Capítulo 14 - Parte 1

La temperatura comenzaba a elevarse desde el primer momento en que el Sol rozaba la arena y el viento dejaba de alborotarse. Un nuevo día se asomaba en el campo de batalla. Tan peligroso. Tan atrevido. Cualquier momento podría ser el último y sólo en la noche existía un poco de plenitud. Los caballos eran ensillados de nuevo y los guerreros portaban de nuevo las armaduras, listos para atacar o defenderse.

Sin embargo, ellos no habían sido los primeros en despertar. Sediento de sangre y poder, un dios fornido y alto salió del campamento portando su armadura de oro y cuero. Tomó su casco y caminó con él hasta una duna. Observó cómo el Sol proclamaba un nuevo día y la continuación de un destino marcado por los dioses. Marcado por él.

Ante el sonido del metal y el relinchar de los caballos, un hombre se levantó y salió del campamento. Frunció el ceño al ver que la mayoría de los guerreros se preparaban para salir. Esperando una explicación, se adelantó hacia el dios con paso firme y con una postura digna de respeto, se inclinó hacia él.

-Me disculpo si se me ha hecho tarde pero tampoco recibí alguna indicación de que partiríamos al alba.

El dios giró hacia sus espaldas y observó al joven con una media sonrisa.

-No he dado ninguna para ti, sólo para los guerreros.

-¿Ha ocurrido algo? ¿Las tropas enemigas se han alarmado?

-No exactamente. Voy a partir por unas semanas -El semblante del joven pedía aclaraciones. El dios colocó con firmeza su mano sobre su hombro-. Iré hacia el este a continuar con la guerra y después de ello, iré a resolver los asuntos en el Olimpo. Estoy más que seguro que Zeus inventará algún castigo por el atrevimiento.

Ares, dios de la guerra, mantenía rencillas con Athena desde muchos años atrás por obtener el poder en el campo de batalla. Ambos eran dioses de la guerra pero con notorias diferencias. Ares amaba la muerte y la sangre, era más brutal e impulsivo al momento de querer conseguir sus objetivos mientras que Athena era estratega y paciente lo que la hacía ganar constantemente. No esta vez. Ares había reprimido por mucho tiempo su sed de sangre por meterse en la cabeza problemas íntimos a los que nunca le pudo dar solución.

-Voy a alistarme, llamaré a Deimos.

-No -Apretó con más fuerza el hombro. Obtuvo de nuevo una mirada confusa y exigente-. Si los he traído aquí no fue sólo para que me acompañaran a la guerra.

-No entiendo padre. Siempre que hay una batalla estamos a su lado. ¿Para qué más nos ha traído? ¿Por qué es diferente ahora?

-Porque así lo he decidido. Es algo personal con Athena y algo que me rasga en los sentidos.

Fobos no era de los que se metía en asuntos personales porque simplemente no le interesaban pero cuando se trataba de Ares era diferente. Le tenía un gran aprecio y apego, sabía que no estaba bien. Cuando su padre actuaba tan misterioso era debido a complicaciones que no podía resolver, como su relación con Afrodita. Toda aquella frustración la direccionaba a la muerte sin contemplaciones. Al menos era lo que él pensaba.

-¿Entonces qué hacemos aquí? Pudimos quedarnos en el Olimpo -bufó frustrado y decepcionado-. Al menos dime para qué más nos has traído.

Ares pasó por su lado y fue en camino hacia su caballo negro, un ejemplar único. Enorme, pelaje brillante y crines dorados.

-¿Has prestado atención a los comentarios de los enemigos o de los mismos guerreros?

-No, sabes bien que no me interesan sus asuntos.

-Deberías hacerlo desde ahora -Tomó el fuste y colocó su pie sobre el estribo para subirse al caballo-. Desde hace tiempo, varios hombres han muerto por la noche por locura y miedo. Tan sólo en la mañana, enemigos han muerto son violencia.

Fobos rio incrédulo, aquello que le decía su padre no podía ser cierto, le resultaba tan conocido que era ofensivo creer que alguien que no fuera Deimos o él pudieran hacer algo similar.

-Sólo son coincidencias. Los únicos capaces de hacer eso somos nosotros antes de dar inicio a la guerra -dijo con soberbia.

Ares frunció el ceño y se recargó en el fuste. Su mirada era más dura que antes.

-¿Ahora entiendes porque les he pedido que vengan? -Exhaló irritado-. Esto no tiene nada que ver con la guerra. Varios humanos han muerto o se llenan de terror por esta situación y sin ninguna razón, ni siquiera están involucrados con la guerra. Hay alguien que está ocasionando esto y es lo que van a buscar ustedes dos -Colocó su casco sobre su cabeza. Estiró su mano hacia la izquierda y apareció su poderosa espada de acero-. Descubre quién es, quien sabe, podría unirse a nosotros o se trate de alguna amenaza. Quedan a cargo, vuelvo en algunas semanas, tu madre ya está al tanto.

El caballo de Ares relinchó y salió corriendo, levantaba la arena con cada zancada. En seguida, la gran mayoría de los guerreros siguió al dios.

Fobos apretó la quijada.

¿Ni siquiera iba a tener el placer de esparcir horror en el campo de batalla?

¿Cómo era posible que alguien más pudiera quitarle lo que tanto disfrutaba hacer?

Debía existir una equivocación y él sería quien aclarara todo.

***

Thanatos abrió los ojos al sentir la luz sobre su rostro. Le había puesto de mal humor. Se quejó en silencio y se levantó del sofá mirando con desdén las cortinas; le habían jugado muy mal desde ayer. Estiró los brazos y arqueó la espalda adolorida, no tenía idea de lo cuan incómodo era dormir en el sofá.

Como era costumbre cuando se levantaba, fue a la cocina tomó una manzana, comenzó a comerla mientras revisa en las estanterías buscando que más podía comer.

Caria cuando despertó no recordó que estaba en la cama de Thanatos; habían dormido a unos cuantos metros de distancia y se sentía feliz y muy nerviosa. Salió de la habitación con el corazón agitado y se asomó al sofá. Estaba vacío. Desvió su atención en la cocina y pudo verlo, sin embargo, no esperaba verlo así. Estaba de espaldas y sólo llevaba puesto un pantalón. Caria estaba estática, su mente comenzó a traicionarla al recordar la fotografía que vio de él en aquella revista pero existía una diferencia que la dejaba confundida, sobre su espalda tenía un dibujo negro que nunca antes vio en alguien. ¿Qué era?

Thanatos cerró un estante y giró sobre sus pies, tuvo la misma reacción que Caria cuando la llevó. Gracias a que Caria no se había quedado con Garena, ya no llevaba puesta aquella ropa que casi lo enloquece y creyó que solucionaría eso prestándole la camiseta más larga que tenía. Error, esa camiseta no se le veía tan grande como pensó, le llegaba apenas a los muslos. Desvió la mirada y pasó su mano por el cuello. Caria abrió la boca y sintió su rostro caliente. No pudo ser más discreta y se refugió de nuevo en la habitación. Thanatos por su parte corrió hacia el sofá y tomó su camiseta para luego salir del departamento.

***

Garena estaba de mal humor porque la despertó alguien que no dejaba de tocar la puerta con desesperación y su madre había salido temprano. Tenía que recibir a ese inoportuno ella misma.

-¿Acaso ya no tienes respeto por...? -Garena vio a Thanatos tras la puerta-. ¿Y esa cara? Parece que atropellaras a alguien y quieres ocultar el crimen.

-Necesito que vengas un momento a mi departamento, y rápido.

-¿Cómo? -Alzó las cejas con incredulidad-.Ni siquiera he almorzado. ¿Por qué lo haría?

Thanatos observó fijamente a Garena tratando de intimidarla.

-¿Por qué me lo debes? ¿O es que quieres que recuerde tu descuido?

Garena asentía lentamente y torció los labios. No podía replicar sabiendo que tenía razón.

-De acuerdo.

-Pero antes...¿Podrías hacerme un favor?

Más tarde

Thanatos estaba más tranquilo una vez que Garena entró al departamento con él. No se sentía tan inquieto como cuando estaba solo con Caria. Ahora estaba sentado a un extremo de la mesa bebiendo un poco de café. Desviaba la mirada cada vez que podía pues al otro extremo de la mesa estaba Caria. Garena estaba en medio de ambos y al sentir la incomodidad en el ambiente, comenzó a abrir temas de conversación un tanto estúpidos sólo para animar a sus compañeros.

A Thanatos no le importaba esta vez que Garena hablara de ocultismo o un sinfín de cosas que no le interesaban, sólo quería estar tranquilo sin que sus emociones agitaran su interior cada vez que podían.

Caria vestía una bata larga que le llevó Garena, lo que le agradecía internamente pues se sentía más cómoda y menos ruborizada, sin embargo, no se quitaba de la cabeza la imagen de Thanatos sin camiseta.

Al acabar el tema de conversación, Garena se sintió frustrada porque seguía la tensión entre ambos. Había creído que las cosas entre los dos estaban mejor después de lo que le pasó a Caria. Se había equivocado o es que algo más había pasado como para que él le haya pedido que estuviera todo el día con ellos y que además, le llevara ropa "adecuada" para Caria.

-¿Saben? Comienzo a tener un poco de hambre. ¿Hay algo para comer en esta casa? -preguntó sonriendo y mirando a Thanatos quien la observó con indiferencia.

-Sólo un poco de fruta y pan tostado -respondió. Garena infló las mejillas.

-Es mejor que nada. ¿Qué quieren comer?

-Yo no tengo hambre. ¿Deseas algo Macaria? -preguntó Thanatos.

-Ehm, no. Gracias -miró a Garena y volvió a agachar la mirada.

Garena rodeó los ojos y se levantó de la silla.

-Iré a prepararme algo y vuelvo -Thanatos le miró desafiante y casi suplicante-. Voy a estar en la cocina, no te pasará nada si me voy unos minutos.

Thanatos la quería ahorcar con la mirada por el comentario. Caria creyó que se trataba de un asunto entre ellos al cual prefirió no prestarle mucha importancia lo que resultó ser de fortuna para él.

Ambos se quedaron frente a frente, recordando lo ocurrido la noche anterior y la mañana. No había pasado nada significativo, sin embargo era un duelo para cada quien.

-¿Dormiste bien? -preguntó Thanatos.

-S-Sí, gracias. ¿Y tú?

-Como nunca -Hasta era un gran mentiroso.

-Me alegro -Caria tampoco sabía qué hablar con él. Bueno, sí lo sabía pero no cómo iniciar la conversación-. Thanat...

-Nathan -Corrigió antes de que Caria pudiera terminar de pronunciar su nombre. Caria olvidaba como se hacía llamar en la Tierra.

-Nathan -Afirmó-. Estoy preocupada...por Melínoe.

Thanatos se tensó al principio, luego aceptó que ese tema se había quedado pendiente en la noche y que tarde o temprano, saldría a la luz.

-¿Qué pasó con ella?

Caria se mordió los labios. Evitaba recordar cada detalle de la muerte de Tabitha a manos de su hermana.

-Mató a una ninfa.

Thanatos abrió sus párpados muy expresivamente. ¿Qué acababa de escuchar? Caria le había dicho que Melínoe le hizo daño a una ninfa pero jamás pensó...

-¿Qué dijiste? Eso no puede ser...¿Hades ya lo sabe?

-No, nadie lo sabe más que Ariadna y yo, bueno, y ahora tú.

-Caria, ¿por qué le ocultas todo a tus padres? Cuando se enteren, las cosas van a empeorar. Hades no va a tener tanta clemencia con Melínoe después de eso.

-Lo sé pero ella no quería hacerlo. Yo lo sé, no era ella.

-La verdad no te entiendo.

-Melínoe cambió. Se volvió malvada, quiso hacerle algo a mi madre porque ahí fue donde murió Tabitha...y de no ser por Ariadna, a mí me habría hecho algo también -Thanatos no encontraba explicación a lo que escuchaba. Definitivamente no podía creer que Melínoe fuera capaz de hacer algo así-. Sé que está en la Tierra y quiero buscarla. Es mi hermana y la amo, me preocupo por ella. Eres el único en quien puedo confiar, quien me puede ayudar a encontrarla.

Caria quiso llorar, en verdad la extrañaba mucho y en eso debía pensar, no en sus tontas ilusiones con alguien que no sentía lo mismo que ella.

Thanatos logró ver sus ojos cristalinos, tuvo que hacerse el fuerte para ignorar las emociones de Caria sobre Melínoe.

-Está bien, te ayudaré -dijo esperando que todo saliera bien. Caria al escucharlo no le creyó al momento sino hasta que vio plena seriedad en él. Esos gestos de la frente los conocía bien, siempre que estaba dispuesto a hacer algo a pesar de no estar convencido, tensaba la frente. Sonrió de felicidad-. ¿Y cómo tenías pensado que yo te ayudaría a buscarla?

-Pues...con la transi...

-No -Interrumpió de inmediato-. No puedo hacerlo.

-¿Cómo que no puedes? -dejó ver su preocupación más que una demanda.

-Cambiaré mi respuesta...no deseo hacerlo. No quiero y no lo haré.

-Entonces...¿Cómo vamos a encontrar a Melínoe?

Thanatos alzó la mirada con cansancio. Efectivamente, utilizar sus poderes haría todo más sencillo pero iría en contra de todo lo que se había planteado por más de dos años. Además, aunque quisiera, ya no era una habilidad que poseyera, quizás la resignación y negación de lo que era le habían inutilizado su divinidad, tanto así que ni siquiera se percató de que Caria estaba en la Tierra. Eso estaba perfecto porque estaba adaptándose a ser el humano que deseaba ser, pero, ¿y ahora?

-¿Tú no puedes sentir su presencia? -Caria negó inmediatamente. Suspiró con tensión-. Tendrás que intentarlo, ya te había dado cátedra sobre eso.

-Sí...fue antes de mi cumpleaños pero no lo aprendí bien, no recuerdo mucho.

-Trata de acordarte, mientras tanto, yo saldré.

-¿A...dónde irás?

Thanatos no parecía tener deseos de responderle su pregunta. Permaneció observándola en silencio antes de desviar la mirada hacia Garena quien llegaba con un plato grande y lo colocaba sobre la mesa.

-Listo, aquí está el desayuno. No logré hacer maravillas porque sólo había fruta y un poco de huevo con tocino, pero será suficiente. ¿Sales tanto a la calle y mantienes la nevera vacía? -Thanatos pasó de largo su comentario-. ¿Ya tienen temas de conversación o seguirán tensos como cuando entré?

Caria esbozó media sonrisa y se levantó de la silla.

-Iré a lavarme el rostro, ahora vuelvo.

Garena asintió y prosiguió a tomar un trozo de pan bajo la mirada desdeñosa de Thanatos.

-La has incomodado con tu comentario, espero estés feliz -Tomó el vaso de agua y comenzó a beber.

-¿Yo? -Abrió la boca con reprobación y soltó una risilla irónica-. Mi pregunta fue inocente, tú actúas como si hubieras tenido sexo y quisieras olvidarlo.

Thanatos escupió el agua de la boca ante la vergüenza que le hizo sentir el comentario inapropiado de Garena, menos mal que Caria no estaba presente o desearía que la Tierra se lo tragase.

-Eres una insolente...¿Cómo te atreves a hablarme así? -bufó mientras esperaba que Caria no llegara pronto.

Estaba muy incómodo y Garena lo sabía.

-No vuelvas a echarme la culpa de algo que no hice. Acepto mi descuido de ayer pero nada más.

-Sí pero no vuelvas a expresarte de esa manera.

-Lo siento si tú lo llamas de otra manera -Sintió como su mirada se la tragaba sin misericordia pero ignoró el incidente.

-Me voy. Tengo algo importante qué hacer -Prosiguió a amarrarse su cabello-. Prepara tus cosas, nos vamos por la tarde.

-¿Perdón? -Replicó con acentuación-. ¿A dónde iremos?

-A buscar a Melínoe, la hermana de Caria.

-Con todo respeto, ¿yo qué pinta tengo ahí?

-Te lo dije en la mañana -recordó con exasperación-. Te pedí ese favor.

-Me dijiste que le trajera ropa a Caria y que estuviera con ustedes un tiempo.

-Yo no fui específico en el tiempo -sonrió con sorna y malicia. Garena identificó el "favor" que le pidió con exigencia. Ciertamente Thanatos estaba cobrándose sutilmente su descuido del día anterior.

-¿Y a dónde se supone que iremos? -preguntó de mala gana. Thanatos rodó los ojos.

-Si lo supiera, ya habría hecho algo al respecto -Tomó su chaqueta-. Prepara equipaje para un viaje largo para Caria y para ti.

-¿Quieres que sea su vestuarista? -Él ignoró la atacante pregunta.

-Regreso pronto.

Thanatos trancó la puerta dejando a Garena con los puños apretados y la cabeza echa humo. Era odioso cuando se lo proponía y demasiado inteligente como para hacerlo cuando había una razón de peso de por medio.

-Con que quieres que trabaje para ti...entonces no te quejes después -Habló sola en referencia a él.

Caria apareció en algunos segundos después, buscando a Thanatos con la mirada.

-¿Se ha ido?

-Seh, no sé a dónde pero dijo que era importante -Garena contó hasta tres y respiró profundamente, alejando su estrés. Caria no tenía la culpa-. ¿Comerás algo?

-La verdad no tengo mucha hambre.

-De acuerdo...oye, ¿qué te parece si te das un baño mientras yo voy a empacar nuestra ropa?

Caria se mostró impresionada y emocionada.

-¿Irás con nosotros?

-Sí...y tengo el atuendo adecuado para ti -sonrió de oreja a oreja-. Vamos a mi casa, te duchas y yo comienzo a empacar, ¿te parece?

***

Garena estaba separando la ropa que le prestaría a Caria en el viaje y la que ella usaría. Apartó la que le daría a Caria para ese mismo día. Sonreía imaginándose la cara que pondría Thanatos cuando la viera, ese sería un pequeño escarmiento que lo dejaría en shock.

Suspiró.

Se levantó de la cama y alcanzó su mochila. La abrió y sacó de ahí el libro que había ido a buscar. Tocarlo le hizo sentir una ansiedad impresionante, algo que le hervía la sangre. Como si aún tuviera ciertas dudas, tardó en abrirlo y hojear con cuidado las páginas. Se esmeró más tiempo hasta que encontró la página que leyó hace tiempo y que le había dejado un rastro de curiosidad.

-Ablusti meghicus roscisbo -repitió con la misma confusión, tal y como lo hizo ese día.

Delineó lo demás que estaba escrito y prestó mayor atención a una lista de ingredientes de esencia oscura que remarcaba muy bien que se trataba de magia negra o de hechizos fuertes. Garena podría burlarse. Sonaba muy insano creer que eso era real y fuera a funcionar. Y en caso de que funcionara, ¿qué sentido tenía ese hechizo? No explicaba más que su nomenclatura.

Caria se secaba su largo cabello ébano con la toalla que le dio Garena. Era predecible cómo usarla. En los Elíseos, ni el cabello ni el cuerpo quedaban mojados. Evitando pensar en cosas sin sentido, observó largamente como Garena se perdía en un libro que se parecía mucho a los que estaba acostumbrada tanto en el Inframundo como en los Elíseos. Podía alcanzar a ver las hojas de pergamino y la letra escrita con tinta.

-¿Qué lees?

Garena cerró el libro con fuerza y volteó a ver a Caria con nerviosismo.

-Nada nada, sólo algunos refranes antiguos -inventó lo primero que se le vino a la cabeza y cambió de tema mientras devolvía el libro a su mochila-. Ya tengo tu ropa lista, deberías cambiarte. Ya casi termino de empacar.

-Gracias.

Caria se acercó a la ropa que le indicaba y la tomó de los extremos para alzarlo y analizarlo. La otra chica la vio por el rabillo del ojo.

-Podemos cambiarlo sino te gusta. Nathan me ha elegido para ayudarte a elegir tu vestuario diario, por lo que parece.

-Es bonito -dijo sinceramente-. Y muy a tu estilo -indicó sonriente debido al color negro de la prenda.

-Sí, lo usaba cuando me gustaban los vestidos. A ti se te verá bien, además, impresionará a cierto "sabelotodo".

Sintió un frío por la espalda, entendiendo la referencia. Fue inevitable no sonreír y hacía gestos para esconder la emoción.

-¿Crees que le guste?

Garena pestañeó dos veces descreída. Había pensado que Caria se ofendería con justa razón pero parecía animada e ilusionada. Sus sospechas estaban más que corroboradas.

-Se quedará frío al verte y le hervirá la sangre cuando otros te vean.

-¿Qué quieres decir? -Estaba interesada.

-Ya lo verás Caria, ya lo verás. Me disculpo si te llega a incomodar, si es así, te presto el camisón de mi madre -Caria rio por la ocurrencia, sabía que se estaba burlando de los gustos reservados de Delia-. Hablando de ella, debo decirle que marcharé por un tiempo.

-¿Cómo crees que se lo tome?

-Seguramente me dé un sermón por tomar decisiones sin consultarle, aunque esta vez, no fue por decisión propia -Caria frunció el ceño-. Cámbiate mientras yo voy a avisarle a mi madre. Si oyes gritos o insultos, es normal.

Garena escuchó que su madre estaba en su habitación, así que no titubeó en hacia ahí. Llamó a la puerta y Delia le accedió el paso. Estaba bordando unas rosas en una tela perlada.

-¿Qué sucede figlia? ¿Todo en orden? -cuestionó con una gran sonrisa.

-Eso creo. Tengo que decirte algo y sé cómo te lo vas a tomar -Delia le indicó con la mano que se acercara. Garena echó un breve vistazo a lo que estaba haciendo su madre antes de proseguir.

-Cuéntame qué ha pasado -la animó a continuar.

-Caria está buscando a su hermana y...he decidido acompañarla -Delia tenía una mirada neutral-. Lo sé lo sé, fue una decisión precipitada como todas las que he tomado pero siento que es lo correcto.

-Está bien Garena -respondió Delia y continuó bordando. Garena no cabía en escepticismo.

-¿Cómo dices?

-Que está bien. Mereces divertirte y salir por un tiempo. Además, es por la causa más noble que has tenido, y espero que sea así.

Garena ladeó la boca, para ella había sido repentino y no creía que fuera una decisión exactamente por nobleza, no porque no quisiera ayudar a Caria sino porque Nathan no le dejó opción. De hecho, existía una razón personal que había direccionado su actitud por el viaje. Lo que había leído de aquel libro, tenía mucho que ver.

-Sí, aunque son varias las razones.

-¿Más o menos cuando volverás?

-No lo sé, aún no tienen idea de dónde buscar.

-¿Tienen? ¿El vecino también irá? -Garena asintió-. Bien, sé que no tengo mucha influencia en tus decisiones pero por primera vez, quisiera que me tomaras en cuenta.

Delia sonaba misteriosa, muy pocas veces se portaba así y curiosamente, siempre tenía un dejo de certeza.

-¿En qué? -Delia le tomó de los hombros a Garena y la miró fijamente.

-Cuando termine su viaje en Sicilia, debes regresar aquí.

-¿Sicilia? ¿Cómo estás segura de que iremos ahí? -Delia dibujó una sonrisa más grande a pesar de la desconfianza de su hija.

-No es ningún misterio Garena, estamos en Italia, sé que buscaran en cada rincón de este país si es necesario. Es una locura pero cabe la posibilidad de que visiten Sicilia.

-Ajá...¿Y sí encontramos a su hermana antes de llegar ahí?

-Bueno, entonces regresa aquí de todas maneras -La mujer levantó su índice mientras tomaba la tela perlada que estaba bordando y se lo mostró a Garena. Era un vestido de faldas holgadas con hermosas flores bordadas de color violeta y rosa-. ¿Te gusta? Lo he hecho para el viaje.

Garena observó de nuevo el vestido y luego a su madre con evidente confusión.

-¿Le has hecho un vestido a Caria?

-No -negaba igualmente con la cabeza-. Es para ti.

La chica hizo una expresión de espanto mientras volvía a ver el vestido que tenía frente suyo. Delia carcajeó.

-Mamma...¿por qué vestido? Sabes que no me gustan, te lo he dicho todo el tiempo, encima es blanco -dijo con exasperación.

-Estoy consciente, pero es hermoso y lo usarás en tu viaje.

-A menos que el apocalipsis llegue, lo usaré pero dudó que eso pase. No me lo pondré.

-No te anticipes, escogerás el momento adecuado para usarlo -le sonrió.

Garena ya aseguraba que su madre se había vuelto loca o abusó del café. Estaba diciendo cosas sin sentido. Sin embargo, tomó el vestido y exhaló con frustración.

-Me iré en un rato, estaré en contacto.

-De acuerdo, iré a recostarme, me duele la cabeza.

"Eso explica mejor las cosas" pensó Garena.

Salió de la habitación y regresó a la suya. Caria ya se había colocado el vestido y se miraba continuamente en el espejo. Era bonito a pesar de ser sencillo pero ese no era el problema sino que no pensó que le quedaría ajustado y le llegaría por arriba de las rodillas. Garena la vio y sonrió. De verdad le quedaba bien a pesar de no ser su estilo. Caria la vio por el reflejo.

-¿Se ve bien?

-Como pensé, sólo faltan algunos detalles -Garena dejó el vestido que le dio su madre sobre la cama y se acercó a su cajonera donde sacó un collar de listón. También se acercó a su pequeño tocador y tomó uno de sus labiales favorito-. Abre un poco la boca.

Caria le hizo caso mientras que Garena le comenzaba a pintar los labios. Una vez terminado, se miró de nuevo al espejo. Se veía muy diferente.

-Me desconozco.

-Pero, ¿te gusta?

-Sí, claro -Caria había aprendido a no hacer más preguntas que delataran lo nuevo que era en ese mundo, como preguntar cómo se llamaba lo que le puso en los labios. Desvió la mirada en el mismo espejo y vio el vestido floreado de Garena-. ¿Te lo ha dado tu mamá?

-Seh -respondió recordando su frustración-. Me lo hizo y me dijo que me lo llevara en el viaje. Está demente. ¿Por qué me decidiría a usar ese vestido? Todavía no me lo imagino puesto y ya me siento ridícula.

La melancolía se plasmó en el semblante de Caria.

-Mi mamá me hizo un vestido en mi cumpleaños. En realidad, siempre nos hacía vestidos a mi hermana y a mí pero ese fue el último que ella me hizo -Garena se arrepintió por haber sonado tan fría y dura cuando era evidente que existían personas que valoraban cualquier gesto de amor.

-No quise ofender.

-No lo hiciste conmigo pero considero que ese detalle que tuvo tu mamá fue sincero y puro, no deberías ser cruel.

-De acuerdo, no pienso defenderme. Soné como una cretina.

***

Thanatos llegó su departamento más calmado que como se había ido, pero su estado pacífico se vio alterado al no ver a Caria ni a Garena dentro. Su mente comenzó a jugarle de mil maneras, haciéndole recordar el peligro que corrió Caria el día anterior.

¿La habían encontrado y se la llevaron?

¿Garena fue tan irresponsable e indiferente que la llevó de nuevo a dar un paseo?

Garena ya podía declararse muerta. La sangre comenzó a hervirle. Arrojó la bolsa que tenía en las manos y fue a buscarla a su casa, esperando encontrarlas ahí.

La puerta sonó con crueldad. La impaciencia crecía a cada segundo de espera.

"¿Soy tan estúpido como para confiar de nuevo en las dos?" Se preguntó duramente, alejándose de la puerta para irse. Se detuvo al escuchar la puerta abrirse. Garena asomó la cabeza.

-Al fin llegas -comentó hasta verlo acercarse a ella con determinación-, y veo que estás de mal humor.

-¡¿Dónde está Caria?!

-Baja la voz, ¿quieres? Ella está adentro, tomó un baño y se cambió mientras preparaba el equipaje. Tal y como me lo dijiste -le reclamó indirectamente.

Thanatos sintió consuelo es escuchar que Caria estaba bien y lamentó haber desconfiado de Garena. Por lo menos ahora.

-¿Puedo pasar? -Garena le abrió la puerta y le indicó cansadamente que pasara-. ¿Ya están listas?

-Ya, justo a tiempo -Thanatos buscaba a Caria por donde podía alcanzar su vista-. Se está poniendo unos zapatos -Añadió al verlo insaciable por verla.

Él esperaba no haber sido tan obvio y dejó de mover la cabeza de un lado a otro.

Al poco tiempo, la puerta de la habitación de Garena fue abriéndose hasta que Caria salió de ella. Lo que siguió después, fue digno de mención.

Thanatos la vio y no pudo quitarle la vista de encima ni mucho menos hacer valer la discreción que mantuvo durante muchísimo tiempo. Caria se sentía bien hasta que sintió la tensa mirada de Thanatos, le hizo recordar lo de la mañana. Debido a eso, se ruborizó como nunca se había puesto.

Garena quería reírse y fue demasiado complicado identificar quien se estaba avergonzando más. Lo que era un hecho, es que existía atracción entre ambos y querían ocultarlo, tal y como había sospechado.

Thanatos desvió la mirada y se fijó en Garena, siendo testigo de que le divertía su posición.

-¡Garena! ¡¿Qué le has...hecho?! -preguntó entrecortadamente. La demanda estaba más cargada de vergüenza que de rabia.

-Le presté ropa, y se le ve muy bien, ¿apoco no? -Sonrió de lado a lado. Él ignoró la pregunta que lo exhibiría. No le daría el gusto a Garena.

-Dale otra. Hace frío allá afuera.

Garena y Caria miraron a través de la pequeña ventana.

-Yo veo un día soleado -siguió la chica extendiendo la incómoda situación. Thanatos la desollaba con sus ojos.

-¿Me veo mal? -preguntó Caria mirándose a sí misma.

-No, no te ves mal es sólo que... -respondió él cayendo en cuenta que se había exhibido. Caria lo miró profundamente, sintiendo como su alma era acariciada por el pequeño cumplido. Esperaba no haberse equivocado.

Thanatos maldijo desde sus entrañas. Una simple mortal irreverente se mofaba de su reacción.

¡Lo puso en esa situación a propósito!

Se iba a vengar, juraba que lo iba a hacer.

-¿Te comieron la lengua o viajaste a otro planeta?

Él enloqueció con la pregunta burlona y se acercó a la salida antes de que fuera demasiado tarde.

-¡Ponle algo que la cubra más o juro que lo lamentarás, no sabes con quién te estás metiendo! -Amenazó antes de salir.

Garena miró al cielo divertida y pasando por alto la amenaza. Caria por su parte, esperaba que Thanatos no hablara en serio pues estaba muy enojado. No quería preocuparse por alguien más ni meterla en problemas como solía hacer inconscientemente.

-Se veía muy enojado...no debí ponerme esto.

-No es culpa tuya. Créeme, no está molesto contigo -suspiró. Caminó hasta la habitación seguida de Caria. Le dio una chaqueta de cuero-. Póntela o volverá a ponerse como un niño haciendo berrinche.

Mientras Caria se colocaba la chaqueta, Garena tomaba la maleta del equipaje y guardó el vestido dentro de su mochila, encima del libro. Si creía un poco en las locuras de su madre y las que el destino le ponía en el camino, ya utilizaría ambos objetos pero ciertamente, era imposible.

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Hola!!!! ¿Cómo están? ¿Qué tal se la están pasando?

Antes que nada, quería agradecerles por el apoyo y las felicitaciones por mi cumpleaños, además de que me han expresado lo felices que estaban con la actualización anterior n_n. Estoy feliz de que les guste el transcurso de esta historia. Y sigo insistiendo...¡que se va a poner mejor! ¿Lo empiezan a notar?

Este capítulo lo escribí poco a poco debido a que salí por algunos días de vacaciones (las cuales no disfruté porque me enfermé de la gripa ¬_¬) y tenía en mi teléfono un pequeño avance, así que decidí continuarlo. Regresé en la mañana y decidí terminarlo para dejarles un pequeño regalito en navidad.

¡Ojalá que les haya gustado!

¿Tienen alguna duda? ¿Curiosidad? ¿Qué opinan de este capítulo?

Me gustaría saberlo porque tengo pensado poner otro capítulo esta misma semana (ya saben que los comentarios me animan mucho y me inspiran :3). Mientras tanto, continuaré actualizando mis demás historias antes de la cena de navidad.

Espero que tengan unas felices fiestas en compañía de sus seres queridos. Les deseo lo mejor!!.

Les mando un fuerte abrazo y nos vemos en unos días J.

Espero leerlos pronto!!

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