CAPITULO 2

Jos.

Llegue a casa y divise a mi hermana sentada en la sala. Aclare la garganta y cerré la puerta, ella me miro y corrió a abrazarme.

—¿Cómo estuvo tu día? —dijo aun ganchada a mi pecho.

—Ajetreado. Casi nos lleva un policía por invadir "propiedad privada" —dije haciendo las comillas con mis dedos.

—Jos Canela —dijo cruzándose de brazos.

—No es la primera vez, Fer —dije riendo—. Voy a cambiarme.

—¿Para qué?

—Mamá quiere que vaya a una cena.

—¿Iras? Yo le dije que no iría —se sentó en el sofá y encendió el televisor.

—Bueno, aun tengo que hacer lo que ella dice.

—Bueno... Sí.

Subí las escaleras y entre a mi cuarto. Tome un atuendo más o menos decente y entre a la ducha. No sé porqué pero el agua me ponía nostálgico. Recordaba como fue todo una vez que mamá se fue de la casa. Papá intento con todas sus fuerzas de criarme. Fernanda ya era más grande así que fue más fácil con ella, pero yo... Conmigo aun tuvo que lidiar con las preguntas ¿cuándo volverá mamá? ¿Por qué se fue? ¿Quién era ese hombre? Cuando lo comprendí odie a mi madre con todas mis fuerzas, a estas alturas lo sigo haciendo, pero hasta que no cumpla los 21 años debo obedecerla, agradezco que dejara que me quedara con Fer y que no me obligara a vivir con ella y su estúpida familia. La odie más cuando se presento en el funeral de mi padre. Llevaba un enorme ramo de flores y lloraba mientras su nuevo marido la consolaba. Maldita sin vergüenza. Recuerdo que ese día le grite que se largara. Que no pusiera su cara de mártir cerca de mí cuando estaba despidiendo a mi padre. Al hombre que se encargó de criarme cuando ella decidió revolcarse con ese tipo. El simple hecho de recordar aquella escena que vi cuando tenia 6 años me provoca nauseas.

Salí del baño y me vestí luego de esa "lluvia de recuerdos" que tuve en la ducha. Me puse una camisa blanca y un pantalón negro de vestir, junto a un chaleco que hacia juego. Lustre mis zapatos y me los puse. Peine mi cabello y luego baje a la sala. Fernanda seguía viendo televisión. Me acerque por detrás y bese su cabeza.

—Te veo luego.

—No llegues tarde, mañana hay escuela.

—Si, está bien.

Salí de la casa y tomé un taxi a casa de mamá. Bajé y pagué; camine por la pequeña vereda que tenía aquella lujosa casa... Estupendo ella vivía en una pequeña mansión mientras sus hijos vivían en una humilde vivienda rentada. El coraje se intensificaba cada vez más.

—¡Llego Jos! —grito una delicada voz, ese era Sebastian, el hijo de mi madre y de ese bastardo. Rode los ojos en cuanto lo vi correr hacia mí. Lo fulmine con la mirada en cuanto me di cuenta que quería abrazarme.

—Ni lo pienses, piojo —pase por su lado y entre a la casa. Tenían todo bien arreglado y las sirvientas ponían la mesa. Pose mis ojos en la más joven de ellas. Giselle. Me acerque sigilosamente a ella y pase mi mano por su pierna hasta su cintura—. Hola hermosa —dije en su oído—, tanto tiempo.

—Joven —se giro a verme...

—Olvida las formalidades, nadie nos mira —roce mis labios con los suyas ante cada palabra.

—¡Jose Miguel! —me aleje de ella y voltee a ver a mi bella y querida madre.

—Mamá, tanto tiempo sin ver tu cara, por un momento había olvidado como era. Gracias por arruinarlo.

—Giselle, retirate —ella asintió y salio de mi vista—. Ven, estamos en el salón, en un momento estará la cena.

Camine detrás de ella hasta el dichoso salón. Entramos y ahí estaba la hija mayor del tipo ese y Sebastian, mi madre se unió sentándose en un sofá cerca de la chimenea. Yo opte por quedarme recargado en la Entrada observando de pies a cabeza a la adorable Milu. 

—Jos, que grande estas... No te veía desde...

—Desde que mi padre murió... Mjm. Y seguirías sin verme de no ser porque me obligaron a venir.

—Jos... ¿Ya conoces a Milu?

—Oh por supuesto que la conozco —dibuje una sonrisa de malicia en mi rostro. La chica bajo la cabeza apenada. A Milu la conocí cuando empecé la preparatoria, en la fiesta de bienvenida, y vaya bienvenida que le di, aunque todo se arruinó cuando se entero que era mi hermanastra, yo ya lo sabia, la había visto un par de veces con ese tipo.

*

La cena había transcurrido normal, en silencio. Mi madre no dijo nada nuevo, solo cenamos, yo que creía que seria algo interesante. Saque mi celular y vi la hora. 15 minutos para las once. Joder, ya quiero irme a casa.

—Milu, ¿por qué no llevas a tu hermano al jardín?

—¿Qué dijiste? —dije yo aturdido por las palabras de mi madre—. Aclaro que yo solo soy hermano de Fernanda ¿vale?

—Okey, Milu lleva a Jos al jardín, conversen un rato. Luego te llevo a tu casa, hijo —tomo mi mano la cual aparte bruscamente.

—No me toques.

Me levante y salí con Milu en dirección al jardín. Nos detuvimos frente a un sauce el cual tenia unos columpios frente a él y me senté en uno de ellos recargando mi cabeza en la cadena adornada con algo de vegetación. En este momento podría estar viendo películas en casa de Alonso.

—Deberías ser más amable con mis papás.

—me levante del columpio y la tome por la cintura pegándola a mi cuerpo—. Si no es para darme placer mejor no abras esa boquita.

—Eso no volverá a pasar, fue un error —dijo apenada.

—Pero bien que lo disfrutaste... Te encantaría que se repitiera —susurré en sus labios—. Demostraste una gran técnica para ser primeriza.

—Por supuesto que no, no sabia que eras hijo de...

—¿De quién? Dilo, de la amante de tu papá.

—Son marido y mujer... Además mi papá tiene derecho a ser feliz.

—A cuestas de alguien más... ¿Por qué no busco otra familia a la cual destruir? —apreté su brazo con mi mano libre.

—Me estas lastimando...

Fijo sus ojos en los míos. Junto sus labios con los míos de manera desesperada y salvaje. Baje mis manos a su trasero y lo apreté levantándola del suelo, haciendo que enredara sus piernas en mi cintura. Camine hacia en medio del Sauce, este cubría su interior con sus largas ramas.

Deje Milu en el piso y desabroche mi pantalón bajándolo un poco. Atrape sus labios de nuevo mientras su mano viajaba hacia mi miembro y lo acariciaba de arriba abajo. Emití un gruñido bajo y proseguí a, literalmente, arrancar sus bragas para levantarla de nuevo y entras bruscamente en ella. Un gemido nada bajo salio de sus labios, no la hice callar, si nos descubrían no me importaba. Sentía como se aferraba más y más fuerte a mi espalda mientras la embestía con algo de salvajismo. La despegue del tronco del árbol y la puse en el pasto para mejor acceso. Poniendo mis manos al costado de su cabeza para mayor apoyo, acelere mis embestidas haciendo que sus gemidos se escucharan por todo el jardín. Sentía como el orgasmo estaba por llegar así que me detuve, bese su cuello para luego tomarlo entre mis dientes y morder ahí, delineando la marca de mis dientes con la lengua. Pose mis ojos en su rostro. Estaba muy sonrojada, había algunas lágrimas en sus mejillas, creo que fui algo brusco. Limpie su mejilla y la volví a besar comenzando a moverme nuevamente, entre besos sus gemidos se escapaban. Entre más fuerte en ella haciéndonos llegar a ambos al orgasmo. Me sostuve con mis brazos para no caer sobre ella mientras recuperaba el aliento.

—Bien... —salí de su interior y acomode mi ropa, abroche mi pantalón y arregle mi cabello. La mire y ella solo se había sentado abrazando sus piernas mientras me veía sin perder detalle de mis movimientos—. Tengo que irme.

—¿Te veré después? —reí ante su estúpida pregunta.

—Amm... No lo creo.

Salí de entre las ramas del sauce y camine nuevamente a la casa para que mi madre me llevara a la mía. Estaba realmente exhausto.

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