CAPÍTULO 70

**Alonso.**

Salí del baño con nada más que la estúpida playera que Alan me había llevado para que me diese una ducha, no me cubría nada, lo bueno es que deje mi bóxer puesto.

Cuando lo hice, Alan me jaló bruscamente hacia él, empujándome luego a la cama y se colocó sobre mí sujetando mis manos con fuerza contra la cama, giré mi rostro hacia un lado cuando note que su cercanía era demasiada.

—¿A quién llamaste?

—A.. A nadie...

Acercó sus labios a un costado de mi cuello dejándome sentir su respiración en él. Siento que lo único que hace es torturarme solamente.

—Mi hermana acaba de llamar exigiéndome saber dónde estamos, así que si llamaste a Jos o a quien sea, dímelo ahora.

—mordí mi labio intentando reprimir mis lágrimas—. Okey... Llame a Jos.

—Eres un idiota... —alzó su mano listo para golpearme pero no lo hizo, ¿por qué no lo hizo?—. No puedo...

—lo miré con algo de odio—. ¿No puedes? Ya me has hecho de todo, no puedes decir eso poniendo esa cara... Si vas a golpearme hazlo de una vez, maldito cobarde.

—sujetó mi rostro con ambas manos—. Lo siento...

—¿Lo sientes? ¿Qué sientes? ¡Tú no sientes nada!

Vi algo de tristeza reflejada en sus ojos, todo era tan confuso, me trataba como basura un momento y al siguiente me trataba como si fuese una copa de cristal.

—Si tan sólo pudieras amarme...

¿Amarlo? ¿En serio?

—Las cosas serían muy diferentes, Alonso...

—Yo amo a Jos... Siempre será él, si tú pudieras grabarte eso en tu pequeña cabeza esto no estaría pasando.

—Entonces... Solucionaremos eso.

Mi expresión cambio totalmente cuando una sonrisa se apareció en su rostro.

—¿De qué hablas? —me removí bajo su cuerpo en un intento por soltarme y poder alejarme.

—Voy a desaparecer el único obstáculo que me separa de tenerte sólo para mí.

—No... Alan, n-no.

—¡Cierra la boca! —sacó su celular y marcó un número—. Necesito que hagas algo por mí... Ya sabes de que hablo, me agrada... Desaparecer a alguien...

No puedo dejar que lo haga...

Lo sujeté por el cuello atrayéndolo a mí, juntando nuestros labios, hice un esfuerzo porque mi beso pareciera convincente. Lo escuché dejar el celular a un lado; su lengua busco entrada a mi boca, lo cual tuve que permitir. Sus manos se deslizaron por los costados de mi cuerpo deteniéndose en mi cadera, moví mi cuerpo contra el suyo, sintiendo de esta manera la gran erección que se formaba en él.

—me separé relamiendo mis labios y con la respiración entrecortada—. No lo hagas... Haré lo que sea, estaré contigo... P-pero no lo lastimes.

—Bien... Pero antes —deslizó su mano por debajo de mi playera—, termina lo que empezaste.

Comenzó a besar mi cuello lentamente, ya ni siquiera con brusquedad, mientras que su mano tiraba de mi bóxer, haciéndolo bajar de forma lenta. Se separó para sacarlo de mis piernas, dejándolo en algún lugar de la cama; se sostuvo a los lados de mi cabeza para verme detenidamente, poniendo severamente nervioso, desvíe la vista de él logrando hacer que una risita saliera de sus labios, beso mi mejilla, bajando hacia mi oreja, cuello, pecho, mientras que sus manos daban leves masajes a mis muslos.

A pesar de estarme conteniendo, no pude evitar que algunos sonidos salieran de mis labios, y que algunos espasmos se sintieran en mi cuerpo. Deje que mis impulsos dominaran la situación; comencé a desabrochar la camisa de Alan de forma ruda, luego lo jale del cuello para volver a besar sus labios; deslice mis manos por su pecho hasta llegar al botón de su pantalón, en cual solté e introduje mi mano dentro, logrando que un jadeo saliese de su boca. Él tomó mis manos llevándolas sobre mi cabeza.

—Dejalas ahí... Me gusta más tu forma inocente... —sujetó mi pierna izquierda subiéndola hacia su cintura, para poder alcanzar libremente mi entrada.

Cerré mis ojos sujetando fuertemente la cobija de la cama. No puedo creer que dejaré que este imbécil me folle por salvar la vida de Jos. Pensándolo bien, si lo creo.

La intromisión de su primer dedo en mí me hizo dejar mi mente en blanco. ¿En serio se dispone a prepararme esta vez? Idiota. Movió en círculos su dedo antes de introducir un segundo; ahogué un gemido en mi garganta. No gemiré para él.

Luego de un momento, reemplazo sus dedos por su miembro. Llevé mi vista hacia otro lado para evitar ver su mirada de satisfacción al conseguir lo que tanto quería. Entrelazó nuestras manos cuando entró por completo en mí y así empezar a dar lentas embestidas, las cuales se fueron haciendo más fuertes conforme avanzaba.

Me permitió escuchar sus jadeos en mi oído mientras daba fuertes estocadas a mi interior. Debo reconocer que, comparada con la vez anterior, se controló mejor ahora.

—Me sorprende lo que puedes llegar a hacer por ese idiota —dijo en mi oído, disminuyendo la velocidad de sus movimientos.

No respondí, dedicándome solamente a ver hacia la pared a mi derecha, pensando en cualquier cosa que no fuera Alan en mí.

Minutos después, sentí que llegaba al orgasmo y salía de mí. Me hizo verle para besarme delicadamente y luego irse de la habitación. Me levanté rápidamente, con un poco de dolor en mi cadera y fui a darme una segunda ducha, pasando la esponja de baño por todo mi cuerpo, dejando algo rojo algunas partes de este. El nudo en mi garganta no se deshacía aun y no estaba dispuesto a llorar más nunca por culpa de Alan Navarro.

Salí vestido con la misma playera y mi bóxer, ya que Alan se había llevado mi otra ropa; me recosté en la cama, cubriéndome con las cobijas, abrazando una almohada. Ahogué algunos sollozos que lograron salir de mi boca contra dicha almohada, encajando mis propias uñas en mis brazos, dejándolos más rojos de lo que la esponja los dejó. Maldito Alan, como desearía poder matarlo.

Sin embargo, alguien más invadía mis pensamientos y hacia que Alan saliese tan rápido como entró en ellos. Jos.

—Jos... Te extraño tanto.

Desearía tanto verle... Pero es mejor así. No quisiera perderlo... Aunque técnicamente ya lo perdí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top