Omake 1

Naxos, Grecia

La noche tocaba el templo de Deméter con presura. La oscuridad invadía sin clemencia: el espejo de un alma que vivía solitaria y llena de odio. Era tan silencioso que resultaba relajante sólo para su regidora. Deméter, sentada en el frío mármol.

Actualmente, llevaba varios días en su templo, viviendo a sombras entre los turistas. Todo había cambiado demasiado. Las personas se encargaron de distribuir mitos sobre su amarga verdad, tomándola como la villana.

¿Querer recuperar a su hija era malo?

Ese apoyo deseaba arrancarlo de la mente de cada uno si pudiera pero aún sus poderes no eran completamente liberados. Por miles de años, Zeus se había encargado de "prestárselos" siempre y cuando se lo mereciera, todo por culpa de Hades y su lujuria.

Por su culpa, la alejaron de lo único que quería; su hermosa hija. Extrañaba su presencia y odiaba tener que compartir su amor y tiempo con ese monstruo. Su hija era solo suya y él se la había quitado. Nunca estuvo de acuerdo con ese trato creado por Zeus a causa de que Perséfone se comiera esa granada que Hades le dio con alevosía...pero era lo único que la esperanzaba. Para condenar aún más su soledad, tenía que compartir el amor de su hija con las suyas.

¿En qué lugar quedaba en el corazón de Perséfone? Ella dio mucho por su hija, incluso aceptó ese despreciable nombre que le dio Hades.

¿Y así se lo pagaba?

Nunca empatizó con la idea de conocer a sus nietas. Nunca lo haría. Hasta la fecha sólo conoció a Melínoe y al verla, no hizo otra cosa que colaborar en su esclavitud.

¡Qué encantada se mostraba cuando le puso esas cadenas!

Y esos golpes que le daba entre penumbras. Era lo mejor, así no se acordaría de cuando le hizo lo mismo a Perséfone. Al principio se resistía por precaución a que se lo contara a Perséfone y se ganara su desprecio absoluto, pero Melínoe era diferente que su madre. A pesar de ser invadida por el miedo, parecía que lo mejor para ella era ser tratada como prisionera. Ser encerrada como el monstruo que era. Deméter lo disfrutaba pero no lograba llenar ese vacío esparciendo odio.

Creía estar bien y por esa razón, ese año sólo hacía que nevara en algunas partes del mundo.

Necesitaba eliminar ese odio de su corazón y estaba segura que sólo lo lograría lastimando lo que más aman los causantes. Ella les demostraría lo que se siente que hieran a alguien preciado.

Por otro lado, en una sola ocasión sintió paz. Sintió ese hueco completo no con odio, sino con amor cuando dio vida a un bebé utilizando la sangre que su hija perdió al cortarse accidentalmente. Se aprovechó de la sangre después de que Perséfone partiera al Inframundo de nuevo. Lo hizo creyendo que sería una copia de Perséfone, que la amaría igual que cuando era una niña. No podía estar más equivocada.

Ese bebé fue barón y su apariencia estaba más alejada de su imaginación. Aun así, decidió cuidarlo en secreto, incluso de Perséfone.

"Perséfone estaba por llegar a la Tierra, Deméter no tenía mucho tiempo. Caminó hasta llegar al río de las ninfas. Se escondió tras una enorme roca donde buscó con la mirada a las ninfas. Como era común, la ninfa que buscaba estaba sentada cerca del río. Sus manos encima de su gran y abultado vientre. Ella imaginaba en su comodidad a las ninfas jugar en el río cuando brotaba la primavera. Era un deleite aspirar el último día de invierno. La ninfa, al recordar ese evento, miró hacia la roca más grande y vio a Deméter tras de ella. Como sucedía en los últimos tres años. Se levantó con dificultad y fue hasta ella con su lento andar.

—Lo siento. Es difícil caminar en este estado.

Deméter apenas y prestó atención al cordial comentario de la ninfa porque su mirada se posó en su vientre. Era de fácil percepción a pesar de la ropa gruesa. Si bien calculaba, le faltaba un mes para el parto. Era el primer año que veía a la mujer tan sonriente y con un aura tan calmada. Y ese brillo en sus ojos verdes...Su mente viajó a cuando estaba embarazada. También tenía ese mismo entusiasmo.

—Se me ha hecho tarde. Mi hija está a punto de llegar y Olek no dejaba de llorar. Ahora está dormido.

La mujer levantó un poco el ropaje del rostro del niño. Estaba dormido y no parecía despertar pronto.

—¿Aún no has pensado en contarle la verdad a Perséfone? Olek te extraña cuando no estás con él.

Creúsa notó las expresiones toscas que hizo la diosa cuando mencionó a Perséfone. Comprendía que aún no le gustara demasiado llamarla así pero poco a poco iba aceptándolo.

—¿Y qué le diría? ¿Que este niño nació de su sangre? No. Este niño es mío. Sólo mío...nadie debe saberlo —Lo abrazó más fuerte. Creúsa alzó las manos en modo de redención.

—Nadie lo sabe, por lo menos de mi parte no. Pero debes tener en cuenta que existe un gran riesgo de que ella se entere de la verdad. No podrás ocultarlo por mucho tiempo.

—Cuando llegue ese día, le buscaré solución.

Se percibía el cariño que ya le tenía a Olek, sin embargo, las circunstancias no eran buenas. Si alguien más se enteraba de lo que había hecho, sobre todo Hades y Perséfone o quizás Zeus, le ameritaba un buen castigo. Temía por ella porque a diferencia de los demás, Creúsa palpaba su dolor tan solo estar cerca.

—Pasemos a la cabaña.

Deméter le siguió el paso. Al ingresar, colocó a Olek sobre la cama. Le tomó de su pequeña mano y le besó mientras rozaba su mejilla contra ella. Se levantó y miró a la ninfa con su habitual dureza.

—En algunos meses volveré. Cuida mucho de él.

Creúsa asintió pero no como antes. Estaba más preocupada por Deméter y las consecuencias que le caerían.

—Deméter...¿Por qué usaste esa flor como complemento? —preguntó cómo inicio para llegar a lo importante.

Deméter suspiró agotada.

—Para mi hija, simbolizó algo importante. Intenté restaurar la flor por completo pero una vez que se fue Koré...perdió el sentido devolvérsela. Todo hasta que se me ocurrió tener a mi bebé.

—Dirás...a tu nieto —Deméter la fulminó con la mirada—. No sé si sea el mejor momento para decírtelo pero, ¿no te has preguntado porque esa flor sobrevivió demasiados años en el olvido?

—Es una rara especie. Tampoco voy a detenerme a preguntarle a Hades —parecía burlarse por las preguntas de Creúsa pero ese no era el sentido real.

—Tenía parte de un alma —seguía explicando—. Sólo los dioses y semidioses pueden transferir parte de su alma a un objeto y muy pocas veces a personas. Morirán a menos que ellos lo hagan, lo cual es algo poco inusual.

—Esa cátedra ya me la sé, Creúsa. Olvídate de ese tema, cuida bien de Olek y de tu hijo —posó nuevamente la mirada en su vientre—. ¿Ya tienes algún nombre para el niño?

La sonrisa de Creúsa emergió de nuevo.

—Será una niña. Se llamará Dafne.

"Una niña..." pensó Deméter con nostalgia.

—Las niñas son hermosas...ojalá que no cometa el mismo error que la mía.

Deméter se marchó sin mirar atrás. Se cubrió la cabeza con su capa y avanzó hasta dar con el encuentro con Perséfone."

Al pasar los años, el amor que Deméter sentía por el niño fue demasiado pero verlo fue cada vez más difícil.

Su cabello negro...sus ojos...le recordaban al hombre que la arruinó.

"Deméter permanecía sentada enfrente de la mesa, con los codos apoyados en la dura madera. Trataba de controlar su ansiedad y frustración por el simple hecho de mirar a Olek o escucharlo. Olek a sus ocho años, había adoptado una actitud cariñosa y noble además de una profunda confusión. Habían días buenos en los que Deméter le demostraba un amor inalcanzable. En días malos, se ganaba su repentina indiferencia lo que lo hizo más cohibido con tal de no molestar a su madre.

Ese era un día malo.

Olek trataba de no hacer ruido cuando jugaba. Sin embargo, al leer era difícil. Se perdía en la lectura y le gustaba hablar en voz ala cuando lo hacía. Su único límite que tuvo fue susurrar lo más bajo que pudiera. Sólo eso. Tenía entre sus manos un libro de cuentos que las ninfas escribieron y le regalaron en su quinto cumpleaños Ya lo había leído muchas veces pero al estar solo, sin poder salir y con Deméter que mantenía distancia, no existía mucho que pudiera hacer.

Deméter se crispaba con la vocecilla que alcanzaba a percibir. Lo miraba de reojo tratando de calmarse. La piel se le erizaba de una furia incomprensible. No dejaba de pensar en su odio. Mirarlo a él era como mirar a Hades cuando era niño. Su respiración fue entrecortándose, desenado en lo más profundo de su alma que Olek callara por su propia voluntad.

Si tan sólo no se hubiera levantado...

—Mamá, ¿qué significa...?

Olek no pudo terminar de hablar. Su libro de cuentos cayó hasta unos metros más lejos. Su cabeza casi azotó el suelo. Su mejilla estaba caliente y dolía. Con ojos llorosos, observó a Deméter. Trataba de explicarse por qué le hizo eso. Nunca antes lo había hecho.

—¡Ya basta de tus juegos infantiles! Te he dicho mil veces que leas algo más productivo...¡y en silencio! —No pudo contenerse más. Que le hablara, incentivó a su ira. Miró largamente a Olek, quería golpearlo de nuevo. Su amor poco a poco iba interviniendo. Se sintió terrible de haberlo lastimado.

—P-Perdón...mamá —Se disculpó Olek sin aún levantarse. Comenzó a llorar.

Deméter no dijo nada por un largo rato. El pasado que vivió con Perséfone y las palabras que alguna vez le dedicó Creúsa, atisbaron su mente.

"—No sé si sea el mejor momento para decírtelo pero, ¿no te has preguntado porque esa flor sobrevivió demasiados años en el olvido?"

"—Tenía parte de un alma —seguía explicando—. Sólo los dioses y semidioses pueden transferir parte de su alma a un objeto y muy pocas veces a personas. Morirán a menos que ellos lo hagan, lo cual es algo poco inusual."

Sus ojos azules se abrieron en su totalidad. Se llevó las manos a la cabeza con desesperación mientras negaba lo terrible de su suposición.

"Y si esa flor...¿tenía el alma de...? No, ¡No!" bufaba internamente. De la rabia, sus uñas perforaron sus manos.

Quería matarlo. De ser cierta esa suposición, eso explicaría la apariencia. Debía acabar con él.

Se puso de cuclillas y se acercó a él, atemorizándolo. Olek la veía con miedo por lo que pudiera hacerle. Puso sus manos como escudo.

—¡No, mamá! ¡Por favor, no me hagas daño!

Las suplicas detuvieron a Deméter. Era como escuchar a Perséfone. Se hizo hacia atrás, como si se hubiera quemado. Esperó algunos minutos para calmarse y estiró la mano en dirección a Olek.

—Acércate —Olek tenía miedo de hacerlo. No sabía que le haría pero aún sentía que estaba enfadada con él. Cuando se decidió para hacerlo, Deméter lo tomó entre sus brazos y acarició fuertemente sus cabellos negros—. Lo siento. Tú no tienes la culpa de todo este dolor ni de la traición que he recibido.

Se separó de él. Olek no entendía a qué se refería.

—¿Qué quieres decir, mamá?

Deméter acarició su mejilla golpeada.

—Hay personas muy malas en este mundo...y dioses. Todos me han dado la espalda y algunos realmente me lastimaron —decía con tristeza y resentimiento.

—¿Quiénes te hicieron daño? —La diosa suspiró largamente.

—Ven, siéntate. Voy a contarte una larga historia...

Dos años después.

Deméter regresó con Creúsa semanas antes del Invierno, lo cual le extrañó cuando vio a la diosa acercarse hacia su cabaña junto a Olek.

Creúsa salió de inmediato para recibirlos, fue más extraño ver que llevaban consigo varias cosas dentro de un morral.

—¿Qué sucede? ¿Por qué están aquí? —preguntó queriendo saciar sus dudas.

Deméter empujó a Olek por la espalda con suavidad. El niño caminó con el rostro gacho hacia la ninfa.

—Te lo dejo. No puedo cuidarlo más —dijo Deméter sin sentimiento alguno.

Creúsa fue hasta ella con la finalidad de saber a qué venía su decisión.

—¿Lo estás abandonando? ¿Después de todo lo que has hecho por él?

—No me importa ya. Este odio que siento me supera. Tú harás un mejor trabajo...a menos que no quieras cuidarlo, lo llevaré a otro lado.

—¿Acaso ya no te preocupa?

—Lo hago. Le busqué un hogar antes de matarlo...y sabes por qué.

El corazón de Creúsa se detuvo en el tiempo. Ese acto le hizo tomar en cuenta todo lo que se dijo de ella. Deméter, con ese corazón tan frío y egoísta no podía ser la víctima de las circunstancias.

—Lo cuidaré pero entonces no quiero que regreses a arrepentida.

Deméter no le tomó importancia al atrevimiento de la mujer. Podía decir lo que quisiera. Dio media vuelta y desapareció entre la nieve la cual era más densa y el frío más sensible. Regresó a la cabaña, entrando a lado de Olek quien no había dicho ni una sola palabra pero sus ojos tristes reflejaban su alma. Creúsa frunció el ceño cuando notó que el rostro de Olek tenía moretones. Lo mismo que sus brazos.

No había duda. Deméter ya lo sabía todo."

Tenía que retractarse...Deméter sí había sido feliz por un tiempo al cuidar de ese bebé como si fuera suyo. De no haber sido por su notoria apariencia al crecer, de no haberle dado vida a esa flor a la que Perséfone sentía tanto amor junto con su sangre...De no haberse enterado que esa flor poseía una parte del alma del hombre que tanto odia...

Su felicidad habría sido infinita.

Desde entonces, pasaron ya cientos de años y no volvió a verlo. Sólo entre la espesa oscuridad de la noche y la tan conocida soledad, podía acordarse de él.

Olek es y será su mayor secreto.

—¡Deméter!

Su azul mirada no se inmutó por el grito, sólo miró hacia enfrente con tranquilidad.

Pat caminaba en dirección a la diosa con suma frustración. Desde el momento en que fue herida y su inmortalidad arrebatada, fue a Sicilia donde vivía Deméter y estaba vacía. Esperó algún tiempo allí mientras curaba la herida que le hizo Fobos con su espada pero la diosa no se apareció. Emprendió un viaje largo para ir a su templo, era complicado viajar sin poderes y tuvo que ingeniárselas.

—Vaya...creí que no aparecerías nunca más —Se burló ocultando su reciente nostalgia.

Pat quería gritarle todo lo que le pasó, era su principal objetivo cuando fue a Sicilia pero rápidamente cambió de opinión al toparse con sus ojos azules. Deméter podría ser peligrosa y no era de fiar, si le contaba que era una simple mortal ahora por culpa de Melínoe, podría traicionarla.

—Hubo un contratiempo importante.

—¿Y cómo le fue a esa chiquilla con tu amo? —disfrutaba de sólo imaginárselo. Pat sonrió maliciosamente después de días de no hacerlo pero pronto, se ira emergió de nuevo.

—Hizo enfadar a mi amo. Se resistió al último momento.

—Espero que se le haya hecho entender con quien se estaba metiendo de la peor manera —Sus dientes casi rechinaban.

—Eso parecía.

—¿Y dónde está ella?

Movió sus labios imaginándose las torturas que quisiera hacerle si se la encontraba. Si es que Fobos le perdonó la vida.

—Ojalá esté muerta...

Deméter sospechaba que algo se traía entre manos. Le importaba poco. Sólo le satisfacía enterarse que Melínoe fue ultrajada de la peor manera. Deseaba que lo recordara de por vida. Quedaba alguien más a quien quería ver sufriendo.

—¿Ahora qué sigue? En vista de que la inútil de Melínoe no pudo hacer nada en su contra.

Pat se carcajeó sin sentido.

—¿Macaria? Te habría interesado ver por ti misma lo que hace si hubieras estado en Sicilia —Deméter enarcó una ceja.

—¿Qué quieres decir?

—Que esa tonta es menos cuidadosa que su hermana y me dio una solución a un asunto pendiente que tengo desde hace mucho tiempo —Los ojos negros de Pat mostraban una maldad inalcanzable—. Más de dos van a sufrir y te aseguro, que nos reiremos con eso.

***********************

Woooo!!!

Es momento de responder a sus dudas, comenzaremos con las que yo consideré más influyentes.

¿Quién creen que sea Olek y qué creen que fue de él?

¿Se encontrará de nuevo con Deméter?

¿Qué tendrá planeado Pat y porqué está tan segura de que funcionará?

¿Quién su hermano?

Para esta pregunta, he decidido hacer un pequeñísimo ejercicio de historia xD, para eso, se tendrá que estudiar el árbol genealógico.

Pat o Ápate es la diosa del engaño e hija de Nix que a su vez es hermana de Érebo.

¿Quién más es hijo de Nix y por ende, sobrino de Érebo?

Chan chan chan!!! Espero sus respuestas, esta última vale un millón xD.

Si tienen alguna otra, no duden en colocarla. Las respondere con gusto!!!

Por cierto, Creúsa es una ninfa de las aguas y madre de Dafne, una dríada de los bosques. Creo que ya la conocemos la mayoría ;).

PD. Pronto se resolverán estás incógnitas en los capítulos posteriores en caso de que aún no se comprenda por completo :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top