Capítulo 17

Tiempo después.

Increíblemente, los días pasaron demasiado rápido. Su viaje en Nápoles terminó tres días después al buscar indicios sobre Melínoe. Desafortunadamente, eso no ocurrió. Su presencia no se manifestaba ni ahí, ni cerca. A pesar de ello, emprendieron un viaje hacia Cosenza por seis días. Luego fueron a Catanzaro por al menos cinco días. Estando ahí, Caria y Thanatos visitaron algunos hospitales cercanos. Él le enseñaba a Caria cómo debía acercarse a los pacientes y la manera en que debía hablarles. Cuando Caria hizo el intentó de hablar con una mujer. Después de su sesión, vieron a través de las noticias de televisión, que había más muertes en status desconocido en Sicilia. Tanto Thanatos como Caria, sospecharon que podría tratarse de Melínoe. Así que su viaje mantendría el mismo rumbo del inicio. Sin perder demasiado tiempo, tomaron el primer vuelo disponible hacia Sicilia y se alojaron en un pequeño apartamento.

A un par de horas de llegar, Garena estaba abriendo su mochila en la habitación. Contó el dinero que le quedaba y resopló con ansiedad. Sólo le quedaban seis euros en su billetera.

-Con eso no tengo ni para regresarme -resopló abatida-. Menos mal que Nathan ha pagado los transportes -Se dijo como si eso fuera un consuelo.

Garena comenzaba a alterarse de nuevo al recordar que debía volver a casa muy pronto, como se lo había pedido su madre. La verdad era que no deseaba partir. Podría decirle a su madre que aún no iba a regresar.
Le agradaba pasar el tiempo con ambos. Con nadie se había divertido tanto como con ellos, sobre todo cuando ninguno de los dos se atrevía a confesar sus sentimientos.

"Ojalá que ambos se decidan a confesarse muy pronto" pensó sonriendo con empatía.

Caria entró enseguida a la habitación, notando que Garena lucía apagada y no desempacaba nada de sus cosas.

-¿Te ocurre algo? -preguntó con angustia.

-No, está todo bien.

Caria fijó su vista en la maleta.

-Aún no desempacas.

-Es porque no sé si hacerlo. Ya debo regresar.

-¿Cómo? -expresó enseguida. Sus párpados se abrieron con mucho asombro-. ¿Por qué?

-Porque mi madre me dijo que terminando la búsqueda en Sicilia, debo regresar. Sé que suena ridículo a mi edad pero mi madre me lo ha pedido.

-No te preocupes. No tienes porqué explicarme -dijo insegura. Garena ya le había comentado sobre eso pero no creyó que fuera a hacerlo.

-Te has quedado pasmada -La despertó del trance.

-Me habría gustado que te quedaras conmigo hasta encontrar a mi hermana.

Garena notó la sinceridad de Caria. Era el mismo pensamiento que tuvo hace algunos minutos.

-Que va, Delia no podrá enojarse si decido quedarme fuera de casa más tiempo, ¿no? Ya estoy grande y me gusta ser independiente.

-¿No tendrás problemas?

-Siempre los tengo y nunca le hago caso a mi madre. Es más, ni siquiera sé porque me pidió que regresara a casa cuando partiéramos de Sicilia.

-¿Cómo se habrá enterado de que vendríamos aquí?

-Ni idea -El móvil de Garena comenzó a sonar. Miró la pantalla y alzo las cejas-. Hablando de ella...¿Aló?

-Garena, hija...¿cómo has estado? ¿Dónde están?

-Bien...estamos en Consenza aún -Mintió.

Un silencio permaneció del otro lado de la línea.

-¿Estás segura? Sabes que no me gustan las mentiras.

-¿Por qué te mentiría?

-Es lo mismo que me pregunto. No me gustaría que me fallaras.

Garena reconocía ese tono de voz para crear culpa. Lo estaba logrando.

-Delia...tranquila, todo está bien.

-Necesito que vengas lo más pronto que puedas, no vayas a irte a otro lado. Ven directo a casa.

Caria observó como Garena gesticulaba con sufrimiento y luego asentía casi de mala gana.

-Está bien...posiblemente en dos días esté ahí -Escuchó una risilla de alegría del otro lado de la línea.

-Entonces, nos vemos muy pronto. Ciao.

-Oye mamá, ¿por qué tanta la urgencia...? -Garena ya no recibió ninguna respuesta de Delia. Suspiró amargamente y miró a Caria con lamento-. Al parecer, si tengo que regresar pronto. No sé cuál sea su urgencia esta vez.

-No te preocupes, entiendo. ¿Te irás mañana?

-Para llegar a tiempo, sí -Se llevó las manos a la cabeza-. Está actuando muy raro desde que le dije que vendría con ustedes. Primero ese vestido, luego lo de Sicilia y ahora pareciera que me lee el pensamiento. Hasta parece bruja.

Caria rio apagada. Ella no encontraba nada raro en esas asimilaciones. Era todo lo que haría cualquier madre preocupada. Tal comprensión, le hizo recordar a la suya con tristeza. La extrañaba y a su padre también después de todo. De pronto, casi gritó de golpe. Pasó muy por alto que debía ir a los Campos Elíseos para avisarle a Ariadna que todo estaba bien para que no se preocupara y asegurarse que todo estaba bajo control por allá. Conociéndola, se habría angustiado demasiado y habría ido a buscarla a Vicenza donde aparecieron aquella vez.

¿Y sí la había ido a buscar? ¿Y si debido a eso, terminaba contándole a sus padres?

Sintió un frío recorrerle todo el cuerpo.

"¿Por qué no hice nada antes? ¡Que tonta!" pensó agitada. Debía ir a los Elíseos cuanto antes.

Fue a buscar su anillo en la maleta aprovechando que Garena se amarraba el cabello y se cambiaba de ropa. Encontró la pequeña cajita y salió de allí.

¿Cómo iba a hacer para que no se percataran de su ausencia?

No era el momento para hacerlo. Suspiró. Pensó rápido en mil maneras de cómo ir a los Elíseos sin que Garena y sobre todo Thanatos, se preguntaran donde se había metido. Quizás debería esperar un poco para que el momento perfecto apareciera.

Mentira tras mentira pero todo con un buen fin. Así se animaba Caria. Cerró los ojos para calmarse y una dulce melodía penetró suavemente por sus oídos. Hermosas notas en conjunto la teletransportaron al pasado cuando estaba paseando por los jardines de los Elíseos y observaba en secreto como Thanatos estaba recargado en una roca mientras tocaba la lira. Sus ojos brillaban de profunda admiración. Era inconsciente de cuánto tiempo se quedaba observándolo y escuchándolo antes de que partiera al Inframundo.

Caria abrió sus ojos. Era más que evidente.

Minutos antes.

Thanatos eligió estar fuera del balcón al considerarlo un lugar tan calmo y con buena vista. Podía ver el mar y oler el agua salada. Pocas personas transitaban por esas calles y el sonido de las aves era relajante. Regresó a buscar en su maleta lo que hace mucho no había cogido entre manos. Al ver la lira, miles de recuerdos perpetuaron su mente. Cuando estaba en los Campos Elíseos, sentía tanta comodidad y paz que lo inspiraban a tocar la lira. No podía hacerlo diario ya que gran parte del tiempo estaba resolviendo asuntos del Inframundo. Sólo iba ahí cuando Hades lo requería o cuando tenía lecciones con Caria. Bloqueó sus recuerdos y regresó al balcón. Se sentó en una perfecta silla cómoda. Tras un rato de duda, comenzó a tocar la lira.

Se perdió entre cada nota. Había olvidado lo que se sentía liberar sus emociones a través de la música. Sus sentimientos. Era su secreto. Nadie se daría cuenta de lo que sentía realmente ni como esos sentimientos lo lastimaban al ser silenciados con la verdad. Creyó, ingenuamente, que al estar en la Tierra sería capaz de olvidar y dejar el pasado atrás. Incluidos los sentimientos. Qué equivocado estaba.

Al cabo de un rato más, cuando se sintió lo suficientemente desahogado, terminó de tocar. Suspiró calmo y miró hacia atrás. El corazón se le detuvo al ver a Caria. Ella le dedicó una generosa sonrisa, la misma que había tratado de ignorar hace años para no incentivar a su corazón.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí?

-Algunos minutos -Confesó esperando no haberlo incomodado. A diferencia de cuando lo espiaba en los jardines, aquí no pudo esconderse en ningún lado-. Lamento si te molesté.

Thanatos negó desviando la mirada. Ahora que lo veía bien, estaba avergonzado.

-Siéntate un momento -La invitación le sorprendió. Caria se sentó en la silla que estaba a un lado.

-En todo este viaje, nunca te vi tocar la lira.

-Hace tiempo que no lo hago. Siempre la llevo conmigo pero no la había sacado hasta ahora -Caria miró hacia atrás y visualizó la maleta que siempre llevaba Thanatos cuando salía.

-¿Y por qué no? ¿Qué te lo ha impedido?

Explicarlo era difícil y simplemente no respondió. Caria se arrepintió enseguida de haber preguntado.

-Perdón, no me hagas caso. Lamento haberte interrumpido, sé que te gusta tocar la lira a solas -Se levantó para irse lo más rápido que podía.

-¿Cómo sabes que me gusta tocar la lira a solas?

La pregunta la detuvo en seco. Caria suprimió su desesperación. La ansiedad de darse una vuelta por los Elíseos la descontrolaron. Ahora había hablado de más. Se giró a verlo con semblante de culpa. Thanatos esperaba que le respondiera. Ver la postura imponente que puso, la manera tan directa y firme en que le preguntó y su mirada que ni siquiera parpadeaba, le hicieron sentirse como cuando le regañaba por no prestar atención en clase. Tomó aire y valor.

-Cuando tenía quince años, paseaba por los jardines de los Elíseos y escuché una melodía. Me acerqué y vi que estabas tú ahí. Estabas solo y preferí no interrumpir -Confesó pero Thanatos no parecía conforme con esa respuesta-. No me acerqué pero tampoco me fui. Me quedé escuchando hasta que terminabas y me fui a esconder hasta que te fueras. Cada cinco días que ibas para darme lecciones y antes de irte, hacías lo mismo...y varias veces te fui a escuchar -Caria no soportó la mirada de Thanatos. Estaba tan avergonzada que en verdad quiso huir. Mordió ambos labios. Sólo estaba esperando un regaño de su parte. Había olvidado los últimos días en los que pararon de discutir o mantener distancia, llevándose bien como...amigos. Esperaba cualquier reacción, menos la real.

-Siempre supe que alguien me observaba pero nunca creí que fueras tú -Caria abrió sus labios pero aún no se animaba a mirarlo-. El día de tu cumpleaños fue el último en el que toqué y me sentí solo. No había nadie cerca -Thanatos no dejaba de verla, si bien quería saber la verdad por curiosidad, tampoco pretendía verla así-. Hace días me propusiste ser amigos y luego que mantuviéramos confianza. ¿Segura que quieres seguir firme a ese planteamiento?

Sinceramente, esperaba que se retractarse. Aunque aceptó su propuesta y cada día intentaba ignorar la relación amistosa, no le gustaba. Caria asintió lentamente mientras que por dentro se decía una y otra vez las mentiras que había dicho y las cosas que le había ocultado a quienes amaba. Incluido él.

-Sí. ¿Tú cambiaste de idea? -Levantó levemente el rostro. Thanatos se levantó y dejó la lira en la silla. No respondió y evadió la pregunta con algo que tampoco se esperaba.

-Tengo planes para hoy y quiero que vayas conmigo.

-¿Ya sabes dónde comenzar a buscar a mi hermana? ¿O iremos a otro hospital? -preguntó inocentemente volviéndolo a mirar. Thanatos rio por su reacción, no era lo que quiso decir.

-No realmente.

-¿Entonces? ¿A dónde vamos a ir?

-Es una sorpresa. Prepárate y nos vemos en dos horas -Ambos entraron de nuevo al apartamento. Thanatos guardó la lira en su mochila y se la puso en el hombro.

-¿Saldrás?

-Un rato. Debo ir por algo pero llegaré una hora antes de irnos.

Se despidió y se fue. Thanatos siempre tan exacto y con salidas tan misteriosas. Eso era lo único que no había cambiado y eso que le había confesado lo de sus visitas a los hospitales.

Caria volvió a recordar lo del anillo. Una hora era más que suficiente para ir y regresar de los Elíseos pero sólo faltaba Garena. Entró a la habitación, ella estaba acostada viendo videos en su móvil. Levantó la mirada cuando la vio pasar.

-¿Ya te sientes mejor?

-¿Eh? Sí...estoy bien, ¿por qué preguntas?

-Porque saliste casi corriendo hace rato -dejó el móvil a un lado de la cama-. Tengo una idea...ya que mañana me voy, sería bueno aprovechar la tarde viendo una buena película pero no de romance, ya tuve suficiente dosis de cursilerías todas las noches. Esta vez serán policiacas -Volvió a tomar el móvil y le enseñó la imagen de la película que quería ver-. Podemos comenzar a verla ahora mismo.

En otro momento, su propuesta la habría tomado con mucho gusto. Era al menos lo que debía hacer ya que Garena siempre veía películas con ella en la tarde o en la noche. Se había vuelto un pasatiempo para ella.

-¿Podríamos verla en la noche? En dos horas voy a salir -Garena alzó las cejas.

-¿A dónde vas a ir?

-Bueno, la verdad es que no lo sé. Than me pidió que me preparara para salir con él.

Garena no esperó demasiado y una enorme sonrisa emergió en su rostro. No pretendió ser discreta. Alzó su mano simulando estar en un concierto con encendedor en la mano, justo en el momento más emotivo.

-No están perdiendo para nada el tiempo. Cada vez avanzan más a su relación. Nathan tardó demasiado en pedirte una cita.

-¿C-Cita?

-¿Me vas a decir que no sabes lo que es? ¡Es lo que has estado esperando! Quizás y se te confiese...Cursi pero emocionante. Al principio creí que haberle pedido ser amigos fue algo absurdo pero creo que fue una buena idea.

-¿Buena...idea? -Hasta ella lo dudaba-. ¿Por qué lo piensas?

-Ya lo descubrirás más tarde. Dejaré que te arregles, iré a dar una vuelta.

Garena se fue divertida y realmente feliz. Nunca se había emocionado tanto por una pareja. Al parecer, las películas románticas estaban cambiándola. Pensar eso, le hizo sentir repulsión.

Mientras tanto, Caria dudaba que algo sorprendente ocurriera entre Thanatos y ella. Era mejor dejar todo eso de lado y concentrarse en resolver lo que la intranquilizaba. Al fin sola, sacó el anilló de la caja sin perder más el tiempo, tomó el trozo de papel que había dentro y se colocó el anillo. Comenzó a conjurar la transición divina, sin embargo, nada ocurrió cuando lo terminó. Realmente consternada, volvió a conjurarlo. Nada pasó. Sus nervios se alocaban de nuevo.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no fun...? -Caria observó el anillo en su dedo. Las tres luces se habían extinguido. Lo que le advirtió Hécate al fin se concretó; el anillo perdió su poder-. No...no y no. ¿Ahora qué voy a hacer? No puedo regresar. Aún no sé hacer la transición por mi cuenta, podría ser arriesgado -dijo una y otra vez tratando de dar con una solución. No había otra manera, debía decirle a Thanatos la verdad de cómo llegó ahí y pedirle que la lleve pero quizás eso ya no tenga marcha atrás y termine dejándola ahí. No era lo que quería.

Sintiéndose mareada, prefirió ir a beber un vaso de agua. Aquello era realmente estresante. Al abrir la puerta, se topó con un chico de su misma estatura, cabellos rizados y rubios y una peculiar sonrisa. La sorpresa la hizo gritar. Eros se abalanzó hacia ella y le cubrió la boca con su mano.

-No grites. No es para tanto -dijo un tanto divertido. Caria lo seguía observando con asombro. Pronunció su nombre entre su palma. Eros fue apartando la mano, preparado para volver a actuar si pretendía gritar de nuevo.

-Eros, ¿qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

-Vine a hablar contigo y llevo varios días siguiéndolos.

-¿Qué? ¿Desde cuándo?

-Desde que me entere que estabas con Thanatos. No te preocupes, fue hace dos semanas en Nápoles.

Caria se resguardó su duda para sí.

-Por favor, no vayas a contarle a nadie que estoy aquí ni mucho menos que me viste con Thanatos -suplicó.

-Específicamente, vives y sales con él todos los días -Agregó, opacando la mirada de Caria-. ¿También duermen juntos?

-¡Eros!

El chico bromeaba y se reía de la expresión que puso Caria cuando se lo mencionó. Caria pensó que ese día era para morirse de culpa y vergüenza.

-No te lo tomes tan en serio. Mira que te pusiste más roja que el cabello de Hestia.

Caria apartó las manos de su rostro, disuadiendo lo que había pasado y concentrándose en otros asuntos relacionados.

-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me has seguido? Si sólo lo hacen para molestarme, ya verás -Amenazó.

-¿Quiénes? -Ladeó la cabeza no comprendiendo a quienes se refería.

-Fobos, Deimos y tú.

-Oh, así que te topaste con ellos -Caria consideraba que era lo contrario-. Yo no los he visto en la Tierra y ya te dije que yo me enteré porque te vi con Thanatos en Nápoles.

Caria frunció el ceño y puso sus manos en la cadera.

-Entonces, ¿Qué buscas?

Eros buscó algo en el pantalón y se lo dio. .

-Vine a invitarte a que asistas.

Caria lo leyó detenidamente

-¿Festival del amor? ¿En Verona?

-Sip, será en cuatro días. Espero que asistas.

-No creo que podamos, es decir, aún debemos estar aquí.

Eros la observó largamente. Caria tragó saliva.

-Si me cuentas lo que estás haciendo, haré lo que quieras por ti.

Caria se rio de lo que dijo. Era increíble y al mismo tiempo absurdo e imposible que eso pudiera pasar. No era que no confiara en Eros pero a cualquier error, todos terminarían enterándose.

-Te lo agradezco...pero yo creo que no. Es complicado.

-Más complicado que el amor, lo dudo -Se cruzó de brazos.

Caria lo entendió como una indirecta sin embargo, podría estar hablando por todas las experiencias de las que ha sido claramente el responsable y testigo. Ahora que lo pensaba mejor, Eros podría ayudarla a volver a los Elíseos y a regresar a Sicilia. Si le ha guardado el secreto de sus sentimientos hace Thanatos, tal vez podría hacer lo mismo con este...aunque no iba a contar más. Eso esperaba.

-Estoy buscando a Melínoe y también vine para aclarar las cosas con Thanatos. Por mi culpa fue que lo desterraron.

-¿Y sólo viniste a hablar con él sobre eso? -La estaba estudiando y lo sabía.

-S-Sí. Me está ayudando a buscar a mi hermana.

Era extraño pero Caria creyó que Eros la interrogaría más sobre Melínoe. No lo hizo. Lucía complacido o quizás indiferente...mientras no supiera nada de ella y se lo esté ocultando.

-¿Hay algo que me quieras pedir? Trato es un trato.

-Bueno...quisiera regresar a los Elíseos sólo por un momento, para saber que todo está bien. ¿Podrías llevarme y luego traerme de regreso?

Eros aceptó enseguida aunque parecía asombrado por el pedido. Él había pensado que le pediría algo más romántico a cambio.

-Ojalá y no se pongan a preguntarme qué hago ahí. Vamos y regresamos.

Caria asintió,

***

Thanatos pensaba en muchas cosas mientras caminaba por el parque. Estaba nervioso y necesitaba estar en un lugar calmo antes de verse con Caria de nuevo. Ya no podía más. Ya era suficiente lo que estaba guardando en su corazón y que estaba dispuesto a explotar cuanto antes. Tenía que ser sincero con ella. Decirle lo que sentía. Confesarle porque durante mucho tiempo se mostró indiferente y mantuvo su distancia. Se terminaría por volverse loco si no lo hacía. También la duda le taladraba la cabeza.

¿Sólo lo quería como amigo o maestro? ¿Ninguna opción más?

Se arrepentía de haberle dicho que no confundiera las cosas porque no podría existir nada entre ellos.

¡Cuántas mentiras había dicho! Y ahora sus palabras se volvían realidad y lo desquiciaban.

Faltaba poco tiempo para salir con ella...para confesarle lo que sentía cada vez que la veía. Cada vez que la escuchaba...cada vez que la soñaba.

-Thanatos.

Esa voz alejó todos esos dulces pensamientos. Se giró hacia sus espaldas. Su visita era lo que menos esperaba y no deseaba verlo por ahora.

Hypnos se mostró ante él. Las pocas personas que estaban cerca, cayeron en trance, completamente invadidos por el sueño. El dios fue acercándose hacia su hermano quien no lo esperaba con los brazos abiertos.

-¿Qué haces aquí? -Le cuestionó duramente.

-Vine a verte.

Thanatos puso los ojos en blanco y terminó por ponerse frente a él.

-Pudiste haber elegido otro día y otra hora, ¿por qué ahora? -demandó saber con hostilidad. Hypnos se mostraba sereno pero decidido.

-Porque vine a ponerle un alto a mi hermano. No quiero que cometa un error.

-¿De qué error hablas?

-No somos ingenuos, Thanatos. Sabes bien por qué estoy aquí -Sus hombros volvieron a tensarse. Su voz tomó un tono más tosco sin abandonar su respectiva formalidad-. ¿Aún sigues creyendo que soy ignorante a lo que sueñas?

Thanatos no dijo nada de inmediato pero era claro que el fastidio le había ganado, además de que no existía manera de mentirle. Fue un estúpido al creer que los únicos que sabían de aquel sueño erótico que tuvo con Caria, habían sido Dionisio, Eros y él.

Maldito sea Dionisio.

Se sacó la mochila del hombro y la puso en la banca que estaba más próxima.

-No fue mi intención.

-Claro que no, sólo de tu inconsciente y de la bebida de Dionisio -Thanatos lo miró con desdén ante la notoria burla.

-Si has venido a recordármelo, lárgate. Ya sentí suficiente culpa como para ahora recibir tus sermones y consejos. No eres mi padre.

-Ni tú un adolescente. Es hora de que lo aceptes y dejes de actuar como tal. Haz perdido la cabalidad de quién eres por no saber controlar tus sentimientos.

Hypnos le había hablado de muchas maneras a Thanatos para que este tuviera el mismo corazón frío que cuando eran jóvenes. Nunca le reprochó nada sobre su relación con las ninfas y las humanas. Sólo de una mujer.

Thanatos no se tomaba nada bien lo que le decía.

-¿Tú, hablándome de sentimientos? ¿Qué hay de Pasítea?

-Eso es diferente, tú estás enamorado de Macaria -Thanatos desvió la mirada. Estaba muy enojado y trataba de controlarse-. Yo puedo entender lo que sientes pero, ¿tú crees que Hades lo entenderá? Si no pudo entender lo de hace casi tres años y te desterró, ¿crees que esto lo hará?

Odiaba darle la razón a Hypnos pero la tenía. Al menos en ese punto.

-Podré hablar con él y si desea que siga desterrado, no me importa.

-Dudo mucho que puedas hacerlo, sobre todo si se entera que Macaria está contigo.

Los párpados de Thanatos se abrieron en demasía. Había descartado ese detalle mínimo pero importante que se revelaba en su sueño. Hypnos se había dado cuenta de que Caria estaba con él por como se desarrolló la conversación en ese sueño.

-Ya se lo has dicho, ¿no?

-No. Vine a hablar contigo primero. Hace días quería hacerlo pero hay muchos asuntos pendientes en el trabajo. También sé que Melínoe no está en los Elíseos y que ella es quien ha generado desastres y muertes en la Tierra.

-¿Y si lo sabes, por qué no has hecho nada para evitarlo?

-Porque ya no sé dónde está. Hace días que dejé de sentir su presencia. Al parecer, aprendió a ocultar sus poderes. Sobre esto, me he enterado por Iquelo y...por alguien más. Hades no sabe nada -Esperó algunos segundos antes de seguir hablando-, pero tengo que decírselo.

-No lo hagas, porque estoy ayudándole a Caria a encontrar a Melínoe -Hypnos alzó una ceja al notar como le llamaba. Enseguida, sonrió irónico. Algo que no solía hacer-. ¿Cómo? ¿Ganando tiempo para estar con ella? Usando tus poderes, tu viaje habría sido muy corto. Habrían llegado aquí en al menos dos días. Hacerle creer a todos que no deseas usar tus poderes porque ya te consideras humano, es lo más ridículo que puedes decir y lo más ingenuo que cualquiera pudiera creer. Los tres se están metiendo en graves problemas y te aseguro, que las consecuencias pueden ser aún peores. Razona, Thanatos, esto tiene que parar. No quiero verme involucrado e intervenir...

-Como quieras, ya no deseo escucharte -Lo interrumpió completamente harto. Volvió a tomar su mochila y se la colgó en el hombro. Hypnos suspiró.

-No voy a decirle a Hades, aún...-Thanatos ya no lo miraba pero decidió escucharlo una vez más antes de mandarlo de paseo-, pero debes hacer lo correcto. Macaria debe regresar a los Elíseos antes de que sea demasiado tarde. En cualquier momento, se darán cuenta que Hécate está ayudando a que crean que ambas están ahí.

-¿Hécate? -preguntó confundido. Hypnos ignoró su reacción.

-Yo me encargaré de saber algo más de Melínoe. Tú encárgate de Macaria y olvida lo que sientes por ella. Lo digo por el bien de ambos -Thanatos parecía renuente. Hypnos suspiró y colocó su mano sobre el hombro de su hermano-. ¿Recuerdas lo que ocurrió con Hades y Perséfone? ¿Lo que hizo Deméter? -No esperaba una respuesta y Thanatos no iba a decir nada-. Nada garantiza que la historia no vuelva a repetirse con ustedes. Le debo mi lealtad a Hades pero no sabemos hasta qué punto sea capaz de llegar por sus hijas. Sé que es difícil, pero debes seguir intentándolo. Estoy preocupado por ti.

Hypnos se alejó de Thanatos y desapareció momentáneamente y con él, el sueño que había esparcido en las personas quienes despertaban sin saber qué les había pasado.

Thanatos detestaba razonar todo lo que Hypnos le persuadía y más que le diera la razón. Él había sido testigo de lo que pasó entre Hades y Perséfone y cómo Deméter interfirió entre ellos, sin importarle el daño que pudiera ocasionarle a su misma hija. No quería eso para Caria. No quería ni imaginarse que pasara por algo similar. Jamás se lo perdonaría. Resultaba exagerado pero no era que considerara que fuera a ser igual pero, como dijo Hypnos:

"No sabemos hasta qué punto sea capaz de llegar por sus hijas".

Elíseos

Caria y Eros aparecieron en uno de los pasillos del castillo. Afortunadamente ese pasillo siempre estaba desolado. Sintió nostalgia al encontrarse de nuevo con su hogar.

-Había olvidado lo grande que era este lugar -comentó Eros observando los techos del castillo.

-Ven, debemos ir a buscar a Ariadna. Debe estar por mi habitación.

-¿Y si me ven contigo? ¿Qué decimos?

-Ya se me ocurrirá algo. Vamos.

Mientras tanto.

Hécate negaba con la cabeza una vez que Circe terminó de contarle lo que pasó hace algunos días. Ariadna estaba a unos metros de distancia pero escuchaba atenta la confesión de la bruja y la reprimenda que Hécate le daba.

-Creí que había sido demasiada clara cada vez que nos veíamos. No debes olvidar a quien estás representando. Nunca -Esta última palabra fue fuerte.

-Es que es difícil. Se parecen tanto...-Se cruzó de brazos. Tenía la apariencia de Macaria-. Y tú me dijiste que iban a ser vacaciones. Me mentiste.

-¿Y quedarte en la tienda sin hacer nada?

-Ahí no me cansaba tanto como lo estoy ahora.

-¡Por eso mismo! -exclamó y sobó sus sienes. Ya hasta tenía migraña-. ¿Están seguras que no se dio cuenta? -volteó a ver a Ariadna. Su semblante recobró la preocupación.

-No lo sé...Hypnos no suele decir nada cuando sospecha algo. Simplemente actúa.

-Yo creo que si se dio cuenta. Me miraba profundamente y de un momento a otro, resulta que deja de llamarme Macaria y me llama Melínoe.

-Y Circe asintió -añadió la chica. Circe totalmente honesta, lo aceptó también.

-Es que hasta en el nombre se parecen. Me di cuenta que me había equivocado cuando él se fue.

-Eres una...

Hécate tenía severas intenciones de ahorcarla. Si Hypnos decía algo al respecto, los problemas llegarían en grande.

-Sin embargo, no creo que le haya dicho a nadie aún -continuó Circe-. De lo contrario, ya se habría enterado Hades.

-Ojalá y sea así...sino, ya verás Circe...ya verás de lo que soy capaz.

La puerta se abrió enseguida y entraron Caria y Eros. Las tres ya presentes miraron a los recién llegados. Hécate y Ariadna miraron a Circe mientras ésta, alzaba la mano con entusiasmo.

-Ella sí que se parece a Melínoe.

Hécate estrelló su palma contra su frente mientras Ariadna miraba al cielo. Otra vez las confundía.

Caria pestañeó varias veces. Una clara copia física estaba frente suyo pero su personalidad era distinta. Hécate apretó su puño y amenazó con darle un golpe en la cabeza a Circe pero prefirió ir hacia Caria.

-¿Dónde te has metido? Mira que para cubrirte tuvo que traer a esta mujer mientras yo distraía a tu madre en el Inframundo.

Sintió alivio. Saber que contaba con la ayuda de Hécate la reconfortaba. Menos mal que había intervenido antes y por eso nadie se había enterado que ni Melínoe ni ella estaban en el castillo.

-Quise regresar pero...perdió su efecto -Le mostró el anillo. Hécate suspiró. La expiración de su poder era lo que menos le preocupaba de los efectos secundarios. Caria miró a Ariadna con culpa-. Lo siento...olvidé que debía regresar a avisarte que todo estaba bien. Cuando quise venir, ya no pude...pero Eros me ayudó.

El rubio se limitó a sonreír y saludar con la mano.

-¿Podemos confiar en él?

-Si -afirmó Caria. Hécate alzó los hombros y volvió a prestar atención en Caria. Tomó el anillo entre sus dedos y sintió algo raro. Algo "tratado".

-Macaria, ¿quién más ha estado en contacto con esto?

-Nadie. Lo he tenido guardado desde que fui con Ariadna a la Tierra -Intentó hacer memoria.

-¿Segura?

-Sí. Lo estoy. Nadie lo ha tomado, ¿por qué? ¿Qué tiene?

-Este anillo no perdió su poder por su propia cuenta. Alguien más lo hizo.

-¿Dios o bruja? -preguntó Circe.

-Bruja -respondió-. No es un poder fuerte pero sí que ha hecho que perdiera su efecto. Ahora dime, ¿recuerdas las indicaciones que te dí al respecto sobre el anillo?

"La verdad es que no" pensó Caria.

-Sólo lo de la expiración -Hécate puso los ojos en blanco. Esperaba que no haya pasado algo que si le preocupaba.

-¿Encontraste a Melínoe? -preguntó Ariadna acercándose. Caria negó.

-Thanatos me está ayudando pero no damos con ella. Dice que su presencia es indetectable...espero que no le...

Eros le puso una mano en el hombro para calmarla.

-No. Sé que está bien. No la conozco mucho pero no debes preocuparte -Las palabras del chico eran amenas pero seguramente lo decía por empatía.

-¿Y seguirás en la Tierra? -preguntó Hécate.

-Sí. Debo encontrarla, ¿me harían el favor de cubrirme más tiempo?

Ariadna puso semblante de ardor. Había pasado por tanta incertidumbre que no pretendía volver a hacerlo. Circe esperaba que Hécate le diera una orden. Hécate exhaló lentamente.

-Sólo unos días más antes de que esta mujer lo arruine -señaló a Circe-, pero deberé saber dónde te estás quedando. No puedo sentir tu presencia si la distancia es grande y...-Alzó el anillo-. Quien sea que haya hecho esto, también lo impidió.

-En serio, nadie lo tocó. Sólo hemos estado Thanatos, Garena y yo.

-¿Garena? -enarcó una ceja.

-Es una chica que conocí en una biblioteca y me está acompañando.

La mirada de Hécate expresaba plena desconfianza.

"Averiguaré de esa mujer...no confío en ella" pensó Hécate mientras conjuraba un hechizo.

El anillo volvía a recobrar su poder. Se lo entregó a Caria.

-Escucha bien lo que voy a decirte. Tiene un límite de tiempo reducido. Podría ser que en días, su vida acabe y no tendrás de otra más que alguien te traiga o lo hagas por tu cuenta. Y también sabré dónde estás.

Caria aceptó las posibilidades y se colocó el anillo.

-Mis papás, ¿cómo están?

-Me he encargado de distraer a tu madre en el Inframundo. Ahora está con Hades. Él está tan ocupado que apenas lo he visto. Ambos están bien -aclaró Hécate.

-Ninguno de ellos ha venido a los Elíseos. Ralen tampoco pero al parecer, viene en algunos días -añadió Ariadna.

-Ojalá no se ponga pesado -dijo nerviosa Caria.

-Si se pone agresivo, déjenmelo a mí -comentó Circe encantada con el joven. Hécate la observó negándole con la mirada.

-Será mejor que nos vayamos ya, Thanatos podría regresar -comentó Eros susurrándole.

-Tienes razón. Debemos irnos. Espero volverlas a ver pronto -dijo Caria.

-Será mejor que no demores demasiado. Ojalá Melínoe aparezca pronto -habló Ariadna quien ya estaba más tranquila con Hécate ayudándola.

***

Garena no encontró un local de películas en renta pero sí logró hallar la película que quería en el supermercado. Compró palomitas y tres sodas para comer mientras veían la película. Se gastó el dinero que tenía. Ya le pediría a Nathan dinero prestado para regresar con su madre. No sabía si terminaría viéndola sola o no pero nadie le amargaría esa noche. Iba llegando al apartamento cuando vio que Caria aparecía con un hombre rubio de la nada. Se echó hacia atrás y se recargó en la pared, ocultándose de ambos. Parpadeó varias veces.

¿Acaso fue una alucinación? Era imposible que hayan aparecido de repente. ¿Y quién era ese sujeto que la acompañaba? Asomó la cabeza para verlos.

-Gracias Eros, por llevarme hasta el castillo.

-No hay de qué, tú me contaste lo de Thanatos y yo cumplí con hacerte un favor -sonrió de oreja a oreja-. Aunque yo creí que me pedirías algo más.

-¿Algo...como qué? -Eros mostró sus manos y comenzó a enumerar.

-Una cita, una carta, consejos de amor...ese tipo de cosas.

-Oh...bueno, Thanatos y yo vamos a salir en un momento. Mi amiga dice que es una cita.

Eros puso expresión de triunfo y afán pero pronto recuperó la compostura. Garena puso mayor atención a lo que decía. Ninguno de los dos estaba hablando cosas coherentes. Y, ¿dijo Thanatos?

-Una cita es perfecta y un gran comienzo...pero no creo que vayas a tenerla el día de hoy.

-¿Qué? ¿Por qué estás tan seguro?

-Porque Thanatos ya está por llegar y no está precisamente de un buen humor -sonrió nervioso y con apuro-.

-Pero puede sentir tu presencia, ¿no? -Igualmente se puso nerviosa.

-No si no uso mis poderes. Tendré que esconderme e irme de aquí como todo un humano -Puso pose de orgullo.

-¿Y cómo no se dio cuenta de que estás aquí si usaste tus poderes para aparecer frente a mi habitación?

-En realidad...entré por el balcón -colocó su mano detrás de sus rizos rubios-. No lo olvides Caria, en cuatro días es el festival del amor en Verona. Deberías llevar a Thanatos, no te vas a arrepentir.

Caria lo miró extraño. Hablaba con mucha seguridad como para poder creer todo lo que decía.

-No creo que quiera ir.

-Lo hará si se lo pides...sólo que no le digas que yo te he invitado, dile que viste la invitación hace algunos días. Él ya tenía una -Quedó más confundida que antes pero ya no tuvo tiempo de seguir preguntando-. Ya debo irme antes de que se dé cuenta que estuve aquí...y por cierto, no te preocupes tanto por Melínoe. Te aseguro que ella está bien.

-¿Y cómo sabes...?

Eros corrió hasta el fondo del pasillo donde estaba una puerta de emergencia y unas escaleras que llevaban al piso de abajo. Caria entró al apartamento rápido antes de que Thanatos le cuestionara si había salido. Garena por su parte, fue corriendo hacia donde se había ido Eros. Ya no había rastro de él. Se escondió en una esquina donde apreció que Nathan llegaba y abría el apartamento.

Thanatos caminó despacio para tardar más tiempo en llegar. No quería ver a Caria porque ya no poseía las mismas intenciones que antes. Su discusión con Hypnos lo dejó muy mal parado. Quería encerrarse y olvidarse de su alrededor por un largo tiempo. No quería que nada le pasara a Caria, que Hades se enterara de que estaba en la Tierra con él, sería lamentable ya que, como dijo su hermano, podría no escuchar razones y simplemente actuar. Aunque tuviera que seguir guardando lo que sentía, lo haría porque ella estuviera bien.

Caria fingió que salía de la habitación. Al verlo, se preocupó por él. Eros dijo que estaba de mal humor y era eso mismo lo que veía.

-Than, ¿estás bien? -Thanatos asintió tratando de evitarle la mirada.

-Lo siento, no me siento muy bien para salir.

-Cuéntame por favor, ¿qué te ha pasado?

Thanatos dejó su mochila en el sofá. Lo que menos quería era hablar.

-Perdóname, hablaremos cuando me haya calmado.

Se encerró en el baño y pronto comenzó a escucharse el agua caer por la regadera. Una vez más, Eros tenía razón. Le dolió que al final se arrepintiera de salir pero tendría una razón detrás.

¿Qué le habrá pasado?

Mientras pensaba en ello, fue a la habitación y se quitó el anillo volviendo a guardar en su cajita. A su vez, fue a la maleta que compartía con Garena y guardó la caja. Sin querer, se encontró con el libro que tanto fascinó a la chica. Lo había visto varias veces pero no le prestó interés al interior. Lo abrió y comenzó a leer varias hojas. A cada una que leía, su asombro era más grande. Dejó el libro a un lado y vio una bolsa negra entre la ropa. La sacó y dentro había unos objetos pequeños pero raros. Algunos con olores peculiares y otros de textura irreconocible. Después de eso, la confusión se presentó y lo que Hécate dijo sobre la pérdida del poder en el anillo, cobró sentido.

-Garena...¿es una bruja?

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Hola!!! Feliz día de San Valentín!!!

Sé que es demasiado tarde pero no logré terminar el capítulo antes. De hecho, este no era el capítulo que iba a poner por la fecha espacial. Es el que sigue y como me encuentro inspirada, continuaré escribiendo el otro capítulo. ¡Van a gritar! Así que, abrochénse los cinturones y preparen sus pulmones porque quiero gritos de emoción en el siguiente capítulo.

Por primera vez, les diré como se va a llamar:

"El festival del amor"

Mientras ese momento épico llega, quisiera saber qué opinan del actual.

¿Creen que Hypnos tiene razón? ¿Por qué actúa así?

¿Thanatos recapacitará y confesará sus sentimientos?

¿Eros tendrá razón en que Melínoe está bien?

¿Qué pasará con Garena?

¡Espero sus respuestas con ansías!

Nos leemos en el siguiente capítulo...estará más pronto de lo que creen ;).

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