CAPÍTULO 39

**Alonso.**

—¿Fiesta?

—Vamos chicos, no me dejen sólo, es el cumpleaños de Milu y no quiero ir solo.

Dijo Jos en medio de un berrinche, rogándonos a Emma y a mí que lo acompañáramos a la fiesta de su hermanastra.  Sinceramente yo no quería ir, esa chica nunca me cayó bien pero no iba a dejarlo sólo.

—Okey, yo voy.

—¡Ah! Por eso te amo —me tomó por las mejillas y me beso, dejando a Emma con la boca abierta, lo hizo en público. Llevamos saliendo poco más de un mes y me he cansado de decirle todo este tiempo que no me bese en público ¿y hace caso? ¡No!

—¿Escuché la palabra fiesta?

Y ese era Alan, que, por increíble que parezca se estaba llevando algo bien con Jos, bueno, ya no peleaban tanto como al principio, no me agrada pero tampoco me gustaría dejarlo fuera del grupo, es amigo de Emma después de todo. Y a pesar de aun tenerle algo de desconfianza por lo del pequeño incidente en mi casa, no lo tratábamos mal.

—Sí, mi hermana Milu hará una fiesta el sábado, es su cumpleaños. Les estaba preguntando a los chicos si querían ir —se sentó a mi lado y abrazó por el cuello. Jos se pasaba de sobre protector, no lo culpaba, después de todo. Luego de que empezamos a salir ocurrió un problema en mi casa, Alan se abalanzo sobre mí besándome y así, Jos entró y casi lo golpea, incluso Emma se molestó con él en aquellos días, pero le hizo prometer que me dejaría en paz. Hasta ahora lo ha hecho.

—Donde haya fiesta, yo estaré. Claro, si quieres que asista.

—Sí, por mi no hay problema.

—Entonces yo también voy.

—¡Genial! No lo olviden es mañana en casa de mi mamá. Ella jura que no será algo grande pero lo dudo.

—Y... ¿qué debería usar?  —le pregunté.

—Algo elegante. 

—Es que no tengo gran cosa. Tú sabes que mi mamá le molesta si no le consulto antes que ropa comprar.

—Entonces, que la ropa sea secreto. Vamos todos al centro comercial, ya saben, deben ir presentables a casa de mi mamá —puso su mano en mi pierna, dando leves caricias que me causaban escalofríos—, no quiero escucharla decir cosas.

—Ah... O-okey.

Sus acercamientos aun me ponían muy nervioso, recalco, muy nervioso. Y... No, no hemos tenido sexo. Nuestras acciones no van más allá de besos y caricias por encima de la ropa, ni siquiera lo que hicimos en la biblioteca se repitió. Lo cual agradezco, aquello se sentía extraño, bien, pero extraño.

Jos me había dicho que me esperaría hasta que estuviese listo pero... Tengo el presentimiento de que entre más lo haga esperar más posibilidades hay de que busque a alguien más. Jos es así, si no tiene su ración de sexo dos o tres veces a la semana no actúa como persona, y ya lleva un mes y medio sin nada.

—¿Todo bien? —dijo tomando mi mano.

—¿Eh? Ah, sí, solo estaba pensando...

—¿Sobre qué? Espero que no sea sobre tus padres de nuevo, siempre te deprime pensar en eso.

—No, no es nada de eso.

—¿Pensabas en como tener sexo con Jos?

—¡Alan! —le regañó Emma.

—Perdón...

—No importa, pero, no, no pensaba en eso —dije desviando la mirada.

—Claro —dijo con incredulidad.

—Como sea, ¿por qué no vamos de una vez a comprar la ropa? No tengo nada que hacer y ya es viernes, no iremos mañana a dos horas de la fiesta ¿o sí?

—Tienes razón.  Vamos.

Nos levantamos de la mesa y salimos de la cafetería, subimos a la camioneta de Alan, bueno, era de su padre pero siempre decía que era suya. Condujo hasta el centro comercial y bajamos. Hacia mucho que no salíamos, Emma hablaba con nosotros pero, no como antes, se veía distante y fría, no me agradaba la manera en que nos trataba de repente, pero no podía recriminaría, fue nuestra culpa en un principio.

—Oye Emma, ese vestido te quedaría lindo —le dijo Jos, viendo un vestido negro, con un escote algo indiscreto.

—No, le quedaría bien a la zorra de tu hermana —fue a otro maniquí a ver otro vestido.

—Creo que aun no los perdona —dijo Alan.

—Mm eso parece.

—Iré a hablar con ella —dije y me acerqué a ella, mire como admiraba un vestido azul, de manga larga de velo—. Pruebatelo.

—dio un saltito y me miró—. ¿No tienes que buscar ropa para ti y Jos?

—¿Hasta cuando seguirás molesta? Creí que todo estaba bien.

—Está bien, pero eso no significa que actuaré como si no me hubieras roto el corazón.

—Emma, dime algo ¿hubieras preferido que te mintiera y siguiera contigo? ¿sabiendo que no seré feliz a tu lado?

—Yo podría hacerte feliz.

—Pero no quiero que lo hagas, no tú, Emma... Debes entender que quiero a Jos, siempre debió ser él, nadie más.

—No es algo que quisiera escuchar Alonso... Yo aun te quiero y es realmente cruel estar contigo y con él, verlos tan felices y...

—¿Y eso no te hace feliz? Creí que de eso se trataba el amor, de aceptar que la otra persona es feliz sea contigo o no... Si no es así —me acerqué a ella quien seguía de espaldas a mí—, dime qué es el amor.

—¿Amar...? No lo sé.

—la abracé dejando mi mentón en su hombro—. En serio lamento haberte hecho esto, lo menos que quería era lastimarte, sé que es cruel pedirte que sigamos siendo amigos pero... Hagas lo que hagas y pase lo que pase, no dejaré a Jos.

—¿Lo amas?

—suspire—. Lo amo.

—Entonces, está bien. Lo acepto. Y perdón por actuar como una tonta.

—Okey... Por ahora —me alejé y la hice verme—, busquemos un vestido que deje a la tal Milu como nada.

—Bien.

La acompañe a probarse varios vestidos hasta decidirnos por uno rojo con vuelo, algo corto pero lindo. Después, fuimos a la zona de hombres y buscamos ropa para nosotros. Jugueteamos un poco, Alan y Jos modelaban haciéndonos reír a Emma y a mí. Salimos del centro comercial cargados cada quien con su atuendo en una bolsa.

—Los llevaré a su casa.

—No, Alonso y yo tenemos algo que hacer.

—mire a Jos quien me hizo una seña para que le siguiera la corriente—. Si, tú lleva a Emma, nosotros estaremos bien.

No entendía de que hablaba Jos, no teníamos planes después del centro comercial, sólo avisé a mi mamá que me quedaría con Jos el fin de semana. Obvio ella y papá no sabían de nuestra relación, y espero que jamás se enteren. Alan y Emma se fueron en la camioneta y nosotros empezamos a caminar uno al lado del otro, sujetos de la mano de forma discreta. Aun estás pequeñas acciones me hacían sonrojar. El sol estaba empezando a ocultarse y Jos no había dicho nada mientras caminábamos.

—Y, ¿qué es lo que tenemos que hacer?

—sonrió—. Solo quería pasar un ratito a solas contigo.

—Oh... Pero pasaremos la noche juntos.

—Sí, con Yaya espiándonos. Dice que es lindo vernos.

—Entiendo...

Íbamos pasando por el parque que quedaba cerca de la casa de Jos y nos detuvimos, el invierno estaba cerca, aun había algunas hojas de arboles regadas por el parque, por los caminos, dando una hermosa vista. En el centro de este había un kiosco, donde en este momento se encontraban algunas parejas riendo, besándose. ¿Por qué a ellos no los juzgan? ¿Por qué eso es normal? ¿Qué es lo normal? Son preguntas que, desde que empecé a salir con Jos, han estado rondando mi cabeza, día y noche, al igual que ¿cómo reaccionaran mis padres cuando se enteren? Quizá mamá llore, papá me golpeara, puede que me corran y la historia de Diego se repita. Son cosas que Jos hace lo posible porque no se presenten en mi mente, sin embargo, mi preocupación por eso es más fuerte. Y lo odio.

—¿Qué piensas? —dijo, acorralándome desde atrás, colocando sus manos en el barandal que rodea el kiosco. Tan perdido estaba en mis pensamientos que no me di cuenta cuando subimos aquí.

—Sólo... Veía a las parejas alrededor. Parejas...

—Si dices normales te lanzo sobre el barandal.

—reí—. Lo siento.

—Alonso —me giré a verlo—, deja de pensar en eso, sólo te estas atormentando... Tengo miedo de que esos pensamientos ganen y... Me dejes.

—negué—. Eso jamás pasara. Tú también has estado raro. ¿Alan te dijo algo?

—N-no exactamente —desvió la mirada.

—Mientes, nunca me ves a los ojos cuando mientes. ¿Qué te dijo?

—No es cosa de solo hoy... Cosas como que, aun te quiere para él, que hará lo que sea para tenerte, incluso si es a la fuerza.

—Para suerte sincero, aun me da escalofríos su mirada. Ya sabes, la última vez... la vez que fueron a mi casa.

—Alan, espera con los chicos —dije saliendo del baño.

—Ellos estarán bien sin mí, tranquilo.

—Es que... —me tomó por la barbilla.

—Dejame probar esos labios.

—N-no. Alan, espera... —le empujé por los hombros pero me apresó contra su cuerpo y comenzó a besar mi cuello—. ¡Deja...!

—cubrió mi boca y me recostó en mi cama—. Callate, tu casa si que es grande, nadie te oirá.

Volvió a besar mi cuello mientras su mano ahogaba mi voz, su mano libre se coló bajo mi playera de forma brusca, cuando de repente alguien lo alejaba de mí; él cayó al piso tirando algunas cosas de la mesa que quedaba detrás de él.

—¡No te atrevas a volver a tocarlo! —dijo Jos  tomándolo por el cuello de la camisa dispuesto a golpearlo.

—¡No, Jos, dejalo! —dijo Emma alejándolo de Alan antes de que lo golpeara—. Yo me encargo, ve con Alonso.

—Al menos entendió el regaño de Emma, no volvió a tocarte —acarició mi mejilla.

—Tampoco he olvidado que ese día te molestaste como si fuera mi culpa que él...

—Vale, te pedí perdón por ser un idiota, ¿debo hacerlo de nuevo?

—Bueno —lo abracé por el cuello—, casi tenemos sexo esa vez... No sé si me gustaría...

—¿Qué quieres decir?

—Que quiero estar contigo... Sí, aun me da miedo pero... Es normal ¿no?

—besó mis labios cortamente—. No tienes que hacerlo, ya te dije que te esperaré. Además, es complicado. Yaya en mi casa, tus padres en la tuya, y no tengo dinero para pagar una habitación de hotel —reí bajando la cabeza—, a menos que quieras hacerlo aquí —mordisqueo el lóbulo de mi oreja, tomándome por sorpresa.

—No, claro que no...

—No me molestaría... —comenzó a besar mi cuello, aprisionando mi cuerpo contra el suyo.

—Jos, la gente esta viéndonos.

—¿Y qué? Eso te pasa por provocarme en público.

—Yo no te provoco. No es culpa mía que te calientes con cualquier cosa.

—Si lo es... Eres tan lindo —tomó mis labios, besándome profundamente, introduciendo su lengua dentro mientras sus manos, que debo recalcar nunca se quedaban quietas, acariciaban mi espalda y mis muslos, de forma discreta. Cuando Jos me besaba así, no me interesaba quien nos viera, solo podía pensar en sus labios sobre los míos y en cuanto lo quiero—. ¿Lo ves? —dijo alejándose—. Me provocas.

—Sí, claro. Vámonos a ca...

—Te amo.

Odiaba que me lo dijera, siempre me dejaba sin palabras, no, aun no le he dicho te amo, lo pienso, incluso cuando duerme se lo digo pero no me siento listo para que él lo escuche.

—Vámonos.

Tomó mi mano y nos retiramos del parque para irnos a su casa. Mañana sera un día largo.

***
Les tengo una sorpresa \(≧∇≦)/
Estoy escribiendo, por idea de Queen_of_boredom2004
la historia entre Freddy y Joey, serán tres capítulos especiales, realmente largos y les tengo tres opciones:

★ Sigo subiendo normalmente los capítulos y al final de la novela subo los especiales.
★ Subo la historia de ellos uno sí, uno no, o sea un capitulo normal, uno especial.
★ Hago un paréntesis aquí y subo los tres capítulos especiales juntos.

Diganme que opción les parece mejor. Solo tomen en cuenta la posibilidad de que los capítulos normales sean algo... No muy felices. Y que algunas que odiaran y dejaran de leer la novela ;-; sin saber la historia de Freddy.
Así que piensenlo bien, tomen en cuenta lo malditamente perra que puedo llegar a ser :v
Bueno bays 😇

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