CAPITULO 8
**Emma.**
—Y bien —dijo mi hermano sentándose a mi lado en el sofá—, ¿me dirás qué paso?
—A veces pienso que en nuestro grupo salgo sobrando.
—¿Por qué crees eso?
—Jos y Alonso se llevan tan bien... Se cuidan y defienden sin importar qué.
—Bueno, son amigos, hermanita.
—No lo parecen.
—Bueno, Jos no tiene mucha finta de gustarle los chicos. O al menos lo oculta muy bien.
—Alonso me encanta, Bryan.
—¿Él lo sabe?
—Si no lo sabe es porque esta ciego, sabes que yo no sé disimular lo que siento.
—A veces no es que no lo notemos sino que queremos que ustedes den el primer paso. Solo piensalo. Buenas noches.
Beso mi cabeza y se retiro a su habitación dejándome pensando en Alonso, como todas las noches.
**Alonso.**
Abrí mis ojos lentamente topándome con el rostro de Jos frente a mí. Tenia su cabello mojado y olía bien, al parecer se había bañado y quedado dormido de nuevo; me removí un poco quedando más cerca para observarlo mejor mientras apretaba las cobijas entre mis manos. Quede viendo una cicatriz cerca de su ceja, siempre metiéndose en problemas, la mayoría de las veces por cuidar de mí.
—Me pregunto como seria mi mundo si tú fueras diferente —acaricié su rostro con mi mano.
—Bueno, seguramente sería muy aburrido.
—Idiota, estabas fingiendo —me levanté dándole la espalda.
—río por lo bajo, sentí como se levantaba y arrodillaba detrás de mí—. ¿Qué? ¿Te da pena que escuché lo que dices de mí?
—No, p-pero...
—¡Jos, ya me voy, te veo en la tarde!
—¡Cuidate, Yaya! —se quedó en silencio hasta que escuchó el auto de Yaya alejarse—. Vale, estamos solos.
—reí ante su intento de sonar seductor—. Estás, amigo, yo me tengo que ir —me levante.
—Oh no, no te puedes ir —hizo lo mismo—, todavía que aguante tus quejas sobre Emma.
—suspire—. Debería disculparme con ella.
—No sabría decirte... no quiero influir en ese asunto. No vaya a ser que se peleen de nuevo. Mejor deja de pensar en eso y tomas una ducha, luego vamos a desayunar por ahí.
—De acuerdo.
—Bueno —se acercó al armario y me lanzó una toalla que sacó de él—, ve.
Entre al cuarto de baño para ducharme de forma rápida, salir y quedarme viendo mi reflejo en el espejo, pensando en lo ocurrido el día de ayer con Emma, mi mente fue asaltada por las últimas palabras que dijimos.
—¿Sabes Alon? —dijo una vez que ya estuvimos en el auto—. Si no te conociera diría que te gusta Jos.
—¿Qué? Cómo se te ocurre pensar que me gusta Jos, es mí mejor amigo —arranque el auto.
—Mm... Entonces ¿el hecho de ser hombres no es el problema? Sino que son amigos.
—Debí decirle que me gustaba ella... Soy un idiota.
—Si lo eres, pero no por quedarte callado.
—di un respingo volteando hacia la puerta, ahí estaba Jos recargado en el marco—. ¿Cuánto llevas ahí?
—No te preocupes, enano, no vi nada nuevo —dijo regalándome una sonrisa divertida.
—Pu-pues entonces s-sal —le di la espalda.
—Vamos Alonso, no tienes nada que yo no tenga ¿o sí?
—Solo vete.
—Tranquilo, te traje algo de ropa mía, para que no vayas con la misma, apurate.
Escuche como cerró la puerta luego de haber salido. Jale aire llenando mis pulmones y luego soltándolo, de cierta manera me sentía intimidado cuando Jos se ponía de aquella forma, en plan coqueto, incluso conmigo. Sé que así es él y sinceramente nunca me había puesto nervioso antes, pero lo dicho por Emma fue realmente traumante, para mí.
Salí del baño luego de haberme cambiado y secado el cabello, el cual ahora caía libremente húmedo sobre mi frente. Bajé sacudiendo mi cabello de las gotas que aun caían, vi a Jos sentado frente al televisor cambiando de canal sin esperar a ver que había siquiera.
—Bueno, vámonos.
—dio un respingo casi invisible que me hizo reír—. Me asustaste, enano.
—Perdón —dije bajando la cabeza para que no me viera riendo, cuando la volví a alzar lo mire viéndome detenidamente, acomode mi cabello pensando que estaba despeinado, lo cual si estaba.
—Te ves bien... —se acercó y despeinó mi cabello—. Vamos, muero de hambre.
Dio un golpe en mi hombro y apagó el televisor, tomó las llaves de la casa, sacudí mi cabeza acomodando mi cabello hacia abajo y salí detrás de él. Saqué mi celular recordando que no avisé a los padres que me quedaría con Jos, así que en él había 40 llamadas perdidas de mi mamá.
—Rayos...
—¿Qué pasa?
—No le avisé a mamá.
—Tss... Pues... Vamos a tu casa.
—¿Eh?
—Tambien fue mi culpa que te quedaras aquí, así que vamos.
—De acuerdo.
Dimos media vuelta, ya que mi casa quedaba más allá de la de Jos. Decidimos ir caminando, preparándonos mentalmente para la regañada que nos daría mi madre. A pesar de ser muy dulce la mayor parte del tiempo cuando se molestaba daba miedo (como todas las mamás, supongo). Jos se sentía muy a gusto con ella, la veía como si en verdad fuera su madre, ya que mi familia le ayudó a su padre a cuidar de él y de Fer desde que fue el divorcio. Mi mamá se encargó en mayor parte de Jos, ya que era más pequeño que Fer y por ende comprendía menos lo que pasaba.
En menos de 30 minutos llegamos a mi casa, entre juegos, empujones y risas, las cuales se acabaron cuando llegamos a la entrada. Mi madre estaba ahí, de pie, con los brazos cruzados frente a su pecho y con el entrecejo fruncido, estaba más que molesta.
—Ah...
—Pasen chicos —se limitó a decir y entrar a la casa. Nos miramos con algo de miedo y entramos detrás de ella.
—Sientense —le hicimos caso sin protestar—. Alonso, creo que siempre he sido muy clara con las reglas en esta casa.
—Señora...
—Silencio, Jos. Solo diré una cosa Alonso Villalpando Camarena, y escuchenme bien los dos, vuelves a quedarte fuera de casa sin avisar y te envió con tu abuela.
—¡Pero mamá...!
—¡Pero nada, no es la primera vez que pasa algo así y no digo que sea culpa de Jos, que por algo lo trajiste, eres responsable de lo que tú mismo haces!
—¡Es que no entiendo porque te molestas! —dije poniéndome de pie.
—¡Me molesto porque hasta donde tenia entendido saldrías con Emma, la llame anoche y resulta que cancelaste la cita! ¿Por qué?
Así que eso era lo que en realidad le molesta.
—¡Es que discutimos, siento que a decir verdad me citó para hablar a espaldas de Jos y eso no lo iba a tolerar!
—Alonso...
—¡Mucho menos que dijera que me gusta!
El ambiente se puso más tenso de lo que ya estaba. Jos me veía sorprendido mientras mi madre no quitaba su retadora mirada de mí.
—Estas castigado.
—Bien. Castigado por defender a mi mejor amigo, o por decir que "me gusta" —dio una pequeña bofetada en mi mejilla, en realidad no me dolió pero ella jamas había hecho eso.
—Alonso...
—¡Dejame! —dije para correr escaleras arriba y entrar a mi cuarto cerrando con seguro la puerta. Me tire a mi cama cubriendo mi cabeza con una almohada, Emma, a veces siento que no le agrada que seamos tres. Me levante y miré la ventana, obviamente no me quedaría aquí todo el día.
Abrí la ventana y salí, la cerré y luego salté cayendo medio arrodillado en el pasto. Oía voces en la sala, así que Jos seguía hablando con mi mamá. Decidí dejarlo, no estaba de buenas como para tratarlo luego de lo que grite en la sala. Caminé hacia "nuestro lugar", aunque corría el riesgo de encontrarme a Emma y no era algo que deseaba en este momento.
Por ser sábado aquel lugar estaría solo, no me encontraría a ningún guardia en los alrededores, espero. Salté la barda y caminé hacia el círculo de arboles donde podría descansar de todo. Me recosté en el pasto viendo el cielo con algunas nubes esparcidas alrededor, era un día agradable. Cerré los ojos un momento intentando pensar, no era normal para mí sentirme incómodo por la cercanía de Jos, no es que me molestara, mucho menos que la "afirmación" de Emma sobre que me gustaba fuera cierta. No sé en realidad en que pensaba al decir aquello.
—¿Qué se supone que haces?
Abrí los ojos de golpe, topándome con el rostro de Jos, estaba arrodillado detrás de mi, con su cabeza viéndome en sentido contrario a la mía. Era mi imaginación o estaba muy cerca.
—¿Qué quieres?
—ladeo su cabeza en silencio—. Nada...
Quedo viéndome por un rato, se volvía incómodo de nuevo.
—Ya deja de verme —gire mi cabeza hacia un lado. Sentí como se recostaba a mi lado poniendo su cabeza al lado de la mía.
—¿Emma en serio piensa que nos gustamos?
Eso me tomó por sorpresa, no creía que siquiera tocaría el tema.
—Ya no importa.
—Alonso... Mirame.
Gire lentamente mi cabeza hacia él quedando frente a frente, unos escasos 10 cm nos separaban. Nos quedamos conectando miradas un momento, haciéndome sobresaltar su tacto en mi nuca. Me gustaría saber qué pensaba.
—Solo hay una manera de saber si es verdad.
—¿Q-qué?
Acerco su rostro otro poco, rozando su nariz en mi barbilla, intenté alejarme pero su mano en mi nuca me lo impedía. No hablaba en serio... No quiero hacerlo...
Unas risas lo distrajeron, aproveche para levantarme como pude, pero caí sentado cerca de un árbol. Volteamos hacia donde provenían las risas, dándonos cuenta de que era Emma con un chico.
—¿Emma? —dijo Jos.
—¿Qué hacen aquí? Se supone que no vienen los sábados.
—Ya vemos porque te agradaba que no lo hiciéramos.
—Él es...
—No nos interesa, se supone que este lugar solo lo conocíamos nosotros tres —dije al fin poniéndome de pie—. Dejando eso de lado... ¿por qué tenias que decirle a mi madre que cancelé la cita?
—Ella me llamó preguntando donde estabas, tenia que...
—No tenias porque decirle que prácticamente no nos reunimos... Con decir que no estábamos juntos era suficiente.
—Oye, amigo, tranquilo —me dijo el tipo que estaba con ella haciendo que mi enojo subiera.
—Dejala ya Alonso, vamos, te debo un desayuno —dijo sujetando mi mano discretamente, eso hizo que recordara lo que estuvo por hacer segundos antes de que Emma llegara.
—Está bien, vámonos.
***
Primer acercamiento! 😱👏❤
Les esta gustando la novela? sean sincer@s 😐👉👈
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