 o 5 años mayor que él. No le dio importancia hasta que miro al pequeño niño de aproximadamente 5 años en medio de ese chico y su pandilla. Se levanto dejando balanceando el columpio y camino hacia ellos.
—Oigan —dijo con una voz tierna pero fuerte—. Dejenlo en paz.
—No te metas piojo.
—¡Metanse con alguien de su tamaño! —dio una fuerte patada en la espinilla al más grande haciendo que este levantara el pie y lo sostuviera con su mano mientras se quejaba.
—¡Maldito mocoso!
Se acerco dispuesto a pegarle pero una voz lo detuvo.
—¡No te atrevas a tocar a mi hermanito, Alfredo! —era una niña de 9 años de cabello negro hasta la cintura.
Los demás se quejaron y se fueron del lugar, pero eso no impidió que Alfredo mirara al pequeño José con odio. Él no le dio importancia y se acerco al niño pelirrojo que estaba sentado en el suelo llorando.
—¿Te encuentras bien?
El pequeño levantó la vista haciendo que José se encontrara con unos hermosos y llorosos ojos azules. Su carita estaba empapada en lágrimas, lo cual hizo que la cubriera con sus manos.
—Oye —se acuclillo frente a él—, no llores, ¿te hicieron daño? —el pelirrojo negó—. Ven —tomo su mano y lo levantó, ahí noto que era realmente bajito, le llegaba al hombro—. ¿Cuántos años tienes?
—Tengo cinco —dijo entre sollozos aun.
—¿Y cómo te llamas?
—Alonso Villalpando.
—Wow, que apellido tan raro.
—¿Tiene algo de malo? —dijo llevando un dedo a sus labios.
—No, sólo...
—¡Alonso, tenemos que irnos!
—Me tengo que ir.
—Oye... Digo, soy José pero puedes decirme Jos.
—Esta bien... Jos.
—Oh, mañana tengo un partido de fútbol aquí mismo, por si quieres venir.
—Le pediré permiso a mi mamá.
—¡Si!
—¡Alonso!
—Bueno, adiós.
—Adiós.
El pequeño Alonso corrió hasta su madre, la cual lo tomo en brazos y cargo en su regazo. Jos los miró retirarse y luego él hizo lo mismo con su hermana.
Ya en casa Jos busco a su mamá para contarle sobre su nuevo amigo, pero...
—¡Mamá! —entro corriendo a la habitación y la miro con un hombre que no era su papá, en la cama, el pequeño se quedo de pie en la puerta mirando la escena.
—¡Jose sal de aquí, no ves que estoy ocupada! —dijo al momento que el tipo devoraba su cuello como lobo hambriento.
—Solo quería contarte algo...
—Luego me dices niño, vete.
Salio corriendo de ahí luego de cerrar la puerta. Se encerró en su habitación y se metió debajo de las cobijas, cubriéndose hasta la cabeza. Quería llorar pero no lo haría, su madre lo trataba súper mal y más encima tenía a otro hombre metido en la cama mientras su papá trabajaba duramente para cuidarlos. Él tenia seis años, aun no podía entender el porque su madre lo hacia.
La puerta principal se escucho cerrarse. Era su padre. Él tenia que decirle sobre el hombre en la habitación de mamá. Bajo corriendo las escaleras y, su padre, en cuanto lo miró lo levanto en sus brazos para luego darle un beso.
—Papi...
—¿Qué pasa?
—Amm... Mamá tiene a un hombre en su habitación.
—¿Qué?
—Se estaban besando.
El hombre puso al niño en el suelo y camino escaleras arriba. Luego de eso se escucharon gritos y cosas rompiéndose. Fernanda, su hermana, bajo las escaleras corriendo, tomó a Jos de la mano y lo llevó hacia la cocina, se metieron en el cajón debajo del fregadero.
—No hagas ruido —dijo ella cubriendo la boca del pequeño.
—¡¡Eres una puta!! —seguido de esto algo cayó, parecía una mesa.
—¡Dejame explicarte!
—¡¡¿Qué me vas a explicar?!! ¡¡No hay nada que explicar, más encima nuestro hijo te miro haciendo tus porquerías!!
—¿Jose? ¿El te lo dijo? ¡¡Me las va a pagar, Jose!!
—No te atrevas a tocar a mi hijo. ¡¡Largate, largate de aquí, vete con tu amante!!
—Pero...
—¡¡Que te vayas!!
Luego hubo silencio. Un largo silencio. Fernanda abrió la puerta y empezó a salir.
—Espera aquí.
—Quiero ir contigo.
—No, quedate aquí.
Cerró la puerta y fue a ver que había pasado. Su madre se había ido, su padre estaba destrozado en su habitación.
Quizá no debió abrir la boca. Quizá debió callar. Ahora mamá se había ido, ¿como lo criaría su padre solito? ¿Como seria todo a partir de ahora? Era lo que el pequeño se preguntaba repetidamente.
*
Otro día, él, como había dicho, tuvo un partido de fútbol, al cual, por primera vez, solo asistieron Fernanda y su padre. La butaca se veía vacía al lado de papá.
—¡Vamos Jos! —se escucho una delicada voz entre los espectadores. Era Alonso. Había ido.
El partido terminó, su equipo había ganado y lo agradecía a Alonso.
—¡Alon! —grito al momento en que corría hacia él a abrazarlo—. Viniste.
—Si, oh, ella es mi mamá.
—Pero que niño tan lindo —acaricio su mejilla e inmediatamente una opresión en su pecho se presentó. Su madre nunca había echó eso con él.
—Gracias. Alonso, ven te quiero mostrar algo.
—¡No se alejen mucho! —dijo la madre del pelirrojo. Jos lo llevaba prácticamente arrastrando, habían salido del lugar donde había sido el partido y Alonso comenzaba a preocuparse.
—Jos, mamá dijo que no me alejara.
—Solo serán unos minutos, no se darán cuenta.
—Pero...
—Mira, es aquí —dijo estando frente a una enorme cerca que tenia un letrero que decía prohibido el paso.
—Pero esta prohibido. Ahí dice —señaló el letrero.
—¿Que? ¿Sabes leer?
—Sí, mamá me enseño y ahí dice prohibido el paso. No podemos entrar.
—Lo he hecho muchas veces. No pasa nada —comenzo a trepar la cerca—. Además, somos niños, se supone que no sabemos que es bueno o malo —se dejo caer del otro lado—. Anda.
—Es-esta bien.
Trepo con dificultad la cerca y en minutos ya estaba al lado de Jos. Los niños corrieron tomados de la mano hasta llegar a un lugar lleno de pasto y arboles alrededor, dejando una abertura en medio que dejaba ver el cielo.
—Aquí vengo cuando quiero estar solo —se recostó en el pasto.
—Y... ¿Quieres estar solo ahora?
—No, tonto —dijo riendo—, solo quería mostrártelo. ¿Te gusta?
—¡Claro! Pero... ¿Por qué?
—Porque somos amigos ¿no?
—¿Amigos? Nunca había tenido amigos.
—Pues ya lo tienes... ¿Amigos?
—Para siempre.
Jos se lanzo a abrazarlo, comenzaron a juguetear y hacerse cosquillas. Las risas de ambos niños llenaba el lugar donde estaban, mezcladas con el cantar de las aves y el sonido de los arboles al moverse con la brisa.
***
Vale, como les dije esta es la siguiente novela, solo subiré la introducción y cuando Tonta Venganza acabe subiré el Capitulo Uno. Espero que les guste.
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