Capítulo 16

Hola!!!

Nota: No olvides leer hasta el final.

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Thanatos recién llegaba a un bar rústico y poco concurrido. No se esperó demasiado y fue directo hacia la barra de madera. Se sentó sobre el banco y apoyó los codos sobre la barra, esperando que el barman apareciera. Pasó sus manos por sus húmedos cabellos. Se había dado una ducha fría rápida, se cambió y salió como rayo de la habitación de hotel. Necesitaba aire fresco y una buena copa de vino. No vino humano, ningún licor podía alterarle nada sino uno más...especial. A pesar de tener una noche donde fue traicionado por sus propias emociones, presentir que se encontraba por ahí alguien que podía ayudarlo a olvidar un poco, lo ponía algo contento.

-¿Qué va a ordenar? -preguntó el barman. Thanatos al escucharlo, alzó la cara. El hombre se quedó viéndolo neutral un par de segundos antes de demostrar su sorpresa y efusividad-. ¿Thanatos? ¿En serio eres tú? ¡Pero que sorpresa!

Thanatos volcó la mirada. Varios clientes voltearon a verlos pero dejaron de prestarles atención enseguida.

-¿Siempre eres tan escandaloso?

-Por supuesto pero lo soy más cuando veo a una celebridad por aquí -Thanatos volvió a fruncir el ceño.

-¿Celebridad?

-Sí, ¡eres todo un caso! Eres el dios desterrado más famoso del Olimpo y del Inframundo -exclamaba con mucho entusiasmo.

Thanatos torció la boca. Esa era una de las pocas ocasiones en las que quiso utilizar la fuerza bruta en contra de alguien, o mejor dicho, en contra de un Dios. Ni siquiera por Fobos sintió tal incomodidad.

-¿En el Olimpo hablan de otra cosa que no sean de las desgracias de los demás? -preguntó antes de levantarse dispuesto a irse.

-Ey...calma, no te enfades. Venga, la primera ronda es gratis -dijo con una espectacular sonrisa en su rostro. Thanatos ya no deseaba mucho estar ahí pero aceptó de todas maneras. Necesitaba ese trago-. ¿Y qué haces por aquí visitándome? -dijo mientras servía su vino especial en una copa.

-Venía de paso. Sentí tu presencia cerca y decidí venir -Thanatos fue muy conciso en su explicación.

Dionisio le acercó la copa de vino. Thanatos no lo pensó dos veces y bebió el contenido de un solo sorbo. Vaya que la diferencia era notable en comparación con el whisky de la Tierra. Dionisio sonrió muy contento al verlo.

-¿Verdad que es delicioso? No eres al único que le gusta, otros dioses que están de diversión por la Tierra suelen venir a visitarme.

-No soy un dios.

-Sí como no. Fuiste desterrado, jamás te quitaron tu divinidad, ¿o sí? -lo retó a responderle. Thanatos lo miró de reojo y suspiró largamente.

-Decidí no volver a usar mis poderes. Lo único que no puedo evitar es sentir de vez en cuando a otros dioses cerca -Se revolvió los cabellos-. En fin, no vine a hablar del pasado. Sírveme otro pero que sea más fuerte -Le extendió la copa.

Dionisio tomó la copa sin dejar de verlo escéptico. El temible y alguna vez, soberbio dios de la muerte ahora se comportaba estricto consigo mismo. Con su esencia natural.

-Estás muy raro. Si bien no te conocí lo suficiente, no eres mucho de lo que se había dicho sobre ti. Creo que estar demasiado tiempo con los humanos te está volviendo uno de ellos.

-Ojalá tus palabras se vuelvan realidad y se deshagan de lo que una vez fui. Mientras tanto, dame algo que me haga olvidar por un momento de lo que ahora estoy sintiendo. Mis emociones me están jugando muy sucio y quiero parar.

-Vaya vaya, no me digas que sufres de mal de amores.

-Para ser preciso, soy yo quien no quiere sentir esto. No puedo, es algo prohibido.

-Ningún sentimiento debe ser prohibido y si lo es, es porque se les pone trabas. Siendo así, no es malo que de vez en cuando sueñes con eso -Le preparó y sirvió una bebida especial a Thanatos. Pronto se la acerco-. Es gracioso, soné como Eros. Eso me pasa por hablar tanto con él. Ese chico es todo un caso, por cierto, ¿has ido al festival del amor en Verona?

Thanatos bebió un gran trago de lo que Dionisio le dio. Este poseía un sabor dulce pero fuerte cuando recién se probaba y al pasarlo por la garganta se volvía amargo. Tratar de distinguir el sabor hizo que apenas le prestara atención a Dionisio.

-No.

-Deberías ir, es fantástico -dijo con su usual fanatismo-. Eros tiene mucho que ver ahí, ya sabes cómo le encanta enamorar parejas. Sobre todo en esa fecha. Toma, ya creó sus propios volantes.

Dionisio le extendió un trozo de papel brillante. Thanatos leyó rápidamente la inscripción. Era la invitación al festival.

-¿Y yo como por qué querría ir? Estas cosas no son lo mío.

-¿No? ¿Y por qué quieres olvidar tus sentimientos? -Se estaba burlando y lo retaba al mismo tiempo. Thanatos lo vio por encima del vaso de vidrio-. ¿Cómo te hace sentir mi maravilla? -preguntó ilusionado.

-Mareado. Es demasiado fuerte y extraño su sabor. ¿Qué es?

-Posee ingredientes peculiares y que no pienso decírtelos -dijo celoso y pronto recuperó su actitud socarrona-. Bébete todo el contenido de un solo trago y me agradecerás por la mañana.

Thanatos alzó la ceja dándole por su lado a sus comentarios pero sí se bebió todo el contenido de un solo trago. Sintió como si la garganta se le derritiera. Fue difícil no hacer gestos.

-¿Cuánto es? -preguntó sintiendo que le punzaban la cabeza. Dionisio alzó una mano.

-Es cortesía para que vuelvas a venir. En tu próxima visita, te daré factura.

Thanatos sonrió a medias y movió la cabeza en forma de agradecimiento. Al momento de levantarse, pareció que le golpearon la cabeza. Incluso estuvo a punto de caerse. Al fin estaba ebrio. Era lo que buscaba después de todo aunque creyó que terminaría en ese estado después de varias copas. Vaya que las creaciones de Dionisio eran exorbitantes.

-Será mejor que vayas a casa o podrías quedarte dormido en la acera.

-Sí...gracias -comentó despidiéndose con la mano. Dionisio le respondió de la misma manera.

-Espero tu visita. ¡Abro los fines de semana!

Thanatos salió de ahí sin mirar hacia atrás.

¿Cómo iba a hacerlo?

***

Caria estaba sentada frente al televisor todavía. Al terminar la película, comenzó a llorar con la única razón de que no le gustó el final por lo trágico que terminaba.

¿Cómo era posible que a pesar del amor que se tenían, no podían estar juntos?

De alguna manera, la actitud del protagonista masculino le recordó a Thanatos. Frío y negado a ser feliz. Ella no pudo entender ni porqué el protagonista era así ni porque Thanatos actuaba así si tenían el amor frente a sus ojos. Tuvo que repetir algunas escenas varias veces con la intención de analizarlos y llegar a una conclusión. Para ello, observó cómo Garena le había regresado con el control remoto para ver cómo asesinaban a alguien. La obsesión de Caria por entender las razones de los personajes basándose en actitudes que veía en Thanatos, aburrió a Garena y terminó por irse a dormir. Caria llevaba unas dos horas repitiendo y repitiendo las escenas hasta que le ardieron los ojos de no parpadear.

También había repetido la escena donde ambos estaban haciendo el amor. Al verla por primera vez, su corazón estaba revolucionado. Sus cuerpos desnudos y su amor expresado en cada beso y caricia. Varia veces antes llegó a imaginárselo y por fin lo atestiguó.

En cambio...tenía que reconocer a sí misma que ya le había pasado lo mismo pero nunca lo pensó con detenimiento. En sólo una ocasión, Caria visitó la biblioteca de los Elíseos después de que escuchó a varias ninfas cotillear de lo más entretenidas sobre la intimidad sexual. A pesar de haber buscado algo así, no encontró nada. Fue a preguntarle a Perséfone y esta se sorprendió por la inocente pregunta de su hija sin embargo, le respondió a medias ya que Hades pronto había llegado para despedirse de su esposa antes de que fuera de nuevo con Deméter. El tema se suspendió y no se volvió a hablar de ello.

Si Caria tenía un secreto sólo para ella era el haberse besado con Thanatos y haberse imagino que quizás él sería el primero en su vida tanto del corazón como íntimamente.

Para olvidar esos pensamientos, apagó el televisor casi por milagro. Acomodó los cojines, recogió el bowl de palomitas y fue a llevarlo al lavatrastes para limpiarlo. Esa imposible lavarlo sin que su vendaje mal acomodado se mojara.

Golpearon la puerta. Caria supuso que se trataba de Thanatos porque lo había visto salir.

¿A qué salía tanto? Realmente no lo entendía.

¿Y si se veía con alguien?

Pensarlo era ácido para su estómago. Algo fuerte que esperaba que no fuera real.

Fue a abrir la puerta y efectivamente, estaba Thanatos pero lucía desorbitado. Él le sonrió a medias. Sufrió un mareo y casi cae de bruces, de no ser porque Caria estaba enfrente. Ella también estuvo por caerse. El mentón de Thanatos se recargó en el hombro de Caria. Podía sentir su aliento.

-Thanatos...¿Qué te ocurre? ¿Estás...?

-Sí. Un poco -confesó rápido. Aspiró el aroma de su cabello oscuro. Cerró los ojos para guardar su aroma en su mente. Jamás lo iba a olvidar.

Se separó de ella poco después y fue tambaleándose hacia el sofá. Cayó con brusquedad sobre los cojines. En poco tiempo, se sentó con torpeza. Caria nunca lo vio en ese estado. Estaba preocupada a pesar de verlo completo.

-Creí que el alcohol no te hacía efecto.

-Sólo el de Dionisio -parecía disfrutarlo. Caria dudó en acercarse hacia él, no quería que pensara mal. Debía darle el espacio que él le pidió-. Macaria....

-Mande.

-Siéntate. Un momento.

Caria no lo esperaba. Con titubeos, fue hacia él y se sentó a su lado pero dejando un espacio entre ellos.

-¿Quieres hablar de algo?

Thanatos se dispuso a mirarla fijamente sin decir nada. Caria le sostuvo la mirada tan sólo unos segundos y pronto la desvió. Su corazón gritaba ayuda para no caer de nuevo en fantasías románticas.

-¿Estás enojada conmigo?

-No...¿por qué lo estaría?

-No intentes engañarme, ambos sabemos porque lo estarías -Se fijó en su mano de nuevo. Se inclinó sobre sus muslos y le tomó de la mano-. ¿Cómo te hiciste esto?

-Estaba cortando tiras de queso y el cuchillo se fue de lado -Caria vio atenta como Thanatos iba desprendiendo la venda de su mano-. No es necesario que lo hagas, la curé.

-No muy bien. Déjame ayudarte.

Thanatos terminó de quitar el vendaje y vio el cortado de su palma abierto y con rastros de sangre coagulando. Le limpió con la venda húmeda, tomó parte de su playera y la rompió en una tira larga.

-Than, no tenías que hacer eso. No era necesario.

-Claro que sí. Te voy a poner bien el vendaje -Thanatos enrolló el trozo de tela sobre su mano. Caria vio el resultado final, una perfecta mano vendada con ropa de quien ocupaba su corazón-. ¿Mejor? -Caria asintió.

-Gracias -Ella le evitó la mirada pero sentía que él la observaba como si quisiera adentrarse en sus pensamientos. Sintió pánico y se levantó-. Deberías...descansar, no te ves muy bien.

-¿Tan mal me veo?

-Estás borracho y creo que por eso actúas más confiado conmigo.

-Ya no somos maestro y alumna, podemos hablar como personas normales...dioses...lo que sea -Se reía.

Evidentemente, lo que sea que haya bebido, lo puso animado.

-Bueno, me iré a dormir. Si necesitas algo, sólo avísame, ¿de acuerdo? -Se levantó del sofá por fin.

-¿Es mi idea o tratas de huir de mí?

El corazón de Caria se detuvo en seco. ¡Claro que estaba huyendo! Por mucho que estuviera ebrio, no iba a permitirse volver a caer ante él.

-No, sólo es tarde y ambos necesitamos descansar. Sólo eso.

Thanatos no le creía. Percibía sus nervios. Veía el palpitar de sus labios y apenas escuchaba su corazón el cual estaba muy agitado.

-Entonces, ¿no te molestaría mirarme?

-¿Eh?

-Mírame -pidió Thanatos en voz suave-. Por favor.

Caria tragó saliva y lentamente lo miró. Fue muy observadora. Sus ojos plateados tenían la pupila dilatada pero lejos de eso, no era lo más nuevo que había notado sino la manera en la que lo hacía. La miraba diferente pero no quiso darle más enrolló a esa actitud y también lo relacionó como efecto secundario de lo que bebió.

Thanatos sonrió cuando ella lo miró y pudo notar aún más su nerviosismo.

-Tienes unos ojos hermosos, ¿ya te lo había dicho?

Caria abrió la boca asombrada y en brevedad, se levantó molesta.

¿Por qué estaba jugando así?

-Descansa, en serio lo necesitas -le dijo y se fue con Garena, cerrando la puerta con firmeza.

Thanatos estaba confundido pero lo suficientemente mareado como para pensar en la razón. Se levantó lentamente y se fue hacia la que era su habitación. Cerró la puerta y cayó sobre la cama boca abajo.

No tenía idea pero creyó haber dormido un rato. La cabeza ya no le daba tantas vueltas como antes pero seguía con el cuerpo y la mente adormilada. Se giró sobre la cama para quedar boca arriba. Al ver el techo, parecía que este se movía rítmicamente como el mar. Hace tiempo que experimentó esa sensación y ni siquiera lo recordaba pero podía vender su cordura ahí misma de que nunca se había sentido así de estúpido.

La puerta se abrió lentamente pero no se molestó en averiguar quién era.

-¿Ya te sientes mejor?

La voz le paralizó el corazón. Abrió sus ojos de golpe y levantó la cabeza. Afortunadamente, ésta ya no le estaba dando vueltas, al menos ya no hasta ver quien estaba parada frente a su puerta.

-¿Caria? -Dudó de lo que veía.

Ella sonrió y cerró la puerta tras de sí. Fue acercándose hacia su cama.

Hacia él.

Caria se sentó en el borde de la cama. Tocó su frente.

-Parece que tienes un poco de fiebre.

No sabía por qué pero esta vez, no apartó su mano de su rostro. Al contrario, se dedicó a sentir el dulce tacto de sus dedos sobre su piel.

-Es sólo lo que bebí. Me tiene dando vueltas.

-Ojalá sea sólo eso -Confesó ella con una sonrisilla traviesa. Algo nuevo-. ¿Sabes Thanatos? Estoy un poco confundida con lo que está pasando. No sé qué es lo que quieres. A veces siento que me quieres cerca y otras veces que me alejas.

-No quería confundirte. El problema es que yo no sé qué es lo que quiero -Comenzaba a sincerarse, sorpresivamente-. Es difícil.

-¿Pero por qué? Yo no quiero incomodarte.

-Lo sé. No es tu culpa, es mía pero no sé cómo decírtelo.

Caria se inclinó hacia él quedando muy cerca el uno del otro. Thanatos se fijó mucho en sus ojos. Brillaban de una manera muy peculiar. Escaneó a Caria de arriba abajo, su cuerpo llevaba puesto un conjunto muy similar al que llevaba cuando la volvió a ver afuera de su apartamento. Una bata que dejaba a la imaginación lo que llevaba debajo. O lo que no llevaba.

Sintió mucho calor y un impulso feroz por acabar con esa tortuosa distancia.

-Thanatos...-Le gustaba como pronunciaba su nombre y cómo sus labios se movían al decirlo-. Tal vez no puedas decirme lo que sientes...pero puedes demostrarlo -Su voz era suave pero hablar en susurros resultaba un llamado al peligro.

-Temo que estaré cometiendo un gran error contigo. Más del que ya cometí hace más de dos años.

Ella le tomó el rostro con ambas manos, pasó la punta de su nariz sobre los carnosos labios de Thanatos. Él sintió que el vientre le punzaba.

-Yo también pienso lo mismo.

Thanatos no se resistió más y se inclinó para rozar sus labios. Puso sus manos detrás de su espalda, apretando sus dedos contra la fina tela que lo separaba de su exquisita piel.

La besó como si nunca lo hubiera hecho con nadie más. Se deshacía en ella. Sus labios sabían a miel y ambrosía. Al estrecharla contra sí, sintió sus pechos sobre el suyo. Dejó de besarla sólo para deshacerse de la maldita prenda que le impedía rozar su finura. Arrojó la bata y entonces la vio completa.

Poseía un cuerpo hermoso, uno que nunca creyó presenciar.

Un cuerpo prohibido. Una mujer que lo enloquecía.

Macaria había cambiado mucho y él se había prendado de ella por completo.

Ahora la había besado y más lejos de sentir algo especial por ella, la deseaba infinitamente. Caria se acercó a él de nuevo, Thanatos sin pensarlo dos veces, la tomó entre sus brazos y la dejó caer sobre la cama. Ella lucía hermosa donde quiera que se la encontrara, acostada ahí para él era demasiado tentador y no podría limitarse mucho más. Las suaves manos de Caria recorrieron el torso de Thanatos. Él maldijo inentendiblemente y se sacó la playera por encima de la cabeza, Caria volvió a tocarlo. Su piel se erizo cuando volvió a tocarlo sin prenda que lo cubriera. No era la primera vez que lo tocaban pero sin duda alguna, parecía serlo y se derretía con eso. Quería que ella sintiera lo mismo que él.

Agachó el rostro y le besó el cuello de la misma manera en como lo haría con la boca. Las piernas de Caria comenzaron a subir y a resbalarse por las sábanas a consecuencia de la sensación placentera. Cerró sus ojos y abrió su boca, dejó escapar el aliento en bocanadas de placer. La mano de Thanatos se deslizó por el otro extremo de su cuello, bajó hasta llegar a su pecho y siguió bajando hasta llegar a su cintura. Caria elevó la cadera dando una invitación más profunda. Tomó las bragas de un lado y fue bajándolas por las largas piernas de la diosa. Su cuerpo de calentaba más. Caria estaba sonrojada pero no lucía muy tímida. Bajó los tirantes del sujetador y desabrochó el candadito que tenía al frente del sujetador. Ahora sus pechos quedaron desnudos.

Thanatos se retiró del cuello y la vio por completo. Era perfecta. Era hermosa. Estaba desnuda sólo para él. Su excitación fue más pronunciada.

-Quiero formar parte de ti, Thanatos...de todas las maneras posibles.

Ahí estaba de nuevo invitándolo a algo prohibido. No puso objeción. Thanatos se quitó los pantalones, quedando expuesto para ella. Caria abrió las piernas y él se acomodó perfectamente entre ella. Cuidar de Caria estaba en toda su esencia y se asombró de él mismo cuando no pudo contenerse más y entró en ella. Caria curveó su cadera pero no mostraba dolor. Sus besos fueron cada vez más frenéticos, al mismo ritmo que sus movimientos de caderas, deshaciéndose de la inocencia que tanto le admiraba. Le estaba haciendo el amor demasiado rápido, demasiado apegado a sus sentimientos ocultos. Al llegar al éxtasis al mismo tiempo, él se dejó caer sobre ella, aspirando el aroma que le arrancaba la cordura. Se acostó a su lado y Caria apoyó su cabeza en hombro mientras lo abrazaba.

-Nunca creí...que esto pudiera ser posible -Confesó Thanatos.

-Un sentimiento mutuo -Levantó el rostro para verlo y besarle la barbilla-. ¿Te acordarás de esto por la mañana?

Thanatos se reí ante la ocurrencia de Caria. Le tomó del rostro y la besó tiernamente.

-Jamás lo olvidaré.

Ambos cerraron sus ojos, acariciados por delicado manto del sueño que los cubrió.

Indudablemente, nunca olvidará lo que ocurrió.

Por la mañana.

Thanatos fue abriendo sus ojos con somnolencia. Tardó en reaccionar sobre lo que había pasado y terminó exaltado. Se sentó sobre la cama y se miró a sí mismo. Estaba vestido igual que el día anterior con su playera rota y sus botas puestas. Inspeccionó en lo último que recordaba y terminó tumbándose en la cama de nuevo.

¿Había soñado con hacerle el amor a Caria?

En serio esperaba que así fuera. Que ese secreto sólo sea para él y nunca nadie sepa que tuvo el descaro de tenerlo.

Pasó una mano sobre su frente, había llegado demasiado lejos por su inconciencia.

Mentira.

Ya sabía quién tenía que ver con lo sucedido. Deseaba matarlo.

Minutos después...

Garena estaba sentada sobre un banquillo de la cocina sirviéndose una taza de café recién hecho en lo que esperaba que Caria llegara. Escuchó que la puerta de la habitación se abrió como ráfaga.

-¿Dónde está Caria? -preguntó agitado. Rojo. Avergonzado y alarmado. Extrañamente, se había vuelto a bañar.

Garena alzó ambas cejas oscuras.

¿Qué demonios?

Aun así, tenía ese impulso por molestarlo a cada momento y más cuando lo veía tan desequilibrado.

-Salió a ver a un hombre que recién conoció. Es tan guapo y varonil -dio un sorbo a su café.

-¿Un...hombre? ¿Quién? -demandó saber con un tic en el ojo. Garena alzó los hombros.

-Te acabo de decir que recién lo conoció, no me puse a investigar quien era -ocultó su sonrisa bajo la taza-. Pero la química entre ellos fue brutal, se sentía en el aire.

Thanatos estaba enojado y más rojo de lo que ya estaba. Garena tenía tantas ganas de soltarse a carcajadas por su logro pero se aguantó. Siguió ocultándose entre la taza de café. Thanatos salió hecho una furia del departamento. Dio zancadas hacia las escaleras y ahí se encontró a Caria, subiendo los escalones con un periódico en la mano. Se espantó de sólo verlo.

-¿Dónde estabas? -demandó saber con hostilidad fijándose bien si alguien estaba tras de ella.

-Fui por un periódico que me dijo Garena.

-¿Y por qué no fue ella?

Caria no entendió su actitud pero no le gustaba. De repente le reclamaba.

-Porque estaba haciendo café y yo no sé hacerlo así que me ofrecí a ir por el periódico -Sentía que empezaba a alterarse. Era la misma actitud que tomaba cuando su padre se enfrentaba a ella con autoridad-. Fue sólo en la esquina, no le vi nada de malo. ¿Qué te pasa?

Thanatos rectificó su actitud. Caria no lucía como si le estuviera mintiendo. Por primera vez esperaba que Garena le haya mentido para jugar con él. Sólo con esa posibilidad pudo calmarse...aunque, recordó su sueño y el sonrojo continuo. No podía verla directamente ahora que se le estaba pasando el coraje.

¿Cómo podía cruzar mirada con ella después de lo de anoche?

-Te estaba buscando, quiero que me acompañes a un lugar.

-¿A dónde?

-Ya lo sabrás pero antes pasaremos brevemente a otro lado y mientras me esperas, te compraras un helado -Esbozó una extraña y misteriosa sonrisa. De nuevo la ira estaba retenida en su mirada.

-De acuerdo, pero voy a dejarle el periódico a Garena.

Thanatos tomó el periódico y lo colocó en uno de los escalones.

-Si lo quiere, que lo busque -Bajó unos cuantos escalones antes de detenerse de nuevo a hablarle-. Caria...¿de casualidad hablamos tú y yo ayer en la noche?

-Sí...si lo hicimos.

La respuesta lo hizo tragar saliva. ¿Qué más habían hecho?

-Y, ¿qué más pasó? ¿Qué fue lo último que hablamos?

Caria hizo memoria para recordar hasta dónde había terminado su conversación.

-Pues me pusiste un trozo de tu playera en mi mano y al final me despedí. Me fui a dormir y te volví a ver apenas -Sus palabras aliviaron la tensión de Thanatos-. Y también me dijiste que mis ojos son hermosos.

-¿Cómo? -Sentía que se le trababa la lengua-. ¿Te dije algo más que te faltara al respeto?

Caria alzó las cejas.

-No...y no sabía que decirme eso era faltarme al respeto.

-No, no quise ofenderte. Es solo que eres la hija de Hades...Aun así, discúlpame si te incomodé.

"Soy un completo imbécil" pensó con mucha crítica.

-Está bien. Vamos.

Más tarde.

Dionisio estaba dentro del bar preparando su exquisito vino entre otras bebidas en las cuáles estaba experimentando. Eros se encontraba secando los vasos de vidrio y las copas.

-Dionisio, ¿no te has encontrado con mis hermanos de casualidad?

Dionisio asomó la cabeza. Sus cabellos oscuros estaban bajó una red.

-Vino Deimos antier y se llevó jarrones de vino. Parecía que iban a tener una de sus fiestas locas.

Eros suspiró abatido. Colocó las copas sobre la barra.

-Mi madre está desesperada, no ha recibido ni una señal de ellos.

Dionisio miro al cielo.

-Por todos nosotros...tu madre aún no se da a la idea de que sus hijos ya son todos unos hombres -dijo con hastío. Todos conocían a Afrodita y lo sobreprotectora que era con cada uno de sus hijos.

-Sí pero nadie la hace entender lo contrario, ni siquiera mi padre -dijo recordando aquellas discusiones que habían tenido sus padres en relación a lo entrometida que era Afrodita en la vida de sus hijos. En este campo de batalla, siempre ganaba ella-. Por cómo están las cosas en el Olimpo, prefiero estar un rato en la Tierra -Lucía contento.

-Claro, sobre todo porque ya se acerca el festival y podrás hacer de las tuyas. Hablando de eso, ya casi tengo tu regalo.

-¿En serio? ¿Ya vas a decirme qué es?

-Sí y además tendrás que beberlo.

Dionisio le acercó un vaso de vidrio con un contenido rosado y semitransparente. Eros observó de cerca.

-¿Qué es exactamente?

-Una bebida del amor -sonrió de oreja a oreja-. Quién lo beba, se enamorará de la primera persona que vea.

-¿En vez de usar mis flechas? -preguntó con espanto.

-Por supuesto.

Eros levantó la barbilla y le regresó el vaso a Dionisio.

-Te lo agradezco pero no. Hacer esto sin precisión podría causar una catástrofe.

-Pero sería un giro nuevo a tu trabajo. Más moderno.

-De verdad no. Será en otra ocasión.

Dionisio se aferró al vaso.

-Nadie se había negado a mi ayuda.

Se fue hacia la bodega muy ofendido por el rechazo del joven. Eros fue tras él.

-No quise ofenderte -intentó disculparse-. Por cierto, ¿a quién más has ayudado?

La puerta principal se abrió de golpe. Los vidrios resonaron con violencia, casi a punto de romperse. Tanto Eros como Dionisio, salieron de la bodega agitados. El dios del vino había tomado una escoba para enfrentar a quien había irrumpido así, lo iba a hacer al estilo humano pero pacíficamente. Con un arma blanca.

-¡¿Quién se atreve a entrar así en...?!

Dionisio no terminó de hablar cuando un muy encolerizado Thanatos lo tomó de las solapas, lo alzó por el aire y lo llevó hacia la pared más cercana. Eros se agachó detrás de la barra. Apenas se asomaba.

-¡¿Qué fue lo que me hiciste?! ¡Dímelo de una vez antes de que te rompa la cara! -Thanatos estaba muy furioso.

-Yo no te hice nada...sólo te di las bebidas gratis -respondió con perplejidad por el comportamiento.

-¡¿Y qué era eso que me diste?! ¡Sólo te burlaste de mí!

-Relájate o esto acabará mal -dijo Dionisio tratando de hacer que entrara en razón aunque por dentro estaba temiendo que en verdad Thanatos se desquitara con él-. Tú querías una bebida que te hiciera olvidar lo que sentías y yo te ofrecí una que liberara tus sentimientos reprimidos sin que nadie lo supiera .

-Sí pero me hiciste...-Volteó a ver al joven y temeroso Eros-. Hiciste que soñara...

-¿Funcionó? -sonrió de nuevo Dionisio. Thanatos tenía un naciente tic en su ojo izquierdo.

-¿Qué fue lo que tenía eso que bebí? -preguntó entre dientes.

-Eso no puedo de...-Sintió que su cuello estaba por tronarle-. Es...ta bien -Thanatos dejó de presionar su fuerza sólo para que pudiera hablar. De verdad quería que su cuello se balanceara-. Algo de mangostán...maracuyá y ambrosía.

Thanatos alzó ambas cejas al entender la combinación. Ahora tenía más ganas de acabar con él.

-Afrodisiacos...excelente, ¿por qué no lo dijiste antes? -dijo con un latente sarcasmo, al menos para Eros quien no sabía si intervenir o quedarse quieto como hasta ahora-. ¿Qué esperabas con eso?

-Creí que era eso lo que querías y necesitabas...De todos modos, no pensé que fuera a funcionar.

-¿Cómo? ¡¿Experimentaste conmigo?! -Volvió a enojarse. La vena de la frente estaba botándole.

-Ya basta...tú querías ayuda...y cómo no eres capaz de expresar lo que sientes...me vi en necesidad de ayudarte a expresarlo en sueños.

-¡Yo quería olvidar, no excitarme! ¡Idiota! -Lo soltó con mucha brusquedad. Dionisio se golpeó la cabeza con la pared. Se sobó la nuca sin abandonar el ceño fruncido. Thanatos inhala y exhalaba amenazando con volver a tomarlo del cuello con su caminar.

Dionisio al recuperar el aliento, estiró la columna y le miró con resentimiento.

-Está bien, me responsabilizo de esto pero ni se te ocurra echarme la culpa de tus sentimientos. Dijiste que eran prohibidos y dudo mucho que lo que soñaste no te haya ocurrido anteriormente. El amor reprimido que sientes te hace alucinar y culpar a todos porque no eres capaz de sincerarte ni contigo mismo...y aquí está Eros para confirmarlo.

Eros tragó saliva. Thanatos le echó un vistazo crudo muy rápido y volvió a mirar a Dionisio. Bufó y ajustó su chaqueta.

-No me conoces y no necesito ningún consejero -dio media vuelta para salir de allí.

-No regreses pronto -le dijo Dionisio.

-Por supuesto que no o esta vez sí te romperé el cuello.

Dionisio y Eros observaron como Thanatos salía de allí echando humo. El rubio salió de su escondite.

-Soné como tú hablando de amor -dijo Dionisio relajando los hombros-. Thanatos enamorado...¿te lo habrías imaginado?

-Cualquiera puede enamorarse -respondió el rubio.

-Sí, pero él dijo que es prohibido, aunque a decir verdad, puede ser de una humana.

-Déjalo tranquilo y te advertí que esas bebidas podrían traer problemas.

Dionisio chasqueó la lengua y se regresó a la bodega con gran entusiasmo y olvidando calmadamente su rencilla con Thanatos. Ya tenía la fórmula para su bebida especial y nadie podría impedirle venderla.

Eros se acercó a la puerta del lugar, echando un vistazo por el vidrio.

Caria tenía un cono de helado de yogurt entre sus manos, recién lo había probado cuando vio a Thanatos acercarse a ella. Su mirada echaba chispas.

-¿Estás bien? -preguntó vislumbrada por su retenida ira. Thanatos asintió y pronto desvió la mirada.

-Sí pero vámonos de aquí antes de que me arrepienta.

Thanatos avanzó primero tan sólo dos pasos, después se aseguró de que Caria lo seguía y caminaba a su lado. Eros por otro lado, abrió su boca y arrugó la frente con escepticismo.

"¿Caria?" pensó.

No había dudas pero sí muchas preguntas. Tras un montón de preguntas acerca de por qué estaba ella ahí, su mente viajó hasta la fiesta de cumpleaños de Caria hace años cuando él se percató que ella sentía algo más que admiración hacia Thanatos. Sonrió al saber que había un acercamiento entre ambos y que quizás, el amor prohibido de Thanatos era ella. Todo tenía mucho sentido. Ahora su sed por hacer su trabajo para ayudarlos era mucho más motivante.

***

Inframundo

Perséfone estaba ayudando a atender los problemas que existían con las almas que recién habían muerto por suicidio. Era todo un caos. Ella se mostraba calmada y paciente como siempre, a veces era dura y determinante pero entendía un poco la alteración de las almas.

Ellas habían sido forzadas a quitarse la vida debido al miedo interminable y cruel que vivían por la noche. Muchas de esas muertes resultaban frías y crueles.

¿Quién podía estar haciendo eso tan repentinamente?

Ella misma había llegado a la conclusión de que Fobos y Deimos, en esos casos, no tenían nada que ver por mucho que se parecieran los crímenes. Ellos eran mucho más arrogantes, cuando mataban a alguien hacían saber que eran ellos y en este caso, era todo un misterio. Ni siquiera fue necesario lastimar a los humanos. Su miedo era orillado por una fuerte visión, ¿pero cuál?

-¡Buenos días!

Perséfone miró a sus espaldas y sintió consuelo al ver a Hécate de nuevo.

-Hola Hécate, ¿qué haces aquí? -volvía a atender a las almas que suplicaban a gritos clemencia y justicia.

Hécate escuchaba sólo gritos, no prestó mucha atención a lo que decían. Fue acercándose a Perséfone.

-Vine de visita, espero que no les importe. ¿Y dónde está el mandón?

-Fue al Olimpo a hablar con mi padre -dijo volviéndose loca por atender a las almas y a Hécate-. Lo siento Hécate, no es el momento. Estoy algo ocupada.

"Perfecto" pensó la mujer.

Ralen entró en escena acercándose a Perséfone con una caballerosa inclinación.

-Señora, estoy listo para regresar a los Elíseos.

"Tenía que ser" Volvió a pensar Hécate.

-Perséfone, ¿por qué no tomas un descanso? Este apuesto joven podría ocuparse un momento -Ralen parpadeó desorbitado.

-Pero yo debo regresar a...

Hécate empujó a Ralen donde estaba Perséfone y tomó a la diosa para llevársela de ahí.

-Sólo será un momento, Perséfone necesita descansar. No vas a defraudarla, ¿o sí? -Ella ni siquiera se esperó a que Ralen le respondiera. Se llevó lejos a Perséfone.

Era mejor que ambos estuvieran distraídos por el momento mientras Ariadna ponía al día a Circe sobre su nuevo trabajo.

Ralen miró al cielo con resignación y le tocó atender a las almas suplicantes.

-¿A dónde me llevas? -preguntó Perséfone sin que Hécate se detuviera. Se preguntaba cómo era posible que Hécate, con su estatura y su aparente edad pudiera caminar rápidamente y con mucha agilidad.

-Sólo quiero que charlemos, hace tiempo que no sucede y quiero saber cómo está todo -decía sin necesidad de poner su bastón en el suelo-. Espero que no haya inconvenientes.

***

Caria admiró el enorme lugar donde se habían detenido sin dudarlo. Ella estaba desorientada.

¿Qué hacían allí?

El lugar era muy transitado por personas que enraban y salían. Ninguna de ellas se veía contenta. Algunos rostros llevaban la marca de la misma angustia y sus ojos de una tristeza estancada. Otros más lucían agotados y enfermos. Ella volteó a ver a Thanatos esperando que pudiera explicarle qué hacían allí.

-Hay que entrar -Sólo respondió eso.

En menos de lo que se esperó, ya estaban andando por los pasillos del edificio donde había más personas caminando de un lado a otro o esperando sentados. Tosían, lloraban o susurraban lamentos. Thanatos fue hacia la recepción, la mujer que lo atendió parecía conocerlo. Leyó una hoja que le dictó la mujer y prosiguió a anotar algo en otra hoja de papel y continuó su recorrido por un pasillo en la planta alta.

-Than, ¿qué hacemos aquí? -Se animó a preguntar cuando él se detuvo frente a una habitación.

Thanatos se giró y tomó aire suficiente para explicarle por fin que estaban haciendo ahí. Aún le evitaba la mirada.

-Es lo que quiero mostrarte, lo que hago cuando salgo y no voy a beber unos tragos. Esto nadie lo sabe...sólo tú.

Caria no pasó por alto lo especial que la hizo sentir esa confesión pero aún no esclarecía sus dudas.

-Aún no lo entiendo, ¿qué tienes que ver con este lugar?

-Es un hospital. Hay muchas personas enfermas y otras que luchan día a día para sobrevivir. Algunas lo logran, otras no -Thanatos miró al techo algunos segundos-. Por esta ocasión, quisiera que pasaras conmigo a ver a alguien.

Su petición la hizo fruncir el ceño, Thanatos no estaba siendo claro con lo que hacía ni con lo que quería pero al final aceptó la proposición sin estar muy convencida. Abrió la puerta de la habitación y se encontraron con tres personas, una en cada camilla. Thanatos avanzó hacia quien estaba en la camilla del fondo, un hombre de al menos treinta años con rostro amarillento, mirada débil y apenas podía moverse. Lo que llamó la atención de Caria fue el respirador que cubría medio rostro del hombre. No estaba bien.

-August Riozi, mi nombre es Nathan -Se presentó con formalidad. El hombre a pesar de estar débil, miró a Thanatos con sorpresa por saber quién era él-. Tu médico le ha pedido a la enfermera que querías hablar con alguien.

Caria cada vez entendía menos. Era como si ambos estuvieran conectados. El hombre asintió.

-Gracias...por venir. Deseaba hablar con un profesional sobre esto.

-Después de esta plática, te sentirás mejor...este proceso por el que atraviesas es difícil. Sin embargo, una nueva etapa se apertura y es la mejor de todas -August miró a Caria con desconfianza. Thanatos fue capaz de interpretar su reacción-. Caria, discúlpame. ¿Podrías esperar afuera?

Ella asintió rápido, por alguna razón sentía que estaba sobrando ahí a pesar que desde un inicio Thanatos le pidió que se quedara con él. Salió y observó a través del cristal y se dispuso a verlos. Caria estaba atenta. Nunca había visto a Thanatos tan tranquilo y al mismo tiempo tan empático con alguien más. Ni siquiera con ella.

-¿Viene a ver a alguien?

Caria se giró con urgencia, una mujer bastante mayor, con espalda encorvada y cabellos plateados le miraba con una sonrisa en el rostro. Ella estaba apoyada de una recargadera de metal.

-No, acompañé a alguien.

La anciana caminó lentamente hacia ella y vio a través del cristal.

-¿Vienes con el señor Nathan?

Sus labios se abrieron, ella conocía a Thanatos.

-Sí, ¿lo conoce? -Se aseguró de su suposición.

-Quien no esté en fase terminal no lo conoce -explicó de lo más natural y serena posible-. Tengo cáncer.

-Oh...lo...lo lamento mucho.

-No lo lamentes, es la realidad y ya no siento miedo al respecto -Suspiró lentamente. Su frágil pecho se elevó entrecortado-. Mi médico dice que no me queda mucho tiempo.

-¿Su familia está con usted? -La mujer negó con suavidad.

-Por ahora no, están demasiado ocupados como para atenderme. Los entiendo y no me preocupa ahora. Gracias a él es que entendí que no debo tener miedo a lo que venga después.

Caria sabía que se estaba refiriendo a Thanatos.

-Disculpe mi indiscreción, ¿miedo a qué?

La mujer la observó pasible. Su sonrisa arrugada volvió a brotar y alzó su mano temblorosa para tomar la de Caria. Su piel era áspera y sorprendentemente cálida.

-A la muerte, querida.

Caria alzó sus cejas en una fracción de segundo. Ya tenía todo claro. Su corazón se movió con conmoción ante el acto. Thanatos sí había cambiado después de que se fue del Inframundo y los Elíseos. Aunque ella no fuera testigo de sus actos, era bien sabido que él era frío cuando se trataba de la muerte de las personas. No les importaba. Simplemente se presentaba ante los humanos cuando les llegaba la hora de partir al Inframundo con naturalidad.

Ahora era distinto, que Thanatos tuviera la iniciativa de ir a los hospitales para prepararlos mentalmente a lo que estaba por venir. A olvidar ese miedo aterrante que los consumía. Esa mujer a su lado estaba preparada para partir, eso mismo estaba haciendo con Arthur y seguramente con muchos otros más.

Ese hermoso aunque trágico acto, hizo que le amara aún más.

Poco después, la mujer fue llevada a su habitación. Caria permaneció en el mismo lugar volviendo a ver a Thanatos. La interacción entre él y Arthur fue amistosa a pesar de algunas lágrimas que salieron en aquel hombre y pronto se propagó una sonrisa.

Pasaron alrededor de treinta minutos cuando Thanatos se despidió del hombre y salió del cuarto.

-Lo siento de verdad, sabía que podía ocurrir pero quise intentar que te quedaras conmigo.

-Descuida, sé lo que hacías.

-¿En serio? -preguntó asombrado.

-Sí y me parece un gesto demasiado hermoso de tu parte. Jamás se me habría ocurrido que fueras capaz de hacerlo.

Thanatos se apenó por su comentario. No la miraba directamente, sólo cuando ella no lo hacía.

-Bueno, es mi trabajo a final de cuentas a pesar de ya no estar en el Inframundo. Sólo profundice mis intenciones -Pasó su mano detrás de su nuca-. ¿Cómo te enteraste?

-Alguien me lo dijo y yo até cabos -sonrió. Thanatos le siguió el gesto.

Caria lo observó a detalle. Cada que pasaba el tiempo y lo conocía más, sus sentimientos hacia él crecían. Sin embargo, él ya le había dejado claro que no quería nada con ella. Que lo suyo no podía ser. Sus sentimientos no eran correspondidos y tenía que respetarlo.

Pero lo amaba.

Aún veía desgracia en su mirada, algo dentro de él no estaba feliz a pesar de su sonrisa.

¿Qué lo tenía así?

Esa infelicidad la había detectado desde hace mucho tiempo, cuando aún estaba en el Inframundo. Varias veces tuvo el deseo de hacer algo para feliz aunque antepusiera su corazón y este fuese lastimado. Ya había ocurrido y ni siquiera fue sincera con él. Si el destino y el amor no correspondido les impedían estar juntos románticamente, entonces debía existir otra manera, aunque su corazón terminara más destrozado. Sería el precio que tendría que pagar por verlo feliz, tanto como cuando conoció a Alessandra, su falso yo.

Iba a hacerlo.

¿Qué no haría por él?

Thanatos sintió su corazón demasiado acelerado porque ella no dejaba de verlo entre emociones dispersas y distintas. Sonreía pero sus ojos eran tan puros que iban en contraste.

-¿En qué piensas?

-Recordaba...sólo recordaba -desvió un poco la mirada-. Lo siento...por lo que pasó la otra noche.

-Yo no quería ser tan áspero contigo -Se mordió los labios tratando de canalizar sus palabras-. Yo...

Imaginándose lo que podría decirle fue brusco. No quería volver a escucharlo decir que estaba confundiendo sus sentimientos y que él no podría corresponderle. Ya lo estaba aceptando pero no dejaba de doler.

-Sé lo que me dijiste y no hay necesidad de repetirlo -Thanatos cerró sus labios, arrepintiéndose de lo que iba a decir y escuchándola atento-. Tienes razón, lo que siento por ti es admiración y me arrepiento de haberte demostrado otra cosa. Sin embargo, quisiera remediar las cosas entre nosotros.

-¿Remediar? -Frunció el ceño-. No entiendo.

-Me gustaría aprender más de ti. Poder hacer ayudar así como tú lo haces con estas personas. Quiero que encuentren la felicidad y aceptación cuando creen que no podrán lograrlo.

"Incluido tú" pensó y de inmediato borró su pensamiento, temiendo que pudiera ser tan transparente como para que él pudiera leerlo.

-No tengo inconveniente con enseñarte eso. Tienes derecho a saberlo pero no creo que pueda volver a ser tu maestro. No voy a enseñarte cómo usar tus poderes.

-Lo sé. Quiero aprender de lo que haces por el bien de los demás, sólo eso -Tomó aire antes de continuar. Tenía que tomar valor también para lo que iba a decir y que en sus ojos no se viera la mentira-. Quisiera...quisiera que fuéramos amigos -Lo soltó por fin como una bomba a punto de explotar. Thanatos se quedó helado.

"Amigos..." grabó en su mente mientras procesaba porqué le malcomía esa palabra. Claramente se trató de un golpe bajo.

-¿Amigos? -Caria sintió que esa relación le resultó más ofensiva que estar liados románticamente.

-Sí. No le veo nada de malo. Fuiste mi maestro pero ahora que ya no lo serás más y que me estás ayudando a buscar a Melínoe, podemos serlo...¿o es que ya no me ayudarás a buscar a mi hermana?

-Eso...eso aún sigue en pie -dijo desconcertado aún.

-Gracias -sonrió de nuevo-. Y, ¿qué dices ante la proposición?

Era un sí. Era un no. Una respuesta tan simple que no podía salir de su garganta de inmediato.

-Sí, es posible -dijo forzadamente. Caria asintió tambaleante.

-¿Iremos a ver a alguien más aquí? -preguntó cambiando el tema antes de arrepentirse de lo que dijo.

Thanatos asintió mientras la conducía hacia otras habitaciones y le explicaba cómo es que decidió tomar esa decisión. Ninguno de los dos estaba dispuesto a analizar bien en las decisiones y palabras que dijeron para no arrepentirse de ello.

El destino ya lo habían escrito. No iba a existir nada entre ellos más que una posible y arriesgada amistad.

¿Qué podría haber de malo en eso?

Había algo seguro en este punto. Ambos tenían sentimientos prohibidos.

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Hola!!! Un nuevo capítulo!!!

Me muero de ansías por saber qué están pensando....

1...

2...

3...

¡Listos! ¿Qué están pensando?

Les dije que se venía lo bueno, ya vimos que Thanatos por fin está aclarando su negación hacia lo que siente por ella. (Y vaya que no le pareció mucho que Caria le haya ofrecido ser su amiga. ¿Quién lo entiende?)

Luego se viene la intervención de Eros que ya los vio juntos, ¿Qué planeará el dios?

No olviden dejar todo lo que piensan hasta este capítulo ;)

Por otro lado, les tengo una pregunta y una sorpresa...

¿Alguien quisiera saber qué es lo que ocurre con Melínoe?

Si tu respuesta es afirmativa, déjame darte una pista....

Y por último, quiero agradecerles el apoyo que he recibido a través de ustedes. No sólo con las lecturas y votos de mis historias sino con lo que comenté en el final del capítulo anterior.

Sus palabras fueron reconfortantes y muy apreciables.

L@s aprecio mucho y espero seguirlos leyendo, entusiasmando e incluso gritando si quieren con cada nuevo aspecto de las actualizaciones. Les repito que se viene lo mejor jaja.

Así que prepárense!!

Nos vemos pronto.

Abrazos y besos!!!

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