Capítulo 3

NOTA: "No olvides leer hasta el final :D....disfruta la lectura"

***

"Diciembre...el tiempo ha pasado para mi tan lento...mi vida ya no es la misma. He sentido una eternidad desde que Thanatos fue exiliado y me atrevo a decir que mi motivación se fue con él. Mi alegría, mis esfuerzos y aquella tranquilidad que me hacía sentir su presencia. Ahora, cada vez que voy a dormir, me angustia pensar que él no pueda descansar. No me atrevo a culpar a mi padre siendo que fue mi culpa por la que él ya no está aquí pero él se excedió. ¿Correrlo? Ni siquiera tenía a dónde ir y sin hacer caso a mis palabras finales, dejó las cosas como estaban. Agradezco a Thanatos por haberse culpado para protegernos pero habría aceptado mi propio castigo con tal de que él estuviera aquí. Nadie me había dicho que esto sería tan tormentoso, extrañar a alguien es difícil de sobrellevar...yo me ahogo en lamentaciones. Cada semana, espero verlo llegar a la sala para comenzar con las lecciones pero esto nunca ocurre, en lugar está Hypnos. Es buen maestro, no lom puedo negar pero no es lo mismo; no es él.

Varias veces supliqué a mi padre que considerara su decisión pero nunca me escuchó, no quiero guardarle rencor pero esta ansiedad me está enloqueciendo, ni siquiera la presencia de mi madre ha logrado calmarme. Ella se enteró el mismo día que regresó sobre lo que había pasado y también creyó que mi padre exageró, aunque habló con él, nada cambió.

¿Estará bien? En verdad espero que sí y deseo con todo mi corazón que él me perdone por lo que pasó...quisiera tener aunque sea una oportunidad para hablar con él y decírselo de frente...pero aquellas ilusiones también desaparecían..."

Macaria estaba escribiendo recostada sobre el diván, si no era en su habitación, era ahí donde quería estar. Melínoe la observaba desde el otro extremo del lugar. Bajaba la cabeza por lo que eso significaba. Ella era muy consciente de lo que Macaria sentía; ella extrañaba a Thanatos y Melínoe a su hermana. Era ya difícil vivir así, Hades y Macaria apenas y se dirigían la palabra y eso por motivos formales, pasar tiempo juntas se había plasmado a un segundo plano.

Suspiró y se alejó de allí, también deseaba que las cosas volvieran a la normalidad pero no sabía cómo y dudaba que pudiera hacer algo al respecto.

Perséfone iba caminando por el pasillo, la tensión de su hogar era incómoda, no le parecía como había cambiado la relación de su esposo con su hija. Cuando llegó, cada uno le contó su versión y ambas las entendía pero encontraba un mismo sentido en ninguna. La ira de Hades lo cegó y la falta de sinceridad y responsabilidad de Macaria empeoró las cosas, lo más estresante para Perséfone era lidiar con el orgullo de Hades y la humildad de su hija.

Melínoe no tardó en toparse con su mamá, aparentemente, Perséfone la buscaba porque no dudó en hablarle directamente.

—¿Estabas jugando en los campos? —Preguntó Perséfone a lo que Melínoe negó con desaliento.

—Ya no juego porque Caria no desea hacerlo—Perséfone suspiró ante la respuesta de su hija. —¿Crees que las cosas continúen así con papá y Caria?

—Espero que no pero ninguno de los dos ha accedido a hablar y ya han pasado meses, aún no quiero preocuparme al respecto—Dijo sin tanto convencimiento pues ya sentía que aquella confrontación había rasgado fibras muy sensibles. —Mientras tanto, no hagamos enojar a tu padre, comienza a alistarte.

—¿Alistarme? ¿Para qué? —Cuestionó.

—Vamos a ir al Inframundo, nos quedaremos ahí unos días.

Melínoe sonrió, le gustaba ir de visita al Inframundo aunque los recorridos sean muy limitados para ellas además le agradaba volver a ver a algunos espectros y a Pandora.

—¿Caria también irá?

—Sí, iba a decírselo también...¿Sabes dónde está?

—En la gran sala, escribiendo.

—Bien, entonces iré a verla en un momento.

Melínoe se fue hacia su alcoba a prepararse y Perséfone iría hacia donde estaba Macaria. Hades iba saliendo de su despacho cuando vio cerca a Perséfone.

—Hermosa. ¿Macaria y Melínoe ya están conscientes de que iremos al Inframundo? —Preguntó con sutileza.

—Melínoe sí, a Macaria aún no le digo, iba a ir a decírselo.

Hades inhaló melancólico, detestaba sentirse aislado por su propia familia y Macaria había estado evitándolo mucho tiempo pero aun así, él no iba a ceder a sus caprichos.

—Entonces las veo en un momento.

**

Macaria había terminado de escribir lo que hasta ahora sentía, su madre había tenido razón, escribir alivia sus pesares por un momento. Guardó lo que había escrito bajo el diván, afortunadamente nadie sabía de ese escondite. Perséfone llegó justo después de que Macaria se acomodara de nuevo en ese lugar.

—¿Cómo te sientes el día de hoy cariño? —Preguntó cómo hacia últimamente Perséfone, Macaria agradecía que lo hiciera porque por un lado muy importante, creía que su madre la comprendía mejor que nadie más.

—Por ahora mejor pero ya sabes...no siempre dura así—Perséfone sonrió de lado, si algo detestaba era ver a sus hijas tristes. Macaria esperaba que Perséfone le dijera algo, desde que llegó transmitía los mensajes de su padre a ella. —¿Papá ha mandado a que me dijeras algo?

—Sí, no lo hace por molestar pero considera que yo debo hablar contigo después de todo lo que pasó, no le guardes más rencor.

—No lo hago, si el me dijera las cosas no tendría ninguna relevancia—Dijo mostrándose indiferente. —¿Qué necesita?

—Vamos a ir al Inframundo en unos momentos, nos quedaremos algunos días así que...—No era necesario que terminara de completar la frase sin embargo Macaria no estaba ni cerca de estar contenta. —Sé que no te agrada ir ahí pero has un esfuerzo, es un ambiente diferente y podrás distraerte.

El Inframundo, no era exactamente el lugar más hogareño para ella. No pasaban mucho tiempo allí pero la apariencia no era confortable. Podía oponerse y adquirir una postura caprichosa contra su padre pero no ganaría nada con eso y como dijo su madre, podría servirle para despejar su mente de todo ese asunto que rondaba con empeño su cabeza.

Inframundo

Aquí, todos daban vueltas. Esperaban la llegada del dios Hades, de Perséfone y de sus hijas lo que significaba que estaban más estresados que de costumbre. Los cocineros sudaban de nervios, su reputación del talento culinario no era aplaudida por Hades pero sí extrañamente por Perséfone. La limpieza del recinto adquiría mayor exigencia y afortunadamente no estaba en lamentables condiciones.

Los jueces del Inframundo estaban a la cabeza para recibir a los dioses.

—¿El señor Hades seguirá enfadado? Porque no vine preparado—Dijo Aiacos en modo bromista.

—El señor Thanatos sigue sin pisar el Inframundo, así que yo pienso que si sigue molesto y si no quieres ser el siguiente, mejor no cuentes chistes así tan cerca de él—Propuso Radamanthys.

—Sólo era un poco de humor—Infirió Aiacos. Minos, el otro juez, no podía aceptar que todo el tiempo estuvieran discutiendo por tonterías y con un asunto que para él era delicado.

—No es el momento de esto—Dijo Minos poniendo orden. —Ahí vienen.

Los jueces adoptaron su postura cuando vieron llegar en primera fila a Hades y Perséfone y enseguida se reverenciaron ante ellos y ante Macaria y Melínoe quienes venían unos cuantos pasos atrás de ellos.

Mientras varios recibían a los dioses con respeto y lealtad, adentro del castillo estaba una mujer anciana bebiendo vino. Dejó el vaso sobre una estantería y dejó caer la mayor parte de su peso en el bastón que llevaba.

—El vino de aquí es espléndido—Dijo la mujer. —Es una suerte que no tenga que preocuparme por la regla del Inframundo—Dijo con un aire burlón.

—¿Es siempre tan alegre? —Preguntó una chica de cabellos cortos. Tenía recargados los codos sobre una mesilla.

—No tengo motivos para ser amargada.

La chica estaba sonriendo hasta que uno de los espectros mencionó que estaba por entrar Hades. Se sacudió las ropas y se acercó rápidamente a las puertas para recibirlos. La mujer mayor fue tras ella a su propio ritmo y llegó justamente cuando Hades ingresaba al castillo. El dios bajó la mirada para ver a la mujer y enarcó una ceja.

—¿Y quién es usted? —Demandó saber. La anciana realizó gestos de escepticismo y evidente ofensa.

—No puedo creerlo, después de todo lo que ha pasado tienes la superficialidad de no reconocerme...serás dios del Inframundo pero te falta ser más amable—Se puso de puntillas y le dio unos golpecillos en el pecho, Hades frunciendo el ceño se sobó y tomó aire para reclamar el atrevimiento de la mujer pero Perséfone sonrió y se puso delante de él.

—¡Hécate! Tanto tiempo...—Perséfone tomó a Hécate de los brazos teniendo que agacharse un poco. Hades abrió por completo sus ojos ante la impresión y analizó rigurosamente a la mujer.

—Sigues tan hermosa como cuando eras tan joven—Dijo Hécate feliz de volver a ver a Perséfone.

—¿Hécate? ¿Qué te pasó? —Seguía incrédulo. Hécate alzó su bastón amenazando con golpearlo.

Macaria y Melínoe veían como su imponente padre estaba a punto de ser agredido por una mujer mayor y él no parecía defenderse.

—Podría convertirte en sapo si quiero y a mí me tocaría juzgar tú físico—Advirtió Hécate, Hades compuso su postura. La mujer miró hacia quienes estaban detrás de la pareja, unas vivas imágenes de Hades. —Una larga espera valió la pena, son tan lindas...—Hécate fue hacia las jóvenes y primero tomó la mano de Macaria. Su mano se sentía áspera y era un poco más pequeña que la suya. Comenzó a recorrerle las líneas de la palma provocando ciertos cosquilleos en Macaria. —Tú debes ser la mayor.

—Sí...soy Macaria.

—La historia tiende a repetirse—Dijo sin antecedentes de la afirmación y la miró fijamente.

Dejando a Macaria perpleja y esperando algunas otras palabras, Hécate volteó a ver a Melínoe y tomó su mano de la misma manera sin embargo, en esta ocasión, Hécate tardó en decir algo y borró toda sonrisa de su rostro. Melínoe esperaba que le dijera por lo menos algo breve como a Macaria.

—¿Pasa algo con mi mano?

Hécate la miró a los ojos y negó inmediatamente.

—Posees poderes secretos, falta que tú los descubras con inteligencia y resguardo—Le dijo y le soltó la mano, Melínoe sentía aún el calor de su agarre; le había dejado una sensación reconfortante pero dudas contadas.

—No dejemos pasar más tiempo, Hécate, tenemos que hablar—Dijo Hades yendo hacia su despacho seguido de Hécate. Perséfone esperó unos segundos y antes de seguir a su esposo.

—En un rato volvemos con ustedes, pueden ir a donde quieran pero no fuera del castillo. ¿Entienden? —Les ordenó delicadamente para luego marcharse.

—¿Cómo han estado señoritas? Mi nombre es Ariadna, espero no me hayan olvidado—Dijo la joven que había ido corriendo a recibirlos.

Macaria recordaba que cuando eran niñas y estaban en el Inframundo de visita jugaban con una más grande que ella pero tenía cabellos largos. Ahora que la examinaba mejor, esa chica era la misma.

—Yo quiero recorrer todo el castillo y saludar a los espectros junto a Ariadna. ¿Tú no? —Le preguntó Melínoe con emoción a Macaria pero ella alzó los hombros desinteresada.

—Prefiero quedarme, no tengo ánimos de explorar—Dijo Macaria. Melínoe puso los ojos en blanco y salió corriendo junto a Ariadna.

Macaria se encontraba sola en el pasillo principal pensando que iba a hacer ahora. Podía ir a su habitación y esperar a que el tiempo pasara para regresar a los Elíseos pero esa no era la razón por la que había aceptado ir. Buscando otra dirección en la cual distraerse, eligió ir a la cocina.

—No por favor, se lo suplico...no lo haga—Decía un espectro nervioso.

—Ya fue suficiente, no me importa cuanto más supliques, es momento ha llegado—Decía Pandora secamente con un cuchillo en mano.

—¡No! ¡Señora Pandora! ¡Piense en mis hijos! ¡Me necesitan!

—Tú no tienes hijos—Entrecerró los ojos corrigiendo al espectro.

—Haré lo que quiera...pero por lo que más quiera, baje ese cuchillo—Decía casi lloroso el espectro sin quitar de vista la afilada arma.

Macaria ingresó a la cocina, escuchando mejor las suplicas hilarantes del espectro y viendo a una Pandora enfadada.

—Ya te dije que no—Pandora alzó el cuchillo y lo bajó con rapidez hacia el espectro. Él grito cubriéndose sus ojos al igual que Macaria.

El cuchillo golpeó la mesa de madera. Pandora respiró agitada y acomodó los cabellos que se deslizaron por su rostro por el agresivo movimiento. Macaria fue descubriendo sus ojos poco a poco viendo con temor al espectro. El hombre temblaba y apartó las manos de su rostro, sus ojos se humedecieron al ver el resultado sobre la mesa.

—Tiene un buen color...después de todo, hiciste un buen trabajo—Dijo Pandora sonriendo, sentimiento puesto al que poseía el espectro.

—Mi...¡Mis betabeles! —Tomó las raíces y las abrazó con sentimiento.

—Deja de llorar, sabías que esto pasaría, no decidimos cultivar esto para quedarse como recuerdo—Le dijo la mujer a un espectro negativo.

—¡Haga lo que quiera entonces pero no hará lo mismo con repollos! —Exclamó enfadado el espectro mientras iba corriendo a una salida pequeña de la cocina.

Pandora suspiró exasperada, cuidar de sus hijos era más fácil que cuidar de los espectros. Macaria bajó los escalones lentamente, ya ponía en duda si interrumpir a Pandora en ese estado era lo correcto. La mujer escuchó pasos e inmediatamente vio a Macaria, sus ojos se llenaron de alegría y no esperó para ir recibirla.

—Señorita Macaria...lamento no recibirla cordialmente en la recepción. ¿Qué hace aquí en la cocina?

—No quería estar encerrada y como mis padres están resolviendo algunos asuntos...decidí venir aquí—Sonrió un poco. Pandora le indicó con la mano que se acercara más al centro de la cocina, Macaria vio el cuchillo clavado en la remolacha y un sutil líquido rojo salía de ella.

—Lamento el desorden, lidiar con algunos espectros no es tarea fácil sobre todo cuando se encariñan con plantas—Dijo sobándose las sienes. —¿Y la señorita Melínoe?

—Recorriendo el castillo—Respondió. —¿Tú qué haces?

—Preparo té y algunos aperitivos en lo que llegan otros espectros con más víveres para la cena. —Explicó Pandora.

Pandora estaba preparando y acomodaba una hilera de tazas sobre una bandeja de plata. Mientras esperaba el hervor de las hierbas, sacó unas raíces y otros vegetales de un costal. Retiró el cuchillo de la mesa y pensó que es lo que cortaría primero.

—¿Puedo ayudarte? —Preguntó complacida. A Macaria no le gustaba hablar con alguien que estaba ocupado y no hacer nada. Pandora asintió encantada, los recuerdos renacían y por un momento pensó que se trataba de Perséfone. —Puedo ayudarte a cortar eso, si quieres.

—Por supuesto pero ten cuidado, el cuchillo tiene mucho filo—Advirtió la morena. —Comienza a cortar las patatas en cuadros y las zanahorias en tiras, ya están limpias.— Macaria aceptó y tomó el cuchillo con cuidado con su mano derecha mientras que con la izquierda tomaba una patata para comenzar a cortarla como le había indicado Pandora. —¿Y cómo ha estado?

—Bien...dentro de lo que cabe...pero me gustaría estar mejor.

—¿Es por lo del señor Thanatos?

Aparentemente, ya todos sabían lo que había pasado y no era para menos, ya habían pasado cinco meses y Thanatos residía la mayor parte del tiempo en el Inframundo, así que era algo inevitable.

—Por mi culpa él no está, ni siquiera sé dónde esté.

—¿Tú culpa? No lo creo, no hiciste nada.

—Por esa razón, si hubiera hecho algo mi padre no lo habría exiliado—Dijo poniendo más fuerza en su voz. —¿Tú sabes dónde está? —Pandora negó y Macaria suspiró largamente debido a la frustración, a todos a los que le preguntaba, todos negaban ya sea porque le mentían o porque estaban en total ignorancia. —A veces pienso que ya no volveré a verlo.

—No digas eso, Thanatos podría regresar...sólo si tu padre lo perdona. —Dijo apenada por las escasas soluciones.

—Han pasado cinco meses y mi padre sigue enfadado, le supliqué varias veces que reconsiderara y no lo comprende...mi padre no va a acceder...¿Sabes Pandora? En verdad me gustaría saber sobre Thanatos, si está bien...quisiera que me perdonara por mi cobardía.

Pandora alzó los hombros, cuando se enteró del exilio del dios, no lo podía creer, al saber la razón comprendió un poco mejor la postura de Hades. Su felicidad y prioridad era su familia y al ver el riesgo en el que se metieron es una buena explicación aunque sí consideraba que ya había pasado el tiempo necesario lejos de ahí.

—Sólo podrías hablar con el señor Hades para que reconsidere su decisión, ya ha pasado tiempo...quizás ya haya perdonado lo que pasó pero no te lo ha dicho...si se sigue negando sólo la magia podrá ayudarte—Dijo Pandora sin demasiada importancia. Al mencionar la magia, sólo lo había dicho como un simple comentario superficial y carente de sentido pero en Macaria estaba ocurriendo otra reacción.

—¿Magia? —Preguntó en susurro que ni siquiera escuchó Pandora.

Por estar pensando en lo que le dijo, no apartó su dedo del filo del cuchillo y terminó cortándose. Apartó su mano y observó su dedo sangrar.

—¡Macaria! ¿Estás bien? —Se alarmó al ver que su dedo sangraba, incluso ella temía a las consecuencias si a alguna hija de Hades le pasaba algo.

—Sí, sólo fue una cortada sin importancia—Dijo la joven colocando su dedo entre los labios.

—Iré por un vendaje para calmar la sangre, enseguida vuelvo.

Los tacones de Pandora se escuchaban alejarse y Macaria tuvo el tiempo suficiente para pensar a su manera en lo que le dijo Pandora, para ella había sido una gran idea.

—Magia...la magia sólo podrá ayudarme.

***

En el despacho de Hades había un ambiente más tenso y angustiado precisamente por el tema en discusión que se había agendado. Estaban presentes los jueces de del Inframundo, Hypnos, Hécate, Perséfone y Hades. Perséfone era quien más preocupada se mostraba, los demás se mantenían al margen aunque sintieran lo mismo. El tema que estaban discutiendo era sobre Melínoe.

—Hace un momento le leíste la mano a Melínoe...lo que le dijiste debió tratarse de una mentira para ocultar lo que verdaderamente viste. ¿No es cierto? —Preguntó Hades, Hécate negó.

—Lo que le dije fue verdad pero moldeada para que no pudiera comprenderlo aún...lo que vi me dejó inquieta—Confesó Hécate.

—¿Qué fue lo que viste? —Preguntó Hades esperando una respuesta tan rápida como la anterior. —Por favor Hécate, necesito respuestas y es por eso que requerí de tu ayuda, necesito saber qué le está pasando a mi hija...

—El problema es que...no sé bien lo que le pase.

—¿Cómo? —Preguntó primero Hypnos enarcando una ceja. Todos estaban atentos a lo que Hécate estaba por decir. ¿Qué no sabía lo que le pasaba? No tenía sentido.

—Lo que vi fueron poderes desconocidos incluso para mí, oscuros y maliciosos pero que viven por sí solos, es decir, ella no tiene conocimiento ni control sobre ellos en su estado natural por lo que no recuerda nada después del trance—Explicó lo más claro posible.

Los jueces se miraron entre sí, ellos eran quienes menos conocían a Melínoe. Perséfone cruzó su mirada con Hades, él apretó los puños con frustración.

—Eso tiene relación con sus dolores de cabeza a ciertas horas de la tarde y a la falta de memoria ¿no? —Dijo Hypnos buscando toda la relación posible al mal de Melínoe.

—¿Por qué le pasa esto a mi hija? Desde que tenía unos siente años comenzó con los malestares y una vez atacó a Macaria...la última vez que la vi así fue hace unos meses cuando Melínoe se abalanzó hacia una ninfa, estaba fuera de sí y no entendía nada—Dijo Hades desesperándose por el caso.

—No hay nada claro que decir, no hay un mal específico pero...sí puedo decirles la razón a su mal—Mencionó Hécate y Hades inmediatamente se acercó impaciente.

—¡Dilo de una vez! ¡¿Por qué le está pasado eso?!

Hécate se recargó en su bastón, lo que estaba por decir era difícil y removería viejas heridas del pasado. Se giró hacia Perséfone quien tenía la mirada brillosa, aunque no quería preocuparla más de lo debido, tenía que decirle su sospecha.

—Es una suposición pero con gran probabilidad de que sea cierta—Respiró hondo. —Lo que le pasa a Melínoe es por tu madre.

Perséfone parpadeó y negó débilmente, le costaba asimilar lo que afirmaba Hécate.

—¿Mi madre? Pero ella no se ha cruzado con mis hijas, nunca las ha visto—Respondió la diosa.

—Deméter hizo un pacto al igual que yo y hemos estado en paz desde que Perséfone se volvió diosa del Inframundo. ¿Con eso quieres decir que rompió el pacto? —Demandó saber Hades con hostilidad, Hécate negó.

—Eso fue desde antes...Deméter le dio una pócima a Perséfone y con ella una maldición.

—No...esa maldición ya se había cumplido, nosotros tardamos tiempo incontable en volvernos padres debido a eso—Infirió nuevamente el dios.

—¿Y estás tan seguro que fue por eso? Eso fue sólo una coincidencia que ustedes relacionaron con la maldición de Deméter pero no lo era...Deméter plantó el mal mismo dentro de Perséfone y este se unió con Melínoe. Su hija está sufriendo por eso y lo seguirá haciendo si Deméter no hace algo al respecto.

Perséfone comenzó a llorar por lo que escuchaba. Su madre la había pedido perdón por haberle hecho daño pero en silencio, su hija sufría por la maldición.

—¡Maldita sea!

Hades pasó sus manos sobre su cabeza y gritó de rabia. A pesar de tanto tiempo y tantas dificultades, Deméter seguía haciéndole daño no sólo a ellos, sino que se había metido con su hija menor. Su ira enardecía y estaba a punto de ir con Deméter y desquitarse por todo lo que había hecho pero Hécate lo detuvo.

—No es tiempo de empeorar las cosas con más furia—Lo señaló con el dedo.

—¡¿Y qué debo hacer?! ¡¿Esperar a que Melínoe se ponga peor?!

—No, existe una manera de remediar ese mal y la única que puede retirarlo es Deméter.

Una risa retumbó, Hades estaba escéptico y paranoico. Ahora resultaba que la única quien podía ayudar a su hija era la misma que la había maldecido. Quería matar a Deméter, quería deshacerse de ella de una buena vez, controlarse era difícil; se estaba desquiciando.

—Yo voy a hablar con mi madre...tiene que deshacer lo que hizo—Dijo Perséfone.

—No...ella me va a escuchar y ni siquiera lo va a pensar, hará lo que yo le diga.

—Tienes motivos para estar así pero esa no es manera de convencerla ni de exigirle, simplemente no lo va a hacer—Hécate trataba de hacerlo entrar en razón.

—Me va a escuchar...¡Deméter se arrepentirá de haberse metido conmigo!

—¡Ya basta! —Exclamó Hécate golpeándolo con el bastón. —¡No seas bruto! Deméter es igual de necia que tú. ¿Quieres ocasionar otra guerra? —Hades se quedó mudo pero seguía enfadado, también podría desquitarse con Hécate por no dejarlo actuar como él quisiera pero estaba allí para ayudarlos. —Necesitas tiempo para calmarte y pensar las cosas con la cabeza fría mientras yo busco la manera de ayudar.

—¿No acaba de decir que sólo Deméter puede retirarlo? —Preguntó Hypnos confundido.

—Sí y después dije que voy a buscar la manera de ayudar, no me quedaré con los brazos cruzados...después de todo, Deméter utilizó mis pócimas para hacerte esto—Hécate se refirió a Perséfone. Hades al escucharla decir eso sintió sólo un poco de calma.

—Te recompensaré si nos ayudas, debe haber algo que contrarreste las acciones depravadas de Deméter—Dijo Hades respirando hondo varias veces.

—No es necesario viejo. Te daré tu espacio, mañana me iré a la Tierra, tengo mucho trabajo por hacer pero tengo todo lo que resta del día para pensar en cómo ayudarlos.

—Gracias Hécate...necesitamos meditar las cosas—Dijo Perséfone acercándose a Hades.

Hécate salió del despacho sin interponerse más porque era justo lo que quería, lidiar con el humor humeante de Hades era demasiado, mejor esperaría a que las cosas volvieran a ser más blandas...claro, antes de que se marchara. Fue caminando por el pasillo del castillo rumbo a la habitación que le había sido asignada en su estadía; quería descansar. Sus lentos pasos eran seguidos por otros silenciosos.

Al final del pasillo estaba dicha habitación, su pequeña mano quedó encima de ella pero sin intenciones de girarla aún.

—No es necesario que evites hacer ruido, ya sé que me sigues—Dijo sin mirar atrás.

Macaria soltó aire y colocó sus pies por completo en el suelo. ¿Cómo la había escuchado? Había tenido el sumo cuidado de no hacer ningún ruido y creía que lo había conseguido.

—Discúlpame es sólo que quería ver a dónde ibas.

—A mi habitación prestada...no me informaron que iba a tener vigilancia—Ironizó.

—Tampoco es eso, deseo hablar contigo.

—Lo sé...y disfrutaste mostrándome habilidades ninja.

—¿Ninja? ¿Qué es eso? —Frunció el ceño Macaria.

—Olvídalo, es largo de explicar...¿Qué hace la hija de Hades siguiéndome?

—Ya lo dije, deseo hablar contigo—Macaria volteaba a sus espaldas, no había que decir nada para suponer que no quería que la vieran con ella.

Hécate pasó su mano por la frente arrugada y abrió la puerta de la habitación. Macaria comprobó que le estaba dando la oportunidad de hablar con ella dentro y entró enseguida. La joven se sobó las manos esperando medir las palabras correctas. Hécate caminó hasta la cama y se sentó en ella con lentitud y torpeza.

—No es por ser hostil ni desconsiderada pero tengo mucho trabajo y por lo que entiendo, nadie sabe qué estás hablando conmigo—Macaria se mordió los labios. —Te escucho.

—Bueno, más que hablar contigo...quisiera un favor, se trata de Thanatos.

—Vaya, me enteré que "Don ceño fruncido" lo desterró—Hizo una referencia a Hades, Macaria estuvo a punto de reírse. —¿Cómo está?

—Es exactamente lo que quiero saber, desconozco que ha sido de él y nadie sabe darme una respuesta o un indicio de su paradero, por eso estoy aquí.

—Ajá...¿Eso es todo?

—Pues...—Macaria no tenía idea de si estaba en el camino correcto y Hécate hablaba muy repentino que podría parecer que no le estaba poniendo atención. —Sí, eso es todo.

—¡Oh vamos! —Hécate dejó su bastón a lado suyo.—No me vengas con eso. ¿Vienes a buscarme sólo para saber algo básico? Debes tener una mejor razón.

Era lo más lógico, Macaria no estaba siendo honesta y era lo que Hécate necesitaba para ayudarla.

—Está bien...Hace cinco meses, Thanatos nos estaba enseñando sobre la transición divina y nos llevó a la Tierra y yo queriendo dominar la habilidad decidí hacerlo por mi cuenta pero...

—¡La versión breve por favor! —Pidió Hécate con desesperación porque Macaria hablaba demasiado rápido.

—Dijiste que querías que te contara más.

—Pero no tanto, sólo dime en lo que realmente quieres que te ayude.

—Tengo sentimiento de culpa, si Thanatos ya no está aquí es porque yo no lo defendí, no tuve el coraje suficiente para aceptar mis errores justo a tiempo y Thanatos mintió para defender a mi hermana y a mí, se echó toda la culpa y mi padre le creyó. —Hécate bajó los labios e iba asintiendo pero no decía nada y pronto sus gestos fueron moviéndose con intención de reírse. Macaria comenzaba a enfadarse. —Te estoy hablando en serio.

—Lo sé y no me estoy burlando...fue un malentendido, sé que quieres ayudar pero tu padre es un cabezota y el otro quiso ser un héroe, polos opuestos, lo mejor es que Hades esté tranquilo y Thanatos lejos de aquí.

—¡No te pedí un consejo! ¡Quiero tu ayuda! —Exclamó enfadada.

—¿Quieres que yo vaya a ofrecer disculpas por ti? —Se señaló.

—No, quiero hacerlo yo—Soltó sin pensarlo, Hécate se cruzó de brazos complacida.—No fue justo que Thanatos se fuera y para serte más sincera tampoco fue justo que rebasara los límites con mi papá pero él no entiende...quiero enmendar mis errores.

—¿Con Hades o con Thanatos?

—Con ambos pero primero quiero resolver los problemas con Thanatos y que él regrese, no merecía lo que le pasó.

—Sobrepones la relación con Thanatos sobre la de tu padre, eso tiene un peso interesante...¿Por qué? —Macaria volcó los ojos, de verdad estaba sintiendo que Hécate le estaba dando demasiadas vueltas al asunto y no se mostraba con intenciones de ayudarla. Por su parte, Hécate vio algo en la mirada de Macaria y se llevó las manos al rostro con gran impresión. —¡Por el Olimpo! ¡Sientes algo por él! Si tu padre se entera lo va a mandar al Tártaro.

—No digas eso, ni se te ocurra...y lo que siento por Thanatos es aprecio y admiración, es mi maestro...él creyó en mí cuando ni yo lo hacía. Lo último que me dijo Thanatos fue que nunca me rindiera y eso voy a hacer con o sin tu ayuda, no sé en qué estaba pensando.

Macaria dio media vuelta decepcionada y enfada por sentir que había perdido el tiempo nada más. Hécate bajó de la cama con cuidado y dio unos cuantos pasos antes de que la joven saliera de la habitación.

—Tú no has sido muy honesta conmigo, si acudiste a mí fue porque ya habías pensado en un plan—Le dijo deteniendo a Macaria de irse. —Soy bruja pero no adivina, no puedo leer las verdaderas intenciones de las personas y de los dioses,no es mi habilidad, hasta yo tengo limitaciones. Soy buena prediciendo pero no adivinando.

—Leíste mi mano—Dijo mirando de nuevo a Hécate. —Dijiste que la historia volvería a repetirse.

—Sí y en ella decía que sufrirías por amor, no sé qué tanto sepas de la historia de tus padres pero tú te pareces mucho a Hades. Ese amor ya pesa en ti pero será peor si decides continuar.

—¿Te refieres a Thanatos? —Preguntó con curiosidad.

—No hay ni habrá otro en tu corazón—Macaria no podía creerlo por completo. Aunque desde hace tiempo ella presentía que sufriría en el camino si se decidía a ayudar a Thanatos a ser feliz, no consideraba que él la hiciera sufrir. Thanatos la apreciaba y siempre se preocupó por ella. ¿Cómo le haría daño?. —Macaria. ¿Vas a decirme cómo quieres ayudar a Thanatos?

Macaria la miró fijamente, ese enfado que sentía se fue velozmente y en su mente volvió a plantarse Thanatos. Su corazón aceleraba cada vez que se imaginaba que lo volvía a ver. Ella se preocupaba por él más que por ella misma y no se perdonaría si él fuera infeliz por su culpa.

—Quiero que me perdone por lo que pasó, quiero que regrese...quiero que todo sea como antes. Desde hace unos minutos, a través de una conversación, se me ocurrió que tú podías ayudarme con tu magia ya que mi padre no cederá. Tú podrías hacer una transición para mí y llevarme hasta donde está él. Eso es lo que quiero.

Hécate quedó ahí parada sin su bastón, las palabras de Macaria estaban llenas de mayor seguridad.

—Sí que te pareces a Hades, sólo espero no lo quieras secuestrar.

—¿Eh? —Macaria no entendió y fue lo mejor, Hécate se percató que no era tan consiente de cómo surgió la relación de sus padres.

—Nada, escucha...lo voy a pensar, lo que me pides es demasiado arriesgado, me gusta el Inframundo como para que me destierren junto a Thanatos o peor, que termine a lado de tu abuela.

Ignorando ese último comentario, se acercó a la mujer y le tomó de las manos teniendo que agacharse un poco.

—¿En verdad vas a ayudarme?

—Dije que lo pensaría...ven mañana por la tarde y te daré mi respuesta pero no te entusiasmes tanto.

Macaria hizo exactamente lo contrario, se alegró como no lo hacía desde hace tiempo y la abrazó.

—Gracias, estaré sin falta aquí. Espero que en verdad me apoyes.

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Hola!!! Antes de que acabe la semana les traigo un capítulo más (me he superado :D)

Como he visto en sus comentarios, a muchas les está gustando la historia y me pone muy feliz saberlo, espero que este sentimiento perdure hasta el final.

Hablando del capítulo, aparecieron personajes de la historia pasada! Por cierto, hay que mencionar algo. En la parte donde están discutiendo lo del mal que ataca a Melínoe, Hécate menciona que eso se debe a la maldición que dio Deméter a Perséfone. Como bien podemos recordar de la historia anterior "Abrázame hasta la muerte" o para quienes no la han leído (y no es necesario que lo hagan,no es obligación :)) les explico lo que pasó:

Deméter tiene retenida por la fuerza a Perséfone y en un ataque ceguera debido al odio que sentía la diosa, le dio a beber a Perséfone una pócima que le robó a Hécate la cual consistía en una maldición que sólo ella podía retirar y que todos pensaron que se trataba de la aparente infertilidad de Perséfone por muchísimos años...aquí se confirma de que no es así.

Sí...Deméter volverá a aparecer en la historia >:V....Y en cuanto a nuestro ahora querido Thanatos (me quito la camisa que dice "I love Hades" y me pongo una de "I love Thanatos 1000%, en esta historia claro jaja)pronto sabremos de él y para ello voy a necesitar nuevamente de su apoyo...

Requiero de un nombre digno para Thanatos (nombre que usará durante su permanencia en la Tierra), yo pensaba en los siguientes:

 *Damon

*Nathe o Nathan

*Aeron

*Ethan

Si les gusta uno de estos nombres o algún otro, por favor, escribelo en los comentarios, será de mucha ayuda para mí además de ser una dinámica en la que paricipen todos :)

En cuanto a la participación de la portada, ganó la segunda (la que tengo en portada principal) hasta ahora por la cantidad de votos que ha tenido, en lo personal, las dos me encantan a mí :D, si los votos de la primera incrementan, la cambio y viceversa para que tenga un rol participativo.

Muchas gracias por su atención y su ayuda, los quiero mucho!!

Nos leemos próximamente, esperando no sea demasiado tiempo.

Abrazos y besos!!!

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