Capítulo 9

NOTA: No se pierdan el capítulo siguiente, habrá una sorpresa ;)

NOTA2: ¿Ya me sigues por facebook? ¿No...? ¿Y qué esperas? ¡Es gratis! :D

                   @SkylarDarkness

***

El tiempo nunca había pasado tan despacio. La ansiedad por la espera y la mezcla de sentimientos estaban en su contra. Miraba de vez en vez las manecillas de aquel reloj gigante de la ciudad y se ponía de malas no poder hacer algo para que avanzara.

¿Por qué estaba tardando tanto?

¿Le habría pasado algo?

El revoloteo de angustia y desesperación comenzaba a apoderarse de él, algo muy inusual en su larga vida.

Quizás se deba a que nunca había esperado algo con tanta emoción y ver a Alessandra una vez más, alimentaba esos brotes.

No pudo dormir en toda la noche.

Se levantó más temprano de lo normal y aseo el departamento para que el tiempo se le pasase más rápido y poder llegar a la hora establecida, pero su misma aceleración emocional hizo que todo lo que hiciera, fuera rápido.

Maldijo por no saber cómo controlarse y salió del departamento a su punto de encuentro, no le importaba tener que esperar como un lunático en medio del camino por horas. Sintió un gran alivio cuando el reloj había dado la hora esperada pero esas molestas sensaciones volvieron cuando pasaron más de veinte minutos; ahora ya habían pasado tres horas. Era más que evidente que ella no llegaría pero ahí estaba, aferrado y nervioso.

Encendió un cigarrillo e introdujo el humo dentro de su boca, según varias versiones que había escuchado, las personas fumaban por placer y adicción ya que esto les tranquilizaba en cierta medida...pero a él no le hacía ningún efecto aunque se acabara la cajetilla en diez minutos. Volcó la mirada y apagó de mala gana el cigarrillo; ser un dios tenía muchas desventajas.

Dentro de la biblioteca que estaba a unos cuantos metros de allí, una joven de mirada oscura y cabellos más rojos que una manzana, estaba observándolo con gran curiosidad y desconcierto.

Desde que conoció a aquel hombre lo considero un sujeto raro y eso que ni siquiera cruzaron palabras. Tan solo verlo aislado de los demás y solo en la terraza por las noches ya generaba una conclusión y eso que él se veía mucho más "normal" que ella físicamente hablando, en aquella hermosa ciudad de Italia.

—Garena...¿Has acabado de acomodar los libros recién entregados? —Preguntó la anciana mujer con mera dulzura.

—Estoy en eso nonna —Respondió separándose de la ventana.

—¿Estás aburrida en tu primer día de trabajo?

—No, contengo mi felicidad —Ironizó con una liviana sonrisa. Su abuela era la única persona que no se tomaba a mal sus comentarios sarcásticos —. Me muero por leer algo.

—En ese caso, puedes leer lo que gustes y si lo deseas, llévate unos libros a casa para leerlos con más calma.

Garena a veces se preguntaba si su abuela entendía todos sus sarcasmos o tal vez sólo los ignoraba, no iba a indagar en ello.

—Si encuentro alguno interesante lo haré pero dudo que haya libros de magia o cultos aquí — Garena no hablaba en serio pero en vista que su abuela sonrió, ella alzó las cejas con suficiente intriga —. ¿Los hay?

—Puedes corroborarlo por tu cuenta, sirve que buscas un pasatiempo para des aburrirte — Afirmó calmada. Su abuela era un cofre de secretos y no estaba segura si su nonna era más rara que ella misma o que aquel sujeto que era su vecino—. Iré a comprar unas cosas, no tardaré querida Ena.

Garena no se extrañó ante aquella pronunciación, era la única que la llamaba así con cariño. Tras escuchar la campanilla de la puerta, miró lo alto del lugar donde se encontraba y lo solo, además de aburrido, que resultaba esa biblioteca.

¿Es que acaso nadie tenía la cultura ni el interés por la lectura?

Garena suspiró largamente. Quiso encender su reproductor de música y subirle todo el volumen, el eco sería fascinante para deleitarse con el rock, sin embargo se arrepintió al último momento. Si de por sí las personas parecían repeler ese lugar, con esa música terminarían enviando a la Iglesia; a pesar de ser diferente, era demasiado considerada. Odiaba los prejuicios pero así era la vida.

Garena se echó en una silla y prefirió ponerse los cascos, total, no creía que entrara nadie en esos momentos. Recién se reproducía "A Sequel of Decay" de Tristania cuando sintió que sus parpados se estaban cerrando por la relajación que sintió. Abrió los ojos de golpe e intentó permanecer despierta; no duró demasiado con los ojos abiertos. Frustrada, pasó sus manos por el rostro teniendo el sutil cuidado de no arruinar su oscuro maquillaje. No llevaba ni una hora en la biblioteca y ya sentía que se quedaría dormida en cualquier instante.

—Esto es una tortura — Dijo con molestia y recordando las últimas palabras de su abuela.

"—Puedes corroborarlo por tu cuenta, sirve que buscas un pasatiempo para des aburrirte"

Claro, aquella proposición le resultó curiosa.

¿De verdad tendría libros oscuros y misteriosos en esa vieja biblioteca o es que sólo se divertía con ella?

De cualquier manera, investigar sería más interesante que quedarse sentada y dormir.

Garena caminó entre las estanterías, observando algún título que resultara lo demasiado creepy para investigarlo.

Al cabo de algunos minutos, no encontró lo que estaba buscando. Se llevó las manos a la cintura y torció la boca, su abuela había logrado levantarla de esa silla.
Antes de que pudiera regresarse, una vieja estantería que estaba en una esquina llamó su atención. Era diferente a las demás porque era más pequeña y lucía más descuidada que las demás. Se acercó y vio varios libros al fondo. Tomó uno de ellos y analizó la portada la cual no poseía ningún título y era de color negra, pasó los dedos por las hojas amarillentas y el olor de lo antiguo acarició sus fosas nasales. Abrió el libro al azar y se percató que la escritura no era impresa sino a base de tinta y escrito a mano. Arrugó la frente mientras leía unas cuantas líneas de las hojas con dificultad.

Ablusti meghicus roscisbo —Pronunció con confusión y delineó con su dedo de abajo hacia arriba donde pudo leer algo que sí comprendía—. Absoluta rescisión de magia.

Era un libro de hechizos, no había dudas, su abuela no le había mentido del todo...o tal vez en nada.
Garena silbó ante el hallazgo y volvió a guardar el libro donde estaba. Aunque le daba curiosidad hojearlo para conocer más de su contenido ya que ella cree que la magia existe, decidió dejarlo donde estaba y fue a buscar otro que despejara su mente. Tronó sus labios buscando por los estantes y se levantó de puntillas con esas botas ostentosas hasta que alcanzó un libro que también era de su interés. Este libro por el contrario, poseía una portada carmín con bordes dorados e incrustaciones de mármol.
Estaba tan concentrada en observar los detalles del libro que tenía entre sus manos que ni siquiera se percató del sonido de la campanilla ni de quien había entrado al lugar. Al levantar su mirada del libro, se topó con ese vecino tan extraño que tenía. Se detuvo de golpe y abrazó el libro. Suprimió el grito.

Thanatos enarcó ligeramente una ceja, se había dado cuenta que espantó a la chica pero le restó importancia debido a que ella misma daba temor por su forma de vestir y en el lugar donde estaba.

—Estoy buscando a alguien y quería saber si tú la habías visto.

Garena frunció el ceño ante la indiferencia y falta de cordialidad, era bastante claro que él no estaba teniendo un buen día.

—Probablemente sea la misma que se llevó tu amabilidad —Dijo con una sorna tan delicada que apenas se distinguía el enfado.

Thanatos entendió el mensaje, estaba tan tenso y ansioso que eliminó su lado cordial que tanto se había dedicado a conservar.

—Me disculpo por mi educación pero llevo prisa.

"Seguramente" Pensó Garena.

—¿A quién buscas? —Preguntó ignorando la disculpa.

—Es una chica de cabellos rizados y rojizos, piel blanca y ojos azules...se llama Alessandra.

Garena se quedó pensando, tratando de unir las características mencionadas por Thanatos.

—La verdad es que no, no recuerdo a alguien así —La mirada de Thanatos pareció entristecerse y pronto un frío recorrió su espalda. ¿Será que sí se fue? Garena enarcó una ceja y pasó su mano por enfrente de su rostro, se perdió en sus pensamientos —. Te estás poniendo pálido, no deseo que te desmayes aquí dentro.

Thanatos reaccionó sin gesticular, observó de nuevo a Garena y luego en ellibro que tenía entre las manos; lo reconoció enseguida.

—Mitología griega...muy compleja —Dijo con absoluta experiencia, algo que no comprendió la chica.

—No lo creo —Thanatos alzó un poco las cejas, él había hecho una afirmación y no una pregunta, después de todo él conocía muy bien todos los mitos y sólo leyó ese libro por saber lo que habían escritos los humanos sobre todos. — ¿Tú lo has leído?

—Me lo sé de memoria.

Garena ya creía que ese hombre pecaba de arrogancia. Levantó la nariz y lo miró con suspicacia.

—Estás jugando conmigo.

—No, no lo hago y te recomendaría que no te creyeras mucho lo que se dice ahí, no todo es verdad y hay muchos datos desconocidos y que no se expresan en ningún libro.

Ella frunció el ceño ante la locura que estaba escuchando. O era un arrogante presumido o simplemente estaba loco pero era imposible que hablara en serio y que actuara como si fuera un experto en literatura y cultura griega.

—Si tú lo dices —Le dio por su lado.

—¿A ti te gusta la mitología o sólo lo lees a falta de opciones? —Ella notó la ironía en su voz ronca, sobre todo la manera en como miraba a su entorno repleto de libros. Garena se esforzó por no responderle de mala manera.

—Me gusta, me parece interesante.

Thanatos notaba lo molesta que estaba pero era increíblemente divertido, a juzgar por su apariencia, que le gustara ese tipo de lectura tan culta.

—¿Tienes algún dios de preferencia?

—Sí, dos de ellos principalmente.

—¿Quiénes son? —Quiso saber sin un atisbo de interés, no le estaba creyendo mucho lo que confesaba.

—Hades y Thanatos —Los ojos de Thanatos casi se salían de su lugar cuando escuchó su nombre. La manera en cómo la vio, la molestó aún más y eso que esta vez lo había hecho sin querer—. ¿Te burlarás por eso?

—No...no...—Dijo despabilándose—. ¿Por qué te interesas en ellos? —Garena alzó los hombros.

—En cuanto a Hades, su relación con Perséfone es de las más conocidas y además, es el dios del Inframundo —Respondió como si hubiera dado la respuesta más fundamentada. Thanatos suspiró. ¿Cómo no se lo imaginó? Esas ropas y ese cabello llamativo...

—¿Y por qué Thanatos? —Garena se llevó el dedo índice a los labios meditando un poco lo que le había preguntado. Thanatos se quedó esperando la respuesta con algo de intriga.

—Bueno...porque es el dios de la muerte...de ahí en fuera...no hay realmente nada que llame la atención. Lo que he leído sobre él no pasa de una cuartilla, creo que no es tan importante a diferencia de otros dioses y si lo pienso mejor, creo que Hades es el único Dios contemplado que tengo.

Ella, totalmente enajenada de lo que estaba provocando, vio que Thanatos se sobaba las sienes, arrepintiéndose de haberle preguntado. Ningún humano lo había irritado tanto y en tan sólo unos minutos como lo hizo esa mujer.

—Me has dado una opinión muy subjetiva —Dijo él sin abandonar las facciones de fastidio —. Deberías investigar más sobre él, te sorprendería saber todo lo que es capaz de hacer...nunca subestimes a un dios —Dijo reparando el ego que Garena apaleó.

"¿No que no me creyera todo lo que estaba escrito?" Pensó.

—De acuerdo, investigaré más pero sólo he dado mi opinión.

Thanatos daba gracias de que esa mujer no rindiera ofrendas a su nombre o sería el hazme reír de todos los panteones griegos.

—Te dejo para que indagues como se debe —Avanzó hacia la salida—. Oye...si ves a la chica que te describí. ¿Podrías decirle que la estuve esperando?

—¿Ya fuiste a buscarla o no sabes dónde vive?

Thanatos se sintió como un completo estúpido cuando le preguntó. ¡Claro que sabía dónde se estaba alojando! ¿Qué estaba pasando con él que no se concentraba? Suspiró ocultando su verdadera reacción.

—Lo haré pero por si acaso...

Aunque a Garena no le caía bien ese hombre iba a ayudarlo.

¿Qué culpa tenía la chica que lo dejó plantado?

Seguramente se habría dado cuenta de la abundante arrogancia que existía en él y salió corriendo.

—¿Me dejarás libre la terraza hoy?

—Sí.

—Entonces le diré dónde encontrarte.

Thanatos asintió en agradecimiento y salió de la biblioteca a buscar a Alessandra.
Garena puso los ojos en blanco una vez que se fue, pasó sus cabellos rojos por detrás de sus orejas y se sentó sobre la silla. Abrió el libro y se dispuso a buscar el mito de Thanatos.
Tanta temeridad e insistencia por parte de su vecino le incitaron a conocer mejor al dios de la muerte. Seguía perpleja por saber por qué había reaccionado así.

¿Por qué se había ofendido?

***

Thanatos golpeó la puerta de un apartamento esperando que por fin haya logrado dar con Alessandra. Una mujer salió a recibirlo y lucía incómoda al verlo y al escuchar lo que quería.

—Lo siento, no conozco a alguien así.

Thanatos se cohibió y se disculpó con la mujer antes de que cerrara la puerta. Por reflejo de su impaciencia, pasó sus manos por las sienes y las deslizó hasta la coronilla mientras acomodaba sus cabellos claros. Se recargó en una de las paredes y fue inevitable fruncir el ceño al pensar en lo sucedido.

Había tocado la puerta de todos los departamentos del complejo y ningún inquilino reconocía a la mujer que les describía. Era extraño, como si esa hermosa mujer que besó y que lo hizo enloquecer de esa manera nunca hubiera existido. ¿Estar en la Tierra afectó su cordura? ¿O es que ella le mintió todo ese tiempo?

Pasó una mano por su barbilla de sólo pensarlo, ojalá que no haya sido así porque era lo mejor que le pasaba en la vida. Ahora era un espejismo.

—¿En serio me mentiste? —Incrédulo por la ilusión de su corazón, se separó de la pared y se fue del complejo.

Su mente estaba tan agitada que tratando de calmarse no ayudaría mucho. Necesitaba otro tipo de actividades que activara su corazón y alejara esos sentimientos de su alma. Si no lo hacía, se terminaría por volver loco.

Dos horas después...

Thanatos estaba golpeando un saco de box de diferentes maneras; con diferentes ritmos. Primero lo hacía sutil y controlado para después acelerar los movimientos, descargando aquella ansiedad que no lo había dejado ni dormir. Mientras se desquitaba con el saco de arena, era observado por dos mujeres que no estaban muy lejos de ahí.

—Hace días que no viene por aquí —Comenzó a cotillear una de ellas.

—Y sin embargo nunca lo vi así —Añadió con pena.

—Parece que Nathan no ha tenido un buen día —Comentó en tono divertido—. Si lo dejamos continuar terminará por romper el último saco de box que nos queda. ¿Por qué no vas a hablar con él? Se llevan bien ¿no?

La mujer de cabellos marrones suspiró y sin chistar, fue hacia donde estaba Thanatos. Él seguía golpeando el saco y cada golpe que daba, una bocanada de aire soltaba. Tras el cansancio y el sudor insaciable que fluía por su cara, tomó el saco entre sus manos y apoyó la frente en él dejando una marca húmeda. Giró un poco el rostro cuando sintió que alguien se acercaba a él, decidida a hablarle.

—Te ausentaste varios días, creí que ya no vendrías —Comentó la morena.

—No fueron demasiados Melanie —Dijo con notable indiferencia que no pareció ni hacerle cosquillas.

—Estás diferente. ¿Alguien te ha hecho enfadar? —Thanatos la miró por el rabillo del ojo. Esperaba que tuviera compasión de él y lo dejara solo, al fin y al cabo eso era lo que quería cuando fue allí—. ¿Puedo hacer algo por ti?

A pesar de que su pregunta podría estar ligada a peticiones libidinosas, él pudo notar que su pregunta carecía de esas intenciones, lo cual le sorprendía. Decidió ocultar su asombro.

—No lo creo, ni siquiera sé que hacer yo.

—¿Se trata de una chica? —Thanatos titubeó. Melanie sonrió cálidamente —. Puedes contarme lo que sea, te dije que no existirían rencores.

Thanatos se negó a recordar sus momentos con ella y creyó en su solidaridad, entonces se relajó y aceptó hablar con ella.

—La verdad es que sí. Me dejó esperando y nunca se apareció. ¿Qué puedo hacer ante eso?

—Seguir con tu vida, es lo que yo hice cuando desperté y no te encontré —El reclamo poseía un tono colorido y dulce.

—Creí haber escuchado que no existían rencores.

—Y no los hay pero es bueno que analices el otro lado del muro —Sonrió —. ¿Cuánto tiempo tienes que la conoces?

—Sólo...unos días.

Melanie abrió la boca con incredulidad, su expresión fue tan alarmante que Thanatos comenzaba a sentirse apenado por su confesión.

—¿Unos días y ya te tiene así? Ya veo la razón por la que dejaste de venir a este lugar.

—Sí, bueno...volveré de nuevo —Dio un golpecillo en el saco.

—¿Crees que no volverás a verla?

—Probablemente. Pregunte por ella en varios lados y nadie parece haberla visto. ¿Y si estoy alucinando? —Bromeó en un corto periodo de tiempo. Melanie respondió ante aquella sorna.

—No creo que hayas alucinado, más bien creo que te has enamorado —Thanatos se puso colorado y su corazón se agitó más de lo que estaba cuando golpeaba el saco de arena—. Hay algo en ti que me causó mucha curiosidad cuando te conocí en ese bar. Algo que te esforzaste mucho en mantener y que no pudiste disfrazar cuando terminamos en tu departamento.

La intriga lo golpeó en el estómago. ¿Cómo era posible que siendo un dios tan controlado al mismo tiempo sea capaz de ser tan transparente? Una humana se había percatado de algo que ni el mismo sabía.

—¿De qué hablas?

—De que ocultas a alguien en el corazón, muy en el fondo —Melanie puso su dedo en el pecho desnudo a la altura del corazón. Thanatos agachó la mirada y observó su dedo. ¿Habría dicho algo mientras dormía? Eso sería incluso peor que el recuerdo que tanto quería sacarse de la mente.

—¿Qué intentas decirme? —Expuso su lado más ingenuo por naturalidad. Melanie rio por su repentina actitud. Se dio cuenta que existían elementos que acababan con la seguridad de Thanatos.

—No creo que estés realmente enamorado de la chica que acabas de conocer, más bien intentas reemplazar aquello que tienes clavado —Thanatos inmediatamente negó con la cabeza.

—Alessandra me ha hecho sentir algo que nunca antes sentí por alguien y que no creo sentirlo de nuevo.

—¿Estás seguro? —Su pregunta increíblemente lo hizo dudar pero se mantuvo firme y asintió —. Tal vez te ilusionaste con ella porque te recordó a ese alguien o quizás sí estés enamorado pero no de la manera correcta sino porque ella te hizo sentir lo que tanto te negaste a sentir por la otra persona.

Thanatos dio un paso hacia atrás y siguió negando con la cabeza. La diferencia era que Melanie acabó con su porte firme y determinante. Ahora apenas y cruzaba la mirada con ella.

¿Es que era diosa también o se había involucrado con una bruja?

Lejos de sentirse mejor, estaba peor de confundido que antes y miles de recuerdos de cuando estaba en los Elíseos y en el Inframundo rodaron por su mente.

—Estás equivocada, no tengo a nadie así y la única que me importa es Alessandra.

Melanie alzó las manos en redención y sonrió de lado.

—Sólo tú sabes la verdad y mi consejo es que no tomes rutas de escape o más de uno saldrá lastimado.

Vaya, ahora una humana le estaba dando consejos que lo hacían sentir mejor. Era increíble, sin embargo era mejor que comenzara a acostumbrarse a no referirse de esa manera a los humanos. Después de todo, él tomó la decisión de ser uno de ellos. Pasó su mano por sus húmedos cabellos mientras pensaba en todo lo que Melanie le dijo y en sus propios pensamientos.

—Lo tomaré en cuenta pero estás equivocada —Insistió. Melanie tuvo una reacción que la dejó desconcentrada de lo que estaba pasando y luego volvió a la normalidad.

—¿Me ayudarás a entrenar? He perdido la condición desde hace días —Propuso y luego lo miró con un brillo en los ojos —. ¿O es que quieres jugar en otro lado?

Thanatos rodó los ojos y negó con la cabeza. Esta vez, sus palabras tenían un doble sentido, el mismo que ella utilizó cuando la conoció.

***

Caria estaba de lado sobre la cama, arrepintiéndose no de ir a ver a Thanatos y al mismo tiempo pensaba negativamente en los hechos. Thanatos no la estaría esperando y tenía que aceptarlo de una buena vez. Él no la extrañaría como ella lo hacía y no sentiría el mismo revoloteo que no la dejaba estar calmada.

Estaba ansiosa, haciendo un sinfín de suposiciones de lo que habría pasado si hubiera asistido a su encuentro. ¿Le habría mentido de nuevo? Lo más seguro es que sí. Sus piernas flaqueaban cada vez que estaba frente a él.

"Nunca me perdonará...eres una cobarde" Se decía una y otra vez castigándose por no poseer la valentía que Hades y Perséfone tenían. Ni siquiera la que su misma hermana poseía.

¿Y en serio Melínoe se atrevía a preguntarse si pertenecía a esa familia?

Caria cerró los ojos con fuerza y colocó un trozo de tela sobre sus ojos. Se quedó en esa posición hasta que su mente se cansara de jugar sucio.

"¿Y si...voy a verlo sin que se dé cuenta?" Se le ocurrió pensar y se perdió entre su imaginación y sus anhelos; se había quedado dormida.

La oscuridad estaba esparcida por su subconsciente. El silencio era eterno. Todo era tan solitario hasta que una luz acarició su rostro.

Caria abrió los ojos y observó el lugar donde se encontraba. Se incorporó y sólo pudo apreciar un hermoso entorno. Estaba en un jardín esplendoroso, muy parecido al de los Elíseos.

Ella se puso de pie por completo y tomó las faldas de su hermoso peplo blanco. Sonriente, alzó la mirada hacia la posición del Sol. La luz la lastimó por algunos instantes. Puso su antebrazo por encima de su rostro.

—Caria.

Caria escuchó que alguien la llamaba. Una voz que tenía marcada en el fondo de su alma. Se giró hacia sus espaldas y le costó un poco de trabajo visualizarlo. El efecto de la luz se extinguió y por fin pudo apreciar a su querido Thanatos.

Estaba frente a ella portando su ostentosa armadura y extendiendo una mano hacia ella. Sus ojos brillaron de felicidad y sus piernas adquirieron un letargo.

—Thanatos...eres tú...

—Me has estado buscando. ¿No es así? —Caria asintió con dolor y lágrimas resbalaron por su rostro. Thanatos se acercó a ella y limpió sus mejillas con sus dedos, con extrema delicadeza —. No llores, ya estoy junto a ti.

—Thanatos, hay algo que he querido decirte...—Él colocó un dedo sobre sus labios, impidiendo que siguiera hablando.

—No digas más. No hay nada que puedas decirme que me obligue a apartarme de ti —Sorpresivamente, Thanatos la estrechó contra su cuerpo. Caria no pudo resistir más las lágrimas y se rindió ante su abrazo—. Nadie podrá separarnos ahora.

Ante semejante momento de incontable felicidad. Caria abrió de nuevo los ojos y en su mirada se reflejó el miedo y la confusión.

La hermosa vista se convirtió en un fúnebre lugar, el peor que haya visto, parecía el mismísimo Tártaro y eso que nunca lo había visto. Completamente asustada, alzó la cabeza para ver a Thanatos quien también comenzó a espantarse. Indescriptiblemente, una fuerza sobrenatural los separó y los arrastraba en sentidos contrarios. Caria hizo todo lo posible por detener a Thanatos pero no fue suficiente. Su corazón se detuvo cuando lo vio caer dentro de un agujero negro. Quiso gritar, quiso ir tras él pero todo se quedó en deseos; la fuerza era más fuerte que su voluntad.

—Caria...

Caria, con lágrimas en los ojos, volvió a escuchar su nombre y giró su rostro hacia un costado. Ahí vio a Melínoe quien estaba en un estado lamentable. Sangraba mucho y su piel era demasiado pálida. Parecía que había utilizado todas sus fuerzas para pronunciar su nombre.

—¡Melínoe! ¡¿Qué te ha pasado?! —Exclamó.

—¿Por qué me dejaste sola?...¿Por qué no pensaste en mí?

Caria negó con la cabeza, sacudiendo aquellas infamias que su hermana aseguraba. La garganta se le hizo nudo.

—Yo no te haría eso...¿Por qué lo dices? ¿Quién te hizo eso?

Melínoe extendió su brazo cubierto de sangre hacia ella y apuntó con su dedo.

—Tú me mataste...tú lo hiciste, me mentiste...¿Por qué eres tan egoísta? —Preguntó antes de cerrar los ojos por completo y ser arrastrada de la misma manera en que lo hicieron con Thanatos.

Caria gritó de dolor e incredulidad y forcejeó contra aquello que le impedía hacer algo por quienes amaba.

Caria pataleaba sobre la cama y gritaba sin control. Sus ojos fueron abriéndose poco a poco, volviéndola a la realidad. De un brinco, se sentó sobre la cama y trató de asimilar lo que acababa de pasar. Había tenido una pesadilla...era la primera vez que experimentaba una y había sido horrible. Era tan oscuro que ni el más hermoso sueño se sentía tan real. Se llevó una mano a la boca y respiró con fuerza en busca de tranquilidad.

Sin embargo, su consuelo le duró muy poco porque escuchó un grito que provenía de la habitación de Melínoe. Caria corrió hacia ella y entró hecha un torbellino. Perdió color cuando vio a su hermana sobre el suelo con los brazos cubiertos de sangre, muy parecido a su pesadilla. Sin chistar, corrió hacia ella y se puso de rodillas. Acunó la cabeza de Melínoe sobre su regazo y comenzó a llorar.

—¡Ralen! ¡Ariadna! —Exclamó todo lo que pudo —Melínoe...¿Qué te han hecho? —Preguntó entre sollozos.

Melínoe levantó la vista, en su mirada relucía el miedo.

—No están Caria...fueron al Inframundo —Justo en el peor de los momentos, es cuando se han ido pero no podía siquiera pensar en ello —. Caria. Tengo mucho miedo.

—¿De qué? Dímelo...¿Quién se ha atrevido a hacerte daño?

—No lo sé...estaba durmiendo y cuando desperté, ya estaba sangrando —Levantó sus manos para que Caria pudiera ver bien los cortes en lo largo del antebrazo. Si bien las heridas no eran tan profundas, la cantidad de sangre y el estado en que estaba Melínoe, la asustaron a niveles altísimos.

—Iré a buscar algo con que detener la sangre —Dijo buscando rigurosamente con la mirada.

Caria abandonó con cuidado a su hermana para ir por un trozo de tela que estaba sobre los aposentos y con ambas manos la rompió en tiras largas. Se acercó de nuevo a Melínoe y rodeó las heridas con la tela, apretándolas con fuerza. Fue por u poco de agua y humedeció otro trozo para luego limpiar la sangre que yacía en el rostro de su hermana.

—Gracias.

—No digas nada...en cuanto venga Ralen y Ariadna, buscaremos ayuda para que te curen por completo.

—No se te ocurre querer decírselo a nuestros padres —Se adelantó a las cosas. Caria no quería discutir y posó su mano sobre la frente.

El grito de Melínoe no llamó solo la atención de Caria sino de dos ninfas que se acercaron y vieron horrorizadas la escena.

—¡Señoritas! ¿Qué fue lo que pasó?

—Tracia y Jirema...por favor, vayan por toallas limpias y una vasija de agua. Llamen a Iliel rápido.

Las ninfas asintieron y obedecieron las órdenes de Caria. Ella tenía como esperanza que la ninfa de las curaciones, Iliel, auxiliara a su hermana. Temía que empeorara.

—Pronto estarás mejor, ya lo verás —Consoló a su hermana apartando los mechones rizados del rostro.

—Será por ahora...¿Qué pasará después? Ni siquiera sé quien me hizo daño.

—No pienses así, encontraremos al culpable y tú estarás bien.

Melínoe tomó de los brazos a Caria poniendo fuerza. Sus heridas mancharon más los trozos de tela.

—Prométeme que siempre estarás conmigo, que nunca me dejarás.

—Siempre estoy contigo...no tienes de qué preocuparte.

—Hablo en serio Caria. No me dejes sola en ningún momento porque ahora no sé si debo temerle hasta a mi misma sombra —Melínoe, al notar que sangraba más por la fuerza que ponía en sus brazos, abrazó a su hermana, posando su rostro sobre el hueco de su cuello —. No puedo estar tranquila sabiendo que irás tras Thanatos mientras a mí me pasa algo malo.

Caria sintió de nuevo que la culpa la ahogaba. Primero había sido el golpe en la cabeza y luego esto. Se comenzaba a dar cuenta que cada vez que se acercaba a Thanatos como su corazón le gritaba, algo malo pasaba con Melínoe, incluso hasta en sus sueños y pesadillas. Caria mordió sus labios y de sus ojos brotaron lágrimas de dolor; el dolor de renunciar a Thanatos y olvidarse de él las estaba lastimando profundamente.

—Melínoe...yo...

—Por favor hermana, no quiero seguir viviendo con miedo. Algo está pasando que me atormenta y me quiere matar. Te necesito más que nunca.

Esas palabras terminaron de derrumbarla. Por fin alguien le decía que la necesitaba y quien más que su hermana.

¿Thanatos sería capaz de pronunciar tal significado?

Era muy seguro que no y ella estaba fantaseando con una irrealidad. Thanatos nunca la querría ni la necesitaría como su hermana. La había lastimado a ella y a otros por su necedad de sentirse feliz, aunque sea un momento, a lado de alguien que no vería jamás como una mujer sino como la hija de Hades. Si Thanatos la besó era porque estaba fingiendo ser alguien más.

¿La besaría a ella en verdad?

Claro que no.

¿Por qué seguir aferrándose por algo inalcanzable?

—Está bien hermanita...nunca te abandonaré. Jamás lo haré.

Melínoe soltó un suspiro y Caria terminó por abrazarla con cuidado. A espaldas de ella, el rostro de Melínoe estaba airoso y con una sonrisa tan cargada de malicia como el corazón de Caria estaba cargado de amor hacia Thanatos. Deslizó su mirada hacia una esquina de los aposentos donde se encontraba una daga con la punta llena de sangre.

Ella misma se había hecho daño. Se hizo las heridas teniendo la astucia de que lucieran profundas y atormentaran la débil mente de su hermana. Lo había conseguido.

Sonrió ante el logro que obtuvo.
Sólo le faltaba ser paciente y medir todos sus pasos para pasar al siguiente bloque de su plan.

Por el momento, Caria estaba bajo su control.

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¡¡HOLA!! ¿Cómo les va? Antes que nada quiero decir algo...

¡¿Pero qué está pasando aquí Doctor García?!

Se ha revelado un punto que nos dejó tan desconcertados como lo está Thanatos. ¿Será que sus sentimientos por Alessandra son reales o son sólo un reflejo de lo que quiso sentir?

Esto está igual de enredado que resolver una raíz cúbica a la quinta potencia!!! (Un poco de humor para que me perdonen por la tardanza :D)

El capítulo no fue tan largo pero nos dejó con varias dudas, mal sabor de boca y un buen apretón de puños. ¿Apoco no?

¿Qué diablos pasa con Melínoe? Caria no sería capaz de creerle y hacerle caso...¿O sí? Porque vaya que fue convincente la joven diosa.

LECTORES: ¡Pero si tu nos prometiste una historia de romance! ¡¿Dónde está el romance?! ¿Y la pasión?...

Calma calma...se supone que ese debía ser un capítulo especial pero debido a que hubo empate de votos sobre si era un capítulo especial de Thanatos o uno normal, pues aquí lo tienen....esperando que les haya gustado y terminando de escribir la continuación para publicarla entre mañana o el domingo.

Por cierto...¿Qué opinan de Garena y Melanie? Apuesto que no adivinan el papel que desempeñarán.

¡Que comiencen las apuestas!

Nos vemos muy pronto y no olviden votar y comentar que les ha parecido el capítulo, todo esto me ayuda a mejorar en los siguientes y a inspirarme para actualizar más rápido :D

Gracias por todo!!

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