CAPITULO 68

**Alan.**

—Ese idiota no va a dejar que me le acerque por nada del mundo... Es capaz incluso de hacer que lo trate como si de verdad estuviera enamorado de él.

¿Lo estoy? ¿Por qué ahora me puede tanto lo que él diga?

Subí las escaleras hasta la habitación que le indique que seria la suya. Basta de jueguitos.

—Alonso —dije tocando la puerta con mis nudillos—... Abre, quiero hablar.

—Puedes hablar ahí donde estás —dijo del otro lado, algo lejano, seguramente desde la cama.

—No seas infantil...

—Te dije que ahora haremos las cosas a mi modo. Ahora vete.

Me alejé un poco, dispuesto a irme, pero... ¿por qué hacerle caso? Yo lo obligue a venir, básicamente esta secuestrado ¿por qué dejo que me trate así? Retrocedí hacia la puerta y di una patada a ella haciendo que se abriera.

—¡¿Qué demonios haces?!

—Estoy harto.

—¿Tan pronto? Creí que tardarías más en hartarte —devolvió su vista al libro que estaba leyendo.

—comencé a acercarme a él mientras me veía analizando cada uno de mis movimientos—. Espere por mucho tiempo para que este día llegara, y ahora que estás aquí no me lo vas a echar a perder.

Lo tomé por los pies y jale de ellos hasta dejarlo acostado, cubrió sus labios con el dichoso libro, el cual no duró mucho ahí, lo lance hacia un lado notando por fin esa expresión de miedo que tanto me gustaba. Su labio inferior había comenzado a temblar y sus ojos se veían algo llorosos.

—N-no Alan, espe...

Atrapé sus labios antes de que terminara de hablar, con sus manos me empujaba sin ningún resultado, pronto sentí como se relajaba y deslizaba sus manos por mi pecho hasta la orilla de mi pantalón. Debo reconocer sur me sorprendió bastante sus acciones, no correspondía a mis besos pero no me alejaba.

De repente un fuerte dolor invadió mi pierna, ahogue un grito y él me empujó hacia un lado, me había clavado un cuchillo, no me di cuenta en que momento lo había tomado de la cocina.

—Te dije que lo pensaras bien antes de tocarme.

—me saqué el filo del cuchillo de mi pierna, lo había clavado hacia casi la mitad—. Pagaras por esto.

Me levanté para tomarlo de nueva cuenta y él comenzó a correr hacia afuera de la habitación, salí cojeando detrás de él; estuve por bajar las escaleras cuando Alonso abrió la puerta de la casa topando con el cuerpo de mi padre, quien lo sujeto fuertemente evitando que saliera. Forcejeó un poco con él antes de que lo lanzara de vuelta hacia dentro, dejando oír un golpe sordo contra el piso de madera.

—Creí que lo tendrías todo bajo control —me dijo sin despegar los ojos de Alonso.

—Lo siento es que...

—Si no puedes cumplir una simple tarea, no sé porque sigues teniéndolo aquí.

Baje las escaleras aun cojeando un poco, mi padre me vio y negó rodando los ojos al ver mi pierna sangrando.

—Ve curate eso —volvió su vista a Alonso quien esta vez si tenía un notorio pánico en sus ojos—. Tu amorcito y yo tendremos una platica... Le ebseñare a comportarse.

**Freddy.**

Apagué el quinto cigarrillo en el cenícero y saque otro para encenderlo. Esto tarda demasiado en matarme.

El timbre comenzó a sonar pero no tenía ánimos de ver a nadie, espero que no sea Alan de nuevo.

Me levante con mucha flojera del sofá y fui a abrir, al momento en que lo hice un golpe me recibió.

—¡Au! —dije para ver de quien se trataba—. ¿Emma? ¿Jos?

—¿Dónde está?

—¿Tu hermano? Yo que sé, terminamos.

—Hablo de... ¿terminaron?

—¿Dónde está Alonso? —dijo esta vez Jos, tomándome por el cuello de la camisa.

—No lo sé... Yo solo hice la entrega.

—No te hagas el idiota...

—No lo hago, en serio no lo sé... pero te diré una cosa que si sé, jamás volverás a verlo.

—Freddy...

—Él se fue porque quiso... Alan no lo obligó.

—No es verdad...

—Lo siento, Jos, él dijo que daba igual ya que ustedes ya no estaban juntos... Y yo le advertí que Alan iba por él pero ni siquiera gesto de sorpresa hizo.

—Dime ¿a dónde se lo llevó?

—Si supiera te lo diría...

Me soltó y comenzó a dar vueltas por la casa con Emma detrás intentando calmarlo.

—Calmate, Jos, lo encontraremos.

—Ya sé...

—¿Eh?

Fui por mi celular y subí al segundo piso, saque las llaves de mi casa y busque entre ellas la llave del cuarto de mis padres, la abrí y entre, abrí el cajón del mueble al lado de la cama y saqué por la agenda que mi madre tenía, algo empolvada y vieja. Emma y Jos entraron por la puerta y me observaron. Abrí la agenda y busqué el número que necesitaba.

—¿Freddy, qué rayos haces?

—Shh...

Encontré el número y lo marqué, espero que aun sea el mismo.

≈¿Hola?

Carajo, hace mucho que no oía esa voz.

≈¿Hola? ¿Quién habla?

—Primita, ¿qué tal tu vida?

Freddy...

—Hola, Karen.

***
NO MANCHEN ESTA NEVANDO!!!!
😱💙💙💙

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top