CAPÍTULO 53
**Alonso.**
Me di la vuelta sobre la cama para quedar boca arriba, más lo que ocurrió fue que caí de bruces contra el suelo. Alguien recortó mi cama.
—¡Auu! —gruñi levantando un poco la vista del suelo. La puerta del baño se abrió dejándome ver a Jos cepillándose los dientes mientras reía.
—¿Se te acabó la cama?
—No molestes —me levanté y volví a tirar sobre la cama, abrazando una de las almohadas de Jos.
Hoy terminaban las vacaciones de invierno, para mi desgracia, mis padres se fueron de viaje a ver a mi abuela todo diciembre, aproveche eso para quedarme con Jos, dejando a Braulio con Vanessa. Hoy debería volver a casa para que no se den cuenta de que no estuve ahí.
Sentí un peso sobre mi espalda, luego un aliento fresco en mi cuello, Jos estaba besándome el cuello y mordisqueando mi oreja, mientras restregaba su entrepierna en mi trasero. Mordí mi labio y me giré para poder besar sus labios, abrazando su cuello y rodeando su cintura con mis piernas. Ambos estábamos sólo en bóxer, a pesar del frío de afuera nosotros no teníamos.
—¡Jos! —escuchamos la voz de Fer, antes de que pudiéramos separarnos ella abrió la puerta; aventé a Jos usando mis piernas y me senté sonriendo como niño bueno poniendo una almohada entre mis piernas mientras Jos se quejaba del golpe que se dio al caer.
—Buenos días, Fer —dije.
—Hola... Jos, anoche te dije que lavaras los platos.
—Ah... Si —se levantó haciendo muecas de dolor—. Es que... se me cruzó una pequeña distracción —volteo a verme acusatoriamente, yo sólo sonreí mordiéndome el labio.
—Claro. Ya levantense, deben ir a la escuela. No quiero excusas —dijo apuntándome con su dedo y luego salió. Me levanté y corrí al baño antes de que Jos se me lanzara encima y me violara. Me duché rápidamente y luego salí para vestirme, Jos no estaba por ningún lado, supongo que esta abajo.
Bajé las escaleras ya vestido, desayunamos en silencio, eso sí, nuestras miradas cargadas con algo de perversión no faltaron como todas las mañanas.
Salimos luego de despedirnos de Fer y nos acercamos al auto de Jos, si, auto, su madre le regaló uno en navidad, al menos intenta remendar los errores que cometió, aunque siendo honesto lo material no le reconstruirá el corazón roto a Jos. Este era nuestro último semestre aquí, para julio ya nos habremos graduado y en agosto deberíamos estar entrando a la universidad. Aun no sé que estudiar, seguiría en enfermería como mamá quiere pero no estoy del todo convencido.
Llegamos a la escuela y bajamos del auto luego de que Jos se estacionó; a lo lejos vi a Emma bajarse del deportivo de Adam. Ellos están saliendo, aunque Emma no lo admita aún. Yo los vi besarse en la posada de la escuela así que no necesito que me lo diga.
Ella nos miró y corrió hacia nosotros, me abrazó dando un salto, la levante dejando que enredara sus piernas en mi cintura, vi a Jos quien fruncía el ceño sin comprender. Debe entenderlo, Emma se fue todas las vacaciones a Florida, o no sé a donde, con Bryan y Freddy, debió ser duro para ella estar a solas con ese par de conejos.
—Chicos, los extrañe muchísimo —la bajé y fue donde Jos para abrazarlo tan fuerte que juro que vi que se puso azul.
—No-nosotros a t-ti, hermosa —dijo Jos—, pero por favor no me mates por asfixia.
—Lo siento —dijo separándose de él—. Alonso, tu cabello se ve genial —dijo riendo.
Antes de que saliéramos de vacaciones, Emma tenia que presentar un examen en su clase de belleza y me uso de modelo, decoloró mi bello cabello rojo por lo que tuve que pintarlo para que se acercase más a mi tono normal, pero quedó castaño.
—Te odio tanto —dije para darles la espalda e ir por nuestros horarios—. Aun no entiendo como es que estudias arquitectura y belleza al mismo tiempo.
—La clase de belleza son solo un pasatiempo.
—Ya veo.
Nos detuvimos frente al tablero de horarios y buscamos el nosotros; había mucha gente, así que me agache y me escabullí entre todos hasta llegar al frente, busqué con mi dedo mi grupo y cuando lo encontré tome una fotografía con mi celular. Cuando me gire para irme me tope con los oscuros ojos de Alan. Tenía la mínima esperanza de que no volviera este año.
—Mira nada más lo que me vengo a encontrar —entre empujones y empujones quede contra el tablero de los horarios.
—Muevete —dije empujándolo para agacharme y salir como entre de la multitud de gente. Llegué afuera quedando de frente a Jos, mi cabello estaba todo revuelto y mi ropa desarreglada.
—Parece que fuiste violado ahí adentro.
—Creéme que sentí varias manos en mi trasero —me sacudí las rodillas, cuando me levanté Jos me tomó por la barbilla y beso mis labios dulcemente—. ¿Y eso?
—¿Debo tener razón alguna para besar a mí novio?
Sonreí ladeadamente y le di la espalda caminando hacia nuestra primer clase, que era música, por alguna razón ahora era obligatorio estudiar música. Los asientos estaban en plenaria, nos sentamos cerca de la ventana a esperar que el profesor (a) llegara, me senté de lado, recargando mi codo en el respaldo de la silla y mi cabeza en mi mano.
—¿Qué pasa?
—Nada —dije sonriendo—. Me gusta verte.
—arqueó una ceja y sonrió inclinándose hacia delante casi rozando nuestros labios—. Algo planeas...
—... Nop. Aun no.
Me miró detenidamente tomando mi cabeza para besarme firmemente. Sentía la mirada de muchos de los que estaban ahí viéndonos, más a ninguno de los dos nos importo.
—Tomen asiento, por favor —dijo alguien entrando al salón, supusimos que era el profesor—. Mi nombre es Diego Villalpando, seré su maestro de música.
Levanté la vista con mis ojos súper abiertos, Jos también lo veía igual de sorprendido que yo. Él hablaba y hablaba sin que yo escuchara nada de lo que él decía, mi hermano. Este conecto miradas conmigo, quedándose callado por un momento antes de desviar la mirada y seguir hablando y anotando cosas en el pizarrón tras de él.
No sé cuanto tiempo pasó pero supongo que mucho, el timbre sonó anunciando el final de la clase. Todos se levantaron rápidamente y salieron como si de animales salvajes se tratasen. Mire a Jos y decidí salir con él sin ver a Diego.
—¿Puedes esperar un momento? —volteé a verlo y asentí al ver que me decía a mí, vi a Jos y besé sus labios cortamente. Camine lentamente a Diego, me veía serio y luego una sonrisa iluminó su rostro—. ¡Alonso!
Extendió sus manos hacia mí y corrí a abrazarlo, me levanto del suelo, había crecido, besó repetidamente un costado de mi cabeza mientras me apresaba a su cuerpo.
—Como has crecido enano —dijo dejándome tocar el suelo con mis pies, tomó mi rostro entre sus manos y limpió mis lágrimas.
—Es broma ¿verdad? —dije riendo. Él si que había crecido, le llegaba al hombro.
—Te extrañe mucho —me atrajo de vuelta hacia él, oculté mi rostro en su pecho.
—Prometiste que volverías por mí y jamás lo hiciste.
—Lo hice... Pero mis papás no me dejaron verte, además dijeron que estabas en casa de Jos y ya veo porque.
—Ah... Bu-bueno...
—¿Mis papás saben?
—¿Crees que si supieran estaría aquí? No se los he dicho.
—¿Cuánto llevan?
—Casi tres meses —susurré.
—Y... ¿quién da? —dijo subiendo y bajando ambas cejas.
—¡No te diré eso! —golpee su brazo y el estalló en carcajadas.
—Te veo luego, enano, debes ir a clases.
—Si...
—¿Aun tocas el piano?
—No... Papá se deshizo de tu piano. Ya no pude practicar.
—Ya ve a clase.
—Adiós.
Lo abracé por última vez y salí del salón dirigiéndome a mi siguiente clase. Iba buscando mi siguiente clase en el horario en mi celular cuando de repente alguien me golpeo contra los casilleros, tan fuerte que se escucho un golpe sordo por todo el pasillo. Esos ojos oscuros que me veían con cierto odio y deseo al mismo tiempo estaban ahí. Viéndome.
—Me olvide de decirte que ese pantalón se te ajusta muy bien —dijo mordiendo su labio.
—Dejame tranquilo —lo empujé con un poco de fuerza pero me volvió a golpear contra los casilleros.
—Estos días de vacaciones has cambiado mucho, ya te sientes con derecho de ordenarme que te deje en paz. Muy mal, Alonso —puso su mano en mi cuello—. Creo que necesitas otra lección.
Recordé, como si un rayo fuera, lo que me hizo aquella noche y las veces que estuve soñando aquello, fue un tormento. Sujeté el cuello de su chamarra y le di la vuelta, golpeando yo ahora contra el casillero, cerró los ojos por el golpe y luego me vio con sorpresa en su rostro.
—No estoy dispuesto a aguantar más tu asquerosa presencia, Navarro. Ya no —jale más de su chamarra juntando un poco más nuestros rostros—. Espero que no vuelvas a molestarme, porque esta vez no respondo.
Lo solté y me dirigí a mi salón, escuché su molesta risa, sentí la sangre hervir en mis venas, me di la vuelta y camine de regreso hacia él, di un golpe con mi puño en su nariz haciéndolo caer de espaldas, si que dolió. sentí mis nudillos arder. Lo miré apretarse la nariz, la cual estaba sangrando a chorros.
—Eso solo para que veas lo que pasara si me sigues molestando, idiota.
***
Y Alonso puso en su lugar a Alan!! 😱👏🌚
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