Capítulo 12

Thanatos permanecía inerte a escasos centímetros de los barandales del balcón. Observándola. Comprendiendo que la imagen que estaba frente suyo era real. A pesar de la lógica, ni siquiera surgieron preguntas en su mente. Toda su atención era hacia ella y el escaneo fue aún más espontáneo.

Ya no llevaba el flequillo que caía en cascada cuando estaba escribiendo durante las clases. Sus ojos eran maravillosos y sus labios lucían más rosados.

Caria fue la primera en abandonar el letargo y se levantó con naturalidad. Observó que Thanatos se echó ligeramente hacia atrás. No era para menos. Él se tensó al verla por completo. La bata que llevaba puesta simulaba que era lo único en su cuerpo. Sus rodillas estaban descubiertas. Una visión diferente a la que estaba acostumbrado de ver en ella.

Desvió la mirada, alegrándose por dentro que las luces del pasillo estaban apagadas y no reflejaban su sonrojo.

Como si nada hubiera ocurrido, se acercó a la puerta y la abrió con torpeza. Se le cayeron las llaves y maldijo entre sus adentros mientras se disponía a abrir por fin. Entró sin mirar a su costado.

Caria pestañeó con inminente confusión. La ignoró sin decoro.

Lo siguió y detuvo la puerta antes de que se cerrara. Lo vio poner una mochila larga sobre el sofá, dándole la espalda.

-Pensé que no te encontraría -dijo con inseguridad. No sabía por dónde entablar una conversación.

-No deberías estar aquí -dijo Thanatos con sequedad y calma.

Caria esperaba un sin fin de preguntas de su parte. Reprimendas, conversaciones reflexivas o un cuestionario del tamaño del río Aqueronte. Lo que fuera menos una afirmación tan cortante.

-¿No me dirás nada más? -preguntó presa de la duda. Thanatos se giró sin mirarla siquiera.

-¿Qué puedo decirte que no sea redundante ni lógico? -preguntó casi retándola sin embargo no dejó ni que le respondiera. Volvió a darle la espalda para continuar sacando unas cosas de esa maleta que puso en el sofá.

No estaba contenta con el recibimiento. Su trato indiferente le rasgaba el interior pero a pesar de eso, continuó allí de pie. Deseando que después de que le explicara todo lo que le pasó, la ayudara.

-Thanatos, quisiera hablar contigo. Pedir de tu ayuda.

Thanatos esbozó una media sonrisa con sarcasmo. Arrojó hacia el sofá lo que parecía ser una camiseta.

-La única ayuda que puedo ofrecerte es aconsejándote que regreses a los Elíseos o al Inframundo. No eres de aquí y no tienes por qué estar aquí.

-Te equivocas. Tengo razones por las cuales vine a la Tierra. Melínoe está...

-Me imagino que volvieron a meterse en problemas por su irresponsabilidad. ¿Ya desterraron a alguien más?

Casi se podía saborear el resentimiento en cada palabra.

-Comprendo que debes estar enojado por lo que pasó, también vine a hablar de eso. Por favor, tan sólo escúchame.

-No tengo nada qué escuchar ni qué decir -suspiró y levantó la cabeza-. Tengo cosas que hacer. ¿Me podrías disculpar?

Caria notó que la estaba invitando a marcharse pero ella no iba a hacerlo sin que le prestara atención. No había dicho nada y él ya estaba a la defensiva. El temor de que Ariadna tuviera razón la estaba inundando.

-¿Al menos podrías mirarme a los ojos y decírmelo?

Thanatos no refunfuñó e hizo lo que le pidió. La miró profundamente y olvidó aquel sonrojo que sintió minutos atrás a causa de su enfado. Su mirada plateada la estaba retando todavía y se sintió un tanto intimidada.

-Tengo cosas que hacer. ¿Podrías dejarme solo? -repitió siendo más directo. Caria negó rotundamente.

-No puedo marcharme antes de que me escuches. Melínoe ha desaparecido. Ella ha cambiado de manera terrible. Le ha hecho daño a una ninfa y estoy segura que quiso atacar a mi madre.

Si bien Thanatos se inquietó por lo que escuchó e imaginó, pronto volvió a recuperar su postura determinante y fría.

-Lo siento mucho pero yo ya no soy parte ni de los Elíseos ni del Inframundo así que me da pena decirte que has emprendido un viaje largo para nada.

Sus palabras le dolieron y hacían arder su garganta. La frustración e impotencia que sentía eran muy elevados. Consiguió todas las fuerzas que pudo de su voluntad para mantenerse con la misma firmeza, seguridad y testarudez con la que estaba Thanatos.

-Melínoe parecía ser otra. Una con una maldad muy grande en su interior. Ariadna y yo sospechamos que puede estar en la Tierra...

Thanatos enarcó un ceja a modo de irritación y posteriormente frunció el ceño y dio dos pasos firmes hacia Caria. Estaba muy enfadado. Ella no retrocedería, se aferraba a donde estaba continuando con su explicación hasta que fue interrumpida por él.

-¡Ya basta Macaria! Yo no tengo porqué ayudarte y no te quiero aquí. Vete ya -Ordenó.

-¡No me voy a ir! -utilizó el mismo tono de voz determinante.

Se estaban atacando con la mirada a pesar de la diferencia de estatura pero eso no era impedimento. Ambos ya estaban frustrados y enfadados.

Garena abrió la puerta tras escuchar la discusión que se llevaba dentro del departamento. Allí encontró a su vecino y a Caria. Ni siquiera se molestaron en darle la bienvenida. Ni la voltearon a ver. A pesar de cómo la ignoraron y notando que estaba por explotar una gigantesca bomba verbal, se acercó y se puso entre los dos extendiendo sus brazos hacia ellos.

-Wow wow...¿Qué tensión es esta? -Volteó a ver a Thanatos queriendo reprenderlo por su comportamiento-. ¿Y a ti qué te pasa? Ella vino a buscarte y la recibes de esta manera. Menos mal que le propuse que se quedara en mi casa.

Tal comentario de la chica fue tan poderoso para llamar su atención. Thanatos la observó con ira más penetrable que incluso Garena se hizo hacia atrás.

-¿Tú la trajiste aquí? -En su pregunta latía el peligro. Ahora Garena sentía que se iba a desquitar con ella. Agitó las manos en forma de protesta.

-Ni se te ocurra recriminarme nada porque eres un ignorante y no tengo por qué contestar todas tus preguntas -Se defendió. Sus ojos plateados demostraron sombrío y de su boca sólo salieron asperezas. Señaló hacia la puerta.

-Váyanse. No la quiero ver ni a ella ni a ti -Ordenó.

Garena infló el pecho conteniéndose por no responderle de mala manera como se merecía. Volteó hacia Caria quien seguía plantada en el mismo sitio. Su mirada seguía retándolo.

-Vámonos. No tenemos nada qué hacer aquí -Le tomó de la mano. Caria se negaba a salir-. No tienes necesidad de desgastarte con un cabeza hueca. Regresemos con mi madre.

Caria en cuestión de segundos abandonó su firmeza y asintió. Avanzó junto a Garena y salieron de allí. Una vez fuera del marco de la puerta, Thanatos cerró la puerta de un portazo. Caria apretó los dientes con amargura y enfado. Quiso volver y enfrentarlo pero Garena la tenía bien aferrada del brazo, llevándola hacia las escaleras.

-Ni siquiera quiso escucharme -Confesó con desilusión, con un gran nudo en la garganta.

-La verdad es que, desde que lo conozco, nunca lo vi así -Respiró hondo. También se había enfadado-. Pero no hay motivo que nos culpe para que se haya puesto así.

Caria no objetó. Ella entendía muy bien que su furia se debía a su destierro y la razón de ello. La culpa sí la seguía.

-Tenía la esperanza de que él me ayudara...ahora sé que eso ya no es posible -Garena chasqueó la lengua.

-Maldito loco. Cuando se le pase el coraje, él será quien te buscará y ahora tú deberás exponerle tus condiciones.

Eso si lo hacía. Tenía contemplado que cuando volviera a ver a Thanatos, esta vez siendo quien realmente es, se negaría a verla y estaba en lo cierto, sólo que fue aún peor. La había ignorado. La había callado. La había echado.

¿Qué más podía esperarse?

Debió escuchar mejor a Ariadna. Ella intuyó mejor que Thanatos se negaría a colaborar después de lo que pasó.

¿Ahora qué tenía que hacer sin su ayuda? ¿Por dónde empezaría?

Thanatos se quedó recargado en la puerta con lo brazos estirados hacia ella hasta calmarse un poco más. No pensaba ponerse así, no era algo que habría querido. Se dejó llevar por todas sus emociones.

Había tenido un día muy agitado.

Estuvo en el hospital varias horas y al sentir que comenzaba a tensarse por el sinfín de sensaciones que se apoderaban de él cada vez que estaba ahí. Cuando fue camino al gimnasio, unas chicas lo vieron a lo lejos, lo identificaron y comenzaron a seguirlo sigilosamente y luego aceleraron el paso para alcanzarlo. Como no estaba de tan buen humor, no quiso quedarse a platicar ni a que le inflaran el ego por lo que terminó corriendo. Se arrepentía severamente de haberse convertido en modelo. Empezó siendo un hobbie. Un juego para su aburrimiento. Ahora tenía dolores de cabeza y delirios de que lo estuvieran siguiendo de nuevo.

No se había equivocado.

Saliendo del gimnasio, las mismas chicas lo estaban esperando y para su mala suerte, estaban con otro séquito de féminas. Intentó ser cortés para hacer entrar en razón a las mujeres, explicándoles que no era buen momento para tomarse fotografías con ellas.

Sólo había perdido su tiempo. Emprendió una nueva huida pero esta vez fue más difícil distraerlas y perderlas de vista. Se había burlado de su suerte. El dios Thanatos huyó como nunca de unas mujeres sedientes de admiración y deseo. En esos momentos extrañaba utilizar sus poderes pero sólo él tenía la culpa por haberse metido en ese embrollo.

Al estar en completa paz, sin que ninguna mujer obsesionada lo siguiera, se quedó a descansar en el parque. Como ya estaba oscureciéndose, había muy pocas personas paseándose por allí.

Pensando ilusamente que su hora de descanso sería mejor, emprendió camino hacia su departamento. Se encontró con la realidad estampando su cara. Ahí estaba Macaria, abrazando sus piernas y en tan escasa ropa.

Maldito haya sido ese día. No tenía ganas ni paciencia para conversar ni mucho menos para escuchar. Además su presencia le podría acarrear más problemas de los que ya tenía.

Se negó a sí mismo mientras miraba hacia el techo y pasaba sus cabellos hacia atrás.

Otro motivo más que evidente y que se negaba a considerar era la postura que tomó al quedar en shock. Verla removió algo en su interior que con tanto esfuerzo escondió durante tanto tiempo. Se odió por eso. Sin embargo, existía un recuerdo que superaba todo eso, otro que tampoco podía superar por completo.

-Alessandra...

***

Perséfone estaba sentada frente a una gran mesa donde solían poner en discusión temas importantes relacionados con el Inframundo. No tenía mucho tiempo que había llegado ahí y desconocía el tema que estaban tratando tanto Hades como Hypnos y los jueces. Tenían semblante tenso, por lo que debía ser un asunto grave. Eso no la tranquilizó.

-¿Qué tan seguro están de todo esto? -preguntó Hades mientras ponía las manos sobre la mesa.

-Muy seguros señor. La guerra se ha intensificado. Ni Athena ni Ares juegan con esto -explicó Minos.

Hades golpeó la mesa con arrebato. Perséfone se echó hacia atrás e intentó buscar la mirada de su marido para tranquilizarlo. Fue inútil.

-Si no es una cosa es otra pero nosotros siempre terminamos limpiando los desastres de los demás -bufó el dios.

Perséfone queriendo saber de una buena vez qué estaba pasando, se giró hacia Ralen y lo llamó por lo bajo. El joven se acercó.

-¿Tú sabes lo que está pasando? -le preguntó.

Ralen no había alcanzado a llegar a tiempo a la reunión ya que fue por Perséfone a los Elíseos pero sí que sabía acerca del embrollo que estaba sucediendo gracias a su padre.

-Ares ha desatado una guerra en la Tierra y Athena está inconforme. Le ha advertido a Ares que pare o conocerá su verdadera furia -suspiró-. Sin embargo, Athena no tiene mucha influencia a comparación de Ares. Está manipulando zonas de Orienta Medio. Los humanos muestran sed de sangre gracias a Ares.

-Qué terrible -expresó Perséfone llevándose una mano a la boca al imaginarse la sangrienta escena.

Hades por fin miró a su esposa. Tras un largo suspiro, levantó una mano hacia los demás.

-En un momento más hablamos sobre esto. Déjenme solo con Perséfone -Los demás asintieron y salieron del lugar, quedando sólo los dioses del Inframundo-. Lamento no haberte prestado mucha atención.

-No te preocupes. Estabas ocupado y tenso.

-Lo estoy -Se acercó a ella y se sentó a su lado-. Sabes que no suelo involucrarme en los asuntos con la Tierra pero esto es verdaderamente preocupante.

-Ralen me dijo que se trataba de Ares y Athena -Hades asintió con acidez.

-No hay nada más que incremente el ego de Ares que desatando guerra y miedo en la Tierra y Athena, orgullosa como siempre, cree que puede detenerlo y cree que defenderá a los humanos respondiendo a la guerra. Irónico, ¿no? -Respiró hondo y echó la cabeza hacia atrás-. Pero eso no es lo que me tiene más preocupado. Hay algo más importante y poderoso detrás de todo esto.

-¿Es posible? ¿Tienes idea de qué pueda ser?

-No pero sea quien sea, su misión es volver vulnerables a los humanos a través del horror y así sea más fácil acabarlos. La mayor de mis preocupaciones es que, hasta ahora, las víctimas han sido inocentes que terminan vagando por el río Aqueronte. ¿Cómo se les va a juzgar?

Ahora entendía la distracción de Hades. A pesar de haber adquirido una personalidad más fuerte y determinante después de haberse comido las semillas de granada, Perséfone sentía mucha pena y dolor por las personas, sobre todo de quienes no tenían la culpa por morir así.

-Entonces...Fobos y Deimos están involucrados también -Afirmó con mucha razón.

-Sí. Y pensar que a Zeus se le ocurrió que debía casar a Macaria con alguno de ellos. ¿Te imaginas? No voy a permitir que esos locos estén cerca de ella o de Melínoe.

***

Caria pasó una mano por su rostro y sus ojos se abrieron somnolientos. Parpadeó varias veces y tocó sus párpados con las yemas de sus dedos. Estaban hinchados. Había llorado durante la noche en silencio, lastimándose por el amargo recuerdo de la actitud de Thanatos.

Alzó la cabeza para ver a Garena pero la cama estaba vacía. Ni siquiera el gato se encontraba. Se sentó dónde estaba. ¿Todavía era de noche? Se sentía descansada pero la habitación estaba oscura. Ningún asomo de luz del Sol. Lo único que brillaba era una lámpara resplandeciente de tono violeta.

Se levantó por completo y se puso de nuevo la bata. Garena se lo estuvo reprochando durante la noche. Salió de la habitación y se desconcertó por la luz del resto de la casa. Sin duda alguna, ya era de día.

-Buon Giornio -La saludó de inmediato Delia. Caria sonrió y respondió igual-. ¿Quieres una taza de café o té de menta?

-Té, por favor -Delia le indicó con la mano que se sentara en una silla del pequeño comedor-. Creí que aún era de noche -Delia rio ante el comentario.

-Debes decirlo porque en la habitación de Garena no existe la luz del Sol -Sirvió el té en una taza y se lo acercó a Caria. Ella tomó una cuchara y agitó el té.

-¿Dónde ha ido Garena? -preguntó y se acercó la taza a los labios.

-Fue al piso de arriba.

Caria abrió los párpados de golpe y se alejó un poco la taza de su boca.

-¿Cómo? ¿Con...el vecino? -Se limitó a la referencia.

-Sí -Se sirvió una taza de café y se sentó frente a Caria. Mostraba una calma envidiable-. Dijo que iría a reclamarle por la discusión que hubo ayer.

-Ya veo -La calma volvía a ella-. No deben llevarse muy bien -Delia negó, alborotando de nuevo sus nervios.

-Yo pensé lo mismo hace unos meses pero tal parece que se llevan mejor de lo que aparentan -Dio un sorbo a su café-. Ni siquiera sospeché que se hablaran hasta que ella solía ir a verlo cada vez que tenía tiempo libre.

-¿Cómo? -Repitió. Comenzaba a sentir un malestar bajo el pecho. No podía relacionarlo con nada parecido ya que era la primera vez que se sentía así. Al menos desde que recordaba-. ¿Se ven muy a menudo?

-Así es. Yo no tengo ningún problema ya que nunca pensé que mi hija tuviera amigos. Ella lo niega pero yo sé que así es. No he tratado a ese joven pero dudo que le sea indiferente a Garena, quizás ya hasta exista algo entre ellos...ese hombre está para comérselo.

Caria fue traicionada por sus nervios y movió la taza lo suficientemente brusco para derramar el líquido caliente en la bata y en sus dedos. Apenas por fortuna no soltó la taza pero la sensación de ardor era latente. Delia se levantó con urgencia y fue a auxiliarla. Humedeció un trozo de tela y le limpió las manos con cuidado.

-¡Qué barbaridad! ¿Estás bien? -preguntó preocupada. Caria respiraba hondo y sentía que la cabeza le estaba dando vueltas-. Iré por unos ungüentos, no quiero que se irrite la piel.

Mientras Delia se iba, Caria permaneció inmóvil. Sus dedos le ardían y su corazón golpeaba su pecho. Se preguntaba si lo que suponía la madre de Garena era verdad y eso la hacía sentirse peor.

¿Será que sí existía algún lazo amoroso entre Thanatos y Garena?

¿Por qué ambos se veían cuando ella tenía tiempo disponible?

Mientras tanto...

-¡Vamos! ¡Creí que pegabas más duro! -gritó Garena.

Thanatos frunció el ceño mientras estiraba los puños con agilidad y fuerza. Garena hacía lo mismo. Sus golpes eran torpes pero mejor atinados, eso frustraba más a Thanatos. Queriendo golpearla con mejor tino, se descuidó un instante y recibió el golpe final por parte de ella.

Garena alzó las manos al cielo y dio varios brincos de victoria. Se giró hacia Thanatos apuntándole con el puño a modo de burla.

-Y según tú eres quien va a clases de boxeo -se reía con felicidad.

Thanatos incrédulo y resignado se quitó las gafas de realidad virtual. Se dejó caer en el sofá adquiriendo una pose desinteresada y aburrida.

-Sólo es un juego y fue suerte.

Garena hizo lo mismo que Thanatos y se sentó al otro extremo del sofá sin abandonar esa sonrisa socarrona.

-Admítelo, te gané. Deberías agradecer que te he golpeado en realidad virtual y no de verdad. Estuve a punto de golpear tu única fuente de ingresos -Señaló a la cara. Thanatos volcó los ojos.

-¿Sigues con eso? Ya te dije que no era mi intención.

-¡Pero lo hiciste! Y con quien deberías disculparte es con Caria.

-Ya que la estás mencionando, he recordado porque estoy molesto contigo -dijo exterminándola con la mirada-. ¿Por qué la trajiste a tu casa? ¿Y por qué dejaste que viniera a verme?

Garena alzó las cejas e hizo un gestó único de incredulidad sarcástica a punto de echarse a reír a todo pulmón.

-Genio...apenas la conocía ayer y yo desconocía el pequeño detalle que ambos tienen asuntos que atender entre sí. De haber sabido que se conocían, no la habría llevado a mi casa...la habría traído contigo para que se te ablandara el corazón al darte cuenta que no tenía a dónde irse.

-¿Ablandarme el corazón?

-Sí. ¿O la habrías dejado dormir en el pasillo? -Thanatos no respondió. Obviamente tampoco iba a permitir eso-. No entiendo por qué te enfadaste tanto. Ella vino de tan lejos para buscarte y tú la mandas a freír espárragos.

-¿Te dijo de dónde venía? -Preguntó escéptico.

-No...pero dijo que no era de aquí y le creo -Se levantó del sofá y se sacudió las faldas-.Sabía que eras raro pero ahora sé que eres un patán.

-¿Cómo me llamaste? -preguntó conteniendo su ira y esperando una respuesta que justificara su osadía.

-Ayer estuvo llorando, estoy segura...y fue por tu culpa. Ni siquiera te importó. Eso te vuelve un patán.

Thanatos reprimió una sarta de autodefensa verbal que podría sorprender a Garena y le costó todo el infierno contenerse. Pero lo hizo. Respiró hondo y canalizó esa euforia en algo que también le afectaba y que recién se enteraba.

-¿Estaba llorando?

-Sí. Supongo que trataba de contenerse.

-¿Y no hiciste nada para calmarla? -Su pregunta fue como un reclamo. Garena frunció el ceño.

-Eso deberías de hacerlo tú. Discúlpate primero y luego me juzgas a mí.

Thanatos apretó el tabique de su nariz y cerró los ojos. Ojalá fuera así de fácil.

-No puedo. No ahora.

-¿Entonces cuándo? ¿Hasta que se te hinche la gana?

"Hasta que pueda mantenerme frente a ella" Pensó Thanatos. Volvió a mirar fijamente a Garena.

-¿Podrías hacerme un favor? Permite que Caria se quede contigo unos días más y cuida de ella muy bien o te haré responsable si algo le pasa. Sólo necesito un poco de tiempo antes de hablar con ella.

-No me amenaces....de todos modos, iba a hacerlo sin que me pidieras el favor porque me cae bien y no entiendo por qué necesitas tiempo para hablar con ella.

-Cuando estés en mi lugar lo entenderás.

-¿Eh? -expresó con perplejidad por el comentario. Había sonado como su madre cada vez que la reprendía por llegar tarde a casa pero esto era diferente. Tenía un significado diferente y que no comprendía.

-Voy a salir ahora. Será mejor que vayas con ella.

Garena no dijo nada más y salió del departamento. Su último comentario la dejó pensativa. Nadie la había dejado analizando algo que desconocía. Si supiera lo que en verdad estaba pasando con Caria y con él, quizás sería más sencilla la comparación.

Entró a su departamento y se topó con su madre colocándole ese ungüento de horrible olor en los dedos de Caria. Ella la observó con tristeza y crítica que Garena no pasó desapercibida. Era como si estuviera resentida con ella.

-¿Qué te pasó? -preguntó Garena acercándose a echar un vistazo.

-Se quemó con el té. Estaba muy caliente -respondió Delia tapando el ungüento-. Te sentirás mejor con esto. Por la tarde ya no arderá.

-Gracias -respondió.

-Oye Garena. ¿Por qué no salen a dar una vuelta? Hoy descansas y yo necesito que compres unos víveres.

-Está bien -No chistó porque esta vez sí deseaba salir a tomar aire fresco. La mujer dio un respingo por la conformidad de su hija pero no mencionó nada al respecto.

-Será mejor que le prestes la ropa más decente que tengas. Mira que prestarle algo de encaje para dormir. ¿No se te ocurrió algo mejor?

-Ya déjalo Delia. Le prestaré lo mejor que tenga, no tienes por qué reprochármelo.

Delia se fue a la cocina. Garena le indicó a Caria con la mano que la siguiera hasta su habitación. La siguió en silencio con las manos levantadas y separadas para permitir que el ungüento actuara más tiempo.

Quería preguntarle un sinfín de cosas acerca de su relación con Thanatos y porqué motivo no se lo mencionó cuando supo que lo estaba buscando a él. Actuó y habló como si no se llevara bien con él. Como si no tuviera contacto alguno con él y sin embargo, su madre le dio una información que la puso tensa.

Garena buscó por su armario algo que fuera más adecuado para su invitada. No descansó hasta que halló algo que ya nunca más utilizó más que en una ocasión y eso porque su madre se lo regaló en alguno de sus cumpleaños. Tenía que hacerla feliz aunque sea un día.

Le dio la ropa a Caria y luego fue a buscar algunos pares de zapatos.

-Gracias.

-Ni que lo digas -respondió-. ¿Cómo estás? ¿Ya mejor?

-Un poco. Apenas y dormí -Aunque no era su personalidad, sus contestaciones cortantes eran un mero reflejo-. ¿Saliste temprano?

-Sí. Pensaba en despertarte para ir a ver al troglodita de arriba pero como supuse que no dormiste demasiado, lo dejé así.

-Así que fuiste a verlo -mencionó volviendo a sentir una presión debajo del pecho-. ¿Y qué ha pasado?

-Que es más necio de lo que imaginaba.

No era la respuesta que quería escuchar.

-¿Ocurrió algo más? -Esta vez sonaba preocupada.

-No. Sólo estábamos jug...un momento -Se detuvo a responderle cuando unió los extremos de sus preguntas con su repentina actitud-. ¿Exactamente qué quieres preguntarme?

No dijo nada porque no sabía cómo expresarlo. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué sonaba como los cuestionamientos que le hacía su padre a los espectros cuando lo desobedecían?

-¿Tú y él...son muy cercanos? -La pregunta hizo reír a Garena y negó con la cabeza inmediatamente.

-¡No! ¿Cómo crees? Apenas y nos llevamos bien. ¿Por qué piensas eso?

-Yo...es que tu mamá...

-Eso lo explica todo -La interrumpió ahorrándose todo el repertorio que ya conocía de Delia-. Mi madre tiene fanatismo por hablar de más sobre la vida de los demás, especialmente de la mía. Siempre son datos exagerados y falsos. Nathan y yo no somos nada más que intento de amigos.

Nathan...olvidó que así se hacía llamar Thanatos en la Tierra.

Caria se relajó notablemente.

-¿No te gusta en verdad?

-Preferiría andar con un pepino que con él. El hombre es atractivo, no lo niego pero no es mi tipo.

-Ya entiendo...¿A dónde iremos?

-No intentes cambiar el tema ahora -dijo con una gran sonrisa llena de complicidad-. Ya veo que a quien le gusta el vecino neurótico es a otra. A que por eso viniste a buscarlo. ¿Algún romance secreto? -La codeó.

Caria se ruborizó.

-N-No. Ya te dije que era mi maestro.

-¿Y? Eso no impide que tengas pensamientos románticos con él -Se quedó pensativa y la observó de reojo-. Por eso actuó así anoche, ¿no? Existe una historia dramática entre ustedes.

-Hubo un problema entre nosotros y mi padre. Por eso vine a buscarlo y por lo e mi hermana -La invadió de nuevo la angustia por Melínoe y la frustración por no contar con la ayuda de Thanatos-. Tengo que hablar con él. Me tiene que escuchar.

-Ehm...¿No podrías esperar unos días?

-¿Por qué? ¿Te dijo algo?

-Bueno, me dijo que no había sido su intención portarse así pero que necesitaba tiempo para hablar contigo.

-¿Para qué querrá tiempo? -Garena alzó los hombros.

-Ni idea. Pensé que tú lo sabrías.

-Pues no. No lo comprendo. Él es muy...

-No digas nada más. Me cuentas en el camino. Vamos por un helado -Cambió de parecer y se apuró a seguir buscando los zapatos.

-¿No que no debía contar sobre mi vida a los demás?

-Los demás no son yo.

Caria sonrió. Garena le caía bien y a pesar de que tuvo ciertas dudas sobre ella y Thanatos, ahora se sentía mucho mejor y le creía.

Más tarde.

El parque de la ciudad estaba calmo y el clima era perfecto para dar un paseo. Era el momento ideal para toparse con las personas "correctas".

Estaban un grupo de dos hombres y una mujer conversando simuladamente mientras prestaban suma atención en mujeres jóvenes y hermosas que paseaban por ahí.

-¿Qué tal vas con la chica que te encontraste ayer? La rubia de cabello corto -Preguntó uno de ellos. El otro hombre sacaba humo de su boca.

-Está todo listo. No hay de qué alterarnos.

-¿Por qué no? El negocio no se concluye a menos que le consigamos todas las chicas al jefe -comentó irritada la mujer-. Cada vez es más difícil convencerlas sin un pago adelantado.

-¿Cuántas nos hacen falta?

-Sólo una y debemos encontrarla hoy para que pueda funcionar el negocio. Las demás ya fueron citadas para que vayan al set -explicó la mujer.

Muy cerca de ahí estaban caminando Caria y Garena con el propósito de ir a comprar un helado. Para Caria, caminar con esos botines era raro pero poco a poco comenzaba a acostumbrarse y lo mejor era que no sentía el camino empedrado bajo sus pies.

-Déjame ver si entendí. Tú y tu hermana querían aprender ese "experimento" sin supervisión y no tomaron en cuenta los riegos -Analizaba la situación mientras Caria asentía-. Y se metieron en problemas y a quien culparon fue a Nathan, ¿estoy bien?

-Bueno, él tomó la responsabilidad de nuestros actos...mis actos. Mi padre lo echó...y hasta ahora no sabía que él estaba aquí -decía Caria omitiendo parte de la verdad por la lógica.

-Recuerdo cuando mi madre dijo que el piso de arriba sería ocupado y cuando lo vi, inmediatamente me pareció extraño. No hablaba con nadie, salía por las noches y vestía siempre de negro o gris. Como yo pero más raro todavía -Caria rio ante la semejante comparación. Era irónico que Garena considerara raro y extraño a alguien que poseía los mismos gustos. Ahora entendía por qué se llevaban bien-. La mala del cuento eres tú. Quién lo diría...

-Se podría decir. Pero a pesar de todo ese problema, él siempre fue bueno y cordial conmigo. Aprendí mucho de él.

Se acercaron a un puestecillo de helados y Garena pidió el suyo. Caria observó cada uno de los sabores y eligió el que más se parecía al que le había comprado Thanatos hace dos años. No recordaba el nombre pero sí el color.

Cuando le dieron el helado, sacó una de las cuentas de oro que había llevado en el cabello el día anterior y se lo dio al hombre para luego caminar hacia otra dirección. Se quedó estático al ver lo que le había dado. Garena se distrajo y cuando estuvo por pagarle al hombre vio que tenía sobre su palma una cuenta de oro y cómo Caria se alejaba con su helado e iba a comprar algo más en otro carrito. Frunció el ceño. Tomó la cuenta de oro y le pagó al hombre antes de irse tras ella.

Caria hizo lo mismo que con el helado, pagando algo triangular esponjoso con una cuenta de oro.

-¡Oye! ¿Qué crees que haces? -Le preguntó mientras sacaba más dinero y le pagaba a la mujer.

-Pedí esto que huele tan bien pero no sé cómo se llama.

-Es una grieta pero no me refiero a eso -La tomó del brazo y se alejaron de las personas que ya las miraban raro-. Deja de darles tu oro a las personas, ya has llamado su atención.

-Sólo hice lo justo. Pedí algo y a cambio les di esto -Le mostró unas cuantas más.

-¿En serio no traes efectivo? -Negó con la cabeza-. Bien, sólo no muestres eso en público. Vamos a la biblioteca, iré por un libro que olvidé tomar ayer.

Ambas se fueron, ignorando por completo que eran observadas con mucho detalle a unos metros de allí.

-Creo...que hemos encontrado a la chica -afirmó con confianza uno de los hombres.

Llegaron en poco tiempo a la biblioteca y se detuvieron a unos cuantos pasos.

-Iré a saludar a mi abuela y a tomar el libro. ¿Deseas pasar?

-No, me quedaré aquí -Garena asintió y entró en seguida.

Caria comía del helado y giró hacia atrás. Los recuerdos emergieron y sintió un calor agradable en el pecho. Extrañaba ese lindo actuar de Thanatos cuando la encontró en la calle siendo acosada por un sujeto. La invitó a comer y a pasear. Ese pensamiento la llevó a otro que la hizo sentir escalofríos. Su beso...

-Disculpa -Caria se giró a ver a la mujer que le hablaba-. Lo siento por interrumpirte. ¿Tienes un momento?

Caria volteó a ver a la biblioteca, Garena aún no salía.

-Sí, por supuesto.

-Gracias. Será rápido lo que tengo que decirte -Comentó la mujer tratando de darse prisa antes de que regresara la chica con la que estaba-. Mi nombre es Felicia y soy fotógrafa -No sabía qué significaba pero la dejó proseguir-. Estamos haciendo unos catálogos de modelaje.

-Oh. ¿Ustedes ponen las fotografías en las revistas? -Recordó la fotografía de Thanatos en la revista de Garena.

-Así es -Se sorprendió que estuviera al tanto de ese trabajo-. Estamos por realizar un nuevo catálogo y requerimos de varias chicas que deseen ser modelos. Te vi a lo lejos, me pareces una mujer muy hermosa y joven para modelar.

-¿Yo? Oh no, no puedo...no es lo mío.

-No es difícil, no debes tener miedo.

-No es eso. Yo tengo otras cosas qué hacer y yo no soy modelo.

-Te pagaremos -Fue directa y captó la atención de Caria-. Se te pagará cuando termines, sólo son unas cuantas horas por la tarde.

-¿En efectivo? -rememoró la palabra que utilizó Garena para referirse al dinero.

-Sí, claro y no debes preocuparte. El modelaje es sencillo y nosotros te diremos cómo hacerlo.

Caria esperaba que Garena se acercara pero estaba demorando mucho. Ya le había regañado por andar mostrando su oro sin cuidado, todo por andar sin dinero. Vio cómo pagaba Thanatos aquella vez y cómo lo hizo Garena.

¿Cómo se conseguían esos pedazos de papel para comprar?

Esa mujer de nombre Felicia le estaba asegurando darle el efectivo a cambio de modelar para una revista. No sabía qué haría y ella se lo garantizaba como "sencillo y rápido".

Lo que la orilló a decidirse fue que Thanatos hizo lo mismo para una revista y no parecía ser nada malo.

-¿A qué hora debe ser?

Felicia sonrió con victoria. Lo logró.

-Nosotros te llevamos. Como te dije, serán unas cuantas horas. Cuando hayamos terminado con la sesión, te traeremos de vuelta. ¿Qué dices?

Garena había buscando por la estantería del fondo el libro que había encontrado hace dos años y que hace un par de días sintió una curiosidad increíble por leer.

No podía hacerlo en la biblioteca porque no quería que la vieran y cuando iba a casa siempre se le olvidaba guardarlo. La única ocasión en que se recordaba echárselo a la mochila fue cuando conoció a Caria.

Guardó el libro en su mochila y se regresó a la recepción donde estaba su abuela.

-Ya me voy nonna, nos vemos mañana.

-Por supuesto pequeña -Dijo saliendo del mostrador-. Garena...¿A dónde llevas ese libro?

-¿Eh? ¿Cuál libro? -fingió demencia. Se había asegurado que su abuela no viera que se guardó un libro "oscuro".

La mujer sonrió y rio por lo bajo mientras se acercaba a la joven.

-Se responsable y no hagas algo de lo que no estés segura -Le advertía con dulzura-. Ten mucho cuidado. No es un libro cualquiera.

-¿Cómo sabes qué libro me voy a llevar?

-Pequeña...tú no gustas de leer. Hace meses que leíste sobre mitología griega únicamente. Si deseas llevarte un libro y a escondidas, debe ser uno peligroso. Mi edad no es en balde.

-Ok me descubriste. Pero no intento hacer nada de lo que venga aquí. Sólo lo leeré -La mujer asintió como si no le creyera.

-Recuerda lo que te dije. Y una cosa más Garena -La chica observó con atención a su abuela-. Hay rumores de que unas personas están buscando chicas para modelar en revistas de caballeros. Las engañan fácilmente al prometerles un dinero jugoso. No vayas a aceptar.

-Ay nonna...como si yo fuera a caer en eso. Yo no me involucraría en eso ni de broma.

-Espero que así sea, date prisa.

Garena asintió con hastío y tras un despido rápido, salió de la biblioteca y buscó a Caria con la mirada.

-¿Caria? -La llamó varias veces y caminó alrededor para buscarla. No estaba por ahí.

Garena empezó a creer que se regresaría a la casa o que estaría regalando oro en cada local o puesto de comida. Esperaba que fuera la primera y que no se haya perdido en el regreso. Pero. ¿Por qué se iría sin avisarle?

-¿Estás buscando a alguien? -preguntó una joven que se acercó a Garena. La miró desconfiada como siempre que trataba a un desconocido.

-¿Por qué quieres saber?

-Es que estaba una chica aquí y una mujer se acercó primero para ofrecerle trabajo. Después de acercaron dos hombres y se fue con ellos.

Sintió un frío. ¿Serán los tipos que le mencionó su abuela? No podía ser posible.

-¿Qué tipo de trabajo era?

-Modelaje, creo. Mi madre y yo le intentamos llamar a la chica para que no les hiciera caso pero no nos escuchó y luego se subieron a un coche.

Sí, los huesos se le empezaron a enfriar.

Maldita sea.

-¿Cómo era la chica? -Tenía qué asegurarse.

-Llevaba un vestido de pana azul y su cabello estaba recogido. Era negro...ah y llevaba unos botines.

El corazón se le agitó y seguía maldiciendo por dentro. Tuvo que cerrar los ojos esperando que todo sea una jodida broma. Pero no fue así.

Lo que le pidió Nathan en la mañana le raspó y taladró en su cabeza justo en ese momento.

"-¿Podrías hacerme un favor? Permite que Caria se quede contigo unos días más y cuida de ella muy bien o te haré responsable si algo le pasa. Sólo necesito un poco de tiempo antes de hablar con ella. "

Garena se fue corriendo a buscarla donde fuera. Si bien sabía que no era su responsabilidad, la chica le agradaba y no deseaba que algo malo le pasara por culpa de su inocencia. A parte, temía que Nathan tomara medidas por su descuido.

Caria no era de ahí y tenía el grave defecto de confiar demasiado en las personas.

"Mierda, mierda, mierda" Pensó.

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Hola!!! ¿Cómo están?

Antes que nada y para quienes desean que pronto publique un capítulo de "Destino Scarlatta" no se preocupen y disculpen la demora. El capítulo es muy largo y aún me falta terminarlo pero ya casi está :). No se me desesperen.

Ahora sí. Esto se puso interesante y vamos a tomar varios puntos que seguramente ustedes se preguntaran, y si no, tómenlo como dato curioso ;).

* Thanatos no reaccionó muy bien después de ver a Caria porque todos los sentimientos se le chamuscaron.

¿Qué creen que pasará ahora que se entere que Caria podría estar en peligro?

* Garena tiene un interés fluído en este capítulo sobre la magia. Tengo que aclarar que no es apropósito sino que es algo que le nace inexplicablemente y no porque sea malo, porque no lo será.

¿Qué creen que esté pasando con Garena?

* Como se habrán dado cuenta, aparecerán otros dioses como lo son Ares (él no saldrá tanto en la historia), Fobos y Deimos (tampoco saldrá demasiado). Aquí yo les pregunto por curiosidad.

¿Cuál creen que sea el rol de Fobos? Tomando en cuenta que será el nuevo dios que saldrá más en la historia a diferencia de su padre y de su hermano.

Quiero saber qué piensan :). Así que no olviden comentar todo, todito, todo.

Pronto nos leeremos con el siguiente capítulo.

¿Quieren saber algo más? ¿Quieren que suceda algo especialmente en el siguiente capítulo?

Háganmelo saber con un mensajito :).

Abrazos y besos!!!

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