Capítulo 27
PD. No olvides leer hasta el final :)
Yo y mis horas locas para publicar. En mi país son las 2:47am.
Lo siento 🙊
**********************************
Ralen jugaba con algunas piedras que encontraba en el camino rumbo al castillo del Inframundo. Realmente no lo hacía por diversión sino porque no era consciente de lo que hacía por estar pensando profundamente. Por imaginar. Por crear imágenes que nunca iban a sucederle. A veces reía en solitario por los recuerdos más gratos mientras estuvo en la Tierra. En ningún momento pensó en lo mucho que se sentiría vinculado a ese lugar, él sólo había ido a cumplir con su trabajo, no a distraerse. Ahora parecía que estaba en una misión breve y anhelaba poder regresar a la Tierra; a su hogar. Era increíble como con el paso de algunos días, podía llegar a cambiar su perspectiva. Quizás no se trataba de algo en concreto sino de alguien. Ralen se sentó sobre uno de los escalones antes de entrar y arrojó las últimas piedras pequeñas que tenía en la mano. El corazón se le agitaba cada vez que pensaba en Garena. Las ansías acababan con él y le costaba disimularlo. Afortunadamente, todo ese día había descansado. Y estaba bien, se sentía realmente tenso al sentir la mirada recia de su padre sobre él al notarlo distinto. No le iba a decir nada de lo que sucedió aunque sintiera culpa, y no iba a ser necesario decirle a Radamanthys que le pasaba, él tarde o temprano se daría cuenta, si es que no lo había hecho ya; de alguien había aprendido a ser tan observador y analítico. Eso lo atormentaba. Ocultar cosas no era propio de él pero eso no era lo que más lo acomplejaba sino el hecho de sentir algo por Garena, una humana. Sus padres le repitieron una y otra vez que no debía enamorarse de una humana porque él iba a padecer las consecuencias con el simple hecho de que no vivirían los mismos años, que ellas podrían morir en cualquier momento por cualquier evento desafortunado. Si eso pasara, podrían ir al Inframundo o a los Campos Elíseos pero eso no significaba que pudieran estar juntos. Podría enamorarse de algunas ninfas o semidiosas pero si se enamoraba de una humana, sería caótico.
¿Qué pensarían sus padres si después de todas sus advertencias, se enteraran de que la primera vez que sentía algo así por alguien, era por una humana?
En ese punto, llegaba a sentirse identificado con Caria y su amor secreto y prohibido con Thanatos. Claro que las reacciones de sus padres serían distintas; Hades era impredecible y posiblemente no querrá escuchar explicaciones, Radamanthys se pondría furioso al principio pero trataría de hacerlo reaccionar a través de una conversación sólida y extensa. Al menos era lo que pensaba Ralen.
Varias bocanadas de aire después, se dio cuenta de que Ariadna estaba de pie junto a él. Estaba asombrado pero inmediatamente ocultó su reacción. Intentó ponerse de pie pero Ariadna tocó su hombro, meneando la cabeza negativamente. Se sentó a su lado.
-Te estaba buscando y ni pensé que sería tan fácil encontrarte -dijo la chica.
-¿Ocurrió algo? ¿Necesitan mi ayuda? -cuestionó algo acelerado.
Ariadna reía.
-No, no es nada. Sólo te buscaba -Lo tranquilizó.
Ralen sintió que un peso se liberaba de su espalda, y ni siquiera sabía por qué.
-¿Ibas a decirme algo?
-Sí pero no sé por dónde comenzar. Al verte así se me han revuelto las ideas.
-Verme...¿cómo?
-Echando suspiros. Si continúas así, vas a acabar con el oxígeno del Inframundo -rio suavemente.
Ralen se levantó de un brinco, mirándola como si dijera el mejor chiste que se sabía. Reía también pero con nerviosismo.
-¿Suspiros? No suspiraba, no tengo porqué. Te has equivocado.
Ariadna conocía perfectamente a Ralen y sabía que estaba mintiendo. Ralen era bastante transparente y esperaba que Radamanthys no se fuera testigo de ese momento.
-Siéntate que aún no termino de hablar -Ralen la observó largamente y se sentó de nuevo, con una tensión defensiva-. Conmigo no debes fingir, sé que algo te ocurrió en la Tierra y podría apostar lo que fuera a que se trata de una mujer -Ralen se puso colorado y no pudo sostenerle la mirada. Ariadna asintió-. Lo sabía. Descuida, no tienes qué preocuparte, no le dirá nada a nadie.
-Gracias -No supo que más responder.
Ariadna le miró por más tiempo y lo empujó livianamente con el hombro, invitándolo a contarle más.
-¿Cómo es la chica? Debe ser un encanto para traerte así de loco.
Ralen sonrió al recordar el temperamento de Garena y su estilo único.
-Depende de qué consideres encantador. Ella es...difícil y trata de ocultar quien verdaderamente por miedo a que la lastimen. No conozco mucho de su pasado ni de lo que quiere en el futuro pero esa señorita desconfía de los demás, piensa que podrían lastimarla.
-Y quieres ser tú quien la ayude a confiar.
Ralen la miró de reojo.
-¿Tan ridículo suena?
-No, no es ridículo. Me emociona verte enamorado.
Ralen suspiró y se encogió de hombros.
-No sé si sea eso pero esa señorita me hace sentir cosas por ella. Antes de volver, discutimos porque me mintió y me ocultó cosas. Además de que creo me utilizó -dijo, pensando en los besos que le robó cuando estaban en el parque.
Se taladraba la cabeza cada vez que recordaba esas escenas y en la razón que impulsó a Garena a hacerlo.
Ariadna se carcajeó y le dio un golpe en el brazo.
-Esa chica ha cometido un pecado grave. Debería existir un círculo del infierno para aquellos que le mienten a Ralen -bromeaba-. Conociéndote, sé que eso te pesa -Ralen asintió con la cabeza, cohibido-. Deja de darle vueltas a detalles insignificantes. Si no lo ha hecho con maldad, olvídate de ello. ¿Por qué no vas a buscarla?
Ralen negó inmediatamente. Esa idea ya se le había ocurrido.
-Mi padre se dará cuenta de que me estoy escapando para ver a alguien. Siento que ya sabe lo que me pasa y no me lo dice porque no ha aparecido el momento indicado. No quiero que mi padre se involucre.
-Nosotros podemos ir a la Tierra cuando queramos, él no se dará cuenta de que te has ido. Está bastante ocupado al igual que mi padre. Además, sólo vas a ir y regresar para que dejes de extrañarla tanto.
Las palabras de Ariadna resultaban convincentes pero no demasiado. Ariadna veía que Ralen no estaba accediendo. Suspiró y mostró una carta que mantuvo oculta bajo su capa. Ralen vio el sobre con curiosidad, sobre todo porque Ariadna jugaba con ella en el aire para llamar su atención.
-¿De quién es? -preguntó por fin.
-Es de Eros, para ti.
Ralen volcó los ojos y resopló con hastío.
-Así que por eso te has dado cuenta.
-No, ya te dije que es porque te conozco. Agradéceme que nadie más la recibiera. Hermes vino a entregarla personalmente y lucía bastante avergonzado y divertido al mismo tiempo. Cuando me dio el sobre, entendí su gracia.
Ariadna le entregó el sobre a Ralen y este lo leyó enseguida.
"Apreciable Ralen, te doy una última oportunidad. Tu amada te espera con urgencia"
Una vena latente surgió de la frente de Ralen.
Quería ahorcarlo.
¡Eros no sabía respetar la intimidad de otros!
¿A cuántos más no les habría contado ya? ¿Cómo se le ocurría poner ese contenido fuera del sobre?
Ralen abrió el sobre y leyó las especificaciones de Eros sobre dónde encontrar a Garena. Fue a su estilo, a través de dibujos e indicaciones bastante precisas.
Lejos de su deseo impulsivo por patear a Eros, se preguntaba por qué Garena estaba en ese bosque. Se puso de pie y miró una última vez a Ariadna.
-¿Podrías cubrirme unas horas?
***
Elíseos.
Melínoe se mantuvo inexpresiva por algunos segundos, cuando reaccionó, frunció el ceño y le dedicó una mirada fría a quien estaba en su habitación y salía de las sombras poco a poco. Deseaba arrojarle el candelabro encima, era lo mínimo que se merecía.
-¿Qué haces aquí? -surgió un silencio, casi daba por hecho que no pensaba responderle.
-Creí que el hecho de estar en tu habitación resultaba más que claro -respondió con cierta burlonería.
Melínoe no estaba para bromas. Puso el candelabro en su lugar con gran rapidez y quiso salir de allí. Por mucho que se hubiera apurado, no le fue posible abandonar la habitación. Él se puso detrás de ella, impidiéndole moverse. Melínoe veía por los costados de su cara sus brazos y podía sentir su aliento sobre su cabeza. La piel se le enchinaba.
Sabía que lo estaba haciendo apropósito.
-Déjame adivinar, el de la mesa no eras tú -dijo sonriendo a medias.
Fobos bajó el rostro y acercó su boca cerca de su oreja.
-¿Deimos te engañó? Voy a felicitarlo más tarde. Por cierto, has demorado bastante y sabes que no me gusta esperar. Tuve que intervenir para hacer que vinieras aquí -dijo y se separó de ella.
Melínoe sintió alivio por no tenerlo cerca y no debilitarle las emociones. Apretó las manos y lo confrontó. Debía haberse imaginado que Fobos tenía que ver con el miedo repentino que sintió y lo que le orilló a irse de ahí.
-Te había advertido que no volvieras a manipularme y también creí haber sido clara al decirte que no quería volver a verte.
Fobos se acostó sobre la cama desinteresadamente, mirando hacia el techo, recargando la cabeza por encima de sus manos. Veía como la luz de la vela bailaba con las sombras.
-Deberías agradecerme por hacer todo un plan por venir a los Elíseos y hacer creer a todos que Deimos era yo, sólo para poder hablar contigo.
-¿Intentas hacerme sentir especial?
Esta vez, Fobos le miró por el rabillo del ojo y le clavó la mirada, enfadado por el comentario sarcástico.
-Tú sabes por qué he venido, no hay necesidad de que lo repita.
Melínoe se cruzó de brazos y rio sin contenerse.
-Sí, has venido para hacer oficial tu compromiso con mi hermana. ¿Planeabas por fin decírmelo a la cara o seguir fingiendo que no es lo que quieres?
Fobos irradiaba furor. Se puso de pie con la misma velocidad con la que se acostó y se acercó a Melínoe peligrosamente. Ella no lucía amedrentada.
-Esa no es la razón y lo sabes, que no quieras aceptarlo es tu problema -indicó con amenaza. Melínoe tragó saliva y rodó la mirada con lentitud, mirando hacia otro lado. Fobos respiró hondo, al mismo tiempo que se calmaba y miraba hacia arriba-. Maldita sea, Mel. ¿Por qué tienes que hacer todo tan difícil?
Melínoe enarcó una ceja con recelo.
-Yo no lo hago difícil, simplemente no voy a permitir que me sigas mintiendo a la cara -Levantó el mentón, mirándolo de nuevo-. Ni tú ni nadie va a seguir burlándose de mí.
-Sigues cabreada -afirmó. Negaba visiblemente con la cabeza-. Conmigo no van los rodeos, ¿qué es lo que tanto te enoja? ¿Qué no te haya dicho lo que planearon nuestros padres o que sea con Macaria con quien debo casarme? Dímelo ahora y apañátelas conmigo. Hazlo, pero no te dejes manipular por la maldición y te conviertas en alguien que tanto te negaste a ser.
La mirada de Melínoe brillaba de rabia contenida. Tenía mil cosas que recriminarle y de las cuales había pensado tanto. Ahora que lo tenía enfrente y la estaba incitando a que lo confrontara, no se le ocurría que decirle. Sintió calor en su pecho pero no le podía decir todo lo que sentía.
Melínoe se llevó las manos a la cabeza, sin dejar de mirarlo.
-Tal vez sea lo mejor, convertirme en quien tanto temí para que no vuelvan a subestimarme -dijo apretando los dientes-, pero si sigues apareciendo cerca de mí, nunca podré hacerlo. Por eso quiero que te alejes -El tono de su voz era demandante pero si se analizaba bien, se escuchaba como se entrecortaba en fracciones de segundos.
Fobos la miraba neutral. Al verla, sabía que sus palabras contrastaban con lo que verdaderamente sentía. Podía palpar su miedo y era más consciente que ella. Los sentimientos más oscuros de su corazón estaban en su contra y alimentaban esa maldición.
Lo que Caria le dijo, nunca lo puso en duda.
"Fobos y Deimos discutían sobre los avances que realizarían en la siguiente campaña. Ares ya les había advertido que pronto habría una guerra nuevamente con Athena por haber interferido en los saqueos de ciudades de Enio y en las guerras en los países áridos de África. Al contar con un enemigo tan estratégico como ella, sabían que lo correcto era actuar de la misma manera, buscando meticulosamente la mejor manera para atacarla. Ares no estaba del todo de acuerdo pues era más impulsivo pero ambos dioses lo persuadieron.
Tenían un plano que trazaban continuamente mientras compartían estrategias.
Fobos adquirió una pose pensativa, trazando el mismo mapa en su mente e imaginando como serían las contiendas. Deimos recién le había explicado su idea pero al verlo tan analítico, sabía que no estaba muy de acuerdo. Soltó una bocanada de aire con disgusto.
-¿Y si mandamos al diablo esto y consideramos la idea inicial de nuestro padre? Sinceramente yo prefiero atacar sin tanta precisión. Siempre lo hechos hecho así y ganamos -Pasó las manos por detrás de su cabeza.
Fobos lo observó con neutralidad.
-Athena es diferente. ¿Tú crees que no sabe que planeamos atacarla? Ella nos analiza y su silencio es muestra de que espera que actuemos. Ya sabe cómo atacarnos y es por eso que es necesario planificar.
Deimos enarcó una ceja y resopló evidente.
-Seguramente será sólo por eso y no tiene nada que ver que la presencia de cierta mujer ha introducido cierta pasión por las estrategias en ti. Apuesto a que deseas que esté aquí para darnos lecciones de ajedrez -Fobos entrecerró los ojos, mirándolo con advertencia. Deimos se carcajeó por haber dado en el blanco, y lo más gracioso era que no iba a aceptarlo. De pronto, Deimos dejó de reír y ambos miraron hacia la entrada de la tienda-. Eros viene de visita en un mal momento, ¿se esperará que lo eches de nuevo?
La última vez que Fobos vio a Eros, no escuchó sus explicaciones y no se tocó el corazón para echarlo con agresividad. Estaba demasiado furioso con él por haber soltado la lengua y haberle contado a Melínoe lo que a él le correspondía hacer.
Lógicamente, no estaba contento de saber que se atrevía a visitarlo como si nada hubiera pasado. Eso sin contar que sabía que iba con alguien más.
Más pronto que tarde, la tela fue levantada e ingresó uno de sus hombres, haciendo una reverencia.
-Señor Fobos, una señorita desea verlo con urgencia. Vino con su hermano Eros.
Fobos alzó ambas cejas. Deimos lo volteó a ver entre asombrado y curioso.
-Déjala pasar -ordenó Fobos sin dejar de mirar en esa misma dirección.
Pasaron algunos segundos más hasta que Caria entró en la tienda. Deimos estaba incrédulo y hacía comparaciones. Fobos por su parte estaba asombrado pero no mostraba emoción al verla.
Caria se sintió algo cohibida con semejantes miradas sobre ella. Por poco y creía que intentaban intimidarla para que se fuera. Suspiró hondo y no supo a quién mirar. Había ido a buscar a Fobos pero al ver a los dos hermanos juntos con ese impresionante parecido, sólo dejaba a la suerte el saber quién era quién.
-¿Quién de ustedes es Fobos? -preguntó, deslizando su mirada en cada uno.
Deimos tenía intenciones de jugar un rato pero Fobos estrujó esa idea.
-Soy yo -Atravesó los brazos. Antes de que Caria pudiera contestar, volteó a ver a Deimos de una manera que sabía interpretar muy bien.
Deimos hizo un mohín y alzó los hombros, saliendo de allí para dejarlos solos.
Fobos reparó en ella nuevamente, esperando por fin una respuesta.
Caria tragó saliva. En comparación a ocasiones anteriores, Fobos estaba serio y hasta se palpaba su impaciencia. O había llegado en mal momento o quizás, esa era la verdadera actitud de Fobos, lejos de estar jugando.
-Agradezco que me hayas recibido. No demoraré demasiado.
-No te recibí para charlar sino para pedirte que te vayas -dijo tajante.
-Recién acabo de llegar, no puedes echarme sin escucharme antes -defendió su postura y sus razones pero Fobos seguía desinteresado.
-Estoy ocupado y no recibo visitas en medio de una campaña, así que ve con Eros y dile que no traiga a otros para defenderlo. Después se marchan.
Caria frunció el ceño. No tenía idea a lo que se refería pero no se iría de allí sin hablar con él.
-Eros no me trajo por gusto, yo le pedí ese favor ya que no puedo hacerlo por mi cuenta -confesó.
Era verdad. Habría utilizado el anillo que le dio Hécate si sólo hubiera conocido antes el lugar donde se encontraba Fobos.
El dios seguía sin mostrarse cordial.
-En otro momento me contarás tu ineficiencia, por lo pronto, ya vete.
Caria abrió la boca con disgusto y lo confrontó sin pensar en las consecuencias.
-No me iré hasta no saber de Melínoe -dijo con firmeza.
Fobos quedó estático. Caria supo entonces, que había captado su atención. Ojalá no fuera sólo idea suya y terminara por hacer enfadar a ese impredecible dios.
-¿Melínoe? ¿Qué podría yo saber de ella? -cuestionó segundos más tarde, aparentando ser indiferente al tema.
-Es lo que quiero saber. Cuando nos vimos hace días en ese festival, me preguntaste por ella. Nadie pregunta por alguien con tanta insistencia si no fuera por interés.
Las palabras dejaron a Fobos sin una contra respuesta. Caria pensaba que tal vez él no era tan impredecible después de todo.
Fobos por fin se movió de ese sitio y le indicó con la mano que se sentara en una silla de piel. Caria podría imaginarse cualquier animal formando ahora parte de la decoración tan bélica. Se sentó sin chistar y lo vio cómo él permanecía de pie.
-¿Qué quieres saber exactamente? -preguntó con una mejorable sutileza.
-Recién me acabo de enterar de su maldición y que ella es la causante de que mi hermana sea tan voluble, agresiva y calculadora. También sé que ella estuvo contigo desde la vez que nos encontramos en el karaoke.
Fobos rio con ironía.
-¿Te lo dijo Eros?
Así había sido. Antes de que Eros pudiera llevarla ahí, le había exigido que le dijera dónde había estado Melínoe y con quién hasta que pudo confesarlo. Caria palpó en sus palabras una ira contenida, por lo que de inmediato defendió a Eros.
-No, él no fue. Yo misma lo deduje, y como tú eres su hermano, le pedí de favor que me trajera contigo -apretó las manos y las relajó cuando notó que Fobos se relajaba-. Escucha, Melínoe ya no es la hermana que conocí. Desde que volví a verla, me ha atacado continuamente con sus comentarios y hoy descubrí que intenta hacer algo en contra mía aprovechándose de cosas que le he contado. Quiero hacer algo por ella, algo que la ayude a ser la misma de antes pero no sé cómo hacerlo.
-Eso no sucederá aunque la ayudes. Ella ya ha cambiado.
-Sí, pero ahora es mala y estoy segura de que no es porque Melínoe lo desee, no ahora que soy consciente que lo que la ataca es esa maldición.
Fobos resopló vagamente. Él ya sabía que eso pasaría.
-¿Qué quieres de mí? ¿Consejos?
-Sí, y saber cómo era cuando estaba contigo. ¿Era igual? ¿Padecía por las noches?
Fobos no estaba convencido de contarle porque odiaba los cotilleos y contar asuntos que no le corresponden o lo involucran, sin embargo, podía sentir la desesperación de Caria por ayudar a Melínoe.
Se lo pensó dos veces antes de responderle.
-No. Era más débil al principio pero no malvada. A excepción de algunas breves ocasiones, se la pasaba tranquila, aprendiendo a controlarse. Que yo sepa, en ninguna noche cambió su personalidad. Todo iba bien hasta que se fue.
-¿Y cómo es que contigo logró controlarse y en la Tierra o en los Elíseos no?
Fobos volvió a pensarlo dos veces. Le costaba tener ese tipo de conversaciones.
-No lo sé. Cuando estamos cerca, Melínoe no padece de esos dominios por parte de su maldición y cuando no, su maldición comienza a manipularla y seguirá así hasta que ella no sepa controlarse por completo.
Caria pestañeó continuamente al escucharlo. Una sonrisa de esperanza se dibujó.
-Por favor, ve con ella. Tú eres el único que puede ayudarla a controlarse.
-No. No lo haré -respondió enseguida, desmoronando esa esperanza-. Melínoe no me quiere volver a ver y yo tengo cosas en las qué ocuparme. ¿Para qué ir? -Lo dijo con tanta determinación que Caria daba por hecho que nunca lo convencería.
¿Por qué tenían que ser tan necios?
Caria suspiró, abatida.
-Entonces, ayúdame a saber lo que no debo hacer con ella hasta que no encuentre una manera de ayudarla -Fobos permaneció con la ceja levantada-. Thanatos me ha propuesto no contarle nada a Melínoe y fingir que lo que hizo hace rato, me ha afectado pero no sé si eso vaya a funcionar.
Fobos echó la cabeza hacia atrás en tal sólo dos segundos.
-No es mala idea -respondió-. Si quieres evitar que Melínoe intente hacerte daño con sus maldades, deberás aparentar que sus planes funcionan porque eso es lo que quiere. Si ella, consumida con esa maldad, siente que no provoca nada malo en ti o si se da cuenta que has fingido, intentará dañarte a una intensidad mayor.
-¿Cómo puedo ayudarla? -preguntó con ansiedad.
-Como te dije, Melínoe no podrá ser ayudada si ella no hace algo al respecto para controlarse. Lo único que puedes hacer tú por ella, es enfrentarla. Melínoe pierde estabilidad después de un periodo de tiempo. Sus poderes son similares pero a ti te falta mucho por practicarlos a diferencia de ella.
Caria frunció la frente, no entendiendo muy bien el resultado.
-Es decir, ¿qué nos enfrentaremos?
-Es probable. Podrás engañar a Melínoe por algún tiempo pero no por siempre. Tarde o temprano se dará cuenta y va a intentar atacarte. Será mejor que te prepares.
Esas palabras no deseaba escucharlas pero no era la primera vez que se lo advertían, Hécate e incluso Thanatos se lo habían dicho. Ahora con Fobos, era un hecho que pasaría, y tenía toda la razón. Había dejado de estudiar y no había puesto en práctica sus conocimientos a diferencia de Melínoe. Si ellas se enfrentaban, Melínoe le ganaría.
-¿Puedo hacer algo para ganar tiempo y practicar sin que sospeche? -Era la pregunta del siglo.
-Sí, siguiendo la idea de Thanatos y completándola con lo que te dije. Sin embargo, deberás ser bastante creíble y dominar no sólo tus poderes sino tus emociones. Melínoe no sólo deberá ver que sufres sino que deberá sentir tu tristeza y miedo. ¿Sabes hacerlo?
Caria mordió sus labios y agachó la cabeza como si hubiera recibido un regaño. Fobos meneó la cabeza negativamente.
-Te has concentrado más en enamorar a Thanatos que en practicar, ¿eh?
Caria se sonrojó a mil. ¿Tan obvia era que hasta Fobos se daba cuenta? Y eso que sólo lo había visto dos veces en la Tierra.
-No lo había considerado importante -respondió avergonzada.
Fobos rio. Por fin lo escuchó reír después de toda esa conversación.
-Entre más pronto estudies, mejor. Ahora vete y práctica.
Caria asintió y se levantó.
-Gracias Fobos...oye...-Fobos esperó paciente a que continuara hablando-. ¿No irás a ver a Melínoe? -insistió.
-Ya te había dicho que no. ¿Por qué iba a cambiar de parecer de un momento a otro? -preguntó con ligera hostilidad.
-Porque sé que te importa Melínoe.
Fobos se asombró por la seguridad con la que lo confirmaba. Al parecer, él no era el único que se daba cuenta fácilmente de lo que el otro sentía.
-Macaria, creo que Melínoe se dará cuenta de que finges antes de que intentes poner tu plan a prueba -Se acercó, cambiando drásticamente el tema. Puso su mano sobre su frente y sus dedos sobre la cabeza. Caria sintió una compresión dentro de su cabeza. El corazón se le agitaba. Tuvo la sensación de querer huir, llorar y gritar. Tenía miedo. Fobos separó la mano de ella-. Ahora tu aspecto es convencible y tus emociones también -dijo con aires divertidos.
Caria lo miró con mucho sentimiento. En verdad quería llorar.
-El miedo que me has inculcado, ¿será creíble para Melínoe?
-Por supuesto. No sabe distinguir una tristeza de la otra, ni un miedo del otro. Pon la excusa de que te han lastimado y será suficiente. Sin embargo, esto será por algunos días. Tendrás que practicar también para esto.
Caria ahora se sentía profundamente triste y tuvo que limpiarse las lágrimas de sus ojos.
-Gracias. Espero que todo funcione.
-Si lo haces bien, lo lograrás. Por cierto, por nada del mundo vayas a distanciarte de ella. Actúa normal, muéstrale que confías en ella o igual sospechará.
Caria tomó mucho en cuenta su último consejo. Salió de la tienda y Fobos pudo ver a Eros, saludándolo con la mano al aire y una enorme sonrisa en el rostro. Fobos lo aniquiló con un solo parpadeo."
Fobos miró a Melínoe de nuevo. Aún no se percataba de lo que Caria estaba haciendo porque ahora sí, ella se sentía devastada. Se acercó aún más a Melínoe y ella tuvo que retroceder aunque no quisiera. Le miró exigente.
-¿Qué haces? -preguntó ella, tratando de mantener la distancia.
Fobos le tomó del brazo.
-No mereces convertirte en eso. Debes controlarte porque yo no podré estar cerca en los próximos meses.
-¡No voy a controlarme! Lo he intentado y no es la solución. Esa es mi naturaleza. Mi destino. Lo que debo hacer es dejar de evitarlo.
Fobos la tomó del rostro con resistencia. Melínoe quiso separarse de él pero sus esfuerzos no resultaban funcionar. Se perdió en su mirada marrón.
-Tendré que hacer algo para que reacciones.
***
Sicilia, Italia.
Deméter pasaba ambas manos por su cuello mientras se miraba por un espejo. Las marcas de las manos de Melínoe seguían impregnadas en su piel. Pasó las uñas por los moretones. Debía aceptarlo; la había subestimado. Nunca creyó que Melínoe evolucionara tanto con sus poderes.
Esos días en los que se había perdido, resultaron ser positivos para ella. Ahora las había amenazado.
¿Qué debía creer?
Aunque Pat le confiara sus planes, no estaba del todo segura que funcionaran. Ya había sido testigo de ello en el pasado. Sin embargo, la venganza de la que tanto hablaba resultaba ser más personal en los últimos días, excluyendo los problemas de Deméter.
Lo único por lo que seguía dentro del plan, era para darle una lección a Hades. Jamás le perdonaría lo que le hizo y lo mejor era que él se pusiera en su lugar en carne propia. Eso la alegraba con malicia. Otra razón por la que se sentía emocionada era porque se acercaba el día en que volvería a estar con Perséfone. Con su hija con ella, Hades perdería la cabeza y actuaría con la cabeza caliente.
Era perfecto para que ella actuara por su cuenta.
Salió de la casa con una cesta y fue al bosque y a orillas del río para recolectar hierbas de un mismo tipo. Tuvo e cuidado de cortarlas desde la raíz y las colocó sobre la cesta hasta que esta se llenó. Regresó a su casa y depositó la cesta sobre la mesa. Miró largamente las hierbas con una extrema sonrisa. Algo la motivaba para llevar a cabo el mismo proceso con el que le dio vida a Olek.
A pesar de los años y a pesar de que le había suplicado incontables veces a Perséfone que la perdonara por lo que le hizo, lo cierto era que nunca iba a arrepentirse totalmente de sus acciones porque aún no perdía la esperanza de su hija se alejara de Hades.
La puerta se escuchó. Deméter miró hacia sus espaldas, concentrándose en quien estuviera detrás de la madera.
¿Quién podría visitarla a tan tardes horas?
Ojalá no fuera Pat nuevamente porque no estaba de humor para recibirla.
Abrió la puerta sin preguntar siquiera y sus ojos azules mostraron asombro increíble. Se podía vislumbrar una mezcla de alegría y resentimiento que supo disimular con indiferencia. Le costaba hacerlo. Por fin, después de tantos años de no saber nada de él, volvía a verlo.
Estaba tan distinto, una lástima que ni así borrarán la imagen de Hades.
-Olek -dijo con voz seca.
Olek se mantuvo frío y distante hasta que la vio pronunciar su nombre. La analizó de arriba abajo con preocupación, sobre todo porque notó las marcas sobre su piel blanca. Se puso de rodillas frente a ella y la abrazó sin decirle nada.
Deméter estaba en shock. No se imaginó que su reencuentro sería así. Después de lo que le hizo, se esperaba la misma reacción que todos se han tomado con ella. No un abrazo. Enmudecida, puso las manos sobre sus hombros y acarició los cabellos negros con sus dedos. Ese abrazó provocó que sus mejores sentimientos salieran a la luz. Vaya, ni siquiera Perséfone la abrazaba sin sentirse incómoda.
-He regresado -dijo, después de un buen rato de abrazarla. Se puso de pie, borrando aquel momento afectivo-. ¿Quién le ha hecho esto en el cuello?
Deméter pasó su mano por el cuello con perplejidad.
-No es nada -respondió algo a la defensiva-. ¿Por qué has vuelto?
Olek percibió que Deméter no quería hablar por ello. No le iba a insistir por el momento.
-Quiero hablar contigo sobre mí -respondió de manera directa.
Deméter arqueó la ceja.
-¿Qué quieres decir con eso?
Tenía la intuición de que sabía a lo que se refería y sintió que algo se desprendía de sí misma, de nuevo. Rechinó los dientes, culpando a la mujer que lo había entrenado durante tantos años y que ahora, le había dicho parte de su pasado.
¿En verdad no lo sabía Olek o sólo la estaba tanteando?
Olek infló los pulmones. Estaba nervioso y por fortuna, no lo demostraba.
-Quiero saber...quienes son mis verdaderos padres.
***
Elíseos.
Dos horas después.
Caria había ido a los jardines después de que Thanatos fue a buscar a Hades. Había querido ir con él, incluso lo propuso pero Thanatos le dijo que primero debía hablar con Hades hombre a hombre. Eso la ponía nerviosa.
¿Cómo iba a reaccionar Hades cuando Thanatos le contara todo? No quería que lo echara sin escucharlo como lo hizo hace tiempo.
Permaneció sentada sobre la fuente de mármol con las manos cubriendo su rostro. Imploraba que todo saliera bien. Deseaba que Hades entendiera su amor sin mayores preámbulos y deshiciera la idea del casamiento con Fobos. Aunque era lo que quería, también se imaginaba a Hades de la peor manera.
Perséfone la vio desde el balcón y no dudó en ir hacia ella. Caria había reaccionado impulsivamente durante la cena pero aun así le daba la razón. Ella misma se había enfadado que Hades no tomara en cuenta su opinión sobre el casamiento, sólo le había informado lo que iba a suceder. Además, Perséfone conocía los sentimientos de su hija y de Thanatos, era lógico que ninguno iba a estar contento con la noticia.
Al sentarse junto a ella, fue que Caria se percató de su presencia. Tenía los ojos aguados.
-Te vi desde arriba y quise hacerte un poco de compañía. Espero no interrumpir -comentaba Perséfone.
-Mamá, ¿tú sabías que me casarían con Fobos? Es decir, ¿sabías que era un hecho?
Caria estaba consciente de que Hades y Perséfone habían hablado acerca de su posible casamiento con uno de los hijos de Afrodita. Thanatos le informó que Fobos era el candidato en el que habían pensado para dicha unión pero que haya sido oficial a sus espaldas, era distinto.
-Me enteré hace unas horas. Tu padre ya lo había decidido junto con Ares desde hace días.
Caria resopló abatida y volvió a ocultar su rostro con sus manos. Perséfone le acariciaba la espalda para reconfortarla.
-No voy a casarme con él. No quiero...prefiero que me destierre a tener que casarme con alguien que no amo. ¿Cómo se atrevió a dar por hecho la boda? Lo desconozco...no, jamás creí que podía ser así.
Perséfone suspiró. Algo pasaba con Hades, eso era seguro porque nunca fue así de desconsiderado. No con ellas.
-Dale un poco de tiempo. Tu padre es razonable...aunque a veces necesita que olvide su orgullo -dijo entre dientes-. Él también está enfadado. Mucho diría yo. Fobos habló con él hace un momento.
Los húmedos ojos de Caria se clavaron con perplejidad en su madre. Sintió mayor temor.
-¿Han hablado acerca de la boda? -La voz le temblaba.
-Tranquila cariño, no te exaltes. No sé de qué han hablado pero tu padre estaba furioso -comentó Perséfone-. ¿Y Thanatos?
Caria se mordió los labios con angustia.
-Fue a hablar con mi papá -Las manos le temblaban-. Mamá, tengo algo que decirte sobre él y yo.
-¿Qué se quieren? Descuida, ya lo sé.
Caria sintió que el corazón se le encogía.
-¿Cómo? -No podía creerlo-. ¿Tú nos viste en la biblioteca?
Perséfone pestañeó dos veces. Seguramente su preocupación y tristeza tenían que ver más allá del tema de la boda.
-No, yo no fui. ¿Qué estaban haciendo en la biblioteca? -No era necesario que le contestara. Hasta el mínimo detalle visto por alguien equivocado, era conflictivo-. No es momento para que Thanatos hable con Hades. Él está muy enfadado.
<<Podría desquitarse con él o tomarse peor la confesión>>, pensaba Perséfone para no alarmar demasiado a su hija.
Esperaba que Thanatos no se topara con Hades esa noche.
***
Garena terminó rendida sobre el suelo. Miraba toda la casa de arriba abajo, orgullosa por observar los sorprendentes resultados. Toda esa casa que se caía de la suciedad, ahora estaba impecable. Sólo le faltaba limpiar cerca de las ventanas y acabaría. Gritaba internamente un montón de palabrerías porque Hécate no se apareció desde entonces. Ahora que estaba más calmada porque plasmó su coraje en la limpieza, lamentaba haberle hecho caso.
Mejor se hubiera ido porque probablemente, no la felicitaría.
¡Ya parecía!
Garena se levantó con algo de torpeza y se acercó a unas ventanas rotas. Se detuvo de golpe al ver una curiosa lata de soda puesta en un estante. Apenas se daba cuenta de su existencia y era lo único que no estaba cubierto de polvo como el resto de las cosas, antes de limpiarlas. La tomo con su mano y la inspeccionó con desconfianza.
Parecía una soda común. ¡A ella le encantaban las sodas! Y con la sed que tenía después de tanta limpieza, se le hacía agua la boca. Sin embargo, leyó las instrucciones y no le entendió a nada de lo que estaba escrito.
¿Y si era uno de los menjurjes de Hécate?
Estaba en un dilema por si beberlo o no. Miraba fijamente la lata.
Eros miraba en la distancia con unos binoculares y arrugó la frente.
-Así deberías mirar a ese hombre...con tanto amor y deseo, ¡pero no! Aquí tiene que estar Eros para intervenir por culpa del orgullo -decía para sí. Esta vez, se mantuvo discreto y no andaba arruinando sus planes.
Garena seguía mirando esa lata pero ahora con frustración. Mejo no beber algo que no sabía. Incluso y hasta Hécate lo dejó ahí a propósito para jugarle una de sus "enseñanzas" por haberse metido con ella.
Era raro que estuviera hablando de su tatarabuela.
Alzó la mirada lentamente hacia la ventana y se quedó de piedra al ver que alguien estaba afuera y la veía interesado.
-Hola señorita -saludaba Ralen con cortesía.
Sin embargo, Garena no se detuvo a razonar la realidad y se dejó llevar por el susto. Le arrojó la lata de soda en perfecta precisión hacia la cara. En cuestión de nada, Ralen desapareció de su vista.
Garena detuvo su respiración y se asomó por la ventana para asegurarse de que se trataba de su imaginación. Desgraciadamente para Ralen, no fue así. Él estaba tirado en el pasto con una enorme marca roja en su frente.
Eros casi lloraba en ese instante por los desafortunados sucesos. A ese paso, iban a terminar matándolo de un coraje.
Garena sacudió las manos con arrepentimiento y salió de la casa para auxiliarlo. Se puso de rodillas cerca de su rostro y dudaba en tomarle la cabeza.
-Ay no...¿lo maté? -preguntó a sí misma.
Ralen abrió los ojos lentamente. La cabeza le daba vueltas y le dolía la frente. Veía la imagen borrosa de Garena y creyó que la estaba imaginando. Alzó la mano hacia su cara y acarició una de sus mejillas.
-Señorita, usted hace que mi cabeza siempre de vueltas.
Garena se sonrojó.
Eros desilusionado y a punto de abandonar la misión, los miró de nuevo y recobró la esperanza. Utilizó de nuevo los binoculares y cubrió su boca con la mano para no gritar por la emoción.
Garena ayudó a Ralen a levantarse y tomó la lata de soda antes de llevarlo dentro de la casa. Una vez ahí, lo ayudó a sentarse en una silla, esperando que no se rompiera con el peso. Fue a humedecer un trozo de tela y regresó para que pudiera ponérselo en la frente. Ya hasta le había salido un chichón.
Estaba arrepentida.
-Lo siento, Ralen. Me tomaste por sorpresa. Estoy sola en el bosque y jamás pensé que tú aparecerías.
Ralen, mejor enfocado, tomó el trozo de tela y lo puso sobre su frente con pálpitos hasta colocarlo sobre el golpe. Vio fijamente a Garena.
Era real.
-Señorita...no sabía que lanzaba tan fuerte -intentó bromear.
Garena no le veía la gracia.
-Te acabo de lastimar, ¿qué no estás enfadado?
-No. No me lo esperaba pero no estoy molesto con usted. ¿Qué hace en medio del bosque?
Garena tomó aire y se sentó en otra de las sillas sobrevivientes.
-Digamos que estoy de visita con mi...-Se limitó a no decir la verdad. Ralen la echaría de loca o mentirosa-. A mi abuela.
-¿Su abuela? ¿La encantadora mujer de la biblioteca?
Garena olvidó que Ralen conoció en una ocasión a su nonna.
-No, a otra abuela. Es que vive aquí de vez en cuando y hace tiempo que no sé de ella. Mi madre regresó y me ha pedido que la visite -No era totalmente mentira.
Ralen inspeccionaba el entorno. Le resultaba extraño que no hubiera más muebles que la vieja mesa, las sillas y algunos estantes vacíos, pero como le dijo que su abuela vivía ahí de vez en cuando, no preguntó demasiado.
Se preguntó el por qué Eros lo mando exactamente a verla.
¿Garena lo querría ver? ¿O es que todo era manipulación del dios?
Si lo veía, había que aclarar cosas con él.
-¿Y dónde está su abuela?
-Fue por la cena. Es muy tradicional y quizás haya ido a cazar.
-Aun así, no debería estar sola en este lugar. No hay nadie afuera.
-Estoy bien. Como habrás viso, me sé cuidar sola -Por fin bromeó.
Ralen rio pero le dolía la frente. En serio, la había extrañado.
-Señorita, me disculpo por haberme ido sin resolver nuestras diferencias anteriormente. Estaba enojado por la situación que se suscitó entre Caria y Thanatos.
¿Cómo olvidarlo? Se había sentido mal por Caria y habría querido enfrentar a Thanatos para que le explicara porqué lastimó así a Caria.
Por otro lado, retomar lo sucedido con Ralen, le causaba nerviosismo.
-Pero...creí que ya habíamos hablado sobre eso -Garena tenía bastante sed. Abrió la lata de soda y escuchó el apetecible y burbujeante bebida.
-Hay algunas cosas que no, señorita. No he dejado de pensar en ellas y en...usted.
Garena no supo cómo reaccionar y sonrió con nervios. Tomó la lata y la llevó a sus labios para darle un sorbo grande.
Eros manoteaba con emoción y preparó la cámara de video.
-¿Cómo qué quieres saber? ¿Y por qué pensarías en mí? ¿Estás enamorado de mí en secreto o qué?
Garena preguntó exagerando con cierta diversión. Todo eso mientras intentaba adivinar el sabor de la soda. Era bastante dulce pero adictivo. Volvió a darle un sorbo.
Ralen había quedado sin palabras por los cuestionamientos al tanteo de Garena. Debería estar acostumbrado a sus contestaciones pero esta vez, algo era diferente. La veía beber esa soda como si no lo hubiera hecho en años y no quiso interrumpirla hasta que separara esa lata de sus labios. Analizándola con mayor detalle, se daba cuenta que ese ostentoso maquillaje con el que la conoció, había desaparecido gradualmente. Incluso, lo hizo desde que tuvieron esa cita. Estaba contento y admiraba más la belleza de Garena.
-Tiene bastante sed, señorita.
-Me costó mucho trabajo limpiar este lugar y ni siquiera agua potable hay. Esto me ha salvado -dijo con una enorme sonrisa.
Garena miró a Ralen fijamente y sin titubeos. Ese nerviosismo que sentía, desapareció. Se levantó de la silla y se acercó lentamente hacia Ralen. Él tuvo que hacer la cabeza hacia atrás.
-¿Qué...sucede?
-Tus ojos son más claros de lo que pensé -dijo en voz baja y con demasiada lentitud. A los pocos segundos, Garena recuperó la compostura como si no supiera lo que hacía.
Ralen estaba en la misma situación.
-¿Se siente bien, señorita?
Garena se echaba aire a la cara con las manos.
-Empiezo a sentir mucho calor. ¡Esto es un horno? ¿Apoco no?
Ralen ladeó la mirada. No compartía la misma percepción. Pronto, frunció el ceño al creer que era otro intento por zafarse de su conversación.
-No hace calor, ¿qué pretende con ese argumento?
-No pretendo nada...en serio, estoy que hiervo -pasó la mano sobre la su frente y pronto la quitó. Su mente se nublaba-. Creo que quiero bailar.
-¿Bailar? Espere no...¿Por qué hace esto? -Ralen intentó detenerla pero ella lo tomó de los hombros para que siguiera sentado. Él puso sentir el calor que emanaba de su cuerpo.
-Quédate aquí, yo voy a bailar.
Ralen le tomó de la muñeca, resistiéndose al calor.
-Por favor, no lo haga. Déjese de juegos y hablemos como se debe.
Garena no pensaba con claridad. Su cuerpo parecía moverse sin siquiera planearlo.
-¿Quieres hablar sobre por qué te besé? Porque me enloqueces, Ralen. No hay ni un solo minuto en que no piense en ti -confesó por sorpresa. Ralen no esperaba tanta sinceridad tan de pronto-. Ahora, voy a enamorarte con mi baile apasionado. Agárrate de ese asiento.
Garena caminó hacia las escaleras con pasos supuestamente seductores. Volteó a ver a Ralen con un movimiento de cabeza rápido que agitó sus cabellos de manera tan hipnotizante que dejó como bloque a Ralen. Comenzó a mover los brazos y las piernas de manera tan atinada que impresionada a su público. Sin embargo, todo eso ocurría sólo en su mente.
Ralen estaba sin palabras, era cierto, pero porque estaba asustado. Garena movía las manos y la cabeza como si hubieran usurpado su cuerpo. Movía tan raro los pies que creyó que se había lastimado un tobillo de verdad o podría estarse convulsionando y no lo sabía.
Eros dejó caer la boca hasta el suelo, en sentido figurado. No supo expresar cómo le hizo sentir eso pero fue algo cercano a pena ajena. Estrelló la mano contra su frente.
-¿Es en serio? ¿Ese es el gran baile de seducción? Yo lo llamo "matar mosquitos" -comentó Eros sin dejar de filmar.
Ralen sentía que estaba siendo descortés al querer interrumpirla pero estaba bastante preocupado por ella. Tomó la lata de soda e intentó leer los ingredientes pero igualmente, no entendió nada. Se acercó la bebida a la nariz pero eran tan concentrados los sabores que no distinguió ninguno. Le dio un trago pequeño para comprobar su sabor. Era dulce, demasiado. Supuso que eso había provocado que Garena se alocara. Miró nuevamente a la chica y se puso rojo como tomate cuando la vio quitándose la blusa y girándola hacia arriba con su mano.
-¡Señorita! ¡Por favor! Deténgase.
Garena le arrojó la blusa a la cara. Ralen se quitó la prenda de la ropa sin preocuparse por haber golpeado su chichón. Cuando vio a Garena, ella estaba peligrosamente con una rodilla en el suelo.
-Ralen, cásate conmigo...ahora mismo.
Eros tuvo que presionar con su mano su boca para no soltar semejante grito y carcajadas.
Aquello parecía un sueño.
Ralen por su parte, tartamudeaba por la impresión. Tubo que girarse para no verla directamente.
-Se-Señorita...eso es demasiado pronto -Estaba bastante nervioso.
-¿No quieres boda? Entonces dame cinco hijos, ahora mismo -Se tambaleaba y volvía a quejarse del calor-Mi cuerpo hierve cada vez más.
Ralen estuvo a punto de contradecirla nuevamente, sin mirarla, pero sentía una electricidad recorrerle en el interior. Un calor se iba agravando a cada segundo. Una nube invadió toda su mente.
-Tiene razón, señorita...hace demasiado calor aquí -Pasó la mano por el chichón y ni siquiera le dolía. Había perdido la sensibilidad.
-Te lo dije...pero no me crees. ¿Entonces qué dices? ¡Quiero saberlo!
Ralen respiraba hondamente para mantener la conciencia de sus actos. Sabía a lo que se refería Garena y también que no era su culpa. Esa soda tenía algo que aumentaba su atracción.
-Mi madre pensará que no soy un caballero y mi padre pensará que quiere abusar de mí -Le costaba hablar por medio de la razón.
Garena le tomó del rostro e hizo que la mirara.
-Ralen, hoy sabrás lo peligrosa que puedo ser -Le advirtió antes de besarlo y dejar caer su cuerpo en él.
No era de esperar que la silla terminara rompiéndose y ambos cayeran al suelo. Sin embargo, eso no pareció limitar sus deseos.
Eros no podía perder esa filmación. Bajó del árbol de donde estaba y caminó hacia la ventana para ver a esa pareja. Cuando los vio en el suelo, apartó la cámara y se agachó. Puso una mano en su pecho.
-No necesito grabar esto.
***
Inframundo.
Thanatos se había quedado con Caria en la biblioteca hasta que se calmara, sin importarle demasiado si alguien entraba y los veía de nuevo. De todos modos, era la noche en que revelaría la verdad. Después de poco más de una hora de estar con ella, la acompañó a los jardines y se fue a buscar a Hades. Algunas ninfas le habían dicho que se fue de los Elíseos poco después de que Ares, Afrodita y Fobos se fueran. Para Thanatos no fue difícil adivinar a dónde más había ido; al Inframundo. Era el único lugar donde se desahogaba.
Seguramente estaba demasiado enfadado por la revelación de Caria.
Llegó al castillo y preguntó por él pero nadie supo exactamente a dónde había ido. Siguió su instinto y fue a su despacho. Sólo ahí, uno de los guardias le dijo que estaba encerrado y que había ordenado que nadie le molestase hasta pasadas unas horas. Incluso, el guardián ni se acercaba a la puerta.
¿Tan enojado estaba?
Thanatos decidió que lo mejor era hablar con él ahora mismo. No otro día, no otra noche. Perder más tiempo sólo iba a complicar las cosas. Iba a esperarlo toda la noche si fuera necesario pero no se iría sin hablar con él.
No iba a mentir, estaba nervioso pero por ningún momento iba a echarse para atrás. No quería que Caria siguiera padeciendo por su secreto y una boda en lq que él tampoco estaba de acuerdo.
Imaginarla junto a Fobos o junto a alguien más, encendía una llama que destruiría todo. Ojalá se apareciera Hypnos para desquitar esa ira que sentía contra él. Ahora, él sería quien exigiría explicaciones.
Mientras pensaba en todo aquello que quería hacer, esperaba fuera del despacho de Hades. Perdió la noción del tiempo pero sabía que habían pasado más de dos horas.
El corazón se le achicó cuando escuchó que la puerta se abrió.
Hades salió del despacho con una mirada más que sepulcral. Miró a Thanatos con menos que indiferencia.
-¿Qué haces aquí? -preguntó con brutalidad.
Thanatos no le apartó la mirada de encima a pesar de la hostilidad de su voz.
-Quisiera hablar con usted, es en calidad de urgente e importante.
Hades pareció no querer recibirlo pero rápidamente, cambió de idea y postura.
-Pasa.
Hades entró de nuevo a su despacho y Thanatos detrás de él. Nunca había sentido tanta tensión en un lugar donde sólo estuvo un dios. Caminó sólo unos pasos detrás de él y se detuvo cuando lo creyó necesario. Aplicaba muy bien la distancia cuando eran asuntos realmente serios.
Hades miró por el rabillo del ojo a Thanatos mientras bebía whisky. Thanatos intuyó que Hades esperaba que él hablara primero.
-Lamento molestarlo pero es necesario hablar con usted sobre lo que pasó durante la cena y sobre otras cosas que son...
Hades alzó la mano para que se detuviera. Y así lo hizo. Su mirada impenetrable volvió a taladrar a Thanatos.
-Lo que pasó ahí es intolerable. Estaba consciente que Macaria se opondría a mi decisión pero no me esperaba que me hablara de esa manera. ¿Debo creer que eso le has enseñado? ¿A revelarse contra mí?
Thanatos negó inmediatamente.
-Por supuesto que no. Ella actuó así porque sintió que no tomaron en cuenta lo que quería. Yo habría preferido que las cosas sucedieran de otra manera.
Hades estiró los labios de una manera muy confundible. No se sabía si se reía de la ocasión o estaba siendo sarcástico.
-¿De qué otra manera sería, Thanatos? -Le preguntó. Thanatos supuso que se trataba de una de sus tantas preguntas retóricas, por lo que se quedó callado-. Thanatos, dime una cosa...¿cómo estuviste cuando estabas en la Tierra? ¿Qué hiciste?
No entendió el sentido de su pregunta en esos momentos pero no se opuso a responder.
-Intenté hacer una nueva vida, olvidarme que era un dios. Viví como un humano y no me arrepiento de haberlo hecho. Aprendí demasiado pero como ya sabrá, no abandoné del todo mi vocación.
Hades jugaba con el filo del vaso y comenzó a servir whisky en otro.
-Sí, lo sé. Me he puesto al tanto de ti hace dos años. Muchas veces se me ocurrió hablar contigo sobre lo que había pasado pero algo me detenía a hacerlo, no sabía por qué -Le acercó el vaso a Thanatos-. Aún en los últimos meses, me preguntaba si era adecuado hablar contigo de temas pasados que claramente no fueron tu culpa. ¿O sí?
Thanatos arrugó ligeramente la frene, tratando de entender a lo que se refería con ese sutil sarcasmo a pesar de que ya se había calmado considerablemente.
-Fue un error de mi parte haberles enseñado la transición antes de tiempo. No pretendía que ellas intentaran realizarla sin consentimiento ni preparación. Por eso, es que soy culpable.
Hades lo analizaba con detalle.
-¿Seguro que es un error? -Bebió ansioso de su vaso. Thanatos sintió como si le golpearan en el estómago. ¿Qué quería decirle? Estaba siendo menos directo a como lo conocía-. Hay algo que me ha quedado claro desde que te ordené que te fueras del Inframundo y es algo en lo que no me vas a mentir -Señaló con el vaso hacia Thanatos-. Lo hiciste por proteger a Macaria, no a Melínoe, a ella exclusivamente.
Era bastante lógico que pensara eso, Thanatos no lo dudó ni en su momento ni ahora.
-Sí, fue por eso. No hay otra razón.
Hades exhaló como si se estuviera conteniendo. Dejó el vaso sobre su escritorio. El poco líquido que permanecía en el fondo del vidrio, tambaleaba. Hades puso las manos en los costados del escritorio y levantaba el rostro para llenarse de paciencia o para buscar sus siguientes palabras.
Thanatos esperó paciente en silencio. Ese presentimiento que sentía, adquirió mayor intensidad.
Hades volvió a clavarle la mirada y lucía aún más calmado.
Era extraño.
-Thanatos, ¿qué estarías dispuesto a hacer por mi hija?
-Lo que sea -respondió sin pensarlo-. Mantengo mi postura con lo que dije en la cena, la defenderé de todo lo que sea necesario y de quien sea -Hades sonrió a medias-. Señor, hay algo que debo decirle y es la razón por la que he venido a hablar con usted a estas horas.
-Has venido a hablar conmigo y no esperaba menos -dijo, interrumpiéndolo de nuevo-, pero...seré yo quien dirija la conversación. Yo voy a ser quien pregunte para facilitarte el trabajo.
Otra vez, sintió rabia contenida en su ronca voz.
¿Y si él...?
-No me genera ningún trabajo. Estoy aquí para decirle la verdad.
-¿Qué verdad podrías decirme, Thanatos? ¿Qué desde hace tiempo te has dedicado a seducir a mi hija o que la tuviste contigo en la Tierra por días?
Thanatos abrió los ojos lentamente, dejándose llevar por los latidos del corazón y el asombro. Se lamentaba por dentro y se culpaba por no haberlo adivinado antes.
Eso explicaba el por qué actuaba de manera tan fría con Caria e incluso con él, pero aún así lo dejaba con incontables dudas.
-Voy a explicárselo porque seguramente ya ha idealizado cosas que no sucedieron. Yo jamás pretendí seducir a Caria ni tampoco planee que ella fuera a la Tierra en ninguna ocasión.
Hades golpeó el escritorio con sus manos con demasiada violencia.
-¡A mí no vas a engañarme de nuevo! -Apuntó con el dedo con demasiada amenaza.
Thanatos sintió que estuvo a poco de abalanzársele contra él. Como sospechó, no estaba muy dispuesto a escuchar explicaciones y ahora, tenía ideas formuladas que no se molestaría en defenderlas con capa y espada.
Sin embargo, Thanatos iba a defenderse esa vez y lo haría por Caria.
-Aquella vez, usted formuló sus propias teorías sin siquiera escucharme y con todo lo que me está diciendo, ahora doy por hecho que usted ya sabía que me eché la culpa por Caria para defenderla. Por ese acto, ¿usted consideró justo echarme del Inframundo? -quiso saberlo de una vez.
-Lo hice para alejarte. Nunca confié en ti por completo -confesó.
-Si nunca confió en mí, ¿por qué me asignó como maestro de Caria?
-Porque confié en las palabras de Hypnos y porque creí que yo me equivocaba al juzgarte...pero ahora sé que debí ser más fiel a mis instintos. Tú no eres y nunca serás de fiar. Me engañaste una vez hace mucho tiempo pero desde lo que hizo tu hermana y después de saber la razón detrás de lo que hiciste para que confiara en ti, siempre dudé y me arrepiento de haberte acercado a mi hija.
-No me juzgue por algo que usted no sabe. No conoce las razones -Le advirtió. Estaba jugando con fuego pero no le importaba.
Hades lo confrontó poniéndose frente a él con suma autoridad.
-Te juzgo por lo que eres, tú no aceptas tu verdadera naturaleza. ¿Vas a seguirme negando que no mataste a tu hermano Dolos sólo para ganarte mi confianza?
Thanatos estaba cansado de que esa mancha de su pasado lo persiguiera por siempre. Lo peor era la certeza de sus palabras. Dolos fue al único que mató con sus propias manos pero no lo hizo por traición sino porque Dolos y Ápate eran malvados.
Desde lo que hizo, Hades puso su confianza en Thanatos e Hypnos, incluso en Ápate, sin embargo, en secreto, su hermana lo odiaba por haber matado a Dolos. También Érebo.
Thanatos apretó las manos con impotencia.
-Usted no tiene derecho a juzgarme por eso y se lo repito, usted no sabe las razones por las que lo hice.
-Sí las sé y aun así te di varias oportunidades. Cometí el grandísimo error de permitir que Ápate ingresara a mis dominios y por su culpa y la de Deméter, casi pierdo a Perséfone. ¿Qué pretendías hacer tú? ¿Jugar con Macaria?
-Jamás lo haría porque yo la amo.
Hades tronó los dientes después de esa confesión.
-¿Enamorarte tú de Macaria? Me sorprende lo mucho a lo que has llegado, a cómo te has atrevido a mentirme incluso en la cara y debo confesar, que me has decepcionado...
-Yo no le miento con lo que siento -Se defendió, comenzando a exaltarse-. Me enamoré de Caria sin darme cuenta. No es algo que quisiera que ocurriera pero no me arrepiento.
-¿Y cuándo pensaban decírmelo? -Exigió saberlo-. Déjame responder por ti, nunca lo habrían hecho de no ser porque los vi en la biblioteca besándose.
Hades ardía de ira al recordarlo. Ya sabía que algo pasaba entre ellos dos y lo sintió aún más cuando Thanatos defendió a Caria y no dudó en ir tras de ella. Había preferido mil veces declararse paranoico que descubrir que lo que Athena le dijo era verdad. Abrir la puerta de la biblioteca y verlos besándose, le quebró el corazón e incendió todo su ser. Requirió de una fuerza de voluntad muy grande el no haber intervenido en ese preciso momento.
Quiso matarlo.
Quiso deshacerse de él...pero eso no habría sido lo mejor. Desde antes, ya había planeado algo.
La respiración de Thanatos se detuvo. De todos los que había imaginado que los habían visto, debía confesar que no se esperaba a Hades.
Thanatos desvió la mirada por un segundo.
-Íbamos a hacerlo pero...
Hades por fin lo tenía donde lo quería. Ahora no había razón válida que le aceptara como defensa.
-No lo hicieron porque ambos querían seguir con ese juego -concluyó la frase de Thanatos aunque realmente eso no era lo que quería decir-. Supe que ambos estaban juntos y que otros más los ayudaron a encubrirse y a mentirme en la cara y eso no lo iba a permitir, es por eso que tome cartas en el asunto antes.
Thanatos siguió con la mirada a Hades mientras este se alejaba al igual que sus tensiones. Sentía que un nudo se le ceñía en la garganta.
-¿Sobre qué? ¿Qué es lo que pretende? -preguntó disuadiendo aquella neblina de tensión.
Hades puso una mano en la pared, sin dejar de mirarlo.
-Alejarte de Macaria -respondió con sequedad. Thanatos sintió que el corazón giraba sin descanso-. No te quiero cerca de ella.
-Yo no me alejaré de Caria porque se lo he prometido y porque la amo -Entre más lo repetía, Hades sentía mayores ganas de acabar con él.
-¿No te preguntaste porqué te pedí que volvieras? -La pregunta lo heló. Claro que se lo había preguntado y lo había sospechado pero nunca pensó que fuera por algún tipo de plan-. Lo hice para observarte...a ti y a Macaria. Quería averiguar por mi propia cuenta de cómo me ocultaban la verdad mientras me creían un idiota. Para ello, debía hacer creer a Macaria que te había perdonado y volviera a tener confianza en mí. Ahora que sé la verdad, no voy a permitir que estén juntos.
-¿Y cómo piensa lograrlo? -Ojalá no hubiera preguntado. Thanatos se arrepintió a los pocos segundos.
-Yo no lo haré, tú sí.
Thanatos enarcó una ceja y rio con incredulidad.
-Se lo he dicho, yo no me alejaré de ella.
-Thanatos, haré como que te creo en todo lo que me has dicho e ignoraré lo último que me has dicho. ¿Vas a decirme que nunca te imaginaste que no merecías a Macaria por todo lo que hiciste? ¿Por lo que verdaderamente eres? -Le señaló con el dedo, nuevamente pero como si tratara de llegar a un acuerdo con Thanatos-. Reconsidéralo, eres sobrino de Erebo, el dios que sólo ha buscado adueñarse de mis dominios. Eres hermano de la mujer que trató de lastimar a mi esposa. Eres un asesino y nunca podrías ser capaz de hacer feliz a mi hija. Tú sabes lo que padecí junto a Perséfone cuando no podíamos tener hijos. ¿Deseas que Macaria pase por todo ese dolor innecesario?
Thanatos parecía estar escuchando a Hypnos hablarle, sin embargo, las palabras de Hades le perforaban el alma con mayor fuerza. Ni siquiera su hermano le había dicho tantas verdades en menos de un minuto y la mayoría no era por culpa suya.
-No, no lo deseo pero...
Hades lo interrumpió, como solía hacerlo y no pensó que sus palabras podrían lastimarlo aún más.
-Si alguna vez imaginaste que estarían juntos, olvídate de esa absurda idea. Podrás ser intocable gracias a tu madre pero eso no te hace el mejor hombre para Macaria -Hades se recargó en el escritorio y apoyó su puño sobre la madera, girándolo como si quisiera embonar una llave-. Nunca serás suficiente para ella, hagas lo que hagas y digas amarla tanto...es por eso que quiero que te alejes de Macaria para siempre.
Thanatos dolido, le respondió de manera irónica.
-¿No piensa impedirlo como lo hizo Deméter con usted y la señora Perséfone?
Hades hizo una mueca desagradable y enfermiza.
-Yo nunca seré como Deméter. A diferencia de ella, yo te estoy hablando de frente y con la verdad. La estoy protegiendo de todo lo que pueda hacerle daño -Se cruzó de brazos-. Athena me dijo algo más que no voy a poner en duda por las experiencias que tuvimos pero me dijo que Ápate intentaba vengarse de ti por esas cuentas del pasado a través de Macaria. Me advirtió que lo mejor sería alejarla de ti y en esta ocasión, no me opongo a su idea y es por eso mismo que prefiero que se case con Fobos. Sin embargo...eso no ha salido como esperaba -Hades se mostraba molesto de nuevo y no con Thanatos. Desvió su atención de ese tema y se centró nuevamente en el hombre que tenía enfrente y que iba perdiendo el brillo de esperanza en su mirada plateada-. Si no te alejas de Macaria por las buenas, entonces tendré que intervenir por las malas y no quiero hacerlo -suspiró largamente-. Viendo cómo Macaria me ha contestado esta noche, doy por hecho que se enfrentaría a mí sin importarle nada con tal de estar contigo. Si tú te alejas y se lo haces saber sin mencionar nuestra discusión de hoy, sufrirá por algún tiempo pero al final lo aceptará.
Thanatos le miró fijamente, con menos seguridad que antes. Quería luchar por lo que le prometió a Caria. Quería luchar por su propio amor pero eso desataría sufrimiento inmerecido. Sin que Hades lo hubiera mencionado, Thanatos no estaba orgulloso de su linaje. Siempre fue juzgado por eso y lo detestaba. Hypnos no corrió con tal desgracia.
-Y supongo que en cualquiera de las opciones, querrá que me vaya de aquí de nuevo.
-Así es -Una sensación amarga, desagradable y helada, destruyó todo lo que encontraba a su paso en el interior -Thanatos, prefiero que le rompas el corazón a que le destroces la vida entera o que alguien más quiera hacerle daño -dijo de la nada, tomando por sorpresa de nuevo al dios de la muerte-. ¿Qué prefieres tú?
Thanatos maldijo esa pregunta. Reclamaba a su maldito destino el haberlo puesto en esa situación, por tener que vivir con el rastro de un amor que nunca sería aceptado.
Hypnos tenía razón de algo. Si Thanatos decidía seguir luchando, la historia se repetiría. Tanto Caria como él, sufrirían. Vivirían todo el tiempo ante la incertidumbre de que Hades o alguien más pudieran hacerles daño. No se perdonaría nunca que lastimaran a Caria. Primero, mataba a Ápate antes de que pudiera hacerle daño, aún si eso le traía más prejuicios y lo señalaban con mayor vehemencia con los dedos.
Quería que Caria fuera feliz y estuviera bien, aunque no fuera con él.
Aunque él sacrificara la suya.
***
Sicilia, Italia.
Olek intentó no dejarse llevar por la impresión de esa revelación, sin embargo, no pudo ocultar su absorto y conmoción.
Deméter lo veía atentamente. No creyó que le diría le verdad sobre su origen, pero lo hizo y todo porque cierta diosa se involucró en lo que no le incumbía. Creyó que después de esa confesión, Olek le diría sus mil verdades a la cara y se alejaría de ella sin pensarlo...pero no sucedió. El buen corazón de Olek se reflejaba en sus ojos.
Deméter se cruzó de brazos.
-Ahora que ya sabes la verdad, ¿qué harás?
Lo que le preocupaba un poco era que fuera a contarles la verdad a Perséfone y a Hades y que quisieran ir por su cabeza de una buena vez. Como no tenía poderes más que los necesarios que le otorgó Zeus, estaba vulnerable.
Olek se puso de pie y volvió a mirar a Deméter, sin odio alguno.
-No lo sé. Sin embargo, quería saber la verdad de sus labios -indicó-. Con esto que me dijo, entiendo mucho mejor el comportamiento que tuvo conmigo durante mi infancia y el por qué me dejó al cuidado de alguien más.
-Debes odiarme por eso.
Olek negó con la cabeza y le tomó ambas manos.
-No le guardo rencor. Lo único negativo que siento, es la impotencia por lo que le han hecho.
Deméter se había encargado de decirle la verdad a Olek no sin antes contarle su versión sobre lo ocurrido hace tantísimos años con Hades y su hija. Olek, por el cariño que le tenía a pesar de todo y por la versión que le dio, consideró a Deméter una víctima.
-Debo confesarte que me sorprende que seas tú el único que cree en mí, Olek.
El joven de cabellos ébanos reparó de nuevo en ella.
-Y la defenderé de lo que intenten hacerle. Ahora puedo hacerlo -afirmaba. Durante mucho tiempo, se enfrentó a muchos conflictos que lo orillaron a tener que subsistir como fuera y a aceptar la ayuda de algunas diosas para enseñarles lo que sabían. Ahora era un guerrero capaz de blandirse en batalla-. Y mi nombre ya no es Olek, lo he cambiado por petición de mi maestra.
Deméter enarcó una ceja.
-¿Ah, sí? ¿Y cuál es tu nombre ahora?
Él sonrió cuando Deméter terminó de formular su pregunta. Puso una mano en el escudo que llevaba sobre su armadura cerca del pecho y se inclinó discretamente. Con respeto y orgullo.
-Mi nombre...es Zagreo.
*************************************
¡Hola! ¡¿Cómo están?! Yo bien eufórica por este capítulo que me ha tenido escribiendo como loca toda la tarde jaja. Como estaba ansiosa por publicarlo, he tenido que suspender unas actividades de la Uni (mañana tendré doble trabajo U.U....)
Wow, esto tuvo de todo. A mi punto de vista, ha tenido muchos momentos impactantes y llenos de tensión, aunque nos han resuelto algunas dudas que teníamos de capítulos anteriores.
En este momento, quisiera saber...
¿Cuál ha sido su parte más impactante?
Me muero por saberlo, al igual que lo siguiente:
1.- ¿Qué ha hecho Fobos para calmar a Melínoe? ¿Por qué lo ha hecho?
2.- ¿Qué crees que le dijo Fobos (el verdadero) a Hades que lo ha dejado más encabritado que antes?
3.- ¿Pusieron atención en la primera parte donde sale Deméter? ¿Qué crees que quiera hacer?
4.- ¿Qué opinas del resultado de Eros y Dionisio con Garena y Ralen xD?
5.- ¿Qué decisión crees que tome Thanatos?
My god!!! Zagreo ha aparecido, ¿Te imaginabas que Olek fuera en realidad Zagreo?
Por otro lado, Hades me acaba de sacar canas de distintos colores y no hago otra cosa que sentir pena por Thanatos. ¡Deseo que sea feliz, por favor! ¿Por qué Hades es tan duro? ¿Tendrá razón en lo que le dice? Lo único que yo acepto de Hades es que quiera proteger a Caria....¡Pero no así! Thanatos en verdad la ama
Lo que sí les digo también, es que Pat tiene que ver en esto...al igual que Athena que no lo hace por maldad sino por metiche.
En fin, espero que puedas platicarme tu experiencia con este capítulo.
(Sigan guardando los pañuelos para el siguiente, hice mal los cálculos)
Estoy atenta a sus comentarios y los espero impaciente.
Espero publicar pronto, me apuraré a terminar mis actividades pendientes (y ustedes también lo hacen, ¿eh?)
Cuídense mucho y les mando un fuerte abrazo!!!
Nos leemos pronto!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top