Capítulo 3


Con lentitud enderezó su cuerpo, sus ojos no se despegaban de los míos, por inercia comencé a caminar hacia ella, haciéndole caso al palpitar de mi corazón. Había soñado tanto tiempo con volver a verla que realmente no sabía si estaba despierto o seguía dormido. Su mirada no dejaba de estudiarme, sus ojos iban de mi cabeza hasta mis pies, deteniéndose en mi rostro, preguntándose a si misma que hacía acá, sin encontrar respuesta, en su mirada se reflejaba confusión. Podía distinguir lo tenso en su cuerpo y el rubor en sus mejillas aun a la distancia. Entre más me acercaba, más sentía la mirada de los chicos sobre mí, sobre ella, los cuatro estaban atentos a nosotros como buenos espectadores.

—Matt, espera— Escuché susurrar a Zac detrás de mí.

Mi razón me exigía escuchar a mi mejor amigo y detenerme, pero mis piernas obedecían fielmente a mis sentimientos, negándose ante otras opciones. Me detuve frente al amor de mi vida dejando una importante distancia entre los dos, la observé tragar fuertemente e inundarse de nervios, a pesar del tiempo que pasó podía saber exactamente lo que sentía con solo mirarla actuar. Su rostro era mucho más hermoso de lo que podía recordar, sus ojos poseían un verde más fuerte al que veía una y otra vez en mis sueños. Lo único diferente en ella era que llevaba un poco de maquillaje sobre sus pestañas y labios, y, obviamente, su cuerpo también había cambiado, aunque su contextura se mantenía, sus curvas estaban levemente más pronunciadas, había crecido y se notaba. Sin embargo, seguía igual o incluso más hermosa que en la preparatoria.

Con los labios semi abiertos aumentó la velocidad de su respiración, sonreí al tenerla tan cerca y saber lo que mi presencia le provocaba. Ninguno dijo nada, solo nos perdimos en los verdosos iris del otro, había olvidado todo lo que ellos podían generarme y la tranquilidad que podían transmitirme, mis latidos pronto se aceleraron y un frío sudor recorría mi ser al ver sus labios.

Deliraba al fantasear que la abrasaría, que la besaría, que reiríamos ante la situación, que nos olvidaríamos de estos cuatro años separados, que haríamos como si nada hubiese pasado y que nos iríamos juntos al terminar la fiesta para revivir nuestra relación. Mi imaginación volaba muy lejos de la realidad en la que estaba, consiguiendo que la caída sea cada vez más dolorosa.

—Matt— Soltó por fin.

Escucharla nombrarme le devolvía la ausente luz a mi vida, como si con solo decir mi nombre curara todas las cicatrices que le había dejado a mi corazón al marcharse. Estaba loco por ella, y no podía negarlo.

Con una sonrisa melancólica me dispuse a responderle —So...— Pero en cuanto comencé a formular tan característica palabra, algo me interrumpió.

Todo lo que había vuelto a brotar en mí al contemplar su rostro nuevamente, murió instantáneamente al ver la mano de un chico rodear su cintura. Me sentí estúpido al creer que todo cambiaría, que todavía existía un "nosotros".

El rubio a su lado parecía de nuestra edad, en su cara una sonrisa deslumbraba. En cuanto Natalia sintió el contacto del sujeto frente a mí sobre su cuerpo parpadeó repetidas veces, acomodó un mechón de pelo tras su oreja y lo miró, mi vista se alternaba entre ellos, él no dejaba de mirarme, y ella parecía estar perdida, quería saber quien carajo era para tocarla, pero al mismo tiempo no quería escuchar la respuesta por miedo a que sea la peor de ellas.

—¿Todo bien?— Cuestionó el masculino a su lado, llevándose la peor de mis miradas.

Dudando de lo que iba a decir, le dio un rápido vistazo a mis ojos, como si no quisiera hablar, pero no tenía opción —Jack, él es Matt...— Haciendo una pausa, me miró y no solo a mí, pude sentir que también a lo que alguna vez fuimos —Un... un viejo...amigo— Finalizó destrozando lo que quedaba de mi corazón, una vez más.

Los iris color miel de su conocido se enfocaron en mí, con una sonrisa de tranquilidad estiró su mano —Que tal Matt, mi nombre es Jack, soy el novio de Natalia— Comentó mirándola —Un placer conocerte.

Solo eso me faltaba para convertirme en la persona que nunca quise ser, para destruirme por completo. Sintiendo una fuerte presión sobre mi pecho mi respiración se ralentizó, un nudo se formó en mi garganta y la necesidad de llorar me invadió al instante. Suspiré con pesadez tratando de suprimir la repentina y fuerte tristeza que comenzaba a sentir. Si con el hecho de alejarme de ella mi vida se había vuelto un infierno, no quería saber lo que me esperaba ahora.

Mis ojos dejaron de ver los de él para pasar a los de ella, su mirada se escondía de la mía, relamiendo sus labios giró su cabeza hacia un costado, escapando de la situación.

Cumpliendo con mi educación acepté su mano —El placer...Es todo mío, Jack— Escupí su nombre sin intención, simplemente, no pude evitarlo.

Una mano sobre mi hombro le dio fin a nuestra presentación, únicamente giré mi cabeza y de reojo visualicé a Catalina a mis espaldas, sonriéndome le dio leves palmadas a mi omóplato. Sin responderle de ninguna forma, me volteé de nuevo, detestaba que me tengan pena. Nicholas y Zac no tardaron en aparecer en la escena, incómodo ante el momento, suspiré con pesadez.

La mirada de Natalia estaba puesta en su mejor amiga, buscando alguna respuesta, seguramente, a mi presencia en la fiesta, la melliza frunció sus labios e hincó sus hombros —Hola chicos— Saludó Cata.

Rompiendo el momento, Zac se acercó a Natalia para abrazarla, y al mismo tiempo alejar los brazos del chico de su cuerpo —Bonita— Fue lo único que pronunció, su comentario no solo me tocaba a mí, por lo que vi, Jack también.

Ella no dudó en corresponderle, y abrazándolo por el cuello sonrió —Zac, te extrañé tanto.

Cerré los ojos queriendo desaparecer, era una situación frustrante, paseando mi lengua por las paredes internas de mi boca, retrocedí dos pasos, pero la mirada de Catalina y un movimiento de cabeza negativo por parte de Nick me obligaron a quedarme.

El rubio carraspeó provocando que el amistoso abrazo terminara —Linda fiesta, ¿Dónde está la pequeña princesita?

—Luego de saludarme salió corriendo hacia el patio, ¿Por qué no vas a felicitarla?— Propuso Natalia.

Su novio me estudió con la mirada, arqueé una ceja ante su acción —Claro— Aceptó de manera alegre —Enseguida regreso.

Antes de irse intentó pegar sus labios con los de Natalia, pero ella se corrió redirigiendo el beso a su mejilla. En cuanto él pasó por mi lado lo seguí con la mirada.

—Ni se te ocurra— Escuché decir a mi amigo por lo bajo.

Mi vista volvió al frente, más precisamente al suelo. Su voz obligó a mis ojos a verla —¿Qué te sucedió en la cara?— Mirandola de manera fría reí con sarcasmo.

Negué con la cabeza mientras que la angustia disfrazada de sonrisa seguía sobre mis labios —Disculpen.

Sin darle importancia a sus palabras y evitando contestarle me alejé de ellos, acercándome a la mesa de bocadillos tomé una plástica botella de gaseosa y rellené mi vaso.

—¿Quieres algo más fuerte que eso?— Preguntó Nicholas al llegar a mi lado.

Sonriéndole asentí —Por favor.

Lo seguí hasta la cocina, de su refrigerador tomó dos botellas de cerveza —Linda casa— Comenté tratando de no arruinar el día.

Dejando la bebida en la mesa, no pudo evitar hablar del tema —Lamento eso, debí suponer que vendría con él.

Relamí mis labios al mismo tiempo en que solté un suspiro —Nick, ya no importa— Tomando uno de los envases y abriéndolo, continué —Es el cumpleaños de tu hija, vine por ustedes, no por ella.

—Gracias— Sobre sus labios una pequeña sonrisa se asomó.

Evité volver a cruzarme con mi ex pareja durante toda la fiesta, a la hora de soplar las velas me quedé en una esquina solo, observándolos desde lejos, los demás se acercaron a Chole para cantarle, cuando las tres flamas fueron apagadas y los aplausos retumbaron, salí de la casa. Lo primero que hice al llegar al patio y al pisar el césped fue prender un cigarrillo, las ansias me comían, los ojos me ardían y la ira poco a poco aumentaba. Estaba enojado conmigo mismo, Natalia había seguido con su vida y yo no, no dejaba de sentirme como un estúpido al haber pensado en ella todo este tiempo, pero me sentí peor al sentir que yo era el único que seguía amando.

Mientras que el humo entraba por mi boca, se acentuaba en mis pulmones y salía por mis fosas nasales, me odié, me detesté por sentirme triste, por amar un estúpido recuerdo que tendría que haber olvidado hace años. Verla en los brazos de otro, siendo besada por otra boca me mataba, literalmente me sentía morir cada vez que los veía juntos, sin embargo, lo peor era sentir su mirada sobre mí cada vez que aparecía en su campo visual.

Amar, cada día me dolía más.

Apoyado sobre una de las paredes externas de la casa divisé al novio de Natalia jugar con los niños y a ella disfrutando de eso, desvié mi vista al sentir que aquello me dolía. Ya no estaba dispuesto a sufrir por un maldito amor pasado.

Al terminar la fiesta saludé a la rubia en cuanto la vi sola y automáticamente me acerqué a la puerta, esperando a Nicholas.

—Gracias por venir, me alegra haberte visto. Espero verte más seguido— Se despidió de mí con su hija en brazos.

Rendido ante la ternura de la niña que refregaba sus ojos atacada por el cansancio, sonreí.

Me acerqué a Chloe para darle un beso y acariciar su cabello, con una dulce sonrisa dibujada en sus labios escondió su rostro en el hombro de su papá avergonzada —Gracias por recibirme después de tanto tiempo, llámame si necesitas algo— Detrás de ellos vi a Natalia acercarse, cuando estuvo al lado de su hermano sus ojos me miraron, pero los míos simplemente la ignoraban, finalmente la razón le había ganado al corazón, o por lo menos, a su fantasma —Nos vemos Nick.

Dentro de la seguridad de mi coche golpeé el volante con fuerza, mis emociones luchaban unas contra otras por llevar la delantera. En estos años luché contra mi mismo por mantener su recuerdo y desquitar mis males en algo físico, pero no me sirvió de nada.

—¿Estás bien?— Cuestionó Zac una vez que entró al auto y cerró la puerta, removiéndose sobre el asiento quedó frente a mí —Dime que no harás una locura, Matt— Miré su rostro y se veía preocupado, cansado y hasta frustrado de mí.

—Tenías razón— Sentencié rotando la llave detrás del manubrio.

—¿Sobre qué?— Abrochando su cinturón de seguridad bajó la ventanilla para prenderse un cigarro.

Con el auto en marcha, lo imité y prendí el estéreo —Debo seguir adelante. Su mirada buscaba respuestas en mi rostro, respuestas que de seguro no encontró.

Me sentía vacío, sentía que luché en vano y mantuve latente algo que debí dejar en el olvido hace mucho tiempo. Con mi codo izquierdo sobre el filo de la ventanilla, sostenía mi barbilla con mi mano mientras que con mi diestra mantenía las ruedas del coche en línea recta. Las lágrimas me ganaron, el frío viento de la noche helaba la estela que las saladas gotas habían dejado en mis mejillas, dejé de luchar contra ellas y me rendí a su escape, mientras que intentaba dejar todo atrás comprendí que la vida que llevaba estaba incompleta, vacía y que no tenía sentido.

Después de dejar a Zac en casa seguí manejando, recorriendo las oscuras calles una y otra vez, queriendo aclarar mi mente. Hasta que decidí cerrarle la puerta a los sentimientos, volverme frío era lo único que me alejaría del dolor. Si Natalia tenía otra persona, ¿Por qué yo no?

Aprovechando un semáforo en rojo tomé el celular de mi bolsillo —Voy para tu casa— Escribí y giré en la primera calle.

Sonreí al sentir que comenzaría a disfrutar, ya era hora. Ya no sería un idiota torturado ante las sombras de su pasado, ahora sería diferente.

Pelearía por placer y amaría a cada mujer.    

...

@Elina_Bogdan

Hermosa, perdón por no haberte podido dedicar el capítulo anterior pero como te expliqué, no pude hacerlo desde el celular. De igual forma, espero que te haya gustado este y que lo hayas disfrutado.

 Gracias por leerme, linda. Espero seguir viéndote por acá.

Te lo dedico con mucho amor ❤


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