Capítulo 4
Melínoe se encontraba en el gran comedor del Inframundo completamente sola. Era temprano y no tenía mucho tiempo que se había levantado. Ayer estaba divirtiéndose con Ariadna mientras recorrían el castillo hasta que empezó con los mismos dolores de cabeza, llegó a la habitación justo a tiempo. Se había recostado en la cama y su almohada la colocó sobre su cabeza, siempre hacía lo mismo esperando que el dolor terminara pero nunca fue efectivo sin embargo, esto se convirtió en un hábito hasta que su mente se ponía en oscuridad total y sólo volvía a tomar brillo cuando despertaba; nunca era consciente de lo que pasaba mientras dormía ni en qué momento caía rendida ante el sueño...quizás. Muchas veces se ha preguntado qué es lo que ha soñado pero no podía recordar ni eso, para ella, estos episodios no sucedían. Escuchaba a las ninfas murmurar alegres sobre lo que habían soñado, eran muy comunes estas conversaciones entre ellas y era inevitable no sentir algo de envidia.
Ahora ella estaba bebiendo un poco de té y unos panecillos que le había llevado Pandora hace un rato los cuales degustaba amistosamente. Melínoe daba mordiscos al pan al mismo tiempo que observaba la habitación tan grande y solitaria. Sentía algo de nostalgia, sus padres salieron de la habitación temprano para hacer un recorrido rutinario por el Inframundo, los espectros ya se encontraban en horas de trabajo y era casi imposible que alguno la acompañara y Macaria...la extrañaba realmente pero ella se había refugiado en la distancia y en el recuerdo de Thanatos como para prestarle importancia. Ante el sentimiento que la consumía, se le cruzó por la mente el pensamiento de que quizás su destino sea quedar varada en la soledad. Nadie confiaba en ella en el sentido de que no podía progresar en el desarrollo de sus poderes aún después de lo que le dijo Hécate el día anterior. Sólo era una diosa de nombre pero no representaba nada y eso la hacía sentirse inferior e impotente.
El ruido de la puerta rechinando tomó protagonismo en la habitación. Melínoe miró hacia la entrada y vio a Hypnos sorprendido de verla ahí sola, aparentemente, él iba a relajarse ahí.
—Espero no interrumpirla—Dijo el dios. Melínoe negó casi con burla en su rostro.
—No hay algo en lo que puedas interrumpirme, como puedes apreciar, estoy sola.
—No quise decir eso señorita—Indicó a modo de disculpa. —¿Le molesta si me siento por aquí? —Melínoe volvió a negar.
—Hay demasiados asientos vacíos, no es inconveniente—Dijo comiendo otro trozo de panecillos.
Hypnos se sentó a unas cuantas sillas de distancia con ella y la observaba discretamente, la conversación que tuvieron con Hécate lo dejó intrigado y con intenciones de indagar sobre el caso. Él sospechaba que lo que pasaba con Melínoe era un tipo de maldición pero no creyó que fuera tan enserio y menos que la causante haya sido su propia abuela ante el odio que sentía por Hades hace ya tantos años. Creer que Melínoe no era inteligente por olvidarse de la mayor parte de las cosas o no memorizar suficiente información era algo atrevido e injusto, él más que nadie sabía que ella era astuta y segura de sí misma siempre y cuando no se vieran reflejadas estas debilidades, algo más tenía que pasarle. Posiblemente Deméter no tenía ni idea de lo que pasaba o tal vez fingía no hacerlo; ya no sabía qué pensar pero sí en qué iba a hacer. Melínoe tenía aquellos episodios pasada la tarde ya cuando estaba por oscurecer en la Tierra y lo que ellos igualmente consideraban la hora del descanso o la noche y una vez ella le confesó que no podía soñar ni tener pesadillas.
Melínoe sentía su mirada sobre ella. Llegó a incomodarle después de algunos minutos. Ahora que recordaba, nunca se había disculpado con él por alterarse y gritarle el día del cumpleaños de Caria.
Se mordió los labios. Sería muy conveniente que pudiera olvidar todos esos enfrentamientos. En verdad quería que así fuera.
—Te debo una disculpa —dijo Melínoe rompiendo con aquel silencio. Hypnos no entendió por qué debería disculparse y antes de preguntar, ella misma agregó más detalles—. Por mi comportamiento. Te levanté la voz ante mi frustración. No lo hago a propósito al igual que olvidar todo lo que estudio. Sé que ha pasado tiempo desde entonces pero...
Hypnos negó sin hacer ninguna otra expresión.
—Agradezco la disculpa y lo entiendo, aunque no debería.
—Pero quiero hacerlo porque eres mi maestro y yo no soy la mejor alumna que pueda estar bajo tu tutela. Simplemente soy un desastre y hago desastres.
—¿Te sucede algo? —Preguntó para cerciorarse, aunque sí estaba confundido por su confesión.
¿A qué se refería?
—Lo mismo de siempre, me pregunto si estoy perdiendo el tiempo en tratar de manifestar poderes que no tengo. Si no puedo memorizar muchas cosas es porque no tengo la capacidad de hacerlo...¿Cómo puedo llamarme una diosa si no logro memorizar correctamente algunos versos? Será mejor que te dediques solo a enseñarle a mi hermana, ella tiene más capacidades que yo.
Hypnos frunció el ceño y enarcó una ceja. ¿Era en serio? ¿Se estaba dando por vencida? No podía creerlo y efectivamente eso le molestó.
—Todos los dioses tienen que superar ciertas barreras. ¿Y te estás dando por vencida y estás juzgándote por algo que no has comprobado? No pensé que podrías ser capaz de eso.
—Estoy cansada, no progreso sino todo lo contrario, estoy retrocediendo y cada vez me desconozco a mí misma. No sé cuáles son mis poderes, no sé a qué personificación represento, no sé porque me dan esos dolores de cabeza ni porque no puedo quedarme a charlar con nadie por la noche. No tengo idea de si sueño algo porque no lo recuerdo y como siempre, termino olvidándome. Si sigo así me voy a volver loca—Confesó con ojos a punto de quebrarse, quizás si se hayan impregnado de llanto pero no fue visible porque hundió su rostro contra sus brazos y la mesa.
Hypnos tomó aliento, Melínoe tenía muchas cosas reprimidas en el interior y poco a poco salían con un filo palpable. Jamás había visto un caso parecido al de ella y era evidente que su mayor pelea era consigo misma. Melínoe podía dar lo mejor, tenía la actitud y se esforzaba por deslumbrar pero esa maldición la estaba llevando al odio propio y eso no debía ocurrir. Su misión, al igual que a Thanatos, había sido ayudarles a las hijas de Hades y Perséfone a desenvolver sus habilidades y desarrollar sus poderes por completo, ayudarlas a afrontar sus debilidades y obstáculos y aquel mal era uno de ellos. Hypnos estaba allí para ayudar a su pupila y eso iba a hacer.
—¿No recuerdas nada después de que te encierras en tu habitación con esos dolores de cabeza? —Melínoe movió la cabeza negativamente sin levantar el rostro. —No sé qué te esté pasando en ese lapso pero vamos a encontrar una respuesta.
—Es imposible, nadie me ha dado una—Apenas escuchó que le decía.
—Hay una forma de saber lo que ocurre en ese tiempo, cuando regresemos a los Elíseos, no vas a encerrarte en tu habitación sola, voy a ir yo también.
Melínoe desprendió su rostro de la madera y observó a Hypnos con ojos rojizos y alarmados.
—Eso es una locura, mis padres siempre me han dicho que no debo salir ni dejar entrar a nadie durante ese momento...aunque no me han dicho por qué.
Hypnos sabía porque, Hades se lo dijo y él fue testigo de cómo había atacado a una ninfa. Melínoe se ponía en extremo agresiva, estaba en un trance desconocido y en el que parecía tampoco reconocer lo que estaba haciendo ni a quienes pero ella no debía saber que él lo sabía porque invadirían miles de preguntas a las que no tendría respuesta. Además, si él presenciaba con sus propios ojos en qué momento su personalidad cambiaba y qué más acciones sería capaz de hacer, podía ayudarla en el momento. Era una gran estrategia pero con su debido riesgo.
—Entonces averigüémoslo, si quieres saber qué te pasa, yo puedo ayudarte...observando cómo pasa todo por sólo una ocasión, podré comprender mejor y las respuestas volarían enseguida.
Melínoe no estaba convencida, sus presentimientos sobre aquellos eran alarmantes, como si él o quien fuera, estuviera en peligro. Por otro lado, nadie más se atrevería a ofrécele la ayuda que él le está brindando, mucho menos sus padres y su hermana y, en caso de que todo saliera bien, al fin podría saber qué la está atacando.
—Presiento que no es buena idea...pero también quisiera saber qué me ocurre.
—Lo sé, entonces...¿Aceptas que te ayude? —Melínoe sonrió levemente y asintió, su mirada reflejaba agradecimiento. —No me gusta hacer esto pero es necesario, no quisiera que tus padres ni nadie se enterara de esto.
—Nadie lo sabrá, podrían venirse abajo los planes.
—Correcto, cuando regresemos a los Elíseos, pondremos en marcha el plan. —Ella asintió más relajada e Hypnos se levantó de la silla volviendo a su usual comportamiento limitado—La dejo, debo resolver algunos asuntos. Con permiso.
Hypnos marchó hasta la salida satisfecho ante el ofrecimiento de la ayuda y la posibilidad de encontrar el tipo de maldición impuesto por Deméter. Los problemas parecían estar controlados hasta que se encontró con otra chica llena de preguntas, curiosidades y un conflicto personal de largo plazo.
—Hola señor Hypnos. ¿De casualidad ha visto a mi hermana? La fui a buscar a su habitación pero estaba vacía y mis padres tampoco están—Macaria preguntó en un tono acelerado tendiente a la ansiedad.
—Está ahí dentro, el señor Hades y la señora Perséfone están fuera del castillo—Respondió esperando que la chica tuviera la iniciativa de ir con Melínoe pero permaneció ahí delante queriendo decir algo más sin encontrar las palabras correctas. —¿Algo más en que pueda ayudarla?
—Sí...quisiera saber sobre Thanatos. ¿Sabes dónde está? ¿Cómo está?
Hypnos inhaló largamente, esas mismas preguntas le había hecho en la mayoría de las lecciones y la respuesta siempre había sido la misma. No sabía qué lado de la balanza se inclinaba más, si la frustración de Melínoe o la insistencia de Macaria.
—No señorita, no sé dónde esté mi hermano. Desde que se fue no he hablado con él pero estoy seguro que donde sea que esté, él está bien.
—Siempre me respondes igual—Hizo ligeros pucheros, inusuales en ella.
—Porque son las mismas preguntas—Añadió esperando que pudiera comprender. —Sé que le tiene una gran estima a Thanatos y que fue la primera en oponerse a su exilio, fue su maestro después de todo pero créame, si Thanatos no estuviera conforme con lo que pasó o quisiera regresar, buscaría la manera de hablar con Hades y discutir el punto...sin embargo, eso no ha pasado.
Macaria no estaba muy feliz con esa respuesta por la sencilla razón de que presentía que Hypnos no le estaba siendo completamente sincero. ¿Cómo no iba a enterarse de la estadía de Thanatos si es su hermano? A pesar de que Hypnos es mucho más estricto dudaba de que no supiera nada de él; algo no encajaba.
—Si lo llegas a ver...¿Podrías decirle que quiero hablar con él sobre lo ocurrido? Quisiera disculparme personalmente.
—Eso sería imposible—Respondió secamente. Macaria bajó la mirada resignada, Hypnos lamentaba la posición en la que se encontraba. Tanto Melínoe como Macaria tenían un buen corazón y tenían unas expresiones tan únicas y similares cuando estaban tristes o decepcionadas que era difícil dejarlas así. —Está bien...si lo veo le haré ver tus deseos pero en cuanto a verlo personalmente, no creo que suceda. El espacio y tu padre no lo permitirían— Macaria sonrió finamente, su respuesta había sido más reconfortante que las demás. —Sé que no hemos hablado lo suficiente y no se compara con el tiempo en que Thanatos fue tu tutor pero quisiera darle un consejo, si me lo permitiera.
—Sí claro. ¿De qué se trata? —Preguntó Macaria interesada.
—Olvide este asunto, no quiera apresurar el tiempo ni los hechos, Thanatos podría regresar pero a su debido tiempo y mientras eso ocurra, preocúpese por sí misma.
—¿Preocuparme por mí? —Preguntó parpadeando rápidamente.
—Es una joven muy ávida y precaria pero con grandes expectativas y estoy seguro que el deseo de sobresalir sigue presente en usted. ¿O me equivoco?
—No...quiero ser mejor, quiero conocer mis poderes y demostrarle a los demás de lo que soy capaz—Esto lo dijo pensando en las dolorosas palabras que le dijo Hades cuando estaba enfadado por lo sucedido con la transición.
—Si busca la aprobación de los demás. ¿Por qué no comienza con usted misma? —Macaria tardó en responderle algo sin despejar la vista de él, esas palabras le llegaron muy en el fondo.
—Lo hago—Hypnos negó.
—Se está preocupando por Thanatos y desinteresándose de usted misma. Hay cosas que es mejor dejar atrás por un momento para volverse más fuerte. Existen asuntos más importantes en los que debería fijar su atención—Hypnos suavizaba las palabras sin abandonar el objetivo de ellas. —Thanatos está bien, usted no, su hermana tampoco, ni siquiera sus padres...tiene un gran potencial al igual que Melínoe, no lo desperdicien por cosas banales.
La impresión que surgió a partir de allí fue un punto en desacuerdo pero entre más silencio había, más reflexionaba sobre aquello y cuanta certeza contenía en aquel consejo. No podía eliminar aquella culpa y angustia hacia Thanatos de la noche a la mañana, hasta ahora llevaba cinco meses y sólo habían incrementado sus intenciones de volverlo a ver, tanto que hasta le había pedido ayuda a Hécate. ¿Habrá perdido el tiempo? Ya habría desarrollado al menos una habilidad con éxito pero no tenía la motivación para hacerlo.
—Muchas gracias Hypnos, ya no te molestaré con lo mismo.
"Ojalá sea así, es lo mejor" Pensó el dios esbozando una sonrisa similar.
—¿Sabe? Debería ir con su hermana ahora mismo, no se encuentra muy bien y algo me dice que le haría bien hablar con usted—Macaria sorprendida y angustiada asintió y entró enseguida a la habitación.
Hypnos suspiró esperando no volver a ser interrumpido y se marchó en paz.
Una vez adentro, Macaria vio a Melínoe terminando sus panquecillos y su taza de té. Melínoe quería sonreírle al verla pero estaba molesta con ella por distanciarse sin una razón válida más que su egoísmo. Aun así, Macaria se acercó a ella y se sentó a su lado sin titubeos, no sabía cómo comenzar y no había dejado de pensar en lo que le dijo Hypnos.
—¿Cómo te has sentido? —Preguntó. Melínoe no le respondió. —Puedo percibir que estás enojada conmigo.
—Percibes bien. ¿Desarrollaste esa habilidad encerrada en tu habitación? —La enfrentó de golpe, Macaria sintió el filo de las palabras.
—Lo siento, no fue mi intención pero es...
—No es necesario que me lo digas, lo sé bien—La interrumpió y se giró un poco sobre la silla. —No superas lo que pasó con Thanatos y no sabes que más hacer, sólo piensas en eso...¿Acerté?
—No es fácil Melínoe, él es mi maestro...o era...lo que le pasó fue mi culpa. ¿No crees que es necesario que al menos me disculpe?
—Sí lo creo pero desde entonces te has vuelto egoísta.
—¿Por qué? —Melínoe torció la boca con diversión fingida.
—Thanatos, Thanatos, Thanatos...sólo es él, ni mis papás ni siquiera yo parecemos importarte.
Hypnos se le apareció en la mente recordándole lo último que le dijo. Macaria enfatizó la paráfrasis que existía con lo que le dijo Melínoe, el problema era que ella no se había dado cuenta de sus acciones y de su egoísmo.
Agachó su cabeza con vergüenza y mordió ambos labios a causa del mismo sentimiento.
—Lo siento—Repitió. —No fue intencional.
Melínoe respiraba con moderada agitación pero al ver a su hermana en verdad arrepentida, le removió su gran cariño hacia ella.
—Enamorarte no fue intencional.
—Deja de decir eso, no estoy enamorada—Dijo pasando una mano por su frente.
—¿Entonces qué es? —Preguntó esperando una mentira por respuesta.
—No sé, ya no sé nada...no sé que tengo.
—Confusión quizás.
Sí, era eso y le dolió que fuera así pero no había otra respuesta. Sus decisiones eran cambiantes, sus metas antes priorizadas fueron desplazadas sin que pudiera percatarse y los sentimientos presentaban altibajos. Nada era constante ni puro.
—¿Y qué debería hacer ahora? —Melínoe se encogió de hombros.
—Tal vez descansar de todo esto y hacer algo diferente. Solías hacerlo.
—Melínoe...te quiero mucho, eres mi única hermana y amiga y me porté muy mal contigo, en verdad...perdóname—Macaria tenía ojos llorosos y Melínoe no pudo seguir enfadada con ella. La abrazó y hasta ella misma sintió paz en su corazón.
—No tengo qué perdonarte...sólo no vuelvas a hacer lo mismo—Macaria se deshizo del abrazó.
—No lo haré, te lo prometo, no volveré a dejarte sola pase lo que pase.
—Así está mejor—Sonrió por fin Melínoe. —Me acabé los panecillos, sólo me quedó este pedazo, estaban deliciosos.
Macaria tomó el trozo de pan y se lo comió, en verdad estaban deliciosos y su paladar le indicaba que los había preparado Pandora. Mientras masticaba pensó en la respuesta que le daría Hécate, tenía que agradecerle de cualquier manera y declinar su petición.
***
Hades, Perséfone y Hécate habían dado un recorrido por las afueras del castillo mientras conversaban sobre los futuros planes que llevarían a cabo para quitarle aquella maldición a Melínoe.
—¿Eso es lo que haremos? ¿Estás segura de que funcionará? — Cuestionó dudoso Hades a Hécate. La mujer asentía segura.
—Claro que sí, de lo contrario no te habría dicho nada.
—No lo sé, no me gustan estas cosas—Insistió Hades.
—Creí que querías que te ayudara y tú eres el que no pone de su parte.
—Sí pero...
Perséfone colocó su mano en el brazo de Hades, ese gesto siempre lo hacía calmarse y más aún cuando sus hermosos ojos azules se fijaban en los suyos. Era una tranquilidad que no podía describirse con palabras.
—Tampoco estoy segura de esto pero no me importaría intentarlo Hades, mi madre va a negar todo y podrían empeorar las cosas.
—Es muy probable pero no quiero exponerte, la magia ya nos demostró que puede ser poderosa, además es horrible.
Hécate frunció el ceño e inmediatamente se ofendió por lo que Hades dijo.
—Lo siento pero es lo único que se me ocurrió al menos que prefieras declararle la guerra a Deméter de nuevo.
—Ya lo pensé bien, deseo declararle la guerra, dejarle bien en claro que no debió meterse conmigo ni con Perséfone.
—No Hades—Infirió Perséfone de inmediato, Hades la miró sin comprensión. —Yo no quiero seguir arriesgando a mis hijas, prefiero que las cosas se hagan sigilosamente.
—Pero...
—Ya lo dije, no voy a arriesgar a mis hijas, no me importa si a mí me pasa algo.
Hades infló las mejillas y fue soltando aire poco a poco debido a la determinación de Perséfone. Hécate se quiso reír y le costó mucho no poderlo hacer. Hades al final reflexionó aunque no fuera lo que él quería. Deseaba dejarle claras las cosas a Deméter, dudaba en serio que ella fuera a hacer algo en su contra después de la amenaza de Zeus, lo que le preocupaba era que no pudieran quitarle la maldición a Melínoe.
—Está bien, ustedes ganan. ¿Cómo empezamos?
—Buena decisión viejo, primero voy a realizar un conjuro para asegurarnos si la maldición de Melínoe es natural o por parte de Deméter.
—¡¿Qué?! ¡¿Ahora no estás segura?! Habías dicho que lo que le sucedía a mi hija era producto del odio de Deméter hacia mí—Ladró Hades impaciente.
—Dije para "asegurarnos" y con este conjuro podemos saberlo—Explicó Hécate. Hades deslizó una mano sobre todo su rostro; iba a perder la cordura. —De todos modos, necesitaré que Perséfone me ayude, esto no será para nada riesgoso.
—Hécate...en estos momentos deseo aventarte al río Aqueronte.
—Hades...—Dijo Perséfone desaprobando su comentario.
—Es que esta mujer me está volviendo loco...¡Todo me está volviendo loco! El asunto del Inframundo, el mal que tiene Melínoe, la indiferencia de Macaria y la insistencia de Zeus.
—¿Sigue con lo mismo? —Preguntó Perséfone con agotamiento.
—Zeus tiene un nuevo hobbie y es querer casar a los hijos de otros—Declaró Hades causando una impresión curiosa en Hécate.
—¿A quién quiere casar? —Preguntó directamente la mujer. Hades tenía cara de mandar el interés de Hécate al fango y a ella incluida pero Perséfone terminaría impidiéndoselo.
—A Macaria—Respondió al instante Perséfone. Hécate se llevó una mano a la boca para suprimir un grito. —Mi padre desea que se case con uno de los hijos de Afrodita como opción principal, según él es porque ya está en edad de matrimonio.
—Viejo loco...nadie es digno de mis hijas—Cruzó los brazos Hades con indignación.
—Eso sí que es una sorpresa, quiero entender que han vetado la idea por completo—Perséfone asintió sin dudarlo pero Hades permaneció sumergido en sus pensamientos hasta que su esposa lo codeó para hacerlo entrar en razón, esa actitud le dio mala espina a Hécate. —¿Lo estás considerando?
—No, como dije, nadie es merecedor de mis hijas, aunque llegué a considerarlo, he cambiado de parecer, yo no pienso controlar la vida de ninguna de ellas...pasamos por algo similar con Deméter y no cometeré sus mismos errores. Yo no voy a hacer nada que mis hijas no quieran—Explicó Hades como si diera un discurso motivacional. Hécate estuvo a punto de aplaudirle por tan fervientes palabras hasta que volvió a hablar. —Por eso, mis hijas no se casaran nunca.
—¿Eh? —Expresó Hécate esperando una aclaración. Perséfone puso los ojos en blanco mientras sonreía, ella sabía que se trataba de una broma pero Hades hablaba muy en serio. —No tenía idea de que eras bromista Hades—Dijo riéndose pero Hades permaneció recio.
—No es ninguna broma, ni Macaria ni Melínoe desean casarse.
—¿Ellas ya te lo dijeron?
—No es necesario, las conozco muy bien y es lo que ellas quieren.
—Claro...que bueno que no quieres cometer los mismos errores que Deméter—Ironizó poniendo los ojos en blanco.
—Discutir contigo sobre mi familia es irrelevante, retomemos el verdadero tema importante mientras regresamos al castillo—Ordenó malhumorado.
***
—¡Jaque mate! —Se escuchó fuerte y cerca del pasillo principal.
Ariadna parpadeaba incrédula y con la boca abierta, no dejaba de mirar el error que había cometido recientemente. Melínoe reía emocionada por ser la triunfadora de un duelo de ajedrez. Macaria estaba sentada a lado, sonreía al verlas jugar.
—¿Cómo es posible? Había elegido correctamente mis avances—Replicó Ariadna.
—No lo creo de lo contrario me habrías ganado—Dijo Melínoe acomodando las piezas de ajedrez en su lugar.
—Simplemente no lo entiendo, si dice que no tiene retención de memoria. ¿Cómo es que sabes jugar tan bien? —Preguntó Ariadna arrepintiéndose inmediato de la pregunta sin embargo Melínoe no se cohibió para nada. —Perdóneme, no debía decir eso tan confiadamente.
—No me molesta y en cuanto a tu pregunta, no lo sé, creo que es lo único que no olvido—Sonrió amablemente.
Ariadna seguía avergonzada por su imprudencia pero intentó verse más relajada después de eso.
—¿En qué momento aprendió a jugar ajedrez?
—Melínoe aprendió a jugar ajedrez cuando ella tenía diez años, estábamos viendo como jugaban Thanatos e Hypnos antes de marcharse de los Elíseos, desde entonces nos interesó también—Comentó Macaria.
—Mi hermana juega mejor que yo, intenta retarla—Incitó Melínoe a Ariadna. —Deberías intentarlo mientras voy por un poco de agua—Dijo y se marchó enseguida.
—Sería un placer—Ariadna se frotó las manos con entusiasmo mientras Macaria se sentaba en el lugar de Melínoe y comenzaron a jugar.
Minos iba pasando por el pasillo para salir del castillo y se detuvo de inmediato al ver a Ariadna jugar con Macaria.
—Ariadna...—La llamó Minos. La joven castaña levantó la vista indiferente hasta que reaccionó de quien le hablaba y se puso de pie rápidamente, casi se caía de la silla por eso.
—¿Sí papá?
—¿Qué crees que haces?
—Estaba...jugando al ajedrez—Dijo bajando un poco la cabeza.
—¿En horas de trabajo? Se supone que también tienes que estar haciendo recorridos mientras estés en el Inframundo, es inaceptable que sólo te diviertas—Le dijo en un tono de voz calmo pero Ariadna lucía nerviosa.
—No fue su culpa, yo le insistí en que jugara con nosotras—Dijo Macaria defendiéndola en ausencia de Melínoe. Minos asintió en señal de respeto.
Hades iba entrando al castillo y caminando por el pasillo junto a Perséfone y Hécate cuando escucharon a Macaria.
—Entiendo eso pero Ariadna no puede hacerlo en este horario, su posición es de exigencia por el cargo que lleva—Explicó Minos.
—Me parece injusto, ella también tiene derecho a divertirse, es joven y sólo tiene unos cuantos años más que yo, no milenios—Difirió Macaria.
Minos no sabía ni cómo explicarle, no se trataba de injusticia sino de deber.
—Tranquilo Minos, no es necesario que respondas—Dijo Hades interfiriendo en la conversación. Macaria miró hacia sus espaldas, su padre la observaba largamente.
—Disculpe señor Hades, trataba de explicarle a la señorita Macaria las funciones de Ariadna.
—Lo entiendo, yo hablaré con ella pero no seas tan duro con la chica, déjala que se divierta aunque sea los días que Macaria y Melínoe estén aquí.
Minos hizo una reverencia al igual que Ariadna, esta última como agradecimiento, igualmente le sonrió a Macaria por haberla defendido.
—Gracias señor Hades, con su permiso—Dijo Minos marchándose y Ariadna lo siguió. Hades volvió a echar un vistazo a su hija.
—Ven, vamos a hablar—Le dijo con firmeza mientras avanzaba hacia su despacho. Macaria volteó a ver a su madre y esta le insistió con la mirada. Vio a Hécate quien le hizo unas señas que no alcanzó darle su debido significado porque Hades volvió a llamarla. Aunque no lo habría planeado así, era un buen momento para disculparse con él por su comportamiento.
Una vez en el despacho, Hades dejó que su hija entrara primero antes de cerrar la puerta.
—¿De qué es lo que querías hablar papá? —Preguntó reflejando su ansiedad. Hades suspiró.
—Sobre algunos asuntos pendientes...¿Tienes algo que decirme al respecto?
—Si—Dijo Macaria. —Quiero disculparme por todo lo que te hice, en primer lugar por traicionar tu confianza...no pretendía hacerte enojar.
—Ahora estoy seguro que no pero no podía reaccionar de otra manera. Tú estabas en un mundo distinto, ajeno a ti y sobretodo peligroso por la falta de experiencia, nunca debiste haber aprendido algo así.
—Pero se supone que era parte de mi aprendizaje.
—Sí lo era pero fue muy pronto.
Macaria sentía que la conversación no iba a ningún lado y ese no era el propósito sin embargo era muy difícil aceptar una solución ante dos tipos de orgullo.
—Me gustaría que lo entendieras, que me escucharas porque tienes una idea equivocada sobre lo que pasó.
—¿Volverás a decirme que fue tu culpa? —Preguntó escéptico.
—Es la verdad...Thanatos nos explicó sobre la transición pero él mintió, no nos obligó a hacerla, fue mi idea.
—Una irresponsabilidad de tu parte. ¿Y así no querías que me enojara? Si hubiera llegado más tarde, esos hombres les habrían hecho algo peor. ¿Recuerdas que uno de ellos estuvo a punto de hacerle daño a Melínoe? No sólo te arriesgaste tú, sino también a tu hermana y ya viste las consecuencias, no podía actuar indiferente a esto.
Ella aceptaba lo que le dijo y tenía mucha razón de haberse enojado con ella sin embargo, ahora Hades ya no se sentía enfadado y era un punto positivo para Macaria, parecía que por fin la estaba escuchando.
—Perdón, no volveré a hacerlo, no volveré a decepcionarte—Hades se sintió conmovido por el arrepentimiento de su hija que no tardó en abrazarla. Macaria le correspondió, había necesitado de ese abrazo, ahora sí estaba segura de que le había perdonado y aceptado que ella fue la que había cometido el error y no Thanatos.
—Sé que no lo harás, eres muy importante para mí y si volvieras a hacer lo mismo, no sé qué haría—Posó su barbilla en la cabeza.
Lo que dijo fue muy claro, ya había aceptado las cosas y eso significaba que Thanatos al fin podría regresar. Sintió una alegría en su corazón.
Hécate se había alejado de Perséfone y fue a tratar de escuchar de lo que estaban conversando, podía utilizar su magia para eso pero Hades se daría cuenta.
—No te preocupes papá—Suspiró sonriendo, ya no podía esperar la confirmación del regreso de Thanatos. —¿Cuándo va a regresar Thanatos? —Hades se puso serio.
—Él no va a regresar.
Macaria abrió sus ojos de golpe y se separó del abrazo, miró fijamente a su padre con sobresalto.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque la decisión está tomada, no voy a deshacerla.
Fue inexplicable para Macaria indicar cómo comenzó a sentirse al respecto pero su estómago comenzó a sentirse caliente, el pecho presionado y la agitación en su voz era más evidente.
—¡Pero te acabo de decir que fue mi culpa! —Se exaltó.
—Eso no quita el riesgo al que se expusieron por hacer lo que él les enseñó—Macaria se llevó las manos a la cabeza con creciente desesperación.
—Yo hablé muchas veces contigo sobre mi mayor error y sobre la carencia de culpa que tiene Thanatos, nunca me escuchaste. ¡Ni siquiera hoy!
—No deseo hablar sobre Thanatos, no te traje aquí para hablar sólo de él sino de ti, lo ocurrido no se puede remediar...las cosas pasan por guía del destino, nunca es accidental ni ocasional.
—¿Entonces que Thanatos fuera exiliado era parte de ese destino? —Quiso saber mostrando su enfado. Hades cruzó los brazos.
—Es evidente.
—¡Es injusto! ¡No puedes hacer algo que sabes que no se lo merece! —Lo acusó directamente y entonces Hades se enfadó.
—¡No pienso seguir hablando de eso Caria! ¡Este tema queda finalizado! —Macaria contenía sus aceleradas emociones, sólo quería llorar de coraje.
Hécate estaba recargada en su bastón y negaba con la cabeza por lo que escuchaba, nada estaba saliendo bien y como presentía que alguien iba a salir hecho una furia del despacho, era mejor que se fuera.
—Y...lo que me dijiste ese día, sobre mí...¿También sigue tan firme como tu decisión? —Quiso saber. Hades sabía muy bien lo que le había dicho y aunque no lo pensara realmente, el humor en que estaba lo haría decir cosas distorsionadas.
—En estos cinco meses no has aprendido nada de lo que te dije, sigues siendo inmadura, irresponsable e ingenua...aprende a ser una diosa de verdad—Le reclamó. Lágrimas amargas recorrieron las mejillas de Macaria y Hades cayó en su error.
—Entonces no debí ser tu hija—Dijo y se hizo a un lado para salir de ahí.
Hades quería disculparse pero ninguno estaba en condiciones de hacerlo. Se maldijo cruelmente por haber lastimado a su hija con esas palabras inciertas nacidas de la rabia.
***
Macaria fue golpeando a la puerta de la habitación de Hécate con esmero. Se limpió las lágrimas de sus mejillas mientras esperaba ser recibida por la mujer. Hécate abrió la puerta y vio a Macaria con sentimientos mixtos.
—Llegaste antes...¿Qué tienes? —Preguntó fingiendo demencia. Macaria pasó a la habitación y caminaba de un lado a otro.
—Ya no puedo más—Confesó por fin Macaria con ojos rojos. —He sido una egoísta con Melínoe, ella me lo dijo...mi padre no cree en mí y Thanatos no va a regresar...esto ya me bloqueó por completo—Macaria se sentó sobre la cama.
—¿Y vas a dejar que sigan las cosas así? —Preguntó calmadamente.
—No veo otra opción, no le encuentro un resultado.
—¿Eso significa que ya no vas a querer ir en busca de Thanatos?
—No...ya no tiene caso.
—Eso es una verdadera lástima, tardé demasiado en tomar una decisión.
La diosa miró a Hécate en silencio y poco a poco fue levantándose de donde estaba sentada.
—¿Qué quieres decir? —Hécate le sonrió y se encogió de hombros con mofa.
—Que te voy a ayudar a que encuentres a Thanatos y lo convenzas de regresar—Le dijo sin detenerse, el corazón de Macaria se aceleró de forma distinta. —Es lo que quieres y debes hacerlo.
—No sé, me estaba haciendo a la idea de que dejaría de insistir con esto, incluso a mi padre le dije que no volvería a hacer la transición.
—Pero no la harás tú, la haré yo, fue lo que me pediste—Le guiñó el ojo. —Además...ese viejo "senil" que dice ser un padre comprensivo merece que le des una lección, a él y a los demás.
—¿De qué manera?
— Demostrándole que se ha equivocado, si ahora no cree en ti...haz que lo haga. Si Melínoe dice que eres egoísta entonces encuentra un balance para evitar serlo sin abandonar lo que quieres hacer y en cuanto a Thanatos, discúlpate y convéncelo de que regrese para que termine de enseñarte todo lo que te falta para ser una mejor diosa.
Lo que le estaba diciendo era integro de la motivación, la había hecho sentir mejor incluso hacerla sonreír y llorar al mismo tiempo, deshaciéndose de la rabia que contenía.
—Suena fácil pero no sé hacerlo.
—Deja que yo te de ese "empujón" que necesitas, el primer blanco será Thanatos.
—Parece que me vas a mandar a la guerra—Bromeó.
—¡Es una guerra! Pero más pacífica y con mayor estrategia—Hécate se acercó más a Macaria y le levantó la barbilla con su mano. — Debes encontrar un equilibrio general y buscar lo que a ti y a los demás haga felices. ¿Está claro? —La joven asintió con una sonrisa. —Muy bien, todo está dicho, sólo nos falta el momento correcto así que sé paciente porque esto llevará algunos días, necesitamos ser discretas.
***
Ante la tormenta que estaba en el Inframundo, en otra dirección había más calma. Hypnos miró hacia el cielo nublado mientras caminaba por las aceras con paso firme y las manos ocultas en los bolsillos de su saco; vestía como una persona. Después de caminar por una larga vereda, se detuvo en un bar que tenía pinta de llevar poco rato en servicio. Abrió la puerta y bajó por algunos escalones estrechos hasta llegar a las mesas. Estas eran redondas y de metal, la decoración era moderna con colores rosas y azules. La música de fondo era rítmica pero sutil. Él observó por todo el lugar con mucho esmero en busca de alguien, no fue tan difícil porque estaban presentes pocas personas y sólo uno estaba en la barra.
El hombre sentado en la barra giraba un poco el vaso "Old-Fashioned" con whisky y algunos hielos, estos sonaban con los ligeros movimientos pero de alguna manera era entretenido. Se llevó el vaso a la boca y le dio un trago sin hacer muecas.
—¿Acabándote el whisky del lugar? —El hombre miró de reojo a quien le habló y volvió a poner el vaso en la barra.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a hablar contigo—Hypnos se sentó a un lado de él. —Es la primera vez que lo hago pero siempre te encuentro en lugares así—Dijo volviendo a mirar la llamativa decoración del bar.
—Podrías simplemente dejar de buscarme, ya habíamos dejado muy clara la decisión.
—Thanatos, sabes que no perteneces aquí. Si hablas con el señor Hades podrías regresar.
Thanatos echó la espalda hacia atrás y vio a su hermano con hastío.
—Creí que tú no rogabas y dejabas que las cosas siguieran su curso, fue lo que me dijiste. ¿No?
—No estoy rogando—Se inclinó hacia él. —Estoy haciendo que entres en razón, aparentar ser un humano normal con esa ropa, un nombre falso y bebiendo sin parar no te volverá uno de ellos.
Thanatos se levantó del banco colocando con firmeza las manos en la barra y girándose hacia Hypnos.
—No voy a regresar, soy libre de hacer lo que realmente quiero, estoy muy bien aquí fingiendo ser alguien que no soy y a eso me refiero a ser un humano que seguir siendo un dios reprimido—Explicó con audacia. —Que Hades me desterrara fue lo mejor que me pudo pasar. No tengo idea porque cambiaste de opinión si tú fuiste quien me dijo que haberme ido era lo mejor....ahora, ni tú ni nadie me hará cambiar de opinión.
Hypnos sabía que correría con esa respuesta tan decidida después de que él mismo fue quien le reprochó su irresponsabilidad y plantó la idea de que debía quedarse en la Tierra; idea que hoy en día declinaba.
—Veo que ya no tiene ningún sentido que toquemos este tema—Delimitó Hypnos levantándose también de su lugar y estando frente a frente con su hermano. —Por último, quiero que sepas que las cosas en el Inframundo no están yendo tan bien y muchas de ellas es debido a tu ausencia.
Thanatos infló el pecho, esa tampoco era la primera vez que escuchaba eso.
—Todo deberá correr como hasta ahora, nada tiene marcha atrás—Hypnos asintió no muy conforme con lo que Thanatos le dijo. —Es lo que tú me decías.
—En ese caso, me voy...no creo volver pronto a buscarte—Caminó por detrás de Thanatos y este se giró a verlo.
—Hypnos...¿Cómo ha estado Macaria?
Hypnos resopló irónico y lo miró fijamente.
—No tan bien pero he hablado con ella y espero que salga adelante, es lo único bueno que trajo tu partida.
—Escucha, las cosas no pasaron como tú crees.
—No me tomes por idiota Thanatos, sé muy bien lo que te pasaba—Lo retó con su mirada profunda, Thanatos no dijo nada, sólo permaneció de pie sin moverse. —Ella quiere que sepas que lamenta lo que pasó, no tuvo control de las consecuencias...eso es todo y así deberá quedarse, es mejor que ustedes dos estén lejos—Thanatos sonrió.
—Entonces es una buena decisión la que he tomado, no voy a regresar al Inframundo porque me toparía con ella de cualquier manera y es lo que no queremos—Hypnos esbozó una sonrisa fingida al sentir la ironía e indirecta de su hermano.
Thanatos vio alejarse a Hypnos. Volvió a tomar al vaso y bebió el líquido restante que contenía.
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Hola!!! Ahora sí tardé un poquito más en actualizar pero aquí tienen el resultado. ¿Les gustó? ¿Qué opinan?
Bueno, voy a decirles algo antes de continuar, algo personal. Me encanta escribir para ustedes, estoy enamorada de sus comentarios y del apoyo que están recibiendo mis historias además del apoyo hacia mi. No tengo palabras que abarquen este sentimiento pero es asombroso. Como bien sabemos, he actualizado esta historia muy rápido a diferencia de las demás y la han recibido positivamente. El motivo por el que he actualizado más rápido es porque me encontraba de vacaciones y por la motivación que ustedes plantaron en mí. Esto fue tan grande que incluso dejé de hacer mis tareas de la Universidad para seguir escribiendo. Sin embargo, hoy es mi último día de descanso, mañana regreso a mis actividades y no tendré tiempo libre para seguir escribiendo hasta dentro de un mes (espero), aún así,trataré de seguir escribiendo mis historias de poco a poco para no desatenderlos pero en dado caso de que no lo logre, ya saben porque :(.
Ahora sí, dejémonos de asuntos tensos y conversemos un poco sobre lo que les pareció el capítulo. ¿Cuál creen que sea el nuevo rumbo que atravesará Caria? Y por cierto....¡Ya volvió a aparecer Thanatos! Aún no incorporo el nombre que tendrá así que siguen abiertas las votaciones sobre su nombre.
Thanatos dijo que ahora sí podía hacer lo que quería y no ser más un dios decidido. ¿A qué se refería?
Macaria tuvo un shock emocional que involucraron a otras personas y a sí misma. ¿Será lo correcto viajar a la Tierra para buscar a Thanatos? ¿Podrá encontrar ese equilibrio del que le mencionó Hécate?
Vimos a papá Hades enojado y reacio a su decisión además de que dijo palabras hirientes que todo padre dice llevado por el enojo. Esta escena es muy real xD.
Y....¿Ya vieron que cambié la portada? Así los gustos serán parejos y disfrutaremos por completo de la historia. :)
No olviden dejar su voto y su comentario, será super mega bien recibido y adorado!
Nos leemos pronto!
Abrazos y besos!
PD. GRACIAS POR EL APOYO! <3 :) :3
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