Capítulo 24
Ralen pisaba firme mientras avanzaba hacia donde estaba Thanatos, este ni siquiera se movió. Hypnos por el contrario, se puso frente a Ralen y lo tomó del hombro, impidiéndole que llegara hacia él. La furia del joven denotaba en todo su esplendor.
-¡Eres un maldito! ¡Te aprovechaste de ella! -Le recriminaba Ralen a Thanatos, intentando pasar de Hypnos y llegar hasta él.
Thanatos se esforzó por no contestarle de la misma manera. Efectivamente había escuchado pero no toda la conversación o simplemente lo quiso interpretar según su enfado.
-Basta, Ralen, estas no son formas de actuar -Hypnos le habló recio.
Los demás en el bar se giraron a ver lo que pasaba. Si antes no lograron llamar la atención a pesar de la tensión, ahora sí que eran el centro de atención.
Que sean dioses, no quería decir que evitaran el escándalo.
-Tengo cosas pendientes que resolver con él, señor Hypnos -Ralen seguía acusando a Thanatos.
-Ya lo sé y siempre puedes resolver las situaciones manteniendo tu postura. Compórtate como debe ser, con madurez y no te dejes llevar por las emociones...aunque muchas veces la madurez no impide cometer errores -Volteó a ver a Thanatos sin sutileza-. Sé inteligente, Ralen. Resuelve las cosas con la diplomacia que has desarrollado -Ese consejo también era para sí mismo-. ¿Cómo está Melínoe? Sé que fuiste por ella.
-Bien, está con Caria -respondió Ralen apagado.
-Menos mal. Mañana deben regresar a los Elíseos, será lo mejor -Le dijo por último a Ralen quien iba calmándose notablemente. Hypnos se giró nuevamente a Thanatos-. Y tú, afronta tus consecuencias.
Thanatos no dijo nada y lo siguió con la mirada hasta que salió de allí. Sus platinados ojos se fijaron de nuevo en Ralen; se contenía para armar un alboroto.
-Al fin vuelvo a toparme contigo. Ya era hora de que te mostraras.
Tomando en cuenta que Ralen no se dirigía hacia él con la formalidad que siempre representaba y que ya estaba molesto por los ataques que le hacían, se giró hacia él con determinación.
-Sé que tienes muchas cosas de qué hablar y entiendo que estés tan molesto, pero si vamos a resolver esto, hagámosle caso a Hypnos para que deje de ofenderse tanto -Le indicó con la mano que se sentara a su lado y luego volvió a mirar al frente.
Ralen no se movió hasta que no se vio convencido de la invitación. Desconfiando de Thanatos y haciéndoselo saber con su incomodidad, a Thanatos no le quedó de otra que aguantarse.
-Voy a dejarte bien en claro que no voy a permitir que lastimes a Caria ni a nadie más.
-Bueno ya, no vamos a llegar a ningún lado si continuamos así -respiró muy hondo y contó hasta diez-. Para empezar, ¿desde qué parte de la conversación comenzaste a escuchar?
Ralen se puso rojo de sólo repasar lo que escuchó. A esas alturas, aún le costaba creerlo.
-El señor Hypnos te preguntó hasta dónde habías llegado con Caria y no respondiste -Los dientes le temblaban de la cólera.
Thanatos puso los ojos en blanco.
Tenía que ser.
-No me facilitas contarte la verdad si partimos desde ese punto pero te adelanto que nada de esto fue premeditado. Se lo recalqué a Hypnos y te lo digo a ti.
-¿Y por qué te has estado ocultando desde que estoy aquí?
-No me ocultaba porque quisiera, Caria me pidió que aún no te contáramos nada. Lo hice por ella.
Eso tenía sentido para Ralen por conocer a Caria.
-¿Dónde se veían? -Thanatos se le quedó mirando tajante, eso no se lo iba a responder, así que Ralen cambió la dirección de su interrogante-. Supongo que no vives lejos, ¿o sí?
-No. Vivo en el piso de arriba.
Ralen casi se tragaba la lengua. No lo creía.
-Espera, ¿vives en el otro departamento? ¿Desde cuándo?
-Desde que estoy en la Tierra.
-La señorita Garena...¿te conoce? ¿Sabe quién eres? -Esto último lo preguntó con escepticismo. Pedía a gritos una respuesta negativa.
-La conozco desde entonces y sí, sabe quién soy, se terminó dando cuenta por accidente y Caria se lo contó todo.
Ralen alzó las cejas, una vez más con disgusto. Se sentía decepcionado por la mentira.
-Vaya sorpresas -comentó Ralen con agotamiento. Thanatos fue muy perceptivo, supo de inmediato el motivo por el cual Ralen cambió notoriamente de actitud.
-No te molestes con ninguna de las dos, no se lo merecen. Garena te ocultó las cosas por proteger a Caria.
-Últimamente todos hacen todo por Caria y ella les agradece, yo hago lo mismo pero sólo consigo que se moleste conmigo. La mayor parte de las veces, no la entiendo.
Thanatos asintió sólo para apoyarlo porque ahora, no podía llevarle la contraria. Ver a Ralen rendido no era muy común y menos después de que casi sintió que lo tomaba por el cuello. Llegó empatizar con él porque había pasado por lo mismo tantas veces, que perdió la cuenta. A pesar de ello, la duda lo asaltaba en el presente silencio. En varias ocasiones, había tenido la impresión de que Ralen sentía algo por Caria y trataba de no darle tantas vueltas al asunto porque se sentía celoso, pero desconocía la verdad absoluta y eso sólo lo sabría de boca de Ralen.
-Tu apego hacia Caria es más fuerte que el que tienes con Melínoe -comenzó a introducirse en el tema-. Si vamos a ser sinceros, quiero saber qué sientes por Caria. No me molestará tu respuesta.
Eso esperaba.
Ralen tenía que confiar en Thanatos para contarle la verdad pero aún tenía dudas. Si bien no eran las mismas desde que supo que había ayudado a Caria a buscar a Melínoe y menos cuando se enteró que mantenía una relación con Caria, el escuchar a Thanatos lo había calmado. No titubeó en responderle sus preguntas. Mantuvo la misma postura que siempre lo distinguió cuando estaba en el Inframundo. Pondría en tela de juicio sus confesiones pero mientras, sintió que necesitaba desahogarse.
-Te mentiría si te dijera que nunca llegué a sentir algo romántico por ella pero eso cambió hace tiempo -suspiró. Thanatos esperaba que no confesara tan a detalle porque a pesar de haberle asegurado que no se molestaría, la verdad era que lo estaba tensando-. Supe que Caria nunca formaría parte de mi vida, no de la manera en que llegué a imaginar...así que decidí cambiar lo que sentía. Decidí protegerla como lo había hecho desde que Melínoe la atacó en uno de sus episodios agresivos. Ese sería mi deber. Luego me brindó su amistad. Lo que siento por Caria es cariño y no quiero verla sufrir. Cuando me contó que estaba enamorada de ti, enloquecí porque aún persisten los rumores a tus espaldas de que no eres confiable.
Y Thanatos sabía que a pesar de conversar con Ralen, él no confiaba plenamente. Por otro lado, siempre estuvo al tanto de esos rumores por muchísimo tiempo. A diferencia de Hypnos, a él lo atacaban por estar "manchado" por sus acciones cuando salieron de la caja que los tenía presos. Había asesinado a su hermano Dolos a cambio de la lealtad de Hades; un hecho que actualmente lo condenaba. Además, cuando se enteraron que Pat fue cómplice de Deméter en contra de Hades y Perséfone, su reputación siempre estuvo en balanza. Por mucho que se esforzó por realizar su trabajo tal cual y servirle a Hades, ignorando su esencia natural, nunca se libró de ese prejuicio...incluso del mismo Hades.
-Ser hijo de Nyx y sobrino de Érebo nunca me ha ayudado. No me siento afortunado de mi origen -comentó serio y muy sincero-. Sé que tanto tiempo trabajando a lado de Hades, no bastó para que él confiara en mí plenamente. Aprendí a vivir con eso. En cuanto a Caria...lo que menos quiero es lastimarla. La amo demasiado y tuve que guardarme ese sentimiento por mucho tiempo. Se supone que es prohibido pero que los dos sintamos lo mismo, lo hace único y especial, algo por lo que quiero pelear.
Ralen llegó a sonreír al escucharlo, era como si hablara con el corazón abierto...metafóricamente hablando.
¿Cómo alguien que hablaba y se comportaba así, podía ser capaz de mentir?
Ralen desechó ese pensamiento. Si algo le había enseñado su puesto duramente, era que no debía confiar en nadie, aún si sus palabras sonaran sinceras.
Su juicio estaba en un dilema porque también llegó a sentir empatía.
-A veces hay que aceptar lo que es prohibido y salir adelante.
-¿Lo dices por Garena? -Ralen alzó los hombros.
-Algo me pasa con esa señorita...aunque haya jugado conmigo y me mienta constantemente -frunció el ceño. Esa particularidad y su calidad de expresión verbal, hicieron que Thanatos riera.
-Garena aparenta ser difícil pero no lo es. Desde que la conozco, esta es la primera vez que me sorprende su cambio. Estaba tan ansiosa por verte.
Los ojos de Ralen adquirieron mayor brillo e interés.
-¿En serio?
-Sí. Su locura se intensificó y tienes mucho que ver.
La ilusión de Ralen desapareció en algunos parpadeos.
-Mis padres nunca la aceptarían...a ninguna que sea humana.
Thanatos resopló, una vez más, tenían algo en común.
-También sé lo que es recibir sermones y eso que los que recibo son de mi hermano -Thanatos miró hacia las botellas que había enfrente en la estantería-. ¿Qué tanto te afecta el licor de la Tierra? -Le preguntó en voz baja cuando la canción del fondo terminó de sonar.
***
Melínoe se ataba su cabello como podía con tal de que ningún mechón cayera. Se desesperaba por no tratarse de una tarea fácil debido al abundante cabello rizado. Caria tocó la puerta y la llamó. Melínoe cerró los ojos un segundo con disgusto. Fue a abrirse sin dejar de agarrar su cabello.
-Buenos días -saludó Caria con una gran sonrisa.
Melínoe no pudo copiar el mismo gesto.
-Hola, Caria. ¿Necesitas algo?
Caria fue a verla para seguir hablando con ella y también para contarle sobre una pesadilla que tuvo en el poco rato que pudo dormir. Se había tratado de Thanatos y de ella, justamente cuando por fin le revelaba la verdad de Alessandra. Cabía mencionar que no había sido agradable porque Thanatos había decido no volverla a ver por la mentira. Había ganado su desprecio y eso le hizo sentir temerosidad cuando despertó. Haber hablado con Melínoe en la noche sobre eso, quizás había alimentado su ansiedad.
Observó a Melínoe y notó que no estaba de muy buen humor.
¿Tenía que acostumbrarse ahora a sus cambios repentinos de humor?
No le gustaba.
-Venía a saludarte -minimizó la razón-. ¿Dormiste bien?
-Supongo que sí -Mintió-. Hablar contigo anoche me ha dejado pensativa -Esa no era la razón real-. ¿Saldrás? -preguntó al distinguir la ansiedad en el movimiento de sus manos.
-Probablemente -Comenzaba a mostrarse más inquieta.
-¿Qué te pasa? -demandó saber impaciente-. ¿Soñaste con Thanatos? ¿O has tomado en cuenta lo que te dije?
Caria suspiró.
-Ralen no está, no vino en toda la noche y no sé nada de Thanatos. Había prometido venir a verme después de hablar con Hypnos -Se llevó los dedos hacia la boca, posándolos en sus labios.
-¿Con Hypnos? -preguntó extrañada. No había sentido la presencia de Hypnos cerca, ni siquiera la de Fobos hasta que lo tuvo enfrente. Su confusión no se hizo esperar-. ¿Sabe que yo desaparecí?
-Sí. Llegué a pensar que le contaría a papá que no estamos en los Elíseos pero no ha pasado nada. Estoy segura que lo ha hecho por Thanatos y por ti.
-Sí, claro -respondió indiferente.
Afuera de la habitación, Garena mantenía la mirada perdida, pensando en un montón de razones por las cuáles no había regresado Ralen. Al inicio, pretendió que no le importaba hasta que perdió la noción de su falsa frialdad. Se le ocurrió que se había ido a su dichoso hogar pero desecho la idea porque no se habría ido sin Caria ni Melínoe. Entre sus ocurrencias más locas, consideró que se había perdido o que lo asaltaron pacíficamente y el muy inocente Ralen les daba una cátedra sobre valores que terminó por hartar a los sujetos y le hicieron daño. Garena rio por lo absurdo que resultaba. Ninguna de las posibles razones era realista. Lo más cercano a la realidad era que estaba enfadado con ella. Tenía más criterio.
Se levantó para ir a dar una vuelta y tomar aire fresco antes de irse con su abuela a trabajar; ya no podía seguir faltando al trabajo, después de todo, ni siquiera había estado lesionada. Abrió la puerta y se tragó un grito al ver al mismo sujeto que se encontró dentro de su casa hace días.
-Hola Garena -saludó Eros con su particular sonrisa.
Garena apretó los dientes y sin pensarlo, le cerró la puerta. Si no lo hacía, se le habría abalanzado a los golpes y a exigirle explicaciones.
Caria se giró porque escuchó una voz conocida y porque Garena estaba que echaba humo.
-¿Hay alguien afuera? -preguntó Caria.
-Sí, tu amigo está afuera.
Caria aceleró el paso y abrió la puerta. Eros estaba delante y no parecía estar disgustado por el mal recibimiento de Garena.
-¡Eros! ¿Cómo estás? -Caria habría estado enfadada aún con él si Melínoe no hubiera aparecido.
Eros ensanchó su sonrisa.
-Bien, he venido a saludarlas -Levantó el mentón y saludó con la mano al aire a Melínoe. Ella no hizo ningún movimiento.
Caria frunció el ceño a propósito para que Eros lo notara. Con la sola mirada le reclamaba.
-Entonces sí sabías de Melínoe, ¿no?
-Un poquito -Alzó los hombros-. ¿Cómo estás, Melínoe?
Melínoe no respondió y se volvió a encerrar en la habitación, cerrando la puerta tajantemente.
-¿Qué le hiciste? -preguntó Caria con las manos en la cintura,
-Yo nada. No tengo idea de porqué se molestan tanto conmigo -Eros lucía dudoso, como si en verdad no lo supiera-. Veo que las cosas no están tan fuera de control como pensé. Me siento tranquilo.
-¿Hiciste algo como para que las cosas no estuvieran bien?
-Claro que no -aclaró enseguida-. Todo lo que hago es para ayudar. Por cierto, iré saludar a tu amado y al posesivo -dijo caminando hacia las escaleras.
-¿Al posesivo? ¿Ralen está arriba? -cuestionó asustada.
Eros soltó semejante carcajada que se podía haber escuchado a una cuadra.
-A que todos ya lo conocen por sus encantadoras cualidades -bromeó. Caria se ponía pálida de imaginarse que Ralen ya había descubierto la verdad y se había enfrentado a Thanatos. Alcanzó a Eros y fue subiendo los escalones con presura-. ¿Vas a acompañarme?
-Voy a detener un desastre. Ralen va a querer enfrentarse a Thanatos, no puedo permitir que hablen sin que haya un intermediario.
-Uy, es demasiado tarde. Ellos ya han hablado.
La expresión que puso Caria fue multilateral, difícil adivinar cuál emoción prevalecía más.
-¿Interviniste? ¿Viste algo?
-No, eso fue ayer.
-¡¿Ayer?! -Caria se llevó las manos al rostro. Seguramente se habían lastimado y ella ni en cuenta-. ¿Y tú qué estabas haciendo?
Esta vez, Eros frunció el ceño y se cruzó de brazos con indignación.
-Trataba de ayudar a quienes aprecio. Visité a Fobos y me echó con histeria luego decidí ir con Thanatos y Ralen pero vi tan enojado al guardián que no me involucré.
Caria no sabía qué tenía que ver Fobos con lo que Eros decía y no le tomó demasiada importancia. Aún tenía dudas y no sólo sobre Thanatos y Ralen sino que Eros involucraba a un "tercero" que desconocía. Sin más tiempo que perder, ambos subieron hasta el departamento de arriba.
Garena alcanzaba a escuchar desde adentro. Se sintió mejor de saber que nada malo le paso...ojalá. Tomó su mochila y quiso sacar sus cascos. Se encontró con la carta que Hécate le dio a Caria y que ella le había guardado. La sacó al igual que los cascos y se colgó la mochila en el hombro. Melínoe salió de la habitación cuando dejó de escuchar a Eros. Vio a Garena dejando un sobre encima de una mesilla y salió de allí sin darse cuenta que Melínoe había salido.
Melínoe frunció el ceño y fue acercándose a donde estaba la carta. Le habría importado poco el objeto de no ser porque vio un sello impregnado en cera. Tomó la carta y desconoció el símbolo pero supuso que en esos tiempos, era poco probable que una persona utilizara ese sellado. En la esquina, estaba escrito el nombre de Caria pero igualmente desconocía la letra. Chasqueó la lengua y se atrevió a abrir la carta. Al observar el detalle de la escritura, se sorprendió; era letra de Perséfone.
"Caria...
Mi hermosa hija. Tengo tantas cosas por decirte a ti y a Melínoe que no me alcanzarán en esta carta. Quiero que sepas que ya sé la verdad. Sé que no están en los Elíseos desde hace días y que Hécate es quien las está ayudando a encubrirlas.
Lamento mucho esta situación y me habría gustado que me contaras la verdad pero seguramente pensaste que me opondría.
Estoy muy orgullosa de que hayas hecho todo esto por ayudar a Melínoe y al mismo tiempo, que seas feliz con el hombre que amas. Sabía que escucharías a tu corazón y defenderías tus sentimientos. Me da mucha felicidad que tu amor sea correspondido y qué mejor que sea por Thanatos a quien le tengo mucho estima y respeto. Sé que él te procura y que ha pasado por mucho para callar lo que siente.
Ojalá te lo hubiera dicho antes y no tendrías que haber hecho todo esto tú sola.
Le he pedido a Ralen que él se encargara de buscar a Melínoe en tu lugar y que las cuide a ambas...
Caria, quiero que seas feliz. No quiero que nada les pase y deseo poder estar con ustedes muy pronto. Cuando llegue el momento en que aparezca Melínoe, deben regresar antes de que se entere tu padre. No te preocupes por Thanatos, hablaré con Hades para que le permita regresar.
Sé que sabrá entenderlo.
Cuando regresen, quiero hablar con ustedes. Quiero contarles todo lo que ocurrió con su padre y conmigo, sólo la verdad. Existen muchas cosas que aún no conocen porque no quisimos que se vieran afectadas.
Melínoe y tú deben saber también qué es lo que le ocurre, el porqué una maldición persigue a tu hermana y porqué ninguna de las dos conoce a su abuela.
Espero logren entenderlo y lleguen a perdonarnos por habérselos ocultado.
Te amo, hija"
Melínoe leyó la carta dos veces. El dolor que sintió, incrementaba a cada respiración. Todo en esa carta la llenaba de frustración. Podía sentir el amor de su madre en cada palabra, dirigida hacia Caria. Le resultaba ácido que aceptara su romance con Thanatos y que todos la apoyaran.
No era justo.
Lo que más la destrozaba, era que mencionaba que sabían lo que le ocurría a Melínoe.
¡Lo sabían!
Y nunca nadie le dijo nada. Años de incertidumbre y de sentirse miserable por desconocer el mal que la rodeaba y resultaba que siempre lo supieron.
-Mi...maldición...-repitió apretando los dientes y arrugando la carta.
Se llevó las manos a la cabeza al sentir que le punzaba fuertemente por la furia. Por la decepción.
Quería saber realmente porqué le pasaba todo eso y porque no podía deshacerse por completo de esa prisión. Ni siquiera Fobos pudo darle una respuesta certera. Entre lamentos amargos, recordó que en alguna ocasión cuando Pat la tenía prisionera, ella y Deméter mencionaron lo de la maldición.
Entonces, ella lo sabía también.
¿Tendría que ver en algo el odio que sentía Deméter hacia Caria y ella?
Iba a averiguarlo y sería muy pronto. Hizo desaparecer de nuevo su presencia y desapareció.
***
Caria llegó junto a Eros al departamento de Thanatos. Llamó a la puerta varias veces y con una creciente desesperación que intentaba controlar. Pasaron pocos minutos y nadie abría.
-Me parece que entraremos a la fuerza -comentó Eros después de recargarse en la puerta y no percibir ningún ruido.
-¿Romperás la puerta? -Eros la miró casi asustado.
-¿Y meterme en problemas con Thanatos? No. Haré esto -Eros puso la mano sobre la perilla y utilizó su poder para abrir la puerta sin problemas. Sonrió victorioso-. También podríamos habernos transportado pero esto es más dramático.
Caria no tenía tiempo para disfrutar de la diversión de Eros. Entró primero y vio a Ralen acostado sobre el sofá con un cojín en la cara.
-¿Ralen? -preguntó, llamándolo.
Eros se llevó las manos a la boca con sorpresa al no ver ninguna reacción en el joven.
-¡Está muerto!
-¿Qué? No...-Caria se dejó arrastrar por el pánico que le causó Eros. Casi lo golpea cuando este comenzó a reírse-. ¡No digas esas cosas!
-Tranquila, sólo bromeo -Se acercó al joven y le quitó el cojín de la cara mientras Caria iba a buscar a Thanatos en la habitación. Regresó enseguida más confundida que antes-. ¿Tu novio no está?
-No. No entiendo nada. ¿Sabes que tiene Ralen?
Eros le tocó la frente e incluso puso un dedo debajo de su nariz para comprobar su respiración.
-Buenas noticias, aún vive pero parece que lo noquearon. Para mí que Thanatos fue a buscar el féretro.
-Eros...ayúdame con Ralen.
-Bien. Tú, quédate quieta. Veré que hago.
Caria veía a Ralen durmiendo largamente pero no despertaba ante sus llamados y para colmo, Thanatos no estaba. Por lo visto y como imaginó, si habían peleado no lo habían hecho físicamente.
-Than, ¿dónde te metiste? -preguntaba en voz baja.
-¡Cuidado, Caria!
Caria miró a Eros acercarse con un balde e inmediatamente se quitó. Eros dejó caer agua con hielos encima de Ralen, más precisamente, en su cara. Ralen abrió los ojos de golpe y se levantó medio despavorido. Cario pestañeó demasiado por lo ocurrido, volvió a mirar a Eros esperando una explicación.
-¿Por qué le has hecho eso?
Eros alzó los hombros.
-Me dijiste que hiciera algo y sólo se me ocurrió esto o golpearlo -Se excusó el joven.
-¡¿Por qué me hiciste esto?! -exigió Ralen cuando comenzó a reaccionar por lo que le había pasado.
Eros le entregó el balde rápidamente a Caria.
Thanatos abrió la puerta y analizó a cada uno de los que estaban ahí. Frunció el ceño al ver a Ralen empapado y a Caria con un balde.
-¿Caria? ¿Por qué le has aventado agua a Ralen? -preguntó Thanatos tratando de entender lo que sucedía.
Caria iba a cuestionar también a Thanatos pero Eros tomó iniciativa.
-Ya ves, Caria y sus métodos poco ortodoxos para despertar a alguien -Caria lo miró con ojos entrecerrados.
Thanatos frunció el ceño.
-¿Y tú qué haces aquí? -Le preguntó a Eros, tomándolo por sorpresa. Estaba tan entretenido en hacerse el gracioso que perdió la pista de su razón para estar allí.
-Than, Ralen...¿pueden decirme qué ha pasado? -preguntó Caria evadiendo la pregunta de Thanatos para aclarar sus dudas.
Ralen volvió a sentarse en el sofá y se llevó las manos a la cabeza.
-Caria, no grites tanto -pidió Ralen con malestar. Caria nunca lo vio de esa manera ni pedirle algo que no estaba haciendo.
-Hablemos afuera, Caria -Le dijo suavemente. Caria le regresó el balde a Eros y salió junto a Thanatos.
Eros suspiró encantado al verlos. Deshizo su sonrisa al ver a Ralen y negó con la cabeza.
-No sabes cuánto me has decepcionado -comentó Eros con molestia.
Ralen alzó la cabeza para mirarlo.
-¿Eh?
Mientras tanto, Thanatos y Caria se encontraban afuera. Caria avanzó hacia él. Estaba preocupada y deseaba acabar con su ansiedad de una buena vez.
-Than...-Caria fue interrumpida por Thanatos al darle un beso efusivo pero encantador. La dejó sin aire por lo imprevisto que fue.
Thanatos rozó su nariz con la suya antes de marcar un poco de distancia.
-Lamento no haber ido a buscarte por la noche pero se me complicó. Salí y de regreso pasé a buscarte pero nadie abrió y escuché ruidos aquí.
Caria sentía tanta felicidad de ver y sentir a Thanatos tan cariñoso con ella, pero algo seguía sin encajar.
-No pensé que te hubieras encontrado con Ralen en la noche, ¿todo bien? -Thanatos no cambió su semblante.
-Creí que sería peor pero no lo fue. Hablamos por un buen rato y luego bebimos un poco de licor -suspiró, mirando hacia arriba-. Como te había dicho, ese tipo de bebidas no suelen afectar a los dioses y pensé que tampoco le pasaría nada a Ralen, incluso le pregunté y lo negó. Supe que me había mentido cuando comenzó a tambalearse y a hablar con otro sujeto, pensando que era yo.
-Oh -Caria no sabía de qué manera expresarse. Así que resaca era lo que tenía abatido a Ralen-. ¿Qué más pasó?
-Decidí que lo mejor era irnos de ese bar. A mitad de camino, Ralen volvió a reclamarme y a decirme que no confiaba en mí. Se atrevió a desafiarme.
-Dime que no cediste -comentó Caria desconcertada.
-Le dije que iba a aceptar su desafío pero que yo elegía cual, así que llegamos aquí y jugamos ajedrez -explicó Thanatos casi aguantándose la risa-. Perdió tantas veces que se enfadó más y me volvió a desafiar. No me preguntes por qué pero le llamó la atención la consola de videojuegos. Jugamos un rato y terminó dormido.
Al terminar de explicar sus aventuras bárbaras, Caria al fin pudo calmarse. No le habría agradado que llegaran a los extremos.
-No me lo puedo creer...entonces, también le has dicho la verdad, ¿cierto? -Thanatos asintió-. ¿Y cómo te fue con Hypnos?
Esta vez, la sonrisa de Thanatos se descompensó.
-De la misma manera en como pensé, también ya sabe de nosotros.
-¿Ya? -Caria no sabía si alegrarse o volverse a angustiar-. ¿Cómo...se lo tomó?
-No muy bien pero no me importa. Por otro lado, me ha dicho algo que me tiene pensativo -Hizo una pausa que mostraba duda.
-¿Qué te dijo?
Thanatos la observó fijamente, atento a su reacción.
-Que tu padre desea que regrese.
Caria abrió como pudo sus ojos. Cubrió su boca con sus manos y comenzó a mover las piernas con impaciencia.
-¿Lo dices en serio? -preguntó con felicidad desbordante.
-Sí, es en serio.
Devolviéndole la impresión, Caria dio un salto y se enganchó en el cuello de Thanatos. Entusiasmada, le dio varios besos frenéticos en la mejilla. Su euforia casi provoca que Thanatos perdiera el equilibrio.
-¡Es una maravilla! Podremos regresar...y juntos.
Thanatos también estaba feliz pero resguardaba sus emociones debido a un mal presentimiento que tenía. Conocía a Hades y se le hacía muy extraño que en esos momentos, quisiera que regresara. No obstante, también se imaginaba regresar con Caria y poder estar con ella sin necesidad de ocultarles cosas a los demás. Hablaría con Hades y Perséfone sobre lo que siente por Caria y esperar su aprobación.
Era lo que quería.
La abrazó de la cintura, sosteniéndola en el aire.
Caria no podía explicarse a sí misma cómo le había hecho sentir esa noticia ni el montón de ilusiones que se cruzaron por su cabeza. Los demás poco a poco sabían de su relación y de verdad que esperaba y no quería peores reacciones. Thanatos había sido más cabal. No tenía idea de cómo le confesó a Hypnos la verdad ni cómo logró apaciguar a un Ralen enojado, pero le agradecía.
Abrió sus ojos cuando sintió un vuelco en el estómago y escalofríos recorrerle de los brazos hasta las piernas cuando se juzgó a sí misma. Thanatos había sido más honesto en un día que lo que ella podía llegar a ser.
¿Cómo se atrevía a sentirse feliz cuando aún le ocultaba cosas al hombre que amaba?
Lo que más le pesaba no era el haberse hecho pasar por una chica sino por habérselo hecho creer a Thanatos y nunca confesarle la verdad por miedo.
La conversación nocturna con Melínoe y la pesadilla que tuvo, eran indicios para hablar con Thanatos.
Caria apoyó su boca sobre el hombro de Thanatos y él comenzó a ponerla en el suelo, despacio. Le miró y arrugó la frente al verla cohibida.
-¿Qué tienes, Caria? -Pasó el dorso de sus dedos por su mejilla.
Caria tragó saliva.
-Hay algo que tengo que decirte, Than.
La debilidad de su voz, lo asombró.
-Claro, dime -Caria sintió muchos nervios y un espeso frío en su pecho. Ambos voltearon a ver hacia el departamento porque escucharon un reclamo por parte de Eros. Thanatos negaba con la cabeza-. Vayamos a otro lado. Tenía pensado que retomáramos nuestros planes de ayer y visitáramos el hospital pero antes, nos detendremos para hablar, ¿te parece?
Caria asintió fingiendo estar plena. Sabía que ese trayecto no sería cómodo y que su corazón no dejaría de brincar tan desbocado.
***
Sicilia, Italia.
Deméter sacaba de una cesta unas hojas de hierbabuena y las colocó dentro de un recipiente de cobre con agua caliente. Esperó hasta que las hierbas soltaran su sabor y olor para servirlo en una taza. Sopló el vapor que ascendía y le dio un sorbo pequeño. Se separó la taza de los labios cuando sintió que alguien llegaba a visitarla. No tuvo tiempo siquiera para preguntar de quién se trataba porque la puerta fue abierta de un golpe severo. Deméter alzó las cejas al ver a Melínoe de nuevo y muy cambiada a la última vez que la vio. No tenía que examinarla tanto para darse cuenta que había aprendido mucho a desarrollar y controlar sus poderes. Verla ahí, furiosa y retándola con la mirada, le pareció interesante.
-Melínoe, es un milagro volver a verte -comentó con cierta indiferencia mientras volvía a beber su té-. Me alegra que hayas salido de tu escondite.
-Ahórrate las falsedades -Le exigió-. Mejor dame una explicación.
-¿Una explicación? -preguntó con burla-. ¿Qué explicación puedo darte yo?
Melínoe entrecerró los ojos y elevó su poder. La taza que tenía Deméter entre sus manos se rompió. Deméter se quejó al sentir el agua caliente quemarle los dedos. Miró la taza rota a sus pies antes de volver a ver a Melínoe con rabia.
-Como dije, quiero una explicación y no aceptaré nada más de ti -reiteró Melínoe en voz alta-. Ya me sé la historia de mis padres porque tú te encargaste de restregármelo en la cara mientras me golpeabas...pero ahora quiero que me digas si tú tienes que ver con lo que me ocurre desde niña -Melínoe fue concisa. Su garganta le temblaba por la rabia, más aún por el largo silencio-. ¡Habla!
Deméter, orgullosa como siempre, alzó su rostro con altivez y desdén. Lentamente, una sonrisa cínica apareció en su rostro.
-Sí, yo tengo que ver.
Melínoe presionó las uñas sobre su mano y se mordió el labio inferior. Le costaba mucho resistirse.
-¿Por qué? ¡¿Qué te hice yo para que me hicieras esto?!
-Nacer -respondió con severidad. Palmeó sus manos, sintiendo aún el ardor en sus dedos-. Sin embargo, tampoco pensé que te afectaría a ti.
-¿Qué quieres decir?
Deméter fue caminando muy despacio alrededor de Melínoe mientras la escaneaba de arriba abajo. Se divertía al sentir que iba perdiendo fuerza.
-Odio a tu padre profundamente. Él me quitó a mi hija, lo más preciado para mí...así que yo iba a hacer lo mismo. Le di a tu madre una pócima que le robé a Hécate, con ella, podría lograr que abortara en caso de que estuviera embarazada en ese momento...algo que desgraciadamente, no ocurrió -Deméter deslizaba sus pies desnudos por el suelo. Melínoe no dejaba de mirarla, apenas y parpadeaba-. Pude haberle dado a beber una poción inofensiva pero no lo hice porque ambos merecían sufrir por haberme traicionado. Nunca le confirmé a nadie la poción que utilicé; una poción maldita -comenzó a reír sin vergüenza-. Todos creyeron que esa maldición se trataba de la infertilidad que mi hija padeció por muchos años...incluso yo lo creí, hasta que me enteré que sería madre -borró la sonrisa de su rostro en un parpadear-. Yo no quería que mi hija tuviera descendencia. Ni uno solo. Estaba furiosa cuando me enteré y juré que haría lo posible porque eso no sucediera pero entonces recordé que la maldición no podía deshacerse. Si a mi hija no le afectó realmente, entonces la maldición perseguiría a ese bebé...sólo a él.
-¿A Caria? -preguntó mientras sentía algo extraño en su interior. Algo que comenzaba a quemarle fuertemente-. ¿Me estás diciendo que...Caria...?
-¿Qué Caria debía ser quien padeciera esa maldición y no tú? -terminó la pregunta de Melínoe sabiendo que eso era lo que quería decir-. Así es. Macaria era quien debía sufrir todo lo que tú padeciste. Qué triste, ¿no? -Se encogió de hombros y regresó a recoger los trozos de la porcelana, tomándose su tiempo.
Melínoe respiraba agitadamente. Su mente se nublaba muy rápido. Tuvo que sostenerse de la pared para no perder el equilibrio. Deméter estaba complacida de verla en ese punto de vulnerabilidad y el ascenso de sentimientos oscuros.
-No...debes estar mintiendo. Si esa maldición no era para mi madre ni le afectó a Caria...no había forma de asegurar que a mí me afectaría -decía pausadamente.
-¿Y eso importa? ¿Vas a mentirme y decir que no preferirías haber visto a Macaria o a quien fuera, sufrir mientras tú eras feliz? -Deméter seguía alimentando la ira de Melínoe. Sabía que lo estaba consiguiendo-. Con todo esto, podrás entender que aunque te odio por ser hija de Hades, tampoco fue mi intención castigarte a ti sino al primer hijo que tuvieran, es decir, Macaria.
-Cállate...-pedía Melínoe con mucha debilidad. Estaba luchando contra sí misma.
-A Macaria es a quien debes pedirle cuentas, no a mí. Tú habrías estado en su lugar, siendo feliz y disfrutando del amor que todos le brindan a ella -Deméter se levantó del suelo y colocó los trozos de porcelana sobre la mesa.
-Ya no sigas -volvía a pedir pero con mayor desesperación.
-Tu hermana te robó todo lo que a ti te pertenecía mientras tú no eres capaz de soportar la maldición -Se acercó Deméter a Melínoe con la intención de hacerla enojar. Su voz se había vuelto más grave-. Sólo tienes dos enemigos rodeándote, Macaria y tú misma.
-¡Silencio! -gritó fuerte y aventó a Deméter con fuerza.
La diosa resbaló por el suelo hasta llegar al otro lado de la casa. Levantó la cabeza para enfrentar a Melínoe pero no le fue posible. Melínoe se puso a horcajadas sobre ella y le tomó del cuello, presionándolo con fuerza. Deméter intentó quitársela de encima con alterados movimientos.
Melínoe sonreía con malicia mientras aferraba más sus manos contra la piel de Deméter. Sus ojos azules habían perdido el brillo que aún subsistía de su lado noble.
Su maldad había ganado.
-Déja...me -exigió Deméter con el poco aire que le quedaba. Manoteaba y arañaba sus brazos en un intento por soltarse. Fue más que inútil por la tela gruesa y resbaladiza de su atuendo. Intentó atacar su rostro pero Melínoe bloqueó sus movimientos para que no lo lograra.
-Suplícame. Pide misericordia porque será lo mismo que Macaria hará. Le haré pagar cada momento que me ha arrebatado -Melínoe fue agachándose hasta quedar muy cerca de su oído-. Tú y Ápate comiencen a temerme, porque también les haré pagar caro -Murmuró antes de levantarse con mucha agilidad. Salió de la casa y se fue de allí rápidamente.
Deméter tocía y acaparaba aire para estabilizarse. Se levantó como pudo del suelo y se asomó para ver si Melínoe seguía cerca. Maldijo con rabia y golpeó la pared con sus manos, deseando deshacerse de una buena vez de ella.
Pat llegó a la puerta y se le quedó mirando a Deméter neutral.
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué no vas con esa maldita? -Le exigió Deméter entre dientes.
Pat aún no le confesaba su condición. Debido a las circunstancias, no intervino en el ataque de Melínoe porque sufriría algún daño.
Por el momento, no era conveniente.
-Porque debemos esperar. Hiciste tu parte muy bien.
-¡Esa idiota me atacó! No voy a dejar que se salga con la suya.
-Lo harás porque si no, arruinarás los planes -explicaba Pat calmadamente pero con una sonrisa perversa en su rostro-. Lograste que la maldad de Melínoe tomara control de nuevo, y no sólo eso, sino que también querrá vengarse de Macaria. ¿No es magnífico? Ella hará todo el trabajo.
-Mientras no vuelva a perder ese control.
-No lo hará...esta vez es diferente -Llenó sus pulmones con gran satisfacción-. Ahora, dejemos que las cosas fluyan su curso. Todos van a pagar.
Deméter no quería creer por completo en la seguridad que tenía Pat.
-¿Tú ya hiciste tu parte?
Pat le miró de reojo con sorna.
-Lo hice hace algunos días y fue un éxito. Nos toca disfrutar de la función.
Pat estaba llevando a cabo su plan muy bien, con todas esas piezas encajadas, lograría demostrarle a Érebo que podía confiar nuevamente en ella y cuando volviera a tener sus poderes, se encargaría de Melínoe.
Hécate estaba detrás de un gran árbol observando todo lo que sucedió en sigilo. Llegó ahí con la intención de enfrentar a Deméter pero ahora se iría a alertar a los demás. Lo mejor, era que todos volvieran a los Elíseos.
Mientras tanto.
Garena escuchaba música para despejar su mente de lo que le impidió dormir el resto de la noche. De no pasar por esos momentos incómodos, habría preferido quedarse en casa y dormirse todo el día. Suspiró. Se subió a una escalera y acomodó algunos libros en su sitio, su mano quedó estática en el momento en que se reproducía la canción "Only you" de The Pretty Reckless. Siempre adelantaba esa canción por no considerarla su favorita, pero en esa ocasión...se detuvo en la letra.
"Oh boy, have you seen my head?
I've lost my mind so I forget and
Oh, boy, have you seen my heart?
It's beating so loud,
I'm falling apart and
Only you can bring me back to life
Only you can put me into right"
Al mismo tiempo que seguía acomodando los libros, cantaba en voz baja. No fue hasta el final de la canción que gruñó con frustración y cambió de canción.
¿Era en serio?
Garena suspiró hondo y recargó su frente en la estantería.
Ya estaba más segura de lo que le pasaba y no le gustaba. Sentía algo por Ralen y el beso que le dio, no hizo más que intensificarlo. En cada momento, se le venía la imagen de Ralen a la cabeza, reviviendo los ratos que pasaron juntos.
Estaba enojada consigo misma por permitírselo.
¿Por qué le tocaba sentir algo por alguien que no iba a corresponderle?
Ayer lo escuchó. Ralen sentía algo por Caria y se había puesto celoso por Thanatos. Ella no tenía ninguna pinta ahí.
Sumergida aún en sus pensamientos, observó en dirección a la recepción y vio a Hécate de pie, mirándola fijamente sin ninguna expresión en el rostro. Garena permaneció inmóvil un rato y prosiguió a quitarse los cascos.
-¿Qué hace aquí? -preguntó seriamente.
Hécate enarcó una ceja. Esperaba una recepción más acalorada que esa.
-Busco a Isine pero supongo que no está.
Garena arrugó la frente.
-¿Qué quiere con mi abuela?
-No es de tu incumbencia -Hécate se retractó de su contestación, debía ser más amable con ella, después de todo era su tataranieta-. ¿Buscas algún libro de brujería? -En verdad lo preguntó de buena manera y sin intención de hacerla enojar. Sin embargo, así ocurrió.
-Ya verá...-murmuró Garena.
Apretó los dientes y quiso bajar los escalones con demasiada rapidez y descuido. No era de esperar que la escalera se tambalearía y se iría de lado antes de que Garena bajara. Intentó sostenerse de la estantería con fracaso. Se iba de espaldas y sólo esperaba el golpe en seco. Se equivocó. Garena miró hacia el suelo, asombrada de verse al menos medio metro por encima de este.
Hécate impidió que cayera fuertemente.
-Si estudiaras más, podrías evitar muchos malos incidentes -Le dijo a modo de consejo.
-¿Estudiar qué? ¡Ya le he dicho que no soy una bruja!
Hécate puso los ojos en blanco y bajó la mano, al mismo tiempo, Garena cayó al suelo.
-Tú y yo sabemos muy bien que lo eres -Le dio la espalda.
Garena se puso de pie echando humo.
Lo que le faltaba.
-¿Y usted que tanto cree saber de mí? No tenemos nada en común.
-¿Estás jugando a ser ingenua, niña? -Se giró para enfrentarla por su necedad-. Ambas somos brujas. Atrévete a negar que no has realizado ningún hechizo en estos días.
Garena estuvo a punto de negarse hasta que recordó que le había provocado acné excesivo a Olive, la chica molesta que conoció en la sesión de fotos. Garena se llevó las manos a la cara. Sólo quería darle un escarmiento y ahora había olvidado retirarle ese hechizo. Seguramente, Olive estaba desesperada.
-Sólo...sólo han sido dos ocasiones. ¿Y eso qué?
Hécate alzó su bastón y le dio un golpe en la cabeza. Garena se quejó alto y se sobaba la cabeza.
-¡¿Qué le pasa?! ¡Está loca! -La acusó-. ¡Yo no le hice nada para que me moleste!
-Eres una cabeza dura, eso es hacerme algo y es fastidiarme.
-¡¿Yo?! Pero si usted es una anciana demente.
Hécate volvió a alzar su bastón con intenciones de volver a golpearla pero Garena siguió su instinto y se apartó de ella, cubriendo su cabeza. Hécate refunfuñó demasiadas cosas en cuestión de segundos. Golpeó el suelo con la punta de su bastón.
-Insolente, deberías tenerme más respeto porque yo soy...-Se detuvo.
Garena mantuvo su actitud.
-¿Mi qué?
-Nada...nada...¿Dónde está tu madre?
Ojalá supiera. La última vez que la vio fue cuando regreso de Sicilia y al día siguiente, le había dejado una misteriosa nota. Le había preguntado a su abuela pero ella cambiaba de tema.
-Ya basta, ¿qué tiene que ver usted con mi familia?
-Más de lo que crees -sintetizó.
-Pues si no me lo dice, yo tampoco tengo por qué responderle -Se cruzó de brazos.
Hécate comenzaba a irritarse por las altanerías de Garena.
¿Cómo podía ser ella parte de su descendencia?
Apenas la toleraba.
-¿De verdad quieres saberlo? Muy bien...pues esta anciana demente, es tu tatarabuela.
Garena no gesticuló ningún movimiento en su semblante. De hecho, ni siquiera parpadeaba. Hécate hasta pensó que la traumó.
-No me joda...¿cuántos años tiene? ¿ciento y cerca a la muerte? -preguntó escéptica y demasiado burlona.
Hécate sentía que iba a tronarse los dientes del coraje.
-Es la última vez que te permito una de tus osadías conmigo -De repente, Hécate comenzó a sonreír-. ¿O es que quieres que te devuelva a la selva con todo y ese salpullido que tenías?
Garena no tuvo que analizar tanto lo que le dije. Inmediatamente, se enojó.
-¡¿Usted?! Pero si será...
-Cuidado con lo que dices, te lo he advertido -Le recordó-. Mejor guarda esos desplantes y manifiéstalos al desarrollar tus habilidades de bruja.
-Me está colmando la paciencia.
-Y tú a mí. Hay problemas allá afuera y en vez de ayudar, caes en la ociosidad y las niñerías -Garena se le quedó mirando recio conforme Hécate iba acercándose a la salida-. Y lo que te dije...es verdad. Te mereces una buena sesión de pláticas familiares con Isine y tu madre porque después de eso, te necesito al cien.
Hécate se fue de allí antes de que la situación se pusiera más tensa de lo que ya estaba. Además, había un asunto muy importante que debía advertir.
Garena negaba con la cabeza, aceptando que Hécate era una bruja loca.
¿Cómo se le ocurría? ¿Con qué propósito bromeaba así?
En fin, esa discusión tuvo un punto positivo para Garena pues logró pensar en otra cosa que no fuera Ralen.
***
Nápoles, Italia.
Melínoe apareció en la ciudad, en un lugar apartado y caminó en una dirección precisa. Llegó hasta una pequeña casa a orillas del mar. Miró fijamente hacia una de las ventanas donde vio a una chica caminar enfrente de ella. Melínoe esbozó media sonrisa y entró en la casa.
La chica tomaba un bolso y se lo colgaba en el hombro. Tomó uno de sus sombreros y se lo puso en la cabeza. Se miraba en el reflejo del espejo para acomodarse el accesorio. El teléfono comenzó a sonar. Se estiró para descolgarlo.
-Pronto? -respondió la chica en italiano. Melínoe apareció a unos cuantos metros de ella y se quedó allí por un rato largo-. Ya voy a salir. Pasaré a comprar los chocolates y nos vemos en el puerto en una hora -Rio suavemente-. Yo también quiero verte. Ciao.
Colgó la bocina y regresó hacia el espejo para darse unos últimos retoques. Deslizó su dedo meñique por la zona del pómulo. Por curiosidad, miró hacia un extremo del espejo. Su cara reflejaba temor. Se giró rápidamente hacia la mujer que vio en el espejo.
Melínoe ladeó la cabeza y apuntó con sus manos hacia la chica. Los gritos que dio fueron desgarradores. El dolor y desesperación que sintió eran obsesivos, Se aferró al espejo y cayó a lado de él, rompiéndolo pero aújn así, la chica no mostró importancia. Miró con mucho dolor los pedazos del cristal, tuvo la necesidad de quitarse la vida para acabar con él. Sin embargo, antes de que lo agarrara, cayó sobre los trozos, perdiendo la conciencia. Melínoe se humedeció los labios con satisfacción. Se acercó a ella, pateando los trozos del espejo. Se puso de cuclillas y apartó el cabello de la mujer para mirarle el rostro.
-Tú vienes conmigo.
***
Vicenza, Italia.
Desde que se fueron del departamento, Caria sentía el corazón casi en la garganta. No perdía ni un segundo en pensar en las palabras y la forma correcta en que debía decirle la verdad. Como parte de su optimismo, pensaba en que Thanatos comprendería sus razones, pues se dejó guiar por el enamoramiento y la cobardía. Esos pensamientos positivos la volvían tenaz brevemente hasta que el miedo calaba de nuevo.
¿Y si se enojaba demasiado? Le tocaba a ella entenderlo.
¿Pero qué tal si después de eso, ya no quería saber nada de ella? Le partiría el corazón pero hasta Caria tomaba mucho en cuenta eso, al cabo había sido por su falta de sinceridad.
Thanatos la miraba de reojo varias veces por varios minutos y en ninguna ocasión, Caria se percató de eso, algo inusual en ella. Se detuvo y se puso enfrente, sólo así logró que lo mirara.
-No me gusta verte así. Hace un momento que estabas muy feliz, y de repente todo se vino abajo. ¿Tienes miedo sobre lo que piense Hades de nosotros?
<<Por hoy, no es eso>>, pensó Caria fuertemente.
-No. Mi padre no es la razón por la que estoy así.
Thanatos observaba que Caria hacía pausas largas y evitaba mirarle directamente a los ojos. No podía darse ni una sola idea de lo que le podía pasar. Su ansiedad se le estaba contagiando.
-Cuéntame, por favor, me estás poniendo nervioso.
Caria se mordió los labios con fuerza.
-Than...hace tiempo me dijiste que querías a alguien más, eso me lo dijiste en Nápoles cuando me pediste distancia, ¿lo recuerdas?
Thanatos no entendía porque justo ahora quería hablar sobre eso. Aunque ciertamente se lo dijo porque en ese tiempo, se aferró a creer que estaba enamorado de Alessandra y no de Caria. Deslizó una mano por su cuello, ocultando su incomodidad.
-Sí, lo recuerdo. Fui duro cuando te lo mencioné.
-¿Me podrías decir su nombre? -pedía sutilmente.
-¿Por qué quieres saber eso, Caria?
-Por favor -pidió con más fuerza.
En su momento, Caria se había imaginado y había querido que Thanatos sí hubiera sentido algo especial por Alessandra porque al final de cuentas, era ella pero su percepción cambió cuando comenzó a vivir su rechazo y la inundó la inseguridad. Ahora, en el presente, deseaba que no mencionara su nombre porque eso complicaría más las cosas.
Thanatos se sentía confundido y volvió a sentir un malestar en el pecho. Algo no le estaba gustando.
-Alessandra -Caria sintió un golpe interno y no evitó agachar la cabeza. Thanatos le tomó del rostro-. ¿Por qué me lo preguntas? No pienses que aún siento algo por ella porque no es así. Quien siempre ha estado en mi corazón, eres tú. Soy muy feliz contigo.
Thanatos le seguía hablando tan suavemente que le dificultaba las cosas. Caria le miró al fin y le tomó de los antebrazos.
-Y yo contigo pero...-suspiró y volvió a respirar hondamente-. Ayer me dijiste que no me merecías pero creo que ha sido al revés, yo soy quien no te merezco. No he sido sincera contigo.
Caria pudo notar como la alegría de las platinadas órbitas de Thanatos se iba disipando. Tuvo una punzada que le dolió.
-¿Qué quieres decir?
-Que te he mentido...por dos años -Caria miraba de reojo a los alrededores, esperando que no transitaran muchas personas mientras estaba por recibir el rechazo de Thanatos-. Yo no llegué a la Tierra por mi propia cuenta y cuando te volví a ver, no fue mi segunda vez viniendo aquí. Ya había visitado Vicenza antes.
Thanatos soltó el rostro de Caria lentamente mientras que su mirada imperturbable seguía fija en ella.
-¿Te arriesgaste a regresar? -preguntó para ambos pues aún no lograba reaccionar del todo-. ¿Quién te ayudó a venir? -Su pregunta fue más fría.
Caria tragó saliva.
-Hécate. Me dio un anillo que me ayudaría a venir y regresar a los Elíseos. Ella sabía dónde estabas y me ayudó a venir. Lo hice con la intención de buscarte y pedirte disculpas por lo que pasó...por haber usado la transición divina sin cuidado y haber hecho que te desterraran -Su voz comenzaba a entrecortarse. Se esforzó por mantener el mismo tono temple.
-Y regresar...usando poderes que no te pertenecían para volver a arriesgarte, ¿iba a ayudar en algo? -Se cruzó de brazos, disgustado-. ¿De qué te iba a servir? Hades se habría enfadado aún más.
-Lo sé pero no me importo. Yo quería verte porque no aguantaba estar sin ti por mi culpa -humedeció sus labios.
Thanatos se conmovió pero su molestia persistía.
-Y no me encontraste hasta dos años después -comentó como conclusión pero Caria negaba lentamente-. ¿No? ¿Volviste a venir a la Tierra después?
-No, esa ocasión en la que vine a Vicenza, sí te vi...incluso hablé contigo -Una lágrima cayó sin esmero sobre su mejilla.
-Eso es mentira, Caria. ¿Por qué lo haces? Yo no te vi ni hablé contigo hace dos años.
-Sí lo hiciste...pero no me reconociste porque Hécate cambió mi apariencia para venir a buscarte -Caria sentía que sudaba frío. Thanatos ya ponía una barrera al mismo tiempo que se enfadaba y la escuchaba con atención. No había vuelta atrás-. Than, yo soy Alessandra.
Thanatos abrió sus párpados muy grande. Como reflejo, dio un paso grande hacia atrás. Sus ojos expresivos reflejaban escepticismo y mucho enfado. Lo que decía no podía ser cierto.
-Caria, no estés jugando...no es gracioso y no te creo.
-¿Crees que estoy jugando? -Se limpió las mejillas-. Te estoy diciendo la verdad después de tanto tiempo que lo he ocultado. Yo fui a quien salvaste de un sujeto que intentó lastimarme, me llevaste a comer y curaste mi herida. Al día siguiente...volví a verte y me llevaste a dar un maravilloso paseo. Fue la primera vez que sentí tu afecto hacia mí...uno que pensé que nunca tendría si era yo misma.
Caria no pudo continuar porque el llanto la superó. Intentó esforzarse por seguir hablando pero tenía un tenso nudo en la garganta. Necesitaba calmarse un momento.
Por su parte, Thanatos estaba estupefacto. Rememoró la descripción de Caria tal cual. La primera vez que vio a Alessandra y el sentir que le provocó desde ese primer contacto. Se había sentido tan cercano a ella tan compatible. Tan ilusionado. Había sido la primera vez que le ocurría algo así con una humana y creyó que se trataba de una oportunidad especial para poder olvidar lo que sentía por Caria.
¿Y ahora resultaba que eran la misma? ¿Por eso se sintió tan cercano a Alessandra?
Thanatos recordó el rostro de Alessandra y poco a poco fue cambiando por el de Caria. Sus actitudes eran similares. Su forma de reír. Su forma de hablar.
Lo que le hacía sentir...
Y esos ojos...siempre le recordaron a Caria por ser del mismo tono, ¡y eran los mismos!
Thanatos sintió que el alma se le desprendía del cuerpo cuando recordó haber besado a Alessandra.
¡En realidad había besado a Caria!
Estaba en pleno shock. Su pecho hasta le dolía por lo fuerte que golpeaba su corazón con esa confesión.
Caria pasaba por una tortura al verlo mirarla muy fijo sin siquiera parpadear. Ya esperaba un regaño por su parte, acompañado de palabras duras y que rasgarían su corazón. Su silencio estaba siendo mortal pero aun así, esperó cabizbaja a que dijera algo.
-Por dos años...había esperado volver a encontrarme con ella porque de un momento a otro, desapareció...¿Por qué? -Habló por fin pero su voz no expresaba algún sentimiento que la reconfortara.
-Porque Melínoe se golpeó en la cabeza y me pidió que no la abandonara. Me lamenté no haberte visto de nuevo y volver a vivir momentos tan hermosos a tu lado...aunque fueran una mentira -Thanatos suavizó su semblante-. Fui muy egoísta. Me aproveché de mi primer propósito por pasar más tiempo contigo, con el hombre que nunca me trató como mujer y que nunca se fijaría en mí. Tuve la oportunidad de decirte la verdad varias veces cuando volví a la Tierra, pero no lo hice porque me invadía el miedo de que te alejarás de mí...Than...perdóname...-Otras lágrimas cayeron por sus labios, logrando saborear el agua salada de sus lamentos.
Thanatos respiró hondo varias veces. Su respiración lograba que se le enchinara la piel a Caria por los nervios.
-¿Qué quieres que te perdone? ¿Qué me hayas mentido o que gracias a eso, sé que te amo mucho más de lo que pensé?
Caria abrió sus labios y levantó la triste mirada hacia él, completamente incrédula. Thanatos dibujó una sutil sonrisa en sus labios y acortó nuevamente la distancia que marcó.
-¿Cómo? ¿No estás enfadado?
-Sí lo estoy -repuso de inmediato-, pero también me ha hecho feliz darme cuenta que siempre has sido tú la que has estado en mi corazón -La tomó de la cintura y la acercó hacia él. Agachó su rostro y puso se frente contra la suya-. Ignoré mi instinto que me hacía recordarte cada vez que miraba esos ojos. Cuando volví a verte, delante de mi puerta...la imagen de esa mujer de la que tanto me aferré para olvidar ese amor imposible, desapareció y otra vez tú estabas en mi mente y en mi vida.
Caria comenzó a llorar sin limitarse. Lo abrazó, aferrándose a su calor y esencia.
-Creí...que ya no querrías volver a verme después de esto -sollozaba.
Thanatos acariciaba sus cabellos negros.
-Tendría que estar loco para alejar a la mujer que está destinada para mí y a la misma que amo demasiado -Tomó los brazos de Caria para evitar que siguiera abrazándolo y así, poder verla de nuevo-. Jamás te alejaría de mi vida -Tomó una de sus manos y la puso a la altura de su corazón-. Siempre sabrás que te digo la verdad cuando mi corazón lata de esta manera...jamás te alejaría de mi vida -repitió. Thanatos no hacía mucho porque Caria dejara de llorar-. No quiero que vuelvas a mentirme, Caria...no quiero que volvamos a ocultarnos nada, ¿de acuerdo?
Caria asintió con limitación para poder hablar mucho.
-Lo prometo...
Thanatos sonrió y la besó con una ola de sentimientos que sólo ella podía hacerle sentir. Amor, deseo, pasión y adoración, todo eso y más sentía por Caria. A ella le costaba de nuevo respirar pero no le importó. Nunca le importaría que se le acabara el aire si siempre eran por besos así, por Thanatos.
Las personas pasaban a su lado y los miraban. Nada de eso importaba, sólo el estar juntos.
-Sigamos nuestro recorrido, ¿sí? -preguntó recién terminando de besarla. Quería volver a hacerle el amor pero ya habría tiempo para eso.
Ahora estaba seguro a que nadie los iba a separar.
***
Garena daba una mordida de un chocolate mientras leía acerca de Hécate. Había sido indiferente ante la bruja por casi una hora hasta que la curiosidad le insistió en averiguar más de ella. Estaba claro que Hécate se había reído de Garena al decirle que era su tatarabuela.
<<Sí, claro>>, pensaba Garena con mofa.
Hécate era una bruja existente en la mitología por mucho tiempo y no tenía ningún vínculo con su familia que fuera perceptible. Le cansaba que le dijera bruja cada vez que se la topaba porque no lo era. Que haya hecho hechizos algunas ocasiones, no significaba nada. Había muchas personas que conoció que hacían conjuros y encantamientos tontos y no les andaban llamando brujas ni hechiceros.
Cambiaba de hoja al mismo ritmo que mordía el chocolate.
-Gary, he llegado -mencionó Isine al entrar a la biblioteca.
Garena hizo un notorio mohín.
-No me llames así, nonna...no me gusta. Prefiero que me digas llamando Ena.
Isine sonrió por la petición. Afortunadamente, era la única que le llamaba así y Garena no se frustraba demasiado a como aparentaba.
-¿Cómo te sientes del pie?
Garena casi olvidaba el asunto de su pie lastimado pues era la razón que le había dado a su abuela para no ir a trabajar por varios días.
-Ya mejor. Ya camino como si nunca me hubiera lastimado -rio haciendo ceremonia.
-Me alegro, ¿cómo están las cosas por aquí?
-Bien...un día aburrido como siempre.
-Una lástima -respondió Isine como si fuera irónica. Garena no le prestó demasiada importancia.
Garena miró y leyó de nuevo la información de Hécate por un rato más. Levantó la vista a medias mientras recordaba lo último que le dijo:
"Te mereces una buena sesión de pláticas familiares con Isine y tu madre porque después de eso, te necesito al cien".
-Nonna...¿acaso sabes dónde se ha ido mi madre? -preguntó nuevamente, esperando que por fin Isine le dijera la verdad.
-No, Gary. ¿Te gusta este mantel? -Le enseñaba una tela de cuadros blancos con rojo, evadiendo a propósito la pregunta de Garena.
-Bien, sino quieres hablar de mi madre...entonces hablemos de la familia. ¿Por qué sólo tengo conocimiento de mi madre y de ti? ¿Acaso no tenemos más familiares?
Isine pareció alegrarse por su curiosidad. Se acercó a ella y echó un vistazo con sus lentes hacia lo que leía Garena. Isine reía por dentro.
-Veo que te ha dejado muy interesada. Ya no hay manera de seguir ocultándote las cosas.
Garena frunció el ceño y cerró el libro.
-Explícate, nonna...¿Qué me han estado ocultando?
-Sobre la descendencia -Isine fue por un candelabro y un libro. Garena la siguió para seguir hablando y ver qué era lo que hacía-. ¿Qué tanto has leído sobre las brujas?
Garena supo que su abuela mencionaría a Hécate tarde o temprano. Le sorprendía que ahora haya aperturado el tema de las brujas.
-Casi nada. He leído un poco sobre brujas antiguas pero nada más.
-Como Hécate, ¿no? -Le miró sonriente, por encima de sus lentes-. Hécate es una bruja muy poderosa. La mejor. Es quien inició los aquelarres y estuvo a cargo de enseñar brujería a muchas mujeres por muchos años, creando su propio séquito pero las brujas fueron muriendo a través de los años. No todas solían tener los mismos privilegios de Hécate. Ella no es inmortal pero puede vivir mucho tiempo -Sacó un libro viejo y lleno de polvo del fondo de una estantería. Lo sopló y se lo dio a Garena. Ella lo cargó, evitando tocarlo lo menos posible.
-Y envejecen muy lento -Garena hacia cálculos imposibles. A la edad que tenía Hécate, ya debería ser polvo.
-Así es pero pueden adquirir la apariencia que quieran, incluso volver a ser joven.
-¿Y las brujas pueden tener descendencia?
-Por supuesto pero las que provienen del legado de Hécate sólo pueden tener un hijo, para ser precisa, una niña -Isine sacaba seis velas de un cajón oculto. Garena se sorprendió tanto de lo que le dijo como de haber descubierto ese escondite.
-¿Sólo niñas? -preguntó muy atenta a su abuela.
-Sí, sólo una pero sólo en el caso de Hécate.
Isine y Garena regresaron a la recepción, poniendo las cosas sobre el mostrador. Isine cerró la puerta con llave y cerró las cortinas. Había muy poca luz que entraba por los cristales del techo. Garena sintió un ligero empujón y luego vio que su abuela había encendido las velas del candelabro. Isine abrió el libro que sacó en una página que ni siquiera revisó.
-Nonna...¿qué haces? -No sabía cómo actuar al ver tanto misterio en su abuela.
Isine levantó la vista del libro y la observó detenidamente.
-Un hechizo. Viajaremos al pasado -dijo y chasqueó los dedos.
De inmediato, la poca luz existente, terminó por apagarse. Garena no veía nada aunque volteara a todos lados.
-¿Nonna? ¿Dónde estás? -demandó saber.
Isine apareció con el candelabro en la mano, permitiendo que se iluminara alrededor. Garena observó detalladamente dónde estaban; era un bosque y había una casa enfrente. La casa lucía abandonada pero alcanzaba a verse una tenue luz en el interior.
<<Mi abuela...¡es una bruja!>>, pensaba Garena mientras miraba de reojo a la mujer.
-Antes de hacerme preguntas, vamos a entrar.
-Pero...-Garena no pudo siquiera protestar porque Isine ya se había adelantado a entrar. Le siguió el paso.
El desconcierto de Garena fue evidente por tantas preguntas que tenía. No podía disfrutar siquiera de la experiencia del ambiente desolador y tétrico, como estar dentro de una película de terror...verdadero terror.
La casa no era muy grande a como parecía en el exterior. Apenas había muebles y en mal estado. La limpieza era lamentable y la oscuridad, hasta cierto punto, inquietante. Isine subió por unos escalones de madera que rechinaban a cada paso firme. Garena sintió desconfianza pues parecía que se iban a romper en cualquier momento y con la mala suerte que tenía últimamente, ya se podría imaginar. Aun así, avanzó con cuidado para no alejarse demasiado de Isine. Al terminar de subir, Isine abrió una pequeña puerta que se encontraba a un costado y entró sólo agachándose un poco por su baja estatura. Garena tuvo que caminar sobre sus rodillas para entrar. Se levantó y se sacudió el pantalón, distrayéndose. Escuchó voces que no eran de su abuela y levantó la mirada enseguida. Una mujer estaba sentada en el borde de una cama junto a una joven. Era difícil distinguir el rango de edad de cada una; ambas eran casi idénticas. Lo curioso era que ninguna de las dos se inmutó por su presencia. Isine le indicó con gestos que guardara silencio.
-¿Estás segura de que deseas irte? -preguntaba una de ellas.
-Es lo mejor, madre. Quiero conocer el mundo -suspiraba.
-El mundo no es tan magnífico como tú crees. Hay muchos peligros -Le decía con sentimiento en el pecho. Tomó las manos de la joven-. No quiero que te sientas atada a aquí...así que...aunque no estoy de acuerdo, si tú quieres, vete.
La voz de la mujer no fue dura sino llena de melancolía. La joven sonrió y apretó las manos.
-Estaré bien y creo que tú también lo estarás. Ir al Inframundo se ha vuelto un deleite para ti.
La mujer arrugó la frente. Sintió un atisbo de resentimiento en su voz.
-Alice, dime que no te quieres por esa razón.
Alice respondió, sino que suspiró.
-No es reproche como tal pero ambas sabemos que tu lealtad hizo que me descuidarás...estuvo bien, madre. Aprendí a ser más independiente y quiero irme de aquí. Mi decisión no cambiará nuestra unión pero quiero que sepas lo que pienso...no creo poder tener descendencia porque no quiero pero sí continuaré con el legado. Enseñaré a otras mujeres lo que tú me inculcaste. Las tradiciones no van a desaparecer.
La mujer no estaba muy de acuerdo con lo que Alice le confesó pero no le quedaba de otra que aceptar. Se llevó las manos al cuello y se quitó un collar para luego ponérselo a Alice en el cuello.
-Llévate esto. Te dará protección cuando lo necesites.
Alice aceptó el regalo sin reproches. Se levantó de la cama y tomó una capa que pronto se puso sobre su cabeza.
-Adiós...nos veremos de nuevo, ya lo verás. No te sientas mal por esto, siempre vas a ser mi madre, Hécate.
Garena alzó las cejas con incredulidad, observó muy bien el collar que ahora llevaba puesto la joven.
<<Ese collar es...>>, pensaba Garena. Su mirada se desvió hacia Hécate. Lucía tan distinta y triste.
-Hécate...-susurró. Poco a poco, la ilusión fue desapareciendo hasta volver a estar en completa oscuridad. Isine cayó al suelo de rodillas sin solar el candelabro-. ¡Nonna! ¿Estás bien?
Le quitó el candelabro y lo puso sobre el suelo mientras se aseguraba de que Isine estuviera bien. Lucía bastante débil.
-Estoy cansada...he puesto mi mayor fuerza con ese hechizo.
Garena la ayudó a levantarse y la llevó hasta un banco que alcanzaba a ver con la parpadeante luz. Fue a abrir las cortinas de nuevo, apagó las velas y se acercó a Isine.
-Abuela...eres una bruja -Al fin podía decírselo.
-No Garena, somos brujas -repuso. Garena negó.
-Yo no lo soy, es...
-¿Imposible? Claro que no. Yo no soy bruja por experiencia sino por nacimiento -tomó a Garena de los brazos. Ella se puso de cuclillas para estar a su nivel-. Yo soy hija de Alice y mi abuela es Hécate.
Garena negó y volvió a ponerse de pie.
-Pero Alice dijo que no quería tener descendencia.
-Eso lo dijo porque era joven. Al pasar los años, las cosas cambiaron. Desde que puedo recordar, mi madre siempre estuvo al pendiente de mí y me quiso mucho hasta que murió. Seguí adelante con las tradiciones y a tu madre le enseñé lo mismo.
-Ay no...¿mi madre también? -dijo con resignación-. Eso explicaría porque sabía muchas cosas que yo ignoraba y otras que fingió no saber.
Isine asintió.
-Después de cierto tiempo, decidimos vivir como personas normales y te ocultamos todo esto para protegerte.
-Entonces...¿Hécate no me mintió? ¿Lo dices en serio, nonna?
-Sí. Deberías estar cerca de ella para que te enseñe todo. Podrías ayudar a tu amiga.
-¿A Caria? -preguntó alarmada-. ¿Está en problemas?
-Sí. Yo no puedo enseñarte mucho porque al estar viviendo como humana por tanto tiempo me ha debilitado, pero Hécate lo hará.
***
Caria y Thanatos estaban en el hospital y se quedaron allí más tiempo. Cada uno fue a visitar a algunos pacientes delicados y que Thanatos sabía que no vivirían mucho tiempo más. Caria fue a hablar con un hombre muy mayor que apenas y podía moverse. Sus ojos expresaban el miedo que tenía a morir y de no volver a ver a ninguna de las personas que amaba. Sin embargo, la presencia de Caria lo tranquilizó sin saber por qué. Ella le había hablado sobre la muerte y sobre el porqué no debía temerle. Hacerles ver lo positivo de la muerte, no era cosa fácil. Requería de un poco más de tiempo. Por buena fortuna, el hombre estaba más relajado.
Caria salió de la habitación y se encontró con Thanatos, esperándola.
-¿Llevas mucho tiempo aquí? -cuestionó asombrada pues creyó que tardaría más.
Thanatos confirmó con un movimiento de cabeza. Su semblante no demostraba buenas noticias y Caria ya se hacía una idea.
-Era lo mejor. La enfermedad lo hacía padecer mucho sufrimiento. No fue el único, nunca lo es.
Caria asintió cabizbaja, sintiéndose mal por esas personas.
-¿Iremos a visitar a alguien más?
Thanatos no tuvo tiempo de responderle por el ruido que de pronto surgió en el hospital. Los acelerados andares y las ruedas de una camilla hacían más pronunciada la intensidad. Muchas otras personas presentes veían como los residentes médicos y auxiliares llevaban a una chico sobre la camilla y la ingresaban a sala de urgencias.
-¿Qué le ha pasado? -preguntaba una auxiliar.
-Tiene convulsiones y algunas heridas. Estaba tirada cerca de aquí y una mujer la encontró -explicó rápidamente un médico antes de que entraran a la sala.
Caria miró a Thanatos.
-Than, ¿sabes qué le pasó a esa mujer?
La negativa de Thanatos no ayudaba mucho y fue cada vez más incerto lo que ocurría.
-Está muy grave pero se aferra a vivir -comentó-. Quizás deba...
Thanatos miró fijamente a Caria, ella comprendía a qué se estaba refiriendo pero no dio por sentada una respuesta y no lo haría hasta no saber qué tan grave estaba.
Caria mordió sus labios y se levantó para acercarse a la sala. Inexplicablemente, su corazón comenzó a palpitar con dolor. Su instinto le decía que algo no estaba bien, aun así, siguió adelante para averiguarlo. Se asomó a ver por el vidrio de la puerta. Los médicos rodeaban la camilla, evitando que pudiera ver mejor a la persona. Cuando por fin se dispersaron para logró ver a una chica inconsciente y con heridas sobre la piel.
Caria sintió que el tiempo se detenía. Únicamente podía escuchar su corazón. Se puso pálida de inmediato.
La chica a quien estaba viendo, tenía los cabellos cobrizos y la piel blanca. Caria la había reconocido desde que pudo verla.
-¿Alessandra? -susurró inerte y con labios temblorosos. Lentamente, miró hacia su lado y su pesar aumentó.
Thanatos veía hacia el interior de la sala, su semblante fue muy evidente; no creía lo que estaba viendo. Sumamente perplejo, reparó en Caria como si esperara una explicación de lo que estaba pasando.
Una respuesta que Caria no sabría darle.
Alessandra era real.
Mientras la inmutación estaba presente, muy cerca de ahí estaba Melínoe. Volteó a verlos con una sonrisa de perversión en su rostro disfrutando de sentir como la pesadilla de Caria era mínima comparada con esa realidad.
Y aún, faltaba más.
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¡¡Hola!! ¿Cómo están?
Espero que muy bien, como siempre les he deseado.
Yo creí que tardaría más en publicar pero al ver una oportunidad para escribir, la aproveché.
También cambié las portadas de los tres libros.
¿Les han gustado? ¿Prefieren la actual o la anterior?
¡Wow!
En este capítulo también hubo de todo, no tanta tensión como en el anterior pero sí que seguramente con sorpresas, sobre todo con el final.
¿Tú te lo esperabas?
Melínoe por fin se dejó influenciar por completo de su parte malvada y tiene muchos planes en mente para hacer valer su venganza, y no sólo es con Caria, como se lo dijo a Deméter. Sin embargo, tampoco será compasiva ni con su hermana.
Pat al fin logró lo que quería, que Melínoe fuera quien tomara venganza. Y vaya que Deméter no podía faltar ¬_¬
Por otro lado, Garena ya se enteró que Hécate es su tatarabuela...Hécate a pesar de que ya lo sabía, nada más no se controla xD.
Eros regañó a Ralen y dijo estar decepcionado, creo que ya sabemos por qué jajaja.
Caria y Thanatos...dioses...fue hermoso pero yo diría que un tanto lamentable porque la chica por la que se hizo pasar, resulta existir y está frente a ellos por la maldad de Melínoe.
¿Qué va a pasar ahora con ellos?
¿Y con Melínoe? ¿Caria logrará darse cuenta que su hermana planea hacer algo en su contra?
Cuántas preguntas jajaja.
¿Qué piensan del capítulo? ¿Comienzan a preparar sus armas? (Les dije que las guardaran ;))
Bueno...con este capítulo me despido el día de hoy y sólo les diré algo sumamente dramático y lleno de suspenso:
Esto, es sólo el principio. Por que aún falta que Hades se entere :(.
Nos leemos muy pronto!
¡Estaré al tanto de sus comentarios!
Abrazos!!!
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