Capítulo 8
Sus ojos comenzaron a abrirse muy despacio, se había quedado dormida sin darse cuenta. Se talló los ojos tratando de comprender la realidad y no fue tan difícil lograrlo, a su lado estaba Thanatos quien volvió a observarla cuando comenzó a moverse. Su mirada era muy cálida y abrazaba todos los sentidos de Macaria. Ella, sin querer, le sonrió y se fijó en sus labios...recordar cuando se besaron se le comprimía el estómago con un sinfín de emociones increíbles que apenas recordaba que estaban ya en el bus de regreso a Vicenza.
Thanatos recargó su cabeza en el respaldo y se inclinó hacia ella acariciando con su nariz su frente. Caria se perdió en su mirada apenas visible por la oscuridad y rodeó su pecho con su brazo logrando abrazarlo. Él tomó con sus dedos la delgada barbilla de Caria levantándola y besándola de nuevo con la misma delicadeza que antes, esta vez Caria era más consciente de cómo corresponderle. Su corazón palpitaba cada vez con más fuerza y el consentimiento del tiempo desapareció; si todo aquello era un sueño, esperaba nunca despertar de él.
Una hora después...
Ambos bajaban del bus, Thanatos las tomó de la mano y juntos fueron caminando al mismo tiempo donde habían iniciado su viaje. Fue difícil para Caria despejar todas sus emociones para rememorar lo que ahora debía hacer; regresar a los Elíseos. Su sonrisa se borró inmediatamente mientras regresaba a la realidad, no podía quedarse aunque eso fuera lo único que quería en ese momento. Caria se detuvo y se puso frente a él intentando reunir todo el valor posible para despedirse, al menos por ahora.
—Hemos regresado—Dijo Thanatos cortando el silencio.
—Y yo debo irme—Dijo con nostalgia.
—Te acompañaré hasta tu casa—Se ofreció.
—Gracias pero no...es tarde y puede ocurrirte algo—Aunque su intención inicial fue una excusa para poder regresar a los Elíseos sin que él se diera cuenta, para Thanatos fue un gesto lindo de su parte.
—Sinceramente, es más probable que te suceda algo a ti que no conoces este lugar que a mí.
—En eso tienes razón pero aun tengo que caminar mucho para llegar a casa y tú debes estar cansado—Thanatos enarcó una ceja.
—¿No dijiste que te hospedabas ahí? —Señaló un complejo a una calle de ahí.
—S-Sí...estoy exagerando—Rio avergonzada porque había olvidado que le dijo a Thanatos donde vivía supuestamente. Mordió sus labios, era mejor no decir nada o empeoraría todo. —No está nada lejos, no correré peligro en llegar.
Thanatos asintió con poco convencimiento y con una actitud más seria pero con una mirada sensible que fácilmente ocultó desviándola otro lado.
—Alessandra...¿Aún sigues con la idea de marcharte?
—Yo...tengo que hacerlo.
—¿Cuándo te irás? —Preguntó con resignación.
—Tal vez hoy o quizás mañana— Tomó aire. —Por ahora sí.
Thanatos se acercó a ella abrazándola.
—Volvamos a vernos mañana, por favor.
—Pero...—Caria no dijo nada más.
—Quiero que me digas dos cosas...¿Podemos vernos mañana antes de que te vayas? —Tomó su mano de nuevo con más fuerza.—¿Volveremos a vernos?
Caria estuvo a punto de abrazarlo pero eso podría complicar su regreso. Thanatos estaba muy interesado en que se quedara y en volverla a ver. ¿Estaba sintiendo lo mismo que ella? Había dado un enorme paso con Thanatos y apartarse de él por completo ya no era una opción; su corazón le exigía estar con él.
—Sí es así, entonces no me iré—Su respuesta tornó una sonrisa en el rostro de Thanatos. —Seguiremos viéndonos.
—Espero no me mientas.
—No...—Palideció un poco. —Si me fuera y regresara diferente...¿Aún así quisieras estar conmigo?
—No puedo creer que me preguntes eso—Dijo riendo. —Por alguna razón no quiero que te vayas. ¿No lo crees?
—Sí pero...¿Y si mañana me ves diferente? ¿Cambiará algo?
Caria le estaba haciendo unas preguntas que fueron raras para Thanatos y que reflejaban inseguridad.
—Sueles ser misteriosa.
—Es sólo una suposición—Continuó con curiosidad. Thanatos seguía con el semblante relajado.
—No cambiará en nada, aunque estés diferente...aunque parezcas otra...yo te voy a reconocer.
Con esas palabras, ella sintió un gran alivio y de nuevo la felicidad emergió en sus ojos. Thanatos nunca se había apegado tanto a una humana desde que llegó a la Tierra y a tan solo dos días de conocerla sentía que estaba completo. Quería conocerla más. Thanatos ya empezaba a sentir cosas por Alessandra...quería estar cerca de ella porque le hacía feliz y descubría a alguien que no creía que existía en él...además, si permanecía más tiempo a su lado podría olvidar lo que le hacía daño...
—Espero que no cambies de parecer mañana.
—¿Entonces ya es un hecho que no te irás?
—No...como dije, nos seguiremos viendo—Con todo lo que pasó ese día, los riegos eran minúsculos, ya se las arreglaría con su hermana y con Ralen, esperaba que la situación no empeorara en ese gran momento de alegría.
—Bueno, nos vemos mañana aquí mismo. ¿De acuerdo?
—Sí, aquí mismo.
Thanatos se acercó a ella y le besó fugazmente pero dejando comprimida la sensación de sus labios. Caria aún no se acostumbraba pero no le disgustaba en absoluto. Ambos se despidieron, Caria caminó hacia el complejo cerciorándose que Thanatos siguiera su camino para poder marcharse, desafortunadamente, él estaba de pie esperando que ella entrara. Nerviosa ante la situación, siguió avanzando hasta ingresar al lugar y se escondió detrás de una pared esperando hasta que él se marchara. Al cabo de algunos minutos, Thanatos dio media vuelta y se fue. Caria suspiró largamente y quiso tirarse al piso para analizar todo lo que le pasaba por la cabeza paso a paso. Sin embargo, era momento de irse, Melínoe no estaría tranquila de no haberla visto regresar antes del anochecer.
Momentos después...
Macaria recién llegaba a los Elíseos y más precisamente a su habitación. Todo estaba oscuro ahí dentro como ya suponía pero algo curiosamente llamó su atención; la puerta estaba abierta y una luz tenue se asomaba. Ella se deshizo de su apariencia artificial rápidamente, dejó los libros sobre su cama y aceleró el paso hacia la puerta. Asomó su cabeza y no vio a nadie pero un candelabro estaba encendido en medio del pasillo, cerca de la habitación de Melínoe. Caria frunció el ceño y salió de la habitación en dirección a la luz, se puso de cuclillas y observó la cera, está recién había sido encendida.
—¡Caria! —Ella se levantó de un brinco por el susto y se giró a ver quien la había espantado con tan estruendoso grito. Ralen al verla dio zancadas por el pasillo, la tomó de los brazos y no se limitó con su molestia y preocupación. —¡Llevo buscándote por horas! ¡¿Dónde estabas?! —Exigió saber.
Macaria estaba presenciando la primera vez a Ralen enfadado, podría ser muy exagerado y muy apegado a su deber pero no era nada común verlo de esa manera.
—Yo...déjame explicarte...—Dijo a modo de rendición ya que no tenía una excusa planeada y conociéndolo, ya la habría buscado en todos los Elíseos. ¿Qué podría inventar?
—¡¿Dónde estabas?! ¡Creí que algo te había pasado a ti también!
—¿A mí también? ¿De qué...?—Caria no terminó de preguntar, el agarre efusivo le comenzaba a lastimar. —Ralen, suéltame...me duele.
Ariadna regresó al pasillo al escuchar los gritos con un vaso de agua, se acercó a ambos y con una mano intentó apartar a Ralen.
—Ralen ya basta...te ha pedido que la sueltes —Dijo Ariadna con voz firme. Ralen en un momento de claridad, soltó a Caria y retrocedió un paso llevándose las manos en la cabeza y dedicándole una mirada turbia a Ariadna.
—¿De dónde vienes? No debías abandonar el pasillo—Reclamó. Ariadna frunció el ceño.
—Fui por un poco de agua, te estaba esperando para que me suplieras un momento pero no aparecías—Ralen negó con la cabeza, realmente estaba alterado. —Voy a ver si con tus gritos no despertaste a Melínoe.
—No Ariadna...no vayas—Suplicó Macaria, ella era de las pocas que sabía que no se debía entrar a la habitación de su hermana por la noche.
—Debo verla, quizás se sienta mejor—Dijo acercándose a la puerta.
Caria sobaba sus brazos observando los de par en par con temor, algo estaba pasando que ella desconocía. Antes de que pudiera preguntar, Ralen volvió a invadirla con preguntas.
—¿No piensas responder? ¿Dónde estuviste mientras todo sucedió?
—¿Qué sucedió? —Preguntó sin poder resguardar más su preocupación.
Afortunada o desafortunadamente, Hypnos apareció a los pocos segundos frente a ellos impidiendo que Caria pudiera responder las preguntas del desesperado Ralen. El dios observó a los tres presentes y al final se interesó en Macaria.
—¿Estás bien? —Caria asintió lentamente y bajando la mirada, era imposible no recordar a Thanatos al verlo y era consciente que él era más perceptivo y no tardaría en darse cuenta de su osadía.
—Aparentemente sí pero aún tiene algo que explicar—Dijo Ralen cruzado de brazos y mirando duramente a Caria.
—Cállate Ralen, creo que Melínoe nos ha llamado—Dijo Ariadna acercando el rostro a la puerta y escuchó de nuevo el llamado de Melínoe.
Hypnos se acercó a ella y abrió la puerta lentamente, Macaria temía que Melínoe se abalanzara hacia ellos como aquella vez pero eso no sucedió a pesar de que tardaron en entrar a la habitación. Una vez que todos se asomaron al interior de la habitación, vieron que Melínoe estaba sentada sobre la cama, observándolos. Ariadna percibió cierto escalofrío al verla. Caria no creía posible que su hermana estuviera tranquila y permitiera pasar a alguien a esa hora. Hypnos sin temor se acercó a ella, podía visualizar el ligero brillo de su mirada. Ariadna entró a la habitación con el candelabro en la mano y todos podían observar mejor a Melínoe.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó el dios.
—Bien...me desperté con tanto ruido.
Ariadna le dedicó una mirada directa a Ralen acusándolo por ello.
—Lamentamos haberte despertado, ahora te dejaremos descansar, mañana te sentirás mejor—Melínoe asintió secamente.
—Eso espero, no quisiera que nadie me interrumpiera de nuevo.
—No pasara ni siquiera por mi parte—Continuó Hypnos. —Sin embargo, sus padres vendrán a verla.
—No—Dijo determinante. —No deben saberlo, sólo ustedes.
—Melínoe, es mi deber informárselos—Dijo Hypnos con la misma firmeza.
—Y yo dije que no...de lo contrario todo estarían en problemas por nada—Amenazó disimuladamente. —Decirles lo sucedido los alertaría cuando ni siquiera hay una razón poderosa...simplemente me pegué, soy muy torpe, hasta yo me avergüenzo por ello.
—Está bien, mañana podremos hablar con más calma—Concluyó la conversación Hypnos.
—Sólo me gustaría hablar un momento con mi hermana...a solas—Pidió Melínoe sin apartar la vista de Caria. Hypnos asintió e indicó a los demás que debían salir enseguida.
—Yo no le creo—Dijo Ralen una vez afuera. —Tiene dos golpes en la cabeza. ¿Cómo pudo haberse pegado por accidente?
—No es momento de réplicas...a pesar de que me cuesta creerlo también. ¿Buscaron por toda la zona?
—Sí, las ninfas no vieron a nadie—Respondió Ariadna.
—Entonces, si es así y si Melínoe dice que fue un accidente, no hay de qué preocuparnos pero sí deben ser más cuidadosos—Indicó Hypnos. —Mañana hablaremos mejor de esto—Terminó y desapareció.
Dentro de la habitación, Macaria no entendía mucho de lo que estaban hablando y sabía que la única que podía aclarárselo era la misma Melínoe pero había que dejarla sola.
—¿Qué es lo que te pasó Melínoe? —Preguntó por fin Caria.
—Me golpee con la pared, resbalé y desafortunadamente mi cabeza lo resintió—Generalizó.
—¿Pero ya estás bien?
—Si soy sincera contigo...me duele mucho—Dijo mostrando dolor en su rostro y poniendo ligeramente su mano sobre uno de los golpes.
—No debiste negárselo a los demás, quizás Hypnos tenga razón y nuestros padres deban enterarse.
—Por favor, tú tampoco de unas...sólo es cuestión de reposo y ya—Caria estaba confundida. Estaba preocupada por Melínoe pero le intrigaba verla muy normal a esas horas cuando se suponía nadie debía toparse con ella por considerarla un peligro por razones desconocidas. — ¿Hay algo que te distrae ahora?
—Un poco—Confesó. —Es que nunca hablamos a estas horas, siempre te quedas encerrada y ahora...
—Sí, es raro pero...creo que fue lo bueno de haberme pegado—Fingió emotividad. —Ahora puedo disfrutar de la noche sin tener que esconderme aquí. ¿No lo crees?
Caria no prestó atención al doble significado que le estaba dando Melínoe a su confesión y era difícil que lo hiciera porque desconocía la raíz de su comportamiento y sobre todo sus intenciones.
—No digas eso, el golpe pudo haber sido peor...—Melínoe frunció el ceño, ya había calado el punto débil de su hermana.
—¿No te alegras por mí?
—Claro que me alegro por ti Melínoe—Respondió vacilante.
—No lo parece.
—Sí lo estoy, sólo que esto es nuevo, necesito procesarlo.
—Lo entiendo...lo entiendo, cambiemos un poco el tema. ¿Te parece? —Suavizó más su voz y se acomodó sobre la cama. —¿Cómo estuvo tu día? —Dibujó una sonrisa falsa.
Caria por fin podría hablar de lo bien que se había divertido y de los hermosos momentos que pasó a lado de Thanatos, pero...sentía que si se lo contaba todo ahora le estaba restando importancia a lo acontecido con Melínoe así que prefirió guardarse la mayor parte de sus emociones y contarle una versión breve.
—Fue...inimaginable, lo que menos creí que pudiera pasar...conocí a un Thanatos diferente y se portó conmigo muy bien, paseamos y perdí la noción del tiempo—Caria limitó sus emociones en el verbo sin embargo Melínoe pudo apreciar el brillo en sus ojos por contener sus sentimientos, algo que no le gustó para nada.
—Entonces...¿Lo podemos resumir a que fue el mejor día de tu vida?
Caria asintió poco a poco sonriendo lo más disimulado que pudo.
—Sí lo fue, fue el mejor.
—Me alegro, al menos una aquí tuvo un gran día—Lanzó la pedrada inquietando de nuevo a Caria. —Yo en cambio, te estuve cubriendo para que pudieras tener buenos momentos con Thanatos...mientras yo me exponía a ser descubierta y a tener accidentes como estos.
—Lo siento Melínoe, nunca me lo imaginé, no pensé que tú estuvieras mal—Caria trató de dominar el enfado latente de Melínoe.
—No hay problema, ya me estoy acostumbrando—Respiró hondo y exhaló. —Es sólo el dolor hermana, hace que la intensidad de mis emociones se disparen—Melínoe hizo varios gestos que marcaban un dolor interno y para cuando miró fijamente a Caria, estos ya estaban llorosos. —Tengo miedo Caria...no quería decírselo a nadie para que no incrementaran los problemas pero esto ya es más grande de lo que puedo soportar—Estiró su mano y tomó la de Caria. —Fue un golpe muy fuerte el que me hice, no comprendo por qué estoy hablando contigo a estas horas y estoy feliz por ello...pero no sé si esto sea permanente o sólo por una noche. No recuerdo lo que pasó después del golpe pero sé que esto no habría pasado si hubieras estado aquí para ayudarme.
Caria sintió una presión en la garganta, era imposible no sentir culpa ni remordimiento por lo que le pasó a Melínoe mientras ella estaba disfrutando en la Tierra.
—Melínoe...no sigas llorando, por favor.
—Lloro porque todo lo que pasó sirvió para algo bueno, tu estuviste siendo feliz y yo...puedo hablar contigo ahora pero algo sí quiero que sepas...no quiero seguir arriesgándome...tengo miedo de que pueda pasarme algo peor mientras tú no estás aquí.
—No Melínoe, no digas esas cosas, si siquiera las pienses.
Melínoe vio a su hermana y rio por dentro, Caria estaba por llorar gracias a la incentivación de la culpa. La menor la apartó y volvió a llevarse las manos a la cabeza.
—Me está doliendo más la cabeza, sino te importa Caria...quisiera volver a dormir.
Caria pasó sus dedos por debajo de sus ojos y asintió. Melínoe se volvió a recostar y Caria, en pasos lentos, caminó hasta la salida. No quería dejar así a su hermana pero comprendía su situación, era mejor hablar mañana que estuviera más tranquila.
Antes de estar afuera, Caria creyó que las discusiones habían terminado pero no, ahí estaba Ralen esperándola y por su aspecto, no iban a terminar de la mejor manera.
—Están pasando cosas muy raras aquí—Mencionó Ralen y enseguida observó largamente a Macaria. —O tal vez sea sólo una secuencia de secretos.
—¿Qué quieres decir Ralen? — Preguntó Caria un tanto fastidiada por su actitud.
—A que tú desapareces y Melínoe se golpea "accidentalmente". ¿Continúo o ya me dirás en dónde estabas?
—Ralen, sé que necesitas explicaciones pero no es el momento—Dijo queriendo bloquear el punto de discusión.
—Yo necesito saberlas ahora.
—¿Por qué te pones de esa manera? Por favor Ralen, hablemos mañana todo lo que tú quieras pero déjame ir por ahora, no me siento bien.
—Las explicaciones no me sirven para mañana y yo tampoco me siento bien, así que entre más rápido me digas las cosas, pronto nos iremos—Insistió el joven.
—¿Nunca dejas de ser tan pesado? —Preguntó Melínoe quien se paró bajo el marco de la puerta, nadie la esperaba interviniendo.
—Sólo quiero saber dónde estuvo durante horas—Ralen se defendió.
—Mi hermana no se sentía muy bien y salió a dar una vuelta para despejar la mente, así que se fue al Inframundo.
—¿Al Inframundo? —Preguntó conmocionado. Melínoe volcó los ojos y alzó los hombros.
—¿Dónde más? Estar aquí es agobiante con tantos merodeos y cuestionamientos entrometidos—Sus palabras poseían un filo liviano para Ralen quien entendió perfectamente a quien iba dirigido ese mensaje.
Caria no dijo nada, sólo alcanzó a negar un poco con la cabeza, aunque sí consideraba que Ralen era muy dedicado y extremista con su puesto, tampoco pensaba todo eso que Melínoe le dijo; incluso a ella le habían dolido aquellas palabras y era evidente que Ralen las absorbió.
—Hago mi trabajo—Dijo más calmo.
—Descansa un poco de ello y todos estaremos bien...espero que por fin dejes de preguntar y nos dejes descansar—Terminó Melínoe muy cortante.
—Te ayudo a recostarte—Dijo Ariadna acompañando a Melínoe al interior de la habitación.
Caria humedeció sus labios una vez que se quedaron solos en el pasillo. Miraba de reojo a Ralen y sintió pena por él.
—Ralen...yo lo...
—Lamento incomodarlas, no es mi intención pero es mi trabajo—Dijo Ralen impidiendo que Caria se disculpara con él. Su mirada miel se quedó sobre Caria. —No creo que Melínoe se haya golpeado por descuido ni tampoco que tu hayas estado en el Inframundo esta tarde...si ustedes no dicen la verdad, tarde o temprano saldrá a la luz.
—Estoy bien Ralen. ¿No lo puedes comprender?
—Lo veo y lo que no puedo comprender es tu afán por ser tan egoísta—Caria quedó perpleja por la acusación de Ralen.
—¿Egoísta? —Repitió, no era la primera vez que la denominaban así, Melínoe ya lo había hecho.
—Sí, sólo piensas en ti...Thanatos se fue y es en lo único que piensas—Comenzó a decir mientras se acercaba más a ella. Caria le sostuvo la mirada con fuerza y movía los labios constantemente ante las verdades que estaba por escuchar. — Te fuiste de aquí porque no te sentías bien mientras tu hermana estaba inconsciente, me preocupo por ti y no te importa...Melínoe te defiende y no dices nada. ¿Qué más sigue para que te des cuenta?
Caria sentía ardor en sus ojos y en el estómago, había escuchado la verdad por parte de Ralen y le dolió. Desde que habló con Melínoe en el Inframundo y desde que hizo ese trato con Hécate se propuso dejar de ser egoísta y encontrar un equilibrio, pensó que lo estaba logrando y era todo lo contrario. Ralen sólo mencionó los puntos que sabía pero eran más como no utilizar adecuadamente la ayuda de Hécate para disculparse con Thanatos y hacerlo creer que era alguien más porque esos momentos le hacían feliz a ella. Su relación con su hermana se deterioró al igual que con la de su padre Hades, mentía para estar con Thanatos y le mentía a él, era injusta con Ralen por juzgarlo cuando sólo buscaba su bienestar. Permanecer en silencio y trazar cada una de las cosas que ha hecho mal sólo la hizo decepcionarse de sí misma. Estaba exponiendo a su hermana y ese día conoció una de las consecuencias que no había sido grave y no deseaba que empeorara. Ver llorar a su hermana por su culpa le daba la razón a Ralen, ella era más egoísta de lo que había imaginado. Sus ojos brillaban ante la impotencia por no lograr hacer feliz a nadie.
Ralen la observó sin decir más en todo ese rato y se percató del daño que ocasionaron en Caria. Le había dicho lo que pensaba, lo que creía y lo que había analizado y aunque fuera verdad, no le gustaba verla abatida.
Ariadna salió de la habitación notando la tensión entre los dos.
—Lo siento Ralen...de verdad—Dijo Caria con voz quebrada. Caria asintió bajando la mirada y fue hacia su habitación. — Ralen pasó una mano detrás de su cabeza despeinando sus cabellos dorados mientras el remordimiento lo rodeaba.
—¿Qué le dijiste?
—Tonterías...puras tonterías.
***
Vicenza, Italia
Thanatos estaba recargado sobre el borde de un balcón mirando las estrellas mientras su mente viajaba en los recuerdos de cuando vivía en el Inframundo. Analizaba largamente su vida y en qué momento todo comenzó a cambiar. La confianza en sí mismo, esa seguridad y sorna que lo caracterizaba se desmoronaron por completo, sólo quedaban migajas de lo que era. Deseaba volver a ser el mismo pero era algo imposible con tanto tiempo acumulado. No podía ser el mismo pero formaría a alguien distinto que poseyera una fuerza interior que fuera más allá de la arrogancia y estaba seguro que podría conseguirlo si se enfocaba en una razón...en un motivo para ser mejor.
Ese día había sido para Thanatos el mejor de toda su existencia, su pudiera cambiar cada año de su vida por disfrutar de más momentos así, lo haría sin pensarlo, de todas maneras él ya no se consideraba un dios. Su pasado le hacía daño, darle más vueltas al asunto y recordar sus sueños frustrados era insano, era mejor que se desprendiera de todo lo que lo ataba al recuerdo y volver a comenzar. Desde hace tiempo quiso hacerlo, más específicamente desde que llegó a la Tierra pero no reunió todo el valor ni la voluntad de hacerlo...hasta ese día. Alessandra cambió algo en él y que le marcó en lo más profundo de su alma; ella era esa razón para ser mejor. Su mente empezó a fantasear con la felicidad que sentía. Hacerla feliz con cada detalle que se le ocurriera y notar cada mirada de asombro satisfacía su corazón porque lo hacía sentir que era el primero en regalarle un motivo de alegría en cada uno de ellos. Cuando escuchó que se iba, en verdad que sintió un escalofrío en el cuerpo. No quería apartarse de lo que lo hacía feliz ni tampoco perder la oportunidad de ser él quien fuera especial para ella.
Ahora dormir no era relevante, la ansiedad lo estaba dejando despierto imaginando un futuro que quería vivir...ni siquiera estaba notando que tenía una sonrisa dibujada permanentemente en su rostro.
Mientras su mente volaba, la realidad seguía su rumbo.
Una chica recién llegó a la terraza a relajarse y seguir escuchando su música pero detuvo su paso en seco cuando vio a Thanatos ahí...de nuevo. Ella puso los ojos en blanco e inmediatamente dio la vuelta y bajó los escalones, no tenía otra opción así que debía regresar a su departamento. Abrió la puerta y entró dejando su mochila en suelo. Una mujer de mayor edad se levantó del sofá y se fue acercando a la joven con los brazos cruzados; claramente no estaba muy contenta.
—¿Dónde estabas? —Preguntó la mujer, la joven la vio y señaló su oído indicándole que no la estaba escuchando. La mujer le quitó los cascos de la cabeza. —Tú y tu manía de usar estas cosas con el volumen alto. ¿Dónde estabas?
—Salí a dar una vuelta como de costumbre... —Dijo desinteresadamente. La mujer le entregó los cascos y luego tomó uno de los mechones rojos de la chica.
—¿Te has pintado el cabello de nuevo?... —Preguntó viendo todas las puntas teñidas del cabello y algo en su rostro la hizo casi irse de espaldas. —¡¿Te has perforado de nuevo?!
—Sí, ya era necesario—Dijo con una sonrisa forzada en su rostro.
—Con esa apariencia sólo logras que las personas se alejen de ti...así no tendrás novios—La chica cerró los ojos con hastío.
—Sólo hay dos cosas que me importan en la vida...mi apariencia y la música—Fue avanzando por el interior del departamento para llegar a su recámara.
—Ni se te ocurra poner esa música del demonio a estas horas—Advirtió con su mano firme.
—Yo tenía toda la intención de irme un rato a la terraza pero esta ese hombre raro del departamento de arriba sonriendo como loco, si yo te doy miedo, deberías verlo a él ahora mismo—Propuso siguiendo su camino.
—Garena estoy hablando en serio...deberías dormir ahora mismo, recuerda que a partir de mañana tendrás que ir a ayudar a tu nonna en el trabajo.
La chica puso una mano en su frente, había olvidado la terrible pesadilla que le tocaba enfrentar; el trabajo.
—Creí que estabas bromeando.
—No, para nada...ya estás en edad de saber lo que es la responsabilidad, es más, te has tardado en conocerla, tal vez eso necesitas para que cambies. Mañana comienzas a ayudarle a tu nonna o ve buscando otro lugar donde puedas dormir.
Garena apretó los dientes, odiaba ser amenazada y no tener cómo defenderse.
***
Elíseos
Al día siguiente...
Caria apenas y descansó, varias emociones encontradas en la noche le quitaron el sueño, tenía tantas cosas que acomodar en su vida que no sabía ni por donde comenzar, quizás una serie de disculpas sea lo principal aunque no pudiera reparar por completo la situación. Dio varias vueltas por lo ancho de su habitación para reunir todo el valor posible antes de salir de allí, fue hacia la sala de descanso y tomó su diario el cual parecía estar intacto y lo estrechó contra su cuerpo, lo mejor era esconderlo en otra parte o podrían enterarse de todo lo que sentía además de que así seguiría el consejo que le dio Perséfone:
"Si vas a escribir algo, recuerda que ese será tu único secreto ante todos"
Para ser algo personal lo tenía muy en cuenta y era válido, ella no deseaba que alguien más leyera lo que venía escrito allí, mucho menos Hades pero su madre le aconsejó aquello como si se basara en una experiencia propia que Caria no conocía.
—Hola Caria—Caria giró hacia su espalda y vio a Ralen quien lucía avergonzado.
—Hola Ralen—Saludó con cortesía, Ralen pasó una mano por detrás de su cabeza.
—Escucha yo debo disculparme por lo que pasó anoche, no fui un caballero contigo y estaba casi enloquecido...estoy realmente avergonzado contigo, perdóname por favor.
—No Ralen, yo no tengo que perdonarte sino todo lo contrario, yo soy quien debe disculparse contigo...todo lo que dijo Melínoe ayer sobre ti no lo pienso pero debes aceptar que te dejas llevar por tus nervios y te vuelves impulsivo.
—Lo lamento, no es apropósito...me preocupo mucho por ustedes y enloquecí cuando no te encontré por ningún lado, llegué a pensar lo peor.
Caria sonrió por la sinceridad de sus palabras y puso una mano sobre su brazo.
—Gracias Ralen por cuidar de nosotras con tanto apego—Ralen observó la mano de Caria sobre su brazo, aquel simple tacto le removió algunas cosas que creía haber puesto en su lugar. —Te propongo un trato...por mi parte, me comportaré y seguiré todas las normas de seguridad que nos quieras imponer pero tú debes prometer que controlarás tus emociones. ¿De acuerdo?
—S-Sí...de acuerdo, voy a controlarme—A Caria le dio mucho gusto escucharlo y apartó su mano de él, ella era completamente ajena a lo que Ralen sentía.
—¿Has ido a ver a Melínoe?
—No...recién iba a ver cómo estaba—Dijo tratando de disimular.
—Iré a verla, tengo que hablar con ella sobre lo que pasó—Ralen asintió e hizo una reverencia mientras Macaria caminaba a un lado suyo.
Melínoe despertó hace unos minutos y tuvo un intenso dolor de cabeza a lo cual no tenía respuesta. No tenía idea de porqué le dolía tanto y era complicado asociar el último acontecimiento ocurrido; tenía la impresión de que había olvidado más cosas que de costumbre.
Macaria abrió la puerta y vio a Melínoe con semblante de dolor y aspereza a causa del dolor de los golpes.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó Caria mientras se acercaba a la cama.
—Horrible, como si me hubiera caído de cabeza cientos de veces...¿Qué me pasó? —Caria se sorprendió por la pregunta.
—Dijiste que te habías golpeado la cabeza contra la pared.
—¿Y dije eso? —Frunció el ceño.
—Sí, en la noche.
Melínoe abrió los ojos de golpe con gran sorpresa al igual que su boca, aquello era imposible.
—No, yo no pude haber dicho eso y mucho menos en la noche, tú sabes bien que eso no puede ser posible.
—Lo sé pero eso ocurrió. ¿En verdad no te acuerdas?
Ella negó, su mente estaba en blanco e intentar recordar hacía que su cabeza le punzara más como si esta fuera a explotar.
—No recuerdo nada y ahora no puedo intentar recordar.
—No te esfuerces Melínoe, quizás sean secuelas momentáneas debido al golpe, seguro que cuando te sientas mejor podrás recordarlo todo—Trató de ser optimista pero Melínoe no estaba segura de ello, la sensación era extraña y amarga.
—¿Cómo te fue ayer? ¿Pudiste hablar con Thanatos?
Caria no se atrevió a decirle que de eso también habían hablado ayer, si lo hacía, se alarmaría por no poder recordarlo sin embargo, su actitud era más relajada que en la noche; era la Melínoe que conocía.
—Fue hermoso Melínoe, pasaron cosas increíbles y por primera vez sentí realmente lo que era flotar...conocí una parte de Thanatos que jamás creí conocer—Dijo con alegría, una que era opacada con la nostalgia. —Pero esa sensación y esos momentos nunca más van a repetirse.
—¿Cómo? ¿Por qué? ¿Le dijiste la verdad?
—No pude, decirle es superior a mis fuerzas...fui una cobarde.
—Entonces...¿Por qué lo dices?
—Porque él no quiere regresar, eso ya me lo dejó en claro...—Suspiró y alzó la mirada. —Y porque yo ya no iré a buscarlo más, no es justo que le siga mintiendo sólo porque a mí me hace feliz y sé que si lo veo no seré capaz de eso.
Melínoe se dio cuenta del verdadero esfuerzo que implicaba para Caria haber tomado esa decisión, esperaba que su tristeza no fuera por mucho tiempo.
—¿Y ahora qué harás?
—Seguir adelante, estar contigo y pasar tiempo como antes...no quiero que vuelvas a lastimarte o arriesgarte por mi culpa, no volveré a exponerte.
—No estás hablando en serio—Dijo con cierta incredulidad.
—Claro que sí, toda la noche estuve pensando para encontrar la mejor decisión y es la que te acabo de decir.
—Te lo agradezco, ya extrañaba pasar tiempo juntas como antes aunque entenderé que necesitarás tiempo para eliminar esa tristeza que tienes—Caria le sonrió y le tomó la mano a Melínoe, era reconfortante. —¿Y cómo te despediste de Thanatos?
—No lo hice, él quería verme hoy pero no puedo ir...de cualquier manera, no creo que me esté esperando.
Melínoe sonrió de lado y prefirió cambiar de tema, aquel asunto de Thanatos le dolía a su hermana y era lo que menos quería que pasara, no le gustaba ver mal a Caria y admiraba la decisión que había tomado.
***
Vicenza, Italia
Thanatos estaba impaciente esperando ver a Alessandra una vez más. La noche le había servido para imaginar, para marcar un nuevo comienzo donde ella era partícipe. La ansiedad lo hicieron salir horas antes del departamento para llegar a su encuentro, incluso se paraba frente al complejo donde ella se alojaba sólo para verla salir de allí con una enorme y hermosa sonrisa en su rostro.
Thanatos estaba muy emocionado y completamente seguro de su decisión, sólo esperaba que todo saliera como él había imaginado bajo las estrellas.
********************************************************************
¡Oh por dios!
¡Estoy inspirada! >o<!!!
¿Se dan cuenta que he estado actualizando una vez por semana? ¡Esto es un milagro!
Dejando la emoción a un lado, creo que se han dado cuenta de lo que está por venirse en el siguiente capítulo (el cual voy a escribir hoy mismo aprovechando la inspiración y quizás esté listo en esta misma semana). Sentí tristeza por Thanatos quien ya está súper ilusionado con el amor y Caria que no tiene ni idea y ha tomado otra decisión para combatir con su egoísmo.
¿Ustedes creen que en verdad Caria sea egoísta?
¿Consideran que Ralen hace lo correcto o exagera un poco?
¿Qué opinan de Melínoe?
No olviden dejar su comentario :)
Quiero leerlos y mientras tanto, seguiré con la continuación del siguiente capítulo.
Espero terminar en esta semana el siguiente capítulo antes de que empiece de nuevo la Universidad (ay no ToT)
¡Abrazos y besos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top