Capítulo 2 Parte 1

Seis días después...

El castillo se sentía demasiado solo, tan tranquilo y con ruidos apenas vivos; así se sentían los días cuando Perséfone no estaba. En esos momentos, ella había regresado con Deméter y no podían hacer otra cosa más que esperar a que los días pasaran y llegara el momento de su regreso. La visita de Perséfone había sido sólo de un día el cual había pasado demasiado rápido.

Macaria estaba recostada en un diván, con la barbilla sobre la parte más alta y sus brazos contorneando su rostro. Después de la celebración, Macaria había tenido una conversación con su madre que la dejó algo intranquila, sin dudas esa noche había sido de diversas emociones.

FLASHBACK

Macaria estaba dentro de su habitación. Se había quitado el vestido y colocado un blusón cómodo. Ahora estaba frente al espejo para deshacerse el peinado pero su intención fue detenida por unos gritos provenientes del pasillo. Asustada se levantó y abrió la puerta muy poco. ¿Quién gritaba así?

—¡Suéltenme! ¡No!

Esa voz...era de Melínoe, ahora la había reconocido. Abrió la puerta queriendo ir a ayudarla pero Perséfone la detuvo y entró con ella en la habitación, cerrando la puerta.

—¿Qué le ocurre a Melínoe mamá? ¿Por qué grita así? —Preguntó preocupada. Perséfone le sonrió para calmarla a pesar de que las cosas no andaban bien.

—Tuvo otro de sus ataques pero tu padre e Hypnos están por tomar control de la situación.

Macaria negaba ante la reacción, estaba ocurriendo lo mismo que cuando eran más jóvenes. Perséfone pasó una mano por su mentón y vio la mirada brillosa de su hija.

—Ella dijo que se encerraría en su habitación, nunca sale.

—Delfia pensó que Melínoe no estaba en su habitación—Respondió. —Las dos están bien, Delfia está espantada y Melínoe necesita estar tranquila, tú debes despreocuparte, ella está bien.

Perséfone y Macaria avanzaron hacia la cama, la joven no sabía que hacer para ayudar. Las delicadas manos de Perséfone pasaron por el peinado de Macaria para deshacerlo.

Los gritos se habían seguido escuchando hasta quedar en completo silencio, quizás ya habían logrado calmarla.

—¿Por qué le pasa esto a Melínoe? —Preguntó aun sabiendo que no tendría una respuesta. Perséfone suspiró, era algo que no podía explicarse por la ausencia de respuesta.

—Seguimos sin saberlo, Asclepio y Apolo han buscado alguna respuesta pero no la hay aún. Melínoe es consciente de esto y toma una adecuada precaución al encerrarse cuando comienza a sentirse mal.

—Quiero ayudarla, no me gusta saber que sufre.

—Lo sé, a mí tampoco—Le acariciaba el cabello.—Pero por el momento no podemos hacer nada más— Macaria estaba triste, si tan sólo pudiera comprender un poco por lo que estaba pasando su hermana para así, poder hacer algo por ella. Perséfone le quitaba los adornos del cabello. — ¿Cómo te sentiste en la reunión? ¿Te divertiste?

—Realmente no mucho, pero estoy satisfecha— Fingió una sonrisa.

—Tu padre me comentó que te disgustaste con Afrodita. ¿Te dijo algo malo? —Macaria negó dos veces. — ¿Entonces qué ocurrió?

—Sólo fue una noche larga...llena de cosas que aun no experimento.

—¿Qué quieres decir? —La joven la miró directamente esperando que su madre no la invadiera de preguntas ni la juzgara mal.

—Sin querer, empezaron a hablarme sobre el amor pero utilizando metáforas y haciendo explicaciones que no sé si tomarlas por verdad o por mentira, sólo he llegado a la conclusión de que el amor es una complejidad.

Macaria veía venir alguna crítica por curiosidad ya que Perséfone nunca fue dura con ella. Perséfone estaba seria y poco a poco fue sonriendo hasta reírse, Macaria miraba de un lado a otro sin entender la gracia.

—Que interesante— Dijo aun divertida Perséfone.

—¿Estás jugando mamá?

—No, recordé algo que me ocurrió hace mucho tiempo...pero los papeles se invirtieron en esta ocasión.

—¿Ya te había pasado? ¿Cómo? —Preguntó interesada.

—Yo quería saber sobre el amor, qué era y que se sentía pero terminé espantando a muchos—Recordaba divertida. —¿Te has sentido curiosa el respecto?

—Yo...no...hasta ahora.

—¿Segura? —Macaria asintió. Perséfone terminó de deshacer el peinado y el largo cabello negro cayó por la espalda de la chica. Ella peinó con sus dedos el largo cabello mientras le decía algo que no olvidaría. —Cari, el amor es un sentimiento puro y hermoso y debes sentirte muy orgullosa de sentirlo...hay muchos que no logran hacerlo con sinceridad. El hombre al que estés destinada, deberá estar muy feliz y orgulloso.

—¿El hombre al que esté destinada? —Repitió, Perséfone asintió.

—Me gustaría verte feliz y que vivas esta hermosa experiencia de la mejor manera y no por medio de una atadura. Tú debes ser libre de elegir a quién amar, aún no lo has encontrado pero lo harás, no permitas que nadie te diga lo contrario.

Macaria no tenía una buena sensación sobre eso, más que un consejo sonaba a advertencia y eso no le gustaba.

—¿Por qué me dices esto mamá?

Perséfone escuchó pasos acercándose por el pasillo y tenía la intuición de que se trataba de Hades. Ella se levantó de la cama y le sonrió de nuevo.

—Descansa mi amor, me gustó pasar este día contigo...contaré los días para volver a verlas—Le dio un beso en la mejilla y un abrazo. Macaria sentía esa despedida con dolor, siempre tenía el temor de no volver a ver a su madre y que esas palabras fueran las últimas.

Perséfone se alejó y salió de la habitación, afuera, estaba Hades recién llegando.

—¿Está tranquila Caria? —Preguntó angustiado.

—Logré calmarla pero sigue preocupada por Melínoe. ¿Cómo está mi hija?

—Hypnos la tranquilizó, ahora está durmiendo y la hemos dejado encerrada por si acaso...esto está empeorando Perséfone, empiezo a perder la paciencia.

Perséfone se acercó a él y le tomó del rostro, su suave tacto fue aliciente para el dios. Macaria escuchó que estaban conversando sus padres y se levantó de la cama para escucharlos, quería saber cómo seguía su hermana. Se acercó a la puerta y se recargó con mucho cuidado en ella.

—Buscaremos una explicación a lo que le pasa, veré si puedo hallar algo en la Tierra.

—Eso si Deméter no se interpone—Suspiró tenso.

—No tiene por qué hacerlo, y si lo hace, me opondré...es mi hija.

—Yo buscaré algo en el Inframundo, tendré que permanecer más tiempo allá pero...

—Ellas estarán bien, dudo que les pase algo en este lugar...no hemos tenido amenazas desde hace mucho tiempo y tampoco creo que sea necesario que pensemos en la alternativa del compromiso para que te sientas mejor.

—Yo tampoco lo había pensado pero...

—¿Casar a Macaria? Apenas y conoce a la familia.

Macaria abrió la boca y su corazón palpitaba muy agitado, eso debía ser mentira.

—Podremos escoger el más digno para ella, aunque sé que será casi imposible pero tarde o temprano deberá casarse y deseo que sea con alguien especial.

—¿Y por qué no dejarla que ella elija?

—No, es muy joven para saber quién es el correcto. ¿Y si elige al equivocado? —Perséfone desaprobaba aquella idea, estaba molesta con su padre por haber abierto ese tema y despertar la opción en Hades.

—Es increíble escucharte hablar así, la felicidad de nuestras hijas debe ser más importante...no creo que casándola con quien elijamos las haga sentir así y menos con algún hijo de Afrodita. ¿Te lo imaginas?

Hades se imaginó aquello y negó pronto. ¿Cómo pudo pensarlo? Macaria sería todo menos feliz teniendo a Afrodita como suegra, sería una nueva versión de su historia con la sombra de Deméter. No le deseaba eso a su hija.

—Tienes razón amor, no sé en qué estaba pensando...Caria es muy joven además, veremos otra forma de mantenerlas a salvo.

Macaria ya no pudo seguir escuchando el final de la conversación, había quedado atónita por la idea de casarse con algún hijo de Afrodita. ¿Es por eso que ella le dijo todas esas cosas y mencionó sobre el amor no correspondido?

FIN FLASHBACK

Esa noche no había logrado dormir por varias razones; por lo de su hermana y por la conversación de sus padres. Aquello era insólito, no deseaba casarse con alguien que no quería, de sólo imaginárselo se le erizaba la piel por el temor.

Melínoe entró a la sala de estar cuando vio que su hermana estaba ahí y llevaba varias horas en la misma posición. Ella no se había percatado de eso porque su padre había estado muy al pendiente de ella y casi no había logrado hablar con Macaria. Se acercó a ella y se sentó en el otro extremo del diván.

—Empiezas a asustarme con tanta soledad—Le dijo con liviana sorna. Macaria suspiró y levantó el mentón del diván. —¿Es idea mía o es que hay pensamientos que te persiguen?

—Los hay, no puedo dejar de pensar en ellos.

—¿Y...qué es en lo que tanto piensas? —Macaria no tenía pinta de disfrutar aquello y quería desahogarse con alguien. ¿Quién mejor que su hermana?

—Mi padre quiere que me case.

Melínoe abrió más los ojos hay tardó un momento en parpadear con rapidez antes de poder decir algo ante aquella confesión.

—Pero...esto es raro, nunca antes habían mencionado algo así. ¿Por qué pensar en ello? Al menos que lo haya mantenido en secreto.

—No tengo idea pero es algo que no quiero. Ni siquiera había pensado en el matrimonio como ahora imaginarme que me podría casar con un desconocido.

—¿Ya tienen pretendientes para ti?

—Posiblemente, alguno de los hijos de Afrodita—Dijo decepcionada. Melínoe buscaba algunas palabras de consuelo, aunque para ella el matrimonio no es tan terrible, es lógico que para su hermana sí.

—¿Cómo y cuándo te enteraste de eso?

—Fue después de la celebración, la noche en que tú...—Macaria guardó silencio de inmediato, su padre le había pedido que no mencionara nada sobre esa noche. Melínoe no recordaba nada y era mejor mantenerlo así. La menor esperaba que su hermana continuara pero parecía estar pensando en nuevas palabras.

—¿Yo qué? —Quiso saber interesada.

—La noche...en que te sentiste mal y te fuiste de la celebración, pasó después de eso—Melínoe no quedó muy convencida pero no había otra explicación ni acción que ella pudo haber hecho, así que simplemente lo aceptó.

Hades había estado buscando a sus hijas por varios minutos hasta que las encontró solas en el mismo lugar. Se acercó hasta ellas para platicarles de algo importante.

—Qué bueno que las encuentro juntas, tengo que hablar con ustedes—Macaria esperaba que no fuera nada relacionado con el compromiso o no sabría cómo actuar. —Debo ausentarme unos días, estaré en el Inframundo, hay muchas cosas pendientes que requieren de pronta solución. Esto significa que van a quedarse solas...

—Si a "solas" significa estar en compañía de ninfas y muchos guardias...sí, estaremos muy solas—Dijo Melínoe con sarcasmo y diversión pero Hades no estaba tan divertido.

—No me gusta dejarlas así pero es muy importante este asunto, Thanatos estará aquí de guardia mientras que Hypnos estará conmigo. No sean malas y cuídense, no hagan nada imprudente ni arriesgado.

—Te preocupas demasiado papá, nosotras sabemos cuidarnos—Aseguró Melínoe. Hades sonrió de lado no tan feliz.

—Eso espero, trataré de regresar lo antes posible—Dijo Hades más calmo. La verdadera intención de Hades era buscar el mal que atacaba a Melínoe. No podía seguir soportando que ella sufriera así y no recordara nada al día siguiente. —Mañana por la mañana me iré al Inframundo y Thanatos vendrá lo más pronto posible.

Hades les sonrió por último a sus hijas y les acarició la barbilla antes de salir de la sala. Melínoe se levantó del diván con una enorme sonrisa en su rostro.

—¿Has escuchado? Hypnos no vendrá mañana, no tendré que presionarme ni sentirme como una idiota durante las lecciones...aunque no me podré disculpar por lo de la última vez aun—Meditó un poco, aún lamentaba haber reaccionado así en aquel momento.

Macaria tenía un choque de emociones. Se había emocionado demasiado por enterarse que Thanatos estaría cuidándolas mientras Hades no estaba, tanto que incluso se esforzaba por no mostrarse nerviosa ante ello. Eso significaba que lo vería por varios días seguidos y que convivirán más tiempo.

La oportunidad de conocerlo más estaba tan cercana.

Día siguiente.

Hades recientemente había partido al Inframundo esperando que nada malo ocurriera en su ausencia pero, después de todo, estaría Thanatos custodiando y vigilando así que podía estar más tranquilo.

Mientras tanto, Macaria estaba ansiosa por ver llegar a Thanatos, imaginaba que terminando las lecciones él podría abandonar aquella actitud recia y controlada que conocía y mostrara su verdadera actitud. Según lo que había escuchado, Thanatos solía ser bromista y adoptaba una posición confiada y relajada. Quería conocerlo de esa manera.

Macaria se adelantó y llegó al salón antes de que Thanatos llegara. Tomó asiento en la misma silla de siempre junto a aquella mesa redonda donde solía escribir y leer. Miró hacia enfrente donde estaba la silla en la que se sentaba Thanatos para explicarle los temas. Escuchó la perilla abrirse y levantó la mirada hacia la puerta creyendo que se encontraría con Thanatos pero en su lugar, Melínoe entró a la habitación.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Macaria. Melínoe esbozó una sonrisa más grande.

—Ya sé que esperabas ver alguien masculino de ojos plateados, lamento decepcionarte—Rio un poco al ver la expresión de Macaria. —Es que como no tengo otra qué hacer, me dio curiosidad entrar a tus lecciones.

—¿No querías alejarte de ellas?

—De las mías, quiero saber cómo son las tuyas. Quiero saber más sobre otras cosas, algo que incremente mi aprendizaje...tengo la esperanza de que esta vez pueda retener algo en mi cabeza para mañana.

Thanatos ingresó a la sala enseguida y se asombró de ver a Melínoe ahí dentro.

—Lamento interrumpir su conversación—Dijo Thanatos.

—No, nada de eso...es sólo que Melínoe me decía que...

—Quería saber si puedo quedarme durante las lecciones de Caria ya que yo no tengo las mías. —Interrumpió a su hermana. —Prometo no interrumpir, sólo quiero aprender...quiero ver si eres mejor maestro que Hypnos—Bromeó.

Thanatos esbozó media sonrisa apenas visible y asintió. Melínoe alegre fue a sentarse a lado de Macaria esperando con impaciencia las lecciones. Macaria suspiró, al menos con la presencia de Melínoe no eran tan visibles sus nervios, además, le agradaba que Melínoe mostrara tanto interés por mejorar.

—Comencemos entonces, afortunadamente para ti Melínoe, el tema de hoy es bastante interesante, así que no te aburrirás—Hablaba Thanatos mientras posaba las manos y un libro viejo sobre la mesa. Ambas diosas miraron el libro, su portada era de un verde oscuro y no se distinguía ningún título. —Hoy veremos sobre la transición divina.

—¿Transición divina? —Preguntaron ambas con el mismo grado de incomprensión.

—¿De qué trata exactamente? —Preguntó Macaria.

—Es un poder que puede poseer cualquier dios pero no todos llegan a dominarlo porque se requiere de gran práctica, disciplina y constancia además de abarcar toda la teoría y antecedentes. No es fácil y requiere de mucho tiempo para dominarlo.

Macaria alzó la mano y ambos la observaron, Thanatos le otorgó la palabra.

—No sé si me equivoque pero Hypnos me explicó un poco sobre eso y me lo había dejado de tarea pero...no recuerdo lo que estudié—Dijo decepcionada. —Y recuerdo que dijo que había excepciones también en las que alguien "inexperto" podía lograrlo fácilmente debido a sus poderes ocultos.

Thanatos estaba al pendiente de la condición de Melínoe pero no tanto como lo debía estar Hypnos.

—Imagino que sí te lo contó, y tiene razón, hay muy raras excepciones en las que la trascendencia divina se desarrolla por naturalidad y no por experiencia, tal es el caso de Zeus, Hécate y de su abuela, Deméter.

—¿La abuela pudo hacerlo sin experiencia? No tenía idea—Confesó Macaria.

—Hace muchos años lo hizo y no para bien—Thanatos era muy consciente de cómo Deméter había utilizado tal habilidad por causas negativas. —Pero ese no es el punto, vamos a conocer sobre sus antecedentes, es muy importante conocerlos.

—Si me permite diferir, creo que aprender primero el contenido complicaría más las cosas—Mencionó Melínoe, Macaria presentía que algo iba a proponer, la conocía. —Hypnos siempre hace lo mismo, me presenta libros antiguos y me hace leerlos lo cual no funciona para mí porque no logro comprender y si estudio por las tardes no puedo recordarlo. Desde que Hypnos fue asignado como mi maestro, siempre se ha preocupado por las lecturas y no por la práctica —Explicaba con determinación y era escuchada por ambos.

—¿Qué es lo que estás proponiendo? — Preguntó Thanatos cruzándose de brazos.

—Esta tal vez sea la primera y última vez que pueda tener esta experiencia. Hypnos jamás se atrevería a enseñarme algo así hasta que me aprenda todos esos libros aburridos y todos aquí sabemos que eso nunca va a pasar—Expresaba con frustración, en verdad la sentía. —¿Podrías enseñarnos qué es?

Thanatos negó de inmediato sin abandonar aquella postura recia. Lo que decía Melínoe podía sonar muy seguro y hablaba con tanta diplomacia que le sorprendía comparar aquella actitud con su mala retención de memoria o como quiera que se llamara lo que le afectaba.

—Es un riesgo muy grande, la trascendencia divina no es sólo un poder positivo, está llena de peligros. Cualquiera podría viajar a cualquier lugar en cuestión de segundos pero si no se tiene un buen manejo de ella, podrían quedar atrapados ahí y no saber cómo regresar. Estamos hablando de dimensiones, de tiempos remotos o futuros...incluso el tiempo actual es peligroso. Lo que propones es una locura.

—Pero tú mismo lo dijiste, no podríamos aprenderlo sin experiencia y es comprobable que no poseemos ni la habilidad, así que no será un peligro que nos muestres cómo se hace. Tú serás el único que pueda lograrlo—Melínoe estaba cayendo en tensión al darse cuenta que Thanatos no accedería tan fácil a sus peticiones así que miró a Macaria con decisión, insistiéndole con la mirada a apoyarla. —¿No piensas lo mismo Caria?

Macaria podía sincerarse consigo misma y aceptar que la propuesta de Melínoe alimentaba su curiosidad. Ella también quería explorar hasta donde podía llegar una parte de sus poderes cuando lograran dominarlos; sería una experiencia que no olvidaría. Sin embargo, por otro lado, era más precavida que su hermana y eso podía tomarlo como cobardía, eso le molestaba sobre todo porque, si su intuición no le fallaba, Thanatos se había mostrado interesado por la valentía y el riesgo, algo que Melínoe estaba sacando a flote.

—Sí...sería una experiencia inolvidable—Dijo con cierta inseguridad y vio a Thanatos, él la miraba esperando que algo más integrara. —No es mala idea, tú nos llevarías al lugar que desees y podríamos regresar inmediato. No creo que ocurra nada si tenemos cuidado y no nos entrometemos.

Thanatos suspiró y Melínoe le sonrió a su hermana, agradeciéndole por haberla apoyado. Thanatos en serio lo estaba pensando, no quería exponerlas a pesar de que él tendría el control sobre la trascendencia aunque tampoco era una idea que podría desechar por completo. Después de todo...¿Qué podría pasar?

—Está bien, lo haré—Dijo y ambas diosas se emocionaron por su respuesta. —Pero sólo serán dos minutos y regresaremos aquí—Thanatos se puso en el centro del salón y les indicó con la mano que debían acercarse. Ambas chicas le hicieron caso rápidamente y se colocaron a un lado de él. —No se alejen de mí hasta que volvamos.

Las hermanas se miraron y después esperaron el momento en que Thanatos decidiera hacer la trascendencia. Ninguna vio nada raro, ningún destello, ningún rayo de poder, simplemente parpadearon y al abrir los ojos, se encontraron con un lugar muy extraño. Había unas cosas extrañas de diferentes colores y de cuatro ruedas que andaban de un lado a otro, siguiéndose. Existían muchos ruidos y era imposible para ellas descifrar de dónde provenían. Lo que más les llamó la atención eran todas aquellas personas de atuendos extraños que no parecían ir en una sola dirección.

—¿Dónde...estamos? —Preguntó Melínoe.

—Estamos en la Tierra, con los humanos—Respondió Thanatos.

Macaria y Melínoe miraban por todos lados, veían humanos en todos sitios. Nunca habían visto alguno y no parecían tan diferentes a los dioses a excepción de su mortalidad y falta de poderes divinos. Ninguno era igual, no vestían lo mismo ni poseían los mismos rasgos.

—¿No pueden vernos...verdad? —Preguntó ahora Macaria.

—No, lo hacen porque he utilizado una trascendencia espiritual y no física—Explicó Thanatos. —Este mundo posee cualidades interesantes, un estilo de vida que no todos los dioses pueden tener...pero a pesar de aparentar grandes maravillas, es un lugar arriesgado donde la paz es lo que menos abunda. Existe maldad y bondad dispersa, la verdad y el engaño, muchas partes opuestas a las que hay que saber enfrentarse y defenderse—Tomó aire mientras también veía a su alrededor. —Es un lugar que no les recomiendo que visiten ahora, están vulnerables aquí.

Thanatos terminó de hablar y aquella nueva vista desapareció volviendo a aparecer en el salón. Melínoe suspiró fascinada, Macaria habría querido escuchar más sobre lo que vio.

—Eso fue...increíble—Susurró Macaria. Volteó a ver a Thanatos quien estaba muy pensativo de repente. — ¿Thanatos? — Le llamó.

El dios alzó la mirada dándose cuenta de su repentino trance y sobó su sien.

—Creo que fue mucha clase por hoy, aunque no lo sientas, ha sido un viaje pesado para ustedes y necesitan despejarse un poco...estaré afuera—Dijo sin esperar respuesta y salió apresurado.

Macaria frunció el ceño. Algo había pasado en ese corto viaje pero ya no se dio cuenta de nada, sólo del cambio repentino de Thanatos. ¿Qué le estaba ocurriendo?

Más tarde...

Macaria y Melínoe se encontraban en la habitación de la segunda. Desde que experimentaron la transición, Melínoe no dejaba de hablar de lo emocionante que había sido la mayor parte del tiempo. Ella estaba acostada sobre la cama con su cabeza en un borde y todo su cabello rizado cayendo por él. Macaria estaba sentada en el suelo recargándose en la cama fingiendo escuchar a su hermana mientras su mente se perdía en el cambio repentino de Thanatos. Cada vez estaba más segura de que él no estaba feliz ahí, había algo que le impedía estarlo. Melínoe dejó de hablar por unos segundos y giró el rostro hacia su hermana; ella no estaba interesada en lo que le decía.

—¿En qué tanto piensas? —Preguntó directamente Melínoe. Macaria alzó la mirada y suspiró.

—En Thanatos— Confesó. — ¿Notaste cómo cambio cuando regresamos aquí? —Melínoe hizo muecas de indagación.

—Sólo que quería su espacio, al menos entiendo eso, él dijo que la transición era cansada.

—No creo que para él, se refería para nosotras que no sabemos dominarla— Difirió. —Primero se veía interesado en enseñarnos y después de segundos, él cambió. Llegamos aquí y prefirió apartarse. ¿En serio no lo notaste?

Melínoe deslizó una sonrisa irónica y giró su cuerpo para poner ahora su mentón sobre el borde.

—Para haberme dado cuenta de esos detalles tan especiales debí de haber examinado a Thanatos rigurosamente—Dijo poniendo sus ojos entrecerrados. —¿Y por qué te importa tanto?

—No es eso, es porque creí que era algo obvio—Se excusó pero Melínoe no le creyó.

—No, no lo fue...te escucho—Dijo la menor esperando una respuesta no evasiva de Macaria. ¿Qué había qué contar? Lo que pensaba ya se lo había dicho.

—Me importa porque es mi maestro y sé que algo no está bien, desde hace tiempo que lo siento y por lo que he escuchado, él no es el mismo que solía ser.

—Entiendo eso pero estamos volviendo esta conversación en círculo. Vuelvo a lo mismo...¿Por qué te importa tanto? —No sabía qué decirle porque creía ya habérselo respondido dos veces, no comprendía que punto quería tocar su hermana con esa pregunta y lamentaba ese momento de habérselo contado. — Yo sé porque, Thanatos te gusta.

Macaria abrió muy grandes sus ojos y el rojizo de sus mejillas revivió. Empezó a frotar sus manos con impaciencia.

—¿De dónde sacas esa locura Melínoe? Es mi maestro.

—¿Y? Eso no impide que sientas cosas por él—Macaria puso semblante de pesar y entre más hablaba Melínoe, más se sonrojaba. —Yo lo sé desde hace tiempo, así como analizas a Thanatos, yo he notado que has cambiado y te pongo como ejemplo lo del vestido de tu cumpleaños. Querías que él te viera, últimamente ha sido así, esperas con impaciencia verlo de nuevo y que te importen los mínimos detalles, indica otra cosa.

—¿Otra...cosa? —Preguntó casi no queriendo saberlo por la realidad de las palabras.

—Creo que estás enamorada de él— Macaria se apenó tanto que ocultó su rostro con su mano, Melínoe sonrió, ya no necesitaba que le respondiera. —Papá dará un grito que se escuchará hasta el Olimpo.

—Estás diciendo cosas que no son, yo no estoy enamorada de él.

—Si no es así, no te comportes como tal y si te importa saber qué le pasa, pregúntaselo—Dijo con más firmeza, Macaria no estaba convencida. —No seas cobarde, no creo que se enfade por eso.

Macaria suspiró hondo, no le había agradado que Melínoe se haya referido a ella como una cobarde pero no podía defender su posición siendo que realmente así se sentía. Su corazón palpitaba demasiado rápido y su estómago comenzaba a revolvérsele por las emociones comprimidas. Tomó valor y salió de la habitación para ir a buscarlo, él aún seguía ahí. Al término del pasillo, una hermosa y melancólica melodía se escuchaba cada vez más cerca; provenía de la gran sala. Llegó al marco de la entrada para seguir apreciando el sonar de la lira.

Hace tiempo, cuando era todavía una niña, escuchó a Pandora tocar el arpa y ella misma le había dicho que la música es el reflejo del alma. Esa música, a pesar de la belleza de su composición no dejaba de ser triste. Macaria asomó un poco la cabeza y vio a Thanatos recostado sobre el diván tocando la lira. Lo que escuchaba estaba lejos de ser notas alegres. Ella no quiso hacerse malas ideas ni exagerar la situación como Melínoe se lo dio a entender y prefirió preguntarle. Se fue acercando hasta él con pasos muy lentos. Thanatos sintió su presencia, la miró rápido y volvió a posar su mirada en la lira sin dejar de tocarla. Macaria se detuvo cuando quedó frente al dios y sin decir nada más se sentó cerca para terminar de escuchar la música. Él terminó la composición con notas suaves y despegó sus dedos de las cuerdas.

—Fue hermoso—Dijo Macaria. Thanatos dejó su lira a un costado. —Y también es triste.

—Así es, una mezcla raramente posible—Incluyó. —Creí que descansarías.

—N-No...aún no, estaba con mi hermana—Por supuesto que iba a omitir de lo que habían hablado, no era necesario decir algo al que desconocía su significado. —Decidí salir de la habitación para venir a verte. Es la primera vez que te quedas después de las lecciones.

—Tengo un deber qué cumplir—Dijo con neutralidad. —Espero que mi presencia extendida no incomode.

—Claro que no, no la hay—Empezaba a aparecer un silencio incómodo. Ellos dos no habían hablado nunca de otra cosa más que temas relativos al estudio. Era evidente que Macaria sentía gran curiosidad por saber más de él, por conocerlo como realmente era pero había una gran probabilidad de que eso no ocurriera, al menos no si seguían compartiendo los mismos papeles.

—No es lo que quiero—Dijo de repente Thanatos y Macaria perdió la conexión de la conversación. —¿Cómo te sentiste el día de hoy con la transición?

—Bien, me sentía bien pero creo que no fui muy valiente—Se sinceró.

—Falta que tengas confianza en ti misma, te reprimes demasiado, al final de cuentas...creo que no te conozco lo suficiente—Thanatos cambiaba de un tema a otro pero lo que decía tenía un impacto grande en Macaria. —Me disculpo por molestarte con la música, no tenías por qué haberla escuchado y me disculpo por mi comportamiento—Comenzó a explicar sin ninguna pregunta de antemano. Macaria no se molestó en interrumpirlo, parecía que él mismo iba a aclarar sus dudas. —Existen comportamientos míos que no son un ejemplo a seguir, nunca me he considerado un buen maestro...no creo seguir fingiendo mucho tiempo.

—¿De...qué hablas? —Preguntó casi alarmada, parecía que él estaba ya finalizando.

—Estoy tratando de que seas alguien que ni yo creo que podría ser. Te estoy enseñando a reprimirte y no deseo que seas un estereotipo igual a mí...sería un grave error.

—No eres un mal ejemplo para mí, eres un buen maestro y te respeto...pero igual te he sentido raro, como si ya no estuvieras cómodo aquí—Al fin lo dijo. Thanatos la miró directamente a los ojos y Macaria sentía que la piel se le electrificaba.

—Es por la misma represión a la que me someto, ya no puedo ser el mismo que solía ser.

—¿Por qué?

Thanatos guardó silencio y desvió la mirada. Macaria pudo respirar mejor pero aun así quería saber qué tenía Thanatos para poder ayudarlo.

—Estoy perdiendo mi punto de motivación, no tengo porqué contárselo a nadie y espero que tú pronto lo olvides—Dijo levantándose del diván.

—Thanatos, sé que soy tu alumna pero...me gustaría que confiaras más en mí—Thanatos volvió a mirarla fijamente. —Prometo que no voy a decepcionarte, me esforzaré y trataré ser siempre la mejor...yo puedo ayudarte en lo que sea, quiero ayudarte a encontrar las alas de tu camino pero por favor, no desistas, yo no me rendiré si tú no lo haces.

Él frunció el ceño, eran algunas palabras que Eros le había dicho a ella. Estuvo a punto de sonreír por la ingenuidad de la chica, ella no podría ayudarlo en eso pero valoraba su ayuda y optimismo. Sin embargo, a pesar de que no podía ayudarlo tanto como ella pensaba, Thanatos no podía rendirse así. Quería ser un buen ejemplo para ella y alejarse de todo no la iba a beneficiar, así que debía ocultar para sí mismo aquella desmotivación y ayudarla a ella a mejorar.

—Gracias—Respondió Thanatos casi sonriendo. —Quiero ver más seguridad en las próximas clases.

Macaria asintió feliz, había detectado casi una sonrisa pero era más notable su cambio de actitud y eso le gustaba.

Una hermosa ninfa ingresó apresurada a la sala captando la atención de los dos presentes, parecía que algo importante tenía qué decir.

—¿Qué sucede Rissa? —Preguntó Macaria. La ninfa de cabellos castaños respondió enseguida.

—Han enviado un mensaje del señor Hades para usted—Se dirigió a Thanatos.

—¿Para mí? ¿Cuál es el mensaje?

—Debe ir rápidamente al Inframundo, necesitan su presencia.

Thanatos asintió y volteó a ver a Macaria.

—Espero no tardar, quizás su padre vuelva en mi lugar—Dijo y ella asintió normal. El dios se giró y salió del lugar enseguida.

Macaria tomó aire y corrió hacia la habitación de Melínoe. Su hermana estaba leyendo un libro cuando se abrieron las puertas de repente.

—¿Y ahora qué te sucede? ¿Ya hablaste con él? —Cuestionó la menor.

—Sí...y he tomado una decisión de última hora, una motivación para ser mejor.

—Eso es nuevo—Dijo Melínoe contagiándose de su entusiasmo. —¿Y de qué se trata?

Macaria humedeció sus labios y el brillo de sus ojos era más fuerte. Se aclaró la garganta y abrió su boca poco a poco.

—Quiero practicar la transición divina.

Inframundo

Thanatos no tardó en llegar al Inframundo, exactamente en el trono de Hades. Ahí estaba su hermano también y tenían un semblante neutral; Thanatos no tenía idea de qué estaba ocurriendo.

—No has tardado en llegar. ¿Cómo está todo por allá? —Preguntó Hades.

—Bien, todo va bien...Le di clases a Macaria y Melínoe se unió.

—Eso suena perfecto para el momento...¿La notaste mal?

—¿A Melínoe? No, para nada...¿Ocurre algo malo? —Preguntó Thanatos acercándose más a los dioses.

—Por el momento, es un punto neutro—Dijo Hades nuevamente. —Voy a necesitar que también te encargues de Melínoe.

—¿Cómo? —Preguntó con perplejidad.

—Escucha, conoces un poco sobre lo que le ocurre a Melínoe pero no todo. Hypnos y yo no es estamos encargando de revisar algunos casos similares en algunos dioses que han caído en el Inframundo y como la desesperación comienza a pesar en mí, también estamos revisando en casos humanos. Esto llevará tiempo así que necesito que estés de guardia en los Elíseos hasta que las cosas tomen un rumbo diferente.

Thanatos frunció el ceño. Nunca había tenido que acatar una orden así y para que Hades se alejara de sus hijas, debía ser algo muy importante sobre todo porque la razón de su alejamiento era para beneficio de una de ellas.

—Sé un poco de su condición pero no estoy al corriente, no tengo ningún problema cuidándolas y enseñándoles pero sería necesario conocer lo que pasa con Melínoe—Pidió Thanatos.

—De eso no hay problema, te contaré.


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Woooo!! Segundo capítulo en esta semana! Eso es bueno ToT

No sé, me emocioné con esta historia, creanme, faltan muchas cosas interesantes que ya quiero llegar por lo menos a la mitad de la historia aunque eso no es posible aún jajaja.

Voy a publicar muy pronto la segunda parte de este capítulo mientras ustedes me indican si les está gustando la historia :), comentarios bienvenidos.

Los leo pronto! Abrazos y besos!

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